Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Según Ikiru nos odiamos por Tengaru03

[Reviews - 224]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola estimados(as) lectores(as): 

Les traigo la actualización del fic sin ninguna aclaración en particular. 

Agradezco mucho los comentarios y por el tiempo que dedican a dejarlos~ 

Saludos.

Va con amor ♥

Capítulo III: Encuentros más cercanos

Despertó horas más tarde que su padre. La “mañana” estaba desgraciadamente grandiosa. Si no fuera por el sol de seguro seguiría durmiendo hasta las tres de ese día. Al mirar notó que estaba en el cuarto del mayor. Pensó en que hace tiempo no dormía con él, hace años en realidad. La noche anterior se había asustado tras enfrentarse a esa mirada de decepción. Sabía que en esas ocasiones debía ser sincero. Lo fue. Su temor más grande era que Naruto ya no le quisiera. Lo pensara como lo pensara era su familia y a quien más quería. Entonces al llegar al límite recién notaba que también podía perderlo, pero aquella noche su padre le dijo todo lo contrario. Sonrió. Me quiere. Bajó las escaleras en pijama aun cuando lo vio sirviéndole un platillo de comida. Se frotó los ojos ganándole el sueño hasta para ir a lavarse la cara.-Buenas…-.

-Tardes… Muy tarde-. Le sonrió sentándose a su lado antes de mirarlo curioso tras servirle su platillo de comida.

 Ikiru desde ese instante entendió que algo pasaba. Naruto jamás era tan amable en la mañana. Alzó una ceja y bostezó sin quitarle la mirada de encima.  La charla de la noche no era razón para eso siendo que tenía pendiente un castigo. -Bueno…-. El silencio era más marcado que otros días. -¿Pasa algo?-.

-No, ¿por qué?-.

-A ver… -. Suspiró llevándose un bocado a la boca. – Me dejaste dormir hasta tarde cuando casi siempre me despiertas con tu escandalo musical –Hizo una seña al estéreo.- No hay música… me preparaste mi almuerzo favorito y pareces ni querer castigarme por lo de ayer ¿qué pasa?-.

Naruto se sintió un verdadero idiota por ser descubierto por alguien tan joven. Sin embargo no le sorprendía del todo, Ikiru tenía un poder increíble de deducción. Es un jodido Mini-Sherlock. Además de eso el rubio ignoraba que era demasiado sincero, como un libro abierto se dejaba ver. Suspiró y se acomodó frente a él. Era hora de decirle las cosas.

-¿Recuerdas que hace tiempo me preguntaste sobre tus padres?-.

Ikiru dejó de comer de inmediato prestando atención e inyectando sin saber tensión en el mayor.

-Bueno, llegó una respuesta -. Hizo una pausa sirviéndole jugo para evitar centrarse en otra cosa ocultando su nerviosismo.-tu padre quiere conocerte… Está aquí… en la ciudad y, si quieres, puedes conocerlo… Pero es tu decisión ¿entiendes?-.

Ikiru sintió que perdía el apetito por el nerviosismo. Un pensamiento de pesar y duda le carcomía la cabeza. Tardó bastante tiempo en responder, pero al fin lo hizo. –Entiendo… Yo… iré a ducharme…-.

Naruto lo miró marcharse en lo que pensaba un poco más, notando la carne asada en el plato con ensaladas y patatas fritas. Suspiró. Ya había pasado lo peor desde su punto de vista. Pensó que actuaría diferente, pero no fue así. Palpó el sobre en el bolsillo que hace unas horas había leído, tentado a releerlo de nuevo, pero por temor a que Ikiru bajara prefirió no hacerlo. Sin embargo lo recordaba a la perfección. Una carta.

Gaara:

Escribo con la intención de que ojalá llegue esto a tus manos a través de tu hermana quien aún mantiene contacto conmigo. Deseo informarte algo tan importante como especial de lo cual nadie sabe que estás involucrado. Eres padre. La última vez que nos vimos, hace más de quince años, nunca te lo dije por temor a que interfiriera en tu vida. Eras menor a mí en tres años y tenías expectativas diferentes de vida. Un hijo hubiera sido una distracción para ti. Además de eso nunca me sentí lista para ser madre, como sabrás mi vida siempre ha sido de riesgos, por eso estoy donde estoy.

Hace un tiempo atrás me llegó la noticia de que nuestro hijo quiere saber de nosotros. Preferí decir que no lo quiero conocer, no quiero que cargue con el pesar de una madre en prisión. Pero en el remoto caso de que quieras conocerlo, ponte en contacto con la casa de adopción de la ciudad. Ellos te darán la información.

Sabrás que lo nuestro fue un desliz, es triste saber que el descuido de ambos hizo mal en la vida de un joven que creo puede ser fantástico.

Si decides ir a verlo, dile que yo no quiero conocerlo, pues no quiero. Pero en el fondo deseo lo mejor para él, no es culpable de nada, mucho menos de mis errores. En el caso de que no quieras conocerlo o no creas en esto no interesa, rompe esta carta y olvídala, después de todo para él y para el sistema, no existes.

Saluda, Matsuki

PD: Nunca fue mi intensión mentirte, solo pensé que era lo mejor, espero tu vida sea buena.

 

Naruto pensó en ellos dos. ¿Un desliz? Que simple y complejo. Entonces ella no estaba lista para ser madre, pero al parecer estaba segura de que el menor tenía los genes de Gaara. Y por lo visto el pelirrojo también, tendría que hablar con él en privado con esta nueva información, pero esperaría la respuesta de Ikiru, después de todo el asunto primordial era él, no el pasado de sus padres. Aunque igual me da curiosidad.

El día pasó extremadamente lento y la decisión de Ikiru por conocer a Gaara llegó hasta el siguiente por la noche.

-Quiero verlo, pero no solo…-.

-¿Quieres que esté contigo?-.

-Si… Al menos los primeros minutos-.

-Bien, iremos los dos… Me pondré de acuerdo con él-.

El rubio suspiró dándole esta vez en gusto, la noche anterior había pensado en que hablarían los tres al día siguiente, pero tras meditarlo mejor pensó que debían tomarse el tiempo. Si bien ambos ya estaban listos para iniciar una reunión con el padre, Gaara fue quien aplazó el tiempo. Pasó una semana, una semana completa hasta el siguiente lunes cuando ambos iban al encuentro en el centro de la ciudad.

El adolescente estaba nervioso, ansioso. Tenía mucha curiosidad y tenía tantas dudas también. Naruto se veía igual de nervioso por todo, las cosas pasaban de forma extraña últimamente y no quería pensar que su hijo perdiera los estribos por alguna novedad o dándose cuenta de algo que esperaba de diferente forma. En realidad no tenía idea de lo que Ikiru quería saber, pero lo suponía, por lógica de seguro tenía curiosidad por su pasado.

Le miró jugueteando con los dedos sobre las rodillas cuando ambos se sentaron en una banca. Recordó el día que lo vieron con Hinata. Ambos quedaron encantados con él al momento de verlo y conocerle. Era un chico tímido, pero alegre. Muy bueno para leer a diferencia de los demás, sin embargo no había sido adoptado antes porque ya había alcanzado la pubertad, además estaba el hecho de que la mayoría de los padres buscaban niños talentosos o algo así, mayormente bueno en deportes y esas cosas. Tan superficial la humanidad. Casi nunca querían un niño a esa edad, aún si Ikiru estuvo desde bebé, nadie lo adoptó. Pero no fue por pena ni nada similar la elección de ambos, fue esa sonrisa y la opción de darle una oportunidad no queriendo dejarlo solo. Sentían una especial unión a él, sobre todo Naruto quien se veía más emocionado con la idea de hacerlo parte de su familia. Sonrió cuando recordó el año que pasaron los tres antes de sacarlo de la casa de adopción. Como prueba debían visitarlo seguido, tenían permiso para sacarlo de vez en cuando hasta que todo estuviera listo. Luego de muchas evaluaciones a su casa y familia le permitieron la custodia. Que día más feliz fue cuando los tres salieron de ahí como familia.

-Hola…-.

Su pensamiento fue interrumpido por esa suave voz que llamaba su atención. Se puso en pie extendiéndole la mano en saludo. -Hola -. Miró a Ikiru quien aún no se levantaba de la banca y al parecer tampoco lo haría. –Ikiru, de pie…-.

-Déjalo… -. El pelirrojo susurró cercano a su oído antes de extender la mano al menor. –Hola Ikiru… Soy  Gaara-.

El menor miró la mano y luego su rostro analizándolo viendo sus similitudes, tomándose unos segundos antes de darle un apretón suave en saludo. –Hola-. Sonrió de repente con un aire de malicia.- ¿Me equivoco o tú eras el power ranger?-.

-¿El qué?-.

-Olvídalo, viejo… -.

Naruto miró la seriedad de Gaara y entonces asintió casi complacido. Quizá el pelirrojo mayor no sería un retroceso, sino un apoyo. Al menos se veía algo más estricto. –Tienes razón, Gaara fue quien nos encontramos ese día… -.

-¿Quieren ir a comer algo?, así podremos charlar…-.

-Me apunto a eso -. Habló el menor al fin poniéndose en pie notando la diferencia de estatura con el mayor. Naruto observó a ambos haciéndosele gracioso un poco la escena. Era interesante siendo tan similares. Prefirió seguirlos a una distancia considerable, sintiendo que debía darles su espacio pues de seguro debían habla de varias cosas.

-¿Qué te gusta comer?-.

-Todo lo que esté listo lo más pronto posible…-.

-Oh, entonces vamos a comer hamburguesas…-.

-Me encantan, claro-. Sonrió al mayor en lo que miraba alrededor.

Gaara aprovechó su distracción para mirar mejor a su hijo. La postura que tenía delataba que pasaba gran parte del día en internet o bien jugando videojuegos. La ropa, era casi la típica de un adolescente, jeans negros, zapatillas de un tono rojizo en telas de lona, una chaqueta medianamente verdosa, un gorro negro y un polerón de un negro gastado que no le agradó, porque la tela se veía demasiado usada. A juzgar por el resto de la vestimenta que era bien cuidada, el menor parecía estar pendiente de su imagen, aquella prenda desencajaba. Desvió la mirada al local cuando iban entrando dejando de analizarlo.

-Bien, quisiera saber si tienes alguna pregunta importante…-.

-Sí, varias… ¿Por qué me dejaron en un orfanato?-.

Directo al hueso, Ikiru tenía la actitud de decir las verdades cuando tenía la oportunidad y también cuando no la tenía. Aquello hizo un silencio entre los tres y una tensión en lo que pedían lo que comerían. Suspiró.

-Debes saber, que desde hace muy poco tiempo me enteré que soy tu padre…-. El menor le miró atento, como tratando de adivinar si aquello era verdad o no. Gaara continuó. –Tu madre pensó que, en aquel tiempo, fue lo mejor que podría hacer, pensaba que no te daría un hogar como hubiera deseado para ti…-.

Ikiru meditó sus palabras un poco antes de lanzar la siguiente. –Entonces mi madre ¿Qué piensa de mí?-.

-… Ella no quiere conocerte… -. Lo dijo de la forma más suave posible. –Pero no significa que no deseé lo mejor para ti…-.

-Sí, claro-.

-Ikiru…-. Naruto abrió la boca en reprimenda al menor para tratar de calmar las cosas que parecían tomar un camino más complejo. Debía contenerlo, sabía que su hijo a veces era explosivo en sus respuestas y la ironía y el sarcasmo de la edad también hacían lo suyo.

-Si gustas puedes creerme o no, después de todo no está aquí, pero yo si… Apenas supe que era padre vine aquí a conocerte… Y, si me lo permites, quisiera cuidar de ti, ser un padre para ti, con el tiempo…-.

Eso pareció ablandar el corazón del menor aligerando el resentimiento por lo maternal. Suspiró prefiriendo cambiar el tema.- ¿Tienes más familia? ¿Tengo una hermana o hermano que deba conocer?-.

-No, pero tengo hermanos y un padre, si llegaras a querer conocerlos-.

-¿Dónde está mi madre?-. No pudo evitar volver al tema.

Naruto miró de reojo a Gaara quien suspiró. –En otra ciudad…-. Esperaba que aquella respuesta conformara al menor de momento.

-¿Dónde trabajas?-. No era idiota, había notado el nerviosismo en el rubio, pero decidió dejar las cosas así.

-En una empresa familiar… Es editora internacional, por ahora me tomé un tiempo para venir a conocerte-.

-¿Entonces te irás?-.

La pregunta sorprendió a los dos adultos quienes se miraron algo confundidos por el tono de voz de Ikiru. Parecía preocupado por la idea. Entonces pasó, Gaara sonrió suavemente a lo que el rubio sintió un alivio al ver ese gesto. Era esa sonrisa la que le había encantado aquella vez al ver a Ikiru por primera vez. –No me iré si tú lo quieres así…-.

Naruto se puso en pie más a gusto con la situación, al parecer ahora podrían ponerse al corriente en varias cosas. –Creo que es mejor que los deje solos… Ikiru sabe volver a su modo-. Miró al menor revolviéndole el cabello.- Trata de llegar antes de las nueve…-.

-Yo lo iré a dejar-.

-¿En la Ducati?-. El menor le miró un tanto ilusionado ante lo que Gaara miró al rubio esperando una respuesta.

-Está bien…-. Resignado se fue para dejarles en paz. Ikiru no se metería en problemas y confiaba en que Gaara podría ser un adulto responsable. Si el pelirrojo era listo comprendería que lo estaba poniendo a prueba para analizar cómo lidiaba con él.

Al volver a casa sintió una ansiedad enorme porque el reloj marcara las nueve al fin. Parecía ir tan lento. Entró en el cuarto del menor notando que estaba ordenado, cosa extraña, pero al ver lo nervioso que estaba con el encuentro entonces comprendía. Ikiru tenía la tendencia de ordenar cuando estaba preocupado por algo. Se quitaba la frustración de esa forma, una extraña forma. Cerró la puerta caminando a su propio cuarto. Suspiró al entrar y sentir tanto silencio de nuevo. Odiaba estar sin Ikiru, se sentía extremadamente solo. Ahora tendré que compartirlo, al parecer se llevaron mejor de lo que creí. Se tiró en la cama cerrando los ojos. Recordó la sonrisa de Gaara de pronto. Incluso sonríen igual… ¿Dónde quedo yo en todo esto?...

Abrió los ojos notando que eran más de las diez de la noche cuando saltó en la cama asustado. Ikiru. Corrió bajando la escalera a toda velocidad en lo que se encontró a los dos muy cómodos jugando videojuegos, tomando una soda mientras competían entre ellos. Naruto se acercó a ellos con cuidado, aliviado de que al fin estuviera en casa.

-¿Qué tal papá? -.

Gaara volteó mirando a Naruto tras las palabras del menor. -Estábamos esperando a que despiertes…-.

-Entiendo… Lo siento… ¿Cómo les fue?-.

-Muy bien, Gaara me llevó a las carreras de motocicletas, ¿sabías que hay nocturnas en la ciudad? No nos quedamos más porque dijiste que volviéramos temprano…-.

Miró a Gaara con el ceño un tanto fruncido. –Que tú… ¿Qué?-.

-No te molestes, no pasó nada, además miramos de lejitos-.

Naruto suspiró relajándose, era su primer día y mirar carreras no era tan malo. Se calmó o eso intentó  antes de mirar a Ikiru y notar un detalle importante. Subió un dedo y le apuntó, juraría que el tic en el ojo que sentía podía ser visible por ambos.- ¿Qué es eso?-.

-¿Qué cosa…?-.

-¡¿Lo que te cuelga en la oreja?!-.

-Ah esto… Se llama arete…-. El menor se llevó una mano a la oreja y se rió divertido. – No me dejaste hacerlo, así que fui con él y me dejó…-.

-Es el colmo, Ikiru…-Tuvo que morderse por las ganas de matar a alguien.- Sube a dormir… mañana tienes clases-. Sentía que lanzaría algo o comenzaría a gritar.

El menor suspiró antes de darle unas palmaditas a Gaara en la espalda. –Yo de ti… correría o algo así… Nos vemos-.

El ruido de las escaleras sonó y Naruto sentía que estaba en una película de vaqueros. Gaara le había autorizado a algo que él le había negado. En solo una tarde, ¡una tarde! Pasó una mano por la frente encarando al pelirrojo. -¿Por qué lo hiciste?-.

-Porque él quería…-.

-Yo no le di permiso…-.

-Deberías ser más permisivo con él, quizá así deje de desobedecerte-.

-¿Disculpa? -. Por un momento se sintió tentado a mover el dedo o chasquearlos en expresión de sorpresa por la ofensa. - ¿Vienes aquí a enseñarme de paternidad?-.

-Con razón Ikiru no te aguanta… -. El pelirrojo tomó sus cosas y comenzó a caminar a la salida ignorando lo molesto que estaba el rubio, se veía más rojo que de costumbre. –Bien, hablaremos cuando te calmes…-.

-¡No me des la espalda! Dijiste que venías a ayudar ¡No a descarriarlo más! ¡Gaara, asume tu responsabilidad, mañana le dirás que se saque esa cosa y no la vuelva a usar…! -.

-¡¿Qué tiene de malo un aro?! Creo que estás exagerando las cosas…-.

-No, resulta que por algo le dije que no… bajó sus calificaciones, ¡No debes mimarlo ni hacerle los gustos cuando está casi reprobando en la escuela!-.

-¡Secundaria!-.

-¡LO QUE SEA!-.

-¡Deja de gritar!-. Le encaró esta vez él refunfuñando molesto. –Es la primera vez que lo veo, quiero ganarme su confianza-.

-¡Esa no es la forma!-.

-Aaah… ¡Ni siquiera se puede hablar contigo!-. Se puso el casco a toda velocidad antes de montar su transporte y encender el motor con fuerza. – No le diré nada… Y adivina qué, ya tengo la muestra de ADN, pronto tendrás tu estúpida prueba para que dejes de dudar de mí, entonces tendré tanto derecho como tú-.  Sin decir más arrancó a toda velocidad por la calle. Naruto entró casi botando la puerta  de un golpe, subiendo a grandes pasos al cuarto del menor antes de verlo recostado ya.

-Ikiru, no puedes usar eso…-.

-Pero Gaara me dejó hacerlo-. Sonrió travieso, desde su postura era un juego.

-¡Yo digo que no!-.

-Ya… ya… -. Se terminó quitando el arete en lo que levantaba las manos en rendición. -¿Feliz?-.

-Bien, ahora duerme, mañana tienes clases…-.

-Buenas noches papá…-.

-Buenas noches Ikiru…-.

Naruto, tras una reconfortante noche de sueño y luego de pensar en la pelea, despertó entre frustrado y enérgico. No quería perder el poco respeto que le quedaba con su hijo, mucho menos con Gaara. Además había advertido que ya tenía una prueba. De seguro le quitó un cabello a Ikiru, en todo caso ya no le interesaba demasiado. Se habían conocido y no había dudas de que era su padre. Son como gotas de agua.

Despidió al menor por la mañana cuando pasó el autobús antes de salir al trabajo. Su empleo consistía en estar la gran parte del día cocinando. Había bajado de rango a cocinero cuando antes era sous chef. Por el cuidado de Ikiru decidió retirarse de ese puesto pues pasaba gran parte del día en el restaurant, eligió un horario más flexible conociendo al dueño quien no se opuso al saber la realidad de Naruto para cuidar él solo a su hijo. Las últimas semanas había ido casi todos los días hasta entrada la tarde sin poder recurrir a él en periodos de noche. Su jefe no le criticaba pues el talento en la cocina y lo trabajador que era cubría las horas faltantes.

-Naruto… La próxima semana necesito que hagas turno completo… El miércoles-.

-Si Chef-.

El rubio de vez en cuando debía hacer eso, para terminar de llenar los espacios vacíos de horas trabajadas durante el mes. Lo bueno es que allí todos se comportaban y nadie se metía en sus asuntos. Eran un equipo bastante bueno. Últimamente el ir al trabajo le distraía de la realidad un poco, se sentía a gusto en la cocina. Sin embargo ese gusto no duró demasiado cuando recibió una llamada de la escuela solicitándole ir de inmediato.  Al menos ya iba terminando el trabajo cuando pudo escapar y tomar un taxi para llegar. El problema fue que, a la salida, se encontró con alguien que no esperaba.

-¿Qué haces aquí?-.

-Hola, ¿qué tal? Estoy muy bien ¿Y tú?-. Se cruzó de brazos en lo que le veía.- Quedé en venir a buscarlo para llevarlo a casa…-.

-¿En motocicleta?-.

-Si-.

-Olvídalo, luego de lo que hiciste anoche no te dejaré de nuevo-.

El pelirrojo rodó los ojos antes de suspirar tratando de cambiar el tema.- ¿Y tú qué haces aquí?-.

-Fui citado de emergencia…-.

-Entonces también voy-.

-¿Qué? ¡Ni lo creas!-.

-¡Soy su padre también!...-.

-¡No te dejaré!-. En eso Naruto se puso a correr como siendo correteado por un perro callejero dentro del establecimiento. Pasó los pasillos a toda velocidad hasta el salón de Ikiru esquivando a un par de estudiantes, viendo a su hijo sentado en una banca mirándolo asombrado por lo falto de aire que se veía, ignorando la mirada de varios padres y alumnos del lugar esperando a ser llamados.

-¿Te sientes bien…?-.

-Ah… No estoy… para correr… -. Se quejaba en lo que se encorvaba de nuevo suspirando bocados de aire por el cansancio.

-¿Sabes que con solo preguntar puedo llegar hasta aquí?-.

La voz del pelirrojo le invadió los oídos a lo cual le miró lleno de ira. Desgraciado…

-¡Hey! ¡Viniste!-. Ikiru fue quien habló esta vez.

-Claro que si-.

La charla fue interrumpida por el maestro que se asomó por la puerta. -¿El padre de Ikiru?-.

-¡Soy yo!-. Tanto Naruto como Gaara respondieron a coro a lo que recibieron una mirada extrañada de todos quienes estaban ahí.  Ambos se miraron con tal desaprobación, parecía que se agarrarían a golpes.

-¿Ustedes dos… son… Emmh…?-.

-¡NO SOMOS GAYS!-.

Ikiru casi estalla en risa. Tuvo que ocultar el rostro, refugiándose en la chaqueta entretenido con la situación. Juraría que nunca olvidaría las expresiones de ambos. Debí tener encendida la cámara del teléfono.

-Bien, entren los dos entonces-.

Ambos ingresaron en el salón cerrando la puerta, acomodándose en las sillas de los estudiantes. Los dos estaban irritables y curiosos por lo que fuera a decir.

-Le cité… -. Aclaró la garganta corrigiéndose de inmediato. –Los cité… para que se enteren de la realidad de Ikiru… -. Abrió el libro de clases y lo dejó a vista de ambos.

-¿Qué son esas palabras?... ¿Son notas de recordatorio o…?-. El pelirrojo giró un poco la cabeza, confundido, sin percatarse de la mirada de Naruto que imploraba paciencia.

-Son anotaciones malas para Ikiru… ¿Entiendes? Las faltas a clases, que no llega o bien que no trabaja en ellas, si responde mal a un maestro le anotan, esa es su hoja personal… Cada estudiante tiene una hoja-.

-En realidad… esta es la tercera hoja para él-.

Tanto Gaara como Naruto tomaron el libro comenzando a leer todo. -¿Leyó una revista porno en clases de matemáticas?-.

-Debió ser una clase de matemáticas muy interesante-.

-¡Cállate Gaara, esto es serio!-.

-La leyó en voz alta… Oh… -. El profesor volteó la hoja apuntando al final.- Hoy agregaron otra anotación respecto a un accesorio fuera del reglamento-.

Naruto se dio un cabezazo contra la mesa evitando gritar, sabía que ese tonto arete tan solo le traería más problemas a su hijo. El maestro les quitó el libro y buscó otra hoja donde daba a conocer las calificaciones que llevaba el menor. –Está muy mal en sus logros… si bien pasa de grado tendrá que ir a clases de verano para subirlas y eso no es todo-.

-¿Hay más?-.

-Por su expediente y sus calificaciones ya no… Puede seguir en este establecimiento-.

Naruto se sorprendió y negó. –No, por favor, no pueden sacarlo… Es un buen chico es solo que ha tenido problemas últimamente-.

-¿Problemas?-.

-Si, como él… -Apuntó a Gaara quien le respondió con una mirada perpleja.

-¿Yo qué culpa tengo?-.

-Llegaste y arruinaste más su rutina-.

-Lo dice el gendarme de su vida-.

El maestro puso un alto a los dos viendo que se estaban alterando y suspiró. –Como les dije deben cambiarlo de institución ahora que está terminando el año académico… Y como consejo les recomiendo que siendo ambos los padres de Ikiru  busquen una solución, juntos-. Suspiró.- Tomen el control de la situación, si quieren que su hijo mejore, entonces tendrán que poner de su parte-.

Gaara se puso en pie y salió del salón luego de hacer una leve reverencia al maestro. Naruto le siguió molesto luego de despedirse del profesor también y decir que trataría de hacer lo mejor.

-¿Papá?-.

-Vamos Ikiru… rápido… Adelántate y sube al auto-.

-Pero hoy iba a irme con él… -. Apuntó a Gaara quien estaba de pie contra una pared meditando la nueva información.

-Lo verás otro día, debemos charlar en casa-. Debía decirle las cosas al menor, sabía que no le gustaría la idea de cambiarse de institución.

-Bien…-. El muchacho se fue luego de despedirse de su otro padre, resignado porque no se iría en motocicleta. Qué fastidio.

Ambos, Naruto y Gaara, se miraron en el pasillo en completo silencio, hasta que el profesor llamó a otro padre para seguir con los informes urgentes, cerrando la puerta de un golpe. Le miró desafiante, tratando de adivinar lo que pasaba por su mente. -¿Y bien?-. Habló el rubio.

-Le buscaremos otro establecimiento-.

-Si-. Estaba de acuerdo en eso al menos.

-Dejarás que lo visite-.

-Claro, siempre y cuando dejes de desautorizarme-.

-Cuando comiences a escucharlo más entonces tal vez lo haga-.

-¡Yo si lo escucho! Es él quien no obedece-.

Gaara suspiró armándose de valor y paciencia al notar que Naruto no entendía su punto. Negó. –Como digas… Me pondré de acuerdo contigo por teléfono mejor-. Miró al rubio y recién se dio cuenta de la ropa que estaba usando el contrario. Ese traje era inconfundible. Naruto era parte del noble arte de la cocina. De forma tan incierta se enteró de su profesión. Subió la mirada hasta sus mejillas un tanto rojas por su enojo, excepto por un detalle sutil, una mancha blanca por debajo del ojo que le quitaba protagonismo a esas marcas que surcaban su rostro a cada lado. Se acercó con suavidad y pasó los dedos con cuidado por sobre su piel limpiando el rastro de lo que seguramente era harina.

Naruto se relajó quitando tensión al asunto tras sentir su sutil tacto. Suspiró exaltado, sorprendido por ese gesto, mirándole extraño. Avergonzado bajó la mirada apretando las manos. Desvió la vista dando un paso atrás y sonreír algo nervioso al sentir su pulso ir más rápido. Entonces Gaara recién notó que la acción realizada estaba fuera de lugar.

-¡Lo lamento! No sé por qué… lo hice…-.

-Es… es… El instinto paternal ¿ves? Está despertando… Bueno mejor me voy-.

-Bien, hablaremos… otro día-.

-S-si… Adiós-.

Gaara se guardó la mano en el bolsillo sintiéndose nervioso de repente. Viendo al rubio desaparecer demasiado rápido por el pasillo.

¿Qué fue eso…?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).