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El primer amor por Shi chan

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, yo solo los tome prestados para escribir esta humilde historia(?).

Notas del capitulo:

Nombre: Primer amor

Pareja: Murasakibara Atsushi & Akashi seijuurou 

Contiene: Romance, Drama, angustia, comedia(?)

Tipo: One shot (Capitulo único)

 

Aclaraciones.

El fanfic se ubica en su epoca en teiko, comienzas desde ahí. 

- Los dulces favoritos de Murasakibara, son los caramelos de 'NeruneruNerune~ (XD, Me lo aprendí de memoria) 

Advertencia.

- Esta historia contiene incesto.

- Creo que un Akashi muy OcC (?) están advertidos.

 

PRIMER AMOR
(One shot)

 

 

Cuando el sol se esconde, cuando escuchas a la servidumbre volver a sus respectivos hogares despidiéndose con respeto ante ti. Cuando escuchas el cerrar de la puerta, cuando el silencio inunda aquella mansión de mil paredes también amenazando con apoderase de tu espina dorsal, pero bien sabes que no hay lugar más frio que tu corazón y tu cuerpo hace tiempo dejo de sentir la calidez de un cuerpo vivo y vivaz.

 

Ama la escuela, es el único lugar en donde puede ser quien realmente es, tener amigos, hacer lo que más le gusta, lo que le apasiona y le brinda fuerzas para seguir adelante, no derrumbarse ante nada, siempre con la cabeza en alto y no agacharla por más dificultades que le ponga la vida. Para soportar su sufrimiento estas , su soporte, quien se encamina hasta la habitación más grande de la mansión. Tocas una dos tres veces la puerta avisando que estabas ahí y moviendo la manilla para poder adentrarte a dicho lugar.

 

Una habitación que no es la tuya, el frio se siente más y sabes que se hace presente con más fuerza una vez que por detrás te toma, aferrándose a tu cintura, rozando sus labios con tu mejilla. Sientes su respiración bajando por tu cuello, besos castos se posan sobre tu piel.

 

Frio, frio, todo es frio en ese momento.

 

Sus manos deslizándose por tus piernas, viejas toscas, buscando un contacto más íntimo pegando su intimidad más a tu cuerpo para que sientas lo que provocas en él y que comprendas su molestia al notar la expresión tan natural que llevas. Duro, esta duro lo puedes sentir. La saliva que se orillan al límite de sus labios quedan impregnados en tu rostro, tu oreja duele cuando de aventurero la muerde.

 

“Repulsión”

 

Es lo que sientes, no puedes definir mejor el asco que te provoca en ese momento.

 

Se acerca a tu oído y te susurra con esa voz ronca que tiene, lo de siempre, lo habitual.

El desenlace de todo.

 

Te separas con cuidado y con la ropa desarreglada te encaminas hasta el mueble más viejo que se posa en el límite derecho de la habitación. Tomas el delicado instrumento, es lo que más preciado para él, tanto como para ti. Volteas para ver el retrato que se ubica en una pared del cuarto. Su cabello castaño, su dulce y tierna mirada ante el que la retrataba, a tus ocho años te comento que tu padre la había mandado hacer una pintura en sus cinco meses de embarazado cuando tú eras quien se formaba en su interior, te emocionaste como cualquier niño lo hubiera hecho en esa edad, ver la sonrisa de tu madre era contagiosa para ti pero te llenaba de alguna forma.

 

Tomas posición para tocar la melodía más dulce que le dedicabas, que el sonido y cada cuerda de melodía llegara hasta el límite del cielo para que ella pudiera disfrutarla. ¿Desde cuándo ese momento se te hizo tan insoportable? ¿Desde cuándo tus manos tenían esa fuerza de decaer?

 

La respuesta llega a ti de forma normal, al sentir nuevamente como te abraza por la espalda, y comienza a contar con una voz quebrada una vez más ‘Su historia de amor’ esa historia que la tenías grabada en tu mente de tanto escucharla, que tu madre te contaba con cariño y dedicación y que él te la narra con sufrimiento y dolor.

 

Por perderla.

 

La conoció mientras tocaba el violín, con elegancia, naturalidad y la confianza que la empujaba a seguir adelante, sin querer fue flechado por el más conocido primer amor.

 

Te dice en el oído, en que te pareces a ella. Haz heredado sus bonitas facciones, su piel suave y pálida como el algodón, sus ojos, su mirada, todo lo que de ella lo ve en ti, es aquella la causa de sus caricias tan repulsivas, tan morbosas.

 

“Asco”

 

Solo quieres cerrar los ojos y hundirte en aquella oscuridad, tu cuerpo no sienta, que tu cuerpo no reaccione, que tu mente e imaginación te libere de esa tortura de todas las noches.

 

—     Aka chin

 

Su voz, su tierna e infantil voz se repite en tu cabeza.

 

Antes de que la oscuridad te nuble la visión y te adormezca los sentidos.

.

.

.

 

 

 

—     ¿Aka chin? – Acerca su rostro más al tuyo con curiosidad, no te has dado cuenta pero estas en la escuela, es más apunto de salir de ella. El Joven de cabellera morada dirige su mano hasta tu frente y luego hasta tu estómago, sigues con la duda pegada en la cabeza – Aka-chin hace bastante rato no me escucha, no tienes la frente caliente, y el estómago ¿duele? – pregunta, preocupado.

 

 

Te quedas en silencio, no respondes, no hallas las palabras para asegurarle que todo está bien. Cada vez es peor, cada vez es más intolerable. El nudo se te forma en la garganta miras a todos lados con disimulo, podrías asegurar que hay unos ojos puestos sobre ti.

 

 

—     No duele nada Atsushi, quizás es porque ayer llegue muy tarde de una reunión y estoy algo cansado – respondes con naturalidad mientras acomodas tu bolso en tu brazo y sigues caminando – Acompañe a mi padre a una reunión muy importante y beneficiaria para una de nuestras empresas que está en el extranjero. En un futuro las heredare por eso necesito saber más y presenciar cómo son este tipo de acuerdos.

 

—     No entiendo a lo que Aka-chin se refiere, pero si eso te hace sentir cansado, No me gusta.

 

 

 

Tierno, adorable, es lo que piensas al escucharlo. A parte de tu madre jamás nadie te ha visto con tanta devoción como él lo hace, nadie te toma la mano con ternura y pide permiso con la mirada para poder besarte en la soledad de ese camino que no es muy transcurrido, que no hay nadie más que ustedes dos.

 

La calidez que sientes cada vez que toca tus labios, cada vez que toma tu cintura para pegarlo más a su cuerpo haciendo que te estremezcas más de lo que deberías, el miedo te consume.

 

Aun así encuentras gracioso que el peli morado tenga que agacharse para quedar a tu altura, pudiendo alzarte con sus fuertes brazos, aunque él sabe que te sientes incomodo de esa forma, conoce tus principios y las reglas de su noviazgo. No quiere que te enojes.

 

Lo Amas, temes perderlo, el jamás debe saber tu oscuro secreto, te odiaría, te despreciaría o eso es lo que piensas.

 

“Estoy seguro que me odiara”

“No debe saberlo”

 

 

Murasakibara sabe que tienes que ir pronto a tu casa, han podido salir sin ser visto por el chofer de tu familia, la salida secreta que les enseño Aomine ha servido de mucho en esas escapes que a veces logras cometer por culpa de los caprichos del más alto. Ir de la mano con él te gusta, te gustaría estar siempre así, con él.

 

 

 

—     Es aquí

 

Atsushi indica el fin del recorrido. Estabas disfrutando tan plenamente ir así con él que no has podido disfrutar del camino y sus horizontes, a veces el más alto te lleva a lugares concurridos pero no hay nadie que te conozca, no sueles visitar ese tipo de lugares que tu padre nombraría como; Mediocres. Decides quitarte de la mente el tipo de expresión que ese hombre pondría si supiera por donde andas.

 

Pero solo era una tienda de juegos, de las muchas que has visto por la televisión. Atsushi disfruta mostrarte cosas nuevas, hacer que pruebes mucho de los dulces y caramelos que trae a la escuela, cuando primero tú eras enemigo de la comida chatarra y tus preferencias siempre eran  las verduras y la comida saludable.

 

Aun así no esperabas que te llevara a ese tipo de lugar, cuando escuchaste la palabra Romántico te imaginabas cualquier sitio, menos una tienda de juegos. 

 

 

—     Atsushi, ¿que se supone que haremos aquí? – le preguntas dudando en recibir una respuesta coherente.

 

 

—     Aka-chin a veces hace preguntas bobas

 

 

Toma de tu mano para poder guiarte hasta cierto juego el cual no era muy concurrido por los demás jóvenes y niños del lugar. La tecnología ha avanzado mucho y al llegar nuevos modelos los más antiguos son dejados a un lado, al igual que ese Saca peluches. Un gran cubículo que poseía distintos tipos de extraños animales, criaturas, y todo lo que sea adorable en el mundo. Sin embargo tu vista se fue hasta cierto Piyo en lo más profundo y al otro limite que los demás, un reto, un verdadero reto.

 

—     ¿Lo quieres? Aka-chin – Pregunta el más alto. Le daba gracia ver como tus manos estaban pegadas a la vitrina viendo ansiosamente ese extraño peluche.

 

 

—     Lo quiero, pero lo conseguiré yo – Tienes orgullo, no te gusto para nada esa sutil sonrisa en Murasakibara al descubrir tu interés – puedo hacerlo.

 

 

Lo has visto muchas veces en la televisión por lo cual estas seguro y te preguntas ¿Qué tan difícil podría ser? Al momento de echar la moneda y tomar la palanca para poder ir por ese Piyo. Tienes claro tu objetivo, más no contabas con que Atsushi se pegara un poco más a tu cuerpo por detrás para apoyar su mano a la tuya y ayudarte a que lo obtengas. Sabes que no lo ha hecho con otras intenciones, después de todo era Murasakibara de quien estábamos hablando.

 

Aun así, te incomoda, no tanto por la cercanía si no porque ahora llamaban demasiado la atención en dicho lugar, tener la vista de todos en ti, no te gustaba y menos en ese tipo de situación.

 

 

—     Aka-chin, ya lo tienes ¿Qué esperas?

 

Y era cierto lo tenía, lo había agarrado ahora solo faltaba llevarlo hasta ese cuadrito que le indicaba que había un túnel que lo llevaría hasta su poder.  Agradecía su fuerza de mantener la compostura y no temblar como jalea en ese momento, aun así Atsushi no entiende tu nivel de concentración al acercarse a tu oreja.

 

‘Toca el violín para mí, Sei’

 

 

Su ronca voz sustituye a la del joven que está contigo en ese momento, el temor te come, te consume, la depravación de los actos nocturnos que acostumbras hacer te pesan, no lo soportas.

 

 

No soportas ni un segundo estar ahí, sales de forma apresurada bajo la atenta mirada de los demás, no debes permitir que nadie vea esa expresión en ti.  No importa que tan lejos intentes ir, esa voz te persigue, va contigo a todo momento.

 

Alcanzas a esconderte, es un pequeño callejón, te sumerges en la oscuridad de él mientras ves pasar al más alto como un loco perdido buscándote, gritando tu nombre, desesperado. De seguro se preguntara que hizo mal.

 

 

No has hecho nada malo Atsushi, no tienes la culpa de nada.

Si por culpa mía pones ese tipo de expresión, es mejor detener esto de una vez.

 

 

.

.

.

 

 

Al otro día en el entrenamiento te captura en la soledad de los vestidores, lo haz ignorado todo el día pero él está atento al momento en que te encuentres solo para poder estar así, juntos sin darle importancia al espacio personal. Su brazo te impide salir de ahí, y tampoco es como si quisieras realmente alejarte, adoras esos momentos con él.

 

 

—     Aka-chin

 

La seriedad en tu rostro es borrada al ver el piyo balancearse frente a tus ojos, Atsushi sonríe al ver que has bajado tus defensas por dicho objeto. De alguna forma el entretenido peluche te recuerda al cabello de Murasakibara, morado.

 

Su relación continua casi de la misma forma, Nijimura se ha ido y ya llevas una semana como capitán del equipo, sientes el peso, la responsabilidad se hace aún más grande, más agotadora. Momentos pequeños, citas cortas pero que te dejan recuerdos juntos a esa calidez que dejan los besos del más alto que se apagan en la noche bajo unas manos sucias, asquerosas, que te repugnan y que cada vez es más difícil sobrellevar.

 

 

.

.

.

 

 

—     Si está bien no practicar siempre que ganemos, yo tampoco quiero practicar.

 

 

Esas palabras que no esperabas de esa ridícula pelea resuenan en tus oídos más que en la cancha. Su mirada superior que te dedica daña tu orgullo como jugador y como capitán del equipo. No entendías porque Murasakibara quería dejar de venir a las practicas cuando ambos eran conscientes de que era uno de los pocos momentos que podían compartir juntos, no entiendes nada bajo esa mirada fría que te enseña. El ambiente en el equipo era raro de por sí, pero hasta ahora no lograbas captarlo por completo y tampoco era como si hubiera afectado su relación.

 

Quizás es tu orgullo el que te empuja a retarlo, ¿Cuándo se había vuelto tan creído en cuanto a habilidades? ¿Cómo se atrevía a insinuar que eras débil?  

 

¿Débil, tu? Acaso no sabe él lo que has tenido que soportar, lo que has tenido que pasar para llegar a donde estas, ¿Acaso el comprendió la soledad la cual habías pasado en tu niñez? Cualquiera se hubiera derrumbado, cualquier mortal lo hubiera hecho.

 

Y Aun así se atrevía a decir que eras débil.

 

Tú el que ahogas tus gemidos en las noches frente aquel cuadro con el retrato de la única persona que te amo en la vida, frente a la pureza de aquella mujer.

 

Tú no eres débil, eres un triunfador, tú no conoces lo que es la derrota y tampoco lo piensas conocer. No más.

 

¿Qué importa el amor? Cuando la victoria es algo habitual en tu vida. Cuando el ganar lo es todo.

 

‘ Debo ganar no importa contra quien me enfrente, no importa lo que pase ‘

 

‘ La victoria lo es todo en este mundo ‘

 

‘ El vencedor es reconocido y el perdedor es repudiado ‘

 

 

-          Porque soy victorioso en todo, siempre estoy en lo correcto.

 

.

.

.

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.

.

 

 

—     ¡Atsushi!

 

 

De pronto abre los ojos encontrándose perdido por un momento al verlo, despierta de golpe notando a penas la claridad de la luz que se asomaban por la ventana, la limpieza de su cuarto y su uniforme de Yosen colgado le hacen darse cuenta que no fue más que un sueño. El sudor resbala por su rostro luego de una pesadilla, no un sueño, como muchos de los que siempre ha tenido. Se percata que su mano sujeta con fuerza la mano de cierto pelinegro que lo observa preocupado sentando desde la orilla de la cama.

 

Himuro acerca su mano tocando con la yema de sus dedos el rostro del más infantil, preocupado es como está la mayoría de las noches que luego de hacer el amor sueños indeseados se apoderan del sueño de Atsushi.  

 

 

—     ¿De nuevo? – pregunta, aunque sabe perfectamente la respuesta.

 

 

—     Si – La respuesta es obvia cuando suelta su mano y se sienta en la cama irritado consigo mismo – Muro chin yo..

 

 

—     No tienes nada que explicarme Atsushi – la naturalidad en su voz se hace presente, junto con esa expresión tan relajada que a veces posee – No es como si fuéramos novios tampoco, solo follamos y ya.

 

 

—     Muro-chin …

 

 

—     Vamos, deja de comportarte como un niño.

 

 

Intenta levantarse de la cama para no seguir más con la conversación que le resulta incómoda y molesta a veces. Aunque sus planes de ir a preparar el desayuno se ven estropeados cuando el más alto lo toma con brusquedad del brazo y lo obliga a volver a la cama, cayendo de espaldas a las suaves sabanas en donde hace unas horas había experimentado una de las sesiones más Agotadoras del sexo con Murasakibara. Una vez que ve esa mirada fogosa puesta en él, Sabe lo que está pensando.

 

Himuro tenía eso, lograba despertar un lado en Murasakibara que prácticamente nadie más conocía, encender ese apetito sexual difícil de satisfacer y sobrellevar.

 

La primera vez que Atsushi vio a Himuro lo considero una especie de brujo a pesar de su forma infantil de ver las cosas, veía algo en él que lo inquietaba y le incomodaba, más fue con él con quien tuvo que compartir más de su tiempo y una cosa llevo a la otra. El desenlace de su relación se dio cuando perdieron contra Seirin, luego de que ambos cargaban con esa vulnerabilidad dieron rienda suelta a la pasión por esa noche.

 

 

—     No me veas como un niño, porque no lo soy.

 

 

Su voz, ronca madura le hacía temblar y a la misma vez le encendía de sobremanera.

 

 

—     Pero siempre te comportas como uno – golpeas su frente haciendo que él se queje y se aleje de tu lado, permitiendo que te levantes y arregles tu ropa, aunque no es mucha la que traes, solo una playera del peli lila junto con tu bóxer.

 

 

—     Eso duele Muro-chin – se queja mientras soba su frente como un niño refunfuñando a su madre.

 

 

—     Lo siento Atsushi pero tú me obligas a hacerlo – Camina hasta la puerta tomando la perilla para abrirla, pero antes de salir – por cierto, esta tarde el capitán con los demás vendrán a buscarte – la duda y la molestia se apoderan del titán – No pongas esa cara Atsushi, quieren ir a ver el último partido contigo, es decir todos, como equipo.

 

 

—     Puedo ir solo con Muro-chin, ellos son molestos – se queja, prefiere mil veces estar a solas con el pelinegro.

 

 

—     No son molestos, son nuestros compañeros de equipo, además no podré ir contigo – esta vez la expresión de Murasakibara desde su cama era de completa duda – Los alcanzare, tengo algo que hacer primero

 

 

—     ¿Qué cosa?

 

 

—     Hablar con Taiga.

 

 

No le dice nada más, odia dar explicaciones con respecto a su vida, y no por simplemente acostarse con él tiene que ser el primero en recibirlas. Esa forma tan liberal que resulta a veces es molesto, solo son compatibles cuando de sexo se trata. La puerta se cierra privándote de la expresión molesta en el de cabello oscuro, detesta cuando intentas comportarte como un novio celoso y posesivo pero más odia lo sínico que puedes llegar hacer al intentarlo.

 

Una vez lo mencionaste.

 

“Quiero enamorarme de ti, Muro-chin”

 

 

Aunque el no tomo enserio tus palabras, se río de ellas respondiendo con gracia.

 

“Lamentablemente uno no elige de quien enamorarse Atsushi, tu bien sabes que tu corazón ya no te pertenece, ¿Quién crees que lo tenga?”

 

 

Se vuelve a recostar hundiendo su rostro en la almohada sin poder evitar viajar a unos años atrás, pues el recuerdo vive y hay muchas cosas que le pesan.

 

.

.

Lo tomas con facilidad pues no pesa mucho, es pequeño y delgado su aroma te marea como nunca, quizás son las hormonas las que te empujan a seguir con esa escena tan peligrosa en los vestidores. Lo apoyas contra la pared sin dejar de besarlo, no te importa que ni un baño se allá dado después de haber practicado, te quema el cuerpo por unirte de una vez con él.

 

Tus manos buscan más contacto, te asustas al sentir como se ha sobresaltado porque sin querer su trasero has tocado, tienes que ir lento lo sabes, aun así la expresión de Akashi en ese momento te desconcierta. 

 

¿Por qué luces tan aterrado?

 

No le estás haciendo nada malo, es algo que en algún momento tenía que pasar, era inevitable, caricias besos abrazos ya no eran suficientes.

 

—     Atsushi, aquí no – se queja al desviar el rostro – estamos en la escuela – evita tus besos dando un mejor panorama de ese blanco y suave cuello que te tienta para morderlo.

 

Sin embargo.

 

¿Aka-chin?

¿Por qué tienes marcas en el cuello?

¿Por qué esa playera están ancha que puedo ver perfectamente tu espalda llena de …? ¿Qué significa esto? ¿Por qué tiemblas? No te hago nada malo, ¿estoy siendo bruto?

 

Sus fuerzas se debilitan, dejando al pelirrojo nuevamente en el piso, más tranquilo.

 

—     ¿Atsushi?

 

.

.

.

 

 

Eras inmaduro, un niño así que lo primero que se te venía a la mente eran ¿Tiene a otro? ¿Me ha dejado de querer? ¿Estoy siendo muy egoísta?

 

Al llegar a todo ese tipo de preguntas, lo único que sentías era el miedo a perderlo, de que si llegaba a ser cierto que había perdido tu amor por ti, no querías saberlo, no lo aceptabas. Aun así seguía el miedo de escucharlo.

 

Por eso aquella tarde de entrenamiento tus palabras fueron venenosas y aunque sentías esa presión en el pecho al decir palabras que ni sentías, el dolor era más grande. Su expresión aun cuando estaba perdiendo te hacían querer olvidarlo todo y abrazarlo, pero el recuerdo de la escena y la marca en su piel te hacían actuar de una manera desconocida para ti.

 

¿Era acaso el temor de escuchar algo que no quieres?

De perder algo que consideras lo más valioso para ti.

 

 

 

El Akashi seijuurou que se mostró ante ti ese día hasta el final de secundaria, no era el mismo del cual te enamoraste. Su frialdad poco a poco termino por contagiar tu corazón, al igual que el trabajo en equipo de sus compañeros. Le hizo daño a muchas personas, comenzando por la sombra del equipo, no debían decir nada en su contra él tenía todo arreglado y predecía todo lo que pronto sucedería.

 

“Sus palabras eran absolutas”

 

 

La elegancia lo mantenía, lo caballero también. Educado siendo el sueño de cualquier chica de secundaria era como pasaba sus días faltantes antes de terminar la secundaria.

 

Aun cuando todos se despidieron, aun cuando prometieron el encontrarse en la Winter cup, de volverse a ver como enemigos, rivales. Lo único que querías tu era poder arreglar las cosas y volver a cómo eran antes, preguntar sin temer por la respuesta.

 

Romper esa muralla que te impedía acercártele

Que ese Akashi había construido para que no acercaras más.

 

 

Por eso esperaste, te quedaste en la espera de que cada uno se fuera. Una vez que lo viste quisiste ir junto a él, ya nada importaba querías tomarlo en tus brazos y no dejarle ir a ningún lado, tenías tantas preguntas que hacerle, tantas respuestas que querías oír, ya no importaba cuanto doliera la verdad, querías escucharlo.

 

Cuando viste su silueta alejarse y dirigiéndose hasta la salida en donde su chofer lo esperaba diste un paso al frente para seguirlo, sin embargo solo fueron pasos los que alcanzaste a dar antes de que esos hombres de negro te impidieran el paso y cada vez la figura de Akashi se alejaba más, fuera de tu alcance.

 

Un escándalo fue el que se armó cuando entraste en un estado de desesperación por deshacerte rápido de esos hombres que te impedían acercarte al pelirrojo, la pelea no era tu fuerte pero tu altura te daba beneficios en ese tipo de situaciones.

 

Lo viste subir al auto, escuchaste el vehículo encender, alejándose.

 

—     ¡¡AKA-CHIN!!

 

La mirada oscura y fija de esos hombres te hicieron darte cuenta que no venían por parte del pelirrojo, que no importa cuántas veces gritaras tu voz no llegaría a él. La impotencia se apodero de tu cuerpo pero había algo que te empujo a seguir, a no rendirte.

 

Una vez que el auto partió tus piernas lo siguieron.

En ese momento pudiste darte cuenta que no importa cuánto corrieras, cuanto gritaras su nombre, tu voz no llegaría, no lo volvería hacer.

 

 

.

.

.

 

 

 

El frío de la noche te congela los huesos mientras no dejas de caminar hacia el encuentro final, tus compañeros hablan y no dejan de mencionar la sorpresa que se han llevado al saber que los acompañarías, no es como si realmente te interesara llevarte mejor con ellos, lo estás haciendo solo porque Himuro te lo pidió.

 

Estaban a punto de entrar cuando Aomine se les unió, se notaba el desinterés de ambos por compartir el tiempo con los demás, sientes nostalgia, hace tiempo que no conversaban tan amenamente como en esos minutos lo hacen.

 

Tus manos están coladas buscando el calor de tus bolsillos aunque ya no es necesario una vez que entras, la luz y el calor del lugar hacen que te sientas más cómodo aunque disminuye tu comodidad en cuanto te das cuenta de cuanta gente ha venido a presenciar el último encuentro.

 

No es como si lo estuvieras buscando, sabes perfectamente que tiene que estar preparándose, aun si lo vieras, no podrías hablar con él.

 

.

.

.

 

—     Aka-chin cuando terminemos la secundaria a ¿Dónde iras? – Abre la tercera bolsa de papitas mientras caminan hacia el parque. El pelirrojo te observa, no esperaba esa pregunta en ese momento.

 

 

—     Creo que a Rakuzan – Responde con su mano en la perilla – hay buenas recomendaciones de esa preparatoria.

 

—     Entonces yo también iré ahí.

 

—       ¿Estás seguro? Los exámenes para entrar a ese lugar son bastante complicados, pero para alguien como yo no serán problema, Atsushi no es por..

 

—     Iré, quiero estar con Aka-chin, jugar con Aka-chin.

 

Palabras sencillas, pero que alegran al pelirrojo quien sin vergüenza toma tu mano. Agradece en ese momento ser más bajo, porque así no puedes presenciar ese diminuto rojo carmín que se ha acomodado en sus mejillas, Ansiando comenzar un nuevo año contigo en la preparatoria.

El jugar en el mismo equipo.

.

.

 

 

“Ni siquiera pude llegar a jugar como tu rival, Aka-chin”

 

 

 

La presentación de los titulares comienza, justo en ese momento llega el pelinegro alegrándose por llegar a tiempo. ¿Por qué simplemente no puedes enamorarte de él? Cada uno de sus rasgos son atractivos, ha sido quien más te ha acompañado en ese año por no mencionar otras de sus cualidades que son las que más te gustan. ¿Por qué tu corazón no late con la misma intensidad o más que cuando estabas con el capitán de Teiko? ¿Por qué solo con escuchar su nombre tu corazón se exalta de esa forma?  Tus ojos lo buscan al escuchar que jugaría como titular, al verlo a la altura de los de segundo, a pesar de ser de primero ha creado una presencia más imponente que cualquiera de esos Gorilas que lo rodean.

 

 

“Aka-chin”

 

.

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—     Aka-chin me gusta más que los caramelos ‘Nerunerunerune’

 

Fueron palabras que sonaron tan sencillas al frente de todos los jugadores de Teiko. Su voz hizo eco en toda la cancha, Aomine asegura haber estado hablando de algo en general del equipo cuando la voz infantil del más alto hizo presencia. Kuroko lo sospechaba, Midorima está más pálido que de costumbre, Kise es el único que se muestra impresionado ante tal revelación junto con el moreno.

 

Las miradas de todos se posan en el pelirrojo, quien sigue con esa expresión tan neutral en él. No es que esté esperando una respuesta pero todos tienen que saber que el peli morado tienen sus ojos puestos en Akashi, que luego del entrenamiento le pedirá que salga con él, así que espera que nadie toque a su ‘Aka-chin’ y si lo hacen tendrá que aplastarlos.

 

El por su parte sonríe, una sonrisa que produce escalofríos al resto del equipo, pero alegra el corazón de Murasakibara, quien al parecer ya tiene asegurado un ‘Si’ como respuesta.

 

.

.

.

 

 

Lo observas jugar, ha mejorado bastante pero la frialdad en él sigue. No prestas atención a ninguno de los análisis que el pelinegro hace a tu lado, tu solo te dedicas a verlo.

 

“Aka-chin”

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—     Eres muy alto – está parado frente a ti con el orgullo herido por ser tan pequeño y que eso resalte más cada vez que salen de la escuela - ¿Qué comes? Si lo único que te veo comer siempre son esas golosinas que traes, Atsushi si continuas comiend-

 

Es interrumpido, las palabras se ahogan en el filo de su garganta, no alcanzan a salir y hacerle entender su molestia y complejidad por su estatura. De una forma que no esperaba, no es que se imaginara que su primer beso sería planeado bonito especial, cualquier tipo de fantasía que allá tenido en ese momento desapareció entre sus pensamientos. No había comparación a los labios de Atsushi, suaves delicados torpes al momento de juntarlo con los suyos, inclinándose hasta poder llegar a él, le dolería la espalda si continuaban de esa manera, pero que importaba, si estaban disfrutando ese momento.

 

Como dos niños, su primer beso.

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.

 

 

 

—     ¿Qué está pasando?

 

 

Atsushi no entiende por qué la impresión en Himuro, no hasta que se fija nuevamente en la cancha abriendo sus ojos debido a la misma sensación que le ha provocado esa escena tan familiar, También puede darse cuenta que no es solo él quien se fija en eso, los demás también han sido víctimas de esa nostalgia al ver algo tan conocido por ellos.

 

“Akashi ha vuelto”

 

 

El sentimiento te invade incapacitándote para decir alguna palabra, la impresión es mucha a lo menos para ti. Tenías una oportunidad frente a ti, tan cerca pero tan inalcanzable a la vez, verlo tan entregado a lo que más le gustaba hacia que sintieras tú también esa emoción por ese deporte, su apariencia quizás ha madurado un poco más pero para ti siempre será aquel niño que conociste en secundaria, Formal, reservado, confiable.

 

Lo amas, aseguras que tu amor ya no están débil como hace años atrás, sientes la seguridad de afirmarlo sin temer a lo que se pueda aproximar a retener la decisión que has tomado.

 

Sin embargo tu teléfono suena y vibra al mismo tiempo en tu bolsillo.

 

 

—     Muro-chin, iré a contestar a fuera, vengo en un momento.

 

—     Está bien.

 

 

.

.

.

.

.

 

 

—     Es tu..no, es la victoria de Seirin, felicitaciones.

 

 

Te sientes feliz de haberlo conocido, el final de ese encuentro fue inesperado pero te devolvió algo que creías haber perdido, el aprecio por el básquet.

 

Las lágrimas se aprovechan de tu vulnerabilidad en ese momento, aun así debes mantener la compostura hasta el alineamiento para dar final aun encuentro formidable. Los pies te pesan al caminar hasta formarte y dar gracias por el partido, ver como celebran te hacen darte cuenta que ellos han formado lazos que quizás tú no has hecho con los de tu propio equipo.

 

De pronto siente como alguien revuelve sus hebras rojizas con su mano temblorosa, levanta la mirada para observar a sus compañeros Kotaro, Eikichi, Reo y a cierta distancia Chihiro, quienes están igual de quebrados que él, pero se sienten emocionados de alguna forma porque han disfrutado de ese encuentro más que ninguno.

 

—     Gracias chicos.

 

Y una vez más Reo se emociona ante esa parte tan linda que acaba de conocer del temible emperador.

 

 

Luego de la ola de emociones que invaden al equipo contrario puede darse cuenta a lo lejos de esa extraña conexión que su ex compañero de equipo muestra con el As de Seirin, Taiga. Ese sonrojo invadiendo las mejillas del diez de Seirin mientras con torpeza busca las palabras indicadas para al final terminar gritando lo que sentía por el peli celeste, gritos murmullos ahogan la felicidad de ese equipo mientras Tetsuya toma de la camiseta del más alto obligando a que baje a su altura y así poder atrapar sus labios.

 

 

—     ¿Escuchan ese sonido? – dice Kotaro observando al de cabello gris – es el corazón de Chihiro rompiéndose.

 

 

—     No, no lo es – niega.

 

 

—     Ese compañero tuyo es mi Osado, Sei-chan – dice Reo envidiando esa actitud y valentía.

 

—     Yo también pude escuchar el corazón de Chihiro romperse – dice el moreno provocando carcajadas en kotaro y aumentando la incomodidad del otro.

 

 

Al pelirrojo le gustaba ese ambiente, aunque se sentía un poco mal por el otro. Aun así al encaminarse hacia los vestidores pudo ver entre el público a sus compañeros de Teiko. Kise lucia igual de radiante junto con su equipo, Midorima junto al pelinegro que lo acompañaba, Aomine junto a Momoi sonriéndole desde lejos.

 

“Deben sentir pena por el antagonista de esta historia, de todas formas agradezco el que allá soportado tanto por mi

Aunque a costa de eso tuvo que ocasionar mucho daño a los de mi alrededor y terminar por alejarlos de mi lado

Aun así lo hiciste para protegerme ¿verdad?”

 

 

 

Tu mirada sin querer busca a alguien entre las personas que abandonan el lugar, pero solo logras encontrarte con los ojos de cierto pelinegro que te observa desde lo alto sin pestañar, con frialdad y retirando su mirada se termina por ir provocándote una extraña sensación.

 

¿No era el quien siempre estaba con Atsushi? No puedes evitar preguntarte por qué no estaba el peli morado, no es como si quisieras verlo tampoco.

 

 

—     El pase de Sei-chan en ese momento fue asombroso – Reo no paraba de mencionar cada una de las jugadas asombrosas del pelirrojo.

 

 

—     Pero sus tiros Reo, fueron increíbles – Las mejillas del pelinegro se tiñeron al escuchar una vez más el reconocimiento de sus habilidades por Sei.

 

 

—     Esto es demasiado para mí, ¡Chihiro, corre a buscar el carro que nos llevaron a este Sei-chan para la casa!

 

 

—     Pero Reo-ne no tenemos carro -  Explico Kotaro.

 

 

Entre las quejas del moreno y las bromas de Kotaro llegaban a los vestidores, sin embargo ninguno de ellos esperaba encontrar a uno de los jugadores de Yosen justamente apoyado en la puerta.

 

Un silencio incomodo se apodera del pasillo mientras que Murasakibara al verlo se encamina hasta él, no es como si lo hubiera dejado sin palabras por su presencia pero tampoco sabe que decir. Los demás se sienten ofendidos, está bien que le Allan soportado su actitud de ‘Soy absoluto’ a él, por ser su compañero, pero que Atsushi pase por el lado sin siquiera saludar ni siquiera molestarse en responder lo que Eikichi había preguntado le molestaba de sobre manera eso a los demás.

 

Solo pedía que su voz allá cambiado, que no lo llamara de la misma forma como solía hacerlo, que sus piernas no temblaran ante esa mirada llena de seriedad del más alto.

 

Como si supiera todo.

 

Tomo con fuerza su mano y lo llevo hasta los vestidores de su mismo equipo, ninguno alcanzo a reaccionar y una vez que lo hicieron el peli lila ya estaba dentro junto con el pelirrojo. Las amenazas de Eikichi no se hicieron esperar, junto con los arrebatos de histeria que se escuchaban desde a fuera por parte de Reo y los gritos de Kotaro por semejante escándalo que se había armado a fuera.

 

La puerta estaba siendo forzada abrirse por el más grande del equipo, la preocupación de Reo era aun mayor al no escuchar la voz del pelirrojo, aunque tampoco es como si esperara que gritara por ayuda.

 

 

—     Creo que es mejor dejarlos solos – menciona Chihiro llamando la atención de los demás – Además no es como si Akashi no supiera cuidarse, creo que sabe lo que hace.

 

 

—     Aun así nada, estando aquí no ganaremos nada – Dice kotaro mientras apoya su mano en el hombro del moreno – estamos llamando la atención, es mejor ir a buscar al entrenador porque de todas formas tenemos que entrar.

 

 

—     Es cierto – Chihiro nota que la voz de Reo suena extraña, y tampoco es como si su expresión hubiese pasado por alto al resto de sus compañeros.

 

 

Todos sospechaban, no es como si fueran ignorantes de la orientación sexual de la hermana mayor del equipo ya que siempre tuvieron la acorazonada que Mibuchi tenía sus ojos puestos en Akashi, su eterna fidelidad y esfuerzo siempre fueron dedicados al menor de Rakuzan, pero siempre tuvo un límite al entender que ambos pertenecen a distintos mundos y también gracias a la barrera que tenía puesta el emperador con sus compañeros de equipo y indiferentes a sus sentimientos de dicha persona.

 

Cuando lo escucho aclamando sus habilidades sintió como si una puerta de esperanza se le hubiera abierto, más sin embargo todo se deshizo cuando vio expectante la expresión del pelirrojo al encontrarse con el jugador de Yosen. Una mirada que nunca había visto en el pequeño, una mirada que ahogaba todo tipo de sentimientos que se pudieran rebalsar en cualquier momento de él, ese brillo en sus ojos como si hubiera esperado por un encuentro así  durante casi toda una vida.

 

Una mirada que jamás le dedicaría

 

 

Todos se alejan saben que es un momento importante para definir la vida de Akashi, un momento que ha esperado por bastante tiempo.

 

 

 

 

—     Atsushi, tus brazos..

 

El más alto apoya su espalda en la puerta escuchando como se alejan del pasillo, esperando su oportunidad y guardando el calor que tenía el pequeño cuerpo que estaba en sus brazos. El cuerpo de Akashi está preso ante tal fuerte abrazo que sin vergüenza lo han tomado por la espalda, sentir el rostro del peli lila sumergido en su cuello no le hacían sentir cómodo porque es víctima de miles de sensaciones que no puede controlar y mucho menos manejar para continuar cuerdo.

 

El silencio es duro y solo puede escuchar la respiración del más grande pegando contra su piel, ni siquiera se atreve a ver su expresión porque el más alto no se lo permite. El pelirrojo intenta alejarse librarse de esos brazos que lo apresan con fuerza, el cuerpo de Murasakibara tiembla al sentir como se quiere zafar de él. Ya no puede tiene que decirlo.

 

 

—     Perdóname.

 

El celular cae, resonando en el piso mostrando directamente la pantalla hacia el hijo de la familia Akashi.

 

Sus parpados se abren al ver la pantalla encendida, haciendo realidad su temor más grande.

 

 

“Si se entera, me odiara”

 

 

—     Suéltame.

 

 

—     No quiero, Aka-chin…yo..

 

Con todas sus fuerzas se suelta del agarre, para enfrentarlo y a la vez es invadido por no sentirse con las fuerzas de verlo a los ojos. Camina hacia atrás chocando con el estante e impidiéndole seguir huyendo de aquello. Aprieta los dientes con rabia, Murasakibara no se atreve a verlo, las mechas largas de su cabello no le permiten ver su cara y mucho menos cuando su mirada esta clavada en el suelo, perdida.

 

“No quiero tu lastima”

 

 

—     ¿Qué te dijo ese hombre?

 

 

No se podía equivocar, su mente había grabado cada digito del número de la persona que se dedicó a humillarlo en su pasado, en ese punto de su vida lo veía como cualquier cosa, basura, desecho, inmundicia humana, todo menos el padre que se suponía que era. Todavía recuerda el momento que le dio fin a ese tipo de relación. Aquella Tarde, cuando regreso a su mansión, cuando su padre lo observo desde lo alto de la escalera, observo sin temor el cambio de su mirada, la frialdad de su cuerpo y su corazón, una sonrisa fue la se asomó logrando por fin su cometido.

 

“Quería me Hundiera en mi soledad, que al final terminara igual que él, solo”

 

 

Los cuadros que decoraban la elegancia de tu casa se vieron rotos, quebrados, clisados víctimas de una escena turbia, oscura. Jamás había perdido el control de sus actos como aquel día, cuando al final lo único que consiguió fue que su otro yo se apoderara más de la oscuridad de su cuerpo.

 

 

—     ¡¿Qué te dijo ese hombre?!

 

El no escuchar respuesta lo desesperaba, sabía que había pasado lo inevitable pero algo en él no se atrevía a aceptarlo. No quería su lastima, ni una mirada compasiva hacia él, quería irse, lejos muy lejos donde no pudiera encontrarlo.

 

 

—     Nee, Aka-chin – su voz sonaba fría, no tenía aquel toque infantil que solía escuchar en sus épocas en Teiko - ¿Recuerdas aquella vez fuimos a esa tienda de juegos? – Guardas silencio, claro que lo recuerdas, es uno de los más valiosos recuerdos que viven constantemente en tu cabeza – Esa vez me di cuenta que eras muy temeroso, a pesar de como lucias. Cada vez que estábamos solos, temías.

 

 

Comienza a acercarse, cada paso, observas como su cuerpo tambalea, su cabello cubre su rostro y su mirada sigue sin poder llegarte.

 

 

—     Me daba miedo cuando el pequeño cuerpo de Aka-chin tiritaba, cada vez que mis manos lo tocaban – Frente a frente, cada palabra salía con más dificultad de la garganta del más alto – Pero más era el miedo de preguntar ¿Qué era lo que realmente pasaba?

 

Una vez que te permite ver su rostro, todas tus defensas se quiebran y una horrible y pesada culpa te come. Las lágrimas comienzan a descender por el rostro del hombre que amas, porque aunque tu orgullo este ahí, lo amas y siempre lo harás. Una vez viste una expresión así, cuando huiste y te escondiste en aquel callejón prometiéndote ahí mismo que harías hasta lo imposible para no provocar una expresión tan perdida, tan triste, tan llena de culpa que en aquella tarde viste en la oscuridad del lugar en el que encontrabas.

 

No quieres escapar, la opción huir ya no está entre tus alternativas. El miedo al rechazo persiste en tu cuerpo, el temblor de tu mano al acercarlo al rostro ajeno lo confirma. Quieres limpiar cada una de sus lágrimas, quitar ese odio que acecha en entrar al corazón de alguien tan puro como él, el deseo de venganza que en algún momento tú también tuviste lo puedes ver en su mirada, te duele.

 

 

Sin poder aguantarlo más te abraza obligándote a que levantes tus pies de puntas para poder sentir con más fuerza su calor.

 

 

—     Si tan solo pudiera regresar el tiempo atrás, ¿Hay alguna forma de volver atrás?

 

 

Su voz, quebrada, desecha.

 

 

—     No hay manera, es imposible Atsushi.

 

 

—     Debe haber..

 

 

—     No la hay.

 

Tus piernas no pueden más, el cuerpo del peli lila pesa y hacen que ambos caigan al suelo, aun sin dejar de abrazarse. Continúas escuchando su voz sollozar, las lágrimas caen a tu hombro, su cuerpo tiembla por la impotencia, la rabia, la amargura.

 

 

—     Si tan solo hubiera preguntado..

 

.

.

.

 

—     El primer beso fue un desastre, me besaste sin mi consentimiento – decía con su voz neutral mientras subía por las escaleras de la secundaria. Murasakibara lo seguía por detrás mientras comía sus golosinas con desinterés.

 

—     Podría asegurar que Aka-chin le gusto – Akashi se detuvo unos escalones arriba, sin querer ver al otro – los labios de Aka-chin son suaves, parecen algodón, dulces más que los caramelos que compro, jamás había probado un sabor tan dulce..

 

 

Menos mal que no había nadie más alrededor, el silencio que había a su entorno le aseguraba que ningún estudiante se encontraba a la vista para ser testigo de aquella escena que el mismo creo.

 

La bolsa de caramelos fue a dar al suelo, en ese momento muy poco le importo a Atsushi, pues ahora disfrutaba del sabor más dulce que había probado. Los escalones le ameritaban altura, aun así igual necesito levantar un poco más la punta de los pies para alcanzarlo.

 

 

.

 

.

 

.

 

 

 

 

—     El “Si tan solo..” no existe Atsushi – acaricias su cabeza como si de un pequeño niño se tratara – eso es pasado, no hay nada que podamos hacer.

 

 

Ambos se separaron sin querer realmente soltarse de ese abrazo que habían ansiado desde hace mucho, de esa calidez que realmente hacía falta en sus vidas. Porque aunque Atsushi allá buscado esa calidez en el cuerpo del pelinegro, jamás lo iba a encontrar.

 

 

—     No quiero que me observes con lastima si es así como me vas a mirar prefiero que te alejes – una sonrisa confiada se asomó por sus labios, quería convencerse así mismo que nada pasaría, lo soporto una vez y podría seguir haciéndolo – Somos completamente distintos atsushi, yo soy alguien..

 

 

—     Fuerte – no deja que termine de hablar – Has soportado tanto Aka-chin.

 

 

Sus labios temblaron, temiendo el escuchar una sola palabra.

 

—     Pero ya no es necesario que sigas con aquel peso – sus grandes manos se acomodan en tu rostro – Porque ya no pienso dejarte solo nunca más, Aka-chin.

 

 

.

.

.

 

—     Mi pequeño niño – Acaricia su rostro con las ultimas energías que guarda su cuerpo para aquel momento final. El niño llora, su papá no está así que puede hacerlo, su mamá sonríe pero tiene una pena horrible el no poder ver crecer a su pequeño y no ser su apoyo incondicional para lo que se avecine en su vida.

 

La frialdad de la mano maternal que lo acaricia con dulzura le hacen sentir más ganas de llorar, no le gusta ver a su madre de esa forma, solo espera que se pueda mejorar.

 

—     Tienes que ser fuerte Sei, tienes que avanzar en la vida con la frente en alto mi pequeño – sus fuerzas se debilitan poco a poco – No te guardes nada, llora grita pero no te guardes tus penas. Tienes que llegar hasta esa persona y cuando llegue ese día, jamás te dejara cargar con algo tu solo. Tu corazón te dirá cuando sea el indicado, cuando ese momento llegue, podrás ser realmente feliz.

 

La voz no le alcanza pero el movimiento de sus labios le hace llorar con más fuerza mientras ve caer la mano de la única persona que lo apoyo.

 

‘Te amo Sei’

 

.

.

.

 

 

El ardor de tus ojos comienza a afectarte igual que hace un momento, las lágrimas no demoran en empezar a caer por tus mejillas, resbalando por todos los sucesos que pasan por tu cabeza. Sin emitir ningún ruido, sin dejar de observar a Atsushi.

 

 

—     Aunque Aka-chin no quiera, no me pienso alejar de su lado.

 

 

Besos y las sensaciones que tu primer amor provoca te sumergen aun momento de gloria. Tus lágrimas no cesan pero los suaves y delicados toques de los labios ajenos te reconfortan. No ha pedido permiso, sigue manteniendo esa vieja costumbre en él, te alegras al saber que no ha cambiado, tu corazón late con fuerza con más vida que nunca al igual que él, puedes sentirlo.

 

Tiembla cuando ve al pelirrojo cerrar los ojos con más fuerza, sus mejillas ligeramente sonrojadas le dan una visión adorable de él. Se acerca con lentitud hasta poder tocar después de tanto tiempo los labios del capitán de Rakuzan, antiguamente compañeros de equipo en Teiko como también novio en secundaria.

 

 

Y primer amor.

 

 

 

—     Dulce, los labios de Aka-chin siguen siendo del mismo sabor – Se sonroja, tu sinceridad lo ha tomado de desprevenido – y me gusta.

 

Se funden en un nuevo abrazo mientras Murasakibara le susurra unas palabras en el oído, están bajo pero el emperador alcanza a escuchar y llora con más fuerza ocultando su rostro en su pecho, pero esta vez de la felicidad.

 

—     Te amo, Aka-chin

 

Sus manos se agarran con fuerza en su abrigo apretando de la tela, siendo inmensamente feliz ante lo que había escuchado, disfrutando ese momento pequeño, analizando las cosas que se avecinarían para su futuro, pero no importaba.

 

Los dos lograrían atravesar todo tipo de pruebas que el destino les tendría preparado

Juntos, unidos.

Demostrarían que su amor, ya no es tan débil, que los golpes de la vida había hecho de ellos quienes eran actualmente.

De su mano, con él.

No le temería a nada más.

Ya no huiría, ya no buscaría protección en su otro ‘Yo’.

El que era fuerte, el que no necesitaba de amor para sentir felicidad, el no necesitaba de nadie.

Pero él es quien realmente es.

Alguien enamorado, que necesita de sus amigos, que ama el básquet, que ahora desea seguir jugando con su nuevo equipo, con sus nuevos amigos y sentir lo que realmente le apasiona.

Y con él, siempre.

 

—     También te amo, Atsushi.

 

.

.

.

.

 

 

Extra.

 

 

Soba sus manos intentando reconfortarlas por el frio de la noche, sale del establecimiento solo igual que cuando entro. Mira a su equipo lo llaman a lo lejos van a ir a una pequeña celebración que había planeado Seirin en el departamento de su hermano y al parecer ni él tenía idea quien gritoneaba explicando el hecho de que no iba a ver suficiente espacio para todos.

 

Con tanto bullicio su mente se encuentra ausente en ese momento.

 

 

.

.

 

—     Lo siento – Se disculpa el más alto con el celular en la mano y sin dejar de observar al pelinegro.

 

 

—     No entiendo de que te disculpas Atsushi – sonríe intentando el otro cambie esa expresión – Ambos sabíamos que este tipo de relación pronto acabaría.

 

 

—     Lo sé, pero..

 

No quiere escuchar más y se acomoda detrás suyo para comenzar a empujarlo por la espalda.

 

—     No digas más si sigues perdiendo el tiempo conmigo posiblemente él se vaya, necesitas arreglar las cosas Atsushi – Regañar es lo único que puede hacer mientras hace que su compañero comience a mover las piernas por si solas y vaya a buscar a quien realmente ama.

 

 

Lo ves correr en cierto punto, miras como los demás ven horrorizados a semejante hombre correr pasando llevar todo a su paso.

 

—     Pero no corras que asustas a las personas – quieres reír ante la escena, pero no puede.

 

En alguna parte de su corazón temía que esa atracción que comenzaba a sentir por él, se transformara en amor.

 

‘Es lo mejor’

 

.

.

 

 

“El primer amor ¿eh?”

 

Siente a alguien chocar contra su espalda, voltea a ver quién es.

 

 

—     Ah, lo siento – Se disculpa viendo hacia todos lados temiendo que lo encontrara una persona que no le agradaba en lo absoluto. Se fija mejor en el rostro de otro reconociéndolo inmediatamente – ¡Eres el hermano de Kagami! – no espera confirmación está seguro, después de todo ya había jugado con él – Ah, mi nombre es..

 

—     ¡Shun! – Himuro también reconocía al otro que ahora se acercaba a ellos algo emocionado por encontrar al jugador de Seirin – Te llevo buscando desde hace un  buen rato, cualquiera pensaría que huyes de un Galán como yo.

 

 

—     No, como crees – la gotita en la parte derecha de su frente le da entender la incomodidad que siente el joven de seirin.

 

—     No importa, escuche que luego del festín que harán en la casa de Kagami irán a otro, me preguntaba si querías ir conmigo – La confianza de Moriyama le daba por asegurado que iría con él, sin embargo lo que Tatsuya veía era completamente distinto. Shun veía a todos lados buscando la manera de rechazar a alguien tan irritante como el jugador de Kaijo, enserio esa personalidad que tenía no le gustaba, para nada.

 

 

Tatsuya sonrió al momento de tomar de los hombros al sempai de su hermano y acercarlo a su cuerpo, Izuki no entendía por qué la acción y se encontró más perdido cuando vio esa sonrisa en Himuro, como explicarlo ¿Oscura?

 

 

—     Lo siento, pero Shun ira conmigo – Moriyama no se esperó eso, chisto los dientes enojado por el desplante. Entonces Himuro decidió rematar al ver que todavía no creía lo que había dicho - ¿No es cierto? Shun~

 

—     ¿Eh? Ah, si – Porque su voz sonaba tan seductiva en su oído, ¿Se estaba tomando muy a pecho su papel? Le incomodaba al pobre chico de las rimas – Quizás para la próxima Moriyam-

 

—     No habrá una próxima – aseguro Himuro mientras tomaba su mano y se alejaba dejando pálido al otro y de paso al jugador base de seirin que ya creía que sería un excelente actor.

 

 

 

Los recuerdos se quedarían, pero él tenía que continuar con su vida, lo que el creyó que sería una simple aventura se convirtió en la historia favorita que en el futuro sus hijos le rogarían que les relate antes de dormir.

 

Su propia historia de amor.

Con quien nunca creyó.

 

.

.

.

.

.

 

 

La suavidad de la almohada te tienta a continuar unos par de minutos más bajo sus encantos y la calidez de las sabanas que cubren tu cuerpo te encierran en una prisión de comodidad y alivio. La cortina de tu habitación flamea permitiendo que el viento mañanero se adentre a la habitación sin tu permiso. Abres tus ojos sonriendo al ver a tu esposo durmiendo a tu lado, sus hebras de color lila caen por su rostro durmiente y cansado ¿Cuántas veces se levantó en la noche? Perdiste la cuenta en la cuarta ya que caíste preso por Morfeo.

 

El viento entra con un poco más de fuerza, te molesta.

 

Besas con dulzura su frente mientras te levantas con cuidado sin despertarlo, su brazo rodea tu cintura y eso te dificulta el levantarte.

 

Lo logras al poner tus pies sobre la alfombra de la habitación, descalzo caminas hasta la ventana para poder cerrarla viendo por escasos segundos la ciudad a través del vidrio.

 

Te encaminas hasta cierta melodía que sigue sonando, suave despacio.

 

Te asomas, para verlos.

 

Pequeños, diminutos frágiles, duermen con tranquilidad después de no haber dejado dormir durante toda la noche al papá, los pequeños culpables que ahora se encuentre como un tronco durmiendo.

 

Te afirmas a los abarrotes rogando para que eso no fuera un sueño, dos pequeños milagros nacieron, frutos del verdadero amor. El móvil a sus cabezas continua dando vueltas, todavía no entiendes por qué les resulta tan entretenido a tus hijos, quizás es por esa armonioso sonido que produce.   

 

El más grande de los mellizos ha heredado el color de cabello de tu pareja, mientras que el más pequeño ha heredado el tuyo, lo encuentras gracioso hasta cierto punto. Sus manitos empuñadas a los lados y a uno sonriendo entre sueños.

 

Unas manos se enredan en tu cintura, disfrutando también el ver a sus pequeños.

 

—     Buenos días, Aka-chin.

 

 

—     Buenos días Atsushi

 

 

.

.

FIN.

Notas finales:

Se suponía que sería un one shot de 3,000 palabras solamente, no me explico como llego hasta las 8,000 y tantas(?) 

Lamento si quedo un Akashi muy OcC, jamás me había costado tanto la personalidad de un personaje ;;__;; sufrí con él, me saco canas verdes. ENSERIO FUE HORRIBLEEE XDDDDD! 

No me gusta este genero, pero quise probar haber como me salía, digamos que me voy más por la comedia, solía escribir parodias ;;__;; solía(?) 

Por cierto, esta pareja no es mi OTP, hace poco ni los consideraba (MuraHimuLovers~) X'D pero tenía que escribir algo así. (AkafuriLovers~) 

-Le tiran piedras- 

Bueno eso, no tengo mucho que decir(?) solo que me moria de verguenza cuando lo escribia, FUEEE TAN VERGONZOSO;;__;; parecía mikorin~ x'DDD no sé, ultimamente me da cosa escribir ;'ccccc 

Okey finalizando con esto, espero que no allan odiado a Mura, es un babuuu<333 ;_; No podía falta mi Kagakuro, (?) Pobre Chihiro ;;__;; pobre Reo, pobre Himuro XD Moriyama también, muchos salieron con el corazón roto de este fanfic :v o son solo ideas mías~

Por culpa de la Kure me estoy volviendo MultiShiper ;_; (Te dije que no habia casí nada MuraHimu~) XDDD -huye-

Espero que les alla gustado, es la primera vez que escribo para el fandom de MuraAka. Todo tipo de comentarios son bienvenidos, yo solo espero mejorar antes de dejar esto completamente, (pero primero tengo que finalizar mi otro fanfic) Veneno, Bombas, comentarios bonitos, en mala ondi, todo es bienvenido XD 

Bye~ 


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