Natsu Dragneel POV
Aquel día tenía un dolor de cabeza inmenso como el resto de los otros días, creo que tenía jaqueca, o algo de eso, porque no era normal.
La verdad es que primeramente me extrañé de no ver a Gray, acurrucado sobre mi pecho como la mayoría de las mañanas, pero luego al momento me dio igual, pensando en que quizás estaría en el baño o algo así.
No tardé en verle salir simplemente con una toalla alrededor de su cuerpo y con sus cabellos mojados. Él me sonrió pero sé que al momento se preocupó por mí.
— Natsu, ¿Estás bien? — Me preguntó con un rostro algo preocupado, y en ese momento intenté sonreír.
— Estoy bien, sólo es un dolor de cabeza.— Le justifiqué, siendo completamente sincero, pero él no pareció satisfecho.
— ¿Quieres que te prepare algo? — Me preguntó algo nervioso. Yo negué con la cabeza. — Deberías ir a Polyuska-san, estoy seguro que ella...— Comenzó a recomendarme, pero en ese momento me acerqué a él besándolo, dejándolo sorprendido.
Y es que, últimamente, no sé si por el dolor de cabeza o por todo en general, soportaba menos a Gray. Odiaba que estuviera todo el día encima de mí y cosas así. Así que había aprendido a que cuando no quería seguir escuchándole, besarle. Y entonces, eso había hecho.
Gray es un gran chico y le quiero un montón, pero creo que no está hecho para mí. Cuando me separé de él, tenía la mirada gacha y me extrañé un poco pero no le di la más mínima importancia.
— Voy a ir al gremio...— Me susurró en un tono tan bajito que si no fuera por mis oídos no podría haberle escuchado. Fui a cogerle del brazo para preguntarle qué que le pasaba, pero no lo hice. Total, tampoco había hecho nada malo como para preocuparme.
Yo tampoco tardé mucho en salir para el gremio, tomé una ducha rápida, desayuné y salí dispuesto a empezar un nuevo día aburrido y tedioso. Mi cabeza estaba a punto de explotarme, pero no me pareció una excusa como para no ir al gremio.
De pronto escuché una voz detrás de mí y resultó ser el dragón blanco, Sting.
— Hola, Sting.— Le dije con una sonrisa sincera. Sting me sonrió.— ¿Qué estáis haciendo aquí? — Curioseé. Sting se encogió de hombros.
— Acabamos de acabar un trabajo de por aquí, así que le he comentado de pasarnos por vuestro gremio a saludar.— Me comentó con una gran sonrisa. — Me he encontrado con Gray-san y parecía algo deprimido, ¿Qué le ocurre? — Me preguntó con algo de preocupación. En ese momento me senté en un banco y él conmigo, expectante a mi respuesta.
— Cada día nos soportamos menos. — Le solté de golpe, sin pensarlo y Sting se quedó sorprendido.
— ¿Cada día os soportáis menos o cada día le soportas menos? Hay una diferencia...— Me comentó algo entristecido y yo me encogí de hombros. Gray cada vez se acercaba menos a mí, y ahora que lo pensaba, no era la primera mañana que me levantaba sin él a mi lado, ya hacía... Quizás una semana que lo hacía, pero nunca me decía porqué, y yo simplemente lo atribuí a que se despertaba antes que yo.
— Quiero mucho a Gray, no te vayas a pensar, pero no sé... Somos muy diferentes. Más de lo que yo pensaba en un principio. — Le expliqué con un leve suspiro.
— ¿Y? ¿Vas a dejarle? — Me cuestionó sin pensárselo dos veces.
— No lo sé...— Le dije con sinceridad. Sting casi parecía indignado.— ¿Qué? —
— Con las cosas buenas que tiene Gray-san no sé como puedes dudar... A mí en cambio me vendría bien un cambio de aires con Rogue, es tan callado que me cuesta un montón sacarle lo que está bien o lo que está mal, y es muy poco cariñoso, no sé... Es como tratar de limar a una piedra.— Me explicó en un ataque de sinceridad y yo me comencé a reír. Al parecer no era el único que tenía problemas con su actual pareja.
— Justamente lo que me has dicho son totalmente características de Gray. Parece que hemos elegido mal a nuestra pareja. — Dije en un tono algo triste. Sinceramente, Gray parecía muy frío a los ojos de los demás, pero cuando conseguías ganar su confianza... No tenía ningún problema en mostrar sus sentimientos, aunque quizás sí sus pensamientos... Y eso era otra cosa que me fastidiaba mucho de él, da igual lo que opinara, siempre estaría de acuerdo conmigo... Y aunque en ocasiones eso era algo bueno, a veces me enfadaba.
— Seguramente, si tuviéramos al otro, echaríamos de menos a nuestro chico original.— Bromeó, mientras se tumbaba y yo me quedé pensando por un momento. Pues la verdad, era posible que hubiéramos caído en la rutina y eso fuera todo. Y la verdad, mi relación con Gray me gustaba, me daba estabilidad, era mi chico, tenía alguien con quien dormir, con quien despertar, a quien besar y abrazar... Y quizás las cosas que ahora me parecen una molestia luego las eche de menos después de un tiempo. Entonces, se me ocurrió una idea.
— ¡Eso es! — Grité, sorprendiéndole.— ¡Hagamos un intercambio de parejas! — Le dije, muy convencido y él se sorprendió.
— ¿Intercambio? ¿Estás loco? — Me preguntó seriamente mientras volvía a sentarse.
— Mira, yo quiero estar alejado de Gray un tiempo y tú de Rogue, pues hacemos que se intercambien en el gremio. — Le expliqué con una sonrisa tonta, muy convencido.
— No sé yo si es una buena idea... — Me susurró, no muy de acuerdo con mi idea.
— Venga, ¡Será divertido! — Intenté convencerle, y parece ser que funcionó, porque luego suspiró.
— Está bien, pero déjame preguntarle a Rogue, quiero que si viene sea porque él también lo ve como un juego y no 'un tonto' juego de su pareja. — Yo me encogí de hombros y me decidí al gremio con una sonrisa tonta, no porque realmente quisiera estar con Rogue o el juego en sí, si no porque estaría una semana liberado de Gray...
Llegué allí y localicé rápidamente a Rogue, que estaba hablando con Laxus, mientras que Gray estaba hablando con Lucy y Loke, y Loke estaba a demasiados pocos centímetros de Gray y gruñí, ¿Quién se creía que era el león para estar tan cerca de Gray?
En ese momento pensé en que tendría que poner unas normas para el juego, porque aunque fuera un juego de intercambio de parejas me negaba rotundamente a que Sting sobrepasara ciertos límites con mi pareja, porque seguía siendo mi pareja. Suspiré y en ese momento sentí una mano en mi hombro.
— Erza... — Murmuré, al ver que era mi amiga quien me había tocado llamando mi atención.
— ¿Podemos hablar un momento en privado? — Me preguntó terriblemente seria y yo asentí, un poco preocupado. Acabamos saliendo del gremio mientras observé como Sting hablaba con Rogue.
— ¿Qué querías? —
— Natsu... ¿Ha pasado algo con Gray? — Me preguntó muy directamente y yo me extrañé.
— No... ¿Por qué? —
— ¿Has visto las ojeras que lleva? ¿Y todo lo que ha adelgazado? ¿En serio está bien? — Me cuestionó realmente preocupada y yo me sorprendí. ¿Gray había adelgazado y tenía unas ojeras tan visibles?
— Estás exagerando, Erza. Ni siquiera se lo he notado.— Me excusé con sinceridad.
— Eso es el caso que le haces. Muy bonito, Natsu. — Me dijo con indignación mientras se dirigía al gremio. Yo chasqueé mi lengua. ¡Exagerada!
Vi salir en ese momento a Sting quien sonreía como un tonto con Gray y Gray le estaba sonriendo levemente. Gray me miró y no tardó en agachar la mirada. Yo suspiré. ¿Cómo quería que viera sus ojeras si últimamente nunca me miraba?
— ¿Vas a venir hoy a casa? — Le pregunté y él negó con su cabeza.
— Prefiero ir a mi casa hoy, Natsu. — Me dijo en un leve tono de voz. — Si me disculpáis... — Susurró mientras se agachaba y se ponía rumbo a su casa. Suspiré frustrado.
— ¿Ves lo que te digo Sting? — Dije de manera realmente indignada. Sting intentó calmarme en ese momento.
— Él tampoco lo está pasando bien, ha adelgazado mucho en poco tiempo. — ¿Otro como Erza? En serio, ¿Cómo todos se podían haber dado cuenta menos yo? Luego suspiró y me sonrió.
— He hablado con Rogue, él está de acuerdo. Ahora sólo falta por convencer a Gray-san...
— No hará falta. — Sting me miró extrañado.
— ¿Qué dices? No puedes obligarle...— Le miré algo indignado.
— No le voy a obligar, idiota. Pero sé que va a aceptar. —
Después de todo, Gray nunca tenía iniciativa por nada. Siempre dejaba que decidiera por él.
Y esta vez, no iba a ser diferente.