Kaname suspiró por milésima vez, tras él, oyó nuevamente las risitas coquetas de dos jovencitas y poco le importó cuando una de ellas le mostró “ligeramente” su escote.
El vampiro solo deseaba llegar a su turno en la fila y pagar el tiramisú que a su adorable pelo plata le había antojado camino a casa después de una reunión del consejo.
-Zero debe estar impaciente- pensó al ver su reloj y percatarse del tiempo perdido.
La llegada de su primogénito había sido una gran noticia, los sirvientes de su mansión habían vestido de gala su hogar con hermosas rosas azules para dar la bienvenida a su hijo y los nobles que estimaban notablemente a su pareja habían tomado con mucho entusiasmo el labor de atender a Zero en todas sus necesidades.
Y justamente como si sintiera sus deseos de mantenerlo a su lado, un hermoso joven de cabellera plateada y mirada purpurea ingresaba en el lugar con parsimonia robando la mirada de muchos, la belleza del embarazo le daba un aire dulce y cándido, ¡su pecho dolía por la felicidad! se sentía muy afortunado de tener a aquel adorable, gruñón, tímido y volátil ser para él; porque Zero le había demostrado tantas facetas increíbles solo a él.
Correspondió la mirada de Zero quien desprendía un aire adorable con aquellas mejillas sonrojadas, con pasos cortos se acercó hasta un embobado vampiro y se escondió en su pecho en búsqueda de protección, Zero era unos centímetros más pequeño que él por lo que besó con ternura la coronilla del menor.
Kaname~ tengo hambre y sueño- ronroneo dejándose mimar de forma dócil.
Unas ganas enormes de comerse a besos a su amante se instaló en el pecho de Kaname mientras un sonrojo cubría su imperturbable rostro ¡y quien no! Zero era su perdición, se fijó en su esposo una vez más.
Zero llevaba el cabello recogido en una hermosa trenza ligera, su rostro sonrosado y aquella ropa que lo hacía ver sensual pero elegante, suspiró.
Pronto frunció ligeramente el ceño al ver unas miradas atrevidas a su precioso Zero.
Hace un poco de fresco Zero..… os hará mal al bebé y a ti – dijo quitándose su gruesa gabardina y cubrió el cuerpo de su preciado amante, sonrió para Zero acariciando el rostro de su ángel quien le correspondió mientras pegaba su frente con la del mayor.
Querido hijo, tu padre será muy consentidor ¿no es así?- habló con suavidad y tono cálido tocando su vientre sobre la prenda.
Al rey aquello le parecía sumamente tierno y olvidando que eran el centro de atención, deposito un beso en la frente y luego otro lleno de amor en los labios de su esposo.
Zero, cuando nazca el bebé, tengamos otro -
La joven encargada de entregar los pedidos sonrió mientras agregaba otra porción de tiramisú al pedido del adorable pelo plata.
Señor Kuran su pedido– mencionó con una afable sonrisa mirando con alegría a Zero.
Ambos sonrieron y Kaname tomó la bolsa para salir del lugar con su esposo.
Zero entrelazo sus manos mientras miraba el asfalto y seguían su camino a la limusina.
Hey, Kaname – llamó entre risas.
Kaname giro su rostro poniendo toda su atención a Zero.
Si hace unos años hubieran dicho que mi corazón latería como loco cada vez que tomo tus manos o veo tus ojos - le observó - mi antiguo yo no dudaría en desenfundar a Blody Rose pero… - se detuvo sonrojándose mientras las emociones se desbordaban en su pecho ocasionando unas lágrimas de felicidad -realmente estoy muy feliz a tu lado que moriría si algo te ocurriera - Kaname lo estrechó entre sus brazos besando su lagrimas conmovido por lo dicho.
Hey… Zero-el mencionado fijo sus ojos en los suyos.
¿Te he dicho ya lo mucho que te amo?- inquirió riendo con dulzura, sus ojos miraban con infinita adoración al ser entre sus brazos.
Zero soltó una risa colocando sus manos en el pecho de Kaname, podía sentir los latidos reconfortantes de su amado -No lo has hecho-comentó entre risas -pero cuando me miras, en cada gesto y beso -rió al ver la expresión de Kaname-sobre todo cuando pongo mis manos en tu pecho y oigo tu corazón- toco la zona- ...puedo sentir perfectamente que me declaras tu amor-Kaname se quedó sin palabras, nuevamente Zero le había ganado.
Te amo Zero-declaró sin dudar-acabas de enamorarme más de lo que era posible.-
El transporte llego en aquel momento y abrió la puerta para que su amado ingresara seguido de él.
Irían a casa y se dedicaría a amar a Zero un poco más, como cada día.