Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Según Ikiru nos odiamos por Tengaru03

[Reviews - 224]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Buenas~ 

Les traigo al fin la actualización del fic. Este fin de semana tuve tiempo para avanzar la trama, sorry si tardé.

Agradezco mucho los comentarios, de verdad son muy considerados(as) al dejarlos.  (♥)

Eso y, como siempre... Va con amor~

 

Capítulo II: Inicio de paternidad doble

Sentado frente a él con una mirada analítica sin filtros le servía un té caliente. La sala estaba en silencio, cosa rara siendo su casa, pero la tensión se podía sentir en el aire. Le miró bien. Se parecía tanto a él. Su postura, su rostro, su cabello. Sin embargo habían detalles que no tenía como lo respingada de la nariz de su hijo, seguramente era un rasgo más femenino. Miró el tono de sus ojos. Ikiru también los tiene verdes… pero no tan claros… No se daba cuenta de que lo miraba demasiado.

-¿Me vas a mirar toda la noche o vas a preguntarme algo?-.

Le extendió la porcelana con el té humeante antes de acomodarse mejor en el sillón. El tono de voz que escuchó fue más suave que lo que insinuaba sus palabras. Suspiró, tenía razón, no podía saber todo con tan solo mirarlo.

-Hace un tiempo llamé para saber sobre sus padres… él quería conocerlos… Me dijeron que de ti no había noticias-.

-No había noticias porque no tenía idea de que era padre… Hasta hace unas semanas-. Jugueteó con los dedos por el borde de la taza, pensando en cómo explicarle todo, notando esa mirada desconfiada. No le culpaba, era extraño hasta para él. –Su madre nunca me dijo que estaba embarazada… de hecho hubieron varios problemas, incluyendo el hecho de que yo era menor…-. Subió los hombros dudoso, no sabía si ese tal Naruto entendería todo, tampoco podía confesar demasiado a la primera.

-¿Cómo te enteraste que estaba aquí?-.

-Contactos-.

Naruto le miró algo molesto, tenía esa actitud un tanto altanera, leve, pero perceptible.

-Bien, quiero la prueba de ADN-.

-¿Qué?-.

-¡La prueba!... -. Se avergonzó un tanto al pedir eso, el parecido era impresionante, pero en términos legales no tenía forma de probar que era el padre.

-Yo soy el padre…-.

-No frente a un jurado-.

-Escucha, estoy seguro que soy el padre, pero si quieres entonces está bien, primero tengo que conocerlo… la prueba de ADN no es de una sola persona ¿sabes?-.

-Ya lo sé… ¿Crees que te dejaré conocerlo? Digo, lo dejaron en un orfanato…-.

-¡Yo no fui!-.

-¡Me importa una mierda! No puedes llegar aquí pretendiendo ser el padre cuando no lo has sido… ¡Largo!-.

-¿Qué?-.

-¡Fuera de mi casa!-.

Gaara se puso en pie frente a él, viendo desde lo alto al rubio que se mantenía sentado. Naruto temía que hiciera algo, que le pegara o algo así, pero nunca ocurrió. Para su sorpresa el pelirrojo se arrodilló ante él, posando una sola rodilla en el suelo en lo que bajaba la cabeza. Le veía como un caballero jurando lealtad o algo similar. O bien... Se avergonzó.

-Dame una oportunidad para demostrar que puedo ser su padre… déjame conocerlo sin ir a términos legales… Por favor, quiero ayudarte con él no ser un bloque…-.

Naruto teniéndolo así no sabía cómo actuar. Le daba pena, le daba miedo la posibilidad de que le arrebataran a su hijo ahora que estaba solo con él. Gaara podría apelar y tenía altas opciones de ganar. Además su hijo ya estaba bastante grande como para decidir, aun si no cumplía la mayoría de edad. Podían llegar a un acuerdo. Viera como lo viera debía aceptar por temor antes que por confiar en alguien que recién entraba en su vida. –Bien… Pero aún no puede saber todo… Él es… algo especial, te dejaré conocerlo y hablaremos con él, pero todo a su tiempo ¿sí?-. Sintió el tacto en su mano, un tacto que le hizo sentir extraño al notar que subía la mirada.

-Gracias por la oportunidad…-.

Se miraron unos segundos, fijos y analíticos. Aún tenía el calor de su mano envolviéndole, no le soltaba ni parecía querer soltarlo. Naruto se estaba poniendo nervioso. Prefiriendo salir de la tensión con una absurdez.

-¿Me propondrás matrimonio o…?-.

-No creas tener tanta suerte-.

Desgraciado…

Le vio ponerse en pie haciéndole sentir un tanto inferior. Gaara tenía la habilidad de salir de problemas como también para meterse en ellos. Dicen que la personalidad en parte también se hereda, pero comenzaba a  creer que eso sería una bomba de tiempo en su contra si aquello era cierto. Los dos son tan parecidos que me está dando miedo. Prefirió sonreír forzado. Trataría de llevar las cosas bien, por su hijo y por el cariño que le tenía trataría de llevar las cosas bien.

Con el asunto aclarado y un memorable primer encuentro, las cosas podrían ser buenas si ambos ponían de su parte. Quizá no era tan malo, además parecía tener cierto formalismo, quizá no era una mala opción.

-Quiero saber cómo es él… Que le gusta, que no le gusta… cómo le va en la escuela…-.

-Secundaria-.

-Eso mismo…-.

Naruto suspiró armándose de paciencia. ¿Cómo le contaría esos aspectos de su hijo? No podía confiar demasiado ¿o sí? –No quiero decirte esas cosas… Sabrás, no estoy seguro de nada, no tienes papeles ni nada-.

-¿Vas de nuevo con lo legal? Deberías confiar más en la gente, te podrías llevar una sorpresa…-.

-Bueno… Vamos a ver, Ikiru es buen chico –Al menos cuatro horas al día.- Es listo… -Para Salir de problemas y meterse en ellos, pero no en la escuela.- Le gusta… emmh…-.

Gaara le miró raro, como esperando algo más.

-No te ves seguro de nada de lo que me estás diciendo ¿estamos seguros de que hablamos el mismo idioma?-.

Frunció el ceño por esa actitud. Creía que se desesperaría más temprano que tarde. Le miró molesto antes de que sonara el teléfono en su bolsillo. Al mirar la pantalla y notar la fotografía de Ikiru suspiró. Eran las once de la noche, se levantó disculpándose en lo que se iba a la cocina a responder. –Wouh, rompiste tu record, hace mucho no me llamabas tan temprano, ¿Necesitas dinero o ya vendiste mi auto?-.

-Hahaha… Ay papá, que gracioso eres… ¿Qué tal si jugamos? ¿Adivina dónde estoy?-.

-No me llames para juegos ya basta, o vuelves ahora o te voy a buscar…-.

-Si emh… prefiero que me vengas a buscar…-.

-Bien llámame luego…-.

-No… es que tengo derecho solo a una llamada…-.

Silencio…

-¡¿QUÉ?!-.

El grito se escuchó por toda la casa, más de un perro aulló en la calle. Al rato vio a Gaara asomado en la puerta de la cocina con expresión preocupada. Si no fuera porque él estaba ahí, habría gritado más contra su persona. Es que no podía creer lo irresponsable que era y lo poco cuidadoso, si robas algo al menos preocúpate de que no te encuentren. –Iré enseguida… Ya hablaremos…-. Cortó.

-¿Pasó algo… malo o…?-.

-¿Tienes ganas de comenzar a ser padre?...-.

La pregunta lo tomó por sorpresa. Verlo así de estresado le asustaba, parecía que se molestaba con facilidad.-Si…-.

-Bien, vamos… inicias ahora…-.

-¿Qué? Pero dijiste que…los papeles y eso…-.

-¡No interesa!... Vamos ahora… -. Se puso una chaqueta a toda velocidad tomando las llaves de la casa. – Y lleva tu billetera…-.

-¿Le compraremos un helado o algo así?-.

-Digamos que algo así…-.

Al salir notó que no tenía cómo irse. Debían esperar un taxi si querían llegar lo antes posible. De pronto vio que Gaara desapareció de su lado en la entrada de la casa. Miró a todos lados sintiendo el rugir de un motor fuerte y demasiado cerca. Donde dejaba el auto en el día estaba el pelirrojo montado en una motocicleta negra.

-Ten… -.

 El rubio recibió un casco que casi se le cae de las manos delatándose poco habilidoso para atrapar las cosas.

-No me gustan las… Motocicletas…-.

-¿Quieres ir pronto o no?, sube, no sucederá nada malo…-.

Resignado subió acomodándose tras él, buscando dónde sujetarse ya que nunca montó una antes, Gaara le tomó las manos y lo forzó a rodearle la cintura en un abrazo. -¡Espera!-. Sintió su aroma tan cerca que le hizo sentir extrañamente en peligro, como si algo sucediera estando tan cerca de él.

- Sujétate fuerte…-.

No tuvo tiempo de volver a protestar cuando las ruedas resbalaron por la calle a toda velocidad. No tenía idea de a cuánto iban y tras explicar atropelladamente a palabras torpes y  a gritos hasta dónde debía conducir, entonces sintió que al fin se detuvo.

-No logro entender cómo te gusta usar motocicleta… -. Casi le lanza el casco por la cabeza antes de entrar en el centro policial. Suspiró acercándose hasta el módulo principal y preguntó por su hijo.

Tras mucha charla, una hora y media dedicando tiempo a los oficiales en explicar la situación y como era primera falta legal del joven le dejarían pasar, claro, cumpliendo con una sanción y pagando la multa asignada, además, Naruto tendría que asistir a una corrección paternal y su hijo realizar acciones de servicio comunitario en la ciudad. Gaara pagó la fianza y también canceló el precio para sacar el auto del depósito.

Ambos se miraron.

Gaara no tenía palabras. No le había costado y en realidad lo que había cancelado no le afectaba en nada, pero si fue una sorpresa saber que su hijo había robado el auto de su padre y que para variar, lo toparon sin licencia alguna siendo menor de edad. Eso explica por qué está tan a la defensiva conmigo… Miró al rubio pensativo. Antes de ponerse el casco de nuevo. –Déjame verlo… No abriré la boca, solo quiero verlo… ver que está bien y ver cómo es…-.

Naruto apretó los labios un momento, meditando en su petición. Sentía que se merecía eso luego de no poner protesta alguna por ayudar con la liberación del menor. –Está bien… Vamos…-.

Ambos caminaron juntos por un pasillo, siguiendo al policía de turno que los hizo esperar en lo que sacaba al menor de la celda, separado de otros sujetos de mayor edad. Lo entregó con cuidado y un “No vuelvas a meterte en problemas, niño”. A lo que el menor le miró molesto por sentirse más pequeño de lo que en realidad era.

Ikiru miró a Naruto un par de segundos y al instante bajó la mirada al suelo, sabía la gritería que le daría, sabía lo molesto que estaría. Como siempre le regañaría, le quitaría los juegos y el teléfono, le limitaría las salidas y apostaba a que ahora todos los días le iría a buscar. Que molesto y qué predecible. Sintió unas manos recorriéndole el rostro en lo que le miró de nuevo, viendo la mirada preocupada del rubio que analizaba y le miraba en el caso de tener alguna fractura o que le hubieran golpeado o lo que fuera. –Estoy bien, papá… No te preocupes…-.

-¡Cómo que no me preocupe! -.

Ahí está…

Cerró los ojos andando a la salida sin prestar demasiada atención a lo que sucedía. Cuando fue llegando a la puerta un sujeto de negro con casco de motocicleta detuvo su paso. Le miró tratando de saber quién era pero siendo que estaba totalmente cubierto no hubo caso. Sonrió travieso.

-Y este qué… ¿Fan de Daft Punk o algo así? ¿Se te perdió el resto del equipo, Power Ranger? -. Sin meditarlo tocó el casco como quien toca la puerta.

Gaara le miró y luego a Naruto. Subió el cristal de protección de los ojos para analizar al menor dejando ver sus ojos nada más. No había por donde negarle la paternidad, eran prácticamente iguales. Sin embargo lo que más le sorprendía era la actitud que tenía con Naruto: Falto de respeto total. No medía sus palabras ni asumía responsabilidad por nada. Es igual a mí en muchas cosas.

Volvió a cubrirse la vista antes de voltear y caminar a la salida de nuevo siendo seguido por los dos. Ignoró al menor por el momento y se acercó a Naruto quien parecía muy incómodo con la situación. Alzó una mano llevándola al cabello rubio en una muestra, se podría decir afectiva, un tacto tan suave como consolador. –Ya nos veremos de nuevo… Guarda esto… -. Le entregó una tarjeta con su número y un sobre un tanto arrugado antes de subir a su motocicleta encendiendo el motor. Naruto miró el sobre pensativo, guardándolo con cuidado en el bolsillo del abrigo.

-Oh eso si es saber moverse… -. La voz de Ikiru llamó la atención de los dos. Gaara tan solo negó en lo que desaparecía por la calle a toda velocidad. –Quiero una de esas… ¿Quién es?-.

-Ni creas que tendrás un ataúd con ruedas… vamos a casa-. Prefirió no responder a la última pregunta sabiendo que lo olvidaría luego.

-¡Es una Ducati, viejo! Piénsalo, nunca más robaría el auto-.

Naruto subió al automóvil aliviado de que al menos no lo estrelló por ahí. Ikiru subió también en silencio, notando que no era tiempo para tratar de aliviar las cosas después de la metedura de pata que hizo. Silencio. Anduvieron de vuelta a casa en completo silencio. Ni siquiera música, ni un suspiro o sonido, nada.

-Papá…-.

-Ikiru… No importa… -.

-Pero…-.

Naruto bajó del auto y cerró la puerta de la cochera antes de entrar a la casa siendo seguido por el menor.

-¡Lo siento!... Lo… -. Suspiró.- Lo siento…-.

El rubio le miró y entonces Ikiru notó que… no le creía. No le gustaba esa mirada perdida, últimamente la veía muy seguido. Sabía que le decepcionaba como hijo, pero ni él mismo se explicaba el por qué le hacía enojar tanto y se metía en tantos problemas.

-Buenas noches, hijo…-.

Suspiró subiendo las escaleras con desgano. Había sido un día demasiado agotador para su gusto, no fue hasta que llegó arriba y luego de al fin tumbarse en la cama notó lo cansado que estaba. Pero no estaba seguro de qué exactamente. Tenía ganas de llorar. Sentía que si las cosas seguían así podría pasar algo mucho peor. ¿Y si un día Ikiru se marchaba y no volvía? ¿Qué tal si se metía en las drogas o en algo así? ¿Y si comenzaba a robar en las tiendas? Cerró los ojos dolido de todo eso. Tratando de dormir lográndolo tras varios intentos.

-¿Papá?...-.

Abrió los ojos viendo a Ikiru acercarse a la cama mirándolo. El rubio se sentó observándolo medio adormilado, miró el reloj sobre una mesita  y suspiró al notar que eran pasada las tres de la madrugada. - ¿Qué pasa?-.

-Yo… -.

Naruto le miró entre triste y molesto. Terminó resignándose en lo que abría las mantas para darle espacio a lo cual el muchacho no lo dudó y saltó en la cama acomodándose a su lado. El rubio le abrazó por los hombros y acarició su cabello antes de ir cerrando los ojos de nuevo. Le recordó hace cuatro años, cuando se metía sin preguntar en la cama y dormían los tres con Hinata. Suspiró.

-No quise asustarte…-.

-Soy tu padre… siempre estaré asustado-.

El menor rió suave acurrucándose junto a él.

-¿No decías que ya no eras un niño?-.

-Si lo soy, si cuando tengo miedo…-.

-¿A qué le tienes miedo?-.

-A que dejes de quererme…-.

Naruto abrió los ojos notando que el menor comenzaba a sollozar. Hace tanto tiempo no lo veía así de vulnerable. La última vez que lo vio tan triste no lo quería recordar. Sonrió enternecido por lo frágil que aún era. Ikiru no era un mal chico, simplemente trataba de llamar su atención de la peor forma. Conmovido le besó por la frente tranquilizándolo en lo que el adolescente rompía a llorar. –Eso nunca va a pasar… Por más errores que cometas yo estaré contigo, tratando de ayudarte…-. Le dio algo de espacio para dejarle acomodarse en la cama de mejor forma. Pensaba en muchas cosas, pensaba en lo que significaría Gaara en la vida de ambos, pensaba en cómo hacer que su hijo comprendiera los límites sociales que esa noche ignoró, pensaba en lo mucho que le dolería si de pronto se fuera. –Ahora descansa, mañana hablaremos de algo importante…-.

-¿De mi castigo?-.

El rubio rió. –Además de eso… Buenas noches-.

-Te quiero, papá…-.

-Y yo a ti-.

Mañana, mañana los tres hablaremos cara a cara de una buena vez…

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).