Hola… bueno, no sé cómo decir esto, iré al grano: me gustas. No… espera, puedo hacerlo mejor: Te quiero, Akashi. No, no, no… espera, ya casi lo tengo… Ya, bueno, aquí va: Te amo, Akashi. Así es, te amo, y mucho. ¿Sabes cómo lo sé? No, no lo sabes, de lo contrario ya estaríamos casados. En fin, yo sé que me gustas porqué… Espera, deja hago una lista.
¿Por qué sé que me gusta Akashi?
- Todo lo que veo me recuerda a ti. En serio, todo, no puedo ver un tazón de fresas y no pensar en ti.
- Todo el tiempo pienso en ti, todo el tiempo. En la ducha, en mi cuarto, en la escuela, en la calle, etc.
- Me pareces de lo más encantador, no sé, tu aire de príncipe me abruma pero me gusta.
- Si me dieran a elegir entre un tesoro, un yate o un Akashi, elegiría el Akashi.
- Nos parecemos y eso me agrada, aunque a su vez somos diferentes.
- Eres mi tipo, no preguntes, lo eres y punto.
- Me gusta estar contigo.
- Pensar en ti saliendo con alguien más hizo que destrozara una ventana (no preguntes).
- Me volviste celoso hasta de tu caballo.
- No dejo de soñar contigo (no preguntes sobre mis sueños).
- Cuando pienso en ti, y pienso en algo romántico, me sonrojo (no me culpes, es normal).
- Tu forma de ser, hablar y caminar me hace suspirar.
- Me pareces muy, muy, muy guapo… serías mejor modelo que Kise.
- Eres como príncipe salido de cuento y eso es atractivo.
Y bueno, no digo más, la lista no terminaría, pero me parece que fui conciso y puse lo importante.
Y hoy vengo a hacerte una propuesta: ¿serías mi princesa? ¿Mi dulcinea? ¿Mi Julieta? —lo siento, no es mi culpa que no encuentre protagonistas masculinos— O lo que quieras, se mi pareja, se mío, o al menos sal conmigo… Sé que lo tuyo es ser el líder, el que toma el control, y prometo que te dejaré tomarlo, pero quiero que tú te sientas amado, cuidado, procurado…
Akashi, ¿te parecería detestable si soy yo esta vez el que te salva? ¿Me dejarías tomar tu mano? Sería bello, sería muy bello poder tomar tu mano y ver el atardecer, ¿sabes por qué? Porque el atardecer me recordaría el brillo que hay en tus ojos. Quiero ser tu héroe, quiero ser el príncipe que llegue a salvarte del dragón en un blanco corcel, quiero hacerte sonreír y ver esa alegría tan genuina en ti. Sé que eres más de lo que aparentas, ¿puedes confiar en mí? ¿Puedes sonreír y decirme que está bien? Quiero ver tu sonrisa, quiero ver tus ojos llenos de brillo, quiero que las fanfarrias del amor suenen cuando pienses en mí.
Oh Akashi, ¿me habré vuelto loco entre tantos libros y malteadas? Me siento más cuerdo que nunca. Y… quiero que me perdones, sé que no soy expresivo, sé que soy frío y hasta cierto punto parezco indiferente, pero creo que si alguien puede comprenderme y ver a través de mí eres tú, a ti te lo muestro todo, y por eso ahora puedo sonreír y avanzar, porque en ti encontré la fuerza que buscan hasta el cansancio los caballeros de dorada armadura; y aunque parece que lo sabes todo, te diré, que gracias a ti soy lo que soy. ¿Crees que te guardo algún tipo de rencor?
No podemos volver atrás, ni reparar lo roto, pero podemos cuidar el mañana. Si juntos vamos todo estará bien, prometo que no me rendiré. Veré el mundo de colores mientras tú estés ahí para mí, pues en tus ojos veo el mundo, gracias a ti, lo que alguna vez creí gris ahora está lleno de vida, ¡el susurro del amor está tan cerca! ¿Puedes sentirlo? Haré que me creas, te ofreceré mi mano y entonces todo el dolor se irá, ¿sabes? Tengo una gran certeza ciega en que, si estoy contigo y tú conmigo, quizá el mundo se vuelva mejor. No rechacemos la felicidad, dejemos de vivir en el pasado y olvidemos nuestros errores, ¿no nos equivocamos todos de vez en cuando? Martirizarte por esos días pasados no es tan malo como dejar ir el hoy. Vivamos el hoy, esperemos el mañana y perdonemos el ayer.
Te escucharé tocar violín y te acompañaré de vuelta a casa, prometo no dejarte ir solo nunca más. Si algo te preocupa, prometo escuchar y, aun si a veces no estemos de acuerdo, prometo darte la razón la mayoría de las veces y también reprenderte cuando lo necesites. ¿Está bien? ¿Te gustaría? Para mí no habría mayor felicidad que, entre ensayo y error, descubrirte, descubrir a ese Akashi que quedó encerrado entre tristeza y miedo, entre dolor y desesperación. Yo, sé que sabes, crecí en una familia que me amó y cuidó con todo detalle y que tuve días fáciles, soleados y tranquilos donde poco a poco el destino me empujaba a concerté, por favor no te rías de mí, pero yo creo que es el destino. Suena poético, “el fantasma que se enamoró del emperador”, pero, poético o no, es la verdad y solo eso. Akashi, yo quiero hacer tus días y mis días igual de felices, quiero compartirlos, y así, aun si vivo solo años, un mes, o un día más, no me importará, pues estaré contigo, ¿no suena bonito? ¿No es la historia que todos buscamos en nuestra vida? Suena tan mágico encontrar a nuestra media naranja… y yo, te tengo a ti, ¿serías la otra mitad de mi naranja, manzana, fresa o lo que sea? Nada me haría más feliz.
Si pudiese hablar con tu madre, le diría, “Sra. Akashi, ¿me daría a su hijo? Lo haré muy feliz”… o algo así, probablemente el pánico me llenaría de nervios y terminaría hablando como un completo idiota, pero… ¡es que siempre soy un idiota cuando se trata de ti! Aunque a tu lado me siento en paz, tranquilo y seguro, cuando no estas y pienso en ti, me pongo como idiota, veo el mundo rosa, los arboles de cerezo parecen florecer aunque no sea temporada y, antes de darme cuenta, suspiro sin parar. Esa clase de increíbles emociones y sentimientos desatas en mí, Akashi, quiero amarte, quiero darte lo que nadie más, quiero estar ahí para ti y verte feliz.
Así que, déjame ser tu caballero, tu príncipe, déjame ser el que esta vez se sacrifique por amor y lo dé todo para salvar a su amado de la torre. Deja que yo lo haga, déjame hacer esto por ti, seré yo quien de todo, quien pelee con dragones, hechiceros y monstruos con tal de protegerte… yo quiero ser tu apoyo, quien te proteja, o al menos…. Quien te haga sonreír en tus días difíciles, quiero ser tu único y exclusivo hombro para llorar; Sí, puedes llorar en mi hombro si quieres, puedes confiar en que yo secaré tus lágrimas y que aceptaré todo de ti. ¡Lo prometo! No solo acepto al Akashi amable, sonriente, inteligente y capaz, también acepto al necio, mandón y temperamental. Acepto todo, lo prometo, ¿podrías aceptar a este cabeza hueca? Nada me haría más feliz. Y yo renunciaría a todo por ti, todo.
No quiero temer, no pienso temer, no cuando tu estas a mi lado. Sé que la opinión social es difícil, sé que vienes de una familia muy importante y que probablemente tu padre intentaría mandarme a dormir con los peces, no sé si nuestros amigos vayan a aceptarlo, o si alguna vez lograremos estar junto y en paz, puede que sea difícil. No puedo asegurarte que jamás habrá días difíciles, grises o terribles, nunca se sabe, pero puedo asegurar que intentaré estar ahí para que, aun si es el peor de tu vida, no luzca como algo tan malo. Sé que no podemos tener hijos, sé que sería hermoso tener una gran familia pero, ¿no son nuestros amigos ya de por si una gran familia? Por tener tu corazón, no me importaría no tener una familia convencional, tú y yo nunca hemos sido muy normales después de todo. Yo seré tu familia, si quieres me pondré un mandil y aprenderé a cocinar (aunque será demasiado vergonzoso, por favor no me hagas hacerlo) para que así sientas como en casa. Quiero que cuando pienses en mí, piensen en un hogar, que me veas como tu familia, como tu mejor amigo, tu compañero y más que nada, que me veas como lo que realmente soy: la persona que más te ama.
No sé cómo llevar una relación de este tipo, no sé cómo manejar esta clase de situaciones y jamás me imaginé que me enamoraría de un chico, sin embargo, tampoco es que necesite entender muchas cosas, ¿tú sabes qué hacer? No te angusties si no lo sabes, lo descubriremos, ¿no te parece que el simple hecho de amanecer para vivir otro día es un milagro? Quiero que aprovechemos ese milagro aun si no haya venido con un instructivo…
Así que…
Bueno, creo que te has dado una idea.
¿Me dejarías, pues, tomar tu mano, ser tu príncipe y dejarme amarte?
Atte. Kuroko Tetsuya.
…
—Tetsuya… eres tan…
Akashi soltó la carta que había llegado a su buzón aquella mañana, ¿Quién demonios hacía eso hoy en día? Bueno, no hubiese sido muy normal ver eso en un mensaje electrónico o en su celular… pero de igual forma, ¿se le habría ido la mano con los libros de románticos empedernidos? Fuera lo que fuese, algo era seguro, el sonrojo no se le iría en un buen rato. Se miró en el espejo, estaba rojo como tomate y la sonrisa se pintaba por si sola en sus labios, ¿Cómo iba a salir a la calle con semejante expresión de idiota enamorado? La verdad, esa carta, le había flechado, no… le había tirado una bomba tipo vietnamita de puro amor y ternura.
—Como si pudiera decirte que no luego de esta carta… eres un tramposo, Tetsuya —masculló Akashi para luego tomar su celular—. Ganaste esta vez…