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Hanging On por yane

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Notas del capitulo:

Hello

 

^^ No demore verdad :3

 

 

A leer chicas que esto esta en su recta final U_U

 

 

disfruten el capi. 

 

A la mañana siguiente, Key, desesperado, miró por la ventana. ¿Dónde se había metido Jonghyun? ¿Cuándo regresaría para que pudiera contarle que serían padres?

 Durante la mañana, Key esperó a Hyori y a su madre, pero no aparecieron. Con la ayuda de los trabajadores, y limpiaron todo. Cuando acabaron, Key hizo poner alrededor del salón y el pasillo de subida a las habitaciones varios jarrones con flores.

Cuando subió  a la habitación a darse un baño, al salir mientras se cambiaba de ropa por la ventana vio el auto de Jonghyun.

 ¡Jonghyun!, y como un loco corrió en su busca. Necesitaba contarle su secreto, besarlo y pedirle disculpas. Pero él, antes de que se le acercara, lo detuvo con una dura mirada que hizo que a Key se le parara el corazón. Tragando el nudo de emociones que sintió por aquel rechazo ante todo el mundo, se limitó a sonreír y ver cómo él, sin ni siquiera besarlo, se marchaba a su despacho.

Pasado un rato en el que paseó por el jardín cogiendo flores, oyó su nombre:

—¡Key! Levantando la mirada, vio que era Jonghyun quien lo llamaba, y el corazón le comenzó a latir descontrolado.

—¡Key! —volvió a oír. Con una sonrisa corrió hacia él, pero de pronto se detuvo. Jonghyun, parecía enfadado. Su gesto era terrible.

 «¡Oh, Dios!, ¿qué ha pasado?», pensó, horrorizado.

Jonghyun parecía colérico. Fuera de sí. Pero mientras caminaba hacia él, intentó poner la más dulce de sus sonrisas. La cara de Jonghyun, sin embargo, denotaba todo menos ganas de confraternizar, y cuando llegó hasta él, lo cogió por los hombros y comenzó a zarandearlo mientras gritaba fuera de sí:

—¡¿Qué has hecho con el sofá  de mis padres?! Key no lo entendió.

—¿A qué te refieres? Clavando sus preciosos e incitantes ojos en él, bramó:

 —Cuando me marché en el salón había un sofá de roble verde de mis padres. ¿Dónde están? Key quiso morir. ¡Había ordenado destrozar el sofá de los padres de Jonghyun!

Dejó caer las flores que llevaba en las manos. ¿Qué podía decir?

—¡Contéstame, Key! —gritó, descompuesto.

«¡Ay , Dios... Ay , Dios!», se lamentó con la boca seca.

Cuando le dijera lo ocurrido, ¡lo iba a matar! Tras tocarse el estómago para que le diera fuerzas y tomar impulso, lo miró y susurró, dispuesto a cargar con su culpa.

—Jonghyun, yo ordené que... Seung y Jaebum se acercaron hasta ellos con celeridad y no lo dejaron terminar.

 —Disculpe, señor —interrumpió Seung, y Jonghyun lo miró—. Al comprar su esposo los nuevos muebles, nos pidió que retirásemos del salón el sofá y lo lleváramos a una de las habitaciones superiores, hasta que a su llegada usted decidiera dónde ponerlo.

Key se quedó con la boca abierta, mientras sentía unas terribles ganas de vomitar. Pero al notar la mirada de Jonghyun, se puso las manos en las caderas y , levantando el mentón, preguntó:

—¿Algo más? Jonghyun, tras conocer lo que quería saber y sin volver a mirarlo, se dio la vuelta y se marchó. En ese momento, Key miró a Seung y Jaebum y , con una sonrisa, les susurró:

 —Gracias, muchas gracias. Acaban  de salvarme la vida.  Ellos, con una sonrisa socarrona, le guiñaron el ojo, se giraron y se marcharon.

«¡Uf!, de la que nos hemos librado, pequeño», pensó, tocándose el estómago, mientras observaba a Jonghyun alejarse. Y al agacharse para recoger las flores que se le habían caído de las manos pensó en las odiosas de Hyori y su madre, y dijo:

 —Ahora si se van  a enterar quién es Kim Kibum. Les voy a hacer pagar su malvada fechoría con tal manera que van a estar lamentándolo el resto de sus vidas. ¡Brujas!

 

**

Durante el resto del día, Jonghyun no lo buscó en ningún momento, incluso parecía rehuirle. En un par de ocasiones, sintió náuseas y que las piernas le flojeaban, pero respirando con disimulo, las aguantó.

A cada minuto que pasaba, deseaba más que lo mirara y sonriera. Estaba como loco por darle la noticia de su paternidad, pero él parecía no querer saber nada de él. Durante la comida se sentaron juntos, pero Jonghyun continuó ignorándolo; ni siquiera pareció darse cuenta de los cambios que había hecho, y eso lo molestó.

 «Hemos vuelto a tiempos pasados», pensó con amargura. Él se dedicó a comer y a hablar por teléfono, ignorándolo, como si el no estuviera, aunque por dentro se deshacía cada vez que lo oía respirar.

Durante el tiempo que había estado fuera, sólo había tenido una cosa en la cabeza: regresar a su hogar para ver a Key. Key, a cada instante más herido y humillado por su desprecio, no pudo contener un segundo más su ira y le dio un golpecito en el brazo.

—¿Dónde has estado estos días? Estaba preocupado por ti —preguntó en un tono demasiado áspero. Mirándolo sin un ápice de dulzura, Jonghyun bebió de su copa y respondió:

—No es de tu incumbencia.

—¿Ah, no? Sin quitarle los ojos de encima, siseó:

—No.

—Pues no me parece bien.

 —Lo que te parezca a ti bien o no, sinceramente, no me interesa.

—¡Grosero! —gruñó Key. Jonghyun cerró los ojos y, tras bufar, murmuró:

—Key, acabo de llegar. Tengamos la fiesta en paz. Tragándose la retahíla de maldiciones que estaba a punto de soltar, decidió respirar, y cuando estuvo más relajado, suavizó el tono de voz y , acercándose a él, le susurró al oído:

—Te he echado de menos.

Escuchar aquello y sentir su cercanía hicieron que a él le tambalearan las fuertes defensas que en aquellos días había logrado construir contra él. Había sido una tortura separarse de lo que más quería, pero no podía permitir que Key, le faltara el respeto. Entonces, inexplicablemente para él, sin mirarlo respondió:

 —Seguro que no tanto como yo a ti... «Lo sabía», pensó a punto de echársele al cuello. Pero Jonghyun  añadió:

—Aunque siendo sincero, cuando Hyori y su madre me enseñaron las fotos donde estabas con mis trabajadores como si fueras un regalado, me sorprendí. No me esperaba ese comportamiento de ti. Boquiabierto, lo miró, y con fuego en los ojos, dijo:

—No les habrás creído, ¿verdad?

—Dime, ¿por qué no debería creer a ellas dos, si me han mostrado las fotos?

 «¡Malvadas brujas!»

—Estoy esperando, Key. ¿Acaso comenzaste a volver a tus andadas? Molesto, humillado, enfadado y un sinfín de cosas más, Key, sin mirarlo, blasfemó:

—Al demonio, Jonghyun. Piensa lo que te venga en gana porque no voy a defenderme ante ti. Y si tú quieres creer que ellas son unas inocentes, ¡adelante!, pero permíteme decirte algo: espero no parecerme nunca a ellas, porque entonces me decepcionaría a mí mismo. Sin querer mirarlo, Jonghyun continuó comiendo, aunque con el rabillo del ojo pudo comprobar cómo Key rumiaba su mal humor.

 Estaba tan molesto y enfadado por lo que aquellas dos mujeres le habían enseñado he insinuado cuando había pasado por su casa, que habría querido herir a Key.

—Te has cortado el cabello, ¿verdad, gatito? Volviéndose hacia él, contestó con rabia:

—Sí, Kim; tuve que cortármelo gracias a ti. Sin pestañear, lo miró, y, dijo:

—Me gustabas más como tenías el cabello antes.

«¡Dios, ayúdame, o te prometo que le estampo la copa en la cabeza!», pensó Key sin querer contestarle. No deseaba empeorar las cosas. Debía pensar en su bebé, pero él volvió a la carga con el peor de los comentarios:

—Creo que deberías aprender un poco de Hyori.

—Aquel nombre hizo que se atragantara—. Oh!, no, esto sí que no», pensó soltando el tenedor como si le quemara. Al mirarlo para contestar, vio en sus ojos las ganas de pelea; por ello, y aun a riesgo de morir de rabia, Key sonrió y dijo, levantándose:

—Tienes razón, Kim. Hyori es un auténtico primor de mujer. Y ahora, si me disculpas, debo atender ciertos asuntos personales. Se marchó sin ver cómo Jonghyun lo seguía con la mirada y sonreía. Furioso y terriblemente irritado, subió a su habitación. Colérico abrió uno de los armarios  y tras rebuscar encontró lo que buscaba. Quitándose la ropa que llevaba se puso los pantalones de cuero negro y unas botas negras, mirándose en el espejo, murmuró con una perversa sonrisa:

—Muy bien Hyori..., me las vas a pagar.

 Tras coger un par de tijeras, bajó con cuidado por la escalera, pero no quería pasar por el salón; si lo hacía, con seguridad Jonghyun lo interceptaría. Por ello, se asomó por una de las ventanas de la escalera, y después de calibrar que si lo hacía con delicadeza no le pasaría nada a su bebé y que no había nadie que lo viera, se lanzó sin percatarse que unos ojos incrédulos lo miraban desde no muy lejos.

Una vez se levantó, se encaminó hacia  uno de los autos. Montó en  uno y arranco  para salir de allí cuanto antes. En el comedor Jonghyun viendo unos papeles, pero realmente no leía Estaba tan ensimismado en sus pensamientos acerca de Key que no se dio cuenta de que Eushin se había sentado a su lado hasta que éste habló:

—Bonito salón. Jonghyun, volviendo en sí, miró a su alrededor, y con una sonrisa, asintió:

 —Sí, Key ha hecho un buen trabajo.

—Jonghyun... —¿Puedo preguntarte algo?

—Tú dirás, Eushin —respondió el, reclinándose en la cómoda silla y sonriendo.

 —¿Dónde está Key? Al pensar en su esposo, Jonghyun sonrió.

 —Ha subido a descansar. —Y con mofa, confesó—: Creo que está tan enfadado conmigo que ha preferido desaparecer de mí vista a seguir discutiendo. Aquello hizo reír a Eushin, que, cogiendo una copa, la llenó de agua. Después de un largo trago para refrescar su garganta, murmuró:

—¿Estás seguro? Sorprendido por la pregunta, Jonghyun se incorporó de la silla.

—¿Debo dudarlo? —preguntó. Eushin, con una sonrisa que le dejó paralizado, asintió.

—Creo que su esposo ha decidido cambiar su descanso por algo más emocionante. —Al ver que Jonghyun dejaba de sonreír, añadió—: Lo acabo de ver tirarse por la ventana de la escalera.

 —¡¿Cómo?! —exclamó, confundido—. ¡Que se ha tirado por la ventana y me lo dices tan tranquilo!

—No te preocupes. La altura no era mucha. Como era de esperar, se ha levantado como si nada, ha cogido su auto y se ha marchado como alma que lleva el diablo. Jonghyun se había quedado pasmado y le temblaban las piernas. ¿Cómo era posible que Key se hubiera lanzado por una ventana? Por todos los santos, podría haberse matado.

—¿Hacia dónde se ha dirigido?

—Lo he visto coger el camino interior —respondió Eushin con una sonrisa en la boca. Dando un manotazo en la mesa que movió los platos y las copas, soltó:

—Sí..., pero ¿adónde ha ido?

 —Yo creo que lo sé —dijo Eushin, sonriendo de nuevo. Jonghyun, cada vez más molesto por aquella conversación, clavó la mirada en Eushin.

 —Nos conocemos de toda la vida, y esa risita tuya de «te lo dije» me hace entender que tú sabes algo que yo no sé, ¿me equivoco?

—No, Jonghyun, no te equivocas. —Y acercándose a él le cuchicheó—: Y sí, te lo dije.

Eushin soltó entonces una carcajada. Pero Jonghyun no tenía ganas de risas y , agarrándolo por el cuello como cuando eran niños, le dijo a la cara:

—O me cuentas ahora mismo lo que sabes y dónde está Key, o te juro que haré que tu vida sea un infierno. Eushin, con la diversión aún en su mirada, le explicó lo que Jaebum y Seung le habían contado aquella mañana respecto a lo ocurrido con Key y la visita de Hyori y su madre.

Jonghyun, sorprendido, dijo mientras ambos se encaminaban hacia los autos:

 —Creo que, como no lleguemos a tiempo, hoy dos personas se quedan calva.

 

**

Cuando Key  llegó  la casa de Hyori, su enfado había crecido tanto que la rabia le salía por todos los poros de la piel. Al bajar del auto vio a Mijoo. Ésta, al verlo salió corriendo con una brillante sonrisa. Pero al ver su gesto intuyó que algo pasaba.

—Hola, Key —lo saludó—. ¡Qué alegría verte!

 —Lo mismo digo, Mijoo.

 —Justamente mañana pensaba ir a visitarte.

—Me alegra saberlo.

 —¿Ocurre algo? Te pasa algo, ¿verdad? Sin responder continuó caminando hacia la puerta principal, y Mijoo, al ver aquella ofuscación, se plantó ante él y lo detuvo.

—Dime ahora mismo qué te ocurre, Key. Conmovido por la mirada de Mijoo, respondió:

—Vengo dispuesto a matar a esas dos. ¿Dónde están esas malas brujas? Sorprendida, Mijoo lo cogió del brazo y se lo llevó a una esquina para hablar con él. Nada le habría gustado más que perder de vista a la idiota de su hermanastra y la madre de ésta, pero no quería que su amigo cometiera una imprudencia.

 —Vamos a ver, ¿qué ha pasado? Como un torrente desbocado Key comenzó a contarle todo lo ocurrido, excepto su embarazo. Empezó con la discusión con Jonghyun, siguió con la visita de aquéllas dos  con falsas disculpas y malas ideas, continuó por lo que las dos necias habían insinuado sobre que el retozaba con los empleados, y terminó sollozando al recordar las palabras de alabanza de Jonghyun hacia Hyori y de desprecio hacia él.

 —Venga..., venga, tú y yo sabemos que el tonto de tu esposo lo ha dicho para molestarte.

 —¡Mijoo..., ha puesto en duda mi fidelidad! —gritó, molesto. La joven no supo qué contestar, pero algo le decía que Jonghyun no era tonto, ¿o sí?

—Mira, Key. Olvida esa tontería. Nadie en su sano juicio creería semejante barbaridad y, por favor, hazme caso, ¡tú eres mejor que Hyori! Nada le tienes que envidiar, ni siquiera su pelo.

«¡Ja!, salvo que me voy a poner gordo como un tanque, y él seguro que me lo reprochará», pensó con amargura. Pero limpiándose la cara dijo: —Yo le soy fiel.

 ¿Por qué se empeña en creer que no? Además, ella es una joven muy bonita, ¡es preciosa! Lo que no entiendo es por qué el patán de Jonghyun no se caso con ella en vez de conmigo. Se ve a la legua que le atrae.

—Que no..., que no —insistió Mijoo—, que no lo atrae. Que Jonghyun siempre ha intentado alejarse lo máximo que ha podido de ella. Es ella la que nunca ha dado su brazo a torcer desde que lo conoció.

—¡Oh, sí, claro!, y por eso dice que es fascinante, preciosa, cautivadora... En ese momento, las puertas de entrada se abrieron y ante ellas apareció una espectacular Hyori seguida por su madre. Llevaba un magnífico vestido color coral. Key, tras clavar su mirada en ella, bramó sin que Mijoo lo pudiera remediar:

—¡Hyoriiiii! La muchacha, al escuchar aquel grito y ver a Key caminar hacia ella, se asustó y, sin pensar en su madre, corrió hacia el interior de la casa.

 —Key —gritó Mijoo, corriendo a su lado—, ¿no irás a matarla? Furioso, y con la vista clavada en las mujeres, siseó entre dientes:

—Mijoo, no me des ideas. Más tranquila por aquella contestación, la joven sonrió y , encogiéndose de hombros, dijo, encantada:

—¡Ah!, pues entonces te ayudaré. Vamos a divertirnos. Como si de un huracán se tratase, entró Key en la casa seguida por una sonriente Mijoo. Sin que nadie se interpusiera en su camino, persiguieron a las mujeres, que huían despavoridas.

 —Ya pararás, Hyori..., ya pararás —voceó Key sin importarle cómo la miraban los empleados que a su paso se encontraba. En ese momento, Mijoo avistó a su padre. Necesitaba quitarlo de en medio, y ella sabía cómo. Con celeridad y determinación, se dirigió hacia él y le indicó que los hombres en la entrada exigían su presencia para aclarar unos asuntos.

 Sin prestar atención a los gritos su de mujer y su hija Hyori, el hombre salió acompañado por su hija. Mijoo habló con uno de los hombres y le pidió que le entretuviera todo lo que pudiera, y corrió de nuevo junto a Key. En el interior de la casa Hyori y su madre llegaron hasta un pequeño salón y , asustadas, se miraron. Sólo podían huir o bien tirándose por la ventana, algo que dos damas como ellas nunca harían, o saliendo por una de las dos puertas que esa estancia tenía. El problema era que Mijoo estaba en una y Key en otra, y las cerraron tras de sí. Con una sonrisa en la boca, Mijoo se apoyó en la puerta, dispuesta a disfrutar de algo que llevaba años queriendo presenciar. Key, con las tijeras en la mano, se plantó ante ellas dispuesta a hacerles saldar sus deudas.

—Mama, ¡haz algo! —gritó Hyori, escondiéndose detrás de ella. Key sintió vergüenza ajena.

—Vaya, Hyori..., veo que eres muy valiente. —Y tomando aire añadió—: Vergüenza debería darte esconderte tras tu madre.

—¡Key! —gritó Seoyon—, ¿qué te propones viniendo así a nuestro hogar? Clavando su fría mirada en ella, la hizo temblar.

—¿Qué se proponían ustedes cuando fueron al mío? Al ver que ninguna contestaba, Key continuó:

—Ambas son de la peor calaña de mujer que pueda existir. Sabían que mi esposo no estaba en casa y fuiste a mentirme y a engañarme como a una tonto deseosa de afecto.

¡Y lo consiguieron! Pero no contabas con que mis empleados  fueran fieles y más inteligentes que ustedes ¡malditas brujas! Las mujeres se miraron, y Key, con la cara contraída, prosiguió:

 —Son unas malditas víboras. Están furiosas porque Jonghyun se ha casado conmigo y querían que mi esposo me odiara por haber acabado con el recuerdo de sus padres. Sabían que ese sofá  era lo único que él tenía de sus padres, ¿verdad?

Hyori lo miró, y Seoyon sonrió. Key quiso matarla por su maldad, pero conteniendo sus instintos, gritó:

—Son unas perras, unas malas mujeres. No tenían bastante y también han inventado eso de que me vieron revolcándome con mis empleados en el salón y le mandaros fotos. ¡Mentirosas! Ambas saben que eso es mentira.

—Yo no sé si es mentira. Vimos lo que vimos y punto. Si eres tan poco prudente como para hacerlo a la vista de todo el mundo, no tenemos la culpa, todos saben que antes salías de fiesta y cambiabas a tus parejas —siseó Hyori—. Además, te lo mereces. Tú me quitaste al hombre que yo quería, y lo voy a recuperar sea como sea.

—Te equivocas, Hyori. Jonghyun nunca será tuyo —gritó Mijoo, molesta al ver tanta maldad en aquellas dos.

—Tú cállate —gritó Seoyon a su hijastra—. Mi niña se merece ser la señora Kim y no estamos dispuestas a permitir que este mequetrefe ocupe el lugar que le corresponde a Hyori.

—Jonghyun es mi hombre —grito Hyori—, y conseguiré que te odie a ti y al final sólo me desee a mí.

«La mato..., la mato», pensó Key, que se abalanzó sobre ella.

 —Te voy a arrancar la piel a tiras, maldita perra, y cuando acabe contigo, nadie te mirará porque serás tan fea que ni los sapos te querrán. Pero Mijoo se interpuso. Lo vio tan ofuscado que temió lo peor y lo paró.

 —¡Suéltame! —gritó Key—. A esa malcriada le voy a dar la lección que se merece.

—Nada me gustaría más en este mundo —cuchicheó Mijoo—, pero me has prometido que no la ibas a matar.

 —¿Estás segura de que yo te he prometido eso? Mijoo, con una divertida mueca, asintió, y Key, resoplo.

 —Sólo hay que ver la rabia en tu mirada para saber que Jonghyun te ha despreciado — increpó Hyori—. Te ha tratado como lo que eres: nadie para él. Key levantó la mano para abofetearla, pero Mijoo se la sujetó, y le cruzó la cara a su hermanastra con tal tortazo que el propio Key se asombró.

—Discúlpame, pero tenía que hacerlo yo. Llevaba años ansiando este momento — suspiró mirándolo, mientras Hyori lloriqueaba y Seoyon maldecía. Entonces, Hyori cogió fuerzas y empujó a Mijoo, que en su caída se llevó a Key por delante. Ambos cayeron al suelo, pero con rapidez y maestría se levantaron.

—Me las van a pagar, ¡asquerosos! —bufó Hyori—. Son iguales, de la misma calaña. La vergüenza de sus familias.

 —No, bonita, tú me las vas a pagar a mí —dijo entre dientes Key, y siento lo que voy hacer pero te lo mereces. Y cogiendo impulso le soltó un derechazo que hizo que la joven cayera hacia atrás ante el grito de horror de su madre. Mijoo, sorprendida por cómo la había tumbado, le preguntó:

—¿Quién te ha enseñado a hacer eso? Key, moviendo la mano y con una sonrisa en su rostro, suspiró:

 —Fue Taemin. Recuérdame que te enseñe. Ambas rieron.

—¡Mijoo! —gritó Seoyon , asustada al ver a su hija sangrar por el labio—. Te ordeno que acabes con esto y vayas a avisar a tu padre ¡ahora mismo!

—Ni lo sueñes, querida madrastra —susurró, desconcertándola—. Llevo toda la vida esperando ver algo así y ahora, pase lo que pase, lo estoy disfrutando.

—¡Mijoo! —sollozo Hyori—. Tu deber es ayudarnos.

—¿Ayudarte yo a ti? —se mofó Mijoo.

 —¡Eres de nuestra familia! —gritó Hyori. Pero Mijoo soltó una carcajada que hizo que Key sonriera.

—Querida herma…nita —respondió—, llevo toda mi vida cargando con el sambenito de que tú eres infinitamente mejor que yo; por ello, y como tú eres más lista, más guapa, más sensata y el orgullo de tu madre..., apáñatelas como puedas porque yo no pienso ayudarte. Te recuerdo, so mema, que tú nunca has querido que fuera de esta familia.

¡Ah!, y por cierto —agregó, mirando a su madrastra—, que sepas que tu preciosa y santita Hyori, lo que tiene de preciosa lo tiene de poco santa; si no, habla con unos de los choferes de los Kyung. Creo que él, o quizá antes otro, se llevó su virginidad. Sorprendida, Seoyon miró a su hija.

 —Hyori... Con las uñas hacia fuera como una gata, se lanzó hacia su hermana.

—¡Arpía! Estás loca como el —dijo, señalando a Key—. Tú deshonras a nuestra familia, tú y sólo tú.

Acabaré contigo. Haré que nuestro padre te odie, y si no lo hace, yo misma te mataré porque te odio.

Key agarro las manos de Hyori y, con gesto decidido, murmuró:

—Si tocas a Mijoo, es como si me tocaras a mí. Y si haces cualquiera de esas cosas, yo mismo acabaré contigo, porque, como tú has dicho, estoy loco y las consecuencias no me importarán si con ello termino contigo, ¿entendido? Hyori, asustada, dio un paso atrás con la mala suerte de que se tropezó y cayó de culo. En su caída se llevó un mantel y varios jarrones que hicieron un ruido atroz al llegar al suelo.

—¡Ay, mi niña...! Su madre acudió en su ayuda, mientras ella, lloriqueaba. Enfadado por tanto teatro, Key cogió a Seoyon del vestido, la quitó de en medio sin miramientos y le gritó a Hyori:

—Deja de lloriquear, estúpida, y levántate, maldita mentirosa.

 —¡No! —chilló Hyori. Mijoo, al ver que su madrastra cogía un jarrón para estampárselo a Key en la cabeza, fue rápida y , empujándola, la hizo caer al suelo. Entre risas, le indicó.

 —No..., no..., no. Si tocas a Key, es como si me tocaras a mí, y no lo voy a permitir.

Al ver la cara de odio de Mijoo, Seoyon puso los ojos en blanco y se desmayó.

—¡Oh, qué bien! Una menos —dijo riendo Mijoo.

Hyori pensó lo peor. ¿Qué le habían hecho a su madre? Y comenzó a gritar como una histérica. Pero Key, sin ganas de aguantar más tonterías, la agarró con furia del pelo, y le dio varios trasquilones con las tijeras. Luego haciéndola gesticular de dolor, aproximó el rostro y le siseó en la cara:

—Nunca más vuelvas a acercarte a mi  casa, a mi esposo, y por supuesto, no vuelvas a inventar cosas sobre mí, o te juro que la próxima vez que te tenga así, te dejo calva.

 En ese momento, las puertas se abrieron de una patada, y al mirar, Mijoo y Key se encontraron con el gesto descompuesto de Jonghyun, la cara de sorpresa del padre de Mijoo y la expresión divertida de Eushin. Hyori sangraba en manos de Key, Seoyon estaba inconsciente en el suelo y Mijoo observaba tranquilamente la situación.

—¡Por Dios!, ¿qué está ocurriendo aquí, Mijoo? —preguntó su padre.

 —Conversaciones papá —respondió Mijoo, quitándole importancia. Su padre la miró consternado, y al ver a su mujer en el suelo fue a hablar, pero Mijoo se le adelantó.

—Por la tonta de Seoyon ni te preocupes; sólo se ha desmayado. Es tan delicada que al vernos... Pero Hyori no la dejó terminar y chilló como una loca:

—Papá, ayúdame. El esposo de Jonghyun me quiere matar.

Mijoo y Key se miraron sin que les importara quién observaba. Key le susurró al oído:

—Recuerda lo que te he dicho, Hyori: no me busques, porque me encontrarás.

—¡Suéltala, Key! —bramó Jonghyun con los ojos fuera de sus órbitas. Pero ¿qué hacía Key? Key la dejó ir al mismo tiempo que le daba un golpe plano con la espada en el trasero.

—Anda, preciosa y delicada damisela, ve a llorar y a mentir como siempre, aunque esta vez cuéntale a tu padre lo que tienes con Kwang uno de los empleados de los Kyung.

Al sentirse liberada, Hyori pasó por encima de su madre y corrió a los brazos de su padre, que ante lo que Key había dicho se había quedado helado. Jonghyun, al oír los sollozos de la chica, miró a al padre de esta y dijo:

—Te ofrezco mis disculpas por lo que aquí ha pasado.

 El hombre, tras ver que ni su hija ni Key se movían, asintió y murmuró:

—Creo que será mejor que te lleves de aquí a Key. Yo hablaré con Mijoo, e intentaré aclarar lo que ha ocurrido.

Jonghyun se volvió hacia Key y le hizo un movimiento con la cabeza para que saliera. Después de cuchichearle algo a Mijoo, éste caminó hacia él. Al llegar a su lado, Jonghyun lo asió del brazo, y el, con voz cargada de resentimiento, murmuró:

—No te preocupes tanto por mí, Jonghyun; yo estoy bien. Así que suéltame que se caminar solo. Y sin decir más se dirigió a la salida. 

Notas finales:

 

*---------* 

 

Y que les parecio ....?????

 

Les gusto... que opinan de la reaccion de Key y Mijoo

 

las brujas son unas Perras en todo sentido...

 

gracias por leer 

 

 

nos leemos en el otro capi 

 

kisses


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