El olor a cloroformo, llenaba todo el espacio, sabía que aquel hospital era reconocido por la eficacia de sus doctores, por la pulcritud de sus pasillos, y por la frialdad con la que se toman cada caso. Pero ese día podía observar como todo el hospital se encontraba revuelta en un tumulto, los médicos corrían de un lado a otro, hablando por teléfono, mientras las enfermeras corrían llevando medicamentos y bastantes bolsas de sangre.
Frunció ligeramente su ceño cuando la secretaria volvió a preguntarle su nombre, para luego volver a atender el teléfono. Bajó ligeramente su mirada para ver como Menma apretaba ligeramente su mano, pero sus ojitos se habían fijado en las puertas de vidrio. Giró su bruna mirada para ver como Hyuga Hiashi se acercaba con extrema rapidez hasta la secretaria.
-Hyuga Hinata. -A pesar del ruido pudo escuchar aquel nombre, sintió un retorcijón en su estómago, pero aspiró lentamente aquel horrible aire y sintió el leve apretón en su mano y sonrió al ver como Menma le sonreía.
-¿Hiashi-san?
-¿Sasuke? ¿Qué haces aquí? -No podía ser descortés con aquel hombre. Pero no pudo evitar sentirse extraño al ver como aquellos hermosos ojos violetas le mostraba todos sus sentimientos, pudo observar como su mano temblaba levemente.
-Disculpe, la paciente se encuentra en la sala de operaciones. Si desea esperar puede hacerlo en el pasillo de la mano izquierda.
El mayor no dijo nada más, pero Sasuke pudo ver como se debatía por ir a esperar aquella devastadora noticia. Agradeció a la mujer que había llegado con la medicina de su hijo y su corazón tan solo le decía que salga de aquel lugar.
Pero por más de que su mente le dijera que tenía que salir rápidamente, no podía abandonar a aquel hombre; sonrió suavemente cuando su pequeño Menma empezó a caminar junto a él, y lentamente llevó su mano hasta el brazo del mayor y con una delgada sonrisa le guio hasta aquel pasillo; sentó a su hijo sobre sus piernas y observó las fuertes facciones de aquel rostro.
Hiashi podía ser su padre, pero aquel varón no tenía el oscuro corazón de Hinata. Un hombre tan amable y con aquella sonrisa no podía haber criado a una muchacha tan ególatra y despiadada.
-Ella fue criada por su madre. -La voz del mayor sonó tan suave y ligera, tanto que pensó que lo había imaginado. -Es igual a su madre. Con aquella actitud, se creen superiores a cualquiera y no les importa causar daño.
-Ella les causó mucho daño. - Los ojos de Hiashi no le causaban miedo, extrañamente le confortaban y aquello le parecía extraño. Le vio arrodillarse y acariciar con gusto los cabellos del varoncito. -Pero estoy muy feliz que tu amor por tu familia haya sido lo suficientemente fuerte para ganar.
-Familiares de Hyuga Hinata. -Hiashi se puso lentamente de pie, y tan solo se necesito una mirada para saber cual había sido el final de aquella persona. -La paciente llegó con múltiples lesiones, externas como internas. Intentamos detener la hemorragia, pero su corazón no resistió. Lamentamos su perdida.
Hiashi tan solo se quedó de pie, tal vez intentando asimilar la muerte de su hija. Sasuke cerró con fuerza sus ojos y apresó el cuerpecito de Menma entre sus brazos. Intentando no imaginar lo que se sentiría si le arrebataran de una forma cruel a su hijo.
Sintió las pequeñas manitos de Menma sobre sus mejillas, y cerró lentamente sus ojos al sentir como su niño intentaba limpiar las lagrimas que había estado derramando.
-Creo que… creo que ahora debo encargarme de esto. -Sasuke llevó su mirada hacía el mayor y no pudo evitar sentir una pena por aquel hombre. Aún mantenía a Menma entre sus brazos, sintiendo la pena de la pérdida de un hijo.
-Lamento mucho su pérdida, Hiashi-san. -El mayor tan solo pudo mostrarle una sonrisa triste, acarició la mejilla del doncel.
-Cuídate mucho, y ahora deberás cuidarte por dos. -Las mejillas del doncel se tiñeron de un suave carmín, sin saber muy bien como el mayor se había enterado de aquello. Pero no dijo nada más; tan solo le devolvió una pequeña y sincera sonrisa.
-¡Sasuke! -El doncel se estremeció al escuchar la voz de su esposo, se giró levemente para verlo correr hacia él y ser fuertemente estrechado entre sus brazos.
-Hiashi. -Pudo escuchar la voz de su padre y ver como Minato también estaba con ellos. -Lamentamos tu pérdida.
-Cualquier cosa que necesites, no dudes en pedírnosla. -Sasuke ya no pudo oír nada más, se vio siendo jalado suavemente por su esposo y con un Menma en sus brazos, quien reía feliz al estar con sus padres.
Nadie dijo ni una palabra, pero Sasuke podía ver en aquellos ojos azules como una fina capa de nostalgia se atravesaba en ella. Tal vez él ya no la amaba, pero aquella mujer seguía y seguiría siendo parte de su pasado.
Naruto lo abrazó con fuerza, casi sabiendo que era lo que el doncel estaba pensando, acarició suavemente sus brunos cabellos, intentando calmarse. Cuando se enteró que su pequeña familia estaba en el hospital, el miedo le había embargado con fuerza, había pensado que algo malo les había pasado. Besó los cabellos de su esposo y de su hijo, intentando calmar su corazón.
-Hoy fui al médico. -Su voz sonó suave, intentaba buscar las palabras adecuadas, sintió la mirada de Naruto sobre su cuerpo. -Él… yo… -Aspiro lentamente el aire y fijó sus ojos en aquel par. -Estoy embarazado.
-¿Qué? -Sintió como el aire se estancaba en sus pulmones, el calor empezó a crecer en su interior, mientras que su corazón no podía evitar saltar con fuerza. -¿Un bebé?
-¡Bebé! -Menma agitó sus bracitos, nuevamente emocionado al recordar que sería hermano mayor.
-¡Un bebé! -El doncel se vio siendo aferrado con fuerza entre los brazos de Naruto, y rió divertido al sentir los besos de los dos varones en sus mejillas. -¡Otro niño!
Parecía mentira que ya había pasado casi ocho meses desde el entierro de Hinata. Aquel día no había deseado enterarse como había acabado el cuerpo de aquella mujer. Tuvo que cerrar sus ojos con fuerzas para no imaginar como había sufrido de violaciones múltiples, para que después la hubiesen mutilado cada parte de su cuerpo.
No había querido imaginar nada de ello, pero se sintió confortado cuando Naruto le abrazó con fuerza y empezó a besarle cada parte de su cuerpo, con tranquilidad y amor, alzó sus manos para palpar las mejillas de su esposo. Nunca iba a cansarse de ver aquellas dos gemas azules, brillar por y para él.
Recordaba como su padre había llorado emocionado al saber que tendría otro nieto, toda la familia lo había consentido tanto que Menma había empezado a sentirse un poquito desplazado y celoso.
Menma había cumplido sus dos añitos, y ya entraba a la etapa de querer ser independiente, pero a la vez seguía siendo un bebé mimado. Le gustaba recibir las caricias y besos de todos, pero más le gustaba jugar y dormir con su papi, escuchar su voz y sentir sus besos y caricias.
Abrió lentamente sus ojos al sentir como alguien hurgaba suavemente en su mejilla, su corazón saltó emocionado al ver como su pequeño niño le sonreía emocionado al tener a su papi despierto. Sasuke aferró fuertemente el pequeño cuerpo de Menma entre sus brazos, escondió su rostro entre los cabellos azabaches del infante y pudo sentir como aquel pequeño cuerpecito empezaba a vibrar a causa de una relajante risa.
El brazo de Naruto se encontraba apoyado sobre su cintura, y podía sentir el calor de aquel cuerpo atravesar la fina tela de su camisa, cerró lentamente sus ojos, sintiendo como el corazón del varón latía suavemente.
-Tu padre aún duerme.
-¿Duerme? -Sasuke asintió suavemente y besó la frente de su hijo. Su cuerpo se estremeció al sentir como la mano del rubio empezaba a moverse ligeramente por debajo de su camisa. -¡Papá!
-¿Qué haces, Dobe? -Pero el mayor no respondió, besó la piel descubierta de su cuello, mientras sus dedos iban palpando la zona de su vientre, deteniéndose en aquella curvatura, donde se encontraba su segundo y amado hijo.
-Hueles bien. -Los besos de Naruto siguieron por todo el largo de su blanquecino cuello, deseaba sentirlo y Sasuke también lo sabía.
-¡Papi! -Sasuke no pudo evitar reír al sentir como las caricias de su esposo se detenía lentamente, pero se vio siendo abrazado y llenado de besos por los dos varones. -¡Bebé! ¡Bebé!
-Salgamos los tres. -Naruto escondió su rostro en el hombro del doncel y le dio un pequeño beso al escuchar como soltaba un ligero suspiro. -Llevaremos a Menma a que vea el gran árbol de navidad.
-¿Navidad?
Los ojitos de Menma brillaron con emoción al ver las resplandecientes luces que decoraban la ciudad. Alzaba sus manitos intentando agarrar los pequeños copos de nieve que empezaban a caer y rio divertido cuando su padre lo cargó tan alto que podía atrapar la pequeña guirnalda.
-Es una navidad especial. -Sasuke sonrió despacio y cerró lentamente sus ojos al sentir la suave caricia sobre su mejilla.
Naruto sonrió enternecido. Podía ver todo lo que había crecido su doncel, ya no era el niño con el que se había casado. Ahora esa mirada negra le transmitía seguridad y amor. Un amor que nunca pensó conocer. Se acercó a esos labios rosados y los acarició suavemente, transmitiéndole todos sus sentimientos en un pequeño y casto beso.
-Te amo tanto.
-Menma también ama a oto-chan. -La pareja sonrió al ver como el pequeño se aferraba al cuello del doncel y besaba su mejilla.
El calor de su hogar no lo cambiaría por nada, la chimenea se encontraba prendida, dando cobijo a toda su familia, los adornos de navidad se encontraban colgados en todas las paredes, y el árbol de navidad brillaba resplandeciente.
Sintió los brazos de Naruto alrededor de su vientre y se dio el lujo de apoyar su cabeza sobre el pecho del mayor, podía sentir el calor de la taza de chocolate atravesar las palmas de sus manos, pero más le agradaba el calor y la seguridad que le transmitía el rubio.
-Mi niño se encuentra emocionado. -Sasuke soltó una ligera risa al sentir los suaves golpes que le daba su pequeño niño dentro de su vientre, pero sin apartar la mirada de Minato y Menma, los dos se encontraban jugando piedra papel y tijera. Soltó una ligera risa al sentir los labios de su esposo sobre su vientre desnudo. -Eres un bebé muy esperado.
-¡Papi! ¡Papi! -Menma empezó a correr hasta los brazos de Sasuke y escondió su rostro en el vientre, riendo divertido al sentir las pataditas de su hermano. ¡Bebé!
Los brazos de Naruto rodeó a su familia, riendo al escuchar las inentendibles palabras que soltaba su pequeño Menma. Los dos sabían que aquella era la familia que siempre habían deseado.
Ninguno de ellos vio cuando Minato les tomó una foto familiar. Pero aquella iba a hacer la foto que adornase la sala principal de su hogar. Un hogar que después de mucho esfuerzo habían logrado construir.