"Nunca dije querer esto
esta carga vino hacia mí"
“D-decirle a mi abuelo lo que me hiciste”
- ¡Maldita sea Yugi!. Cómo carajos llego con el abuelo y le digo “sabe, yo pagué la cirugía del abuelo Mahaad porque me dieron el dinero por hacer un video porno con Yugi como mi coestrella y ¡eso no es todo! Encima de que lo tomé tan bruscamente – causándole un trauma que aún no logra superar - el me reconoció justo cuando se me cayó el tonto antifaz y usted nos prometió en matrimonio. ¿Qué tal abuelo Motou? Divertidisima historia ¿no?”
¡Maldita sea!
Yami Golpeó la pared junto al espejo por ¿Cuántas veces iban?
¡¿Cómo demonios se le ocurrió esa idea a Yugi!?
Se lavó la cara y volvió a su habitación.
Se sentó en la orilla de la cama para calmarse un poco, después de todo tendría que planear como rayos debería comenzar a abordar el tema cuando estuviera frente al abuelo.
Su teléfono sonó, en la pantalla podía leerse “Yugi” eso podía ser extraño pero contestó
- Hola, eh, yo… solo quería decirte que… mi abuelo te espera mañana a la hora de la cena – dijo un nervioso Yugi
- ¿A la hora de la cena? ¿Para qué? – interrogó extrañado Yami
Escuchó a Yugi decir algo que sonó como un “si eso diré” y a continuación contestar un “Hablarás con él, y c-cuánto más pronto mejor
- Yugi –dijo Yami intentando no sonar severo – esto es algo que me gustaría pensar bien, no quisiera…
- Entonces hasta mañana – dijo Yugi colgando inmediatamente
Yami miró el teléfono resignado y suspiró, sin duda Yugi había sabido como golpear.
Sonaba tan simple pero era tan difícil y Yugi quería con todas sus fuerzas hacer precisamente eso, que le fuera imposible pero esa era la prueba ¿no? Afrontar todo y salir victorioso. Aun así por primera vez no estaba seguro de que tan mal saldría todo y podía pensar en diferentes escenarios todos igual de nefastos. Tendría que dormir un poco para despejar su mente, al fin de cuentas lo que tendría que pasar pasaría fuera bueno o malo para él.
En la noche siguiente:
Estaba tocando la puerta.
No estaba nervioso pero si creía que la conversación que tendría con el señor Motou sería una de las más airadas que tendría nunca. No sabía cómo reaccionaría el abuelo de Yugi pero estaba preparado para aceptar que sus palabras, por culpa de sus acciones, trajeran consecuencias fuertes.
Creía que en cualquier momento podía ser echado así que no puso mucha atención en su vestimenta o en otras cosas, más bien iba pensando que pasaría después.
- ¡Yami!¡Que sorpresa!¿Qué te trae por aquí? – saludaba alegremente el abuelo Motou, su felicidad al verlo no dudaría mucho.
Un momento, acaso había dicho… ¿sorpresa?
- ¿Quiere decir que Yugi no le avisó que vendría? – preguntó Yami
- La verdad es que no, solamente dijo que pasaría la noche en casa de Joey y eso me sorprendió mucho – contestó el abuelo invitándolo a pasar y ofreciéndole algo para tomar
- ¿Joey? – preguntó Yami. Le sonaba de algún lado pero no tenía en claro quién era el sujeto
- ¡Oh! El mejor amigo de Yugi – contestó el abuelo simplemente – a lo mejor lo has visto, últimamente pasan más tiempo juntos.
¿El mejor amigo? ¿El tipo rubio de la estación? ¿Ese…. ¡Espera! ¿Por qué esta pasando tanto tiempo con él? Ahí estaba esa pequeña punzada de ira.
- Disculpe que lo pregunte pero… ¿Yugi no tenía miedo de los hombres? – preguntó Yami con cautela
- Por eso me ha sorprendido un poco, no es como si tuviera miedo de Joey. Yugi sabe que Joey nunca haría nada para lastimarlo, son muy buenos amigos desde que recuerdo. Pero quedarse en una habitación con alguien siempre le daba miedo, hasta con Joey – contestó el abuelo desde la cocina preparando un poco de té
Así que debía ser el tipo de la estación. Yami respiró profundo, cruzado de brazos en su asiento. No era momento para eso, había venido para otra cosa y debía enfocarse a ello
- ¿Y bien? ¿Qué te trae por aquí? – preguntó el abuelo poniendo té para ambos, dándole un sorbo y después entrelazando sus dedos para mirar a Yami
Yami respiró profundo y comenzó
- Debo decirle algo sobre la noche del incidente de Yugi – dijo Yami mirándolo a los ojos
El abuelo lo miró con interés
- ¿Qué tienes que decir? – dijo mirándolo fijamente
Y Yami comenzó a relatar - obviando la parte que ya conocía el abuelo, la de su propio abuelo-
- -
- ¿Será mucho dinero?
- Claro que sí – respondió sonriendo el tipo de lentes – ¿Crees que Rex o yo te mentiríamos?
Yami lo pensó un poco, no era correcto y no confíaba en estos tipos, definitivamente no era correcto y no confiaba pero… pero… necesitaba el dinero, el abuelo dependía de que lo consiguiera pero…
- ¿Y cómo conseguirás a alguien que haga el video conmigo? – preguntaba Yami
- No te preocupes por eso, Yami – dijó el tipo sonriendo – ya habrá alguien que se preste a ello pero, no te aseguramos que sea una mujer.
Yami dudó mucho ¿Cómo que no aseguraban que fuera mujer entonces… con un hombre?
- ¿Entonces con un hombre…? - dijo extrañado Yami
- Es posible, pero tú serás quien lleve el control amigo, no te preocupes por ello – dijo Rex, quien se había mantenido en silencio. – incluso puedes darle unas suaves bofetadas, en un video de este tipo tiene que haber bofetadas suaves.
Yami decidió ignorar lo que dijo Rex
- ¿Y si alguien me reconoce? – dijo Yami de pronto – No quiero eso, definitivamente
Los dos tipos se miraron entre sí interrogantes
- Usa un antifaz y cubre tu cabello con algo, es todo lo que necesitas – le habían dicho los tipos
En la noche que escogieron para grabar le habían dado una bata, una peluca y un antifaz. Se los puso todos pero aún no estaba seguro de todo eso, es decir, cuando les había preguntado sobre si ya había llegado la otra persona ellos respondieron esquivos que “no tardaba en llegar” y que mientras tanto debería ir preparándose porque el rodaje no se detendría una vez llegara la otra persona. La peluca parecía polvosa y el antifaz estaba flojo, nada de eso parecía nuevo o bien cuidado. Todo eso era muy sospechoso y se dijo que una vez tuviera el dinero no volvería a hacer esa clase de idioteces arriesgadas ni contactar a esos tipos otra vez.
Al cabo de media hora lo llamaron para empezar el rodaje así que dejó caer la bata y entró en la habitación. Se quedó en shock cuando vio al pequeño Yugi – a quien había visto unas veces en la escuela y con quien había hablado un poco - amarrado a la única cama de la habitación, muy asustado y tratando en vano de zafarse. Supo desde el momento que lo vio, que eso no podía terminar bien y menos con lo que se había encendido dentro de él al ver al chico. No es que le gustara ver los cuerpos de los hombres o algo por el estilo sin embargo el cuerpo del menor provocó una reacción en él que no había sentido antes, su respiración se agitó, su corazón se aceleró, también parecía como si una especie de electricidad recorriera su columna y fuera a parar justo a su… entrepierna, haciendo que se volviera prácticamente alguien que no reconocía, incluso le hizo un poco de caso a Rex. Supo que fue malo con el pobre Yugi pero todo lo que hacían solo conseguía que la situación se tornara peor para ambos.
Cuando todo terminó porque el pobre Yugi se desmayó al ver su rostro, supo que había ido demasiado lejos. Regresó por fin a la realidad y se arrepintió al instante pero parecía demasiado tarde. Supo que esta sería la última vez definitiva que hacía algo que pudiera herir a la gente claro, si estaba en su poder no herir a nadie. Se dejó llevar demasiado, estas eran las terribles consecuencias. Y la culpa se instaló en su corazón. Los malditos de Rex y Weevil estaban guardando el poco equipo que tenían tanto de edición como de video y dejaban al pobre Yugi solo, ahí desmayado en la cama quizá hasta con fiebre. Yami se sintió más culpable aún así que llamó por teléfono a una ambulancia que realmente no tardó mucho en aparecer. Les dijo donde podían encontrar a Yugi.
Cuando la luz de las sirenas se podía ver cerca Rex y Weevill le dijeron “que no te atrape la policía o enfrentarás varios años en prisión, después de todo esto es ilegal” ¡Malditos canallas! Sabía que no tenía por qué haber aceptado el dinero de estos tipos. Maldita sea, se sentía un idiota al ser un ingenuo.
- - -
El abuelo se levantó y cruzó sus brazos detrás de la espalda, caminó hacia la ventana de su sala y habló:
- Ahora mismo estoy muy contrariado Yami – tomó aire – ¿Sabes lo que decía la carta de Mahaad?
Yami negó.
- “Creo que mi nieto es un buen partido para tu nieto” Si no me falla la memoria – dijo el abuelo. – ¿Mahaad sabe esto? – preguntaba con el semblante serio pero sin mirarlo. Yami abrió los ojos, dudó un momento
- Contéstame – urgió el abuelo
- No, no lo sabe - contestó Yami tragando saliva – ¿le dirá?
- Yami – llamó seriamente el abuelo – ¿Por qué viniste a contarme esto?
Yami respiró un poco pensando las palabras correctas - Le pedí a Yugi que me diera la oportunidad de enmendar mis errores y ser bueno para Yugi, él… dijo que tendría que empezar por decírselo a usted – contestó Yami notando el enojo del abuelo.
- Y por eso haz venido aquí – el abuelo pensó en voz alta, se detuvo un momento y después añadió – Dame una razón para no cancelar el pacto de matrimonio.
Yami tragó saliva
- Creí que el pacto no podía ser deshecho – dijo Yami sorprendido
- Hay excepciones Yami, excepciones que ponen en peligro la vida de Yugi por ejemplo – contestó el abuelo girándose – Entonces, espero una buena razón para no cancelar el pacto.
Yami cerró los ojos con fuerza. ¿Una buena razón? Para empezar… ¿La tenía?