— Loke... Yo ya he ido antes, te toca a ti...— Dijo más bien en sueños que despierto.
— Seguro que prefiere que vaya su mamá antes que su papá, te adora. — Se excusó pero entonces sintió un pequeño ronquido por parte de su gatito y supo que iba a ser él quien tuviera que ir a mirar al bebé.
Llegó hasta ella y simplemente sonrió mientras le cambiaba el pañal. Era una preciosa niña y Loke cada vez que la miraba no podía evitar ver a Gray en ella, puesto a que era igual excepto en el cabello, el cual había heredado de su padre. Loke sonrió cuando le vio dormir.
— Y pensar que todo empezó gracias a ti...—
El chico más pequeño no podía creerlo. Había sido tan de golpe, de un momento a otro estaba con su compañero tan tranquilamente hablando y en el otro estaba en la cama de su habitación, con sus piernas en los hombros de su amigo, mientras sentía como su amigo una y otra vez preparaba su pequeña entrada. Gritó y su acompañante sonrió, sabiendo que había encontrado su punto dulce.
— Lo-Loke...— Murmuró, completamente sonrojado. No es que a Gray le gustara estar en esa posición, de hecho estaba ocultando su rostro sonrojado, pero Loke era demasiado dominante para él, y antes de darse cuenta, estaba en esta situación.
— Gray... Voy a entrar... — Le advirtió, y justo en ese momento, el chico sonrojado observó como se iba a colocar un preservativo, pero Gray le frenó.
— Quiero sentirte dentro de mí, Loke. Quiero que te corras en mí. — Se sinceró, avergonzado. Por supuesto, él llevaba mucho tiempo enamorado del hombre seductor, pero sabía que para Loke sólo era una conquista más. Era por esa razón que quería sentirlo en su interior, al menos una vez. Loke se sorprendió cuando le escuchó pero después le besó.
— ¿Estás seguro, Gray? —
— No debería pasar nada extraño, ¿verdad? — Preguntó él, algo preocupado. Loke se quedó callado por un minuto. — ¿Lo-Loke? —
— No debería. Y si sucede, entonces yo cuidaré de ti. — Gray se sonrojó un poco más y no tardó en notar como el gran miembro de Loke entraba en él y comenzaba a moverlo de manera lenta, y aunque al principio se lo agradeció, luego le instigó por más. Comenzó a embestirle una y otra vez, haciendo que el más pequeño gritara su nombre una y otra vez. Cuando Loke sintió el pequeño cuerpo de Gray contraerse, sonrió y se acercó a él, besándole mientras apretaba uno de sus pezones, haciendo que Gray se descargara sobre sus estómagos con un -según Loke- lindo gemido. Loke siguió un poco más hasta que se corrió dentro de Gray, tal y como había querido su amante de una noche.
Loke tapó a los dos y abrazó de manera protectora a su amante. Estaba nervioso, al día siguiente sabría si sus locas acciones sobre Gray tendrían algún resultado, lo que le asustaba y a la vez le esperanzaba. Si ocurría eso, tendría la posibilidad de convertir a Gray en algo más intimo de lo que ya eran.
Al día siguiente, sintió que alguien le hacía cosquillas en su cuello y se despertó. Al principio se extrañó. ¿Porqué había un hombre con orejas de gato y cola en su cama? Luego, miró bien. No era un hombre cualquiera. Era... Gray. Loke palideció. ¡Realmente sus acciones habían tenido resultado! ¿Cómo se lo iba a explicar a Gray? Se quedó mirando al pequeño chico durmiendo y Loke pensó en que si antes ya era adorable, ahora ya rozaba la infinita ternura. Así que, Loke frunció el ceño. Sabía cuanta gente había interesada en Gray y no estaba dispuesto a entregarlo, y menos ahora.
La siguiente hora, no fue muy divertida. Explicarle a Gray la transformación que había sufrido no era lo más divertido, sobre todo cuando Gray paraba cada dos minutos, preguntándole que porqué no le avisó. Vale, había sido irresponsable, pero muy en el fondo de su mente, quería que sucediera, así que, cuando el mismo Gray le dio la libertad de hacerlo, no dudó. Loke suspiró, ahora tenía que explicar lo que era más extraño.
— Gray, tus orejas y cola no están en ti por nada. Todo tiene explicación. —
— Sí, claro que lo tiene. ¡La explicación de que me folló un león y ahora todo el mundo lo sabrá! — Gritó indignado, cruzándose de brazos. Sin embargo, Loke no tardó en coger sus brazos y mirarle a los ojos.
— Gray... Esas orejas y colas... Son las que llevan las mujeres de la manada. — Explicó, haciendo a Gray sonrojar.
—¡Q-Qué dejará que te corrieras en mí no significa que sea una mujer! — Se apresuró a decir, con un gran sonrojo.
— No, no han aparecido en ti por eso. Han aparecido en ti porque vas a ser madre. — Se sinceró y su compañero abrió los ojos demasiado sorprendido. Instintivamente, y sin darse cuenta, una mano bajó a su abdomen y Loke también colocó una mano. — Gray, estás embarazado de mí. —
— ¿Estás de broma? —
— No. Por eso dije que si algo llegara a suceder cuidaría de ti. —
Loke le miró fijamente, pensando que Gray le golpearía, le recriminaría y le gritaría, sin embargo, nada de eso pasó. Sólo se quedó en silencio hasta que empezó a hablar, con voz agrietada.
— No- No puedo hacer esto, Loke... Apenas tengo diecinueve años, no puedo tener un bebé, yo...— Explicó, de manera amarga mientras lágrimas comenzaban a caer por su rostro. Loke se sorprendió, pero después besó al chico.
— Todo saldrá bien, Gray. No te preocupes. Tendremos ese bebé y aunque sólo tengas diecinueve años serás una madre increíble y perfecta.— Le dijo con sinceridad y por un momento, Gray se sonrojó. Madre. Iba a ser madre de un bebé. Eso le quedaba demasiado grande desde su punto de vista, pero a la vez sonaba increíble. La conclusión de todo esto era que estaba sonrojado mientras lloraba y a la vez sonreía mientras era abrazado por su amante.
Loke suspiró mientras intentaba calmar a su gatito. Sabía que ahora Gray tenía características femeninas, tanto por su embarazo como por su 'nuevos añadidos', así que no le extrañaba que Gray se viera más sensible o sonrojado de lo normal, algo que no le acababa de disgustar, si no más bien al contrario.
Cuando por fin se calmó, Loke no dudó en comenzar a darle besos por todo su cuerpo aún desnudo, mientras le hacía caricias, haciendo que el chico bajo su tacto se retorciera una y otra vez. Podía ser un gatito embarazado, pero eso no le iba a salvar de sexo salvaje con el león.
Cuando acabaron, -esta vez teniendo las precauciones necesarias-, Loke abrazó a Gray de manera protectora y Gray le miró directamente a sus ojos.
— Loke... Nosotros... ¿Qué somos? — Preguntó con un tierno sonrojo, sintiendo su corazón contraerse. Loke sonrió, aun a pesar de todo, el chico más pequeño seguía teniendo dudas.
— Somos una pareja. — Dijo convencido, mientras besaba a su chico. — Una pareja. — Repitió.
Después de recordar el momento en el cual se enteraron que iban a ser padres, volvió a su cama, con una sonrisa orgullosa en su rostro. Volvió a abrazar a su pequeño gatito.
— ¿Ves como no necesitaba ir yo? También te adora a ti, Loke... — Susurró, más bien en sueños. Loke no pudo evitar reír. Que cosita tan adorable.
— Te puedo asegurar que ambos amamos y adoramos más a su madre. — Dijo sonriendo de manera orgullosa mientras le besaba en su frente.
Y con eso, durmieron los tres pacíficamente.