21 – Primera vez
Esa noche Shion no pudo dormir, recordaba el cálido contacto de la mano de Dohko. Era la primera vez en muchos años que recibía un gesto de afecto, su padre era parco con el contacto físico y sus otros parientes no solían visitarlos.
Los pálpitos de su corazón lo obligaron a levantarse y cruzar la puerta pequeña que separaba su habitación del cuartucho ajeno.
Dohko estaba profundamente dormido, y aún en sueños sonreía. Shion sintió su corazón caldearse y sus rodillas temblar ante la visión. En silencio se prometió a sí mismo hacer feliz a aquella criatura, pues era suya.
22 – Herida
Pasaron años alegres y sencillos, ambos muchachos iban creciendo entre sus obligaciones y algunas tardes de travesuras y juegos. Dohko aún realizaba sus actividades humildes de sirviente, pero también había aprendido de geografía, leyes, agricultura y todo aquello que Shion pudiera enseñarle.
Este se encontraba cada día más ocupado, aprendiendo a llevar la hacienda, pero platicaban todas las noches, luego de que Shion le diera alguna lección.
Dohko tenía una tarde libre a la semana, que empleaba para ir a ver a su madre. Uno de esos días el esclavo no regresó. Shion sintió una herida abrirse en su pecho.
23 – Captura
Hakurei estaba furioso, su hijo había sido especialmente pródigo con aquella ingrata criatura, quería movilizar a sus hombres de confianza y organizar la captura del fugitivo. Shion le rogó que esperara, quizá Dohko había tenido un contratiempo, un accidente… No podían saber la razón de su retraso, pero se negaba a creer que pudiera abandonarle así, sin despedirse siquiera.
La noche entera pasó y el esclavo no volvía. Shion decidió entonces salir a buscarlo él mismo. A mitad del camino lo vio venir. Dohko estaba lleno de lodo, tenía el cabello muy revuelto y los ojos hinchados de tanto llorar.
24 – Mentira
Shion saltó del caballo antes de que se detuviera. Corrió hacia él y le cogió los hombros.
–¡Dohko!, ¿estás bien?, ¿qué sucedió?
El esclavo no lo miró a los ojos, solamente sorbió su nariz y contestó.
–Nada…
Era evidente que aquello era una mentira, su voz estaba rota. Shion decidió no presionarlo, cogiéndolo de la mano caminó junto a él todo el camino de regreso, asustado y feliz, no sabía qué le había pasado a Dohko, pero estaba allí, no le había abandonado.
Al llegar a la hacienda Hakurei exigió una explicación. Llorando, Dohko explicó que su madre había muerto.
25 – Fracaso
Hakurei no le impuso castigo alguno, pero Dohko apenas se dio cuenta, estaba perdido en su propia desolación y aunque seguía trabajando diligentemente había perdido la sonrisa.
Shion estaba preocupado y furioso, se había prometido a sí mismo cuidar a Dohko, pero había fracasado, había cosas de las que no podía protegerlo. Quería sacarlo de aquel estado de melancolía y aturdimiento en el que estaba sumido y no sabía cómo. Lo escuchaba llorar todas las noches, apenas en un murmullo.
Finalmente una noche se levantó y fue a su lado, Dohko lo miró con desolación y Shion, inclinándose, lo besó.