Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Por esos ojos grises por Sleepless Beauty

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hello, bonjour, hola, ciao, hallo, konichiwa, hodi, salve~

Espero que les guste el cap :3 

El oficial Alfred se encontraba patrullando las heladas calles de la ciudad mientras tomaba un poco de café para no enfriarse. Hasta ahora no había visto nada sospechoso, tal vez un par de jóvenes haciendo grafiti y esas cosas pero nada extremadamente malo. Su turno estaba a punto de terminar pero no por eso se lo iba a tomar con calma, si deseaba erradicar la delincuencia debía dedicarse al cien por cien a su tarea. Giró en una esquina para tomar el camino largo a la estación cuando lo vio, el muchacho castaño de la otra vez recogía una billetera y salía corriendo calle abajo, lo siguió pensando que se quedaría con su hallazgo, mas le sorprendió ver que le entregaba el objeto a un señor mayor que le sonrió y le agradeció. Alfred detuvo el auto y se acercó al joven que frotaba sus guantes para tener más calor. Edward levantó la vista y reconoció al hombre inmediatamente, lo que lo hizo voltear sobre sus pasos y dirigirse en la dirección de la que venía. Alfred soltó una risa amarga y lo siguió tomándolo por su muñeca tal vez con un poco de fuerza preocupándolo por el gemido que soltó el castaño, sin embargo, mirándolo bien, podía notar que estaba cubierto de vendas, parches y su rostro estaba hinchado. Ese pobre muchacho tan atractivo había sido reducido a un moretón enorme, quien sea que le haya hecho eso debió haber estado realmente colérico.

-          ¿Puede soltarme? – preguntó con una expresión de dolor deteniendo los pensamientos del oficial – Por favor, me está lastimando

 

-          O-oh discúlpame – lo dejó ir y el chico inmediatamente intento seguir caminando – ¡Oye! Bien podrías escucharme un minuto

 

-          No puedo, no quiero – respondió sin detenerse ni mirar atrás – Déjeme en paz si no es mucho pedir

 

-          Pero yo sólo quiero saber qué te ha pasado, ¿Quién te hizo eso? – Edward se paró por un momento asustado y luego apuró su paso – ¡Edward! ¡Necesitan atenderte esas heridas!

 

-          ¡Ya fueron atendidas! – gritó enojado volteando a ver al insistente policía – ¡Ahora déjeme solo!

 

-          No puedo dejarte solo así – contestó tomándolo por el hombro, esta vez con más delicadeza para no herirlo – Si quién te hizo esto vuelve a acercársete puede que sea peor

 

-          ¡No será peor! ¡Esto es nada! – se abrazó a sí mismo – Esto es nada… el dolor pasa…

 

-          Edward – vio cómo el chico se derrumbaba abrazándose a sí mismo  – ¿Qué es peor que este dolor según tú?

 

-          La soledad – lo miró a los ojos y volvió a caminar – El dolor no importa, el dolor pasa

 

-          Edward… – lo volvió a llamar mientras lo veía caminar repitiendo la última oración una y otra y otra vez, quería seguirlo, pero tal vez por el momento era mejor dejarlo ser

 

El castaño siguió caminando dando vueltas por cualquier calle que pudiera para asegurarse de que no lo estuviera persiguiendo, lo último que podría permitirse hacer sería poner en peligro a Miles, jamás se lo perdonaría si por su culpa él fuera atrapado por la policía. Sentía un frío maldito y conforme iban pasando las horas sólo se hacía peor. Por fin había terminado sus labores temprano y podría regresar a la comodidad del refugio pero por aquel policía ahora se encontraba vagando como un loco sin rumbo y sin destino en una de las noches más frías del año. Pasó por una máquina de café y fue tentado a comprar algo, usando un poco del cambio que había sacado del monedero del señor de antes (que dio gracias que el oficial no notó), pidió un chocolate caliente que usó para calentarse las manos, pero cuando el vaso de cartón rozó sus labios ya casi azules, alguien lo golpeó y el líquido hirviendo cayó sobre las vendas de su brazo, haciéndolo gritar de dolor, unas risas burlonas se escucharon y vio a Wayne y un par de sus amigos parados frente a él. Tomándose el brazo intentó retroceder pero uno de los gorilas lo tomó del cuello y lo levantó a la altura de su amo.

-          Hola, hola perrita – saludó como cantando cogiendo el rostro de Edward entre sus manos – Hace rato que no nos vemos ¿no es así?

 

-          ¿Qué quieres? – preguntó tratando de zafarse del agarre sin éxito alguno – ¡Suéltenme!

 

-          No tan rápido zorra – lo abofeteó, dejando una enorme marca roja en su pálido rostro – el otro día que casi haces que te encierren por ser tan estúpido, hiciste que nos confiscaran parte de nuestra formula, los polis están detrás de nosotros ahora ¿sabes? – hizo una seña y el sujeto que lo estaba cogiendo apretó más su agarre en su cuello – No entiendo cómo alguien tan inteligente como Miles puede seguir confiándole trabajos a putas como tú, que para lo único que son buenas es para abrir las piernas y servir a sus dueños

 

-          L-lo l-lamento per… – el amigo que estaba libre lo golpeó fuertemente en el estómago terminando de sacarle el poco aire que le quedaba, dejándolo casi inconsciente

 

-          ¡Nada de excusas perra! – gritó Wayne volviéndolo a golpear en el rostro – ¡Con eso no nos quitaras a los maderos de encima!

 

-          Déjalo de una vez, imbécil – ordenó Miles entrando en la escena, estaba bien vestido con un traje finísimo y el cabello acomodado para atrás, tan sólo con decir eso ambos gorilas se alejaron del muchacho que cayó al suelo a toser y tratar de recuperar el aliento - ¿Lo culpas a él de que tus hombres sean unos traidores?

 

-          ¿De qué hablas? – preguntó el narco acercándose al soberano de esa ciudad – ¿Qué estás diciendo de mi gente?

 

-          ¿Es que acaso no te enteraste? – movió la figura de Edward con el pie para comprobar que ya estaba inconsciente – Fue uno de los tuyos el que informó a la policía de que habría un negocio, le dio las instrucciones exactas y si no hubiera sido porque el oficial fue tan estúpido de equivocarse en la seña, mi muchacho ya estaría tras las rejas

 

-          No hay manera de que mis hombres hagan eso – contestó en negación – Sólo estás protegiendo a tu mascota

 

-          Si te das cuenta – levantó el polo del muchacho y mostró las cicatrices y vendas que le cubrían todo el abdomen y la espalda, Wayne lo miró horrorizado – Yo ya hice que pagara por su descuido, aquí nada se queda impune, “amigo”

 

-          Eres un desalmado, Kill – respondió sin más que decir

 

-          Puede que sí lo sea, pero porque lo soy las cosas funcionan como deben funcionar – levantó los hombros con soberbia y recogió el cuerpo inerte del castaño – Ahora, regresando a tu asunto de infidelidad, a quién debes estar buscando es a Hugo

 

-          ¿Hugo? – preguntó sorprendido y volteó rápidamente hacía sus secuaces – ¿Alguien sabe algo de él?

 

-          Lleva desaparecido desde poco antes del accidente – respondió uno de los acompañantes

 

-          ¡Búsquenlo ahora mismo! – gritó furioso – ¡Tráiganmelo ya!

 

-          ¡Lo que usted diga, señor! – ambos corrieron fuera de la escena

 

-          Ya terminaremos de ver esto pronto, Kill – anunció en traficante antes de empezar a caminar

 

-          Cuando tú quieras – arrojó a Edward sobre su hombro para ir a casa

 

Mientras tanto en la estación de policías, Alfred entró a dejar las llaves de la patrulla y a presentar los reportes respectivos antes de poder partir a casa. No tardó mucho en culminar sus labores así que colocó el papeleo en la oficina de su superior y cuando salía de esta fue que escuchó a dos de sus compañeros hablar del caso del otro día, el que involucraba a Edward, por lo que paró la oreja. Por lo que entendía habían confirmado que la droga era la que se estaba moviendo por toda la ciudad y que era el principal distribuidor de los clientes de Miles Kill, por lo que sabían perfectamente quién era el fabricante pero poder encontrar las pruebas correctas para inculparlo y que sea condenado culpable sería difícil. Como en cualquier ciudad consumida por el crimen organizado, comprar funcionarios, abogados, fiscales y jueces era pan comido y quien sea que se la jugara tratando de hacerlo caer estaría poniendo su cabeza en la guillotina en vez. Además creían que el joven que habían encontrado con los narcóticos era un burrier más entre los cientos que poseía ese “negocio”, y no sólo se encargaba de mover drogas, sino que también tenían la sospecha de que era parte de otros negocios comandados por el poderoso Kill. Oyendo esto, Rene se exaltó y estrelló unos archivadores contra su escritorio silenciando a los otros dos agentes y saliendo del lugar.

Mientras regresaba a su hogar, pensaba enojado en cómo podían ser capaces de culpar a un joven que se veía que estaba perdido en el mundo y que se había abandonado a sí mismo por culpa de unas bromas lanzadas al aire por ellos. No sólo eso, hoy había visto con sus propios ojos cómo ayudó a un anciano a recuperar su monedero mas no era la primera vez, desde que había sido puesto en libertad, múltiples veces lo había visto hacer obras buenas como esa, el clásico de ayudar ancianitas a cruzar la calle, a borrachos a no caerse y llegar a casa, a niños a encontrar a sus padres y otras cosas. El chico parecía realmente desinteresado de sí mismo y preocupado sobre manera en otros. O al menos eso era lo que pensaba Alfred, lo que en realidad hacía era su especialidad, conseguir dinero de la manera más disimulada posible. La verdad era, que Alfred sólo se estaba engañando a sí mismo, convenciéndose de que el muchacho era un pan de Dios, no podía aceptar que su corazón había sido robado por un ladrón. No él, el que había jurado devolver la paz a Ciudad Sunset no podría perdonarse a sí mismo por liberar a un delincuente. Pero él no esperaba que esto sólo fuera la cabeza de un monstruo enorme oculto bajo las sombras. 

Notas finales:

Ojalá y haya sido de su agrado honeys <3 

Espero amor y opiniones~

Besos ^3^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).