-¿Qué estás haciendo aquí?- le pregunto, al abrir la puerta. Está delante de mí, vestida con un vestido negro despampanante. Mostrándome su cuerpo, como ya me tiene muy acostumbrado. Su cabello rubio resalta, pero, a la vez, se opaca con sus ojos delineados de negro y sus labios muy rojos, demasiado rojos.
Demasiado maquillaje, Hyuna.
-Estoy embarazada, Jongin.-
Okey. Eso no es nada bonito ni placentero de oír. Es como si me acabara de dar una cachetada, con un cactus.
-¿Qué estás diciendo?- le pregunto, confundido y medio atontado. No puede venir tan de noche a decirme esto. ¿Qué clase de broma tan boba es esta?
-Lo que oíste, estoy embarazada.- Me afirma. Cruzándose de brazos. Como cada vez que está molesta. Y se siente indignada por haber dicho la verdad y no ser tomada en serio.
-No es posible.- la miro a los ojos, ella me traspasa con odio. -Tú dijiste.- abro la boca y la cierro. Nada sale de mi boca. ¿Todas fueron mentiras? ¿Me mintió? -¿Y los exámenes? No pudiste haber manipulado eso.- le dijo. Defendiendo mis creencias. Ella gira los ojos y me mira desinteresada. Podría golpearla justo ahora.
-Me cuide, tomaba pastillas, manipule al doctor, por favor, Jongin. Tú sabes que para nosotros, no es difícil mover a la gente con dinero.- su tono de voz, tan duro. Tan dolido. Si pudiera, me estaría quemando con rayos laser justo ahora.
-¿Por qué lo hiciste?- Le pregunto, rendido. Ella suspira.
-Sabía que si me embarazaba, tú me echarías de lado y mierda. A pesar de que finjas conmigo, el sexo es realmente bueno. Maldición, ¡Yo solo quería follar contigo! Tuve que aguantar lo empalago, lindo y tierno que eres, por sexo. Hasta que me aburrí. ¡Yo solo quiero tirar! Y tú… fingiendo amarme, porque tú y yo sabemos que no me amas. Tú amas a Kyungsoo.-
Una cachetada tras otra. No. Cachetada es poco.
Un puñal.
Un puñal tras otro. Entrando una y otra vez en la misma herida.
Hasta que Kyungsoo aparece. Kyungsoo siempre significa felicidad. Kyungsoo es mi felicidad.
¿Qué si lo amo?
Creo que sí. Y si no lo hago. Lo haré pronto
-Lo sabes.- le digo. Ella aprieta la mandíbula y yo levanto la mía. -Me mentiste, creí en ti y me destruiste. ¿Por qué ahora?- le pregunto. Ella se alza de brazos. Tas descuidada como siempre.
-No me cuide la última vez, hace dos meses que no me baja y fui al hospital hacerme unos exámenes. Maldición. No quiero deformar mi cuerpo. No quiero tener este engendro. No quiero convertirme en un cerdo por tu culpa. Ni mucho menos quiero criarlo. Este hijo es tuyo. No mío.-
¿Engendro?
Llamó a un hijo mío, ¿engendro?
-¡Tú lo vas a tener! ¡Cómo puedes decir que no es tuyo! – le reclamo, exasperado. Ella me mira con asco. Se toca la barriga y me mira horrorizada.
-¡No quiero tenerlo! – me grita. Tengo tantas ganas de golpearla justo ahora.
-¡¿Entonces por qué viniste?!- le pregunto. Ella da un paso hacia mí, y yo retrocedo dos.
-¡Te extrañaba! Quería verte. Extrañaba tus besos. Tus caricias. Te extrañaba Jongin. Te extraño. Quiero volver contigo. Te necesito. Si tú regresas conmigo. Yo tendré este hijo. Sino. Yo misma me encargaré de que no nazca.-
Sus palabras me congelan.
¿Qué?
-Vete Hyuna.- le digo en susurro. Ella me hace un puchero molesta. Se acerca a mí y me abraza. Sus delgados brazos se posicionan con firmes alrededor de mi cuello y se me apega.
-¿No quieres pasarla bien?- me susurra, cerca de mi oído. Lame mi lóbulo, y, por primera vez en mi vida siento asco, de esa acción femenina.
Su perfume invade mis fosas nasales y millones de recuerdos inundan mi mente. Cierro los ojos y tenso mi cuerpo. ¿Qué le pasa a esta mujer?
-Aléjate de mí.- le susurro. Ella pasa su uña por mi torso y me mira, esas miradas que usa cuando trataba de llevarme a la cama. Ese color rubio la hace ver menos puta.
-Sé que quieres esto tano como yo. No te engañes.- me dice. La miro a los ojos con odio.
-Largo.- la cojo de la cintura y la expulso, repeliéndola de mí. Ella da un chillido antes de retroceder por sorpresa.
-¿Qué demonios?- ahora está afuera de mi departamento. No puedo creer que mi hijo valla a tener una madre como ella.
-Sobre mi hijo.- le digo, pero ella me calla. Pone una mano delante de mí, y aprieta los labios antes de mirar hacia otro lado
-Tu hijo no existe.- me dice. Me mira a los ojos y literalmente, hay fuego en s mirada. –Esto era mentira. Tus padres me dijeron que venga a comprobar por mí misma que te habías vuelto maricón con el sangre sucia de Kyungsoo. No puedo creer que me haigas cambiado por eso. ¿En qué demonios estabas pensando?- la miro horrorizado.
Doy zancadas hacia ella y no sabría especificar bien cuál es mi expresión, pero ella me mira aterrorizada y retrocede.
La cojo de la barbilla y la obligo a mirarme. Quizás aplicando un poco más de fuerza que la debida. Ella empieza a chillar y demonios. Como odio el sonido de su voz.
-¿Qué dijiste?-
-Jongin. Me-me esta-a-s lastimando.- tartamudea. Aflojo mi agarre, pero esta vez la arrincono en la pared. Colocando mis manos a cada lado de su cara, ella me mira sorprendida, como nunca antes me miró.
-No estoy embarazada, Jongin. Te dije eso para molestarte y meterme a la cama contigo de nuevo. He abortado muchos hijos tuyos. Lo siento.-
Le doy un puñetazo a la pared. Ella me mira asustada, con los ojos realmente agrandados.
-Mentiste. Siempre viví una mentira contigo. Toda mi vida.- le digo. Ella tiene los ojos húmedos.
¿Ahora va a llorar? ¿En serio?
-Perdón, tus padres. Yo.- qué hipócrita se ve.
-No quiero que vuelvas a aparecerte en mi vida. Hyuna.-
-Pero, Kyungsoo. ¿En serio? ¿Él? ¿Qué tiene el que no tenga yo?- me reclama.
-Hyuna.- la libero le doy un ligero, no tan ligero empujón, encaminándola.
-¡No me trates como basura! ¡Estoy enamorada de ti!- me espeta.
-Te trato como lo que eres.- le digo. Ella arruga la cara. -Solo vete. No quiero que vuelvas a interferir en mi vida.-
-Si me voy ahora, regresaré. Una mujer enamora es peligrosa. Kim Jongin.-
Me amenaza.
Sus tacones resuenan cuando se va por donde vino.
Algo me dice que volverá.