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Drabbles por ari uchiha

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Notas del fanfic:

He decidido que estos drables serán de All x Akashi, pues me gusta mucho este personaje y creo que me inspira. 

Reo meditaba, meditaba como jamás pensó hacerlo. Algo le preocupaba, y ese algo era su querido capitán de cabello rojo y brillante. Akashi por su parte, solo gozaba de un tranquilo almuerzo, disfrutando de la privacidad que compartía con Reo. Ambos jóvenes no decían una sola palabra, quizá porque no era del todo necesario, ya que disfrutaban su mutua compañía y lograban entenderse sin espetar palabra alguna, ¿no era esa una magnifica convivencia? Aquella convivencia que compartían era gratificante, dulce a su forma. Y aunque la paz era agradable, Reo por fin interrumpió el silencio.  




—Sei, cariño, se honesto conmigo, ¿eres virgen, cierto?  




La mirada de Reo se volvió seria, su rostro hizo una rara mueca que expresaba ansiedad por saber la verdad, y que a su vez, parecía amenazar al cuestionado para que su respuesta fuese buena y le dejara contento.  




Akashi pensó que se ahogaría con su té verde, por suerte no fue así. La repentina pregunta le había golpeado y tomado desprevenido, tocando su orgulloso y a su vez, apenándole, puesto que en efecto era virgen y, aunque nada de malo tenía serlo, de cualquier forma para un varón era vergonzoso admitirlo.  




—¿A que viene esa pregunta, Reo? —inquirió Akashi, desconcertado, centrando su atención en Reo, su extraño pero muy guapo compañero de equipo. ¿Qué tramaba ahora esa excéntrica cabeza?  




—Solo mera curiosidad, ¿sabes? No luces como el tipo de chico que se entregaría a cualquiera y pensé, "Vaya, Sei si que es increíble". Eso es todo —respondió Reo, en su boca sostenía una pajilla de su cajita de uva, y con sus labios jugaba con ella, dándole vueltas.  




—Bueno, dudo mucho que eso sea importante ahora, ¿no crees? 




—Puedes verlo de esa manera, Sei, pero estamos en un mundo demasiado moderno y precoz —Reo se encogió de hombros y suspiró con cierto fingido pesar, imitando a una madre consternada por su polluelo—. Nunca se puede ser demasiado confiado. 




—Mi virginidad no va al tema, Reo. Pero, si te hace sentir mejor, contestaré a tu pregunta: Soy virgen y planeo seguir siéndolo durante un rato, ¿contento? —los ojos de Akashi escrutaron a Reo, este le dio una sonrisa en respuesta a su sinceridad.  




—Sí, me alegra saberlo. ¿Sabes, Sei? Eres idéntico a un príncipe que conozco, bueno, que leí en un libro. Soy amante de la literatura clásica, cosa que sabes, y puedo decirte que eres el fino retrato de un príncipe que, además de poseer buena cara, también poseía un gran sentido de la moral, creo que, a veces te le pareces.  




—Entonces, ¿me ves como a un príncipe? —Akashi sonrió—. Vaya, eres el primero que no me relaciona con un emperador, Kotaro cree que yo no lo sé, pero escuché cuando me comparó con Napoleón, entre otros.  




Reo planeaba ir a darle una golpiza a Kotaro más tarde, puesto que nadie se burlaría de la altura de su querido Sei si podía evitarlo, además, la altura de Akashi era ideal, ni muy alto ni muy bajo, tenía buenas medidas y era mejor tener esa estatura a ser un poste, (por no decir que a él mismo le daba complejo ser más alto que su amado príncipe, aunque eso resultaba adorable). Reo fantaseaba imaginando a su adorable Sei vestido de príncipe y a su vez se imaginaba a sí mismo vestido con algún atuendo hermoso y fino con el cual ambos serían una linda pareja. Sin embargo, Mibuchi tuvo que despertar de sus sueños y responderle al menor.  




—Eres un príncipe, Sei —recaló Mibuchi, haciendo énfasis en el "eres", puesto que lo era y si era necesario le escribiría toda una tesis de porqué lo era.  




Akashi guardó silencio y meditó las palabras de Reo, aunque no conocía al cien por ciento a su acompañante, bien podría intentar entender el trasfondo del asunto. ¿Estaba siendo halagado? ¿O quizá estaba siendo probado? No importaba, de cualquier forma hubo un cuestionamiento que debía plantear a Reo y que parecía mucho más importante. mportante.   




—¿Y tu que serías? ¿Mi consejero real?  




—No, yo no sería un consejero, ni siquiera un hechicero que lee fortuna —Reo devolvió la pajilla a su caja de jugo y dio unos sorbos antes de responder. Una sonrisa fugaz se pintó en sus juveniles labios—. Creo, que yo sería tu princesa.  




—¿Y si nos casáramos seríamos Rey y Reina? —Akashi no parecía disgustado, Reo se acercó un poco a él. 




—Si me entregas tu virginidad a mí, entonces prometo que te seré la reina más fiel que jamás hayas conocido. 




Ambos jóvenes se apretujaron un poco más, la cercanía era grata, su romance se desarrollaba sin necesidad de títulos como: novio, pareja, o alguna otra forma que señalara que estaban juntos. Es más, sabían que estaban juntos, lo sentían en su interior y era más que suficiente, era lo que les llenaba de dicha y alegría. Aquella tarde, comiendo en la azotea de la escuela, ambos sonrieron pensando en lo particular y dulce que era su relación. Se querían y no hacía falta rozar el velo de lo ordinario para demostrarlo, una mirada decía mucho, ambos, amantes de la literatura, eran unos bohemios al respecto. 




—Te prometo que serás mi primera vez, pero, tendrás que esperar. 




—Esperaré cuanto tiempo sea necesario, incluso te haré firmarlo en un papel que diga "Aquel que posea este papel tendrá derecho a la virginidad de Sei" 




—Eso sería un problema, Reo, ¿y si alguien te roba el papel? 




—Tienes razón, mucha razón, que te parece si te escribo en la espalda: "Propiedad de Reo Mibuchi". 




—Suena bien —Akashi sonrió abiertamente, parecía que tenía ganas de reír—. Pero, será un problema si me ven eso. Reo, no tienes de que preocuparte, prometo que mi virginidad está reservada para la persona que amo. 




—¿Y quien es esa persona, si se puede saber? —los ojos de Reo brillaban, su sonrisa suave y deliciosa parecía seducir a Akashi, este simplemente se acercó y le susurró: 




—La persona que amo, es aquella que me ve como un príncipe y no como un tirano como la gente suele hacer; dime Reo, ¿conoces a alguien así?  




Reo se acercó y robó un pequeño beso a su querido príncipe. 




—Para tu suerte, la respuesta es sí. 

Notas finales:

;) 


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