— Oye, Happy. — Comenzó el pelirrosa, llamando la atención del gato. — ¿Cómo le damos de comer a Gray? ¿Crees que comerá normal al estar... 'Despierto'? — Curioseó, sin saber bien qué hacer.
— No lo creo. Lo mejor sería que se la dieras tú, Natsu. —
— ¿Qué? ¿Por qué no se la das tú, Happy? —
— ¿Has visto mis patas? — Preguntó, cansado. Luego suspiró. — Además, recuerda que no le podemos dar nada sólido porque puede ser que no lo trague. — Explicó, algo entristecido.
— Ya lo sé, no soy idiota. —
— ¡Pues a veces lo pareces! —
— ¿¡Qué!? ¡Repite eso si te atrev...! — Pero justo cuando estaba chillando, se escuchó un leve susurro, tan bajito, que apenas lo pudieron escuchar. Pero no había sido ninguno de los dos. Por un momento y por inercia, miraron dónde estaba Gray sentado, pero su mirada seguía igual de vacía. Ellos suspiraron e iban a seguir discutiendo, cuando de pronto volvieron a escuchar el susurro y vieron claramente quien lo dijo.
— Happy...— Susurró Gray casi inaudiblemente, sorprendiendo tanto al gato como al mago, quienes pusieron una sonrisa.
— Gray... ¡Has hablado! — Dijo ilusionado el dragon slayer.
— ¡Has dicho mi nombre! — Gritó feliz y fue entonces cuando Natsu miró de reojo a Happy. ¿Por qué Gray había dicho su nombre? Entonces de pronto vio como su gato se colocaba en el regazo del otro mago, como intentando darle compañía y sucedió algo increíble. Gray empezó a mover su brazo y a acariciar el lomo del exceed. Natsu sonrió un poco más: Gray poco a poco volvería a ser él mismo.
Quizás tardarían el mes entero en recuperarle, pero Natsu estaba seguro de que conseguiría salvar al mago.
A la mañana siguiente, todo seguía igual. Tanto Natsu como Happy se apresuraron a llegar al gremio para comentar los avances del chico de hielo, el cual iba en la espalda del dragon slayer.
— ¿Así que Gray ayer dijo tu nombre, Happy? — Preguntó la maga rubia, curiosa, mientras observaba como el pequeño gatito se sentaba en el regazo de Gray.
— ¡Aye! ¡Y estuvo hasta acariciándome! — Dijo contento. La rubia se quedó mirando al mago, era algo difícil de creer viendo al mago en ese momento, el cual volvía a estar completamente vacío.
— ¿Entonces eso significa que Gray-sama ha restaurado un poco de su alma? — Cuestionó la maga de la lluvia, mientras miraba con tristeza los ojos de su amado.
— Natsu y yo suponemos que sí. Cuando Gray no tenía alma ni siquiera se movía y por supuesto no hablaba. — Recordó el exceed, algo entristecido. Lucy y Juvia miraron al chico y luego se miraron entre sí. No era como si el chico en este momento se estuviera moviendo o hablando y eso les asustaba. ¿Por qué a veces parecía reaccionar y luego otras parecía estar hasta...Muerto?
— Cambiando de tema, ¿Dónde está Natsu? — Curioseó Lucy.
— El maestro le ha llamado para hablar, se han ido a hablar en privado. —
— Supongo que el maestro está muy preocupado por Gray... — Murmuró la maga, mientras con un dulce movimiento le apartaba el flequillo del rostro al mago de hielo. — Date prisa y vuelve con nosotros, Gray. —
— ¿Para qué me has llamado, abuelo? — Curioseó Natsu, mientras se sentaba en el escritorio de trabajo de Makarov. Makarov le miró un poco nervioso.
— ¿Qué sucedió exactamente en esa misión, Natsu? O... ¿Qué ha sucedido exactamente entre vosotros? — Preguntó, mientras se sentaba en su silla.
— ... No ha sucedido nada. —
— ¿Por qué estás mintiendo? Es obvio que algo está haciendo que el alma de Gray no se recupere. —
— ¿No te has enterado? Ayer Gray llamó a Happy y estuvo con él.— Replicó convencido, aunque bajando su mirada. Makarov suspiró.
— ¿Y por qué reaccionó a Happy y a ti no? No tiene ningún sentido... — Comenzó en un susurro. — ...A no ser... Que la causa de que Gray no se haya recuperado seas tú.—
— Yo...— Comenzó duditativo. Entonces, sintió la mano del maestro del gremio en su hombro.
— Natsu, no te voy a juzgar, pero si sabemos esa información quizás conseguimos salvar a Gray. — En ese momento el dragon slayer apretó los puños, antes de levantarse.
— Yo... Le hice mucho daño. Todo esto ha pasado por mi culpa. — Murmuró, antes de salir de allí. Makarov suspiró: Con Gray en ese estado y Natsu sintiéndose culpable, las cosas no iban a avanzar. Con un paso lento, fue hasta la enfermería, dónde Gray estaba siendo revisado por Polyuska.
— ¿Así que dices que ayer el niño habló y se movió por su própia cuenta? — Preguntó la mujer mayor, mientras con una luz miraba los ojos de Gray. Happy, quien estaba en brazos de Lucy, asintió.
— ¡Aye! ¡Pronunció mi nombre dos veces y luego me estuvo acariciándo! — Explicó con alegría, aunque algo nervioso. — Eso significa que está mejor y que va a volver a ser él mismo, ¿No? — Preguntó ilusionado.
— Aún falta mucho para poder dar cualquier pronóstico, pero lo que está claro es que si llega a recuperarse será de manera muy lenta. Quizás dijo tu nombre por casualidad pero hasta dentro de dos semanas no dice ni una palabra más.— Lucy se entremeció al escucharla, poniéndose su vello de punta.
— No...No puede ser... Creía que si ya había hablado era porque iba a comenzar a mejorar. — Susurró Lucy, algo apenada. Polyuska suspiró.
— Lo siento Heartfilia, pero lo más probable es que no diga nada más en...— Comenzó a explicar, cuando de pronto los cuatro se quedaron sorprendidos.
— Lucy...— Murmuró Gray de pronto. Lucy se quedó sorprendida y al instante sintió sus ojos llorosos. — Lucy...— Volvió a murmurar, levantando su mirada, que aún vacía, estaba mirando a la maga celestial. Entonces, los ojos de la rubia se inundaron de pequeñas lágrimas, mientras se acercaba al mago de hielo, abrazándole fuertemente. Gray no se movió, pero sus ojos miraron el rostro de Lucy. Entonces la maga, con su voz completamente agrietada susurró unas palabras de aliento para su amigo.
— Todo va a salir bien, Gray... Te prometo que todo va a salir bien.—