Volvía a ser Lunes. Luhan odiaba ese día por encima de todo. Si sus despertares eran malos en cualquier día, no hablemos de los lunes. Pesadamente se levantó de la cama y fue a peinarse. Se arrastró hasta la cocina y se untó mermelada de fresa en una tostada. Recordó que ni su madre ni su padre estaban en casa esa mañana, se habían ido a visitar a una tía lejana. Maldeció para sus adentros, había tardado demasiado en arreglarse el pelo y iba justo de tiempo. Metió rápidamente los libros que necesitaba en su mochila y salió corriendo hacia la escuela.
Fue el último al llegar al punto donde se encontraban siempre los cuatro chicos. Saludó mientras intentaba recuperar el aliento. Tao y Lay se rieron de la condición del chico y Kris le dio un golpe en la nuca. Rápidamente el más pequeño de todos les explicó a Kris y a Luhan lo que le había dicho su madre el sábado. Estos dos recordaron lo ocurrido ese fin de semana y también se lo contaron. Lay tardó en reaccionar, pero también acabó contando lo que opinaba su família sobre la idea de entrar en una agencia.
-Pero Tao, aún tienes que hablarlo con tu padre-le recordó Lay a Tao.
-Ya... Ya conocéis a mi padre, es muy estricto con las clases de Wushu. El Wushu tiene una gran tradición en mi família, todos los varones de la família de mi padre lo hemos practicado. Sería una deshonra para él que yo lo dejara.
Los chicos siguieron el camino hacia la escuela hablando de cualquier tema que se les pasara por la cabeza. Luhan y Kris les enseñaron algun paso de baile que se habían inventado el sábado anterior. Se les veía realmente emocionados cuando les salía el baile perfectamente coordinados. Lay también mostró algunos pasos que había aprendido en sus experiencias como modelo o actor.
El día en la escuela pasó como cualquier otro. Yongguk y Zelo les volvieron a molestar un poco, pero Kris, que ya estaba realmente cansado de esos dos, les asustó con su mirada intimidante. En la hora del patio se sentaron juntos en un banco. Lay, que parecía pensar en algo importante y tenía a todos intrigados, decidió saciar la curiosidad de sus amigos.
-Tao, me dijiste que esta tarde estaba tu padre en casa ¿no?
-Mmm.... sí. ¿Por qué?-contestó el aludido.
-He pensado que podríamos ir todos juntos a explicarle lo del baile. Solo si tu quieres claro.
-Sí, buena idea!-dijo Luhan impulsivamente.
-Ha dicho que si Tao quiere, Luhan-dijo Kris, refunfuñando más que de costumbre. Realmente le habían molestado más de la cuenta Zelo y Yongguk.
-A mi me parece bien. Así después aprovechamos para ir al parque-dijo Tao con su característica sonrisa inocente.
-Mientras no te vuelvas a perder-dijo Kris mientras apoyaba su mano en la cabeza de su compañero.
Al acabar las clases de la tarde se dirigieron a casa de Tao como habían planeado. Todos notaron a Tao nervioso, pero Luhan fue el que le intentó calmar diciéndole que todo iba a estar bien. Kris iba primero, marcando el camino como el líder que creía ser, y Lay, bueno... Lay iba el último metido en sus pensamientos, como siempre. Ya estaban delante de la casa de Tao cuando esté dijo:
-Chicos, creo que prefiero entrar solo. Quiero demostrarle a mi padre que no soy un cobarde y que puedo afrontar la situación yo mismo.
Kris estuvo a punto de replicar cuando Lay le interrumpió, deseándole lo mejor a su amigo. Tao les sonrió y entró dentro de la casa. Vio a su padre sentado en el sofá del comedor leyendo el periódico. Por un momento se quedó quieto, temiendo poder molestarle. Dejo suavemente la mochila en el suelo y se acercó a su padre.
-Buenas tardes papá.
-Buenas tardes hijo. ¿Qué te trae por aquí?¿Hoy no vas al parque con esos amigos tuyos?-dijo el padre de Tao. El chico se estremeció al notar el tono despectivo que había usado su padre para referirse a sus amigos.
-Antes tengo que decirte algo.¿Pero está mamá por aquí?-dijo Tao. Su padre negó con la cabeza, aún sin haber despegado la mirada del diario, y Tao se enfadó al notar la muestra de debilidad que podía haber mostrado.-Bueno, da igual. Venía a contarte sobre algo que lleva días en mi cabeza. Últimamente hemos estado practicando baile en la escuela y la verdad es que me gusta mucho- el padre de Tao levantó la cabeza para mirar a su hijo.-A los chicos también les gusta mucho así que pensamos que podríamos crear un grupo y entrar en una agencia.
-¿Y se puede saber quién tuvo esa idea?
-Fui yo.
-¿Que fuiste tú? ¡¿Se puede saber que se te estaba pasando por la cabeza?! El año pasado quedaste segundo en la competición de Wushu, te dije que hasta que no quedaras primero no estaría orgulloso de ti. Al verte triste tu madre decidió no aumentarte las horas de entrenamiento, aun en contra de mi opinión y ahora me sales con que quieres ser bailarín. ¿Que a caso no sabes que eso solo lo hacen los maricones?-dijo gritando el padre de Tao.
-Pero papá... a mi me hace mucha ilusión. Prometo que me esforzaré al máximo en las clases de Wushu-dijo el chico sollozando.
-Tendrías que estar ya esforzándote al máximo. Y un cuerno vas a ser bailarín.
Tao no pudo aguantar más las lágrimas y salió corriendo de su casa. Se paró justo al cerrar la puerta, se agachó y dejo que toda su tristeza saliera. Los otros chicos, al verle, fueron corriendo hacia él. Se agacharon y le preguntaron que había pasado. Tao estaba tan apenado que no podía hacer nada más que llorar y frotarse los ojos. Kris le cogió de un brazó y le intentó meter hacia dentro de la casa con él.
-Kris. ¡KRIS!-gritó Luhan, el chico frío se giró y se le quedó mirando con rabia.-Será mejor que vayamos todos juntos.
Los cuatro chicos volvieron a entrar a casa de Tao.
-¿Y ahora qué quieres?-preguntó el padre de Tao aún enfadado. Kris estiró del brazó a Tao hasta que estuvieron enfrente del padre de éste y Lay y Luhan le siguieron. -Ah, ahora sois vosotros también.
-No sé que le puede haber dicho a Tao, pero no creo que tenga que jugar así con sus sueños. A su hijo le hace mucha ilusión intentar entrar en una agencia de entretenimiento y le aseguro que se dejaría la piel entrenando.¿Me puede explicar cuál es el problema?-dijo Kris desafiante.
-No tengo que darte ninguna explicación, pero aun así lo haré. El problema es que es mi hijo, y por tanto puedo hacer lo que quiera sin que tú tengas que reclamarme nada. Todos los varones de mi família hemos practicado Wushu, por eso somos una de las famílias más representativas de este arte marcial. Es inconcebible que mi hijo deje de practicarlo solo para aprender a bailar cual bailarina de ballet-claramente fastidiado por el tono de Kris, que tenía cogido a Tao fuertemente de la mano.
-Nadie ha dicho que vaya a dejar de hacer Wushu, señor-dijo Lay respetuosamente.
-Eso, eso. Nadie lo ha dicho-dijo Luhan de una manera más impulsiva. El padre de Tao se estaba poniendo rojo de la furia pero eso no consiguió que los pequeños se acobardaran.
-¡Impertinentes! Tao puede practicar tanto baile como quiera, pero que no sueñe con hacer ninguna prueba de admisión a ninguna agencia. Sería deningrante. Por otra parte, como vea que estos sueñecitos de princesa afectan a su rendimiento en el Wushu, olvidaos de que Tao vuelva a salir con vosotros a ningún lado.¡Y ahora fuera de mi casa!
Los cuatro chicos empezaron a correr y no pararon ni una vez antes de llegar al parque. Una vez allí Luhan y Lay se quedaron mirando los peces del lago, entendiendo que Kris prefería que le dejaran solo con Tao. Los dos chicos siempre habían notado esa conducta protectora que había desarrollado el chico frío con el más pequeño. Tampoco es que Kris la ocultara mucho, por iróncio que pareciera.
En ese momento, Kris y Tao estaban estirados en el suelo. Tao seguía llorando como lo había hecho en la puerta de su casa. Kris se le quedó mirando fijamente, giró su cuerpo y le envolvió en sus brazos. Al principio Tao se asustó, ya que no lo había visto venir, pero al notar que se trataba del cuerpo de Kris se relajó. Al notar que el pequeño se acercaba más a su cuerpo y reposaba su cabeza en su pecho, el corazón de Kris se aceleró. Los sollozos de Tao fueron disminuyendo hasta que acabó durmiendose. ¿Qué era eso que sentía Kris?