No sabía que pasaba en ese momento, se encontraba en el suelo, sentía con sus lastimados dedos la sensación de calor y tierra en aquel terreno, por primera vez en su vida sentía lo que describían los humanos como miedo; su corazón latía rápidamente, sentía unas gotas caer por su cuello y un punzante dolor en su cabeza, dirigió sus temblorosas manos hacia aquella zona, sintiendo de inmediato algo que sobresalía de esta. Abrió sus rápidamente y lo que observo no eran las hermosas nubes con toques rosados, ni los hermosos pájaros volando en libertad que lo recibían todas las mañanas; miro con sus ojos violetas el cielo con tonalidades rojizas y grises, cuervos negros volaban de un lado a otro, entonces, recordó todo
—Estamos reunidos hoy para el caso del ángel Akihiko, favor de pasar al centro—Con paso lento se encamino al lugar, sentía las miradas penetrantes de todos los ángeles guardianes en el, miro con dolor aquellos ojos azules, estos simplemente se desviaron cuando una luz muy fuerte apareció en un gran trono de enredaderas, un hombre con una gran barba blanca se sentó y exclamo
—Empieza el juicio— Aun lado del hombre apareció un hombre regordete con un pergamino largo, miro con asco a Akihiko, abrió el pergamino y aclaro su voz
—Hermano Akihiko, usted está en esta corte por haber traicionado una de nuestras reglas ¿Desea aclarar los hechos? — Recibió una negativa con la cabeza por lo que continuo— Usted está sentenciado a salir del cielo por estar enamorado del ángel Takahiro y haberlo ocultado por más de diez años, cometiendo el pecado capital de lujuria ¿Cómo se declara? — Cuestiono esto último con un aire de gracia
—Culpable— Se escucharon miles de murmullos ante tal respuesta, se esperaban que se justificara de alguna manera, rápidamente todos guardaron silencio al ver la mano del hombre de barba blanca levantada, esta señalo al de ojos violetas
—Akihiko, desde ahora te destierro del cielo por haber cometido lujuria hacia un hermano tuyo— Un grito desgarrador salió de los labios de Akihiko al sentir con sus alas blancas eran arrancadas sin piedad, cerró los ojos y grito con más fuerza por el dolor, mientras que dos cuernos negros salían y se acomodaban en su cabeza. Sintió su respiración incontrolable y volteo a ver los ojos del dios que le había arrebatado las alas, las observo y miro como se convertían en ceniza— Te condeno a pasar tu eternidad en el infierno como demonio— El piso completamente blanco desaparecía y sentía como caía rápidamente, observo el cielo por última vez, después, todo se volvió oscuro.
Intento levantarse rápidamente, sintiendo un dolor inmenso en todo su cuerpo, un gemido de dolor se escapo de sus labios
—Parece que te has levantado— Observo con su vista irritada un hombre de cabellos cafés y ojos del mismo color, se sentó en el piso rápidamente al ver de quien se trataba, sintiendo un punzante dolor al enderezar su espalda
— ¿Hiroki? — Pregunto sorprendido al ver a su compañero y amigo desde hace años, no se podía creer que estuviera ahí, recordaba perfectamente que tres años atrás había sido condenado a su destrucción por bajar del cielo y estar con un humano, el mismo había observado como se desvaneció en la sala de juicios, en esa misma sala donde le quitaron sus alas; la sala de juicios era lo peor que te podía pasar como ángel, ya que, se rumoraba, que solo un ángel ha sido perdonado en ese cuarto de paredes blancas y sillas acomodadas de forma que se hiciera un circulo
— ¿Creíste que había muerto? — Pregunto frunciendo el ceño, ayudando a Akihiko para que pudiera ponerse en pie, este sacaba jadeos por el esfuerzo que estaba teniendo su cuerpo lastimado, observo mejor al de cabellos castaños y miro dos pequeños cuernos sobresaliendo, lo que le pareció de cierta manera extraño fue el hecho de que tenia la misma túnica que los ángeles, miro hacia su propio pecho y vio que tenia la misma túnica que utilizaba siendo ángel. Lentamente empezó a caminar, sintiendo un ardor extraño en sus pies, miro hacia ellos y observo que sus dedos estaban de un color completamente negro, el cual se difuminaba conforme llegaba al talón, intento dar otro paso perdiendo el equilibrio, Hiroki le sostuvo y paso uno de los brazos de el de cabellos grisáceos por su hombro para ayudarle.
Unos minutos más tarde Akihiko observo con sus ojos lilas una gran puerta de un material que parecía metal oxidado, la puerta era el triple de alta que ellos, a los costados se encontraban dos demonios custodiando, estos al ver a los dos individuos hicieron un movimiento circular hacia arriba con sus manos, inmediatamente la puerta se abrió: las construcciones eran de madera oscura y metal, observo miles de individuos caminando de un lado a otro, parecía la descripción de una ciudad transitada humana, entonces, Hiroki exclamo
—Bienvenido al infierno, Akihiko.