Quiero volver a tus brazos
-¿Estás bien, Dean?
-Mierda, Ro. Ya te lo dije… estoy bien. Ese idiota no va a poder conmigo.
-Uce, me preocupas. Eres mi hermano y no quiero verte caer otra vez por Seth.
Dean asintió varias veces con las palabras de su amigo. Román podía llegar a ser una mama gallina insoportable cuando se lo proponía. Unos cuantos consejos del hombre y Dean finalizó la llamada. Según la lista que había dejado la autoridad, esta noche lucharía contra Seth Rollins.
Su ex amante era un hijo de puta en toda la regla posible. Se jactaba de tener el cinturón mundial de peso pesado y ahora el de Estados Unidos que le había quitado a John Cena.
Fue a buscar unas cintas para su mano y en el vestuario general se encontraba varios de sus compañeros.
Barret se la pasaba hablando con Cody, mientras que este último se estaba pintando la cara para ser su personaje Stardust. The Lucha Dragons parecía tener una acalorada conversación con Prime Time Players y Los Matadores, seguramente para unir sus fuerzas y vencer a The New Day. Por el otro extremo, Luke Harper parecía estar oculto entre los bancos y su actitud extraña no sorprendía a nadie y mucho menos a Dean, quien le echo una mirada rápida antes de acercarse a hablar con Randy Orton.
Después de un tiempo, todos empezaron a marcharse cuando fueron llamados a enlistarse para el show. Dean decidió hacer lo mismo y antes de salir, se tropezó con la persona que le había cagado la vida y nublado su jucio: Seth.
—¿Qué mierda?—Dean trató de irse, pero el hombre siguió bloqueando la puerta—. ¿Qué carajo te pasa, idiota? déjame pasar.
—Dean… necesito hablar contigo—dijo Seth de manera abrupta.
Esto no podía ser cierto.
¿Qué bicho raro le había picado? hace tiempo que no se hablaban y esa noche era su reencuentro en el ring. Dean se dijo para sí mismo que no sucumbiría ante Rollins. El muy idiota había echo una elección. Su nueva vida era el lujo y el estrellato, siendo la mascota fiel de la autoridad.
—Oh... ¿en serio?—escupió sus palabras con amargura.
—Necesito que me escuches—la voz de Seth se oía diferente al sonido engreído de los últimos meses.
—¿Y luego qué?
Seth mordió sus labios y suspiró. Dean se maldijó por su debilidad. Rollins era su puta debilidad, después de todo. ¿Por qué no aprendía de sus errores? Solamente debía mandarlo al infierno y seguir su camino. Sin embargo, estaba a punto de darle una oportunidad.
—Está bien, princesa. Suéltalo que no tengo tiempo.
Los ojos marrones de su antiguo amante se iluminaron y su actitud se recupero un poco. Se veía nervioso y rascaba su barba con insistencia. Dean siguió sus movimientos y gimió internamente por su estupidez. Él sabía que no estaba bien. Nada entre ellos estaría bien. Jamás.
-Yo… te extraño, Dean.
-¿Sí?— resopló. Dean sacudió la cabeza y pensó que todo era una mentira.
-Si-susurró con suavidad.
-¿Cómo creerte, Seth? Destruiste al equipo. Nos destruiste. Teníamos algo más que un buen compañerismo. Te... te amaba- dijo con dolor.
-¿Amabas? ¿En pasado?—preguntó Seth con preocupación antes de correrse a un lado y dejar el espacio libre. Sus hombros se encontraban encorvados y Dean podía ver un leve temblor.
¿Podría ser? Después de meses… después de todo lo ocurrido.
-No me hagas esto. Tú te fuiste. Dijiste que no era nada para ti... en vivo, delante de millones de espectadores y televidentes. Jodida mierda, ¿Qué cambio?
-Me di cuenta que no puedo vivir sin ti. Me equivoque, Dean. Creí en las palabras de Hunter... creí que podía borrar nuestra unión... pero ya no es así.
¿Ahora? Quería gritarle Dean. ¿Acaso el hombre no se dio cuenta que su actual relación fue por su culpa?
—Yo pedí luchar contigo hoy. Quería probarme que estos sentimientos era una ilusion. Recuerdos que se irían con el tiempo. Yo...
—¿Qué?— ladró más que preguntar.
¿Qué diría?
—Sigo pensando en ti.
Dean recordaba su primer encuentro en FCW. Ellos eran niños. Principiantes con ansias de llegar al premio mayor y subir a las ligas grandes de la WWE como luchadores profesionales.
Esto no podía ser posible.
—Bien. será como tú quieres, niño bonito. Después del partido, encuéntrame en mi vestuario. Si esto es verdad... si dices la maldita verdad...— su voz se volvió débil y esquivo. Dios, no podia creer que estaba hablando de sentimientos en voz alta — entonces sabrás también mi respuesta.
…………………………
El partido terminó sin la victoria de ninguno, porque el legendario Sting reapareció para atormentar a Seth para su futura pelea por el cinturón de campeón.
Dean se paseaba nervioso de un lado a otro.
¿Perdonaría a Seth, después de todo? Se maldijo a sí mismo y deseo tener todas las respuestas a sus preguntas.
Estaba tan jodido en sus pensamientos que los golpes en la puerta lo sobresaltaron. Se mantuvo quieto por un momento, sopesando su dolor… su amor…
Si no era… sino era él, entonces no volvería a caer. Se salvaría de sus sentimientos.
Con sus manos temblando ligeramente, fue abrir.
Oh, carajo. Seth estaba parada allí. Todo era cierto y sintió que sus piernas podían flaquear ante esa revelación.
Seth entró y con decisión en su cara, inicio la charla.
-¿Me crees ahora?
Dean atinó asentir, un poco aturdido y feliz al mismo tiempo.
Ambos sonrieron torpemente.
-¿Y qué esperas, Sethie?- reclamó-. ¿Qué te envié un texto para que me beses?
Seth negó con la cabeza y cortó los pocos centímetros que los separaba. Agarro entre sus manos la cara de Dean y lo beso con todo el amor contenido que poseía. Salvaje, necesitado, tierno. Una mezcla de otros sentimientos.
Le quedaban muchas cosas por hablar, pero esto era un comienzo.