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Hanging On por yane

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Notas del capitulo:

Holaaaaa

 

 

Como estan 

 

awwww ya vieron Jonghyun sacara un mini album... T^T 

 

asahdjak estoy feliz por el se merece muchas cosas  <3

 

y bueno soy pobre y solo me queda apoyarlo con todo mi corazon ... 

xD

 

 

yayaya no digo mas a leer

 

abajo les dejo un adelantito de lo que seria el nuevo fic... JK.

Durante el siguiente mes, la felicidad entre Key y Jonghyun  fue completa. Era como si no pudieran dejar de besarse y hacerse arrumacos.

Una mañana en la que Key holgazaneaba mirando por la ventana, vio a Mijoo llegar con su auto pitando, Key salió de su habitación y corrió escaleras abajo para recibirla.

 —¡Qué alegría verte! —gritó. Mijoo, al verlo lo abrazó, y Key se dio cuenta de que en su cara había rastros de lágrimas.

—¿Qué te pasa, Mijoo? —dijo preocupado.  Pero ella, en vez de contestar, se puso a sollozar y a soltar palabras que Key no conseguía entender. Sin perder un instante se la llevó hasta  el jardín y después de conseguir que se sentara y se calmara, volvió a preguntar:

—Mijoo, ¿qué pasa? ¿Qué te ocurre? De nuevo, sollozo y Key, desesperado y sin saber qué hacer, la abrazó. Poco más se le ocurría. No muy lejos de donde estaban, Key mantenía una interesante conversación con su amigo Jaehyo. Ambos hablaban de unas nuevas inversiones.

—Vayamos a mi despacho.—le invitó Jonghyun. Con pasos seguros, ambos se dirigieron hacia la puerta principal charlando, cuando al doblar la esquina Jonghyun se fijó en que Key abrazaba a Mijoo, y ésta parecía llorar.

Jaehyo se detuvo en seco. ¿Qué le ocurría a Mijoo? Jonghyun, al ver cómo los miraba, pensó que Key iba a enojarse.

 —Jaehyo, Mijoo es tan bien recibida en mi casa como lo eres tú. Y, por favor, no te muevas de aquí hasta que yo regrese. No quiero problemas. Jaehyo, consumido por la preocupación al ver a Mijoo frotarse los ojos, deseó correr hacia ella. Necesitaba saber qué le pasaba. Pero, pensando con frialdad, contestó:

—No te preocupes, Jonghyun. No me moveré de aquí. Entonces, éste se acercó rápidamente hasta Key y, agachándose, comenzó a hablar.

Desesperado, Jaehyo los observaba, y se percató de que Key lo había visto, incluso Mijoo, pero no le hicieron señal alguna.

—Vamos a ver, Mijoo —bufó Jonghyun—, si no dejas de llorar y contestas a lo que te pregunto, me voy a enojar. Dándole un manotazo en el brazo, Key lo regañó.

—Mira, Jonghyun, si has venido aquí para ponerla más nerviosa, mejor será que te vayas con el bruto ese que nos mira. No creo que a Mijoo le apasione saber que él está viendo que ella está llorando.  —Jonghyun—bufó, mirándolo—, retén tu lengua o...

—No discutan por mí — los cortó Mijoo al ver cómo los dos se retaban.

De inmediato, ambos clavaron sus ojos en ella, y Key le preguntó:

—Ahora que has podido parar de llorar, ¿nos puedes contar qué te pasa? Mijoo, tras sonarse la nariz, miró a Jaehyo que, con expresión ofuscada, la miraba a su vez.

—Me acabo de enterar de que el hombre que amo se casara pronto.

—¿¡Cómo!? —gritó Key.

 —Lo que has oído —gimió la joven, volviendo a sollozar. No podía ser. Jaehyo adoraba a Mijoo.

Desconcertado, Key miró a Jaehyo que, cada vez más cerca, los miraba con gesto terrible. Jonghyun, sorprendido al conocer que Mijoo tenía novio, susurró:

—Mijoo, no sabía que tú...

—No tenías por qué saberlo —lo interrumpió Key.

 —Bueno, Key, tampoco te pongas así —lo increpó él.

—¡No discutan! —gritó Mijoo, y levantándose, miró a Jaehyo con furia—. Tú, estúpido, ¡qué miras! Jonghyun resopló, e interponiéndose en el campo visual de Mijoo, dijo con rotundidad:

—Mijoo, le acabo de decir a Jaehyo que tú eres bien recibida en mi casa, y quiero que te quede claro a ti que él es bien recibido también. Pero Mijoo no lo quería escuchar; sólo quería ir hacia Jaehyo y arrancarle el cabello. Por ello, moviéndose con celeridad, se encaró al joven, que la miraba desconcertado, y volvió a gritar:

—¡Eres un maldito, Jaehyo! Tú, y toda tu familia.

 «¡Ay , Dios mío, la que se va a armar!», pensó Key al ver cómo Jonghyun miraba a aquellos dos. Sin entender lo que pasaba, Jaehyo se acercó hasta ellos y  sin perder su compostura, preguntó en el tono más agrio que pudo:

 —¿Por qué me insultas, Mijoo? Key, temiéndose lo peor, se acercó a su amiga y susurró:

—Mijoo, por favor, déjalo. Vayamos a hablar a otro lado. Estoy seguro de que lo que nos has contado no es verdad. Todo tendrá su explicación.

Pero Mijoo, despechada, se lanzó contra Jaehyo y como una fiera, comenzó a darle patadas y puñetazos.

—¡Pero, ¿te has vuelto loca, Mijoo?! —gruñó Jonghyun.

Jaehyo, que sujetaba a Mijoo, en un murmullo casi inaudible le preguntó al oído:

—¿Qué pasa, cariño? Mijoo no respondió, y Jonghyun la cogió del brazo y dijo.

—¡Maldita sea, Mijoo! Si estás furiosa por lo que nos has contado, ¿por qué lo pagas con Jaehyo?

—Tú no sabes nada —gritó la joven, fuera de sí.  Jonghyun observó el semblante de su amigo y, sin explicarse qué ocurría allí, volvió a mirarla.

—¿Tan grande es el odio que le tienes que algo ajeno a él se lo haces pagar también?

—Vámonos, Mijoo —le ordenó Key, cogiéndola de la mano mientras miraba a Jaehyo con gesto impasible.

Deseaba gritarle que era un mentiroso, pero no quería complicar más las cosas. Entonces, Mijoo, humillada y destrozada, se dio la vuelta, y soltándose del brazo de Key, corrió hacia su auto.

 —Jonghyun, por favor, intenta hablar con ella. Temo que haga una tontería —le rogó Key. Ante aquella súplica, éste corrió hacia Mijoo, y se quedaron solos Key y Jaehyo.

 —Eres un maldito bastardo, ¿lo sabías? —bufó, volviéndose hacia él. Pero Jaehyo sólo podía ver cómo Mijoo llegaba hasta el auto, y se alejaba.

 —¡Maldita sea, Key! ¿Qué le pasa? ¿Qué ocurre para que esté así? Con precaución, Key  miró hacia atrás y, al ver a su esposo lo suficientemente lejos como para que no pudiera oírlo, con un gesto nada dulce, preguntó:

—¿Cuándo pensabas decirle que te habías comprometido con otra mujer?

—¡¿Cómo dices?! —susurró, incrédulo.

—Ya..., ya, disimula, maldito estúpido. Mijoo está destrozada porque se ha enterado de que pronto te vas a  casar con otra que no es ella. ¿Cómo has podido hacerle eso?

—Eso es mentira —bufó—. Yo no me voy a casar con nadie y...

«¡Oh, gracias a Dios!», se dijo a sí mismo, suspirando. En ese momento, Jonghyun llegó hasta ellos.

—Discúlpala, Jaehyo. Se ha enterado de algo que la ha alterado, y de ahí, su reacción. Mijoo es una buena muchacha y... Pero Jaehyo no le dejó terminar:

—No te preocupes, Jonghyun —gritó, corriendo hacia su auto—. Lo entiendo. Luego volveré para que podamos terminar de hablar. Acabo de recordar que tengo algo muy importante que hacer. Instantes después vieron marcharse a Jaehyo, algo que Key entendió pero que Jonghyun no. Cuando se volvió hacia su esposo para comentar lo ocurrido, se sorprendió al ver en Key una significativa sonrisa que rápidamente retiró. Escrutándolo con la mirada, preguntó en tono dulzón:

—Key, ¿hay algo que yo no sepa y que tú debas contarme?

«¡Ja! ¡Si tú supieras...», se dijo, pero con la más dulce de las sonrisas, le cogió del brazo y murmuró:

—No, cariño.

—¿Seguro?

—Segurísimo —asintió el, tocándose el cuello.

Pero algo lo hizo dudar. Lo conocía y sabía que cuando se tocaba el cuello y, en especial, se lamía el labio inferior algo pasaba. En ese momento, el móvil de Jonghyun sonó y cuando termino  de hablar. Key pregunto:

—¿Quién era? Jonghyun, sin quitarle los ojos de encima, respondió:

—Los guárdaselas del padre de Jaehyo. Al ver que se ha marchado van por él.

«¡Oh, Dios mío! ¡Oh, Dios mío!, debo avisarlos, o los pillarán», pensó, horrorizado Key. Con rapidez se deshizo del abrazo de Jonghyun, e inventándose una excusa, dijo:

 —Jonghyun, tengo..., tengo que hacer algo urgentemente. Convencido de que Key sabía más de lo que decía, lo agarró de nuevo.

—¿Adónde vas, Key? —le preguntó.

—Tengo que ir a ver a... comprar algo.

—¡¿Ahora?!

—Sí. De un tirón se soltó de él, pero antes de que pudiera dar dos pasos, Jonghyun  lo sujetó otra vez con gesto grave.

—Sé que pasa algo. Lo veo en tu mirada. Dime qué ocurre, o de aquí no te mueves. Con el corazón desbocado, Key gimió.

—No puedoooooooooo.

—¿Que no puedes? ¿Acaso me ocultas algo?

 —Sí, pero yo...

 —Key, estás acabando con mi paciencia —protestó Jonghyun. Incapaz de continuar allí sin hacer nada, el resopló.

—Tengo que confesarte algo..., pero..., pero quiero que lo tomes como una mentira piadosa.

—¡¿Una mentira piadosa?! Al ver su gesto ofuscado, Key le tomó la mano.

 —Esa clase de mentiras eran aceptables —murmuró—. Tú lo dijiste, y yo..., yo... lo prometí, y..., y... luego, yo...

 —¡Por el amor de Dios!, ¿qué ocurre? —bramó él.

Y tras sopesar que era preferible que se enterara Jonghyun a que se enteraran los padres de Mijoo y Jaehyo, con rapidez le contó lo que sabía, y dejó a Jonghyun con la boca abierta.

—Que Jaehyo y Mijoo...

—Sí —gritó, ansioso—. Ahora, por favor, avisémoslos, o todo el mundo se enterará. Jonghyun comprendió la gravedad de la situación, así que ambos subieron a su auto.

 —Desde luego, Key, no sé cómo lo haces, pero estás metido en todos los líos. Sin que Key respondiera, salieron de la casa para llegar a tiempo.

 

**

 

Por suerte para todos, los guardaespaldas del padre de Jaehyo se encaminaron hacia su casa y pasaron de largo el desvió que los llevaba a la cabaña de Mijoo, sin saber que su jefe y la hija de la competencia estaban allí.

Cuando Key y Jonghyun llegaron, aquellos dos discutían a voz en grito, algo que a éste no le sorprendió. La joven tenía un carácter endemoniado.

 —¡Vaya, vaya, Jaehyo! —dijo Jonghyun, sorprendiéndolos—. Nunca me lo hubiera imaginado de ti.

Al verlos aparecer, Mijoo y Jaehyo miraron con reproche a Key, pero éste les explicó lo ocurrido. Mientras, su esposo, entre divertido y aún tremendamente sorprendido por la situación, lo escuchaba.

 —De verdad, lo siento. Sabes que su secreto se hubiera ido conmigo a la tumba, pero al saber que los guardaespaldas de tu  padre has ido tras de ti he creído que era mejor que Jonghyun lo supiera, si de este modo evitaba que los pillaran.

 —Sí, la verdad es que sí —asintió Mijoo, más tranquila, mientras Jaehyo la tenía sujeta por la cintura. Key comprobó que los jóvenes parecían más relajados, así que preguntó:

—Por favor, ¿me quiere decir alguien qué es lo que ha pasado? Jaehyo, tras cruzar una mirada con Jonghyun, que seguía sonriendo con cara de bobo, respondió:

—Lo que le han contado a Mijoo es mentira. Yo no me he comprometido con nadie ni pienso comprometerme ni casarme con otra que no sea ella.

—¡Oh, me alegro! —suspiró Key, encantado—, porque te juro que cuando he visto a Mijoo en esa situación, he sentido unos deseos terribles de arrancarte la cabeza.

—¡Vaya, qué sanguinaria! —dijo riendo Jaehyo.

 —No lo sabes tú bien —contestó Jonghyun. Mijoo, aún con el rostro enrojecido pero feliz, respondió:

—No entiendo por qué mi hermana ha dicho eso esta mañana durante el desayuno.

 —¿Quién? ¿La divina Hyori? —preguntó con sorna Key, haciendo sonreír a Jonghyun.

 —Sí. Esta mañana, mientras mi padre y yo desayunábamos ha aparecido de pronto y ha dicho que Jaehyo contraería matrimonio dentro de poco.

 Te juro, Key, que creí que se me iba el alma al piso.

—Lo que no entiendo —susurró el joven— es quién puede haberle dicho semejante tontería.

—No cabe duda de que un tonto —apostilló Jonghyun, y todos rieron. Pero en ese momento Jaehyo dio un respingo y dijo, atrayendo la atención de todos:

 —Un momento. Hace unas noches estuve tomando unas cervezas con Kwang, uno de los guardaespaldas de mi padre, y entre bromas recuerdo que le mencioné que algún día le sorprendería la noticia de mi compromiso. Por cierto, ahora que lo pienso, anoche quede con él para tomar algo y no apareció.

—¿Tú dijiste eso? —sonrió Mijoo.

 —Sí, amor... Recuerdo haberlo dicho. Aquel apelativo tan cariñoso de Jaehyo  a Mijoo sorprendió de nuevo a Jonghyun, que sonrió. Nunca hubiera imaginado que Jaehyo y Mijoo, estuvieran juntos.

Pero a pesar de que aquello entre ambos a él le pareciera perfecto, sabía que la historia no podría terminar bien. Iba a decirlo cuando Key preguntó:

 —Pero ¿qué tiene que ver el chucho de tu padre con la boba de Hyori? Con lo tonta y fina que es nunca se acercaría a un simple guardaespaldas. —Vete tú a saber —respondió Jaehyo, riendo—. Tampoco imagina nadie que Mijoo y yo...

—¡No me lo puedo creer! —soltó, de pronto, Mijoo.

 —¿Qué pasa? —preguntó Jonghyun, perdido. Mijoo se llevó una mano a la boca.

—Dices que anoche habías quedado con Kwang y no apareció.

—Así es —asintió Jaehyo.

 —Justamente anoche —continuó Mijoo—, Hyori llegó tarde, y por cómo se tapaba el cuello estoy segura de que debía de tener alguna señal. La conozco y es como su madre. Todo lo que tiene de mema lo tiene de lianta. —Todos rieron—. Papá le preguntó que de dónde venía, y ella, con una sonrisa alelada, respondió que de correr. Dando una palmada, Jaehyo lo entendió.

—Y anoche Kwang no apareció.

 —¡Tu hermana y Kwang! —exclamó, divertido, Jonghyun.

 —Me huelo que sí —dijo Mijoo, y se puso a reír.

—Pues no te extrañe —se mofó Key—. ¡Anda con la mosquita muerta! Si es que son las peores... Cada vez más convencida de lo que pensaba, Mijoo preguntó a su novio:

 —Cariño, ¿cómo es Kwang? Sé perfectamente cómo le gustan los hombres a esa necia y con que me lo describas sabré si tiene algo con él. Con la diversión instalada en el rostro, Jaehyo dijo:

 —Kwang es tan alto como yo. Fuerte. Soltero. Ojos y cabello negro, y según dicen las mujeres, es agraciado y seductor. Por cierto —añadió, riendo—, siempre se vanagloria de que cada vez que se acuesta con una mujer le chupa el cuello para dejarle su señal.

—Confirmado —apuntó Mijoo—. La mema de Hyori y Kwang se vieron anoche.

Key y Jonghyun se miraron, sorprendidos, y el primero exclamó:

—Anda..., para que te fíes de las damiselas delicadas. Eso hizo reír a carcajadas a Jonghyun. Key, a veces, decía unas cosas tan graciosas que era imposible no reír con él.

 A partir de ese momento, Mijoo y Key comenzaron a parlotear mientras Jaehyo y Jonghyun miraban. Con la diversión en la mirada, Jonghyun se acercó a Jaehyo y , dándole un golpe en la espalda, le preguntó:

—¿Desde cuándo están juntos? Asumiendo que su secreto ya no era tal, se encogió de hombros.

—Desde hace bastante tiempo. Jonghyun, maravillado por lo bien que habían sabido engañar a todo el mundo, asintió. —Sabes dónde te estás metiendo, ¿verdad?

—Sí.

—Ni tu padre ni el de ella se lo pondrán fácil. ¿Cómo van a solucionar eso? Jaehyo, tras mirar con dulzura a Mijoo, murmuró casi avergonzado:

 —Sinceramente, amigo, me da igual que mi padre o el padre de Mijoo digan; no me alejaré de ella, porque la quiero.

 —Vaya..., me sorprende tu romanticismo.

 —¿Acaso tú no harías todo por Key?

Entonces, miró a su problemática rubio y, tras echarle el brazo por los hombros a su amigo, susurró:

—No te quepa la menor duda.

Notas finales:

Bueno como vieron aqui no hubo Mucho JongKey pero Mijoo es una amiga especial para Key...

 

Gracias por leer

 

espero sus rw ....

 

aqui el adelanto del nuevo JK ...  Aun no tiene nombre ademas esta en proceso xD

****

Llego al trabajo con una extraña sensación, trato de despejar mi mente así que abro el registro de los nuevos pedidos que hay para la tarde, estoy concentrado cuando de repente siento una presencia frente a mí y alzo la vista con una sonrisa  que se queda congelada en mi rostro.

 No hay nadie al otro lado del mostrador. Trago saliva   y miro   hacia la puerta  de entrada, donde varios clientes leen el periódico, nadie me está observando y aun así siento que alguien me vigila. Dirijo la vista hacia la cámara de seguridad y de pronto lo veo, fuera en la calle, un hombre alto, delgado, con  semblante pálido, ojos completamente negros mas grande de lo normal, mi cabeza comienza a doler y un susurro se filtra en mi mente:

—Donde está la llave.


**

                                                                            

Después de  dieciocho años,  esto no puede estar pasando de nuevo. No puede volver a pasar.

No puedo estar siendo perseguido por un ser mágico otra vez. No puedo acabar como mi madre. No puedo abandonar mi vida, no puedo huir.

Respiro hondo, cierro los ojos y, antes de abrirlos, ya sé que ese tipo se ha esfumado.

Me tranquilizo lo suficiente como para terminar de ver los pedidos de la tarde, rogando porque esta tarea aleje cualquier atisbo de pánico.

Mantengo el control, pero la intranquilidad perdura; se ha aposentado en mis entrañas agriando mi bienestar anterior. Incluso siento nauseas. Tengo que enfrentarme a... eso, para que me deje vivir en paz.

«La llave, donde está la llave.» ¿Qué llave, maldita sea?

Busca algo de mí, o tal vez me pide ayuda. De cualquier forma, incluso si se la ofrezco, ¿cómo puedo fiarme de uno de esos seres mágicos? ¿Qué garantías de protección puede ofrecerme un ser oscuro como él?

Entonces, un pensamiento se filtra en mi mente, iluminando un recuerdo enterrado: las últimas palabras de mi madre...

«Debes liberar a tu guardian... él te ayudará...»

 


y que les parecio se que es poco pero tngo que cambiar algunas cosas ^^! 

 

nos leemos

bye


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