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De Sacrificios y Recompensas Kaisoo/KaiDo por Azul Olivia

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Notas del capitulo:

Hola bebés! 

Son casi las tres de la mañana por aquí. Pero debía subir este capítulo. 

 

En fin. 

 

He pensado cambiar la historia. Pero mantener el concepto. No sé si me entiendan(?) 

 

 

Quizás al final, seguro. 

-Es decir, ¿Si se van a casar?- me pregunta, por novena vez en el día. Giro los ojos una vez más  y suspiro. Le veo sentarse en el sofá y mirarme, aún sin creérselo.

-Sí, Suho. Sí. Me voy a casar con Jongin.- le susurro. Una vez más le veo asentir con la cabeza, teniendo una expresión de confusión en la cara.

-Y bueno, ¿Lo amas?- me pregunta, tiene los ojos sobre mí, pero no me mira. Se ve tan perdido. Y por primera vez en horas ha cambiado la pregunta.

Pero es una buena pregunta. Y claro que sé la respuesta.

-Sí.- digo. El conecta sus ojos con los míos y, ¿Por qué se ven repentinamente tristes?  –No ese nivel de amor que se necesita para tener una pareja o casarse, pero sí de ese amor de amigos incondicionales, que hace cualquier cosa en nombre de la amistad.- de nuevo me mira, parece que me estudia. Sus ojos se pasean en mi rostro y me siento extraño en esta situación.

-Casarse es una decisión muy seria.- susurra.

-Supongo que es un pequeño sacrificio.- respondo, encogiéndome de hombros.

-Todo sacrificio tiene una recompensa, ¿Cuál es la tuya?- me pregunta, ¿Por qué está hablando tan bajito?

-No lo sé, ver a Jongin feliz, supongo.- admito. El suspira y pasa su mano sobre su negro cabello.  Acomodando su cabello, solo un poco.

-¿Por amistad?- me pregunta. Asiento mirándolo con los ojos muy abiertos. -¿Si yo te hubiese propuesto lo mismo, habrías aceptado?- esta vez ni siquiera me mira, simplemente mira sus uñas, lo miro confundido. ¿A qué viene esa pregunta?

-No lo sé.- le respondo, sincero. Este tema empieza a incomodarme. –No estoy seguro.-

¿Dónde está Jongin? ¿Por qué no ha vuelto?

-Kyungsoo, yo debo decirte algo.- su voz apagada me invita a acercarme, la confusión aún pinta mi cara, ¿Qué le pasa a Suho? ¿Por qué se ve tan triste? 

-Claro, dime.- le contesto, Suho suspira elevando los hombros dramáticamente y me mira. ¿Va a llorar? Oh, no. Esto es grave.

-Yo…- y antes de que termine la frase (o empiece) Jongin entra a la sala y lo interrumpe, haciendo un sonido tosco con las llaves. Lo miro confundido. Jongin se ve ligeramente enfadado pero no le tomo mucha importancia.

-Valla, volviste.- le digo, casi molesto, se demoró mucho tiempo (tiempo en el que tuve que aguantar las preguntas extrañas y repetitivas de Suho) en ir a traer un auto.

-Vivimos en este departamento porque tú me lo pediste. Bien podría estar viviendo en toda una mansión y vivir más cómodo, pero tú insistes en vivir una vida normal. Sabes que tengo muchos autos a mi disposición y tengo ir hasta donde están guardados todos. Y hubiera sido más fácil si tú no le tuvieras un miedo irracional a las motos. Además, no sabía si ir con el plomo número seis, con el negro número dos o con el rojo número tres. Es una decisión muy difícil.-  Jongin hace un puchero exagerado. Lo conozco. Sé que está escondiendo algo. Y no me lo quiere decir por la forma en la que camufla sus emociones.

Giro los ojos.

-Problemas de ricos.- susurro. –Si hubiera sabido que me sacarías en cara cada vez que puedes el hecho de que no vives en la casa de Ken, no habría aceptado vivir contigo.- finjo molestarme. Cruzo los brazos y giro la cara hacia el otro lado. Una risa extraña se escucha, asimilo que es la risa de Suho pero, esta vez parece distinta, como cansada, dolida. Eso es extraño.

-¡No te molestes conmigo!- me grita Jongin. Me gusta hacerlo sufrir. Hago un sonido ahogado con mi boca y el suspira derrotado. -¿Aún quieres ir?-

-¡Jamás quise! ¡Odio a tus padres!- le digo. El finge indignarse. Aunque hay una sonrisa apenas visible entre sus labios.

-¡Pero ellos te aman!- grita. Levantando las manos. Lo miro con odio. –De acuerdo. Mala broma.- susurra. –Bueno, ¿Vienes?- me hace un ademán con la mano y yo asiento. –Ven.-

-Sí, ya voy.- le digo, el levanta las cejas sorprendido. –Hablaré con Suho-Hyung. Me interrumpiste cuando llegaste.- Jongin mira molesto a Suho, que ni siquiera lo mira. Esto es demasiado extraño.

-Él quiere que vengas conmigo, ¿Cierto Hyung?- y ahí está. Esa relación de amor odio, esa tensión entre los dos. Y una vez más, estoy en medio.

-Es cierto Kyungsoo.- la mirada desafiante de Suho me atemoriza. –Jongin me interrumpió. Debemos terminar nuestra conversación.- Jongin y Suho aprietan la mandíbula a la vez. Es momento de intervenir.

-Con un demonio con ustedes dos.- los dos me miran a la vez, Suho sentado en el sofá, ahora con la espalda muy recta, un pantalón plomo y una camiseta blanca, ropa de Jongin. Y Jongin, vestido totalmente de negro. Como su cabello o sus ojos. Tan impecable, tan perfecto. Jongin es guapo. Niño rico tenía que ser. Jongin está frente a nosotros. Con las manos metidas en su casaca negra. Me mira pidiendo explicaciones. –Suho, hablaremos en otro momento. Eres libre de hacer lo que quieras, lamento que pierdas un día de trabajo también. Jongin. Tu y yo debemos hablar.- me despido de Suho con la mano y arrastro a Jongin fuera del departamento. Nos subimos al ascensor, Jongin me mira curioso y yo nunca le he devuelto la mirada.

Cuando salimos del edificio, el auto negro de Jongin. (Uno de los autos negros, ¿quién colecciona autos? Alguien que tiene mucho dinero para malgastar. Por supuesto.) Jongin me abre la puerta del copiloto y yo aún sigo sin mirarlo. Incluso cuando el sube.

 

Aproximadamente diez minutos después, Jongin detiene el auto, estacionándolo cerca del asfalto. Echa un suspiro y se peina el cabello frustrado. Aún no lo miro. Ni le hablo.

-Oh vamos Hyung. No te pongas así.- junto las cejas sin mirarlo. El suspira cansado. –Ni siquiera estamos casados y ya te pones así.- bromea. Y si no estuviéramos en medio de esta situación me daría el lujo de reírme. Pero como estoy enfadado no lo hago.  El golpea el timón, respira por la boca y gime molesto. –Hyung. Por favor. Háblame.-

-Conduce. Mientras más rápido lleguemos, más rápido nos iremos.-

-Oh por favor. No puedes molestarte por eso.- Lo miro a los ojos, molesto. Él se ve cansado y algo triste. Debo admitir que no me gusta nada verlo así. Cierro los ojos y suspiro. Seguir molesto es para niños.

-¿Por qué?- pregunto, el me mira confundido.

-¿Por qué, qué?- me dice, realmente se ve muy confundido. Tanto que es gracioso verlo.

-¿Por qué esa rivalidad con Suho? ¿Por qué pelean y tienen disputas? ¿Por qué?-

-Oh, Hyung. Es cosa de chicos.-

-¿Perdón? Cuando me levante hoy en la mañana y fui al baño todavía me encontré un pene. Según yo, eso me hace chico, ¿Cierto?- cruzo los brazos.  Jongin arranca el motor de nuevo.

-Lo sé, no fue eso lo que quise decir.- de nuevo empieza a conducir, esta vez fijando toda su concentración en conducir. –Peleamos… por ti.- admite.

-¿Qué? ¿Yo que hice?- le pregunto, entre molesto y preocupado. El ríe sin verme.

-No lo sé, ser tú, supongo. Hyung. No es algo que debas saber así. Cuando sea el momento adecuado. Te lo diré. Aún no. Porque decírtelo aquí, sin Suho, no es correcto. El… es mi amigo.-

-Cuando te conviene es tu amigo.- le reclamo, el ríe, arrugando las comisuras de los ojos. Y, no puedo resistirme el imitarlo.

El resto del camino la pasamos así. Con sonrisas cómplices y miradas divertidas. Pelear con Jongin es bastante inusual. En los casi diez años que vivimos juntos, casi no nos molestamos. Desde que empezamos a vivir juntos, pusimos como una de las reglas esenciales de la convivencia, el no ir a dormir peleado con el otro. Así que, todos los problemas y discusiones que teníamos, las discutíamos antes de ir a dormir.

 

Casi media hora después, ya estamos en la entrada, de la entrada, de la entrada, de la entrada de la casa (mansión súper mansión) de Jongin. Suspiro frustrado. Una a una, le abren las puertas al reconocer al hijo heredero. Así que, en cinco minutos, estamos dentro.

-No te pongas así. No es tan malo. Solo será un almuerzo.- me dice, le tuerzo los ojos.

-Solo será un sacrificio.- replico. La palabra me trae recuerdos de Suho. Paso saliva. Toda mi vida se está empezando a convertir en un sacrificio para Jongin.

-¿Sacrificio? ¿Tanto odias a mis padres? Y… Hyung, te recompensaré luego, te lo prometo.-

-Los detesto.- susurro. -¿Qué dijeron cuando les avisaste que iría a comer en su casa?-

-Se alegraron y dijeron que eras bienvenido.- le miro elevado las cejas y el suspira agachando la cabeza. –Está bien.- reniega.  –Dijeron que íbamos a comer con la servidumbre.-

-Hijos de…-

-Hey, Hey, Hyung. Aún son mis padres.-

-Lo siento.-

-Enserio. Te recompensaré.-  me mira, hay un brillo inusual en sus ojos, así que decido creerle.

 

Y entonces todo pasa rápido.

Caminamos un poco, entramos a la casa de Ken, la lujosa mansión de los Kim, sus padres duermen separados ¿No se supone que están casados? Ambos se juntan para recibir a Jongin con una gran sonrisa, y fingen otra sonrisa hacia mí. Trato de tener compostura. No voy a hacer una escena ahora. Nos invitan agradablemente hacia la gigantesca mesa, pero Jongin nota mi incomodidad y sugiere que almorcemos en la terraza. Los señores Kim arrugan la frente y la nariz, antes de aceptar.

Minutos después ya estamos comiendo lo que sea que está en el plato. ¿Son caracoles? Asco.

Los padres de Jongin lamentan la pérdida de su ex novia Hyuna, me la paso en silencio incomodo mientras que ellos insinúan de una de otra forma que Jongin vuelva con la sexy pelirroja, que dicen, ahora está rubia y se ve más hermosa. Cuando terminamos de almorzar y nos traen el postre, Jongin indicia la conversación del matrimonio. Sus padres le preguntan por su futura nuera, y Jongin ríe maquiavélicamente antes de decir que, está totalmente enamorado de un hombre. Un hombre que siempre estuvo junto a él y que él nunca noto, o quizás nunca quiso hacerlo. Un hombre que aparte de ser su esposo será su mejor amigo, y alguien con quién no se arrepentirá de tomar esta decisión tan importante. Me sonrojo ligeramente riendo. Disfrutando por primera vez lo que tengo en el plato, entonces los señores Kim vuelven a amargar mi comida diciendo que, valla, si es hombre, ¿Qué heredero podrá ser? No tienen nada en contra de la nueva y nada esperada, orientación sexual de su único hijo, pero, si es su decisión, ¿Por qué no? Los nietos herederos, ya es una idea lejana. Todo bien hasta ahí.

Entonces Taemin aparece en la conversación. Y carajo. Ojala quemen vivo a ese hijo de puta.

Taemin es el último hijo favorito de la familia Lee. Tiene, si no me equivoco, la misma edad de Jongin.  Es un jodido cara bonita, bueno en todo, tierno y a mi parecer gay maleducado. Solo lo vi una vez, y lo odio. Es un amigo rico de Jongin. Lo conocí cuando él, y muchos niño ricos altos y de cara bonita, llegaron al departamento solo para reírse de la “pocilga” en la que vivía Jongin. (Pocilga en la que yo vivía, y que Jongin compró para hacerme sentir cómodo. Es decir, me criticaron indirectamente.)

Ah. Tontos niños ricos.

 

Volviendo al tema. Taemin y muchos otros nombres que no me interesa oír son echados al aire por los Kim. Jongin niega una y otra vez, una y otra y otra y ¿Cuántos niños ricos existen?

Entonces Jongin los calla, levanta su mano y levanta la mía, enseñando nuestros anillos y los padres de Jongin se paralizan. Gravaré esta imagen mental para el resto de mi vida. El señor Kim es el primero en reaccionar. Y, ¡hijo mío! ¡No puedes relacionarte con un chico como él! ¡No está a nuestra altura! No es de renombre. No tiene dinero. Tú lo mantienes Jongin. Yo pensé que este chico solo sería tu amigo un tiempo y quizás tú enfría polla. Pero no pensé esto. ¡Hijo reacciona! ¡Te está engatusando!

Me muerdo la lengua, aprieto los labios y le doy una cacheta mental al oír eso. Lo que tienen en dinero es solo premio consuelo por su falta de educación, buenos modales y cerebro.

Cariño. La señora Kim se ve serena, pero su pecho sube y baja sin parar. Es extraño. ¿Tanto me odias? ¿Quieres matarme? Yo que te he dado todo y tu ¿me tratas así? ¿He sido mala madre contigo? Dímelo por favor Jongin, dímelo. Acaba con mi dolor y mátame. Pero no te cases con ese tipo. Es… solo un niño más, puedes encontrar otros chicos como él. Él no es importante… además, es pobre. ¿No es ese chico que limpia tu casa? ¿Tu sirviente?

Ahora sí, que todos se vallan a la mierda.

-Estoy aquí.- susurro despacio, los señores Kim me miran con disgusto y desagrado. –Me llamo Do Kyungsoo, tengo veinticinco años, trabajo en una firma de contadores y asociados. Gano mi propio dinero y me mantengo solo. No necesito del dinero de Jongin para existir. Ha sido un placer verlos de nuevo. Con permiso.- me paro de la mesa enfadado. Jongin se levanta también y me toma de la muñeca, impidiendo que me mueva. Estoy enfadado y solo por eso no lo miro. Porque mi enfado es con los padres de Jongin, no con él.

-Me alegro de que acepten mi decisión de casarme con un hombre, pero me duele profundamente que no apoyen mi relación con Kyungsoo.- Jongin habla, lo miro a los ojos. Jongin tiene los ojos vidriosos. No llores, Nini. –Pensé que no les importaría y que solo se enfadarían conmigo. Pero no. Una vez más minimizan a Kyungsoo. Y no saben lo estúpidos que suenan al hacerlo. Kyung es una es las personas más maravillosas que algún día puedan llegarse a topar. Si no tengo su apoyo. Quiero acabar con esta relación. No me gusta ser llamado hijo suyo.- ¡Kim Jongin enfrentando a sus padres!

-Jongin no.- Jongin me mira y me sonríe con tristeza. Se me parte el corazón verlo así.

-Bien. Si esa es tu decisión. A partir de ahora, te desheredo. No eres mi hijo. Y no eres bienvenido en esta casa.-  El señor, hijo de su puta madre Kim, habla. Cada palabra dictada con veneno y dolor. Jongin asiente con la cabeza, y, solo por esta vez, me dejo tomar de la mano sin quejarme. Jongin me arrastra hasta el auto. Me abre la puerta para entrar y de nuevo es el copiloto.

-¿Jongin estás bien?-

-Solo vamos a casa.-

 

Todo el tiempo que retornamos a casa Jongin no me ha dirigido la palabra, ni la mirada. Está triste, y lo conozco tan bien, que sé que me lo contará todo en casa. Por eso aguardo en silencio. Con las ansias carcomiéndome y sintiéndome culpable.

 

 

Tras el camino más lento que he tenido en toda mi vida, llegamos al departamento. Jongin ni se preocupó por su auto. Así que, tendré que bajar luego. 

Jongin va hacia su recámara en silencio cabizbajo, se quita la ropa y esta vez se mete entre las sábanas solo en bóxer. Suspiro derrotado.

-¿Quieres comer algo Nini?- le pregunto. El niega con la cabeza.

-No Hyung. Quiero estar solo.-  su respuesta me impacta. Siento como si mu hubiese tirado un vaso de agua helada en la cara, parpadeo seguido y lo miro confundido, el entierra su cabeza en la almohada. –Solo esta vez, lo prometo.- dice, su voz suena ahogada, suspiro derrotado.

-De acuerdo. Saldré un momento.- sin esperar su respuesta salgo.

Cojo las llaves de su auto y salgo del departamento. De pronto quiero ver a mis padres.

 

¡Desde que salí de casa a los diecisiete años no he vuelto! Fue un día dónde sólo cogí algunos libros y los guardé en la mochila, un par de polos y un gorrito rojo. Salí de casa molesto y con ganas de destruir el mundo. Juré que nunca jamás regresaría. Y no es justo que, después de casi diez años quiera regresar.

-Lo dejaré al destino.- susurro. 

En recepción, dejo las llaves del auto de Jongin, desasiéndome en disculpas y perdones, l me dice que no me preocupe y que, está bien, lo resolverá el mismo.

 

Subo por las escaleras del edificio, hay una puerta trasera en el departamento por la que puedo entrar sin molestar a Jongin. Pero antes... marco el teléfono de la casa de mis padres. Si siguen viviendo ahí, si siguen con el mismo número, y si quieren contestarme, lo harán.

Pego el teléfono a mi oreja, el sonido de espera me pone los pelos de punta. Realmente, tengo mucho miedo.

-¿Hola?- la vos inconfundible de la mujer más hermosa del mundo se oye, su vos acaricia mi alma, me corazón se tranquiliza y mis ojos se llenan de agua.

-Mamá.- susurro, mi voz suena entrecortada y distinta, más nasal, más acongojada.

-¿Kyungsoo? ¿Cariño, eres tú?- me pregunta, su vos suena algo alterada e inquieta, sonrío al oírla.

-Mamá, mamá.- trato de recomponerme, me siento en la escalera y apoyo mi cabeza en el barandal, ni siquiera he subido un piso. –Soy yo, Kyungsoo. ¿Me has extrañado?- le pregunto.

-Oh, cariño. Ha sido duro vivir sin ti. Mi bebé. Suenas distinto, ya eres todo un hombre, yo te vi por última vez cuando apenas empezabas a ser un joven. ¿Por qué nunca regresaste? ¿Humm? ¿Me olvidase cariño? ¿Olvidaste a tu mamá? ¿Por qué no me llamase antes? Oh, bebé.- su vos en susurro, sus hipeos, su vos entrecortada. Mamá está llorando. Como yo.

-Perdón mamá. Perdón. Perdóname por favor. Perdón.- le digo, mis mejillas están mojadas y casi no veo nada por lo nublados que están mis ojos.

-Oh, cariño, no te preocupes por eso. Ya me estás hablando y eso es lo que importa. Pronto vendrás a verme y todo se arreglará. Tu padre también te extraña. Ese saco de huesos, gruñón, también te extraña. No ha sabido vivir sin ti.- sonrío al escuchar cómo sigue llamando mamá a papá. No ha cambiado.

-Mamá debo decirte algo.- le interrumpo, mi vos está más serena como la de ella, así que, supongo es un buen momento. Mamá siempre ha estado de mi lado, espero que esta vez no sea la excepción. –Me voy a casar. Aún no sé la fecha, ni el lugar, solo sé que lo haré. Y parece que lo haré pronto.- le digo. Se produce un gran silencio en la conversación.

-Mi hijo es ya todo un hombre. Ya piensas en formar familia.- me muerdo el labio. Sí tendré una familia, pero no cómo ella espera.

-Sí, bueno, mamá, hay algo de lo que debes de estar enterada.- me muerdo el dedo índice. –Yo, no me voy  a casar… eh… me voy a casar con un hombre.- aprieto los labios y cierro los ojos, como esperando una cachetada, espero unos segundo y luego recuerdo que estoy hablando por teléfono y que esa cachetada jamás va a llegar. Me rasco el cuello incómodo. Mamá está tardando. -¿Mamá? ¿Estás ahí?–… ¿Sigues viva?

-Te vas a casar. Con un hombre.- le oigo decir. -¿Qué mi hijo qué?- se oye, otra voz. Es papá. Oh. No. – ¡Ya sabía yo que esto pasaría! ¡Te lo dije! ¡Te lo dije! ¡Es tu culpa, por tener una hija y no un hijo! ¡Yo quería un hombre! ¡No un fenómeno! ¡Toda es culpa tuya!- una vez más, mi papá consigue romperme. Las mismas palabras. Los mismos gritos. Y, no lo veo, pero estoy seguro de que me miraría con la misma cara de asco y repulsión. –De seguro ya debe de estar preñado. Y se va a casar por no quedar como más estúpido. Es toda tu culpa. Tú tienes la culpa de. ¡CIERRA LA BOCA!- doy un brinco asustado y hasta me olvido de llorar al escuchar el grito de mi madre. ¿Mi mamá sabe gritar? Ella siempre ha sido muy tierna y linda, ella no grita. Ella no… grita. -¡Ya perdí a mi hijo una vez por tu culpa y no lo voy a volver a perder de nuevo por ti! ¿Cariño? ¿Kyungsoo, sigues ahí?- la vos dulce de mamá me perturba de nuevo.

-Sí mamá, ¿Estás bien?- mi vos perdida es palpable, le oigo reír. Oh, su risa. Hace años que no la escucho. La extrañaba mucho.

-Sí, cariño, estoy bien. ¿Tú estás bien? No le hagas cao  ese saco de huesos, bebé.- me dice. Miro el teléfono confundido. ¿Esa es mi mama? ¿Mi sumisa mamá?

-Sí, mamá, estoy bien. No entiendo. ¿Por qué me odia papá?- una risa más se oye.

-Oh cariño, él no te odia, solo es bastante tonto y no puede aceptar lo que te pasa. Todo está ben. Nosotros te queremos mucho y te aceptamos como eres.- Oh, esto por lo del matrimonio.

-Mamá, me voy a casar con un hombre, no es una enfermedad.- 

-Tú no eres como los otros niños, Kyungsoo.- me dice, junto las cejas. –Nunca lo has sido.-

-¿De qué hablas?- le pregunto, realmente extrañado.

-Eres pseudohermafrodito, Kyungsoo. Eres un niño con órganos de niña.-

-¿Qué?-

-Puedes tener hijos propios, Kyungsoo.-

-¿Qué?-

-¡Eres una jodida mujer! ¡Por eso eres tan bonito! ¡Por eso te sientes mal cada fin de mes, por eso eres voluble y antisocial en esos días, porque tu cuerpo cambia!, ¡porque eres una mujer!  ¡Por eso! Ahora dime. ¿Estás embarazado?-

La voz de mi papa gritándome me devuelve a la tierra. Corto el teléfono sin decir palabra. 

Me levanto y dejo que mis pes me guíen mientras camino hacia algún lugar.

Mi mente es un mar de pensamientos.

¿Yo? ¿Quedar embarazado? ¿Yo?

Ahora todo tiene sentido. Por eso papá nunca me quiso cada fin de mes, por eso esos dolores insoportables cada fin de mes, por eso, esos días de “Hyung, creo que estás en tus días. ¿Tienes algún antojo?” según Jongin.

No importó las altas calificaciones que tenga en la escuela, ni lo bien parecido que era, ni que mi ex novia fuera la chica más bonita que conocí. Nunca fue suficiente. Papá jamás me quiso, jamás me adoro, siempre me miraba de lejos, siempre me aborrecía y decía que yo era su mayor decepción, siempre me insultaba y decía que no me quería. Nunca me acepto. Nunca… ahora entiendo todo.

Todo es mi culpa, soy un fenómeno.

Yo… no soy normal.

Todo es culpa mía.

 

Siempre he sido yo.

 

 

 

 

 

 

-¡Kyung Oppa!- una voz infantil me llama. Parpadeo confundido. ¿Dónde estoy? -¿Estás llorando? No llores Oppa. No llores.- y ahí es dónde caigo en cuenta de dónde estoy.

Estoy en el orfanatorio, y la pequeña de cabello negro que está abrazando mi pierna es una de las niñas más bonitas que conozco.

-Pequeña Luna~- le digo, me agacho a su altura, ella se tira hacia mí, sus pequeño brazos me envuelven rápidamente, por el cuello. Sonrío abrazándola. -¿Qué haces aquí?-

-Quería ver la calle, no me estaba yendo.- me dice, sonrío al verla, sus ojos grandes negros me miran con franqueza y ternura. Sus dedos pequeños y delgados acarician mi cara. –No llores Oppa, no llores, Inin dice que no debo dejarte llora, nunca.- sonrío al escuchar ese nombre, no hace mucho que lo menciona. Es un amigo suyo, que, como yo, viene a visitarla.

Me levanto llevándola en brazos, ella me sonríe tranquila.

-¿Y qué más te dijo tu amigo Inin?- le pregunto, dirigiéndome a la entrada el orfanato. Ella me sonríe y se encoge de hombros.

-Que te quiere mucho.- me dice y me hace un puchero. –Pero yo te quiero más que él.- sonrío con ternura al escucharla y verla. Mis lágrimas y mi dolor se han quedado en el olvido, estar aquí, con los niños me llena de tranquilidad.

Estar aquí es una de mis pasiones ocultas.

-Claro, nadie me quiere más que tú.- le digo, y le toco la nariz con el dedo. Ella sonríe y luego abre los ojos muy grandes, hay una sonrisa en sus labios.

Inin Oppa!- grita, creo que conoceré a su amigo,  Luna se mueve exageradamente, riendo la suelto, ella toca el suelo con los pies y corre hacia… Jongin.

-Hola pequeña.- le saluda el, despeinándole el cabello, luego se agacha y Luna le da un beso en la mejilla. Se ríe y corre hacia mí. Me pide que la cargue con las manos y lo hago.

-Mira Kyung Oppa, Inin está aquí. Salúdalo.- me dice, parpadeo confundido.

-Hola Jongin… ¿Qué haces aquí?- le pregunto.

-Prometí que te recompensaría. Déjame hacerlo.- me susurra, y me sonríe.

Oh, valla…

 

Notas finales:

e.e

 

Vieron? :3

 

Qué creen que hará Jongin? 

 

 

Que tal? 
Me dan amor o me lo quitan? 

Bueno, dejemne eso en sus rw. 

Nos leeremos pronto! 


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