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Feliz cumpleaños, Atsushi por MemeDrogasLocas

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Notas del fanfic:

<3 Lo hice nomás porque dije "Aws, sería lindo hacer MuraAka para celebrar el cumpleaños de Atsushi" <3

Es pequeño, cortito pero dulce(?)

Notas del capitulo:

>u< Otp <3 

Akashi observó el reloj, 7:30 am, muy temprano para un viernes, pero era justo y necesario despertarse a esa hora, ¿Por qué? Porque a pesar de que su querido gigante era todo un perezoso, también era constante y muy goloso, siempre se levantaba a las ocho y media, sin falta, para poder comerse un enorme desayuno y después irse a estudiar. Atsushi adoraba preparar el desayuno para ambos, siempre hacía ricos panqueques, muy a lo gringo, como le había enseñado su amigo Muro-chin, o desayunos mis tradicionales para complacer los gustos de su pelirrojo amante. Akashi no tenía problemas para levantarse temprano, mas no era tan fácil hacerlo cuando en la noche anterior cierto hombre sin escrúpulos lo dejaba totalmente exhausto como para que levantarse a la mañana siguiente resultara un martirio, más aun cuando lo hacían entre semana y Akashi tenía que irse a la universidad, aunque, si debía ser sincero, valía la pena. Esta vez, por fortuna de Akashi, fue diferente. La noche anterior no habían hecho nada, solo habían cenado juntos, charlado y luego cada uno se había dedicado a hacer sus deberes escolares (Atsushi, claro está, lo hizo un poco más a regañadientes). Así pues, tomando en cuenta que día era, el pelirrojo había preparado de antemano algo muy especial.

Akashi cocinó unos panqueques repletos de crema batida y fresas, chocolate caliente, tostadas, waffles, mermeladas, huevos estrellados, cereal y algo de jugo y fruta para equilibrar un poco el exceso de dulces. Supo que el olor despertaría pronto a su novio que roncaba tranquilamente en la cama que los dos compartían desde hace tiempo.

«Ya son seis años… ¿eh? Vaya, parece que fuera ayer cuando nos vimos por primera vez. No pensé que las cosas terminarían así. Y hoy, hoy es su cumpleaños, el cumpleaños de mi chico especial, el más problemático y flojo de todos pero también mi tierno novio glotón lleno de cariño… ¡Espero que le guste el desayuno! Siento que he perdido la practica desde que él siempre cocina…», decía Akashi para sí mismo mientras colocaba unas flores del jardín en un florero que servía como centro de mesa. ¡Qué adorable y pintoresca lucía aquella escena! La mesa del desayunador de la cocina llena de comida, flores, la luz del sol iluminando un nuevo día y el amor de pareja bañando el aire.

—¿Hm? ¿Aka-chin? —Se escuchó desde el segundo piso—. Tomaré una ducha, bajo enseguida.

—Está bien, las toallas limpias están donde siempre, y no olvides que el jabón se acabó, el nuevo está en la repisa —exclamó Akashi desde la cocina para escuchar respuestas aflojeradas pero afirmativas del gigante de cabello lila. El menor sonrió, estaba tan contento, después de todo ese día era especial, bueno, todos los días lucían especiales y agradables al lado de su novio pero, ese día, ese preciso día, era extra especial, súper especial. Era el día en que su persona destinada había nacido y abierto sus ojos por primera vez en el mundo. “Me dan ganas de llamar a la mamá de Atsushi y decirle, ‘gracias por dar a luz a su hijo, no sabe cuánto agradezco su esfuerzo’ pero creo que no sería prudente”, pensó.

Atsushi desde la ducha ya percibía el olor a comida, su estómago no tardó en entonar una queja sonora. El gigante sonrió ampliamente, como todo chico adoraba ser consentido por su pareja, además su querido Aka-chin no se quedaba atrás en cuanto a habilidades culinarias respecta. Atsushi sintió que era un buen día, sería un gran día, de hecho, ¿por qué no pasar un día especial con su novio? No tenía casi clases programadas y no le importaba faltar un día, fugarse sonaba divertido, le pesaba la idea de irse todo el día a la escuela, ¡no! Se quedaría con su Aka-chin, sin lugar a dudas.

En cuestión de minutos el grandulón con cabello mojado, ropa limpia, menos sueño y más hambre, bajaba las escaleras guiándose por el delicioso aroma. Entró en la cocina y se topó con la mejor imagen que podría apreciar en la mañana, su pequeño novio, que pese a su edad seguía teniendo una estatura baja, pelirrojo y hermoso, con su ropa entallada y moderna, usando unas pantuflas blancas y, monamente, para no manchar su ropa, usaba también el delantal de cocina que usaba Atsushi, le quedaba grande y era negro, decía “bese al cocinero”, pero le quedaba adorable. Murasakibara abrazó a su pareja por la espalda, le rodeó con sus brazos, el calor de un cuerpo amado y ajeno le invadió, sonrió ampliamente con gusto, suspiró enamorado.

—Buenos días, Aka-chin~ —Atsushi besó su mejilla y le soltó, luego observó las delicias que le aguardaban en la mesa, su sonrisa se ensanchó con ternura— ¿A qué se debe la agradable sorpresa, Aka-chin?

—¿Qué? ¿Cómo que a qué se debe? Hoy es tu cumpleaños…—respondió Akashi, incrédulo, alzando su ceja, se veía adorable.

—¿Lo es? Hm… lo olvidé, con razón sentía que hoy era un día demasiado especial.

—¿Y no intuiste que hoy era tu cumpleaños a pesar de que hace una semana te pregunté sobre que deseabas hacer hoy? —Akashi parecía anonadado, ¿es que ese grandulón olvidaba todo? Bueno, así le quería, no había problema.

—No, solo sé que hoy me desperté con ganas de comerte a besos, Aka-chin —comentó el mayor y luego le robó un tierno roce de labios a su pareja, Akashi dejó que le besara sin protestar e incluso le regresó el beso.

—Primero come tu desayuno, feliz cumpleaños Atsushi.

—Sabes, hoy deberíamos celebrar ambos.

—¿Por qué?

—Porque hoy es mi cumpleaños pero también es tu no-cumpleaños, ¿qué me dices si hoy nos portamos un poco mal y nos fugamos para pasar el día, juntos? —Atsushi suplicó con la mirada, sonrió de corazón y habló bajito como si su gran plan fuese un secreto ultra recontra archí requeté confidencial. El pelirrojo suspiró, ¿Cómo decirle que no? Aunque no siempre le solventaba los caprichos a Atsushi, esta vez no parecía mala idea ceder, además, ¿qué tiene de bueno irse a clases, a sabiendas de que una falta no ocasionaría el apocalipsis, justo en el día que tu novio cumple años?

—¿Mi no-cumpleaños? Bueno… entonces debemos celebrar los dos, ¿A dónde te apetece ir?

—¿Podemos ir a un parque de diversiones, de esos a donde van las parejas?

—Sí, eso sería en la tarde y ya en la noche podemos comprar una gran tarta para ambos. ¿No quieres una fiesta o algo? La verdad no lo pensé, pero, quizá quieras hacer una fiesta e invitar a nuestros amigos, no sé, tú dime que quieres.

Atsushi tomó asiento, le dio un trago al jugo y comió la fruta que era lo que Akashi siempre le recomendaba comer primero, pensó un poco.

—Creo que podemos hacer la fiesta mañana, es sábado y será más fácil así, además prefiero pasar el día contigo, Aka-chin, eres mi acompañante VIP —contestó seguro, con alegría infantil en su voz pero también con una seguridad romántica irresistible.

—Está bien, ¿y antes de eso?

—¿Podemos quedarnos aquí hasta que llegue la hora de comer y luego salir a comer a algún restaurante? Ya sabes, así no ensuciamos la cocina y eso, además sería genial salir, hemos estado algo atareados últimamente.

Akashi se acercó a besar la frente de Atsushi y también su mejilla, le miró a los ojos y aseguró nuevamente: —Haremos lo que quieras, es tu día.

—Nuestro día —se apresuró Murasakibara a corregir—…somos una pareja, como uno y es nuestro día.

—De acuerdo, nuestro día, pero tus decisiones tendrán preferencia, ¿ok?

—Ok~

El desayuno estuvo bueno, más que bueno, Atsushi devoró todo, no dejó ni una migaja. Akashi lavó la losa y aunque Atsushi insistió en ayudar no lo dejó, al final Murasakibara recogió la mesa y Akashi lavó todo. Luego fueron a la sala, ya eran las once, y como no tenían ganas de nada en particular se pusieron a ver algunas películas. Su mutua compañía era agradable, dulce, lo único que necesitaban en el mundo, ni siquiera hacía falta tener conversaciones muy elaboradas para saber que se la pasaban bien. Después de eso, cuando llegó el momento, salieron a comer, comieron en un restaurante italiano donde Atsushi se retacó de todo tipo de pastas, Atsushi insistió en compartir un espagueti como en las películas pero Akashi, cohibido, se negó pero a cambio le dio un beso con un ligero toque de salsa boloñesa en los labios. Luego de comer y saciarse, caminaron juntos hasta la estación, tomaron el metro y fueron a la zona donde el parque de diversiones se situaba. Ahí hicieron de todo. Compartieron algodones de azúcar, se subieron a la rueda de la fortuna, a muchas montañas rusa, fueron a esos juegos donde se ganan premios hasta quedar con los brazos repletos de peluches de toda clase y también se tomaron muchas fotos en la cabina de fotos que estaba cerca de un puesto de sodas. El día se fue en un suspiro, pasaron la tarde divertida riendo y hablando de cosillas muy tontas, ese fue de los días que ambos sabían no olvidarían en mucho tiempo. Al caer de la noche se quedaron para ver los fuegos artificiales juntos y luego regresaron a casa tomándose de la mano, solo engancharon su meñique pero eso fue más que suficiente.

—¿Te gusta este? —preguntó Akashi cuando llegaron a la pastelería, en el escaparate se lucía un pastel de chocolate con un hermoso decorado y encima decía “Feliz cumpleaños”.

—Me encanta, llevaremos este —dijo Atsushi y le dedicó una sonrisa amable a la señora de la pastelería, esta guardó el pastel y le agregó un lazo a la caja.

—Gracias por su compra, espero que el cumpleañero disfrute de su pastel.

—Agradecemos sus buenos deseos —dijo Akashi.

Luego la feliz pareja partió hasta su nido de amor.

Akashi apagó las luces y colocó las velas en el pastel. Sacó su cámara y tomó algunas fotos, se veía genial. Luego encendió las luces y tomó otras fotos.

—Feliz cumpleaños, Atsushi.

Atsushi tomó un poco de cubierta de pastel y la colocó en la mejilla de Akashi, lo besó y lo lamió, repitió el proceso pero con sus labios y ambos abrazándose se besaron sin prisa, con total entrega y cariño.

—Gracias por nacer en este mundo y por amarme, estoy feliz al poder celebrar tu cumpleaños a tu lado y decirte que… te quiero —confesó Akashi con gran ternura, sus mejillas ardieron levemente. Atsushi lo llenó de besos, lo abrazó y sujetando su cuerpo giró por todo el lugar, repetía el nombre de Akashi una y otra vez.

—Ningún dulce puede compararse contigo. ¡Aka-chin, no sabes cómo te amo! —gritó eufórico—… No tienes nada que agradecer, yo soy el que debe agradecer todo tu cariño, hoy ha sido el mejor día, y cada día es el mejor cuando estoy a tu lado… gracias.

—Pide un deseo —dijo Akashi observando las velitas.

—¿Un deseo? ¿Qué podría desear cuando te tengo a ti a mi lado?

—No sé, inténtalo, es tu deseo —Akashi le dedicó una sonrisa.

Atsushi sopló las velas y sonrió.

—Me pregunto si se cumplirá~ —comentó Atsushi

—¿Qué deseaste?

Atsushi se acercó y susurró —Hacer bebes con Aka-chin

La cara de Akashi se puso roja como tomate y simplemente guardó silencio. Sí, sería bueno si pudieran hacer bebes, pero eso era imposible.

—Por el momento ya somos familia —dijo Akashi.

Atsushi lo besó.

—Si~ Somos familia, y no hay nada mejor que festejar mi cumpleaños con la persona que mas amo, gracias Aka-chin.

—Feliz cumpleaños… Atsushi. 

Algo en él me vuelve loco, algo en él siempre me hizo sentir feliz. Él es parte de mi felicidad, de mi vida y algo que me hace decir "hoy vale la pena vivir".Mi precioso gigante, ¿Quién más podría ser mi caballero, mi pareja, mi media naranja, ese chiflado que me quiere y adora? Nadie, porqué él es único, es magnífico, es mi novio, mi pareja, mi confidente compañero. Tan único, tan él, tan mío...

Feliz cumpleaños Atsushi, cumplamos muchos años más y celebremos muchos más cumpleaños. 

Notas finales:

-w- fdskfhdjkfhsdjkfhsdj <3 Ains que bello sería si tuviesen babys xD pero no retemos a la naturaleza, al menos no en este fanfic LOL 

Espero les haya gustado, nos vemos. 


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