Capitulo 1 El secreto de tu apodo.
En el gran pent-house, Misaki Takahashi limpiaba todo el lugar mientras un pensamiento le rondaba una y otra vez en la cabeza: ¿por que le decia Usagi a su novio? Bueno, era obvio que ya se le hacia costumbre pero jamas se había preguntado porque lo hacia. Y se sentía mal por no saber porque. El misterio de su apodo tan gracioso e infantil.
En fin, no debía hacerse ideas absurdas pero tal vez, solo tal vez, su novio era el líder de un clan poderoso de la mafia japonesa y le habían otorgado ese sobrenombre porque los conejos eran hábiles en esconderse o podia ser algo mucho peor y que siempre estaba enfrente de sus narices... ¡Era un violador en serie y al ser un semental dejaba herederos regados por el mundo! Incluso eso sonaba un poco mas realista.
Miro el reloj unos escasos segundos y se percató que se acercaba la hora en que su novio bajara y empezar a desayunar como cada mañana hacían, sin excepción alguna.
Cuando la manecilla pequeña señaló las siete y la mas larga señaló las doce, el pitido del cambio de hora resonó por todo el lugar y la puerta de la habitación de su novio se abrió dejando ver un aura negra y aterradoras saliera levemente mientras que el que la originaba salía con unas terribles ojeras y el cabello desalineado. Todo tenia una respuesta muy lógica: acababa de terminar su manuscrito.
- Buenos dias -le saludo Misaki cansado mientras que Akihiko cargaba aquel oso café de moño verde.
- Buenos dias -le contesto cansado y somnoliento.
Empezaron el desayuno, no sin antes decir "buen provecho" como costumbre que tenían. Misaki comía lentamente mientras de nuevo en su cerebro surco esa duda que desde la mañana le atormentaba. Aun con ese cómodo silencio decidió hablar.
- Usagi-san tengo una duda -directo al grano, aunque la verdad se moría de miedo de saber la verdad ¿y si era el líder de un clan de la mafia japonesa? ¿o un violador múltiple que dejaba hijos regados? O peor que todo eso ¡¿Un ser mutante que lo habían cruzado con un conejo?! Si. Estaba exagerando, bueno, tal vez un "poquito".
- Dime -le contesto Akihiko captando su atencion mientras comía lentamente. Por suerte ese día había acabado todo su trabajo y tendría toda la semana para "jugar" con Misaki. Y Misaki no tenia clases hasta dentro de dos semanas. El mundo conspiraba a su favor.
- Veras Usagi-san no se porque te llaman asi -pregunto timido ¿cual seria el origen de semejante apodo?- bueno, si me quieres decir, claro.
- Sabia que tarde o temprano lo preguntarías -dijo Akihiko sereno- veras...
Flash-back
Era una de las mañanas mas hermosas que habían tenido y la señora de Usami ese día daría a luz a su hijo: Akihiko.
Ella era una mujer muy hermosa, su cabello era rubio y sus ojos azules, su piel algo apíñonada proveniente de una familia de sus mismos rasgos. Todo iba bien, esperaban al siguiente hijo rubio y de ojos azules. Pero para su sorpresa no era ni rubio ni de ojos azules.
Su cabello era grisaceo, casi plateado, sus ojos eran de color lila brillante y sin mencionar el lunar con forma de la cabeza de un conejo. Raro. Y mas donde estaba aquel lunar. Arriba de la rayita de su trasero de bebe.
La mamá obviamente se asombro por lo raro que había salido su hijo. Y el papá no lo quería aceptar y por mas que se hicieron 5 pruebas de paternidad todas dieron positivas. Poco despues se enteraron que eran nuevos genes que poseía el bebe y que eran casos muy raros en los que se daban.
En fin, la señora al darse cuenta que no se lo habían cambiado en los cuneros decidió ponerle Akihiko de nombre y seguido el apellido paterno Usami.
Poco despues lo mandaron a Inglaterra para que pasara ahi su infancia por algunos negocios que tenia su padre en Japon y en ese lugar paso gran parte de su infancia. Al regresar a su país, sabiendo su idioma muy bien, se sentía muy triste ya que no pasaba tiempo con su familia ni con un amigo ya que todos los había dejado atrás.
Hundido en la soledad decidió cuidar a un animal, para especificarlo mejor a un tierno conejo bebe que hallo en los matorrales sin la vigilancia de su madre y eso le hizo sentir familiarizado con el pequeño animal. Al cual llamo Señor conejo.
Al paso que crecía su amiguito, el se hacia cargo de el como si fuera su hijo, le alimentaba, le bañaba, le limpiaba y lo entretenia. Le puso un hermoso collar que contenía su información por si se perdía.
Pero sus padres se dieron cuenta que "ocultaba a una rata sobredesarrollada" y tiraron a Señor conejo a los matorrales nuevamente y el tierno animalito huyo saltando.
Triste pero cierto.
Pasaron los meses y creyó que su "hijo" había muerto y decidió dejar de buscarlo. Despues conoció a Hiroki, su gran amigo de la infancia hasta la actualidad y decidieron hacer una pijamada donde hablarían sobre libros y literatura.
Pero ya en la noche, de las sombras salio una figura muy rara de orejas largas sentandose en la barriga de Akihiko. Al sentir el peso abrió los ojos y vio a Señor conejo, algo descuidado pero vivo despues de todo. Llamo a su amigo en susurros.
- Hiroki. Hiroki. Hiroki. Maldita sea despiértate.
- Emm -se removio y abrió los ojos levemente hasta que vio la figura entre la oscuridad y tanta fue su impresión que...- ¡¡AHHHHHHHHHHH!! ¡Una rata sobredesarrollada! -grito con fuerza y el conejo intimidado se orino en las sabanas y salio saltando.
- ¡Agh! Me orino -dijo mientras se levantaba y olía la peste.
- ¡¡JAJAJAJAJAJAJA!! -rio con fuerza Hiroki- Uy Usagi-san.
- ¿Usagi?
- Sip, ese sera tu nuevo nombre apartir de ahora en adelante -le contesto riendo.
Despues de varios años de burlas de Hiroki por aquella noche a Akihiko llegaron a oídos de Takahiro y el al no saber ese secreto solo le decia asi para seguir la corriente hasta volverse costumbre y contagiando a su hermano menor Misaki.
Fin del flash-back
Al terminar de oír la historia no pudo evitar reir hasta que se harto. Esa era la verdad de su apodo y era muy cómica. Y el que creía que era líder de un clan de mafia o un violador en serie o un ser mutante de conejos.
- Wow Usagi-san
- Si. Esa es la verdad y si me disculpas debo de ir a corregir mi manuscrito -se levanto con la taza de café en la mano y se dirigió al estudio mientras que Misaki seguía riendo sonoramente.
Pero otra duda invadió su mente...