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THE LIE IS NOT OVER por Daydream duet

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Notas del capitulo:

Hola!!! ha sido una larga semana, pff... Jin y yo hemos tenido que hacer circo, maroma y teatro para poder encontrarnos, es frustrante que despues de meses estemos en la misma ciudad y no nos podamos ver porque nuestros horarios de la escuela no coinciden ash... pero bueno... no voy a aburrirlos.

Pasando a lo importante, queremos dedicar especialmente este capitulo a Susan, que aunque no nos puede dejar reviews, nos deja mensajitos en la pagina de Face, asi que linda este va para tu con amor de Jin & Ai n_n

Sin mas les dejo leer.

 

Ai-Chan

 

 

Dilan preparaba las maletas ya cansado, era la primera vez en su vida que un viaje no le causaba emoción, desde que Alex empezó a jugar habían logrado mas de lo que pensó posible en un inicio, la visita a L.A. y encontrarse con Luis  había sido un paso más y lo único que había arruinado la felicidad por su logro había sido encontrarse con Leo, rechazarlo de aquella manera había sido demasiado para el mismo que termino por pasar el resto de la noche llorando contra su almohada, aun faltaba tiempo para lograr obtener  el conocimiento de cada paso que diera el ojiazul pero sabían de la existencia de la amenaza de un tercero a su persona.

Era necesario alejarse del pelinegro y darle espacio para que se ocupara de ese asunto, después de todo si de algo podía estar seguro era de que Leo no dejaría que nadie le hiciera daño, además de eso había ese encargo que Alex le había pedido y cuyo capricho Dilan no podía negar, y si agregaban su propia necesidad de un respiro de tan agitada vida tenía el resultado de su siguiente viaje.

Aun no le avisaba a Max sobre ello y por más que no quisiera era algo que debía hacer, así que resignado tomo su móvil y mando un texto antes de apagarlo. Había evitado llamar al rubio para no oír su seguro sermón y regaño y había apagado el celular porque conocía al ojigris y este le llamaría toda la noche, hasta que le cogiera la llamada y hablar con él era lo menos que Dilan necesitaba en ese momento.

Con su maleta lista se dirigió donde Alex para relajarse, platicar, jugar, comer, beber y hacer locos planes antes de que tuvieran que dejar de verse por un par de semanas.

El día había llegado y Dilan lo recibió con un dolor de cabeza a causa de resaca, Alex que había bebido menos le había despertado entregándole un par de aspirinas y un vaso de agua previendo su estado antes de que el castaño hubiera dicho siquiera algo, Dilan agradeció en silencio tomo las pastillas y el vaso de agua.

-Preparare algo para desayunar, tu vuelo sale en 3 horas y tienes que estar una antes en el aeropuerto… así que párate báñate, vístete y alcánzame abajo lo antes posible.

-Si mamá.

El pelirrojo salió de la habitación ignorando la contestación del castaño y bajando las escaleras con pereza, adoraba a Dilan pero la parte protectora y responsable no era precisamente lo suyo, entró en la cocina y preparo lo que sabía le resultaba más rápido, huevos, pan tostado, café y un poco de tocino, cerca de 20 minutos después Dilan ya le acompañaba en la cocina, cada uno sentado en un lado de la mesa.

-Sigo sin entender porque decidiste viajar en un vuelo comercial y no en el jet privado de tu familia.

-fácil, de esa manera tendría que dar detalles a mucha gente, entre ellas mi madre, mi mama no le oculta nada a Max así q no es una opción, y bueno si me desespera un poco pero al menos voy en VIP.

Charlaron, comieron y después de revisar que al castaño no se le olvidara nada y supiera bien lo que tenía que hacer, Alex lo acompaño al aeropuerto donde espero hasta que el avión de Dilan partiera y él regreso a su casa, ese día tenía que trabajar en el turno nocturno.

***

Viajar en un vuelo comercial resultaba sin duda más tediosa que en jet privado, y eso que no le había tocado compañero al lado de su asiento, aun así Dilan agradeció a los cielos llegar al aeropuerto de roma. Italia era su país natal y Roma su ciudad favorita en el mundo, cuando atravesó las puertas del aeropuerto un auto lo esperaba ya con la puerta abierta y el chofer tan conocido de su infancia afuera.

El hombre en cuanto vio al castaño se acerco a saludarle y tomo la única pequeña maleta que llevaba con él, junto con la mochila, que el castaño se negó a entregar alegando que esa la llevaría el mismo, para cuando el chofer cerro el maletero, Dilan ya estaba instalado en el asiento trasero del coche, por lo que el hombre se dirigió a la puerta del piloto y una vez adentro encendió el motor y pregunto.

-¿A la mansión señor?

- Carlo te he dicho que no me llames señor, te conozco desde que estaba en pañales y eres como un tío/primo/hermano para mi, así que deja eso.

-Está bien, ¿entonces te llevo a la mansión? Rosa esta especialmente emocionada por verte, ha pasado más de dos años desde la última vez que viniste.

-Pero si te dije que no mencionaras nada de mi viaje.

-Lo lamento fue un accidente.

-Está bien, no hay problema y no, por favor llévame a un lugar tranquilo, algún pequeño hotel o posada, nada ostentosa pero que este cerca del centro.

-Rosa estará muy decepcionada.

-Prometo que iré a verles a todos, solo quiero un par de días a solas y en paz, prometo que me quedare en casa una semana entera si así quieren.

-De acuerdo, te recordare de ello, y ammm creo tener una buena idea de un lugar con tus demandas.

-Me haces sonar como una mala persona.

-¿No lo eres?

-Por supuesto que no... Soy un amor.

-Cierto lo eres, pero quería escuchar hablar a tu modestia, jeje.

-Jeje gracioso.

El viaje en auto fue tranquilo, pese a que Dilan se encontraba exhausto por el vuelo, postergo su sueño para poder enterarse de todas las novedades que su amigo tenia para contar, Carlo era el chofer de la familia cuando viajaban a Italia, había llegado a trabajar con la familia cuando tenía 18 más o menos un año antes del nacimiento de Dilan por lo que el castaño le tenía especial aprecio, desde que habían dejado el país charlaba a menudo con él y cuando volvía por vacaciones se empeñaba en ser acompañado a todos lados por él.

Cuando llegaron a la locación Dilan se despidió de Carlo prometiendo que en pocos días estaría en su casa, mas por inercia que por energía vital el castaño se hospedo en la posada y se dirigió a su habitación para un largo sueño que le hacía bastante falta.

Cuando despertó ya había atardecido y estaba por entrar la noche, Dilan sintió como sus tripas gruñían por el hambre y resintiendo la falta del servicio a la habitación salió a buscar algún sitio para cenar, por suerte para él había un pequeño restaurant a solo una cuadra de su locación por lo que pudo saciar su apetito rápidamente, de regreso en la habitación se decidió por hacer lo que menos quería, tomo su celular y lo encendió por primera vez en 2 días.

No fue sorpresa para él encontrar una inconmensurable cantidad de mensajes y llamadas, y no era exageración realmente eran bastantes y la mayoría de Maximilian, sobándose las sienes ante lo que sabía seria una jaqueca segura pulso remarcación y espero porque contestaran del otro lado.

La espera no fue larga apenas el segundo timbrazo y ya tenía a un rubio histérico gritando desde el otro lado.

-Hasta que te dignas en contestar.

-Sí, si ahórrate el sermón quieres, solo he llamado para confirmarle a mi jefe mi ausencia en las próximas semanas.

-Por favor Dilan, deja eso de una vez, se que eres terco, que me pase y por eso me has estado evitando, pero somos nosotros, no puedes estar resentido por siempre.

-Aquí no hay nadie resentido señor, cualquier cosa que ocupe sabe que mi correo está disponible 24/7, menos de 24 horas y estará en su bandeja terminado.

-Dilan en verdad, hablemos bien por una vez, no puedes solo irte dejando un mensaje de “asuntos complicados, viajo a Roma por un par de semanas”.

-Disculpe señor, es por eso que le estoy llamando en este momento, cumpliré a la perfección con mis deberes, pero si usted ve necesaria una sanción, la aceptare.

-Maldición Biavane me estas colmando la paciencia.

-Siempre puedes arreglarlo con tu arma, al final, es usted, quien tiene el control del juego, yo soy solo, una pieza más.

Maximilian no alcanzo a contraatacar aquello, Dilan había terminado la llamada justo al terminar su frase. No había mayor explicación había limites que no se cruzaban y no podían pasarse por alto tan a la ligera.

 

***

 

El lugar en el que se hospedaba era cómodo y acogedor, nada ostentoso y sorprendentemente barato, era una experiencia nueva para el castaño, una experiencia algo aterradora sin la seguridad de primer nivel ni el servicio a la habitación o el trato VIP pero poco importaba ya que debido a todo lo que tenía que hacer poco estaría en el lugar, aun con todo tenía que admitir y reconocer que la gente del lugar era amable y servicial.

Había esperado a su segundo día para comenzar con todo lo que tenía por hacer, el primero lo había usado para descansar del vuelo y despejarse un poco, eran cerca de las 8 de la mañana, Dilan tomo su desayuno y salió del lugar, no pidió taxi, amaba recorrer la ciudad a pie y disfrutar lo más posible, recorrió un par de tiendas y luego se dirigió en busca de la dirección que Alex le había señalado en nada mas avisarle que había llegado a la ciudad y que él escribió con caligrafía apresurada en un pedazo de hoja que estaba doblada y guardada en su bolsillo porque solo necesito verlo una vez para saber exactamente a donde ir.

Entro en el lugar, era un complejo departamental muy sencillo, subió las escaleras hasta el tercer piso porque el lugar no contaba con ascensor y busco el numero de puerta que indicaba el papel, “162”,  una vez que la encontró se debatió unos  minutos antes de tocar, 5 minutos después la puerta se entre abrió apenas un poco dejando oír una voz con la típica pregunta de “¿Quién?”

-Eh.. am si Hola, el color azul del cielo refleja el de tus ojos.

-Que amable, entra.

La puerta se abrió por completo dejándole ver a un hombre de aproximadamente su edad que le sonreía y que poseía justamente unos encantadores ojos azules; sabia que lo recién dicho era parte de la contraseña de acceso que le había indicado el pelirrojo pero aun con todo, no pudo evitar el sonrojo que abordo sus mejillas.

La sonrisa del chico desapareció unos segundos después y con voz seca le ordeno que lo siguiera, Dilan obedeció y termino sentado frente a un escritorio.

-Espera aquí, llegaran a atenderte en un momento.

No tuvo que esperar mucho, a los 5 minutos un hombre alto robusto y de considerable edad se sentó frente a él del otro lado del escritorio y con voz ronca comenzó a hablar mientras deslizaba un sobre manila por sobre la descuidada madera del mueble.

-Aquí está tu pedido, 5 pasaportes e identificaciones falsas para los países que habías designado.- Dilan abrió el sobre y comprobó lo dicho,

-Bien.

-el trato eran 100 mil, 50 de anticipo y 50 durante la entrega.

-Lo sé, aquí tienes.- El castaño puso sobre la mesa un sobre del mismo color que el que le habían entregado a él pero más pequeño y rebosante. El hombre solo lo tomo y lo metió en el bolsillo de su chaqueta. –¿No lo contara?

-¿Por qué? ¿Debería?

-No, es solo…

-Si eso es todo le pediré que se retire, ha sido un placer hacer negocios con usted.

-Igualmente gracias.-

Dilan salió del lugar y marco el ya memorizado numero de Alex desde una caseta, Alex no tardo mucho en contestar, cuando le informo que ya se había hecho con el paquete del pelirrojo, le indico los lugares a los que tenía que llevarlo, el resto del día fue encontrarse con personas completamente nuevas y desconocidas que de alguna manera (acciones de Alex) habían terminado por trabajar para él. Eran hombres de confianza según el de ojos verdes y por los que el pelirrojo metería las manos al fuego por lo que Dilan se mostro menos rejego cuando les dio las indicaciones de su nuevo empleo.

Los chicos eran simpáticos y para su sorpresa de diferentes nacionalidades, un japonés, un mexicano, un griego y 2 ingleses.

Para cuando se despidió de los muchachos con los que sorpresivamente se vio tomando unas copas el cielo había oscurecido bastante por lo que ya cansado tomo un taxi y se dirigió a su lugar de hospedaje, donde nada más llegar se tumbo en la cama y quedo completamente dormido.

Despertó de súbito y un poco exaltado, había tenido pesadillas toda la noche, se revolvió los cabellos y salió rumbo a los baños comunitarios, porque el lugar no tenia baños privados para cada habitación, agradeció que fuese temprano y no hubiera nadie más permitiéndole ducharse con tranquilidad.

Cuando regreso a su habitación, encendió su teléfono y activando los códigos que impedían cualquier rastreo hablo por casi una hora consecutiva con Alex, el pelirrojo le había indicado que ese día no tenía ninguna petición para él, por lo que sonrió complacido al saber que podía disfrutar de su ciudad favorita todo el día.

Feliz como estaba se vistió de manera sencilla y salió a recorrer la cuidad, tomo un taxi  para que lo llevara al centro y paso toda la mañana recorriendo las tiendas del lugar, a la hora del almuerzo se dirigió a una de las cafeterías con más prestigio de la zona, sabía que era una vanidad pagar el triple por un desayuno que sabría igual en cualquier otro sitio, pero estaba ahí para complacerse, por lo que despojo esos pensamientos y se dedico a disfrutar de su almuerzo y café mientras observaba a las personas transitar las calles.

Satisfecho pago la cuenta en efectivo y salió del lugar para dirigirse a la tienda de ropa mas exclusiva de la ciudad, entro en el lugar e hizo un gesto cuando las señoritas que atendían le miraron despectivamente, quiso gritarles su nombre y restregar su valía en la cara de esas … esas mujeres pero postergo la idea al ver de reojo al aparador, en lugar de ello camino por los pasillos con seguridad, comenzó a tomar ropa de todos los estantes y se dirigió a los probadores ignorando las miradas de desconfianza de las chicas.

Mientras el castaño parecía pasar más tiempo del normal en los probadores una chica de cabello negro recorría los pasillos sin quitar la vista de la puerta del probador en el que había ingresado Dilan, media hora fue suficiente para que la chica se acercara al probador y sin reparos abriera la puerta para encontrarlo vacío, únicamente la ropa y nada más.

Maldiciendo entre dientes, recorrió el lugar entero sin encontrar a su objetivo, pregunto a las dependientas que no supieron decirle nada y apresuradamente fueron a comprobar el probador y que la ropa estuviese completa e intacta, comenzando a desesperarse la chica del cabello negro decidió a abandonar el lugar; acababa de cruzar la puerta y miraba en ambas direcciones de la calle debatiéndose por cual tomar cuando una voz que provenía de detrás de ella la hizo girarse rápidamente.

-¿Se te perdió algo?- La chica de cabello negro quedo sorprendida al notar que se trataba de Dilan.

-Ammm yo, yo estoy un poco perdida.

-basta de farsas, te he notado seguirme desde que entre en la cafetería y aunque no estoy completamente seguro probablemente desde que Salí de la posada.

-bien esto…

-¿Quién te envió?

-eh?

-Vamos dime de una vez quien fue… fue Maximilian o Leonardo?

-Pero vamos, eres un millonario, soltero, cotizado, y guapo sin contar que eres un deportista conocido y hasta cierto punto una persona famosa, ¿no puedes creer simplemente que tienes una fanática loca que ha estado siguiéndote todo el día simplemente por placer?

-No, no creo.- La cara de la mucha fue verdaderamente un poema, estaba claro que no esperaba esa respuesta y Dilan se deleito con su expresión.

-Pero…

-Me dirás ahora o tengo que denunciarte por acoso.

-No puedes denunciarme por acoso.- La joven comenzaba a perder la compostura.

-Claro que puedo, que la demanda no proceda, a sentencia, es otra cosa, pero mientras tanto, pasaras un mal rato, tú sabes cómo son las influencias.

-Estúpidos ricos.

-Ey ey ey que ese vocabulario no es digno de una princesita.- Dilan se acerco hasta la chica que era cuando menos unos 15 centímetros más bajita que él y con su mano la tomo por la barbilla sintiendo la suavidad de su blanca piel. –Ahora dime… ¿Quién fue?

-De acuerdo, solo suéltame ¿sí?- La chica dio un manotazo para liberarse del agarre del castaño. –Y no soy una princesita.

-si claro, ¿y bien?

-Max me envió a cuidarte… algo así como un guardaespaldas, aunque por lo que he sabido, sería más bien un trabajo de niñera.

-Oye!!!.- Dilan se vio ofendido por el comentario pero inconscientemente armo un puchero bastante infantil que hizo reír a la pelinegra.

-a propósito, soy Arantza, mucho gusto.

Después de la extraña presentación Dilan termino por sacarle todos los detalles de su trabajo a la pelinegra, resultaba obvio que Max era un controlador sobreprotector pero Dilan jamás imagino que podría llegar hasta ese punto.

-¿Estás diciendo que prácticamente te convertirás en mi sombra a partir de ahora?

-Si algo así… y no hagas mala cara, que eso te ganas tu, por escapar del jefe por más de un mes.

-Y… ¿si me escapo?

-no creo que te sea posible.

-te he evadido bastante bien hace un momento, ¿qué no?

-Sí pero solo fue suerte.

-¿Probamos?

-si quieres, pero te advierto que pierdo fácil la paciencia.

-Bien. Probemos eso, pero más tarde, justo ahora quiero regresar adentro y darles una lección a esas mujeres.

-¿Una lección?

-Sí, parece que no conocen a Dilan Biavane y cuando recién he entrado me han visto como ladrón o vagabundo, quiero dares una lección.

-No puedes culparlas, hoy estas especialmente vestido fuera de ti.

-sí, bueno pues mis planes son gastar una fortuna en ropa justo aquí… ¿por que traería la maleta llena?

-Está bien, te sigo.

Cuando volvieron a entrar en aquella exclusiva boutique Dilan ignoro olímpicamente las miradas de las dependientas y con seguridad volvió a tomar las prendas que había elegido con anterioridad y que las señoritas habían vuelto a su lugar, entonces entro en el probador pero esta vez no tardo mas allá de un par de minutos antes de salir a modelar el primer conjunto de ropa a la pelinegra que esperaba en uno de los cómodos asientos.

Pasaron en el lugar cerca de tres horas, con la pelinegra criticando las elecciones del castaño, aprobando, negando y modificando sus conjuntos, pasándole más atuendos y eligiendo accesorios como corbatas e incluso un par de relojes y una cadena de plata.

Cuando el castaño saco de su cartera su tarjeta de crédito  sin límite, el trato cambio drásticamente, pero para entonces ya era demasiado tarde, Dilan había puesto sobre el mostrador fácilmente más de dos docenas de prendas, mas las que Arantza había insistido que se dejara puestas, a las chicas parecía hasta habérseles iluminado la mirada.

-Sabe señorita, mejor no me llevare nada de esto.- Dijo Dilan haciendo a un lado todo sobre el mostrador. –solo cobre los accesorios y lo que llevo puesto.- La cara de estupefacción en las chicas no tenia precio, Dilan sonrió para sus adentros y las muchachas no tuvieron más que acatar y callar.

Sintiéndose triunfante salió de la tienda con solo una bolsa en la mano, el resto del día, como Arantza le había dicho, esta se quedo pegada a él como si de su sombra se tratase, sorprendiéndose a sí mismo, pues la presencia de la chica no le molesto ni le incomodo en ningún momento, contrariamente la pelinegra resultaba ser una agradable compañía que parecía saber mucho de moda y de gente rica por lo que acoplarse fue como dirían en algunos lugares “pan comido”.

***

-Y ¿qué haremos hoy?

-¿qué pasa con la privacidad y seguridad de este lugar?

-No debiste hospedarte en una posada.

-Como sea ¿puedes bajarte de mí y dejar que salga de la cama para ducharme y cambiarme?

-amm ¿me llevas a almorzar?

-¿tengo opción? Igual te pegaras como un lastre.

-Eso es cierto.

-Anda, baja de una vez.- Dilan hizo fuerza para girarse y termino tumbando a la pelinegra en la cama y posicionándose sobre ella encerrándola entre el colchón y su cuerpo. –Así está mejor.- Dilan se deshizo del nudo de sabanas y camino en busca de su ropa y toalla para ir a bañarse.

Dilan no podía decir que Arantza le desagradara, pero comunicarse con el pelirrojo y seguir con sus planes se complicaba infinitamente si la muchacha no le dejaba ni a sol ni a sombra, aprovecho que al menos lo dejara ducharse solo para sacar su celular que había ocultado entre su ropa y llamar a Alex, las siguientes indicaciones eran sencillas, realmente una vez que entrego los pasaportes a sus nuevos empleados ellos se encargarían de la mayor parte de sus asuntos.

Cuando estuvo listo salió con la pelinegra colgada d su brazo, almorzaron en un exclusivo restaurant y de alguna manera durante la comida, Arantza, ella había desenvainado mil y un secretos sobre su personalidad, era impresionante como de alguna manera tenía razón en todo, Dilan agradecía que al menos la parte de sus planes estuviera intactamente a salvo, pero sus problemas de sueño, de amores y demás quedaron al descubierto.

-Vamos, aunque lo niegues es obvio que estas deprimido.

-Deja de darme terapia, si lo quisiera, contrataría un psicólogo.

-Velo por el lado amable te he ahorrado el gasto de la terapia.

-Sí, y solo sirvió para decirme lo que ya sabía.

-Conozco un remedio para tus males.

-a ¿sí?

-sí.

-Sorpréndeme.

-Vamos.

 

La pelinegra lo arrastro por toda la ciudad comprando ropa y mil y un cosas, debía suponer que viniendo del consejo de una mujer su remedio para todos los males eran las compras y aunque no le desagradaban él hubiera optado mas por una botella de tequila y vodka.

No conforme con comprarle guardarropas nuevo, le llevo hasta una estética ubicada en el centro y que no parecía carecer de prestigio.

-No estoy muy seguro de esto.

-Anda vamos en verdad que es lo mejor.

-ahhh

-¿acaso no tengo un excelente gusto?

-bueno, sí.

-Entonces confía en mí, le sacaremos partidazo a esa carita de ángel que tienes.

-Está bien, pero si no me gusta te odiare.

-Y yo aceptare tu odio sin resistencia, ahora comencemos.

***

Un cambio de look que lo sorprendió a el mismo, un hidromasaje que le quito el estrés de todo una vida, los chistes de la pelinegra que hicieron que le doliera el estómago, el mundo podía estar acabándose y Dilan sentía que poco importaba pues por primera vez en demasiado tiempo se sentía bien.

-Ha pasado ya más de una semana desde que llegue, tengo que ir a mi casa y visitar a la familia.

-Está bien vallamos.

-ey, para tu tren, ¿cómo que vallamos?

-soy tu sombra, ¿lo recuerdas?

-Solo iré a mi casa.

-Pues vallamos.

-Y justamente ¿cómo crees que explicare tu presencia? Diré miren ella es la guardaespaldas que mi amigo y jefe mafioso ha mandado a cuidarme porque es un puto controlador y me cree de su propiedad?

-Pues es una opción… o llévame como tu novia.

Dilan se atraganto con la bebida que había estado bebiendo mientras paseaban. –cómo? Cómo que mi novia?

-Vamos, no mentí cuando dije que era una fanática loca, eres un guapo, sexi y agradable millonario y bueno yo soy yo, es normal que crean que vas a por una novia bonita elegante, graciosa y con clase.

-Ok, ¿dónde está la cámara escondida?

-Vamos, no mientas, te agrado y mucho, soy bonita y lo sabes y a mí también me gustas, además tenemos igual que estar juntos todo el tiempo.

-¿Por qué siento que perdí esta conversación antes incluso de empezarla?

-Yupiii. – Arantza se emociono como si de un niño se tratara y dando brinquitos de alegría se abrazo al cuerpo de Dilan y le beso en la mejilla, muy, muy cerca de la comisura del labio.

-Andando, Rosa se emocionara a morir, seguro que nos alimenta como a un oso.

-Bien porque tengo hambre.

- comes demasiado… ¿donde se mete todo lo que comes y como es que te conservas tan delgada?

-ejercicios varios y artes marciales.

Justo como Dilan imaginó la mansión se convirtió en un alboroto ante la noticia de su novia, la primera que le habían conocido nunca, un verdadero suceso, Rosa preparo un festón y se desvivió en mimos a la pelinegra y mil y un preguntas para Dilan.

Una historia que tuvieron que inventar sin mentir demasiado.

-Simplemente la conocí en una boutique, ella estaba perdida y quise ayudarla, quedo sorprendida al reconocerme y me confesó ser una admiradora, me agrado desde el comienzo y terminamos charlando y haciendo compras juntos… después de eso fue imposible separarnos, además resultamos tener como amigo en común a Maximilian.

-AWW mi niño créeme que me preocupaba por que nunca nos hablaras de nadie, pero ahora que conozco a esta preciosidad entiendo que quisieras esperar.

-Vamos Rosa no la alagues mucho, se le sube a la cabeza.

***

Fue imposible que dejaran la mansión por lo que terminaron pasando en ella el resto de los días que le quedaban en la ciudad, Dilan batallo para que su relación con la pelinegra no corriera con la rapidez de la pólvora encendida y terminara siendo un comunicado internacional, de alguna manera Rosa, Carlo y el resto prometieron mantener su relación en secreto.

Arantza parecía complementarse a la perfección con su vida y realidad y Dilan se encontró a si mimo preguntándose ¿qué hubiera sido de él si fuera heterosexual? Probablemente hubiera terminado con alguien como la pelinegra; pero aun era temprano, realmente nunca se había abierto a la posibilidad de estar con una chica, Arantza podía ser su oportunidad.

 

 

 

Notas finales:

y bien? que les parecio el capitulo de hoy? yo diria interesante, que opinan ustedes? bueno, ya saben quejas, reclamaciones, teorias etc... no duden en dejarlas en un review.


ya saben que pueden hacer preguntas a nuestros chicos y gustosos contestaran a sus dudas


les recuerdo que estamos en Facebook como


 


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hay contestaremos a sus dudas, preguntas inquietudes etc...


 


y.... bueno me he extendido bastante en estas notas finales, pero... Jin y yo vamos a cumplir nuestro primer aniversario escribiendo juntas, asi que, estamos pensando celebbrarlo en grande, si tienen alguna idea, no duden dejarla en sus reviews y las consideraremos, en fin... 


ahora si me despido, tengan un excelente fin de semana y nos leemos el siguiente viernes.


 


Ai-Chan


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