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Venganza o Tentación. por NeferetteRoju

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El amanecer se acercaba y el caballero de oro aún yacía acurrucado entre el largo cuerpo del can que había acogido en su hogar el día anterior. Poco a poco aparecía el alba y el guardián de piscis entreabría sus ojos que se sorprendían al ver la figura del animal a su lado y al ver su pelaje blanco recordó instantáneamente lo que había ocurrido ayer, pero no estaba seguro tal vez había sido solo un sueño o una ilusión, “un perro no podría actuar de semejante manera” se decía, pronto se vistió para salir a su entrenamiento rutinario y para realizar otras labores que fueran necesarias dentro del santuario. Cuando Albafica descendía hacia el templo de acuario fue alcanzado por su amigo –Pero qué haces, si quieres salir deberás comportarte y no ser una molestia para los demás,  ¿de acuerdo?, le decía a Minos con gesto amable haciendo que este se perdiera en su sonrisa y sin darse cuenta se mostrara muy motivado a seguirle y divertirse por ahí como si en verdad fuera su mascota olvidando por completo los planes vengativos. Se encontraban en la arena de enfrentamientos cuando Fica de nuevo se agachó para dirigirse a Minos –Lo siento pero no puedes entrar a la arena, pero puedes dar un paseo alrededor seguro que encontraras en que distraerte, le dejó tras acariciar su cabeza, Minos se sintió un poco incómodo al ser tocado tan tiernamente por su peor enemigo pero sin más se dio la vuelta y se fue. Minos pronto se escabullo detrás de unas ruinas sentándose a observar su marioneta desde ahí, pudo notar que a diferencia de los otros guerreros Albafica no tenía una pareja combatiente por lo que practicaba sus rigurosas técnicas en solitario, de verdad era un excelente guerrero, sus técnicas, su condición, todo era perfecto en este hombre y Minos ya deseaba confrontarlo.

Luego de un par de horas de entrenamiento, unos aprendices de caballero se acercaron al lugar donde Albafica estaba entrenando –Señor Albafica nos alegra que haya regresado al santuario, usted ha sido un guerrero destacable y fue muy valiente al defender el santuario y la villa, todos así lo piensan, pero supongo que ya debe saberlo, decía un joven aprendiz gentilmente, Fica no pudo evitar sonrojarse levísimamente y un tanto sorprendido agradeció los pensamientos de los chicos –Sí, es cierto, gracias pero no deben preocuparse por lo que suceda en batalla, siempre deben seguir adelante ¿entendido? –Claro que sí, pero… de todas formas es confortable que la belleza permanezca en este lugar, comentó el joven, el corazón de Albafica se sobresaltó al escuchar esto tornándose más sonrojado –oh, lo…lo lamento, yo me refería a sus rosas y sus técnicas… yo…  no quise ser irrespetuoso. Fica mantenía su cabeza gacha y se tornó serio; Minos hervía de celos, escuchar que alguien más le dijera hermoso a su marioneta lo ponía histérico por lo cual corrió rápidamente hasta donde se encontraba el dorado  mostrándose agresivo con los otros guerreros, Minos gruñía como una bestia llena de rabia preparado para descuartizar a quien se atreviera a dirigirse de esa manera a su Albafica de Piscis. Los chicos se asustaron un poco, no se habían percatado de que hubiese un perro en el santuario. Fica volteo rápidamente y ordenó a Minos que se calmara – ¿Acaso es suyo?  –Me ha seguido hasta aquí pero no pensé que fuera agresivo, en verdad Albafica se preguntaba por qué la reacción de su perro –Por favor marchaos de una buena vez- dijo el pisciano –ss…si está bien, sentimos haberlo molestado. Se retiraron los chicos. Albafica le dio la espalda a Minos quien trataba de llamar la atención de su amo olfateándolo y restregándose en sus piernas, el caballero seguía pensativo con la cara agachada cuando –No debes sobresaltarte con los demás caballeros si es que quieres permanecer en el santuario, seguirás mis reglas ¡está claro!; además, no necesito de tu sobreprotección, sé cuidarme perfectamente, concluyó partiendo sin decir más. Minos podía notar su molestia, pero escuchar esa clase de apelativas viniendo del dorado era detestable para él, “fue más que hermoso mientras duró, pero con la boca cerrada” pensó, el juez también estaba que echaba humo, primero porque no soporta que alguien más alague sus cosas y segundo porque tuvo que toparse de nuevo con el orgulloso, hiriente y mandón de Albafica, justo como lo conoció y por lo que lo odiaba tanto, de nuevo tenía ganas de ponerle en su lugar y enseñarle los buenos modales los cuales fingió muy bien al principio; “estúpido, toda vía lo defiendo y se enfada, ajá, se sintió más ofendido al ser protegido por su mascota que por las palabras de ese guerrero inútil, seguro que le atrae Albafica y el idiota no sabe que esa rosa ya está apartada y será para mí”. Se decía Minos mientras seguía rondando por el santuario. Albafica se dirigía a una biblioteca del pueblo creyó que podría distraerse en una lectura interesante, pero mientras camina hacia allá seguía pensativo por el suceso de recién, de verdad que no le gustaba que lo alabaran por su belleza de por si debía permanecer en soledad y ver por la felicidad de otros en nombre de la justicia pero que se acercaran solo por su rostro le hacía sentir más vacío como si solo fuera un objeto de distracción que nadie puede tomar. Se encontraba ya en la biblioteca, para su fortuna estaba prácticamente vacía pero aun así Fica se acomodaba en los rincones apartados de la sala principal donde la gente podía estarse. Mientras leía recordó cuando en una ocasión habían tenido el atrevimiento de llamarlo hermoso, “Minos…” pensó, negó con la cabeza y se concentró en el libro. Luego de una hora a Albafica ya le pesaba el sueño haciéndolo cerrar sus ojos en contra de su voluntad hasta quedarse dormido.

Minos seguía rondando en el santuario, se preguntaba a donde se habría ido su caballero pues realmente seguía furioso por haber recibido órdenes y ahora además lo evitaba dejándolo solo en este lugar; luego de un momento se echó bajo la sombra de un árbol y se puso a recordar su batalla con Albafica, recordó exactamente la manera de ser del caballero, tan orgulloso y terco eso le gustaba para divertirse pero él también tenía orgullo y mucho por lo que se cobraría la derrota de esa ocasión, pero ya estaba frustrado y eso que solo llevaba un día y medio con el pisciano pero sin llegar a su objetivo, “por qué desistí” aún se preguntaba por qué toda vía no le hacía todo lo que había planeado “demonios mejor lo espero en el templo, esto no puede esperar más” se dijo mientras se levantaba rápidamente para correr hacia el doceavo templo.

Albafica seguía recostado en la mesa donde había leído; en su sueño, su propio templo estaba totalmente en tinieblas y observaba en el fondo una silueta imponente que le causaba mucha intriga, se sentía hostigado por esa presencia que no reconocía y aunque no le gustaba reconocerlo sentía miedo, pero porqué, temía a su soledad o temía a aquel que le perseguía           –volveré por ti, le susurró, Albafica se defendía pero todo era en vano, la oscuridad envolvía más al templo imposibilitando su visión cuando de repente sintió un suspiro muy cerca de él, trataba inútilmente de defenderse pero pronto sintió la sensación de una caricia en su cuello para luego escuchar –No escaparas de mí, lo prometí en nuestra batalla. Fica se sobresaltó incorporándose rápidamente, estaba aturdido, por qué tuvo que recordar a esa persona y por qué sintió miedo, luego de tranquilizar su mente recogió las cosas y se fue al santuario.

Cuando estaba a punto de llegar a la entrada de su templo sintió una horrible sensación, ¿será una corazonada?, qué estaba pasando, de pronto se acordó de su amigo y se preguntaba que habría sido de él pues no lograba distinguir su presencia cerca del lugar, “tal vez se fue” –era de esperarse supongo…- murmuraba al entrar al templo pero en eso  –admítelo, siempre estarás solo mi hermosa marioneta, decía Minos con arrogancia mientras observaba las uñas de sus dedos, el dorado solo pudo ponerse en guardia y exclamar  –¿Qué demonios haces tú aquí?, ¿qué es lo que pretendes? Minos soltó una carcajada –El santuario no me interesa en lo absoluto, sabes muy bien que vine a arreglar cuentas contigo, contestó mientras se acercaba al pisciano quien pronto sacaría una rosa piraña para atacar pero, el hábil juez fue mucho más rápido logrando aprisionar por completo al dorado entre sus hilos. Minos lo miraba con sed de venganza, no podría disfrutar más semejante situación, pero cómo empezaría, tal vez una gran golpiza antes de tomarlo, si eso sería perfecto.

– ¡Ah! “maldita sea” se reprochaba el caballero al momento que sentía intenso dolor, pues estaba siendo torturado en su propio templo sin que nadie sintiera su cosmos, “qué habría hecho Minos para que nadie sintiera su energía” pensó.

Los hilos le estrujaban cada vez más, lo suficiente para abrir pequeñas grietas entre la ropa del pisciano –Creó que es hora de divertirnos, no lo crees así amor, dijo Minos – ¡¿Amor?! Qué sabes tú del amor maldito, como te atreves –Es cierto no sé nada sobre él, pero creí que te haría enojar si te llamaba así y sí, pero…, lo más gracioso es que tú tampoco lo conoces, no estás en posición sabes, Minos estaba cerca del rostro de Fica y este al sentir repulsión no pudo evitar escupirle en la cara, sin embargo, por el coraje no se dio cuenta a tiempo de que fue lo peor que pudo haber hecho tratándose de Minos de Griffon.

Albafica miraba furioso al juez, pero en eso observó como este llevaba sus dedos a su mejilla y recogía la saliva del caballero, luego sonrió disimuladamente y le preguntó –¿Acaso pensabas asesinarme con tu letal saliva?, luego deslizo lentamente su lengua en los dedos con los que recién  había recogido la secreción del dorado, Fica no podía creer tal cinismo, ver tan repulsivo acto así que tornó su mirada a cualquier otra cosa que no fuera Minos, pero este se acercó bruscamente tomándolo de los cabellos para levantar su rostro, estaban tan cerca que sus respiraciones se mezclaban y Fica no podía soportarlo pero antes de que impusiera resistencia el juez lo golpeó en el estómago sacándole todo  el aire, luego volvió a tirar de su cabello para darle unas bofetadas de lado a lado, Fica estaba algo agitado por el coraje que cargaba en sí y por la falta de aire, luego de esto, una vez más, el juez le cogió del cabello y además presionando con más intensidad los hilos de la marioneta cósmica tomó su barbilla y besó sus labios frenéticamente, Minos encajaba sus dedos en la mandíbula de Albafica obligándole a abrir más su boca, de esta manera el juez podía introducir libremente su lengua y propasar por fin la dignidad de su preciada marioneta. Saboreaba cada rincón de su boca, succionaba toda la secreción como un exquisito néctar, Albafica quería desvanecerse y salir de esa horrible situación, “qué podía ser peor que esto” pensaba precipitadamente, de repente las manos frías del juez lo tomaron por la cintura acercándolo para tener el primer contacto cuerpo a cuerpo, pero claro, “la ropa estorba” pensó Minos pues pronto hizo que los hilos desgarraran las prendas de Albafica, su tersa piel se presentaba ante sus ojos nuevamente –Ah cómo olvidarla, murmuro Minos –De qué hablas, exclamó Fica –Oh nada que importe lindura, contestó cuando hizo un ademán con sus dedos y así comenzar a torturar a su marioneta. – ¡Ah! nnnn… Fica reprimía su dolor cuando retorcían sus brazos sobrepasando los límites de la elasticidad humana, con trabajo Fica logró exclamar –Te lo volveré a decir, no importa si despedazas mi cuerpo, yo no dejare de luchar, Minos solo creyó que era un tonto y lo interrumpió –ssshhh… ya te dije que no vengo por ninguna estúpida guerra entre dioses, vengo por mi propia satisfacción, vengo por ti…- le susurró lamiendo después su oreja        –Pero, prosiguió –aunque eres lo más hermoso que he visto en mi vida, sabes que no escaparás de mi castigo verdad, jajá . De esta manera lanzó al caballero hasta estrellarlo en un muro y al caer boca abajo su cuerpo empezaba a retorcerse, los hilos estrujaban cada vez más y el juez encontró la oportunidad para patearlo en el torso, pero Fica se tragaba el dolor pues su orgullo sobresalía más que todas las cosas, no quería mostrar su sufrimiento a alguien tan detestable como Minos. Por otro lado el juez que había acercado la silla hasta donde se encontraba tirado el pisciano, observaba atentamente el bello rostro mientras luchaba contra todo el dolor que seguramente sentía –Vamos, necesito escuchar aunque sea solo un grito de ti, en eso se puso de pie y volvió a patearlo justo en el estómago haciendo escupir sangre al dorado – ¡ajá! Bueno, al menos es divertido ver cómo te desangras, en ese momento Albafica al seguir escupiendo sangre sintió como se le nublaba la vista, no podía creerlo, no podía perder la conciencia en este momento, pero, poco a poco su vista se oscureció… Minos al ver la nula reacción del caballero se disgustó y soltó los hilos –Mala suerte, no funcionó como quería, no creí que fueras así de débil, decía el juez mientras lo recogía en sus brazos y lo colocaba en sus aposentos –Al final solo pude besarte, pero debes saber que no me conformaré con eso, hasta otra mi hermosa marioneta.

***

Al día siguiente, Albafica observó una luz muy avivada cuando abrió sus ojos, “seguro ya es muy tarde” pensó, intentó levantarse pero su cuerpo estaba muy débil y se sentía pesado, casi no podía moverse, también pudo observar las marcas que los hilos de la marioneta cósmica habían dejado sobre él, sus muñecas estaban vendadas, “¿cómo deje que hiciera esto?” se decía con un dolor aún más fuerte, su orgullo. –Albafica, que bueno que ya despertaste, ¿cómo te sientes? preguntó una muy conocida voz para Fica al ver su silueta adentrarse a la habitación, era nada más y nada menos que el caballero de Aries, Shion. Albafica se sintió extraño nadie jamás había entrado a la alcoba personal de piscis –Shion… agradezco que vengas pero… –Lo sé Albafica pero no podía dejarte en este estado, se me hizo raro que no bajaras a los entrenamientos o al pueblo, así que vine y…, ah, vas a decirme qué sucedió, Albafica no sabía qué decir, qué excusa pondría –yo… yo estaba aburrido y creí que podría distraerme en un combate así que estuve entrenado con un aprendiz, sin embargo… pensé  que podíamos conocernos mejor y lo traje aquí, Shion estaba algo sorprendido –lo traje con discreción, pero, yo… cometí un error, quise aprovecharme de la situación y peleamos, al final él estaba en su derecho, por eso no puse resistencia. La mirada de Shion decía que no se tragaba nada de aquello, pero, si Albafica insistía en encubrir lo sucedido seguro tendría una buena razón pues él nunca miente, además, lo más extraño y obvio es que Albafica jamás ha buscado ni buscaría una aventura, él siempre se ha mantenido al margen de esas situaciones, siempre ha declarado que estará solo por el resto de su vida debido al veneno que corre por su sangre. –Está bien Albafica no pretendo cuestionarte ni estar tras de ti, aun así sabes que cuentas conmigo, está claro. –Si gracias, no te preocupes, oye… la verdad es que también bebimos y por eso la situación se salió aún más de control, pero no quería que él me acusara con alguien de autoridad, por ello al final dejé que se desquitara, no volverá a suceder.     –Entiendo, debo seguir con mis deberes, por favor cuídate. Albafica solo asintió con la cabeza mientras Shion salía del templo. –Qué clase de estupidez dije, se reprochaba el pisciano quien estaba muy adolorido.

 El caballero permaneció en su cama reposando por dos días, y siempre pensativo - “Qué has venido a hacer a este mundo nuevamente”.

***


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