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Conociendo a la familia de mi novio por momonya

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Notas del fanfic:

Este fic es un one shot por lo que solamente tiene un solo capitulo, espero que les guste! y más adelante escribiré sobre otras parejas de Free.

En la azotea del edificio de la preparatoria Iwatobi almorzaban tranquilamente una pareja de chicos que sostenían una divertida conversación. Todo era risas entre ellos como siempre, sin embargo ese día había algo que les inquietaba, como si quisieran expresar algo pero ninguno de los dos parecía tener la iniciativa de hacerlo.

-Nee… Rei chan… hay algo que debo decirte- habló primero el rubio antes de que llegaran los demás chicos –sabes… el otro día mi familia… descubrió lo nuestro- el chico de anteojos casi se ahoga con el jugo de frutas al escuchar aquello.

-¿Qué?!- exclamó completamente escandalizado y sonrojado tomando al rubio por los hombros y mirándole fijamente a sus orbes color rosa oscuro.

-Tranquilo… no tienes por qué ponerte así- dijo Nagisa con una sonrisa dulce tratando de relajar  a su compañero pero en lugar de eso  solamente consiguió que el peliazul le mirara ahora confundido esperando una explicación –Mis hermanas descubrieron nuestras conversaciones que teníamos por sms  y se lo dijeron a mis papás…- hizo una breve pausa dando un suspiro sonrojándose, cosa que afectó aún más a Rei  quien ahora estaba muy pálido por el susto  –Y ahora ellos quieren conocerte- concluyó el rubio la frase con aquella dulce sonrisa dibujada en su rostro.

-¡Nagisa kun!- le abrazó fuertemente estando ahora ambos de pie – ¡Eres un tonto! Casi me matas de un infarto- Le reclamaba el peliazul con una expresión de enojo en su rostro pero a la vez aliviado de que sus suegros aceptaran la relación que ambos chicos tenían entre ellos.

-Gomen Rei chan pero debía decírtelo- dijo apenado tomándole del hombro en cuanto el peliazul se volteó dándole la espalda mientras se tranquilizaba.

-Hubieras empezado por decirme que tu familia desea conocerme- le seguía reprochando mientras ambos se recargaban en el barandal de las escaleras de aquel lugar desde donde se podían ver algunos cerezos del jardín del instituto y la piscina del club, es por eso que la terraza era su lugar favorito para almorzar.

-Mis padres quieren que vengas a cenar esta noche- dijo sonriendo el rubio

-Cuenta con eso- le contestó el otro chico atrayéndolo a sí mismo para besarlo dulcemente tras acariciar con delicadeza su sonrosada mejilla. Aunque no se notara Rei estaba algo nervioso por el hecho de conocer a sus suegros y porque  tenía algo más que decirle a su novio pero después encontraría el momento.

Las horas pasaron, pronto terminaron las clases y cada uno se fue por  su lado. Casi siempre al salir de la escuela ambos caminaban juntos hasta la estación del tren ligero que los acercaba a sus hogares, luego de siete estaciones dejaban el  tren y cada uno caminaba por su lado algunas cuadras hasta llegar a sus casas. Esta vez tuvieron que despedirse en la entrada del colegio y Nagisa abordó el solo el tren hacia casa, no sin antes decirle a Rei que cenarían a eso de las siete de la noche.

El chico de cabellos azules se sentía algo nervioso pero feliz de que ahora podía estar con su novio sin ningún problema y ahora no tendrían que esconderse de  los demás cuando salían en una cita. Pensó que estaban dando un gran paso en su relación y que sería bueno hablar sobre el tema también con sus  padres y que a su vez ellos igual conocieran a Nagisa, aunque aquello le daba un poco de miedo puesto que sus padres eran un poco más conservadores que los del rubio y tenía miedo que no aprobaran su relación.

Quiso quedarse un rato más en el centro de la ciudad y pasear un poco para despejarse  la mente mirando las tiendas, esperando también encontrar un lindo detalle para la familia de su novio. Pensó que podría llevar un pastel para el postre, ya que a Nagisa le encantaba todo lo que fuera dulce y quizás a su familia también. Entró en una pastelería y de todos los deliciosos postres que se exhibían en el mostrador eligió un pastel de tres leches con algunas cerezas encima, después de pagar se dirigió a casa.

Mientras tanto en la residencia de la familia Hazuki había mucho movimiento. Nagisa estaba en su habitación terminando de arreglarse, la menor de sus hermanas miraba tranquilamente la televisión acostada en el sillón de la sala, la mayor ayudaba a su madre en la cocina y la tercera de las hermanas vivía en su propio apartamento y estaba por llegar al igual que el señor Hazuki  quien todavía no llegaba del trabajo. En ese momento se escuchó el timbre de la casa y a la chica que miraba la televisión le ordenaron abrir la puerta.

-¡Pero que molesto! Si se trata del novio de mi hermano ¿Por qué no viene el a abrirle la puerta?- se quejaba un poco molesta.

Por su parte Rei se encontraba nervioso, tanto que se había cambiado varias veces de ropa antes de salir de su casa pero finalmente se había decidido por una camisa azul oscuro y unos pantalones de vestir blancos que hacían juego con sus zapatos. Sus manos temblaban un poco, una de ellas sostenía el pastel y la otra un ramo de flores.  Cuando al fin se abrió la puerta de la casa se encontró con una joven muy parecida a Nagisa: Tenía todo su rubio cabello amontonado en una coleta alta y algo corta con algunos mechones que sobre salían por los lados  que le hacían parecer como si no se hubiera peinado desde hace horas, ella lucía una vestimenta simple que consistía en una blusa morada y unos shorts de tela de jeans y se encontraba descalza, en verdad tenía un aspecto bastante relajado.

-¡Hola! Tu debes ser Rei chan- le saludó con una gran sonrisa dejándolo pasar –vaya… vaya… mi hermano si que tiene buen gusto- dijo riendo un poco mientras miraba al chico de arriba hacia abajo y el no pudo evitar sonrojarse –no te quedes ahí ven a sentarte… Esas flores son muy lindas… e incluso trajiste pastel ¡Que bien!– dijo ella sonriendo tomando ambas cosas mientras Rei no había tenido tiempo si quiera de decir una palabra ya que ella hablaba demasiado –Oh perdón, no me he presentado, mi nombre es Sakura- dijo con una sonrisa

-Es un gusto conocerte- dijo finalmente el peliazul correspondiendo aquella sonrisa

-Sakura chan ¿Puedes porfavor…? ¡Oh! Veo que ya ha llegado nuestro invitado de honor- dijo otra chica con una dulce sonrisa, era idéntica a su hermana solo que con diferente estilo, ella lucía un hermoso vestido blanco con flores de tonalidades rojas, amarillas y rosas, su cabello era rubio y largo con unas ligeras ondas, una cinta roja colocada a modo de diadema resaltaba con un moño hacia el lado izquierdo de su cabeza que adornaba su peinado y tenía puesto un delantal blanco sobre su vestido.

-Hola, yo soy Ayame- dijo la otra chica amablemente  estrechando la mano del chico a modo de saludo –perdona si mi testaruda hermana te hizo pasar un mal rato- dijo indicándole a Sakura que llevase el pastel a la cocina y colocara la flores en agua.

-Descuida, no fue así- contesto el peliazul amablemente – ¿Ustedes son acaso hermanas gemelas? Porque en verdad se parecen mucho-

-Sí, desafortunadamente así es- dijo ella bromeando un poco –Y aun te falta conocer a nuestra hermana mayor- Rei se sorprendió un poco al escuchar aquello creyendo que Nagisa solamente tenía dos hermanas

-Nee… Aya chan… ¿No es lindo que finalmente nuestro hermanito este saliendo con alguien?  Yo sabía que tarde o temprano iba a salir del clóset- dijo la hermana sonriendo  - Y qué mejor que un nerd estudioso para ser su novio, esperemos que de esa manera Nagi chan pueda mejorar sus notas- Rei no pudo evitar sonrojarse ante todo aquello.

-Si y se nota lo atlético que es- dijo ella acercándose al chico –pero mira que brazos tan fuertes tiene- dijo mientras palpaba los brazos del peliazul quien ahora comprendía porque Nagisa decía que sus hermanas lo volvían loco, nunca se imaginó que resultaran ser fujoshis.

 –Dime… ¿Si alguna vez nii chan y tu pelean saldrías conmigo?- Sakura no dejaba de “acosar” a su cuñado mientras Ayame trataba de hacer lo posible por alejar a su hermana queriendo acaparar toda la atención del chico.

-¡Basta! Ustedes dos locas ya déjenlo en paz- finalmente había bajado Nagisa al escuchar aquel alboroto de las dos -¿No tienen nada mejor que hacer que molestar a los demás?- ambas bajaron la mirada –De haber estado tu aquí para recibir a tu novio esto no habría sucedido- dijo Ayame llevándose a su hermana hacia la cocina para darles su espacio a los chicos.

-Perdona por haberte dejado solo con ellas, debiste haber pasado un mal rato- dijo el rubio sonriendo apenado.

-E… esta bien… lo bueno fue que apareciste en el momento indicado para terminar con aquella embarazosa escena-dijo Rei aun sonrojado y apenado por todo lo que habían dicho sus hermanas –me alegro de ser hijo único- dijo mientras ambos sonreían con complicidad para después el rubio mirar hacia ambos lados asegurándose que nadie los viera antes de besar dulcemente a su pareja

En ese momento llegó a casa el señor Hazuki acompañado de su hija mayor quien sostenía algunas bolsas del super y al escucharlos ambos chicos se separan en seguida bastante apenados, sobre todo Rei

-Ehhm… hola… usted debe ser el padre de Nagisa- dijo nerviosamente  el chico de anteojos saludando a su yerno  a lo que el hombre le mira fijamente como estudiándolo con la mirada antes de estrechar su mano –Mi nombre es Rei Ryugazaki… y es un placer conocerlo señor- continuó hablando después de haber tragado saliva, habiéndose sentido un poco incómodo ante el escudriño del señor Hazuki.

-Es un placer también para mí conocerle, joven Ryugazaki y me alegra que haya aceptado nuestra invitación a cenar ya que como padre es mi deber conocer a las personas que salen con mis hijos- dijo el señor Hazuki con diplomacia mostrándole una sincera sonrisa.

-Es un honor para mí el poder estar aquí con ustedes- contestó el chico devolviendo el gesto. Nagisa estaba contento de que finalmente Rei y su padre estuviesen interactuando. Después de aquello el señor Hazuki fue a dejar sus cosas del trabajo y se dirigió hacia la cocina a donde había ido su hija con las compras y saludó a su esposa  y a las gemelas.

-Disculpen… solo quiero decirles que la cena ya está lista- dijo apareciendo en la sala luego de varios minutos la madre de Nagisa y al verla Rei comprendió que a ella se le atribuía toda la belleza de su novio, ya que era el vivo retrato de su madre. Ella se notaba algunos años más joven que su esposo y poseía una hermosa cabellera rubia ondulada como la de Ayame, su sonrisa era tan dulce como la de Nagisa y en su mirar transmitía una gran ternura –Tu debes ser Rei, me alegra tanto que hayas venido- dijo  contenta acercándose al chico y abrazándolo –no entiendo porque nunca nos contaron nada sobre ti si se nota a simple vista lo buen chico que eres- en ese momento las tres hermanas se reunieron alrededor de él mirándole encantadas –Veo que ya conociste a mis hijas pero creo que aun te falta por conocer a mi hija mayor- dijo ella mientras la mayor de las hermanas se acercaba a estrechar la mano del chico, ella parecía más tranquila y formal, lo contrario a las escandalosas gemelas, tenía el mismo cabello castaño y liso de su padre y los ojos rosa oscuro de su madre.

-Mucho gusto- respondió tímidamente la chica al saludo –Mi nombre es Airi y espero que nos llevemos bien- ella se veía algo mayor, quizás ya habría terminado la universidad mientras que sus hermanas apenas la habían comenzado.

Durante la cena Rei era bombardeado por preguntas provenientes la mayoría por las curiosas gemelas. Él les había contado desde que pertenecía al club de atletismo hasta el momento en que conoció a Nagisa y se volvió parte del club de natación.

-¿Y qué piensa estudiar después de que termine la preparatoria, joven Ryugazaki?- preguntó el señor Hazuki

-Realmente me encanta la química y quisiera ser un gran científico, aunque también me gusta el deporte pero eso es para mí como un pasatiempo, lo que me apasiona en verdad es la ciencia y por eso quiero dedicar mi vida a ello-

-¿En serio? ¡Eso es genial!- exclamó Airi siendo que ella también era fanática de la ciencia –yo recientemente terminé mis estudios en biotecnología-

-¡Vaya! Eso es muy interesante señorita, quizás en un futuro me pueda usted contar más acerca de su experiencia- contestó Rei sonriendo.

-oye… aun no nos has dicho si mi hermano y tú ya lo hicieron- comentó Sakura  provocando que su madre la reprendiera y después un silencio incomodo se hizo presente en el comedor.

-Ehh…no.. aun no- dijo Rei bastante apenado al igual que el rubio, sintiéndose obligado a contestar ante la mirada sería del señor Hazuki.

-Cuando eso suceda quiero que por favor se protejan- dijo el señor Hazuki tomando un sorbo de té verde

-¡Papá!- Nagisa profirió un chillido estando incomodo por el hilo que tomaba aquella conversación.

El resto de la cena transcurrió tranquila y la madre de Nagisa pronto sirvió el postre: una porción del pastel que había llevado Rei para cada uno y a todos terminó gustándoles, sobre todo al rubio que pidió todavía más pastel. Pronto la cena concluyó y todos se fueron por su lado. Airi fue la primera en irse puesto que tenía que trabajar al día siguiente temprano por la mañana y le dijo a Rei que posteriormente le enviaría con su hermano algunos libros que le pudieran interesar.

Las gemelas subieron a su habitación mientras sus padres se quedaron platicando en el comedor haciendo sobremesa.

-Todo resultó bien ¿No es asi?- Rei y Nagisa conversaban sentados en el sillón de la sala.

-Sí, así es. Realmente me gustó mucho conocer a tu familia- dijo sonriendo el peliazul –me encantaría que después pudieras conocer tú también a mis padres-

-¡Eso sería maravilloso Rei chan!- dijo el rubio abrazando a su novio. Realmente sentían que ahora su relación iba más en serio. En ese momento Rei tomó al rubio por el mentón contemplando su sonrosado rostro por breves instantes.

-Sí que tienes la belleza de tu madre- dijo sonriendo dulcemente acariciando su mejilla

-Rei chan, harás que me sonroje- respondió el otro chico sonriendo de la misma forma

-En verdad me gusta mirarte cuando te sonrojas así, te hace ver más lindo de lo que ya eres- susurra suavemente  a pocos centímetros de sus finos y delicados labios para después besarlo profundamente sin importarle el hecho de ser sorprendidos por sus cuñadas o sus suegros.

-mhh…- el rubio corresponde el beso y rodea el cuello de su novio son sus brazos aferrándose más a su cuerpo, el beso dura lo suficiente como para que ambos perdieran el aliento y se separaran con la respiración agitada para después continuar abrazados perdidos en la mirada del otro.

-Sa… Sabes  Rei chan… tengo algo que quisiera darte- dijo el rubio con la respiración aun agitada a causa del beso, a lo que el peliazul solamente le mira sorprendido antes de dejarse llevar por Nagisa hacia su habitación ambos tomados de la mano.  Al llegar ahí el rubio cierra la puerta para impedir ser molestados por sus hermanas que seguramente ya estarían tras de la puerta queriendo escuchar todo lo que sucedía ahí dentro.

Rei se sentó sobre la cama mientras el rubio buscaba algo dentro del cajón de una mesita de noche  y sacó de ahí una pequeña  caja de regalo.

-Espero que realmente te guste Rei chan ¡realmente me siento muy feliz de que ya llevemos 6 meses saliendo! – dijo entregándole el regalo a lo que el otro chico se puso de pie en seguida y sonrió con ternura recibiendo el lindo detalle.

-Espero no hayas pensado que se me había olvidado – le contesto el tendiéndole otra cajita de regalo también a lo que Nagisa la aceptó emocionado.

-¡Oh, Rei chan! ¡Es precioso!- exclamó al notar una hermosa pulsera dorada con su inicial grabada en ella y también tenía un colgante en forma de pingüino. Rei se sorprendió de encontrar algo parecido también con su inicial y el dije en forma de mariposa, parecía que se hubiesen puesto de acuerdo para ir a comprar juntos los regalos pero no fue así, es por eso que resultó ser una gran sorpresa para ambos.

-Felices seis meses, amor- le susurró al oído a su rubio mientras le colocaba la pulsera en su muñeca.

-Lo mismo digo, cariño- le contestó el otro chico haciendo lo mismo. Acto seguido los dos se fundieron en un fogoso beso que duró varios minutos mientras Rei se acercaba lo bastante a Nagisa como para hacerlo retroceder hasta tropezar con la cama  y hacer que se recostara sobre ella colocándose encima de su novio. Cuando sus labios se separaron comenzó a besar ahora el cuello de su hermoso rubio provocándole un notorio sonrojo en sus mejillas de porcelana y le arrancó varios gemiditos.

-ahh… mhg…- Nagisa trataba de controlar sus gemidos para que su familia no pudiese escucharlos, cosa que no le era tan fácil puesto que su cuello siempre había sido su parte más sensible y eso Rei lo sabía bastante bien.

-¿Nervioso?- preguntó mientras acariciaba los dorados cabellos de su hermoso ángel, había deseado tanto estar así con Nagisa desde hace tiempo pero no quería presionarlo, deseaba que las cosas se dieran por si solas en el momento indicado y aquel momento era ese.

-La verdad no, he estado esperando esto desde hace tiempo- esas palabras fueron suficiente para que el peliazul volviera a besar a su adorado ángel con más pasión que la de hace un momento para después comenzar a quitar su camisa, el rubio se dejaba hacer sin despegar los labios de los de su novio y también le quitó su camisa mientras sus lenguas peleaban vorazmente. Rei lo volvió a recostar sobre la cama en la que estaban y le besó todo el pecho bajando también por su vientre cosa que hizo que el rubio se retorciera riendo sonrojado sintiendo cosquillas. Pronto el borde del pantalón fue un obstáculo para que el peliazul siguiera besando todo su delicado cuerpo y tras desabrochar la prenda se la quitó de un tirón dejándole solamente en bóxer. Había visto tantas veces a Nagisa solamente en traje de baño y ahora estaba ansioso de verlo tal como la naturaleza lo trajo al mundo, ya se había imaginado muchas  veces como sería e incluso ya lo había soñado antes. Así que fue directamente a su vientre para volver a repartir infinidad de besos ahí y al llegar al borde del bóxer tomó cuidadosamente este con sus dientes para después irlo bajando lentamente mirando expectante aquella  parte de su cuerpo no queriendo perder cada detalle sintiéndose como un niño cuando abre ilusionado un regalo la mañana de navidad.

Pronto el bóxer del rubio terminó tirado en el suelo de la habitación junto con la demás ropa. Rei se tomó su tiempo para admirar el perfecto y delicado cuerpo de su amante, era lo más hermoso que había visto en su vida.

-¿Sabes porque dejé que me convencieras de unirme al club de natación?- preguntó el peliazul de la nada.

-¿Por qué te gustaba la técnica de nado de Haru chan?-

-Bueno si, pero más que eso fue porque me encantaba este lindo cuerpo visto desde atrás- dijo sonriendo traviesamente acariciándole el trasero al rubio lo que hizo que sus mejillas se ruborizaran para después separarle las piernas  dejándole una hermosa vista de su intimidad y tras colocar una de sus piernas sobre su hombro comenzó a besar desde el tobillo, atravesando por toda la pierna y después besar el muslo hasta llegar a su entrepierna, todo aquello le causaba escalofríos al rubio  y se le erizaba la piel, pero el hecho de que luego de aquello su pareja comenzara ahora a besar su miembro le arrancaba algunos gemidos que difícilmente lograba contener mordiéndose los labios; en su mente maldecía el hecho de que su familia siguiera en la casa por lo que no podía gemir libremente.

Pronto el peliazul relamió sus labios y  tomó el miembro del chico metiéndolo en su boca lamiéndolo gustosamente. No le gustaban tanto los dulces como a su amado rubio pero en aquel momento se sentía como si estuviese lamiendo el más delicioso de todos los caramelos.

-mghh…-Nagisa hacía lo posible por contener sus gemidos pero no le resultaba tan fácil , sus labios comenzaban a ponerse bastante rojos de tanto que los mordía y acariciaba los cabellos azules de su novio mientras sentía como su erección crecía más y más dentro de aquella boca traviesa. De pronto Rei detuvo por breves instantes aquella labor y se lamió los dedos para después jugar con ellos en la virginal entrada de su amado rubio para después volver a engullir aquel miembro succionándolo con fuerza  y sus dedos se introdujeron  en aquella estrecha cavidad provocándole un gran jadeo. Al peliazul le encantaba ver las reacciones de su amante  y todo aquello le causaba una gran presión dentro de sus pantalones, ardía en deseos de hacerlo suyo pero aún le faltaba un poco a  Nagisa para estar listo. Metió un dedo más y comenzó a moverlos en el interior del chico haciéndole gemir más y más.

-Re… Rei chan…- solamente bastaron aquellas palabras para que el peliazul detuviera lo que se encontraba haciendo mientras el rubio le miraba con una mezcla de ternura y deseo en sus hermosos ojos color rosa oscuro y retrocedió un poco para quedar sentado sobre la cama como si estuviera en una especie de trance al mantener fija su mirada con la del otro chico.

El rubio se acercó a él y acaricio traviesamente su entre pierna por encima de la tela del pantalón y desabrochar este lentamente quitándoselo para después hacer lo mismo con el bóxer estando ahora ambos desnudos. De la nada Nagisa alargó su brazo, buscando algo en el cajón  de la mesita de noche donde al parecer guardaba de todo.

-Papá dijo que nos cuidemos- dijo coquetamente agitando lo que parecía ser el envoltorio de un condón y Rei se puso de todos colores al recordar aquellas palabras del señor Hazuki, todavía más apenado se sentía de recordar eso en aquel momento  en el que tenía a su dulce e “inocente” hijo  desnudo en la cama.

-Nagisa… kun- iba a decir algo pero calló de inmediato cuando vio como el rubio rasgaba el envoltorio del condón para después sujetarlo con sus dedos índice y pulgar de la punta y eliminar todo el aire que pudiera quedar ahí y colocarlo en la erección del otro chico para desenrrollarlo en todo el largo de esta hasta su base ante la mirada atónita de Rei –Tu… como es que…- realmente estaba sorprendido por la maestría con la que el rubio le había colocado el condón aun siendo inexperto en el tema del sexo, aunque por otro lado le excitaba el hecho de que Nagisa haya sido quien tomara la iniciativa.

-Eres realmente grande Rei chan- dijo el rubio sonriendo ladino.

-Y tu un pequeño pervertido… ¿Dónde aprendiste a hacer esas cosas? Acaso tu…- el otro chico lo silenció colocándole su dedo índice en los labios.

-Soy TU pequeño pervertido y punto- dicho esto le besó profundamente para después acomodarse entre sus piernas y quitó sus anteojos dejándolos a un lado sobre la mesita antes de tomar cuidadosamente aquel miembro por la base y dirigirlo hacia su entrada auto penetrándose lentamente provocando que ambos chicos gimieran.   Al rubio le costó un poco acostumbrarse a sentir a su pareja dentro de sí mismo y se quedó quieto un par de minutos aferrado completamente al peliazul.

-¿E… estas… bien?- pregunto sonrojado y a la vez un poco preocupado de que su rubio pueda haberse lastimado y le envolvió la cintura con su brazo mientras que con su otra mano acariciaba su mejilla y le tomó del mentón para después ambos perderse en la mirada del otro y fundirse en un fogoso beso, en ese momento comenzó a moverse sobre su amante mientras sus lenguas jugaban juntas en aquel profundo beso.  En un principio los movimientos de la cadera de Nagisa eran lentos pero después fueron tomando rapidez conforme los músculos de las entrañas y la pelvis del rubio se iban relajando. Rei  le daba unas fuertes embestidas cada vez que bajaba por su erección, cosa que les provocaba bastante placer a ambos.

No pasó mucho tiempo para que el peliazul levantara en vilo al chico y todavía estando dentro de él cayeran ambos sobre la cama ahora estando sobre su rubio quien no pudo evitar dejar salir un sonoro gemido al sentir aquel miembro adentrarse aún más en el por la caída tocando su punto dulce, aquel punto que cuando Rei lo tocaba lo volvía loco de placer y cuando este se dio cuenta de cómo la carita de su bello y angelical rubio se sonrojaba y como sus preciosos ojos rosáceos se humedecían un poco no dudó en volver a darle en aquel punto con su erección.

-Ahhh… Rei chan… siii… justo ahí es- gemía su adorado ángel sintiéndose a punto de llegar al orgasmo.

-Na… Nagisa…kun… te amo… tanto-  decía sonrojado entre jadeos  para luego tomar las piernas del otro chico y dejar descansar sus pies sobre sus hombros dando las últimas embestidas antes de correrse.

-Ahhhh…- gimieron los dos al unísono corriéndose ambos casi al mismo tiempo y quedándose  un momento abrazados con la respiración agitada. Ambos estaban agotados, sus cuerpos cubiertos de sudor y otros fluidos pero sobre todo felices o por lo menos el rubio si lo estaba porque parecía que Rei aún tenía un conflicto consigo mismo.

-Rei… Rei chan… ¿Te encuentras bien?- le preguntó el rubio agitándolo un poco por los hombros y este levantó su rostro lo suficiente para que sus ojos hicieran contacto visual con los de su novio, su mirar se notaba un poco triste  y serio-¿algo no te gustó?-  el peliazul no contestó y simplemente se levantó saliendo  del interior de su rubio para después con cuidado quitarse el condón y hacerle un nudo para después tirarlo.

-No… no es eso… de verdad que estoy muy contento de que lo hayamos hecho por primera vez, era algo que he venido deseando desde hace tiempo… es solo que… no sé si debimos haber esperado más tiempo antes de comenzar nuestra vida sexual, quizás debimos haberlo planeado mejor para que haya sido una ocasión más especial, además de que no creo que haya sido correcto de mi parte haberte tomado aquí en tu casa con tu familia ahí abajo en la sala- Nagisa lo escuchó un poco sorprendido.

-¿En verdad te preocupa mucho lo que digan los demás verdad?- sonrió con dulzura abrazándolo por la espalda y apoyando su mentón en el hombro de Rei –Eres un tontito…  esto es lo que normalmente hacen las parejas  que no es nada malo y para mí fue muy especial porque lo hice con la persona que más amo en el mundo- aquellas palabras fueron suficientes para que el peliazul se calmara.

-Te amo…- dijo robándole un corto y tierno beso al rubio –Eres el mejor novio del mundo ¿Lo sabías?-

-No baka, ese eres tu… y también te amo mi dulce Rei chan- susurró correspondiendo aquel besito  dulcemente–debe haber sido bastante duro para ti haberte preparado mentalmente para nuestra primera vez- dijo sonriendo ladino

-y tú se nota que te estuviste preparando desde hace mucho ¿verdad pequeño pervertido?- dijo Rei riendo lanzándolo hacía la cama para después acurrucarse a su lado cubriendo a ambos con la sabana

-Ya te dije que solamente soy TU pequeño pervertido- dijo con una sonrisa el rubio acurrucándose en el musculoso cuerpo de su novio y ambos se dejaron vencer por el sueño entrelazando ambos sus manos en las que cada uno tenía su brazalete.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero haya sido de su agrado :3


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