Ella es una mujer a la que únicamente puedo ver los últimos días de invierno. Es una princesa, una princesa fría y de piel tan blanca como la leche misma. Sus facciones son hermosas, tan elegantes ya que pertenece a la realeza. Ojos distinguidos y altivos, mientras que sus labios son un manjar salado, adictivo y necesario.
Sería un atrevimiento de mi parte, decir que su anatomía es complemento con la mía, pero en esta ocasión es necesario un castigo ya que lo he dicho… Soy yo quien puede brindarle color a sus mejillas mientras la estrecho a mi cuerpo.
Ella puede llegar a quemarte, porque sí, sepan todos ustedes que el hielo también quema. Arde cien veces más que el mismísimo infierno, sin embargo, cuando desea embriagarte completamente, ella se limita a observarte, a sonreírte y en ocasiones cuando uno corre con suerte puede escuchar una risilla dulce de su parte.
Hasta el día de hoy han transcurrido 1000 años, 1000 años de agonía, de sufrimiento, de espera, 1000 años en los que no he podido tenerla… y duele, está doliendo exactamente que en el primer momento en que me dijo adiós.
Desde ese día la nieve no ha vuelto a caer en la ciudad. La ventisca ya no se cuela por mi cuerpo, tampoco el frío es el motivo de que mis dígitos se entuman. En este preciso instante, podría observarme como una loca, una desamparada por Dios, alguien que simplemente llena su vacío al hablar de la escarcha, de la nieve.
Lo siento… Lamento aturdirlos de esta manera, pero díganme, ¿De qué otra forma puedo verla a diario sino la menciono? Si dejo de hablar de ella seguro llegaré a olvidarla, y no; definitivamente es algo que no deseo… No quiero olvidar que ella era mi amor, el tan mencionado «Amor de mi vida» ese amor que a pesar de ser correspondiendo no brinda felicidad, sólo miedo… Temor a perderla como en aquel día cuando llegó la primavera.
Para mí, amarte en solitario es tan difícil, no puedo soportarlo, pero el que tú llores es peor que el que me esté muriendo. Así que hoy por ti sonrío.
Te amo, porque te amo.
Si solamente estás aquí estoy feliz
Aunque mi corazón esté doliendo, intento sonreír otra vez~
Ella es una mujer a la que únicamente puedo ver los últimos días de invierno. Es una princesa, una princesa fría y de piel tan blanca como la leche misma. Sus facciones son hermosas, tan elegantes ya que pertenece a la realeza. Ojos distinguidos y altivos, mientras que sus labios son un manjar salado, adictivo y necesario.
Sería un atrevimiento de mi parte, decir que su anatomía es complemento con la mía, pero en esta ocasión es necesario un castigo ya que lo he dicho… Soy yo quien puede brindarle color a sus mejillas mientras la estrecho a mi cuerpo.
Ella puede llegar a quemarte, porque sí, sepan todos ustedes que el hielo también quema. Arde cien veces más que el mismísimo infierno, sin embargo, cuando desea embriagarte completamente, ella se limita a observarte, a sonreírte y en ocasiones cuando uno corre con suerte puede escuchar una risilla dulce de su parte.
Hasta el día de hoy han transcurrido 1000 años, 1000 años de agonía, de sufrimiento, de espera, 1000 años en los que no he podido tenerla… y duele, está doliendo exactamente que en el primer momento en que me dijo adiós.
Desde ese día la nieve no ha vuelto a caer en la ciudad. La ventisca ya no se cuela por mi cuerpo, tampoco el frío es el motivo de que mis dígitos se entuman. En este preciso instante, podría observarme como una loca, una desamparada por Dios, alguien que simplemente llena su vacío al hablar de la escarcha, de la nieve.
Lo siento… Lamento aturdirlos de esta manera, pero díganme, ¿De qué otra forma puedo verla a diario sino la menciono? Si dejo de hablar de ella seguro llegaré a olvidarla, y no; definitivamente es algo que no deseo… No quiero olvidar que ella era mi amor, el tan mencionado «Amor de mi vida» ese amor que a pesar de ser correspondiendo no brinda felicidad, sólo miedo… Temor a perderla como en aquel día cuando llegó la primavera.
Para mí, amarte en solitario es tan difícil, no puedo soportarlo, pero el que tú llores es peor que el que me esté muriendo. Así que hoy por ti sonrío.
Te amo, porque te amo.
Si solamente estás aquí estoy feliz
Aunque mi corazón esté doliendo, intento sonreír otra vez~