"Amáme, déjame o dejame estar solo"
La Lluvia caía como lágrimas del cielo, mojaba a los valientes transeúntes que seguían dispuestos a caminar y empaparse con tal de llegar a su importante destino. El aire corría como si jugara, de un lado a otro, arrancando paraguas, levantando faldas y haciendo temblar a los peatones; sin embargo se respiraba tranquilidad en la ciudad dominó.
Un chico veía las pequeñas gotas de Lluvia resbalar por los cristales de la cafetería y esperaba a otro comensal mientras el café se enfriaba.
Afuera, una limusina negra justo apagaba el motor. Un pequeño hombre - el chofer - bajó y abrió la puerta trasera para dejar bajar nada más y nada menos que a Seto y a Mokuba Kaiba, el CEO de kaiba corp y su hermano. Los clientes de la cafetería estaban perplejos. No era una cafetería elegantísima aunque sí tenía buen gusto pero servir a los hermanos Kaiba era algo fuera de lo común en todo sentido. Se escuchó la campanita que anunciaba a un nuevo cliente sonar. Todos los comensales echaron una mirada a los hermanos Kaiba
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Ahí está Yami - exclamó el menor de los Kaiba
Y ambos se dirigieron a la mesa donde se encontraba el mencionado
Los hermanos kaiba tomaron asiento frente a Yami quien los saludó. La mesera - pensando que tendría una propina formidable - se acercó para tomar la orden. Mokuba eligió una malteada y Kaiba un café expresso que les sirvieron enseguida.
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Bien Yami, qué es ese favor qué quieres pedirme y porque me hiciste venir hasta acá cuando estoy muy ocupado - inquirió Kaiba
Yami vio atravesar por la puerta a Yugi y a sus amigos - entre ellos estaba Joey - riendo y dirigiéndose a escoger una mesa justo frente a la del ventanal - aunque del otro lado del establecimiento - donde se encontraban Kaiba y Yami. Yugi se percató de este hecho y parecía que los demás no. Joey daba la espalda a los dos hombres que Yugi podía ver claramente y se sonrojó. Algo que los chicos tomaron como reacción a las bromas que estaban diciendo.
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Vamos, Atem no tengo todo el día.
Yami volvió a la realidad y a su propia mesa
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Hay un par de criminales que quiero que atrapes
Un chasquido con la lengua
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¿Para eso me llamaste? - Kaiba lo miró inquisidor - Pudiste haber llamado a la policía de ciudad Dominó. El cuerpo de policía más eficiente….
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Si fueran tan eficientes ya habrían atrapado a los rufianes que quiero que atrapes. Aunque ahora que lo dices ya veo su eficiencia para tomar los sobornos de esos degenerados y dejarlos trabajar con cierta ventaja. Nunca han podido atraparlos a pesar de que saben donde operan - Yami no estaba seguro de que tomaran los sobornos en realidad, después de todo esos canallas le dijeron que huyera de la policía pero una mentirilla heriría el orgullo de Kaiba y entonces le ayudaría.
Así fue, Kaiba sintió que el cuerpo de policía del que tan orgulloso estaba lo había humillado y se había corrompido y entonces se debatió entre conformar un nuevo cuerpo de policía o vigilarlo estrechamente él mismo.
Mokuba se percató de que el grupo de amigos de Yugi estaba del otro lado de la cafetería, se disculpó y fue con ellos. Yami y Kaiba lo siguieron con la mirada, Yami no perdió un segundo de la reacción de Yugi: sorpresa, alegría, risas y una mirada de soslayo hasta su mesa.
Esa mirada no pasó desapercibida para Yami y le gustó aunque por un momento pensó que estaba siendo muy optimista.
Volvieron a la conversación
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Así que tú debes saber dónde se esconden esos criminales y cuáles de mis agentes son los corruptos. Dímelo inmediatamente y me encargaré de todo
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Quiero ser yo quien los atrape Kaiba
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¿Tú? No me hagas reír, no tienes entrenamiento ni nada….
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Tengo un plan
Kaiba era muy reacio a dejar que otros tomaran el control en lo que él consideraba necesario intervenir pero respetaba a Yami por que si bien no representaba a un amigo como tal sí representaba a alguien estimulante intelectualmente para el CEO. Sin embargo sopesaba lo que Yami estaba pidiendo.
Mientra Kaiba cavilaba, Yami prestaba mucha atención a la mesa donde se encontraba Yugi. Reían, bebían algo que parecía delicioso, conversaban y ahí estaba esa mirada fugaz hacia su mesa, de nuevo. No podía ser coincidencia pero quizás Yugi estaba muy pendiente de las acciones de Yami por miedo, no obstante desde aquel día del parque de diversiones no parecía tener realmente miedo de él. Otra fugaz mirada, sin embargo esta vez sus miradas se cruzaron y Yugi desvió la mirada abochornado. Yami no pudo evitar sonreír
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Así que todo esto es por el enano Motou. Nunca pensé que a alguien como tú le gustara alguien como él - exclamó Kaiba con los brazos cruzados
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Y exactamente a qué te refieres con ¿“alguien como él”? - dijo Yami comenzando a sentirse encolerizado
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¡ppft! Y seguramente quieres atrapar a los tipos del rumor que se extendió por la escuela - Y Kaiba comenzó a reír
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Seguramente no puedes hacerlo ¿no? Por eso no aceptas de inmediato
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Por supuesto que puedo hacerlo pero cuál es el punto, a mí no me interesa el enano
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Pero a Mokuba y a mí sí - exclamó Yami, que comenzaba a creer que fue una mala idea pedir ayuda a Kaiba. Respiró agitado tratando de contener la ira y vio como Kaiba buscaba a su hermano quien seguía divirtiéndose con los chicos
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A Mokuba le agrada, es cierto - Kaiba respiró - más vale que tu plan funcione
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Tú dirigirás la operación
Y eso le gustó a Kaiba.
Una vez que discutieron los detalles del plan los hermanos Kaiba se marcharon y los chicos se percataron que Yami estaba en la misma cafetería que ellos así que también decidieron marcharse con Yugi bajo la atenta mirada de Yami.
Los preparativos de la operación se deberían estar llevando a cabo por Kaiba, el plan era algo arriesgado pero tenía posibilidades de éxito. Tendrían dos semanas para poder estar listos y entonces comenzaría a llevarse a cabo la segunda tarea. La más arriesgada hasta ahora.
Yami llegó a casa después de su rutinaria vuelta al Hospital y se la pasó pensando en las miradas de Yugi en la cafetería. Le había hecho sonreír
Tomó su teléfono, buscó el número de Yugi y llamó. Colgó al primer timbrazo. Si Yugi se había sentido mal, en peligro o una situación similar por su presencia; lo menos que podía hacer era dejarlo descansar. Así que desistió de llamarlo. Fue a lavar sus dientes y escuchó un timbrazo en su teléfono, lo dejó sonar mientras enjuagaba su boca.
Salió el cuarto de baño y vio el nombre en la pantalla: Yugi. Sonrió ligeramente, regresó la llamada.
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hola - Era la voz de Yugi
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Hola - Yami se sentía un poco nervioso - Yo… ¿Estás bien?
Yugi rió débilmente
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Sí gracias
Una risita
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No te incomodó mi presencia en la cafetería
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N-No… - contestó Yugi - ¿Q-Qué hacías con Kaiba?
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¡Oh! le reclamaba el favor que me debía
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¡Oh! Ya veo
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Yugi
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¿Si?
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¿Quieres salir conmigo mañana?
Yugi se sonrojó violentamente y su respuesta fue un tímido “Sí”