El brujo se extrañó un poco, aunque sonrió, cuando vio al dragon slayer de fuego justo delante de él, jadeando y sudando, como si hubiera hecho una maratón para llegar hasta él.
— Es idiota venir al campo de tus enemigos... Acabarás sin tu alma como ese chico de pelo negro. — Comentó sonriendo, haciendo a Natsu fruncir el ceño.
— Devuélveme a Gray y a Happy. — Ordenó en un tono de voz bastante bajo.
— Lo siento, no puedo hacer eso. Nunca devuelvo mis capturas. —
— Bien. Entonces, jugaremos a un juego para recuperar su alma...— Susurró Natsu, justo antes de levantar la mirada. — ¡Pero esta vez pongo yo las normas! — Gritó, antes de lanzarse al ataque.
Pronto una batalla comenzó, donde el brujo se quedó sorprendido por las capacidades de Natsu. Ni una sola vez había caído en su magia de gravedad, esquivando todos sus ataques. Se notaba que el chico hablaba en serio cuando decía de recuperar el alma de ese chico. De pronto lanzó un ataque que Natsu esquivó y de repente el dragon slayer estaba justo debajo suyo, con su puño lleno de llamas, directo a su estómago. Él sonrió. Ese chico había ganado, de momento.
Cuando Natsu golpeó con todas sus fuerzas al estómago y vio como de pronto aquel hombre dejaba escapar almas de su boca, cayendo inconsciente, se puso realmente contento. Había cinco almas, y una de ellas tendría que ser la de Gray.
Una de ellas comenzó a vibrar demasiado y entonces se acercó a una celda, donde había una mujer. El alma no paraba de vibrar y Natsu suponía que ese alma era de esa mujer, que tenía el mismo aspecto que Gray la última vez que le vio. Cuando la medio colocó en su pecho, el alma se iluminó y de pronto desapareció.
— ¿...Qué...? ¿Qué ha pasado...? — Preguntó de pronto la mujer, totalmente desorientada. Natsu sonrió, antes de explícarselo de manera rápida. — Vaya... Muchas gracias... —
— No me agradezcas, ¡Vamos a encontrar a los otros cuatro que están sin alma! — Comentó con una gran sonrisa, haciendo asentir a la mujer. Poco a poco ayudaron a las otras tres personas y, por fin, la llama azul comenzó a vibrar levemente.
— ¡Gray! — Chilló de manera inconsciente, sorprendiendo a las cuatro personas que iban con él. Se sorprendió cuando era la única celda que tenía cerrojo. Entonces, comenzó a pegarle golpes para intentar romperla.
— ¡Vamos a buscar la llave, Natsu-san! —
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Happy se despertó de golpe al sentir golpes en su celda. Se levantó del regazo de su amigo, pero nada había cambiado en el rostro de Gray, ni tampoco en su cuerpo, el cual seguía en la misma posición. Se puso muy triste, pero decidió ir a identificar los golpes en su celda. De pronto vio algo de pelo rosado y al momento se alegró.
— ¡Natsu! — Gritó feliz.
— ¡Happy! ¡Me alegro que estés bien! ¿Está ahí Gray? — Preguntó, curioso. Happy asintió, con una mirada triste.
— Natsu... Tienes que salvarle... Gray está... Gray parece...— Comenzó, mientras sentía como de nuevo las lágrimas se amontonaban en sus ojos. Entonces, sintió una mano sobre su cabeza, acariciándole.
— No te preocupes, Happy. — Dijo sonriendo suavemente, mientras mostraba una especie de llama azul en su mano derecha, la cual Happy reconoció como el alma de Gray, lo que le hizo sonreír al momento.
— ¡Natsu-san! ¡Tenemos la llave! — Gritó una mujer, mientras venían otras tres personas con ella. Happy los miró curioso.
— ¿Quienes son? —
— Son gente que como Gray había perdido el alma. ¡Ahora salvaremos a Gray y podremos regresar a casa! — Comentó ilusionado, para justo después usar la llave y entrar en la celda junto a los otros chicos y Happy. Natsu palideció cuando vio a su amigo. Estaba más pálido que de costumbre, con unos ojos opacos horribles.
— Ha estado en esa posición desde que le trajeron, Natsu. — Explicó Happy, con tristeza. Natsu asintió algo nervioso, antes de coger al mago y tumbarle, para luego colocar la pequeña llama en su pecho, justo donde escuchaba las pulsaciones de su corazón. Entonces, como con los demás, su alma se medio iluminó y después la llama desapareció.
Luego el dragon slayer sonrió.
— Con esto debería ser suficiente. — Dijo sonriendo. Sin embargo, no hubo ningún cambio en el mago. Esperaron cinco minutos, pero nada pareció cambiar.
— ¿Na-Natsu? ¿Por qué Gray no se pone bien? — Preguntó Happy preocupado.
— No...No lo sé. Se supone que tendría que haber vuelto ya a ser el Gray de siempre...— Explicó, confundido y nervioso. Entonces, cogió a Gray de los hombros, mientras le zarandeaba. — ¡Gray! ¡Gray, responde! ¡GRAY! — Chilló preocupado, mientras empezaba a sudar. Pero nada dio resultado, sus ojos seguían igual de vacíos.
— ¿Por qué no funciona? ¡Con nosotros ha funcionado! — Dijo la mujer, preocupada del estado del muchacho.
— ¿Y si por lo que sea su alma no ha entrado en él? — Preguntó uno de los hombres, llamando la atención tanto de Natsu como de Happy. — Fíjate bien... Sigue pareciendo... —
— ...Una muñeca...— Acabó Natsu la frase, cada vez con más nervios. De pronto, se sintió un temblor y una de las paredes comenzó a tambalearse, sorprendiéndole. — ¡Hay que moverse! ¡Este sitio va a derrumbarse en cualquier momento! — Gritó, mientras en un rápido movimiento colocó al mago de hielo en su espalda y todos comenzaron a correr para encontrar la salida. Finalmente salieron y Happy se sorprendió de algo.
— Natsu... Gray ha cerrado sus ojos. ¿Crees que es algo bueno? —
— ... Eso espero. —
Pero lo cierto era, que no podía quitarse ese malestar en su pecho. Algo le decía... Que Gray no se iba a recuperar tan fácilmente como los demás...
... Y que todo era culpa suya.