Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Letters por Jesica Black

[Reviews - 224]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capitulo 11
Déjame permanecer a tu lado.

 

                Luego de hablar con Milo, algo en el corazón de Kardia le incomodaba, hablar del amor que su hermano profesaba a Camus y no podía decirlo a viva voz le había recordado su relación con Dégel. Pronto llovieron esas imágenes de su borrachera mientras poseía ese cuerpo maravilloso, no importara cuan borracho estaba aun no podía olvidad aquellas caricias que quemaban su piel, los fogosos besos, el cabello verde desparramado por la cama mientras él embestía el fino cuerpo, los gemidos llenos de pasión que comenzaban a volverlo loco en cada momento. Se había quedado en el molde muchísimos meses desde que se enteró del embarazo, probablemente por miedo, pero la inspiración se había esfumado con aquel muchachito de fina cintura.
Caminó con lo que llevaba puesto, unos pantalones holgados, una camiseta blanca, las manos en los bolsillos y unas gafas negras encima de la cabeza. Sus ojos celestes fueron directamente a la editorial donde creyó se encontraría Dégel, pero debió haberlo supuesto, no se encontraba allí.

–Lo siento mucho, Kardia –habló Saga mientras acomodaba el nuevo libro de Manigoldo o al menos los primeros capítulos del mismo que había escrito hacía unos días–. Dégel dejó de venir la semana pasada, porque su embarazo está muy avanzado y no podía subir las escaleras, así que ahora trabaja desde su casa.

–¿Sabes dónde vive o como puedo localizarlo?

–No podemos proporcionarte ese tipo de información y lo sabes –bufó, Kardia también lo hizo, era obvio que el deber era preservar la intimidad–. Pero tú siendo su escritor debes saber su número telefónico.

–¡Aah! El siempre me llamaba, puedo averiguar su dirección por el número de teléfono en la gui-….mierda, es verdad, siempre me llamaba del celular –suspira agotado, Saga sonrió.

–¡Llámalo entonces! ¿o es que prefieres aparecértele en la casa?

–No lo digo por eso –cruzó los brazos–. Es fácil colgarme y apagar el teléfono, pero si voy a su casa no puede deshacerse de mí tan rápido.

–Jajajaja, es verdad, bien….pero ¿para qué lo quieres con tanta urgencia? Desde que él renunció a ti, se te ha asignado dos nuevos editores y te deshiciste de ellos rápidamente –tomó las hojas que estaban en su escritorio y caminó hasta los ficheros–. ¿Acaso lo extrañas?

–No es sólo eso, ¿viste que está embarazado? ¡Yo soy el padre! Al principio respeté su postura, él no quería verme y lo acepté, pero debe tener seis meses ahora y no quiero perder más tiempo de su embarazo –se acerca a Saga y le toma del brazo–. Saga, sé que mucho no nos conocemos, pero de verdad necesito este favor.

–Lo siento, en serio….–suspiró–. Pero conozco a alguien que puede ayudarte en esto, no le importa saltearse las reglas de la editorial –dejó las hojas en los ficheros y cerró el cajón para ir a buscar su celular en la mesa y marcar–. Hola, ven enseguida y trae el número de teléfono de Krest Verseau…..sí, sí….anda, ven….–cuelga–. Ya llegará.

–¿Krest Verseau?

–Él puede decirte donde está Dégel, si en su casa o caminando por los locales, recuerda que está atravesando los últimos meses de embarazo y ahora dado que hasta el momento puede moverse, necesita comprar la ropa y los chiches del pequeño –la puerta se abre de golpe haciendo que ambos muchachos se dieran vuelta y apareciera un hombre técnicamente igual a Saga.

–¡Hola! Ustedes sí que son difíciles –habló el muchacho acercándose para entregarle el teléfono de Krest a Milo–. Son un dolor de trasero, tienen suerte que Dégel nos dejó ese número por si necesitábamos contactarlo urgentemente.

–Gracias, Kanon –sonrió el gemelo, Kardia también lo hizo.

–Gracias, llamaré ya mismo a Krest, adiós –inmediatamente abandonó el lugar.

 

                Kardia no tardó mucho en sacar su celular y marcar al teléfono que se encontraba escrito, tardó un poco por la inseguridad de haberlo tipiado mal, pero una vez que apretó el botón de llamar, un sonido comenzó y su mano tembló ligeramente.
Por otro lado, Krest se encontraba en una verdadera calamidad de ropa, chupetes y biberones, nadie le había dicho que tener un hijo pequeño sería aquello, pero no estaba para nada arrepentido, desde que Zaph nació, había llenado de luz su vida y ahora que Aeneas había pasado un rato a comer con él, tanto padre como hijo se habían quedado dormidos en el sillón, posibilitando al muchacho de cabello corto a limpiar un poco. Cuando su celular sonó, su corazón se detuvo un momento, estaba muy ensimismado, pero inmediatamente lo tomó y vio un número desconocido.

–Si eres para ofrecerme un plan nuevo, puedes metértelo por el….–debido a la falta de sueño, Krest se encontraba irascible.

–No, no, no soy un vendedor de planes de teléfono móvil –se intentó defender Kardia al escuchar la melodiosa voz–. Soy Kardia Antares.

–¿Kardia? –Inmediatamente voltea a ver a Aeneas que continuaba dormido con sus brazos rodeado a su niño, que descansaba encima de su pecho–. Oh, ya veo… ¿cómo conseguiste mi número?

–Lo lamento muchísimo, pero quería contactarme con Dégel y como sé que seguro me golpeará con su celular o lo apagará o cambiará de número si lo hago, no me quedó otra que pedirle a los gemelos de la editorial que me lo dieran.

–Oh, ya veo –se acercó a su novio y le vio dormir–. ¿En qué puedo ayudarte, Kardia?

–Sé que no te conozco, sólo te he visto en revistas cuando era más joven…..y, bueno, espero que no te moleste…

–¿Por qué me molestaría? Pero dime, ¿en qué puedo ayudarte? –preguntó nuevamente y sonrió cuando su hijo se acurrucó mejor en el pecho de Aeneas.

–Necesito saber si Dégel está contigo.

–Lo siento chéri, pero él se fue a comprar algunas cosas para el bebé….–se detuvo a pensar–. Dijo que iría a un lugar llamado “Baby show” que queda en la calle central, cerca de allí hay una cafetería, tal vez se detuvo a comer algo….

–¡Oh, muchas gracias Krest! –sonrió mientras comenzaba a caminar más rápido–. Iré a por él, gracias –cuelga inmediatamente.

–De…nada….jajaja –cuelga también y se acerca más a su novio e hijo, los dos se veían tan adorables juntos–. ¿Por qué las cosas no pueden ser así para siempre?

 

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

 

–¡Necesito ayuda! –un Camus furtivo había ingresado a la editorial de la revista Zodiaco, una jovencita lo había atendido quien al observar la desencajada mirada del joven se asustó–. Estoy buscando desesperadamente a mi hermano y sé que su revista saca imágenes de chicos desaparecidos.

–Oh, es por eso –la joven suspira cansada–. Lo siento, de acá a dos meses tenemos todo lleno de niños, pero recién en octubre.

–¡En octubre mi hermano puede estar muerto! –golpeó fuertemente la barra, la joven dio un paso atrás y llamó al editor en jefe, que inmediatamente se acercó.

–Mi nombre es ElCid Vázquez, ¿en qué puedo ayudarle? –murmuró un hombre elegante, con cabello  oscuro y mirada del mismo color, su elegancia era parte de la fachada que mostraba.

–Por favor, por favor –le regó–. Mi hermano desapareció hace cinco meses, se lo llevó mi padrastro, pero cuando me contacté con él dice que mi hermano ha desaparecido de su vivienda y no hace nada por buscarlo, he estado repartiendo volantes, hice todo lo que está a mi alcance, pero sólo tengo diecisiete años y estoy embarazado de cuatro meses, he estado en cama también por mi embarazo –rogó con lágrimas en los ojos–. Por favor señor, por favor, ayúdeme a encontrar a mi hermanito, tiene quince años.

–De acuerdo, acompáñeme por favor –el hombre comenzó a caminar por el pasillo y Camus lo acompañaba, se tomaba el insipiente vientre mientras lo hacía–. ¿Dice que se lo llevó su padrastro?

–Sí, Radamanthys Wyvern –explicó, es ahí cuando ElCid se queda completamente helado.

–Entiendo tu desesperación, ven….–le enseña una puerta al final del pasillo y la abre, dejando ver a dos muchachos con una computadora delante, uno era de cabello castaño y llevaba ropa chica tradicional, mientras que el otro, vestía con ropaje indios–. Shion, Dokoh, este chico necesita de su ayuda, explícale lo que ha pasado a estos dos, te ayudarán….con permiso –ElCid se retira.

–¡Ah! ¿Eres pelirrojo natural? –Dokoh saltó de su silla dispuesto a tocarle el cabello pero Shion lo detuvo.

–Deja de comportarte como un niño –criticó y luego miró a Camus con una sonrisa–. Soy Shion Arian, soy editor y escritor de artículos de revista, y él es mi marido, Dokoh Lee, también es escritor, dime pequeño ¿en qué podemos ayudarte?

–Mi hermano está perdido desde hace cinco meses, he intentado todo para recuperarlo pero no hay caso, no sabemos dónde está, es como si se hubiera esfumado.

–Dime cariño, ¿tienes alguna foto? –preguntó Shion, Camus busca entre sus ropas y saca una imagen que la entrega a ambos.

–Woooo, que hermosura –habló el mayor, y es golpeado con el codo por su pareja–. Cof, cof…pero no…tanto como tú cariño.

–De acuerdo niño, te ayudaremos, pero necesitas decirnos exactamente qué fue lo que pasó –se sienta en una de las sillas–. Dokoh, trae otra silla del cuarto de al lado para nuestro amigo.

–Sí –inmediatamente el hombre salió corriendo y trajo una silla con rueditas, Camus se sentó–. Bien niño, cuéntanos lo que pasó, con lujo de detalles.

–Bien…..todo ocurrió en el orfanato/monasterio donde vivía con mis hermanos menores…

 

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

 

                Tenía miedo, era la primera vez que vería a esas personas y no paraba de temblar. Había tardado bastante en decidirse pero al fin, le habían lavado de cierta manera el cerebro. Tragó de su propia saliva y una mano le empujó suavemente la espalda. Acomodó su cabello largo, tomó mejor su vientre muy hinchado, demasiado hinchado, dado que allí no había un solo ser vivo sino dos. Sonrió de costado y caminó hacia la mesa donde dos ricachones estaban sentados, una bella mujer rubia y un hombre de cabello celeste. Ambos, al notar al muchacho, se levantaron con una sonrisa y le ayudaron a sentarse, junto a él venía otro bastante mayor que el adolescente, pero aun así joven, con un cigarro prendido y una mirada de pocos amigos.

 

–Él es mi esposo –dijo el mayor señalando al más joven–. Jean Daralas –explicó a los ricachones y dejó el cigarro en el cenicero.

–¿Están seguros que quieren hacer esto? No quiero que se eche atrás cuando tenga al bebé –habló el hombre, la mujer miraba fascinada la belleza del joven, seguro su bebé sería tan lindo como él.

–No se echará atrás, estuvimos hablando de ello, ¿Verdad cariño? –preguntó Lean, el chico asintió con la cabeza.

–Y dime, Jean –habló esta vez la mujer entrelazando sus dedos y colocándolos debajo de la barbilla–. ¿Cuántos años tienes?

–Quince –dijo cortante, la joven sonrió.

–Tan jovencito y embarazado, ¿por qué decidiste venderlo? –preguntó nuevamente, Jean miró a Lean y este le afirmó.

–Porque no es mío.

–¿Hm? –el hombre arqueo la ceja, tomó la mano de Jean y preguntó–. ¿Entonces de quién es?

–De ustedes –la mujer se relajó ante esto y sonrió contenta, pronto tendría a su primer bebé.

–Estoy realmente tan feliz, pero….me sorprende un poco que quieran “venderlo” es decir, sí, venderlo te trae un seguro, primero que el niño sea bonito y en perfecto estado de salud, no se venden niños feos o mal formados –Jean le miró horrorizado, pero no dijo nada y acarició su vientre.

–¿Estás seguro que es uno? –Habló el hombre mirándole el vientre–. Parecen dos o tres a lo sumo.

–En realidad, la última ecografía dan dos.

–¡Dos! –La joven estaba exaltada de la emoción y se le veía en los ojos–. ¡Tendremos dos!

–No, señorita, lamento mucho desilusionarla –explicó Lean–. Ustedes pagaron por un bebé, el otro no será de ustedes sino de alguien que pague por ese otro.

–¿Disculpe? –cuestionó arqueando la ceja.

–Claro, aquí hay dos bebés, un nene y una nena,  ustedes quieren uno, se lo llevarán y el otro será de otra pareja que quiera pagar, si quieren llevarse a los dos, entonces tendrán que darnos el doble…

 

                La mujer miró a su marido, “Una niña” dijo casi con emoción en su mirada, el señor piensa si es buena idea llevarse a los mellizos, el joven Jean se veía por demás atractivo y tenía claro que el pequeño y la pequeña nacerían con una belleza extraordinaria. Ambos asintieron al mismo tiempo a la hora de confirmar, le darían en doble con tal de no separara los hermanitos.

–Y dime ¿tienes alguna enfermedad o algo? Queremos saber que nos depara estos bebés –habló la mujer.

–No, no tengo enfermedades –dijo el más joven.

–¿Y usted? –cuestionó esta vez el hombre a Lean, el muchacho sonrió de costado.

–No, los niños no son mis hijos….–se rasca la nuca–. Por eso lo estamos vendiendo, porque son hijos de un tipo que abusó de Jean, pero no se preocupe, no es cualquier violador.

–¿No? –la mujer estaba horrorizada con la idea de que aquel pequeño tuviera rasgos de un psicópata como lo era un violador, pero inmediatamente Lean le tranquilizó.

–Es un hombre rico y rubio, que pensó que podía aprovecharse de un muchacho, es todo….por eso estamos vendiéndolos, Jean no quiere a esos bebés y yo no voy a hacerme cargo de unos niños que no son míos, por lo tanto, ahora son suyos…..–le extiende un contrato, el hombre lo lee.

–Mira cariño, aquí dice que en caso que Jean se arrepienta le dormirán para sacarle a los bebés, de esta forma no habrá ningún contratiempo –explicó, la joven miró la tristeza en los ojos del más chico.

–¿Estará bien? –preguntó.

–No se preocupe por él, cuando dé a luz a esas cosas, yo le haré un hijo mío….seremos felices los dos con nuestros propios hijos y nadie podrá separarnos jamás –le abrazó por los hombros y le besó, Jean aceptó, no le quedaba otra, comenzaba a sentir pasión por Lean y hacía cualquier cosa que éste le pidiera.

–Entonces queda hecho el trato –el hombre firmó el contrato y le pasó la pluma y los papeles a su mujer para que también lo haga–. ¿Me dejas hablar con mis hijos? –preguntó, Lean asintió con la cabeza y ambos se levantaron, Jean y el hombre.

–Por cierto, me llamo Orfeo –habló a joven mientras acariciaba el vientre, este no sabía si le hablaba a él o a las criaturas–. Espero no te moleste que te toque.

–No me molesta –explicó, Jean cerró los ojos sintiendo las pequeñas contracciones ante el toque del hombre.

–Toco la lira en una orquesta, si puedes, quiero que vengas a uno de los espectáculos, así los niños se acostumbran a ello –lentamente pasaba sus manos por encima del vientre, se sentía algo incomodo pero el hombre tenía un tacto increíble para tranquilizar a los niños dentro de él, seguramente sería un gran padre para ellos aunque los estuviera comprando–. Mi mujer no puede tener hijos….–susurró–. Yo sabía eso cuando nos casamos, la amo demasiado, por eso decidimos hacer este tipo de cosas…..

–Ya veo…–susurró sonrojándose, ese hombre comenzaba a tocar más de lo correcto o debido, pero no decía nada, Lean lo pararía si éste comenzaba a provocarlo.

–Gracias por dejarme tocarlos, es mejor que mi lira –sonrió e hizo una reverencia, Jean no comprendía–. Tal vez cuando los pequeños crezcan, y tenga deseos de tener otro hijo más, te llame –se sentó para hablar con Lean, este lo escucha curioso.

–¿Llamarme? ¿Por otro bebé?

–Sí, pero me gustaría que este sea mío…..completamente –observa a Jean con lascivia y Lean puede percibirlo, pero el más joven no–. Te pagaría mucho la gente por un bebé propio.

–Tú crees ¿cuánto? –preguntó el pelinegro, Orfeo sonrió.

–Al menos 500 mil por bebé fecundado….–Lean sonrió ante ello.

–Entonces esperaremos que tenga deseos de otro hijo…..–Lean mira a la muchacha que se encontraba algo curiosa.

–¿Acaso quieres tener un hijo con ese joven? –preguntó Eurídice, Orfeo la tranquilizó acariciando la espalda.

–Sería nuestro….

–Oh….

 

                Al terminar la transacción, el matrimonio se fue y tanto Lean como Jean caminaron hacia la casa que compartían ambos (o eso creía Jean), el puntazo de su vientre se había vuelto más fuerte desde que el hombre dejó de tocarle, y sentía un tremendo escalofrío por su espalda. Empujó suavemente a Lean.

–No entiendo por qué quieres prostituirme, tenemos suficiente dinero con tu otro trabajo –gruñó, estaba molesto que Lean sólo pensara en dinero.

–Yo no fui el que se embarazó de su padre en primer lugar –también gruñó, estaba molesto.

–¡Él me violó! Y tú lo sabes, no le abrí las piernas gustoso ¡que quede claro!

–Comienzo a sospecharlo –rascó su cabeza–. No sólo viniste a mi casa a vivir, sino también trajiste a dos engendros contigo, yo nunca había sido padre ni lo seré de niños que no son míos.

–Ya te dije que no me arrepentiré de venderlos, Lean, te daré un hijo propio o todos los hijos que desees, pero deja de pensar en la idea en que me acueste con ese tipo –señaló el café por donde venían.

–¡Son 500 mil por un hijo propio! Medio millón. Además que serán lindos y sanos por tener tu hermosa genética, ¿no te darían ganas de salir del mercado de las drogas para poder vivir tranquilos? –preguntó, Jean asintió–. ¿Entonces?

–No quiero tener hijos de otros hombres, quiero tener hijos contigo, yo te amo a ti…

–Si me amas tienes que hacer lo que te digo…..luego que te saquen a esos nenes hay un tipo soltero que quiere un bebé y daría una gran cantidad de dinero por ello –Jean suspiró derrotado.

–¿Quién? –bufó cruzando los brazos.

–Es el dueño de una compañía muy cercana aquí, nos reuniremos con él ahora mismo.

–¿Por eso no estamos yendo a casa? –cuestionó, entraron a un restaurante mucho más fino que el anterior.

–Allí está, hasta viene con matones –sonrió de costado, el hombre le mira y se quita los lentes–. ¡Hola, master! Soy Lean Daralas y él es mi esposo Jean Daralas, saluda Jean.

–Hm….hola…–se inclina.

–Embarazado –murmuró el hombre–. Bueno, no me importa.

–Toma asiento Jean, él es Shura Capri, uno de los más importantes empresarios de este lugar, todo lo que toca se convierte en oro.

–Oh, vaya….–susurró pesado y se sentó cruzado de brazos.

–¿Aceptará el trato? –Preguntó mirando al chico–. No se ve entusiasmado.

–Es el embarazo, lo tiene así. Bien, ahora ya lo viste, ¿Cuánto pagas?

–Hmmm…está embarazado ahora, necesito ver cómo quedará luego que le quiten a esos bebés –habló el hombre de gran porte.

–Tiene un buen cuerpo, así que quedará perfecto.

–Necesito verlo, no pondré mi miembro en cualquier lado, quiero que el niño salga bien, debo decir que es bastante atractivo…..y eso ya juega a favor.

–Créame, tendrá un buen cuerpo y culo para cuando lo cite –sonrió calmado–. La cesárea de los niños está preparada para octubre más o menos, así que el trato empezará en noviembre ¿verdad? El niño nacerá, si todo marcha bien en agosto del año que viene.

–Me parece bien, leo, es un buen signo….

 

 

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

 

                Dégel caminaba por la avenida principal mientras comía una manzana y llevaba a cuesta algunas bolsas con ropa para bebes. Miraba las vidrieras y se detenía muy pocas veces, pero si algo le gustaba iba a comprarlo inmediatamente. Tiró el corazón de la manzana al cesto de basura del estado y entró a una cafetería a comer, tal vez algo dulce le aliviaría las penas, últimamente estuvo llorando mucho por Kardia y su infortunio de alejarlo de su vida. Pidió un jugo exprimido natural y un pastel de manzana con helado de crema encima, estaba bastante glotón a decir verdad. Mientras comía, sus ojos se llenaban de lágrimas volviendo a recordar a su amado, estaba volviéndose un estúpido sentimental con su embarazo.
No muy lejos de allí Kardia lo buscaba por las calles hasta encontrar el local que Krest le había dicho, pero no había nadie dentro más que dos mujeres embarazadas, a los pocos metros una cafetería, entró para ver si lo localizaba y pudo verlo devorándose un pastel de manzana al final de la mesa. Sonrió, se veía tan bonito así vestido y con esa panzota, se sintió terriblemente enamorado en ese momento y comenzó a acercarse, pero cuando se encontraba a unos pocos metros, pudo localizar a un hombre de cabellera grisácea acercarse a él.

–¡Dégel! –habló, el muchacho alzó la mirada y espantado se fue hacia atrás, gracias a dios al ser un sillón no se cayó.

–Unity ¿qué haces aquí?

–Te he estado buscando desde hace mucho, pero veo que me evitas –frunce el ceño al ver el vientre–. Y ahora sé el por qué.

–Unity, no estoy de humor para ti, vete….–comentó y comió un poco más del pastel.

–Pues no me importa, tenemos que hablar –se sentó, Kardia, lógico como era hizo lo mismo en la mesa detrás de Unity, logrando escuchar todo.

–Basta Unity, no necesito que estés detrás mío como si fuera un bebé.

–Me fui unos meses y cuando vuelvo te acostaste con ese escritor de cuarta y estas esperando un hijo de él –Dégel frunce el ceño–. ¿Te molesta acaso?

–¡Eres un idiota!

–Lo sé, soy un idiota porque creí en ti, creí que podrías hacer feliz la memoria de mi hermana.

–Seraphina falleció feliz sabiendo que yo cumpliría ese sueño.

–Y manchaste su memoria al tirarle al escritorcito ese…

–¡Ya basta Unity! ¿No me dejarás acaso en paz? ¿Qué es lo que quieres que haga para que seas feliz? ¿Eh?

Me marier (Cásate conmigo)….–tanto Dégel como Kardia que escuchaba se quedaron completamente paralizados–. Si te casas conmigo olvidaré completamente todo esto y dejaré que continúes haciendo lo que amas, serás libre en eso….si quieres volver a ser editor de ese tipo, lo serás…

–¿Qué?

–Cásate conmigo –le toma la mano–. He esperado este momento toda mi vida….sé que cuando éramos novios querías hacerlo…..le daré mi apellido al bebé y seré un padre para él, sé que has estado ignorando a Kardia porque él traición tu confianza –la mirada amatista de Dégel comenzó a nublarse por las lágrimas–. Y a su vez, tú te sientes dolido por tu traición a Seraphina, la única forma que tienes de calmar tu dolor es casarte conmigo….

–Unity…. –lo sentía, Unity le estaba manipulando completamente.

–Esperaré tu respuesta cuando estés listo….–se levanta  y le besa la mano inclinándose sobre él–. Te amo, mon amour….por favor, yo sanaré tu corazón, ese corazón que el escritor pordiosero mancilló.

–Yo….–Kardia estaba a punto de levantarse y golpear a ese idiota cuando escuchó las hirientes palabras de Dégel–. Acepto… –dijo apresuradamente, casi sin pensarlo.

–¿Eh? –Tanto uno como el otro de los receptores se cuestionaron sobre lo dicho por Dégel.

–Acepto casarme contigo, este bebé necesita un padre y no quiero volver a ver a Kardia nunca más….. –escupió, no, realmente no pensaba eso, pero quiso decirlo, como si alguien estuviera controlando su mente, alguien que no es él.

 

                El corazón de Kardia comenzó a doler, no había letras en su cabeza que pudiera describir ese sentimiento humano. Lentamente se fue de allí dejando a la pareja feliz abrazarse ante la aceptación del matrimonio, probablemente no volvería a ver a Dégel en mucho tiempo. Mientras tanto, al peliverde se le escapaban varias lágrimas, sin entender porque su cabeza le había jugado esa treta.

 

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

                Camus salió de la editorial cabizbajo, sin saber si encontraría a su hermano, pero su mirada paseó por los tachos de basura hasta encontrarse con unos cabellos rubios muy cerca de allí. Arqueó la ceja y se acercó, detrás de los cestos estaba Milo buscando algo que se le calló, comenzó a reír suavemente por ello, cosa que alertó al muchacho.

–¿Qué haces aquí?

–¿Hm? ¿Camus? –se levantó–. Oh, se me cayó el papel donde tenía mi discurso.

–¿Qué discurso?

–El que te diría….bueno, improvisaré….Camus…–hace una pausa–. Yo…..ehmmm….yo…

–¿Tú?

–Lamento….sí, lamento mucho eso….que…..que hice,….y…. ¡Sonaba más bonito en el discurso!

–Bobo –sonrió y le abrazó–. No tienes que pedir perdón, yo debería hacerlo –le toma el rostro y le besó suavemente–. Te amo.

–Yo…..también te amo…–le acaricia la mejilla–. Voy a ayudarte con el bebé y a encontrar a tu hermano, seré tu sombra…

–Bueno, necesito ir solo al baño Milo, no seas mi sombra…

–Jajajajaja no tranquilo –lo abraza más fuerte–. ¿Quieres salir conmigo? Digo, como….como una cita.

–Claro…..

 

                Ambos quedaron abrazados, a fin de cuentas eran los únicos que vivían una verdadera historia de amor, mientras que Kardia no podía más con su corazón que comenzaba a enfermarse lentamente.

 

Continuará.

Notas finales:

Bueno, no sé si les partí el corazón, pero en el próximo capitulo se les pianta un lagrimón seguro

saludos


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).