Mas allá de las colinas… un ultimo deseo
Cap.1:Despues de diez años en agosto
25 de agosto
Hoy es un día ¨normal¨ cómo cada día de estos diez años en los que tú te fuiste. Casi nada ha cambiado. La primavera y el verano ya no existen en esta ciudad, es como si tú las hubieras agarrado y metido en tus maletas dejándonos los tristes otoño y invierno, recuerdas a Claude y a Alois pues ellos también han cambiado desde que te fuiste y ya no son los de antes; pero no solo la ciudad y ellos han cambiado yo también lo eh echo desde el dia el que te fuiste mis calificaciones empezaron a bajar y dejaba de ir a la escuela para ir a la estación de trenes y esperar que salieras de unos vagones y digieras [lo lamenta por la tardanza] pero lo único que causo esa ilusión fue que mis padres al final me sacaran de la escuela y me dieran a veces traces en casa. Quien hubiera pensado que por tu adiós repentino todo de mi cambiaria pero, en realidad no solo era eso si no la mentira que te dije ese último día en que estarías con nosotros.
Tal vez lo recuerdes. Los cuatro estábamos en mi casa des aburriéndonos jugando y leyendo los libros que mi padre nos había comprado, tú estabas sentado en una silla y leías ¨romeo y Julieta¨ una de tus historias favoritas mientras que nosotros jugábamos con nuestras consolas portátiles. Todo bien, hasta que Alois me pregunto algo
-Sebastian ¿te gusta Ciel?
Mis manos soltaron la consola portátil y mis ojos abiertos por la pregunta miraron a Alois pensando que solo era una de sus bromas, como me gustaría, sus ojos mostraban seriedad algo inusual del luego mire a Claude al parecer el igual que yo estaba sorprendido y por ultimo te vi a ti; estabas sonrojado como si fueras una manzana recién cortada de un árbol, el libro aún estaba en tus manos intentado no caer al frio piso. Mi boca empezó a tartamudear mientras por mi mente pensaba entre decir la verdad que era ¨si¨ pero que pasaría si él dice que no siete nada por mí además de amigos o mentirle y ocultarle aún más mi amor por el desde hace dos años.
-No-una punzada clavo mi corazón-no me gusta
El silencio reino esa habitación decorada con libros y notas musicales pegadas por todas las paredes, ahora era Alois que estaba sorprendido mientras que Claude me veía con odio ¿Por qué? Y cuando tuve la respuesta oí unos sollozos detrás de mi. Voltee y te vi intentado no llorar, el libro que no quería soltarse de tus manos no pudo mas y cayó al suelo de madera pero, eso no fue lo peor aún intentado no llorar tú me distes una sonrisa que trataba de decirme con tranquilidad ¨esta bien, no pasa nada¨ causándome mas culpa. No pude mas y salí corriendo de ahí.
-¡Sebastian!-escuche tu grito pero no di vuelta atrás
Al dia siguiente fui a tu casa, toque la puerta tanta veces que pensaba que en algún momento mis nudillos iban a tener huecos en donde se verían mis huesos con pequeños rastros de piel y musculo. Pensé que aun estabas enojado o deprimido por lo de ayer. Pasaron las semanas e iba a tu casa cada dia tu ya no ibas a la escuela y tanto Claude como Alois estaban deprimidos y cuando fui y le pregunte a la maestra por qué ya no regresabas ella me dijo:
-Acaso el no te dijo, el y su familia se fueron de la ciudad
Pensé que era una broma asi que seguí yendo a tu casa y faltaba a clases para a veces esperarte en la parada de trenes. Pero al final nunca llegabas y cuando pensé que todo estaba mal mi madre empezó a enfermar a tal punto que la llevo a la muerte y mi padre no lo pudo soportar asi que se suicidio días después de la muerte de mi madre. Todas las cosas que amaba se fueron dejándome a mi suerte.
Sin haberme dado cuenta había llegado enfrente del pequeño parque de la ciudad
-Perfecto-masculle-ahora tendré que caminar mas y esperar la otra parada del metro
Di la vuela y dispuse a irme de ahí pero de la nada un sonido que provenía dentro del parque hizo que me detuviera. Era la melodía de un violín, sin haberlo pensado dos veces camine dentro del parque hasta llegar frente al kiosco que estaba ahí. Vi que dentro del kiosco estaban varios niños bailando alrededor de la persona mientras este tocaba el violin, no pude ver su rostro pues estaba volteado y lo único que podía reconocer fue la melodía, hace tiempo que no la escuchaba
-Orange
Al oir mi voz esa persona se sobresaltó y dejo de sonar la melodía. Yo me sorprendí al decir esa palabra que salio de mi boca, no recordaba una melodía llamada asi; la persona quito el arco del violin y dio la media vuelta. Mis pupilas se contralle ron al ver ese rostro otra vez
-Tu eres…
<<-Buena suerte-dijo una hermosa mujer que tenia sus manos en los hombros de ambos para darles confianza-recuerden que al principio es el piano y luego el violin
-Entendido-dijeron ambos
-**Los siguientes son: Sebastian Michaelis y Ciel Phantomhive componiendo la melodía Orange de la pianista Laila Michaelis**
-Bueno es hora de irnos, vamos Ciel
-Si
-Esperen un momento chicos-una voz masculina hizo que se detuvieran
-¿Qué pasa Mathias?-pregunto su esposa
El hombre se arrodillo hasta quedar a la altura y les entrego dos cajas plateadas. Ambos abrieron las cajitas y encontraron dos pequeños broches de oro.
-Cuando éramos jóvenes y participábamos en conciertos de música mi esposa y yo usábamos estos broches para tener suerte-dijo mientras agarraba los broches y le ponía uno a los dos-pero ahora estos broches serán de ustedes, buena suerte a ambos>>
-Ciel…
<<-¡Ciel!>>
El no ha cambiado nada. Sus ojos azules y cabello siguen igual como desde la última vez que lo vi mientras que su piel esta mas lechosa que antes como si fuera pétalos de flores blancas frescas y con cualquier toque se rompería a la mitad, pero, lo único que si a cambiado de ti es tu estatura creo que todo este tiempo estuve pensando que aun seguías siendo ese pequeño y débil niño que cautivo mi corazón cuando éramos pequeños.
-Eh, ¿Por qué estas llorando?-pregunto uno de los niños que había dejado de bailar cuando la melodía dejo de sonar
Mis ojos reaccionaron y vieron que era cierto tus ojos estaban mojados de esas lagrimas azules, creo que esos ojos de zafiro no pueden aguantar mucho el mar que están dentro de ellos. Quería acercarme a ti y abrazarte pero mi cuerpo no reaccionaba, el frio de otoño empezó a helar mis dedos y rostro pero esto desapareció al sentir un calor en mi pecho. Tu me estabas abrazando como si intentaras que no me congelarla y me rompiera con tan solo un soplido, mis manos lentamente se acercaron a tu cuerpo y te abrase. El calor de tu cuerpo me invadió en tan solo pocos segundos
-Se-sebastian-tu boca susurro mientras el vapor de tu boca salía al salir mi nombre
Te abrase mas fuerte hasta hundir mi rostro en tu cabello que seguía oliendo a rosas recién cortadas que tanto extrañaba, mis lágrimas no tardaron en salir y mojaron tu cabello. Los niños que estaba hace un momento bailando la melodía ahora estaban viéndonos atentamente.
-Has cambiado demasiado-susurraste mientras intentabas alejarte de mi-pero aun sigues siendo-una de tus manos se acercaron a mis ojos y secases mis lágrimas saladas-el mismo de siempre por lo que veo
-Lo mismo digo, pensé que habías crecido mas para tu edad pero por lo que veo aun eres pequeño como en esos tiempos-tu rostro solo mostro un puchero
-Eso no es cierto
-Con tan solo hacer ese puchero demuestras todo lo contrario
Vi como una sonrisa salía de tus labios, hace diez años que no recordaba como era esa sonrisa que me alegraba todo los días pero ahora la recuerdo bien.
-veo que aun sigues tocando el violin pero un poco mejor
-estuve entrenado para que cuando nos volviéramos a ver tocáramos el violin y piano juntos
¿Tocar el violin y el piano? Hace tiempo que no escucho lo último creo que es desde que mi madre murió y deje de hacerlo hasta olvidarme por completo de eso. Te empezaste a despedir de los niños y te fuiste a mi lado, salimos del jardín yo no tenia nada que hacer solo ir a la biblioteca de la ciudad y pasarme ahí hasta que se hiciera la tarde que nunca se notaba por las nubes grises.
-No ha cambiado nada esta ciudad-dijiste alegremente-espero que la pastelería que tanto amaba siga vendiendo esos pasteles que tanto extrañaba
-La quitaron
-¡¿Eh?, pero si vendía cosas muy deliciosas!
-Desde que te fuiste esa pastelería se fue a la bancarrota
-¡¿Estás diciendo que comía mucho?!
-Después y antes de las clases pastelería, cuando salíamos lo primero que hacias era pastelería y no me hagas recordar cuando te hicieron el cliente número uno y el primero en comerse dos pasteles completos sin ayuda
-Esta bien lo admito que estaba un poco obsesionado
-¿Poco? De donde
-¡Mejor cambiemos de conversación!
-Esta bien, y entonces
-¿entonces de que?
-Porque volviste a esta ciudad
-bueno no se por dónde empezar-vi como el sacaba algo de su bolsillo, era una carta-hace un mes me llego esta carta de la universidad de ongaku
-La escuela de música
-Si, al perecer me dejaron entrar a la universidad y ya que era mi única oportunidad para volver aquí lo acepte-guardo de nuevo la carta-hoy ire por algunos papeles y posiblemente para la siguiente semana pueda…
Vi como dejo de hablar, levante un poco la mirada y hay fue cuando lo vi. Claude y Alois estaban saliendo de un tienda, sin pensarlo dos veces agarre la mano de Ciel y empecé a caminar hacia otra calle antes de que ellos dos nos vieran.
-Sebastian ¿Qué sucede?
-En esta calle es mas fácil llegar a la universidad
En realidad era una mentira no quería que el viera que ellos dos habían cambiado, no quería que el supiera que ellos ya no están pero lo que no quiero es que el no sepa la realidad: todo si había cambiado.
-¿Podrias espérame aquí unos minutos?-yo solo te asentí con la cabeza y vi como entrabas a esa puerta
Fui a caminar por los pasillos de esa universidad que era mas grande de lo que podía pensar, todos los pasillos estaban decorados exageradamente para una escuela pero después de todo era una de las mejores asi que tal vez era de esperarse. Desde pequeño quise estar en una escuela como estas pero tiempo después me conforme con los maravillosos aprendizajes de piano que mi madre me daba, ella era una hermosa mujer conocida también por una de las mejores pianistas de todo el país mientras que mi padre era un gran escritor, ambos eran muy reconocidos pero aun asi les gustaba vivir como una jente común y corriente y a mi no me incomodaba en nada su decisión.
Recuerdo la vez que conociste a mi madre parecía como si en cualquier momento te darías un paro cardiaco al tan solo ver su rostro en persona, tu una vez dijiste que ella era como una heroína para ti y que siempre escuchabas sus músicas en todas las ocasiones. Tu y ellos siempre hicieron mi mundo mas agradable todo el tiempo.
-Sebastian-gire mi cabeza hacia donde se escuchó mi nombre, venias corriendo con el maletín de tu violin agarrado en una de tus manos mientras que en la otra una carpeta y hojas eran agarradas a tal punto de casi arrugarlas
-Ya acabaste de hacer eso
-Si… pon fin pude registrarme aquí-tu respiración se escuchaba entrecortada por culpa del asma