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Una nueva vida, una nueva oportunidad por Arawn87

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Notas del capitulo:

Segundo capítulo. Espero les guste, me he entretenido y relajado bastante escribiendo mi primera historia de este tipo.

Afrodita abrió los ojos lentamente, se había quedado dormido en su jardín junto a los rosales ¿qué hora sería? Vio que pasaba del mediodía y dio un suspiro de resignación, pues otra vez se había saltado el entrenamiento, pero no pudo evitarlo, el cansancio le ganó. Últimamente le costaba bastante conciliar el sueño y cada vez que lo lograba aparecían recuerdos de su infancia en el Santuario, cosa que lo irritaba profundamente, detestaba recordar lo estúpido que había sido al confiar en las promesas de Arles, lo único que consiguió fue que lo mataran una y otra vez de manera humillante. Se sentó con esfuerzo y miró el cielo, era otro lindo día de autoimpuesta reclusión, desde que volvió a la vida (¿por tercera vez?) se encerró en el templo de Piscis, apenas salía para los entrenamientos obligatorios y ahí sólo entrenaba con Death Mask, su único amigo y quien se recluía igual que él, cuando no estaba cada uno en su templo se hacían compañía mutuamente, a veces para hablar, a veces solo para sentir la compañía del otro, otras veces para beber hasta olvidar sus propios nombres, esto último por supuesto que lo hacían a escondidas, ya que siempre había existido “ley seca” en El Santuario, seguramente para evitar que los santos se emborracharan e hicieran algún espectáculo vergonzoso, ellos como Santo de Oro lo tenían especialmente prohibido, pues al ser de la elite debían “predicar con el ejemplo”. Afrodita no pudo evitar esbozar una sonrisa, no podía creer que a su edad aún tuviesen que esconderse para beber alcohol como lo hacían durante el reinado de Arles, se sentía como un adolescente.


A fin de cuentas daba igual, si los descubrían haciendo algo fuera de las normas tal vez el restituido Patriarca por fin se decidiría a echarlos de la orden, sería lo mejor que les podría pasar, ya que no podían largarse por voluntad propia. La deserción seguía siendo una condena a muerte, Shion se los había dejado más que claro hace dos meses, cuando tuvieron la mala ocurrencia (incitado por el imbécil de su amigo) de plantearle la posibilidad de abandonar la orden puesto que en tiempos de paz sus servicios ya no eran necesarios, y porque ya era hora que surgieran nuevos santos para ocupar sus lugares, una excusa por demás estúpida, pero fue lo único que se le ocurrió al ver la expresión de desconcierto y enojo que les puso el Patriarca cuando mencionaron sus intenciones. Afrodita no quería dar otro motivo para que los vieran como renegados, le bastaba con la reputación que se había hecho en el pasado.


El Santo de Piscis suspiró por tercera o cuarta vez en ese rato, pensando qué podía hacer para matar el aburrimiento, este enclaustramiento iba a terminar de enloquecerlo, pero ciertamente era mejor que enfrentar a sus compañeros, no quería ni pensaba hacerlo. No es que tuviese algo contra ellos (al menos no tanto como en el pasado), el problema era suyo, él siempre había sido un pez fuera del agua, nunca debió haber llegado a ese lugar, detestaba ese modo de vida, el tener que inclinarse ante el Patriarca y Atenea, y sobre todo el tener que seguir órdenes sin cuestionar, sentía que le robaban la voluntad, de verdad ¿en qué estaría pensando Shion cuando decidió que era buena idea llevarlo ahí? Pero había dicho que era decisión de las estrellas y que no tenía opción, malditas estrellas.


Lo peor de toda la situación era que los demás santos se había tomado demasiado en serio eso de “una nueva vida, una nueva oportunidad” y ahora todos se trababan como buenos amigos ¿se les olvidaba que hasta hace sólo unos meses estaban peleando y matándose entre sí? El problema era que incluso a Death Mask y a él los trataban así, como viejos camaradas, cuando con suerte se habían dirigido la palabra en el pasado, eso le chocaba. Al parecer sus sacrificios en el Muro de los Lamentos y su última batalla juntos en Asgard borró todo el resentimiento y desconfianza de sus compañeros (tal vez el hecho de salvarles la vida en el Yggdrasil también contribuyó a ese cambio de actitud), pero él no se sentía cómodo con eso ¿la razón? ¡¡Porque no se arrepentía de nada de lo que había hecho en el pasado!! El sabía que estaba mal, pero no se arrepentía, hizo lo que creía correcto y justo en ese momento. Por supuesto que, después de todo lo vivido, no volvería a hacer algo así, pero eso no servía de nada. Ni siquiera podía pedir disculpas a los demás dorados porque no serían sinceras ¿Cómo encarar entonces a la tropa de santurrones de sus compañeros cuando él aún mantenía esa mente retorcida? ¿Cómo encarar al hombre que fue injustamente acusado de traidor cuando él sabiendo de su inocencia nunca hizo nada por limpiar su nombre? ¿Cómo encarar al hermano menor de ese hombre que vivió años con el estigma y nunca le dijo la verdad? ¿Cómo encarar a Capricornio que se sentía orgulloso de ser el más leal Atenea sin saber que había estado a punto de matarla? ¿Cómo encarar a todos los que sufrieron por culpa de su silencio? ¿Cómo encarar a Saga de Géminis después de permitir que su personalidad maligna terminara por corroerlo? Simplemente no podía, se sentía avergonzado (sobre todo por el hecho de no arrepentirse) y volvíamos a lo mismo, su enclaustramiento para no tener que enfrentar la situación. Sin duda estaba actuando como un cobarde, pero no le importaba, pocas cosas le importaban a esas alturas ¿porqué no lo pudieron dejar muerto de una buena vez?


Su mente divagaba en esos pensamientos deprimentes cuando sintió una presencia entrando a su templo, no podía ser otro que Death Mask, pues era el único que le visitaba -y viceversa-, pero a medida que se acercaba a su jardín notó que el cosmos no pertenecía a su amigo ¿quién además de el guardián de Cáncer se atrevería a ingresar uno de sus lugares privados? Se puso de pie a toda prisa acomodando su ropa para ir donde el visitante. No pudo evitar hacer un gesto de sorpresa al ver al guardián de la primera casa parado frente a él con un pequeño paquete en su mano derecha, no logró distinguir qué era; Mü vestía su ropa de entrenamiento y lucía esa insoportable sonrisa amistosa en su rostro, cosa que lo hizo bufar internamente.


-  Buenos días Afrodita – dijo con voz serena pero alegre el de Aries.


-  Hola Aries – respondió con voz y expresión neutra, se había propuesto tratar a sus camaradas (a excepción de Death Mask) con la mayor formalidad posible, cosa de marcar la distancia entre ellos, por eso las pocas veces que les hablaba (solo para asuntos oficiales) jamás los llamaba por sus nombres.


Faltaste al entrenamiento – soltó de pronto el lemuriano ¿acaso le estaba reclamando? ¿qué se creía?


-  Si, lo noté. Me quedé dormido, no volverá a ocurrir – respondió secamente.


Se formó un ambiente de incómodo silencio, el cual rompió el de Aries manteniendo el tono sereno, pero ahora parecía un poco nervioso.


Pensé que podías estar enfermo, últimamente te he notado un poco pálido...por eso traje algunas infusiones que te ayudarán, son de mi China, me las trajo el Mestro Dokho – Mü le extendió el paquete y notó que efectivamente eran varias infusiones de distintas yerbas – son para distintos males...por ejemplo, gripe, dolor de estómago, úlceras, son bastante buenas, yo las tomo con frecuencia y siempre me ayudan a sentir mejor…


Afrodita escuchaba el monólogo de Mü con genuina curiosidad ¿desde cuándo era tan parlanchín? Según recordaba, su compañero era de los que no desperdiciaban más palabras de las necesarias, pero ahora lo tenía ahí parado en la puerta de su jardín dándole una charla magistral sobre ¿las distintas variaciones y propiedades del té? Se había perdido en alguna parte, la situación era hilarante y optó por cortarla de la manera más diplomática posible (después de todo su compañero se había tomado la molestia de subir 11 templos para traerle un presente).


–   Muchas gracias Aries – dijo finalmente Afrodita, tomando el paquete – tomaré las infusiones, estoy seguro de que me harán bien


–   ¿Entonces si estás enfermo?


–  No exactamente, sólo me he sentido un poco cansado estos días


–  Ya veo…


Viendo que el lemuriano ya no tenía más que decir comenzó a despedirlo con sutileza para volver a su encierro.


–  Bueno, si me disculpas debo ordenar algunas cosas aquí adentro… - dijo con la intención de dar media vuelta y retirarse (o huir), pero la voz de Mü lo detuvo.


–   Espera Afrodita, en realidad me gustaría hablar algo más contigo ¿puedo pasar? – le pidió el menor con una expresión repentinamente seria.


Decir que sintió inquietud era poco, sitió derechamente miedo de lo que ese “podemos hablar” podía significar, sobre todo viniendo de Mü, por lo que trato de evadir la situación de la mejor manera posible.


-  Mira, me encantaría pero de verdad tengo mucho que hacer ahora, tal vez en otra ocasión – mintió descaradamente para intentar retomar su huida, pero esta vez fue la mano del otro Santo lo que lo detuvo. Sintió como lo sujetaba firmemente del brazo antes de que pudiese entrar a su jardín.


-  Por favor, necesito decirte algo importante ahora, solo será un minuto. – le pidió mirándolo a los ojos, mientras mantenía su expresión seria.


-  Está bien, un minuto, habla – respondió cortante Afrodita cruzándose de brazos y haciendo un gesto de evidente molestia. Su diplomacia se fue al carajo, pero no le importó, no le gustaba que le obligaran a hacer cosas que no quería, y eso era precisamente lo que estaba haciendo Aries en ese momento.


Mü observó al de Piscis un instante antes de hablar. La verdad, tenía una pequeña e ingenua esperanza en que Afrodita lo invitara a entrar y pudiesen hablar tranquilamente en su jardín o su templo, tal vez compartiendo un té y pasando un rato agradable. Pero la actitud y expresión de su compañero le dio a entender que eso no ocurriría, así que decidió aprovechar esa instancia en que estaba a solas con él, aunque fuera un minuto, y dijo por fin algo que había intentado expresar desde que volvieron a la vida, pero que el encierro y aislamiento de Afrodita le había impedido realizar.


 

Notas finales:

Fin del segundo capítulo ¿qué les pareció? Por mi parte, seguiré escribiendo lo que me venga a la mente. Saludos a todos quienes se dieron el tiempo de leer.


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