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Apariencias y leyes por GideonBlack

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Notas del fanfic:

¡¡Hola!!

Bueno Volvi con un pequeño one-shot...

Espero que les guste.! ¡A mi me encanto...!

Nose si conocen a Kwak MinJun es un muy bonito ulzzang y... me enamore de él (?) Y bueno KiKwang es un sexsimbol...

Para mi son una pareja muy linda. 

Notas del capitulo:

¡Espero que les guste.!

Me tomo algun tempo, pero aqui esta

¡Disfruten!

-¡Maldita rubia teñida!- murmuró con rabia  Gwak MinJun al sentir el ruido proveniente de la oficina de su jefe. Entre los ruidos y golpeteos de piel con piel que venían de allá, lo tenían totalmente erecto. - No sé como un hombre tan inteligente se deja engañar por esa cualquiera- dejó salir un suspiro angustiado, ya que daría lo que fuera por ser al que su jefe estuviese follando.

MinJun llevaba cinco años trabajando con KiKwang, abogado reconocido y muy cotizado, proveniente de una reconocida familia. El hombre tenía solo veintisiete años y era rico, sofisticado y endemoniadamente atractivo. Lo que hacía que le llovieran las mujeres, desde que MinJun empezó a trabajar con él abogado, al primer año perdió la cuenta de las mujeres que desfilaron por esta oficina buscando algo más que la asesoría de su jefe.

Desde el momento en que conoció a su jefe quedó irremediablemente enamorado, lo que lo llevó a tener una existencia muy solitaria, ya que prácticamente vivía para poder trabajar para Kwang , siempre tratando de hacer más de lo que le correspondía para agradar al hombre.  No se hacía ilusiones ya que su jefe era hetero, pero era demasiado masoquista, no quería alejarse ¿Cómo le dices a tu corazón que deje de sentir?- suspiró derrotado ya que viendo a lo largo de los años los gustos de su jefe en mujeres, desde el cabello largo, delgadas, delicadas, en otras palabras hermosas; él era la versión masculina de sus preferencias. -Lástima que no le gusten los chicos- dijo en voz baja, soltando en un sonoro suspiro.

El muchacho se sobresaltó saliendo bruscamente de sus pensamientos al escuchar una fuerte discusión proveniente de la oficina de KiKwang, de pronto la puerta se abrió y salió la rubia casi desnuda insultando a su jefe. MinJun se sintió horrible, ya que se suponía que no debería estar ahí, sino almorzando. El chico casi salió fuera de su piel cuando sintió quebrar algunas cosas de vidrio de su jefe y gritar a todo pulmón a la mujer:

-¡Puta! No te quiero ver nunca más cerca de mí- El joven se encogió al ver esta nueva faceta de su jefe. Vio a la mujer a medio vestirse mirarlo enojada al verlo presenciando la pelea.

-¿Qué haces ahí, imbécil?- la joven insultó al castaño, que se encontraba tras su escritorio.

-Lárgate antes que llame a seguridad- Maxwell salió desnudo de su oficina, la tomó de un brazo y la sacó a la fuerza dejándola en el pasillo antes de cerrar con fuerza la puerta en sus narices.

-¡Esto me lo pagaras Kwang!- gritó la mujer a través de la puerta.

KiKwang apoyó su espalda contra la madera y recién ahí se dio cuenta que MinJun estaba sentado en su escritorio viéndolo ruborizado hasta las orejas y con la boca abierta de la impresión, hizo una mueca al ver la reacción del muchacho.

-¿Llevas mucho tiempo ahí MinJun?- indagó con los ojos entrecerrados, frunciendo el ceño al ver que el castaño se ponía aún más rojo y no lograba articular palabra.

-Yo… yo… he…- El cerebro del castaño había hecho cortocircuito al ver al hombre de sus sueños como Dios lo trajo al mundo, no se dio cuenta que se había formado una tremenda erección en su bragueta, el pantalón que llevaba no hacía nada por ocultar su estado.

-Yo te había dicho que te fueras a almorzar y no volvieras hasta las tres de la tarde- dijo malhumorado el hombre- Bueno, ya que estas ahí ve a ordenar mi oficina mientras me doy un baño.

-Sí, sumbae, de inmediato... - el de menor estatura se levantó rápidamente y se dirigió a la oficina de su jefe, bajo la atenta mirada de éste, al que no se le pasó por alto la rabiosa erección que el muchacho ostentaba.

El moreno frunció el ceño al ver que su cuerpo reaccionó al ver la erección de MinJun, observó al joven ordenar su oficina, se dio cuenta que estaba aún sonrojado y evitaba mirarlo. Él sabía que el castaño era gay, por cosas que había observado atentamente a lo largo de los años, el chico le gustaba, era honesto, fiel, dedicado, ingenuo y muy falto de experiencia, estaba seguro de que a pesar de tener veintitrés años, era virgen. Él había probado con chicos en la universidad, pero ninguno le causó mayor impresión. Y ahora estaba ahí, observando cada movimiento de su secretario.

Hizo una mueca y decidió probar algo, pero primero entró al baño y se aseó rápidamente para salir desnudo y acercarse por detrás al  menor, lo apretó firmemente contra su cuerpo y tomó la erección de éste en su mano derecha, con la otra lo afirmó. El joven pegó un brinco y jadeó asustado.

-Me parece que alguien está muy caliente- susurró sensualmente contra el oído izquierdo del castaño, lamió el lóbulo de su oreja al sentir el estremecimiento de MinJun, sentía que el chico lo deseaba, quedó claro cuando no trató de detenerlo, ni objetó que lo tocara tan íntimamente- ¿Qué paso que desobedeciste mis órdenes? Se supone que es tu horario de almuerzo.

-Yo… disculpe señor Kwang… no tenía dinero, así que regresé a la oficina- respondió asustado, sentía su corazón galopando a mil por hora.

- ¿Tan mal sueldo te pago que no te alcanza para el almuerzo?- susurró su pregunta suavemente sobre el oído del chico.

-No, es que le presté a una amiga y me quedé solo con el dinero para irme a casa- respondió el castaño sintiendo sus mejillas arder.

- Ay MinJun, siempre tan generoso… ¿Serás igual de generoso conmigo?- preguntó sugestivamente rozando su erección contra los glúteos de su secretario- Sabes lo que quiero-  KiKwang no esperó respuesta y empezó a desabotonar el pantalón del muchacho, dejando que cayeran en un montón sobre sus tobillos, introdujo su mano por la pretina de los bóxer y gimió audiblemente al sentir la piel totalmente suave y libre de vello alrededor del pene del más joven -Eres toda una caja de sorpresas, jovencito- susurro mordiendo su lóbulo

-M-Me gusta así, sumbae - respondió sin aliento el de baja estatura-

-¿Quién te esta follando?- sintió al muchacho ponerse rígido, por lo que lo volteó y lo hizo mirarlo a los ojos, levantándole el rostro, acción que hizo que el muchacho se pusiera más rojo.

- No... yo… no he… no lo hago- logró decir entre susurros, desviando la mirada-

- ¿Te ha tenido alguien antes?- el muchacho lo miró con sus lindos ojos castaños llenos de lagrimas y negó con la cabeza, esta acción llegó al corazón de KiKi, ya que estaba acostumbrado a mujeres voraces, decididas y sexualmente promiscuas, el sentir que el menor era virgen y tímido, hizo que se sintiera sobre protector, él conocía perfectamente al joven, aunque éste no lo supiera, siempre había estado al pendiente de él. MinJun le había demostrado su lealtad de muchas formas- Tranquilo cariño, no te haré daño, lo prometo.

Tomó el rostro del castaño entre sus manos, lo miró intensamente por unos segundos antes de inclinarse y besar suavemente sus labios sonrosados y apetitosos, fue un beso delicado, con el fin de explorar, conocer.

MinJun suspiró, no podía creer que su sueño se estaba haciendo realidad después de tantos años de amar en silencio a KiKwang, lo asombraba lo delicado y cuidadoso que estaba actuando con él, del tiempo que lo conocía no recordaba haberlo visto actuar cariñosamente con nadie, excepto con él, pero creía que ese trato se lo había ganado porque era un buen empleado, que se adelantaba a las necesidades de su jefe. Se deleitó al sentir que el mayor introducía la lengua en su boca, le encantó su sabor, la fricción y la invasión. El menor se dejó llevar, levantó sus brazos y rodeó el cuello de su jefe con estos. Gimió encantado cuando sintió que Kwang lo abrazaba y levantaba contra su cuerpo desnudo, haciendo que ambas erecciones se friccionarán juntas, se excitaran. KiKwang lo llevó hasta el sofá y lo ayudó a tenderse antes de subir sobre su cuerpo.

KiKi se sentía excitado como nunca, era algo nuevo para él, el querer dar placer a otra persona, siempre había sido un poco egoísta y se preocupaba por su propia satisfacción personal. Pero al sentir gemir tan tímidamente al castaño su corazón se sintió tranquilo por primera vez en su vida adulta, dejó de besar a MinJun y lo miró a los ojos.

-Eres una linda caja de sorpresas, sabes que después de esto nada volverá a ser igual- vio que el muchacho lo mal interpretó, al ver como sus ojos se llenaron de lagrimas- Hey, bebe.

-¿Quieres que me vaya?- preguntó triste el castaño, tratando de incorporarse.

- No quise decir eso- besó la frente del menor y acarició su cabello antes de sonreír- Lo que quise decir es que después de esto quiero poder tomarte cuando quiera, me gustas mucho.  ¿Qué dices?- lo mira con ternura, acariciando las suaves mejillas-

-Mmm… m-me gustaría mucho, sumbae- respondió el menor sonrojándose hasta las orejas. KiKi solo sonrió al verlo.

-Es agradable tener a alguien que se sonroja, me gustaría proteger esa inocencia tuya tan linda- KiKwang acarició a conciencia el cuerpo del chico antes de soltarlo. Suspiró, esperaba no arrepentirse por la decisión que acababa de tomar en su mente- Arriba bebé.

-Pero… ¿Ya no me desea?- preguntó agobiado el castaño.

-Por supuesto que sí, pero he tomado una decisión, quiero más de ti que solo sexo. Así que arriba, no quiero que tu primera vez sea en esta oficina, deseo que sea especial- lo ayudó a levantarse, lo atrajo hacia su cuerpo y lo abrazó- Pronto… muy pronto ambos disfrutaremos el uno del otro.

- Me gustaría mucho, sumbae- susurro Elías muy emocionado, dejándose hacer y sonrojado totalmente.

- Me alegro, porque he hecho planes para nosotros, quiero que te vayas antes a tu casa, te pasaré a buscar a las ocho de la noche, iremos a cenar juntos- sonrió y soltó al menor.

-Oh… eso me encantará- dijo muy emocionado el castaño, su cara irradiaba felicidad.

-Bien, ahora cubre ese lindo trasero, me tienes caliente- esto lo dijo palmeando suavemente un glúteo del chico y guiñando un ojo.

El menor se vistió rápidamente, su expresión era alegre, Kwang lo vio dirigirse sonriendo a la puerta.

-MinJun…- el muchacho lo miró con una interrogante escrita en su expresión- Ven acá- lo llamo y esperó a que estuviese junto a él para inclinarse y besar suavemente sus labio- Estoy impaciente porque llegue la noche. Ve a casa ahora, duerme un rato, no quiero que te duermas en la cena.

-Gracias lo haré, de todos modos no tenía ningún cliente programado para hoy- dijo con buen humor, antes de salir de la oficina.

 

†∞†∞†∞†∞†∞†∞†∞†∞†

 

 

KiKwang vio alejarse al castaño, sonrió al ver lo tranparente que eran cada una de las emociones del joven, le gustaba eso de él, era un cambio refrescante después de tanta mujer fría y calculadora. Sabía que muchas de esas mujeres solo lo veían como un trofeo, no les importaba el hombre. Con MinJun sentía que era todo lo contrario, lo que hacía sentir un calorcillo especial en su pecho. Hacía mucho que el muchacho venía invadiendo sus pensamientos en momentos realmente difíciles y otros no tanto, como el otro día en el supermercado cuando vio una caja de bombones de licor, la cual había comprado en un momento de arrebato al recordar cuanto le gustaban al castaño, aún la tenía en el cajón de su escritorio sin decidirse a dársela. Sonrió al pensar que ésta sería la ocasión ideal para regalársela. Se vistió rápidamente y decidió irse a su casa, no sería malo para él descansar un poco y aprovechar que tenía todas sus citas de trabajo canceladas.

Una vez en su casa fue directamente a baño donde se aseó prolijamente, cuando terminó se dirigió al dormitorio y se tendió desnudo sobre la cama, tal vez sería bueno dormir unos cuantos minutos, no quería estar desgastado para el más chico, al pensar en el muchacho sonrió, planeaba dormirse muy tarde esta noche y terminar más que desgastado si todo salía bien con el muchacho. Recordó muchos enfrentamientos con sus padres, pero ya estaba cansado de darles siempre el gusto, era hora que viviera su propia vida y si eso incluía una pareja del mismo sexo, bienvenido sea, había quedado más que cabreado con todas las féminas que había conocido, sabía que era culpa de él, ya que ellas no lo satisfacían, pero por las apariencias, se vio obligado a tener siempre una de ellas colgada de su brazo, sabía que las había buscado del lado equivocado, todas mujeres frívolas y muy zorras, no quería que ninguna de ellas tocara ni de cerca su corazón, ya que desde hacía tres años él sabía cuál era la persona indicada, solo no había tenido la suficiente valentía para arriesgarse y enfrentar a su familia.

El saber que MinJun estaba tras su escritorio mientras él se follaba a Jessica, lo hizo decidirse, en los ojos del muchacho vio tantas cosas en ese momento, dolor, asco, decepción y por qué no decirlo: anhelo, tal vez de ser el que estuviese en sus brazos. No, no podía seguir con esto, ya no era aceptable seguir teniendo a su pequeño hombre en espera y solo dándole pequeños indicios para que no perdiese el interés, el muchacho ya había madurado, ya no era en niño que entró a trabajar en su oficina con solo 20 años. Se había convertido en un hermoso hombre frente a sus ojos, un hombre que esperaba conservar, que valoraba y quería. Sabía que también MinJun lo quería, se lo decían sus ojos cada vez que lo miraba, sus acciones, siempre había estado pendiente a lo largo de los años hasta del más mínimo detalle para agradarlo. Todas estas cosas lo habían llenado y tenían su corazón tranquilo, pero ya no podía dar más largas al asunto, su hombre también tenía necesidades y él iba a ser quien lo iba satisfacer, no esperaría que otro en un descuido se lo arrebatara por ser un imbécil. Se durmió en unos minutos con estos pensamientos en mente, con su cuerpo y alma alivianados.

 

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MinJun era un manojo de nervios, tanto era así que llamó a su amiga a pedirle consejo, marcó y esperó que respondiera.

-Hola Sunny, ¿Cómo estás?- preguntó ansioso.

-Antes que sigas, dime que sucedió. Tu voz se oye extraña- contesto la morena desde el otro lado de la línea-

-Tengo una cita, y no sé que ponerme. La verdad es que soy un desastre, mi mente no funciona en este momento, es una idiotez nunca antes me había pasado- dijo el menor preocupado, haciendo un tierno puchero-

-¿Quién es el afortunado? Porque para tenerte en ese estado debe ser alguien especial, ¿lo conozco?- su amigo esbozo una muy amplia sonrisa por lo que estaba escuchando.

- Sí, lo conoces. Es… KiKwang sumbae- se sacó el teléfono del oído y lo miró espantado haciendo una mueca ya que su amiga pegó un grito que casi le rompe el tímpano. Sonrió al oírla cantar una canción pegajosa- Veo que te gustó la información- sonrió ampliamente

- Júrame que es verdad, el hombre es ¡Wau! un adonis. Pero si yo nunca lo he visto con hombres, ¿cómo es eso?- la morena frunció el ceño.

-No lo sé, ni quiero saberlo. La verdad es que voy aprovechar la oportunidad que se me está dando y disfrutarlo, ya me preocuparé de los problemas después. Imagínate estaré con el hombre que amo- un notable cosquilleo sintió en su vientre.

-Pues me alegro mucho, ya estaba bueno, si ya veía que en cualquier momento languidecías esperando por tu adonis- soltó una pequeña risita.

- No es solo eso Sunny, él me gusta en su totalidad. Lo he amado por años y hasta la más ridículas de sus manías me enternecen- su voz sonó como la una adolescente enamorada.

-¿Tiene muchas?- pregunto con diversión Sunny.

-Unas cuantas… pero no te las diré. Ahora dime que hago, mi cerebro se fue de paseo desde que me dijo que vendría por mí- soltó un sonoro resoplido.

-¿De cuánto tiempo dispones?- la morena se sentó en su sofá, sosteniendo el móvil con una mano y con la otra una cuchara con chocolate.

-Dos horas- respondió el castaño-

-Bien escucha, primero que nada llenarás esa bañera maravillosa que tienes y cuando esté al tope le regarás las sales que te regalé, después te meterás dentro por media hora, para que te relajes, no sería bueno que vayas a tu cita estresado. Tenemos que tomar en cuenta como seguramente terminará, por lo que mientras más tranquilo estés, mejor.  Ay, pequeño, solo espero que KiKwang lo haga memorable para ti, no quiero que tu primera vez sea dolorosa- hizo una mueca- O… iré personalmente y le daré una patada en sus partes intimas.

-Mmm… ya te contaré que tal me fue después, mira que solo de pensarlo ahora me da pavor, hoy lo vi desnudo y te digo que su pene es enorme, no creo que quepa en mi- dijo con miedo, eso lo había estado inquietando hasta ahora. Pero soltó una pequeña risa ante la amenaza de su pequeña amiga-

-Relájate amigo, eso no sucederá. Si te das cuenta que no se da el tiempo de prepararte, dile que requieres de unos minutos para estar listo, recuerda los videos que vimos juntos para que aprendieras- la morena sonrío con autosuficiencia-

-Una cosa es verlo y otra hacerlo, me da vergüenza- murmuró sonrojado, haciendo un tierno puchero y mordiendo su labio inferior.

-No te preocupes, KiKwang no es un niño, y tiene un montón de experiencia… Ahora sigamos con la preparación, recuerdo que tienes un conjunto que te quedara muy bien. Eso estará bien, no creo que tu hombre te lleve a comer hamburguesas- dijo lo último sonriendo divertida- ponte la camisa color blanca que es un poco traslucida y  no uses la corbata, despréndete los dos primeros botones, eso te dará un look mas juvenil. En cuanto al pantalón, No te coloques el pantalón de vestir. Ponte el negro que te queda un poco ajustado y unos borceguís. ¡Diablos en momentos como éste odio que seas gay, quedarás tan apetecible que te querría para mí!

-¡Que cosas dices! Sería incestuoso, tú eres como mi hermanita- dijo horrorizado el Cataño, tomando nota mental de las cosas que su amigo le indicaba.

-Solo bromeo patito, yo también te quiero como un hermano. Bien, ahora sigamos… La ropa ya está definida, el resto lo combinas, no te pases con el perfume es desagradable si te pones demasiado, usa solo aftershave, al la camisa le rocías un poco de tu perfume y ¡recuerda llevar condones en el bolsillo!

- ¡Diablos Sunny, solo falta que me digas como hacer una mamada!- se quejó el menor rodando los ojos avergonzado.

-Estoy segura que para eso no me necesitas a mí, ya tendrás a KiKwang deseoso de enseñarte. Ya dejemos esto hasta aquí o te retrasarás- suspiro la morena del otro lado de la línea-

-Bien, gracias, me sirvió hablar contigo- dijo el castaño mucho más relajado.

-Recuerda, quiero detalles en nuestra próxima conversación-sonrío imaginando la cara del menor-

-Eso nunca, déjalo a la imaginación- respondió divertido el menor.

-Eres malo- susurro la morena haciendo un leve puchero-

-Adiós preciosa, nos vemos en el trabajo- susurro un poco ansioso.

-Un beso, suerte y pásalo muy bien- sonrío la contraria. Comiendo un poco de su chocolate.

-Eso tenlo por seguro- ambos jóvenes colgaron su llamada con una sonrisa alegre en sus labios.

 

†∞†∞†∞†∞†∞†∞†∞†∞†

 

MinJun siguió al pie de la letra todas las indicaciones de su amiga, revisó que todo estuviese cerrado, ya que solo faltaban unos pocos minutos para que llegase KiKwang, tomó un vaso de zumo de naranja y se sentó a esperarlo en el sofá. Se levantó ágilmente al sentir sonar el timbre de su departamento.

Abrió la puerta, frente a él estaba el hombre más caliente que había conocido, alto, elegante, musculoso, de piel bronceada, unos ojos negros preciosos y cabello negro, todo envuelto impecablemente en un traje negro. Por un momento quedo sin habla.

-¿Puedo pasar?- preguntó divertido KiKwang.

-Perdón… por supuesto. Pasa- dijo haciéndose a un lado de la entrada y dejándolo entrar, sintió la cara caliente por el sonrojo- Ohh…- soltó sobresaltado ya que el moreno lo había tomado, lo apoyó contra la pared de la entrada y lo besó apasionadamente, solo se separaron por la falta de aire. El castaño se quedó mirando los labios de su cita embelesado.

-Estás como para comerte, bebé, no pude aguantar la tentación de besarte- mientras lo decía el hombre acarició los labios hinchados del muchacho- Mejor nos vamos, tengo reserva a las ocho y media- besó delicadamente los labios del joven nuevamente y lo miró a los ojos- Estás hermoso, quiero que llegue rápido el momento de sacarte de ese conjunto.

-Gracias, me alegro que te guste como me veo- la voz del menor  se escuchó en un susurro, se sentía totalmente feliz.

-Vamos, se nos hace tarde- KiKwang guió al menor hasta la puerta y fueron hasta su auto tomados de la mano.

La cena transcurrió sin incidentes, fue maravillosa, MinJun se sentía en una nube, nunca alguien había estado tan pendiente de él, hasta el más mínimo detalle, como los bombones que le había regalado nada más subirse al vehículo, ese detalle llenó su corazón de alegría, ya que se dio cuenta que no era tan indiferente al hombre frente a él, sabía cuales chocolates eran sus preferidos, lo que le indicaba que sabría muchas cosas más.

El restaurant donde lo llevó era elegante y muy acogedor, con iluminación tenue y música muy suave de fondo, lo que les permitió conversar amigablemente, por un momento.  El castaño, pensó que al salir juntos no tendrían temas de conversación y se producirían momentos de silencio. Afortunadamente se equivocó, KiKwang era un excelente anfitrión y tocaron muchos temas en común lo que hizo de su cena un momento demasiado agradable, solo quedaban esos nervios que no podía detener por la anticipación de lo vendría. Cuando terminaron el moreno tomó su mano y se la llevó a los labios, no le importó que hubiese gente pendiente de ellos.

-Ya solo quiero tenerte para mí… ¿Me dejaras hacerte el amor?- preguntó con una mirada intensa, cargada de deseo.

-S-sí, yo también lo deseo- dijo sonrojándose el menor. Mirando las acciones del moreno.

-Vamos, bebé- dijo levantándose de su silla y ayudándolo a levantarse, todo esto rodeados de murmullos que venían de las otras mesa y que ninguno puso atención, ya que estaban rodeados por su propia burbuja privada.

Una vez fuera del restaurant, salieron tomados de la mano y buscaron el vehículo, una vez dentro de este, KiKwang se acercó a MinJun y lo besó en los labios suavemente.

-Gracias por esta cena maravillosa, hacia tanto tiempo o mejor dicho nunca había disfrutado tanto de una cita ¿Te ha gustado?- quiso saber el moreno con una amplia sonrisa.

-Sí, me gustó mucho, nunca nadie me había invitado a cenar. Esta es mi primera cita- el castaño desvió la mirada, con un sonoro sonrojo en sus mejillas.

-Me hace feliz ser el primero- tomó la mano de KiKwang y lo miró seriamente a los ojos- MinJun, quiero que esta salida sea más que solo eso, me gustaría tenerte más cerca- dejo salir un carraspeo- ¿Quieres ser mi pareja?- miro directamente a los ojos al castaño.

-Ohhh… yo… me encantaría, claro que quiero ser tu pareja ¿Eso es como si fuésemos novios?- el menor sonrío ampliamente.

-Por supuesto que sí, solo seremos nosotros, se acabaron las citas con mujeres que mi madre me busque. Solo estarás tú en mi corazón, te daré tiempo para disfrutar esta etapa de citas y salidas, ya que sé que tú eso no lo has tenido, pero después de un tiempo quiero que vivamos juntos ¿Te gustaría?- tomo suavemente al menor de la barbilla dedicándole una muy amplia sonrisa.

-Yo sería feliz de vivir contigo… yo… Te amo KiKwang- dijo esto último es un susurro, bajando los ojos, ya que a pesar de su felicidad, eso aún le preocupaba.

- Mírame MinJun- cuando el menor lo miro nuevamente, tomó su rostro y dijo antes de besarlo- Yo también te amo, desde hace mucho tiempo. Si antes no dije nada, es porque quería que maduraras, que vivieras un poco más. Y me alegro que tú me hayas amado tanto que te guardaras solo para mí.

-Yo… este… nunca quise a nadie más, solo tú- dijo sonrojado, pero muy feliz el castaño.

- Vamos a casa bebé, creo que si no lo hacemos saltaré sobre ti, y antes que nos demos cuenta seremos arrestados por actos impúdicos- dijo besando cariñosamente la frente de MinJun.

KiKwang puso en funcionamiento el vehículo y los llevó tranquilamente hasta su casa, ubicada es una zona exclusiva y residencial, las viviendas eran hermosas con grandes jardines. Se detuvo frente a una de ellas y guardó su vehículo en el garaje. Una vez estacionado salió del auto y abrió la puerta del joven, lo tomó de la mano y lo llevó directo hasta su habitación, lo hizo sentar en la cama mientras él encendía pequeñas velas blancas ubicadas en forma estratégica por toda la habitación.

MinJun estaba alucinado, no cabía de felicidad por todos los detalles tan lindos que estaba teniendo su Kwang, lo vio acercarse y casi brincó cuando lo hizo ponerse de pie, le ayudó a desabotonar su camisa y a medida que iba revelando su piel acalorada, lo iba besando y chupando, cuando llegó a su pantalón ya estaba totalmente erecto, lo que hizo que jadeara cuando bajó la cremallera, lo sentó y le sacó los borceguis y los calcetines antes de bajarle el pantalón y el bóxer juntos. Lo ayudó a tenderse sobre la cama sin dejar de besarle o acariciarlo.

-Bebé, eres tan hermoso- KiKwang se enderezó y se desnudó rápidamente sin dejar de mirar un segundo la visión tan perfecta que tenia frente a él, una vez desnudo se acercó al joven y se acomodó sobre él, haciéndole abrir las piernas, ubicándose. Esta vez el beso que siguió los hizo jadear, ya que el toque de piel con piel y la fricción de ambas erecciones los tenía al borde, pero Kwang no se apresuró, quería que todo fuera perfecto para MinJun, aunque el deseo lo estuviese matando, sacó fuerza de voluntad y amó tierna mente el cuerpo de su pareja, arrancándole suspiros, gemidos y ruegos, los que llenaron su alma de más amor por su amante.

Cuando por fin estuvo dentro del cuerpo tan perfecto de su bebé, fue la sensación más maravillosa que había sentido, haciéndole ver que al fin había encontrado su hogar, el amor, dejando atrás los años de auto-engaño e insatisfacción. MinJun le rogaba que lo embistiera más intensamente y él le dio todo lo que hizo feliz a su hombre y más. Por muchos minutos se escuchó en la habitación jadeos, el ruido producido por el golpe de piel contra piel y el rechinar del colchón. Cuando acabaron colapsaron juntos abrazados, sin aliento, y con el retumbar de ambos corazones agitados. KiKwang abrazó y besó a su pequeño sin salirse de él, susurrándoles palabras de amor en su oído.

-Te amo KiKwang, eso fue maravilloso, gracias..-susurro el menor, envolviendo sus delgado brazos en torno a la ancha y musculosa espalda de su amor.

-También fue maravilloso para mí, cariño- respondió emocionado por primera vez en su vida. El saber que el hombre en sus brazos lo amaba por lo que era y no por lo que representaba, que se entregara tan libremente a él a pesar de nunca haber sido tocado antes, lo llenó de orgullo y humildad, ya que sabía la valentía que tuvo que tener para confiar tan ciegamente en él, sabiendo que no lo lastimaría.- Te amo.

Notas finales:

Dejen algunos comentarios..!

Gracias nos vemos..


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