Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El mejor premio que puede haber... tu corazón. por chibibeast

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡Hola!

He aquí la respuesta al desafío del mal ---f7; "CRACK ROMANCE" del grupo de Facebook: The GazettE [Amor Yaoi]

Consiste en un fic con la pareja de TG que menos le guste a la escritora, yo elegí el AoixRuki.

Notas del capitulo:

Aclaraciones: -NO es Shota. Empieza con Aoi narrando de niño, nada más.

-NO es un Songfic. Ruki está cantando y Aoi sólo dice lo que piensa respecto a lo que pudo haber pasado.

-No soy buena describiendo ropa por eso lo omito, imagínenlos con los trajes que más les gusten.

No se imaginan cuánto me costó hacer esto ;-;

      Es tan alto, su cabello es muy oscuro y algo largo, sus labios son gorditos, sus ojos son de color negro profundo pero brillan con tanta intensidad cuando la luz da de frente y su rostro… es muy bonito. Siento mi carita arder al pensar eso y me quedo viéndolo fijamente. Su cabello es mecido por el viento al soplar, en sus labios se forma una linda sonrisa mientras habla, no puedo dejar de verlo; sigo con mi mirada cada uno de los movimientos de sus brazos y la expresión de su rostro, se mueve de un lado a otro explicando algo de una manera muy extraña y ríe haciendo reír también a la persona frente a mí, en la cual he estado escondido tras sus piernas.

      Soy muy pequeñito, tengo apenas 5 años de edad, mi cabello es negro y corto, al igual que mis ojos, mis labios tienen forma de “corazón”, según mi mami y dice que son bonitos; mis padres dicen que soy muy guapo y que seguro seré un gran hombre como mi hermano mayor… no sé qué es “guapo” pero también quiero serlo, quiero ser como mi hermano mayor y tener un amigo como el suyo, se ve que es divertido.

      Aprieto contra mi cuerpo el auto de juguete que traigo conmigo, agarro fuerte una manga del pantalón de mi hermano (estoy escondido detrás de él) y oculto un poco mi carita al darme cuenta que el chico que antes hacía movimiento raros tiene su mirada en mí, aparto mi mirada de la de él y veo hacia el pasto bajo mis piecitos (estamos en un parque); estoy nervioso, no acostumbro a hablar con adultos que no sean mis padres o maestros ni con chicos mayores a parte de mi hermano, además ese chico sólo me queda viendo y su mirada está empezando a darme miedo; me aferro más a la pierna de mi hermano mayor.

─ ¿Qué pasa, Taka? ─ Pregunta mi hermano al chico de nombre “Taka”, es un nombre raro.

─ Es que… tienes… ─ Me apunta con su índice ─ “algo” pegado a tu pierna. ─ Hace una cara graciosa, pero no me río porque tengo miedo.

─ Oh, lo había olvidado. ─ Mi hermano ríe, esa risa que le dicen “risa nerviosa”, creo. ─ Pequeño, ven aquí. ─ Dice mientras voltea y hace que suelte su pantalón para poder cargarme, al estar entre sus brazos escondo mi carita en su cuello, aprieto su camisa con mi manito libre y con la otra sujeto mi juguete. ─ Vamos, Yuu. Sal de ahí, quiero presentarte a alguien. ─ niego con mi cabeza, mi hermano suspira ─ Disculpa, es muy tímido con las personas mayores que él. ─

─ No te preocupes. Déjame intentar. ─ Siento una mano posarse en mi espalda, luego pasa a mis costillas y… empiezo a reír, me está haciendo cosquillas como cuando juego con papá o mi hermano; por intentar apartarme de esas manos que me hacen reír, quito mi carita del cuello de mi hermano y me sacudo por la risa, creo que tengo ganas de hacer pipí. Por estarme moviendo suelto mi auto de juguete y cae al suelo, el chico aparta sus manos de mí y yo trato de bajar de los brazos de mi hermano para tomar de nuevo mi auto, pero el chico de las cosquilla lo toma antes y me lo ofrece ─ Ten, lamento haber hecho que lo soltaras. ─ Agarro el juguete y lo abrazo.

─ Yuu, ¿cómo se dice cuando alguien te ayuda? ─ Volteo a ver a quien me carga y luego al chico frente a mí.

─ Muchas gracias, señor. ─ Digo educadamente e inclino un poco mi cabeza.

─ Vaya, es muy educado. Eso lo hace más lindo. ─ Sonríe ─ Por cierto, no me llamo “señor”, mi nombre es Takanori. Soy el mejor amigo de tu hermano. ─ Extiende su mano. Yo lo veo confundido, ¿por qué me da su mano?

─ ¿Recuerdas lo que hablamos ayer, sobre cómo saludan los mayores? ─ ¡Oh, es cierto! Ayer me enseñaron que los adultos se saludan dándose la mano.

─ Hola, señor Takanori. ─ Estiro mi manito para saludarlo igual, él la toma y me sonríe; tiene una bonita sonrisa, pero no más que la de mi hermano mayor.

─ Sólo dime Takanori. ─ Hace un sonido como “jejeje”, me parece gracioso y río bajito ─ ¿Cuál es tu nombre? ─

─ Mi nombre es Yuu. ─ Digo bajito, apretando entre mis bracitos mi juguete.

─ Qué bonito nombre, no como el de tu hermano que es todo lo contrario. ─ No sé qué quiere decir con eso.

─ ¿Qué insinúas, enano? ─ Hermano parece molesto.

─ ¿Insinuar? No estoy insinuando nada, estoy diciendo que tu nombre es feo igual que tú. ─ Saca la lengua. Ahora entiendo.

─ Pues, el tuyo tampoco es muy bonito que digamos. ─ También saca la lengua.

─ Por favor, Takanori suena mucho mejor que Yutaka. ¿Estás seguro que tus padres te quieren? Mira que ponerle ese nombre a su hijo. ─ Ríe fuerte y mi hermano le da un golpe en el brazo.

─ El nombre de hermano es muy bonito y Takanori también es bonito. ─ Digo inocentemente, es que me gustan sus nombres.

─ Ves, Yuu dice que soy bonito. ─ Acomoda su cabello como lo hacen las niñas y hace un ruidito con sus dedos, trato de imitar el ruidito pero no puedo.

─ Se refiere a tu nombre, tonto, no a ti. ─

─ Lo que sea. ─ Voltea a verme ─ ¿Qué haces, Yuu? ─ Ambos me ven.

El miedo se fue, creo que ya le tengo confianza.

─ Quiero hacer eso. ─ Intento hacer sonar mis deditos ─ Pero no puedo. ─ Hago un puchero.

─ Vamos a sentarnos bajo aquel árbol y te enseñamos, ¿sí? ─ Asiento emocionado, me gusta cuando hermano me enseña cómo hacer algo.

      Los tres nos sentamos en el pasto, bajo un árbol muy grande y con muchas hojas que nos cubren del sol. Ambos me estuvieron enseñando cómo “chasquear” los dedos, así dijeron que se dice; después de un tiempo escuché el camión de los helados, le pedí uno a mi hermano y él fue a comprarlo, dejándome al cuidado de Takanori.

  ─ Oye, Yuu. ─ Dejo de lado mi auto de juguete con el que inicié a jugar cuando se levantó hermano. ─ ¿Te gustan mucho los autos? ─ Quiere conversar conmigo, me emociono.

─ ¡Sí! ─ Levanto del pasto mi auto y se lo doy ─ ¿Jugamos? ─ Le pregunto con mis ojitos brillantes.

─ Claro. ─ Acepta con una sonrisa. Jugamos unos minutos más hasta que volvió a preguntarme. ─ ¿Qué te gustaría ser cuándo seas grande? ─

─ Cuando sea grande quiero… ¡Conducir en carreras de autos! ─ Grito levantando los brazos.

─ Oh, un corredor de autos. Cuando sea así, iré a verte en cada carrera en la que participes, ¿qué te parece? ─ Acaricia mi cabecita y despeina mi cabello.

─ ¡Sí! ─

*****

      Los días y los años pasaron. Yutaka y Takanori son diez años mayor que yo, ahora tengo 8 años y estoy aguantándome las lágrimas que quieren salir; hoy es el día en el que me tengo que despedir de ambos, se van a la capital a estudiar, yo quiero ir con ellos pero mis padres no me dejan porque dicen que aún soy muy pequeño y que ellos no van a divertirse sino a estudiar a una buena universidad para así tener un gran futuro. No quiero que se vayan y me dejen aquí solito, tengo amigos pero no es lo mismo que compartir con Yuta y Taka, ellos son geniales y los admiro mucho.

─ Hermano, no te vayas… ─ Corro hacia Yutaka, están guardando las maletas en el auto de papá ─ No me dejes, hermano, no me dejes. ─ Las lágrimas que no quise que salieran ahora bajan libres por mis mejillas. ─ No quiero quedarme solito. ─ Llego hasta él, lo abrazo por la cintura y escondo mi rostro en su abdomen.

─ Yuu. ─ Pasa sus brazos por mi cintura y me carga como cuando era más pequeño. ─ Mi Yuu, hermanito. ─ Nos abrazamos, enrollo mis bracito en su cuello y lloro ─ No llores, pequeño. Taka y yo vendremos para las próximas festividades. ─ Acaricia mi cabello y siento otra mano en mi espalda, levanto el rostro para verlo.

─ Así es, Yuu. Vendremos para la próxima celebración que haya. ─ Taka ya está aquí, quiere decir que pronto se irán, un sollozo sale de mi boca. ─ ¿Sabes cuál es la más pronta? ─ Niego con mi cabeza. ─ Tu cumpleaños, para ese día nos tendrás aquí; te daremos tantos regalos y abrazos que querrás que nos vayamos para no seguirte asfixiando. ─ Ambos ríen pero yo sólo niego.

─ No. Quiero muchos regalos y muchos, muchos abrazos de ustedes, no voy a querer que se vayan porque los voy a extrañar mucho. ─ El llanto vuelve, ahora es Taka quien me carga entre sus brazos; ambos me regalan caricias llenas de cariño y con un deje de tristeza, Yutaka nos envuelve en un apretado abrazo y puedo adivinar que ellos también están llorando.

─ Nosotros también te extrañaremos. ─ Dicen al unísono. ─ Te queremos, Yuu. ─

─ Yo también los quiero. ─ Mamá me aparta de los brazos de los chicos que son muy importantes para mí, somos muy unidos y hoy esa unión se rompe.

─ Prométeme que cuidarás de mamá mientras yo no esté, que la ayudarás en todo lo que necesite y la protegerás de los hombres malos que quieran hacerle daño, ¿lo prometes? ─ Yutaka eleva una mano hacia a mí, mostrando su meñique.

─ Lo prometo. ─ Enlazamos muestro meñiques; ambos asentimos y limpia mis lágrimas con sus pulgares mientras me sonríe de esa forma que sólo él puede hacerlo.

─ Yuu. ─ Volteo ver a la persona que me llama, en su rostro una sonrisa suave ─ Todavía quieres ser corredor de autos, ¿cierto? ─ Afirmo ─ Sé que aún eres un niño y falta mucho para que crezcas, si en un dado caso cuando seas adulto aún quieres participar en carreras… recuerda que asistiré a todas y cada una de ellas. Eres un niño genial y estoy seguro que cumplirás con todas las metas que te propongas. ─ Vuelvo a llorar, me harán mucha falta sus palabras de aliento.

      Después de despedirnos varias veces, que yo no los dejara irse, el berrinche que hice cuando dijeron que ya era hora de irse, los gritos que di antes de observar cómo el auto de papá se perdía a la distancia… Sólo después de todo eso y las palabras de consuelo de mamá, pude aceptar que mi hermano mayor y su mejor amigo ya no estarían para mí, ya no jugarían conmigo a diario, ya no pasarían recogiéndome de la escuela, ya no cumplirían mis caprichos a escondidas de mamá, que… ya no habría quien me hiciera sonreír con verdadera felicidad. 

      Yutaka siempre fue mi ejemplo a seguir, es mi segundo superhéroe (después de papá), siempre estuvo conmigo en todo.

      Takanori pasó de ser sólo “el mejor amigo de mi hermano” a ser considerado como mi otro hermano mayor, lo admiro bastante y su llegada jugó un rol muy importante en mi vida.

      Los años pasan a paso veloz. Los primeros años Yutaka y Takanori vienen a casa como habían prometido, sin falta y me cuentan todas las aventuras que tienen en la universidad, también sus malos ratos; hay festividades a las que no asisten debido a que están muy ocupados estudiando, esos días me pongo muy triste y mis padres tratan de animarme; mi cumpleaños es una fecha infaltable, todos los años despierto con ellos dos frente a mi cama y luego se lanzan sobre mí haciéndome cosquillas o me agarran entre ambos y me tiran al aire para después atraparme.

      El tiempo sigue pasando. Casi no vienen de visita, en mi cumpleaños ya no son ellos dos lo primero que veo al despertar, nos visitan en pocas ocasiones al año; siempre llegan juntos pero desde cierto día sólo Yutaka aparece, le pregunto por Taka y me responde que está muy ocupado con sus deberes, en otras ocasiones que está con su familia, después el contacto simplemente se fue perdiendo.

      Paso mi adolescencia repartiendo mi tiempo entre libros, familia y amigos; no me encariño con las personas porque temo que suceda lo mismo que con Takanori, que prometan estar a mi lado y que no lo cumplan… es la fecha y a pocos les puedo llamar verdaderos amigos. Hago mi mayor esfuerzo para convertirme en lo que desde niño quise ser: un piloto de carreras.

*****

      En este instante me encuentro sentado tras una mesa y frente a varias cámaras, ofreciendo una conferencia pública, la sala está llena de periodistas y demás personas que ayudaron a organizar tal evento; respondo a las preguntas que realizan, cuento alguna anécdota y seguimos con más preguntas. ¿La razón de que esto esté sucediendo y yo sea el centro de atención? Eso es porque soy… “La joven promesa en el mundo de la velocidad”.

      Así es. Yo, Shiroyama Yuu con 20 años de edad, soy considerado uno de los mejores pilotos novatos; entre tantos novato sobresalimos 5, los cuales estamos en una constante disputa por comprobar que uno es el mejor y meceré competir contra los profesionales en una carrera oficial. Los 5 tenemos puesto encima el ojo de la prensa y patrocinadores, cada uno tiene especialidad y destreza, en una competencia “amistosa” las diferencias entre cada uno es considerable, pero en un evento profesional siempre hay un as bajo la manga; en una carrera oficial es donde se demuestra que tan apto y preparado se encuentra uno, se demuestra que mereces pisar el acelerador en la misma pista que “un grande” alguna vez lo hizo.

      La conferencia de prensa duró aproximadamente una hora y media, acaba de terminar y todos se disponen a salir, inició a las 6pm y ya pasan de las 8pm. Me despido de los presentes y me dirijo a la salida, a pesar de ser un amante de los autos y la velocidad esta vez prefiero caminar, mi auto lo dejé en el estacionamiento porque un amigo pasó por mí pero no tengo ganas de llegar tan pronto a mi departamento.

      Decido viajar en tren, hace mucho que no lo hago, además no soy tan famoso, así que no habrá problema. Llego a la estación, subo al tren y me acomodo en un asiento libre; el vagón en el que voy hay pocas personas, cierro un rato mis ojos para despejar un poco la mente y relajar el cuerpo, pero algo o mejor dicho alguien me lo impide, abro los ojos y busco la razón de que no me pueda relajar.

      Un hombre totalmente ebrio "juega" en el vagón, observo las locuras y el escándalo que hace, va de un extremo a otro a lo ancho del vagón, balbucea frases incoherentes, a veces salta o se queda viendo a la nada como en este momento; de repente comienza a cantar.

 

¿Hacia dónde estás mirando con esa cara de tristeza?

Los recuerdos que no te alcanzan y fueron destruidos uno por uno,

son de color rojo en las paredes blancas.

 

      Conozco esa canción, es demasiado triste, entonces no es un “borracho por deporte” sino que bebe para olvidar… Eso es estúpido, el alcohol no te ayuda a olvidar, lo que hace es acrecentar con crémor el recuerdo de lo que sea te atormente.

 

¿Por qué me miras con esa cara de tristeza?

Extiendo mi mano hacia ti.

Los recuerdos que fueron destruidos uno por uno,

comienzan a flotar sin un destino.

 

      Continúa cantando, algo terrible debió sucederle para estar en ese estado y cantar de esa manera; a pesar que la embriaguez es demasiado notable su voz se escucha tan clara, llena de angustia. En el vagón vamos solamente 6 personas contándolo a él también, cuando canta “Extiendo mi mano hacia ti.” apunta hacia mí, confirmo que realmente es a mí cuando noto que soy el único a ese lado y que se encuentra cerca de él, trago saliva y me preparo por si se le ocurre acercarse.

      No estoy de humor para tratar con un ebrio, pero tampoco me alteraré tanto como para golpearlo; debe estar alucinando por tanto alcohol corriendo por su torrente sanguíneo. Termina de cantar, se aleja de donde estoy (por suerte) y se acerca a una de las divisiones del vagón, intenta abrir la puerta y lo logra, estoy sorprendido y aterrado porque algo le pueda suceder; me pregunto cómo fue posible, se supone que los pasajeros no pueden abrirlas; se acerca demasiado a la orilla, si pierde el equilibrio no será lo único eso lo que pierda, se balancea de adelante hacia atrás como si quisiera saltar hasta el otro vagón, una mujer lo nota y da un grito que ahoga contra un pañuelo. Todos observan con terror el “espectáculo” que aquel hombre ofrece, pero no hacen nada por impedirlo.

      Su vida está en riesgo y él no es consciente. Con todo lo que mis piernas me permiten, corro hacia él y lo atrapo justo antes de que caiga a una muerte segura. Inclino mi cuerpo hacia atrás, lo suficiente para que ambos caigamos sentados en el piso del vagón, fuera de peligro; otro hombre que va ahí cierra la división y los demás se acercan para saber si estamos bien, a lo cual contesto que sí, nos ayudan a levantar y dejo al hombre ebrio en uno de los asientos, balbucea algo inentendible y cae dormido. Su rostro me resulta familiar pero su cabello castaño cubriendo una parte de este me dificulta hacer un reconocimiento, acerco mi mano y descubro su rostro por completo, abro los ojos desmesuradamente, yo conozco a este hombre, aunque hayan pasado más de diez años lo que recuerdo de él sigue fresco en mi memoria.

      Sus facciones siguen siendo casi las mismas, se notan más maduras y masculinas, su cabello ahora es castaño con puntas rubias, en mi niñez lo veía alto pero ahora es más bajo que yo. Estoy asombrado y decepcionado por la misma razón: nuestro reencuentro; no fue cómo yo lo esperaba, tampoco esperaba la gran cosa pero verlo en este estado tan deplorable, menos.

      Todos han regresado a los lugares que ocupaban antes del “show” presentado por quien alguna vez considere como mi hermano mayor, el olor a alcohol es penetrante y estorba en mis fosas nasales. ¿Cuánto tiempo habrá pasado tomando? ¿Cuánto habrá tomado?

      El tren se detiene, estamos en la estación en la que me tengo que descender. Me veo forzado a tomar una decisión, hay dos opciones: hacerme el desentendido y dejarlo solo en el tren donde puede pasarle algo o llevarlo conmigo a mi departamento, cuidar de él y mañana hablar sobre lo sucedido. Elijo la segunda opción, después de tremendo susto no voy a permitir termine lo que quedó inconcluso; quiero conversar con él, tengo algunas preguntas que hacerle y, si él lo permite, quiero que todo vuelva a ser como antes… Quiero seguir compartiendo buenos momentos con él.

      Lo cargo en mi espalda, su estatura es de mucha ayuda en este momento. Salgo de la estación de tren con él acuestas, mi departamento queda a unas cuantas cuadras, así que no tardo mucho en arribar al edificio y subir al ascensor para luego adentrarme a, lo que llamo, mi hogar desde hace unos meses. Entro a mi habitación, lo recuesto en la cama; le quito los zapatos, desbrocho los primeros botones de su camisa y el botón del pantalón para que duerma cómodo.

      Tengo hambre, me dirijo a la cocina y preparo algo ligero, por suerte mañana es día libre.

      Ya que Takanori duerme en mi cama no me queda de otra que ir a la habitación de invitados, la cama no es muy confortable pero peor sería dormir en el sofá.

      Despierto por un rayo de sol que da justo en mi cara, me remuevo un poco antes de sentarme en la cama y darme cuenta que esta no es mi habitación; salgo de la cama y de la alcoba, guio mis pasos hacia donde Takanori, al entrar veo que aún duerme, está hecho “bolita” entre las sábanas, es un adulto pero duerme como un niño. Así que, Matsumoto Takanori con 30 años de edad, después de diez años vuelvo a verlo, se siente extraño, emocionante y, de alguna manera, tengo el presentimiento de como si vida fuese a cambiar en cuanto abra los ojos; veo que se remueve, se descobija y se sienta en la cama cubriéndose los ojos con las manos.

─ No pensé que el sol matutino fuera tan destructivo. ─ Su voz, es más grave de lo que recuerdo, a pesar de que acaba de despertar tiene un toque… no sé cómo decirlo. Su cabello castaño está desordenado y la abertura de su camisa da una buena vista de su pecho blanquecino con algunos lunares, quedo viéndolo embobado. ¿Takanori siempre tuvo una imagen… sensual? Agito mi cabeza, no puedo pensar eso de la persona que considero como un hermano.

      Me acerco a la ventana por la que entra el sol, cierro la cortina que dejé abierta ayer descuidadamente.

─ Ya. Ahora el sol no destruirá tus retinas. ─ Trato de bromear, pero parece que sólo logro asustarlo.

─ ¿Qué? ¿En dónde estoy? ─ Observa a todos lados asustado y confundido, detiene su mirada en mí, abre lo más que puede sus pequeños ojos rasgados y su labio inferior tiembla. ─ Tú… ¿Cómo…? Estoy soñando, sí debe ser eso. ─

─ ¿Un sueño? ─ Susurro ─ No. Esto es la realidad. ─ Sonrío grandemente. ─ ¡Takanori, por fin vuelvo a verte! ─ Corro y me lanzo sobre él; lo abrazo fuertemente y me ubico sobre su cuerpo como cuando era niño, con las piernas a cada costado de su cadera escondiendo mi rostro en su cuello. ─ Te extrañé mucho, Taka. ─

─ ¿Entonces, no fue un sueño? ¿En verdad yo…? Dios. ─ Susurra con pesadumbre. ─ ¿Eres Yuu, cierto? ─ Me separa un poco y toma mi rostro entre sus manos, con su mirada analiza mi rostro. ─ ¡Sí eres Yuu! Has crecido tanto mocoso. ─ Ríe sonoramente, pero a mí no me hace gracia, frunzo el ceño.

─ No soy un mocoso. ─ Entrecierro los ojos.

─ Bien. No eres un mocoso. ─ Da palmaditas en mi cabeza mientras sonríe.

─ Lo que sea. ─ Me siento bien en la cama, es hora de ponerse serio. ─ Sabes, me ponía muy triste los días festivos porque tenía la esperanza de que tú llegarás junto a Yutaka como hacían luego de que se fueran a la universidad, pero tú dejaste de llegar y yo me quedaba cerca de la puerta esperando hasta el anochecer que aparecieras, lloraba cuando no te veía y mamá trataba de consolarme. Todavía cuando era adolescente guardaba una pizca de esperanza de que regresaras, me emocionaba y alegraba que Yutaka fuera de vez en cuando; me gustaba estar con él pero alguien hacía falta. Hasta ayer, esa pizca que guardaba había desaparecido y ahora que te volví a encontrar tengo sentimientos cruzados. No te digo estas cosas para que te sientas mal por haber roto una promesa, sólo quería que lo supieras. ─ El silencio se apodera del ambiente; es verdad que no quiero hacerlo sentir culpable, sólo quería decirle cómo la pasé sin él.

─ Yo… ─ Muerde su labio inferior y suspira. ─ No es que yo no haya querido seguir visitándote, tenía compromisos que cumplir, también visitaba a mi familia y ocurrieron un par de cosas que no pude evitar. Hubo situaciones que no pude controlar y todo terminó mal. ─ no me ve a los ojos.

─ Sabes, Yutaka se quedó un tiempo en casa hace unos años, se le veía muy mal aunque sonreía era obvio que era falso, yo no lo entendía y él no me respondía con la verdad. Hace unos meses me contó lo que sucedió entre ustedes dos. ─ Su espalda se tensa y baja la cabeza ─ Me decepcionó bastante, no por sus preferencias, no podría dejar de quererlo sólo porque sale con un hombre; mi decepción fue que se distanciaran por una nimiedad como esa, que tú rechazaras a mi hermano por amar a otro ser humano. No pensé que consideraras su amistad tan poca cosa. ─ eleva su mirada, en sus ojos hay temor y a la vez molestia.

─ No es así. La amistad que tuve con Yutaka fue muy especial para mí, pero no pude hacerme a la idea de que sintiera algo por alguien que tiene lo mismo que él entre las piernas, además no lo descubrí de la mejor manera ¿sabes? ─ Hace una mueca de asco.

─ Sí, yo tampoco lo descubrí de una buena manera. ─ Río, fue divertido y confuso. ─ Lo atrapé con las manos en la masa, si es que me entiendes. ─ Hice una seña como si estuviera agarrando un miembro viril con una mano.

─ Ah, Yuu. ¡Qué asco! No hagas eso. ─ Tuerce a un lado la boca y se estremece. ─ Yo lo descubrí en algo parecido pero peor… ─ Lo veo atento, soy curioso. ─ En pleno orgasmo. ─ Se deja caer de espaldas en la cama y yo río a carcajadas sujetándome el estómago. Lo entiendo totalmente, no es algo que a uno le gustaría ver de su mejor amigo y es horrible cuando te pasa a ti, pero soy una persona de mente abierta así que me causa una tremenda gracia. ─ No te rías, no le veo la gracia. ─ Hace un puchero. ¿Lo adultos pueden verse tiernos?

─ Luces tierno así. ─ Poso dos dedos en sus labios abultados. ─ De hecho, con el cabello despeinado, con la ropa desarreglada y ese puchero te ves… ─ Tan sensual, que dan ganas de… ¿Qué estoy pensando? ─ Tan infantil, ¿Seguro que eres un viejo y no un niño haciéndose pasar por alguien grande? ─ Recibo un golpe en un brazo y ambos reímos.

      Después de eso seguimos conversando de temas triviales, me dijo que quería volver a ver a mi hermano para disculparse y ser amigos de nuevo, intercambiamos números para encontrarnos un día de estos. Le pedí que desayunáramos juntos pero dijo que tenía que irse porque tenía trabajo y su ropa apestosa a alcohol ya lo tenía asqueado; antes de despedirse fijamos fecha para reunirnos en algún lugar, me dijo algo que me entusiasmó y alegró.

─ Rompí una promesa pero mantuve otra. He visto y asistido a cada evento en el que has participado desde que entraste en ese mundo, sabía que lo lograrías; tienes mucha habilidad, llegarás muy alto. ─ Estira su mano para revolver mis cabellos, pero no alcanza y se tiene que parar en las puntitas de los pies ─ Demonios. Eres demasiado alto. ─

─ O tú eres muy bajo. ─ Frunce el ceño, me muestra el dedo medio y comienza a alejarse.

─ Nos vemos en unos días, Yuu. ─ Hace una señal de despedida con una mano.  

      El resto del día no hice nada digno de mencionar, fue un día aburrido y sólo hice cosas irrelevantes.

      El tiempo corre. Takanori y yo hemos salido juntos a distintos lugares, nos divertimos con las tonteras que se nos ocurren, me recuerda a cuando yo estaba pequeño y compartía mis días con él; ha asistido a los eventos en los que he sido convocado, le di un pase para facilitar su acceso, es agradable saber que alguien especial me hace compañía en estos momentos. Mis padres no pueden asistir siempre porque ellos siguen viviendo en Mie y yo ahora vivo en Tokio; Yutaka no se encuentra en el país porque está de viaje con mi cuñado, Kouyou, en algo así como una “luna de miel”.

      Me encuentro a pocos pasos para ser un profesional y cumplir mi sueño. Tener a alguien como Takanori a mi lado me ha ayudado a superar los obstáculos que se han interpuesto en mi camino; me regala sus palabras de ánimo en la desesperación, su compañía en la soledad, sus gritos en el silencio abrumador, su risa cuando me encuentro triste, entre otros… Aparte me da comida hecha por sus manos en mis tiempos de hambre, no sé cocinar y eso es angustiante para mí pero entretenido para él.

*****

      Últimamente he puesto toda mi atención en él, me doy cuenta de detalles que antes no había advertido como: su actitud infantil en algunas situaciones, su carácter fuerte y terco al momento de defender su punto de vista, su personalidad avasalladora y  de cierto modo atractiva; su físico es lo primero que llama la atención al verlo: su baja estatura y mejillas rechonchas le dan un aspecto infantil que lo hace ver tierno, su cabello castaño con puntas rubias contrasta con su rostro y le da estilo como de modelo de pasarela, sus labios abultados y rosas lucen de tal manera que pareciera ejecutan una invitación innegable a besarlos y dar una que otra mordida, sus ojos siguen siendo de un negro profundo que brillan con gran intensidad por sí solos.

      La visión de “hermano” que tenía de Takanori se ha ido distorsionando con el tiempo, el saber que no compartimos lazos sanguíneos me hace estar consciente que… podría enamorarme de él. Desde nuestro reencuentro hemos hecho y deshecho juntos, nos hemos contado secretos, cosas que sólo nosotros sabemos, nos hemos acompañado en cada momento, nuestras aventuras han sido extraordinarias.

      La diferencia de edad y que seamos del mismo género no representan problema alguno para mí; soy joven y como tal he tenido parejas, he salido con chicas y chicos por igual, supongo que soy bisexual o algo así, no me interesan las etiquetas ni catalogar a tal en cuál… lo que me importa es que haya amor, simplemente somos seres humanos amando a otros seres humanos.

      Analizando eso… ¿Estoy enamorado de Takanori? ¿Y qué si es así? Soy libre de profesar amor a quien yo quiera, otra cosa es que él lo acepte.

      Vivimos en una carrera constante contra el tiempo, ya han pasado aproximadamente tres años.

      Mi tiempo lo reparto entre mi profesión, entrevistas, familia y… Takanori. A él ya no lo veo como parte de mi familia porque ocupa un lugar distinto en mi corazón, he de admitir que… estoy enamorado de ese pequeño hombre gruñón con complejo de Peter Pan, tan tierno y dócil como un conejo pero a la vez dominante y huraño como un gato; si supiera que lo comparo con esos animales, yo estaría colgando de la punta de la torre de Tokio. He hecho cuanto se me ha ocurrido para hacerle saber mis sentimientos por él, pero él ni enterado; mis intentos fallido han sido de forma indirecta, haciendo preguntas como si se tratara de un tercero, llevándolo a lugares románticos pero él lo ve como una salida de amigos. ¿Cómo lo sé? Porque una vez me dijo: Oye, este no es un lugar donde un par de amigos vendrían, pero está bien. Y luego el muy despistado sonrío y siguió como si nada, en ese momento me dieron ganas de darme de topes contra la pared más cercana.

      En otra ocasión, vimos una película romántica en mi departamento a oscuras… ¿Qué más obvio que eso? Dos hombres viendo una película donde derraman más miel que en un panal de abejas, donde se intercambia más saliva que dando respiración boca a boca, donde hay más manoseo que en  una pista de baile… bueno, eso último no; incluso rodeé sus hombros con mi brazo aprovechando que estábamos sentados muy juntitos, apoyé mi cabeza sobre la suya, respiré en su cuello y cuando lo vi a los ojos, ¿adivinan?... Estaba dormido. ¡Osó dormirse cuando mis intenciones estaban más que claras!

      A veces pienso que sabe de mis sentimientos pero los ignora, eso me duele, me hace sentir mal porque yo lo quiero mucho pero al parecer él no me ve de la misma manera y no me dice nada para no lastimarme. Entiendo que desde que se arregló con mi hermano y conoció a mi cuñado ha sido más comprensivo y condescendiente respecto al tema del “amor entre iguales”, al parecer no se ve a sí mismo siendo pareja de otro hombre o es que es a mí al que no ve como un buen partido; no se lo he preguntado directamente pero tengo una ligera sospecha de que, al menos una vez en su vida, tuvo de pareja a un hombre o tuvo sentimientos hacia uno.

      Estoy dispuesto a averiguar qué sentimientos guarda Takanori, aunque no vayan dirigidos a mí.

***** 

      Esta mañana invité a Takanori a dar un paseo y después ir a almorzar.

      Nos encontramos sentados en una banca del parque que queda cerca de mi departamento, comemos helados, yo de chocolate y él de vainilla, creí que pediría uno de frutilla pero dijo que le causa asco y me explica por qué. Conversamos de lo primero que se nos viniera a la mente: el clima, las personas a nuestro alrededor, los animales… específicamente del perro que se me tiró encima y quiso hacerme “cositas sucias”, con eso Taka rió hasta que le salieron lágrimas y se escapó de ahogar.

      Silencio. Después de sus estruendosas risas quedamos en un profundo silencio para  nada incómodo, sólo disfrutamos del trinar de las aves, el suave soplar del viento y el típico bullicio de la multitud; no puedo evitar observar su perfil, se ve tan relajado y tiene una mirada tan pacífica, me dan ganas de recostarme en la banca y posar mi cabeza sobre sus piernas pero tengo que resistir porque no quiero perturbar las paz en sus facciones.

─ ¿Tengo algo en la cara? ─ Su voz me saca del embelesamiento por observarlo. Lleva una mano a su rostro e intenta quitar algo que no está ahí.

─ No, no tienes nada. ─ Niego suave mente, hablo casi en susurros.

─ ¿Entonces, por qué me ves tanto? Me pone nervioso. ─ Hace ese sonidito de “jejeje”.

─ No es nada. Es sólo que… me gusta. ─ Extiendo mi mano derecha y la poso en su mejilla izquierda, la acaricio con el pulgar.

─ ¿Eh? ¿De qué hablas, Yuu? ─ Dice de manera nerviosa intentando apartar mi mano pero no lo permito.

─ Me refiero a que me gusta ver esa expresión de tranquilidad y tan pacífica en tu faz. Es como si con sólo verla yo también pudiera sentirme de igual manera. ─ Lentamente disminuyo la distancia que separa nuestros cuerpos.

─ Yuu, aléjate. ─ Gira su rostro con el ceño fruncido y la espalda tensa, rompiendo el contacto visual y el contacto de mi mano con su mejilla.

Suspiro.

─ ¿Te refieres a que me aleje en este momento de ti en la banca o que me aleje por completo de tu vida? ─ Digo con voz y mirada seria; quiero decirlo, quiero que escuche lo que tengo que decirle porque ya no soporto más esto.

─ ¿Qué mierda dices idiota? ─ La sorpresa inicial pasa a ser enojo. ─ ¿Cuándo te he dado a entender que quiero te alejes de mi vida? Jamás querría algo así, ¿por qué piensas eso? ─ pregunta dolido.

─ Me evitas, Takanori, sea inconsciente o no. Creo ser lo suficientemente evidente referente a lo que siento por ti. ─

─ ¿Lo que sientes… por mí? ─ Me mira boquiabierto y con sonrojo apenas perceptible.

─ Sé que lo sabes, no necesitas hacerte el sorprendido ni nada por el estilo. ─

─ Yo… tenía mis sospechas pero… escucharte confirmarlas no lo hace menos impactante. ─

─ Entonces, sí me has estado evitando. Ya veo. ─ Tomo una de sus manos entre las mías. ─ Takanori, me gustas más de lo que crees. ─

─ Yuu, cualquier persona puede gustarte; en ese caso también me gustas. ─

Frunzo el ceño. 

─ Creo que no utilicé las palabras adecuadas. ─ Inhalo hondo. ─ Estoy enamorado de ti, Taka. ─

      Sus orbes abiertos al máximo, su boca semi abierta y su cuerpo totalmente tenso me dicen que está en shock.

─ No, no puede ser posible. ¡Dime que no es cierto! ¡Maldición! ─ Grita y zafa su mano de entre las mías, se levanta de la banca. ─ No es posible. No puedes estar enamorado de mí. Eres como mi… ─ Corta la frase. ─ ¡Mierda! Ya no puedo decirlo, ya no, no después de lo que dijiste. ─ Jala sus cabellos castaños con puntas rubias.

─ Sabes, duele mucho. ─ Me mira. ─ Duele aquí. ─ Apunto mi pecho. ─ Desde que supe que me había enamorado de ti, duele como no te imaginas. Cada que yo hacía algo por mostrarte lo que siento y lo que tú hacías era evitar o ignorarlo; incluso ahora que te lo estoy diciendo directamente, siento como si una garra invisible me atravesara el pecho y estrujara mi corazón hasta dejarlo completamente destrozado. ─ Aprieto la tela de la camisa en mi pecho y bajo la vista al pasto, mis ojos arden. ─ Cuando era pequeño te consideraba como mi otro hermano, te quería mucho pero te fuiste; después te encontré y nuevos sentimientos fueron surgiendo, hace mucho que no te veo de la misma manera. La visión “hermano” que tenía desapareció; ahora te veo como un hombre, un hombre que estoy seguro puedo hacer feliz y que me puede hacer feliz. ─ Elevo la vista, su rostro se encuentra desencajado y desconcertado.

─ Entonces, es un amor de niño. Es un amor infantil. ¡Olvídalo, Yuu! ─ Sus palabras me enfurecen, eso no tiene nada que ver porque no me enamoré de él desde mi niñez.

─ ¿Olvidarlo? Esta no es una historia del amor de infancia, no es una maldita telenovela barata. ─ Digo entre dientes. ─ ¡Está es la maldita realidad! ¡Es una mierda de realidad! ─ Yo también me altero y olvido que estamos en un lugar público dándole un show gratis a los transeúntes.

      Recuerdo que no soy alguien “normal” cuando escucho murmullos haciendo alusión a mi persona, preguntándose si soy o no el chico que vieron en tal o cuál revista de autos. Tener la atención de tantas personas me ha puesto los nervios de puntas, no quiero seguir aquí, así que agarro a Takanori y lo cargo en mi hombro como costal de papas; entre gritos y pataletas logro arribar al edificio y adentrarnos a mi departamento, donde lo dejo caer en el sofá de la sala.

─ Eso dolió, estúpido. ─ Se queja mientras se acomoda.

─ Eso no es nada comparado a cómo me siento. ─ Mi voz sale casi rota. ─ No es nada, Taka, nada. Nada podría compararse. ─ Me dejo caer en el piso alfombrado con mis manos cubriéndome la cara. ─ ¿Tienes idea de lo difícil que fue para mí poder decir en voz alta mis sentimientos? ¿Tienes idea de cuán asustado estoy con todo esto? Tenía el presentimiento de que si te lo decía todo iba a terminar mal y no estaba equivocado. ─ Un sollozo quiere escapar de mi garganta pero lo reprimo mordiendo mi labio inferior. ─ Sabía que me rechazarías, lo tenía claro, pero eso no impide que mi corazón se oprima. ─ Lágrimas descienden por mis mejillas. ¿Desde cuándo lloro tan fácil? ¿Por qué siento que ya nada vale la pena? Esto es el amor no correspondido, el que te destroza lentamente desde adentro y te arrastra al más profundo abismo.

─ Tengo miedo. ─ Escucho un leve sollozo. ─ Tengo miedo de lo que pueda pasar. ─ Lo veo entre la separación de los dedos de una de mis manos, está reteniendo las lágrimas. ─  Ya una vez un hombre se me declaró y nada bueno pasó después de eso. ─

─ ¿Qué? ─ Desconcertado descubro mi rostro.

─ Yo no tenía ese tipo de sentimiento por él y se lo hice saber, pero no lo tomó bien. Empezó a acosarme, a seguirme a todas partes y me decía cosas que realmente me asustaban por eso decidí alejarme de todo, temía de lo que pudiera hacerme; unos años después me enteré de que lo habían mandado a la cárcel por apuñalar a otro hombre que se rehusó a corresponderle, me sentí aliviado de haber escapado antes de que me sucediera algo parecido pero eso me llevó a perder el contacto con todos. ─ Acomoda un mechón de cabello tras una de sus orejas.

─ No volverá a suceder eso, no conmigo. ─

─ Lo sé. No es que no me atraigas, es sólo que todavía no supero esa mala experiencia. ─ Une sus manos, su nerviosismo hace que tiemble ligeramente. Quiero que olvide cualquier mal de su pasado.

─ Takanori. ─ Me acerco gateando a él y poso mis manos sobre las suyas temblorosas. ─ Lo que siento por ti realmente es amor, no estoy obsesionado ni nada parecido, significas mucho para mí; pero si no quieres estar a mi lado como mi pareja, al menos déjame seguir compartiendo contigo como amigos. ─ Mi voz sale triste, sus ojos son tan expresivos.

─ Sé que no eres un loco obsesivo que va por ahí profesando “amor” al primero que ve ni eres capaz de lastimar a alguien, eres una buena persona con sentimientos verdaderos y eso es lo que me gusta de ti. ─ Sonreímos y él acaricia mis cabellos, luego deja una mano en mi mejilla ─ Me disculpo por alterarme en el parque, todo estaba bien hasta que me alteré. ─

─ No te preocupes. ─ Abrazo su cintura y apoyo mi frente en su abdomen. Por lo menos me deja tener este tipo de contacto físico con él. ─ Taka, ¿en verdad no sientes lo mismo por mí o es porque ambos somos hombres? ─ Eso todavía no me queda claro.

─ No es porque seamos hombres. Hay varios factores y uno de ellos es la edad; son 10 años de diferencia, Yuu. Cuando tú tengas 25, yo tendré 35… Cuando tú tengas 30, yo tendré 40 ¿Quién querría a un viejo cuarentón todo calvo y fofo? Además no es muy aceptado por la sociedad. ─

─ No me importa la edad. ─ Quito la cabeza de su abdomen para verlo a la cara. ─ ¿Tú, calvo y fofo? Por favor. ─ Bufo. ─ Tienes treinta y pareces de mi misma edad, hasta pareciera que yo soy el mayor. ─ Ríe bajito. ─ ¿La sociedad? Me vale un pito y la mitad de otro. Yo quiero estar contigo, no con la sociedad. Me enamoré de ti, no de la sociedad. ─ La expresión de mi rostro y mi voz son serias; guarda silencio, me ve atónito y sumamente sonrojado.

─ No digas esas cosas. ─ Voltea la cara a un lado para que no lo vea.

─ ¿Por qué? Eso es lo que pienso. Aunque si me enamorara de la sociedad, sería algo así como una orgía no crees. ─ Suelta una carcajada y yo le sigo. Nuestras se detienen después de unos momentos.

─ Sabes, siento algo cálido en mi pecho cuando estoy contigo y tus palabras me hacen sentir como si flotara, tus abrazos son cómodos, tus sonrisas contagiosas, tu mirada me estremece y cuando estás a mi lado un cosquilleo aparece en mi estómago… Es confuso, no sé qué lo que hay detrás de eso, pero quiero descubrirlo; ayúdame a descubrirlo. Enamórame, Yuu. ─ Tímido y sonrojado. Es la visión más hermosa y tierna que he visto.

      Inclino mi torso y abrazo su cintura ocultando la cara en su pecho, su corazón late igual o más rápido que el mío. Estoy feliz, no dijo que me ama pero me pidió enamorarlo, pienso que es un gran avance y ahora que me ve como un hombre estoy seguro de que lograré más que sólo se enamore de mí.

      A partir de ese día, hemos tenido encuentros más seguidos, el contacto físico es más cercano y prolongado; unas veces se comporta tímido y se aleja un poco, otras veces es él quien toma la iniciativa y une nuestras manos mientras caminamos o me abraza de repente, de cualquier manera que sea siempre recibo sus muestras de afecto con alegría y emoción, él recibe mis muestras de afecto con cariño y acaricia mi cabello.

*****

      En medio año mis esfuerzos han dado sus frutos, tanto en el ámbito de las carreras de automóviles como en la relación con Takanori.

      Hoy he sido el primer lugar en el circuito*. La velocidad con la que el auto cortaba el aire, pisar el pedal para acelerar y sobrepasar a los demás autos, tener en mente la palabra “ganar” y ser consciente de la rivalidad que existe entre los competidores fue lo que elevó la adrenalina en mi cuerpo; aunado a la presencia de Takanori cerca del Pit Stop*, no es que esté con los técnicos sino que está sentado entre público.      

      Los gritos de celebración y euforia no se hacen esperar cuando anuncian mi victoria, todos me felicitan; cámaras y reporteros se acercan a entrevistarme, respondo con soltura y entusiasmado cada pregunta formulada. Una mujer realiza una pregunta que me estremece y un brillo “peligroso” resplandece en mis orbes.

─ Shiroyama, ¿Hay una persona especial en su vida a quién le dedica su victoria? ─ Esperan expectantes mi respuesta.

─ Sí. ─ Un bullicio se deja escuchar, se calman y otro reportero pregunta.

─ ¿Podría, usted, decirle unas palabras a ella? ─ Dejo escapar una carcajada. ¿Ella? Ya imagino la cara enfurruñada que tiene Taka en este instante.

─ Por supuesto. ─ Contesto con una sonrisa y centro la mirada en las cámaras. ─ Cada logro en mi vida es dedicado a ti. Porque gracias a tus ánimos, regaños y palabras de aliento es que he llegado tan lejos. Al principio fue difícil pero he logrado ganar más que sólo esta carrera, ¿no es así? Aunque a “ella” le cueste creerlo… ─ No puedo evitar reír al referirme a él en femenino. ─ Es la persona que más amo en el mundo y lo es todo para mí. ─ Aplauden mis palabras; esa fue la última pregunta, hacen el amago de retirarse pero los detengo. ─ Oh, esperen, tengo algo más que decir. Mi amor… ─ Contengo una risita. ─ Recuerda siempre esto: Lo que es tuyo, es mío. Lo que es mío, es mío. Y tu corazón, también es mío. ─ Mando un beso al aire y un guiño.

      Otro bullicio se arma, pero esta vez de parte de las reporteras femeninas diciendo cosas como: ‘Oh, qué lindo.’, ‘Yo quiero un novio así.’; la frase que más llama la atención es: ‘Ah, seguro es gay. Qué desperdicio.’, después de eso ella suspira y yo estallo en carcajadas; esa mujer no sabe cuán acertada es su suposición, excepto lo del desperdicio porque ya tengo dueño.

      Después de todo el alboroto y de cambiarme la ropa, el equipo que me ha estado ayudando se despide de mí, la celebración queda pospuesta para otro día porque hoy estamos muy cansados.

      En la salida me encuentro a Takanori, pero antes de que yo pueda decir algo se lanza hacia mí dando suaves golpecitos en mi pecho.

─ Eres un idiota. ¿Cómo se te ocurre decir eso tan vergonzoso frente a tanta gente? ─ Parece molesto, pero sé que es todo lo contrario, está feliz.

─ Sólo quería que supieran que ya hay una persona a la que amo. ─ Lo atrapo entre mis brazos en un fuerte abrazo.

      Responde el abrazo con la misma fuerza. Aún no dice que me ama pero sé que lo hace y hoy haré que lo diga.

      Rompemos el abrazo y subimos a su auto, luego de las competencias quedo molido y él se ofrece a conducir. Arribamos el edificio en el que vivo, entramos a mi departamento y nos sentamos en los sofás de la sala de estar; bueno, él se sienta en el individual y yo me dejo caer boca arriba en el sofá más grande con uno de mis brazos sobre mis ojos.

      No se escucha ruido alguno. De repente siento un peso sobre mi cuerpo, aparto mi brazo y me encuentro con Takanori acostado sobre mí con nuestros rostros a una corta distancia, sus labios casi tocan los míos.

─ Felicidades. ─ El roce de su aliento contra mis labios me causa un escalofrío. ─ Ganaste más que una simple competencia. ─ sonríe de lado.

─ ¿Y cuál es mi premio? ─ Dejo que mis manos reposen en su cintura, sin mala intención.

      Nuestros labios se rozan superficialmente, puedo sentir cómo nuestros alientos se entremezclaban.

─ Este. ─ Sus labios presionan los míos, es una sensación deliciosa.

      Él empieza a mover los labios de manera lenta, ambos disfrutamos del beso cargado de sentimientos que, al fin, son correspondidos; poco a poco aumentamos la intensidad de la caricia; pasa de ser un beso suave a uno apasionado pero lleno de cariño, dulzura y especialmente amor. No es la primera vez que nos besamos pero sí lo es que Taka tiene la iniciativa en esto, normalmente soy yo el que va y lo besa desprevenido; puedo acostumbrarme a que sea él quien me tome desprevenido en este tipo de situaciones.

      Taka pasa un brazo alrededor de mi cuello para unirnos más, afirmo más el agarre en su cintura para profundizar más el beso, unos segundos después pienso en detenerme porque no quiero hacerlo sentir incómodo pero él no muestra signos de que sea así.

      Terminamos el beso con un suave suspiro y un toque superficial entre nuestras narices.

─ Que maravilloso premio. ─ Digo para luego pasar mi lengua por el labio inferior limpiando los restos de saliva mezclada. ─ Exquisito. ─

      Sus mejillas de pintan de un carmín brillante, que lo hace ver tan delicado y dócil; nada que ver con el Taka serio y casi malhumorado que pasa sus días en el trabajo. Él mismo ha confirmado que sólo conmigo su faz se relaja y muestra cómo se siente en realidad; no es que se oculte tras una máscara de indiferencia, sino que conmigo puede ser quién en verdad es.

      Se quita de encima de mí y se dirige hacia el ventanal donde se puede observar toda la cuidad, es de noche y las luces la hacen ver magnifica. De igual manera me levanto del sofá y guio mis pasos a donde se encuentra él, me posiciono detrás y paso los brazos alrededor de su cintura, inhalo el dulce aroma de sus cabellos y exhalo en su cuello haciendo que le dé un escalofrío; en silencio disfrutamos de la hermosa vista.

─ Te amo. ─ Es un susurro, pero logro escucharlo a la perfección.

      Hago su cuerpo girar entre mis brazos hasta quedar cara a cara, el sonrojo y la mirada baja delatan que está avergonzado por lo recién dicho; tomo su barbilla con tres dedos y hago que sus orbes vean los míos, el gozo es notable en mis facciones.

─ Tú… dijiste… ─ Siento un ligero temblor por parte de ambos.

─ Te amo, Yuu. ─ Se aproxima cada vez más hasta quedar tan juntos que pareciera quiere fundirnos, toca mi pecho con sus manos. ─ Este tiempo a tu lado me he dado cuenta que eres muy valioso para mí, más de lo que alguna vez imaginé. Estos meses, desde que me declaraste tu amor, me han servido para reunir el valor necesario y expresar en palabras lo que guardo en mi corazón. Estoy dispuesto a lo que sea con tal de permanecer a tu lado, así que abrázame, átame ti con hilo irrompible; no dejes que vea en otra dirección que no sea a donde estás tú y ámame, ámame lo suficiente o más para que nunca quiera irme de tu lado. ─ Sus palabras llenan de gozo y embriagan mi pecho de dicha, me extasían a niveles insospechados.

      No reprimo el impulso que me abarca, por lo tanto reparto besos por su rostro; paseo desde su frente, mejillas, nariz hasta quedar de nuevo en sus labios, iniciando como un roce para luego lamer su labio inferior pidiendo permiso para adentrar mi lengua y recorrer todo el interior de su boca. Finalizo dando un ligero mordisco en su quijada.

─ ¿Qué ves? ─ Él pregunta, yo lo contemplo detenidamente.

─ Te miro a ti. ─ Doy un pequeño toquecito en la punta de su nariz con el dedo índice.

─ ¿Por qué sonríes? ─

─ Sonrío por ti. ─

─ ¿Por qué estás feliz? ─ Recuesta su cabeza en mi tórax, escucha los latidos acelerados.

─ Hay una sola razón… Tú. ─ Disfrutamos de hallarnos aprisionados en un abrazo cálido y cargado de emociones.

 

 

El amor es básicamente algo agradable.

 

Notas finales:

No sé nada de carreras pero quise intentarlo xD creo que no salió bien :'v


Lo hice lo más dramático y romántico en la medida de lo posible con una pareja que no visualizo... siento un vacío en alguna parte o que rompí alguna regla ._.


*Circuito: Pista pavimentada.


*Pit Stop: Parada en boxes, es un término utilizado en las carreras de motor para hacer referencia al lugar en que un automóvil que compite en la carrera puede repostar, cambiar los neumáticos, hacer reparaciones o ajustes mecánicos.


*”Tu corazón también es mío”, Twitter / “El amor es básicamente algo agradable.”, entrevista… Fueron frases usadas por Aoi.


¿Qué tal estuvo?


¡Gracias por haber dado click y leer!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).