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Y tú, ¿A que le temes? por Koi-chan

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Notas del fanfic:

Este fic se iba a subir a media noche pero por problemas que la autora tuvo, yo le hice el favor de subirlo. Se los agradeceria si pudieran leerlo a media noche ya que estas escrito para que quede perfecto a esa hora.

Notas del capitulo:

La autora Koi-chan se esforzo bastante en hacer un fic para este día, espero y le dejen varios Reviews y tambien me gustaria tanto como a ella que leyeran su nuevo fic You're my enemy...but, I LOVE YOU.

 

A leer.

ANTES DE EMPEZAR A LEER SERIA BUENO SI LO LEEN CON LA CANCIÓN "REQUIEM FOR A DREAM" AHORA SI, DISFRUTENLO.

 

 

-A este lado se encuentra el famoso Takanori Matsumoto, les pido el favor de no acercarse a su celda. Este chico de 16 años es más peligroso que cualquier preso.

-Oh Yuu, gracias por tú presentación- Me acerque a la reja y como pude metí mi cabeza entre los barrotes asustando a las personas que estaban cerca. Mi cara quedo un poco estirada y por consecuencia mis ojos parecían salirse, puse mi mejor sonrisa mostrando mis dientes amarillentos y, ¿Por qué no decirlo? De sangren también.

-Matsumoto, quieto- Me ordeno pensando que planeaba salir, pero no era mi idea, o no en este momento.

-Tranquilo Yuu, no planeo asustar a nuestros visitantes, no me tengas miedo.

-No te tengo miedo.

-¿A no? Entonces dime, ¿A que le temes?- Aquel guardia se quedo pálido y trago saliva como pudo, ya sabía lo que veía, siempre era lo mismo cada vez que alguien nuevo pasaba por mi celda, y es que me gusta darles mi propio recordatorio.

-Y tú- Un chico de cabello rubio una maldita venda en su rostro hablo, captando mi atención-¿A que le temes?

-Ohh que interesante, me atacas con mi propia pregunta, si quieres te lo diré, pero no te aseguro que salgas ileso de ella. Mira al guardia que esta a tu derecha, ¿Cuántas veces crees que ha escuchado mi historia? ¿Y cuántas veces crees que ha intentado suicidarse para dejar de soñar con ella? Ohh que divertido, yo le temo a la oscuridad.

-¿A la oscuridad?

-Así es, tan solo piénsalo, ¿Por qué todos de niños le tememos? ¿No crees que en realidad pueda haber algo allí? Se dice que hay seres inimaginables y abominables, y yo mi querido niño, he experimento lo que se oculta en las sombras.

-¿Y que se oculta?

-Qué curioso me saliste, pero eso lo tienes que experimentar por ti mismo, aunque no te lo aconsejo, mírame, acabe detrás de una reja con una camisa de fuerza después de aquella noche.

-La oscuridad no da miedo una vez que creces- Afirmo aquel chico con seguridad.

-Oh, ¿No te asusta?, Es mi temor más grande, tan solo imagínate, rodeado de aquel color negro, sin poder ver ni sentir nada, tus sentidos alertas ante cualquier sonido pero solo oyes tu propia respiración, ¿Pero seguro que es tuya? Estas como un cachorro indefenso sin saber que pasa a tu alrededor. De pronto sientes que ya no estás solo y lejos de aliviarte de inquietas y te asustas, te preguntas a ti mismo que podría ser o si tan solo es tu imaginación jugándote una broma, muy pesada por cierto. Suena un ruido y comienzas a sudar frio, levantas tus manos agitándolas y moviéndolas para encontrar en que apoyarte o tener la esperanza de al menos verlas, pero eso no pasa, es como si fuera una habitación vacía. Tienes la opción de caminar pero no lo haces, estas paralizado del miedo, cada vez te convences a ti mismo de que no estás solo y sea lo que sea que este allí contigo ya sabe de tu paradero. Al final decides moverte, pero para tu mala suerte tropiezas y caes al suelo, te lamentas el ser tan estúpido, ahora lo que este contigo te puede encontrar, te arrastras en el piso y retrocedes lentamente implorando y rogando que no te escuche. Para tu suerte encuentras la pared y te quedas recargado en ella. Empiezas a escuchar golpes, cada vez más cerca de ti, te tapas la boca para no gritar y no delatar tu posición aunque ya sabes que es inútil, mueres del miedo y ruegas porque la luz llegue. Sientes que te falta aire y tu corazón se quiere salir, huir es lo único que puedes pensar pero tu cuerpo no reacciona. Una mano se cierra entorno a tu cuello imposibilitándote aun más la tarde de respirar, el oxigeno empieza a hacer falta y tu vista se empieza a nublar, no intentas apartar aquella mano, sabes que es inútil hacerlo. La luz se enciende iluminado aquel cuarto y logras divisar a varias personas que te miran espantadas, pero ¿Por qué?, de pronto te das cuenta que dentro de aquel cuarto estas solo y tu mano entorno a tu cuello asfixiándote. Es a lo que más le temo, te das cuenta de que el único monstro en medio de la oscuridad es tu vil mente, y por culpa de ella estas atrapado en este manicomio. Pero estas convencido de que había alguien o algo más contigo esa noche…o no.

 

Aquel chico trago saliva dificultosamente mientras me miraba, a medida que contaba mi historia mi sonrisa se iba ensanchando cada vez más, Yuu cerró los ojos y se tapo los oídos, pobre, ha tenido que pasar por tanto a causa mía.

-Chicos vámonos- Una profesora hablo y se fue seguida por Yuu y los demás- Akira vamos- Aquel chico no había dicho palabra alguna. Se fue detrás de sus compañeros con la mirada fija en mi, hasta que se perdió de mi vista y yo de la suya al voltear en el final del pasillo.

 

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No podía dormir, aun sentía su mirada en mi persona y su sonrisa tan sádica mientras me relataba aquella historia. Ese chico realmente daba miedo, ¿Y porque sus dientes tenían sangre? Mire la lámpara a mi izquierda que seguía encendida, no acostumbraba a prenderla y mucho menos cuando voy a dormir, pero no quise apagarla esta vez.

-Vamos Akira, ¿No me digas que te dio miedo aquella historia? Ese tipo está loco, por eso esta allá- Me convencí a mi mismo pero algo no me dejaba creerme por completo. El teléfono sonó y dude en contestar, aquel sonido hacía eco en mi mente, eso sin contar que estoy solo en mi casa.

-¿Hola?- Al final agarre el teléfono esperándome lo peor.

-Oye chico, deberías apagar la lámpara-Su voz, su maldita voz retumbo en mis oídos.

-¿Cómo sabes que la lámpara está encendida?- Le pregunte con el corazón latiendo tan rápido que incluso podía escucharlo. Temía la respuesta, tenia que se encontrara a tan solo unos metros de mí.

-Apágala, y sabrás lo que es el verdadero terror.

-¿Qué quieres?

-¿A que le temes?-Le colgué al oír su pregunta. Cerré mi habitación con llave y las ventanas. El teléfono volvió a sonar y lo mire un buen rato, ¿Contestaría? Ni yo lo sabía, tenía miedo, nunca había experimentado tal terror en mi vida, ese chico, ese chico ¿Cómo podía transmitir tanto miedo?

-¡Ya déjame en paz!- El sonido repetitivo del teléfono me asustaba más de lo que ya estaba. Apenas conteste le grite.

-Oye tranquilo Akira, ¿Qué te pasa?

-Kouyou- Suspire tranquilo al saber que era mi viejo amigo- Kou, sé que es mucho pedir pero ¿Puedes venir?

-Hey, ¿Qué paso?

-Por favor, ven, no puedo más.

-Tranquilo, tranquilo, no llores. Iré lo más rápido que pueda.

-Gracias- Murmure apenas en un sollozo y esperanzado, estaba llorando del miedo. Apenas colgué me limpie las lagrimas y me acurruque en mi cama vigilando que no hubiera nadie, el silencio me asustaba, estaba nerviosos y deseaba que mi amigo llegara ya. De repente la luz del bombillo de la lámpara empezó a apagarse.

-No, no, no, no, no, ¡NO!- Estaba completamente oscuro y solo podía escuchar mi respiración. Kouyou, llega pronto, por favor. Si quieres te lo diré, pero no te aseguro que salgas ileso de ella, Recordé su palabras, su siniestras palabras que no se borraron de mi mente, Mira al guardia que esta a tu derecha, ¿Cuántas veces crees que ha escuchado mi historia? ¿Y cuántas veces crees que ha intentado suicidarse para dejar de soñar con ella? Joder, basta, ya basta no lo soporto. Golpearon en la ventana y me quede paralizado, Kouyou no era, el me hubiera gritado o lanzado una piedra, además, yo duermo en el tercer piso. Trague saliva intentando tranquilizarme, y convenciéndome de que era tan solo mi imaginación.

Empecé a escuchar pasos que provenían del pasillo y pude ver debajo de la puerta a lo que mi parecer era una linterna, después golpearon la puerta a lo que me quede pensando si era mi amigo, descarte la idea al recordar que la puerta principal tenía seguro. Siguieron golpeando la puerta con insistencia y me tape la boca para no gritar, te tapas la boca para no gritar y no delatar tu posición aunque ya sabes que es inútil, mueres del miedo y ruegas porque la luz llegue. Los golpes cesaron y abrí mis ojos, la poca luz que antes se distinguía detrás de la puerta ya no estaba, y cuando creí que todo había acabado la puerta se abrió de par en par y algo se lanzo sobre mí. Al intentar quitármelo caí al piso golpeándome con la mesa que estaba al lado haciendo que esta también se callera logrando así que la lámpara se rompiera y el teléfono callera descolgado emitiendo aquel ruido al que tanto miedo le tenía. Aquello que antes estaba sobre mí ahora estaba enfrente mío a una distancia considerable, dejaba ver sus dientes afilados y amarillentos con un poco de sangre, tenía una sonrisa y me miraba con sus ojos rojos.

 

Mi respiración era dificultosa, y tenía miedo, aquella cosa venia por mí, yo era su comida, podía notarlo en su forma de mirarme. Se relamió los labios al verme indefenso, y el tiempo se detuvo para mí.

-¡NOOOOO!- Se lanzo sobre mí y grite lo más fuerte que pude, Es a lo que más le temo, te das cuenta de que el único monstro en medio de la oscuridad es tu vil mente.

-Akira, cálmate soy yo- Abrí mis ojos y la luz estaba encendida, no había nada sobre mí. Kouyou me miraba asustado. Sin pensarlo dos veces lo abrace y me escondí en su pecho- Calma, calma, respira, todo está bien- Aun podía divisar aquellos ojos rojos y su forma de mirarme, jamás la olvidaría.

 

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Aquel chico se encontraba meciéndose en una de las esquinas con su camisa de fuerza y sus ojos desorbitados, estaba lejos de la realidad y parecía murmurar algo que era inaudible por su compañero de celda, este estaba golpeando la pared con su cabeza mientras pequeñas gotas salían de su frente, pues al no poder mover sus brazos debido a la camisa de fuerza que también tenía, solo podía hacer eso. Eran aproximadamente las tres de la mañana y los demás cuartos en aquel hospital estaban con la luz pagada, excepto por este que tenia a los dos individuos más peligrosos de todo el lugar.

-Oye Akira- El nombrado lo miro con sus ojos aun desorbitados y pálidos, ya no tenían aquel brillo que tuvieron la primera vez que vio a su pequeño compañero- ¿A que le temes?

 

Es a lo que más le temo, te das cuenta de que el único monstro en medio de la oscuridad es tu vil mente, y por culpa de ella estas atrapado en este manicomio. Pero estas convencido de que había alguien o algo más contigo esa noche…o no. Y tu querido lector, ¿A que le temes?

Notas finales:

Si, se que esta corto, pero por un pequeño accidente que tuvo no pudo hacerlo más largo.

Espero y les haya gustado. Les deseo yo y la autora un feliz Halloween.

Bye.


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