"Seré frío pero honesto cada vez
que yo te digo que
No puedo prometer un “por siempre”
ni siquiera sé si puedo un “hoy”
- ¿Por qué viniste a pedir casarte con Yugi? – preguntó el abuelo también – ¿No tienes respuesta para nada de eso? Tienes agallas para venir y decirme esto pero si no tienes una razón válida para convencerme que eres bueno para él no llevaré esto a cabo. Quiero protegerlo después de lo que le hiciste
- Lo sé – contestó por fin Yami cerrando los ojos y conteniendo el aliento– y la única razón que tengo es que… no quiero ver a Yugi llorar de nuevo.
El abuelo lo miró conteniendo su rabia - ¿Cómo te atreves a decir semejante cosa cuando tú fuiste el causante de todo?, ¿siquiera sabes la impotencia de no poder ayudarlo? Todo lo que tuvo que pasar por tu culpa. Lo preocupados que estaban sus amigos– Respiró hondo – ¿Nada de eso significa algo para ti?
- Es por eso que estoy aquí y acepté hacer esto – contestó Yami - Para usted en este mismo momento soy todo tipo de adjetivos despreciables, hice todas las cosas mal, y creo que aún no es demasiado tarde para cambiar eso.
Yami comenzó a relatar de nuevo
- buscaba al pequeño Yugi por la escuela para pedirle perdón por lo que hice. Yugi tardó 2 meses en poder regresar a tomar clases normalmente y cuando por fin volvió, no pude quitar mis ojos de él, por si fuera a delatarme aunque Yugi nunca lo hizo. Por el contrario parecía que lo que menos quería era eso. Yugi es querido por muchas personas de eso me di cuenta muy pronto; todos estaban preocupados por él. Constantemente le preguntaban si podían hacer algo, que si sabían quién había sido podían darle una lección pero él nunca me delató – hizo una pausa y luego sonrió tristemente - Recuerdo la primera vez que lo vi llegar a la escuela:
Yami estaba charlando con unos amigos, muchos chicos lo admiraban así que sus mañanas estaban llenas de saludos. Cuando el chico apareció todos se quedaron mudos, después de 2 meses de ausencia y con todos los chicos que sabían lo que pasaba, Yugi se presentó luciendo ausente y deprimido. Los cuchicheos no se hicieron esperar, la escuela comenzó a entre murmullos contar lo que sabían.
Yugi los miró a todos y se detuvo en los ojos amatista que lo observaban. Corrió rumbo a su salón y Yami no supo de él en todo el día. Le había sorprendido que sus ojos se encontraran con los del pequeño Yugi
- ¿Tú Les dijiste? – preguntó el abuelo - ¿por qué todos sabían?
- ¡Claro que no! – dijo Yami - no sé quién fue, pero creo que lo hicieron para hacerle publicidad al video.
- De modo que tu saliste bien librado no es así – le recriminaba el abuelo –Mientras Yugi se hundía
- Estoy muy consciente de eso – contestó Yami – Por eso es por lo que quiero asumir mi responsabilidad
Vio llorar a Yugi una vez cuando su amiga lo abrazó y entonces Yugi dejó salir todo lo que tenía dentro con sus lágrimas. Eso le pareció increíblemente doloroso de ver y él lo había provocado. Lo conmocionó. Y esperaba pacientemente que día con día estuviera mejorando con la ayuda de sus amigos.
La primera vez que Yami vio sonreír a Yugi de verdad, no las sonrisas tristes que casi siempre tenía en el rostro para no preocupar a los demás, sino su verdadera forma de reír fue cuando Duke – un tipo de su curso – le hizo cosquillas durante unos momentos, Yugi incluso lloró de la risa, y le pareció una risa contagiosa y uno de los sonidos más maravillosos del mundo, quiso entonces que siempre sonriera de ese modo. No importaba que.
Tardó en darse cuenta que llevaba casi todo un semestre pendiente de las acciones del pequeño Yugi.
Se encontraron en un par de ocasiones por los pasillos y Yami siempre sentía curiosidad por el pequeño Yugi, en cambio el menor estaba aterrado de verlo y no lo culpaba. En el fondo le dolían esas reacciones porque la culpa no lo dejaba en paz. No supo ni cómo ni cuándo ni menos por qué pero quería hacerse responsable de hacer feliz al pequeño Yugi, tan feliz que incluso superara el sufrimiento que debía haber sentido todo ese tiempo. Simplemente sentía que eso calmaría esa sensación de dolor en su corazón, de vacío, esa sensación como si le faltara el aire cada vez que Yugi lo miraba con pánico.
Yami quiso hacerse responsable de sus acciones, pagaría las consecuencias. Averiguó dónde vivía el chico – el fin justifica los medios - se presentó ante el abuelo y le dijo que quería casarse con el chico Yugi. El resto es historia.
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El abuelo se quedó pensativo, ¿acaso estaba intentando engañarlo? O ¿convencerlo de que Yugi aceptaba esto? No sabía si podía creerle o no, parecía ser sincero pero si alguien llega a tal extremo por dinero entonces quién le aseguraba que no podría hacer algo igual o peor. Pero, ¿no decían que algunas personas merecen segundas oportunidades? Realmente podía darle el beneficio de la duda y si Yugi lo deseaba o Yami le daba buenos motivos, podía divorciarlos ¿no? Resolvió que solo una respuesta de Yami podría decidir todo esto
- Así que ¿qué sientes por Yugi? – cuestionó el abuelo.
- ¿sentir?
- Sí, independientemente de todo, quiero saber qué sientes por él, si lo quieres de verdad– el abuelo regresó a su asiento y se cruzó de brazos esperando una respuesta
Yami en realidad no se había cuestionado antes sentir algo como eso por Yugi, en realidad siempre creyó que era culpa. La gente está dispuesta a muchas cosas con tal de sentirse mejor, de eliminar ese sentimiento cueste lo que cueste y para él, su actitud no parecía ser diferente aunque observar pacientemente a alguien… no podía decir si eso era culpa o no. Y sentir un dolorcito en el pecho cada vez que Yugi huía… y ahora se daba cuenta de que estaba celoso de Joey hace solo un rato. En definitiva no era descabellado pensarlo pero no se lo había planteado antes, no podía estar seguro. Se decidió a hablar con toda la honestidad posible.
- La verdad es que nunca he pensado en él de esa manera pero me importa – contestó definitivamente Yami
El abuelo no dijo nada, tomó su taza de té y le dio un sorbo. Estaba frío.