El brujo sonrió, mientras acariciaba los desordenados cabellos negro del mago. Había tenido suerte, normalmente nunca encontraba un alma de tanto valor, pero esta realmente había merecido la pena. Se había quedado con las ganas de llevarse también el alma del chico de pelo rosado, pero no hubiera podido transportar los dos cuerpos.
Por un momento colocó una mano en su barbilla, elevándola, y pudo ver los ojos sin vida del mago, haciéndole sonreír un poco más.
— Ha sido tan fácil extraer tu alma... En serio... ¿Cuánto dolor tendrías en tu interior como para dejar que te robara el alma sin tan siquiera luchar? — Preguntó, mientras tocaba incluso con cariño la nariz del chico. — Bueno... No es importante. No es como si me pudieras contestar, de todos modos. — Bromeó, mientras salía de la celda dónde había puesto al mago. El gato molesto, por su parte, estaba dónde le tocaba, en una jaula de gatos. De pronto, habló uno de sus guardias.
— ¿No va a ponerle cadenas anti-magia, señor? — Curioseó, algo preocupado. El hombre sonrió.
— No es necesario. Ese chico no se va a mover, está completamente bajo mi control. —
Los guardias se miraron entre ellos, suponían que su señor tenía razón. Además, realmente el nuevo preso parecía más débil que los otros presos que aún habían intentado huir en un principio. Este ni siquiera contestaba, ni siquiera miraba a nada, le había quitado hasta la última gota de su alma. Bajaron sus cabezas, sintiendo hasta piedad por el pobre chico.
Natsu Dragneel se quedó totalmente de piedra. No conocían a ningún Gray. No conocían a ningún Gray. ¿¡Cómo que no conocían al bastardo de hielo!?
— Natsu... Cálmate, te va a dar un ataque. — Intentó relajarle Mirajane, y en ese momento el mago de fuego se dio cuenta que estaba respirando de manera agitada, demasiado agitada. — ¿Quién es ese Gray? —
— E-Es un mago de hielo de Fairy Tail. ¡Él está en el equipo más fuerte! — Intentó hacerles recordar y a la vez arreglar su respiración. Todos volvieron a mirarse entre sí y volvieron a negar. Incluso Juvia negó con su cabeza. ¿Qué estaba pasando?
— Natsu... Has mencionado que le han robado el alma a ese tal Gray, ¿No? — Comenzó Levy hablar. Natsu asintió, aún un poco asustado de sus compañeros. Levy entonces medio sonrió. — Por lo que he leído en libros antiguos, cuando los cazadores de alma se comen un alma, los recuerdos de esa persona desaparecen de la mente de todos, para que nadie vaya a buscarlos. Si recuperas su alma, todos volveremos a tener sus recuerdos. — Explicó, en un intento de tranquilizar a Natsu, quien asintió, aunque luego se dio cuenta de un pequeño detalle.
— ¡E-Espera! ¿Entonces cómo es que puedo acordarme de él? — Preguntó, algo nervioso.
— Bueno, puede haber dos opciones. La primera, que estuvieras desde el momento en el que se estaba comiendo el alma de la persona. — Natsu negó con la cabeza, ya que él había llegado prácticamente al final. Quizás por eso Happy si recordaba a Gray, porque había estado desde el principio. — La segunda es el vínculo. Si el último pensamiento que tuvo Gray antes de 'desaparecer' fue sobre ti, es lógico que no le hayas olvidado. Creo que eres alguien muy importante para él. — Explicó con una sonrisa, haciendo a Natsu sentirse peor aún de lo que ya estaba.
Hasta que finalmente se despidió de ellos y bajó a devolver la lacrima. En ese momento, se encontró con la chica con la que había estado ligando y al momento recordó las palabras que le dijo.
Él no es mi novio ni nada en especial...
Sólo es una perra a la que me follo cuando quiero.
— Natsu-san... ¿Quieres seguir dónde lo dejamos? —
— No. —
— ¿Eh? ¿Pero por qué no? —
— Honestamente, deberías trabajar en vez de intentar ligarte a los clientes. Y ahora, déjame en paz. —
Por alguna razón, Natsu se sintió un poco mejor consigo mismo.
Happy miró al hombre desde su celda con mucho, demasiado odio.
— ¿¡Qué le has hecho a Gray!? —
— Ya te lo dije, le he extraído su alma. — Comentó, con total normalidad.
— ¿¡Entonces por qué le has traido aquí!? —
— Oh, bueno, te contaré la verdad. Durante un mes el alma puede recuperarse y se puede reparar, así que necesito tener su cuerpo cerca. Cuando pase el mes, el chico dejará de respirar y morirá, siendo su alma mía completamente. — Explicó, aún riendo, pero Happy no se cansaba de gritar que Gray volvería, que era muy fuerte, hasta que el propio brujo cogió su jaula y le llevó hasta una de las celdas. Luego abrió la jaula y le soltó en la celda, lo que le extrañó. — Supongo que tendrás que confirmar tú mismo el estado de ese chico, ya solamente es una muñeca sin vida. — Bromeó con una sonrisa, antes de marcharse.
Happy entonces empezó a mirar nervioso, hasta que en una esquina lo vio. Gray estaba sentado en una esquina con su cabeza apoyada en la pared. Happy miró sus ojos, los cuales estaban completamente opacos, carentes de vida. Algo que a Happy no le gustó ni un pelo.
— ¿...Gray? — Preguntó en voz baja. Pero no vino ninguna respuesta del chico. — Gray... Dime algo...— Pidió, o más bien rogó con su voz rota, mientras con su cabeza intentaba mover la mano de su amigo. Movió la mano, pero luego cayó sin vida contra el suelo. — Gray... — Volvió a susurrar, sin darse cuenta que las lágrimas se habían amontonado en sus ojos. — ¡Gray, dime algo! ¡Contesta! — Rogó de nuevo, mientras las lágrimas se hacían paso por sus mejillas. Sin embargo, nada resultó. El único movimiento que hubo fue su mano cayendo cuando Happy la dejó de sostener. Ni siquiera pestañeó. Era como una muñeca. Entristecido, aún con lágrimas cayendo, se tumbó en el regazo del mago de hielo. — Natsu... Tienes que salvar a Gray... — Susurró, antes de quedarse dormido en el cuerpo casi sin vida del mago.
Natsu Dragneel esperó impacientemente a que fueran las doce de la noche. No dudó en salir del hostal, listo para abordar a los supuestos cazadores de almas, a los que no tardó en encontrar.
Antes de poder pestañear, Natsu los había derrotado a todos, con una rabia en su interior demasiado grande.
— Dime ahora mismo donde está ese brujo que se llevó a Gray o voy a matarte de la peor manera que se me ocurra. — Amenazó en un leve susurro. Aquel cazador se asustó, abriéndole un camino hasta donde estaba ese brujo. Natsu frunció el ceño.
No había oportunidad de fallar. No había oportunidad de perdón. Iba a salvar a Gray y Happy y lo iba a hacer esa misma noche.