Gray tembló levemente cuando escuchó un ruido, sin saber de donde provenía, ocultándose justo detrás de Natsu. Happy hizo lo mismo, sólo que se ocultó detrás del pelinegro, comenzando a tocar sus cabellos, revolviéndoselos, haciendo reír a Gray.
— Happy, me haces cosquillas. — Se comenzó a reír Gray. Happy sonrió antes de colocarse en la cabeza del mago de hielo.
— Happy, ¿Qué haces apoyándote en la cabeza de Gray? — Preguntó con molestia el dragon slayer.
— La cabeza de Gray es suave, más que la tuya. — Comentó con sinceridad. Gray sonrió suavemente.
— Happy, no digas eso o Natsu se pondrá celoso de que me prefieras a mi. — Bromeó el mago de pelo negro, haciendo a Natsu sacar la lengua descaradamente.
— Pero, ¿Cómo es posible que Natsu se ponga celoso de su propio novio? — Aquello hizo sonrojar a los dos chicos. Gray suspiró levemente al escuchar a Happy.
— Happy, era una broma. Natsu no estaría celoso de mi, ¿cierto? —
— Eso ni se pregunta, Gray es un miedica que le tiene miedo a los supuestos fantasmas de este pueblo. — Bromeó Natsu, haciendo a Gray sonrojarse un poco más.
— ¡I-Idiota! ¡Ni siquiera quería hacer esta misión y fuiste tú quien la pidió! ¡Dicen que aquí se comen el alma de la gente! — Recordó el mago de hielo, algo asustado. Happy tembló un poco, cogiéndose con más fuerza a la cabeza del pelinegro.
— Aye... Y encima Lucy, Wendy y Erza no han querido venir... Y entonces no ha venido Charle...— Gray sonrió de manera cálida.
— Bueno, así te echará de menos cuando vuelvas. — Comentó. Happy le miró entonces, bajando su cabeza para mirar a los ojos de Gray.
— ¿Cómo cuándo tú echaste de menos a Natsu cuándo se fue de misión él solo? — Preguntó, volviendo a sonrojar más a Gray. Natsu suspiró levemente.
— Pareces un fan de nuestra relación, Happy. — Bromeó. Gray se comenzó a reír levemente.
— Bueno, pero eso no es una mala cosa, ¿No? — Preguntó con una leve sonrisa. Natsu se encogió de hombros.
— Supongo...— Susurró. — Bueno, vamos a separarnos a buscar a esos fantasmas. Antes de las doce de la noche tendremos que reunirnos en el hostal, ya que se supone que aparecen cazadores de alma a esas horas. — Explicó con toda la tranquilidad del mundo. Gray y Happy se asustaron más.— Honestamente... ¿Cómo podéis ser tan miedicas? — Preguntó, antes de marcharse. Gray suspiró levemente asustado, mientras Happy seguía sobre su cabeza.
Comenzaron a andar durante dos horas, intentando buscar pistas sobre ese supuesto pueblo fantasma, pero nadie quería hablar, ni tampoco se veía nada extraño. De pronto, escucharon un ruido y los dos se sobresaltaron, asustados.
— ¿Por qué Natsu ha decidido separarse? Era mejor ir todos juntos... — Comentó Happy algo tembloroso.
— Ya sabes que Natsu es un cabezón, y si ha decidido eso no va a cambiar su decisión. — Explicó el mago de hielo entre suspiros. Happy se encogió de hombros levemente.
— A veces creo que le perdonas demasiadas a Natsu. —
— Pero... Pero Natsu a veces también hace muchas cosas por mi, ¿sabes? —
— ¿Ah si? ¿Cómo qué? — Curioseó el gato azul. Gray se quedó en silencio, pensando en su relación de año y medio con el dragon slayer.
Natsu ni siquiera había querido decirle nada al gremio, sólo lo sabía Happy por obvias razones. Tampoco se mostraba cariñoso como al principio. Ni siquiera sabía si la palabra 'novios' les quedaba demasiado grande. Por alguna razón, aquel pensamiento hizo a su corazón encogerse. Happy entonces se arrepintió de hacer esa pregunta.
— ¿y si volvemos al hostal ya? Son casi las once y media... —
— Sí... Será lo mejor...—
Natsu Dragneel volvió al hostal él solo, después de no haber encontrado nada. Él suspiró pesadamente, la recompensa de encontrar a los supuestos fantasmas y cazadores de alma era muy jugosa, pero realmente la misión en sí era una mierda. Lo único bueno había sido que al estar Gray y él solos (ya que Happy entendía que querían intimidad) era que podían tener actividades sexuales cuando quisieran, como habían hecho por la mañana.
Abrió la puerta de su habitación y se encontró con una chica arreglando las camas que Natsu catalogó al momento de belleza.
— Oh... Lo siento, estaba acabando de arreglar vuestra habitación, Natsu-san. — Comentó con una sonrisa.
— Vaya, hasta conoces el nombre de tus clientes.— Susurró Natsu con una sonrisa sexy. La chica sonrió más, acercándose al dragon slayer.
— Es raro no saber el nombre de un chico guapo y fuerte como tú...— Murmuró, comenzando a no dejar espacio entre ella y el chico. Natsu sonrió más.
— Cualquiera diría que estás ligando conmigo...—
— Bueno, eso puede ser. — Murmuró, besando ligeramente los besos del dragon slayer, quien no hizo nada para evitarlo, si no más bien fue al contrario, se abalanzó sobre ella, pasando sus manos por debajo de la camiseta, haciendo una suave caricia, apretando uno de los pechos suaves de la chica, haciéndole sonrojar. — Natsu-san... No quiero meterme en tu vida, pero... Ese chico de pelo negro que vino contigo...— Susurró sonrojada, al sentir los besos del dragon slayer por sus labios.
— ¿Gray...? No pasa nada...— Murmuró mientras continuaba sus caricias.
— Pero... Os escuché ayer...— Natsu sonrió en ese momento, perdido en el placer.
— Él no es mi novio ni nada en especial...— Murmuró. — ... Sólo es una perra a la que me follo cuando quiero. —
Entonces, de pronto, se escuchó un ruido de alguien salir corriendo, llamando la atención del chico y la chica, separándose. La puerta se abrió de golpe, mostrando a un Happy con sus ojos llorosos.
— ¿¡Cómo has podido decir eso de Gray!? — Preguntó exaltado. Natsu suspiró.
— Cálmate, Happy...—
— ¡Eres despreciable, Natsu! — Gritó, antes de salir corriendo.
El mago de hielo siguió corriendo mientras las lágrimas caían sin cesar.
Él no es mi novio ni nada en especial...
Sólo es una perra a la que me follo cuando quiero.
¿Era eso?
Él... ¿Él realmente sólo era alguien a quién follarse? ¿Ni siquiera un compañero o un amigo?
¿Sólo... Una perra?
Siguió corriendo sin rumbo fijo, con la única intención de desaparecer, pero entonces, chocó con alguien, cayendo al suelo.
Y de pronto sintió que no se podía mover.
Con la poca visión que tenía debido a las lágrimas que aún caían, levantó la mirada. Y entonces, lo vio. Vio a un hombre... Que no parecía estar vivo y por algún motivo hizo que un escalofrío recorriera su espalda.
El hombre le miró con una sonrisa, antes de agacharse a su altura.
— Tu alma... Ya es mía.—
Y Gray supo que ese hombre no mentía.