El agua de la ducha caía sobre el cuerpo de su amigo sin cesar. Aún sabiendo que él acostumbraba a ducharse en agua fría por su magia, decidió usar el agua más bien templada para su cuerpo.
Una semana había pasado desde que había comenzado esa pesadilla. Una pesadilla de la cual Natsu parecía no poder despertar. Comenzó a lavar su cabeza con champú, dándose cuenta de que el pelo de Gray era realmente suave y sedoso, a diferencia de lo que parecía en un principio. Cuando vio que ya estaba bien, lavó sus cabellos con el agua templada, esperando que cuando su amigo despertara no le echara bronca por ponerle agua medio caliente.
...Si es que despertaba de ese estado algún día...
Natsu negó a sus negativos pensamientos antes de volver a reaunudar la limpieza del cuerpo de su amigo, esta vez limpiando su cuerpo. Él lo miró algo decepcionado. Siempre había odiado ese tono de piel pálida que tenía su cuerpo, como de chico enfermo, y ahora era mucho peor. No tenía absolutamente nada de color y eso le preocupaba demasiado.
Pasó la esponja por su torso, deteniéndose un momento en la marca de su gremio. Siempre se había preguntado que por qué Gray se había hecho la marca en un lugar que no era visible -teóricamente-, pero la verdad es que con el paso de los años, y su manía de desnudarse, se había acostumbrado a verla siempre ahí. Además, lo cierto era que lo consideraba sexy. Cuando solía hacer el amor con él, solía jugar mucho con el tatuaje para excitar al mago de hielo...
Él no es mi novio ni nada especial...
Sólo es una perra a la que me follo cuando quiero.
Intentó olvidar su propios pensamientos y seguir. Entonces fue cuando se fijó en la cicatriz de su costado. Natsu exactamente no sabía cuando se la había hecho, sólo se fijó que durante los Juegos Mágicos la tenía, así que suponía que la había conseguido durante el examen de clase S.
Se sorprendió mucho cuando se enteró que la chica con la que se enfrentó era la hija de Ur, era como una broma de mal gusto. No contento con eso, luego sucedió lo de los Grandes Juegos y Ultear se sacrificó... Aunque la verdad es que se enteró cuando se encontró con Meredy de casualidad tres meses después. Fue en ese momento cuando entendió por qué Gray se puso a llorar cuando volvían de los Grandes Juegos.
Finalmente acabó de lavar el cuerpo, intentando, una vez más olvidar sus pensamientos.
...Aunque era muy difícil después de verle así. Con un suspiró, comenzó a secar su cuerpo y su cabello. Luego, entonces, el dragon slayer no pudo evitar quedarse mirando su rostro.
Tan pálido, con esos ojos opacos y sin ninguna vida, que le daban ganas de llorar. No pudo evitar con su mano repasar la cicatriz de su frente, otra vez relacionada con su pasado y Ur. Aunque por lo menos se alegró que su relación con Lyon se hubiera arreglado. Se llevaban muy bien, tanto... Que a veces Natsu le tenía mucha envidia. Era celoso, lo admitía.
Él suspiró, pensando que tendría que avisar a Lyon para que viniera a visitar a su hermano, a ver si de alguna manera conseguía mejorar su estado. Maldecía a aquel brujo y a aquella misión.
Todo es culpa tuya, Natsu Dragneel...
Admítelo, por tus palabras está así...
Y si no vuelve a ser él mismo, será completamente tu culpa...
Se giró momentaneámente con un suspiro, mientras recogía el pijama para ponerselo a su compañero. Cuando volvió a girarse, se encontró con que el mago de hielo había alzado la mirada, mirándole fijamente a sus ojos, sin embargo, Natsu intentó no prestarle atención, vistiéndole. Pero cuando acabó, poniendo finalmente una camiseta, Gray seguía mirándole fijamente.
Natsu no sabía como sentirse. Por una parte se sentía bien, era la primera vez que Gray hacía algún tipo de gesto con él. Había susurrado el nombre de Happy, Lucy, Erza, el del abuelo y quizás alguno más que no se acordaba, o no quería acordarse, pero no el suyo. Así que este gesto era lo más cercano que había tenido de Gray.
Por otro lado, se quedó mirando sus labios, esos labios que eran suaves y delicados, a pesar de ser un chico. Natsu siempre se burlaba de él, diciendo que eran labios de chica, y siempre conseguía hacer sonrojar al azabache. Lo que Gray no sabía era que a Natsu le encantaban sus labios, no los cambiaría por ninguna cosa en este mundo.
Comenzó a acercar su rostro, tentado de besarlos, pero finalmente se detuvo antes de hacerlo, pues él no tenía el derecho de besar esos labios después de la barbaridad que había dicho sobre él. Aunque no pudo evitar acariciarlo con sus dedos, ofreciendo una suave caricia a la cual por supuesto, no contestó.
¿Sabes por qué siempre sale un número menor?
Por que en realidad... No quieres que ese chico vuelva a tener su alma.
Se sintió peor si eso era posible y levantó al mago, cogiéndole de la mano y ayudándole a caminar hasta la cocina. Luego, preparó la cena. Hoy estaba completamente solo con Gray, ya que Happy se había marchado con Lucy a hacer no sé qué cosa rara. Él suspiró mientras le daba un poco de sopa al chico casi sin vida.
Él sonrió un poco, si Gray se ponía bien, ¿Recordaría todo lo que ha pasado este mes con él? ¿O simplemente sería un vacío para él? Porque estaba seguro que conociendo al orgulloso de su amigo no le gustaría saber que durante un tiempo le estuvo dando de comer.
Luego, cuando acabó de darle de cenar, él comió un pescado que se preparó él mismo, mientras miraba fijamente a su compañero. Se había acostumbrado a hacer otras cosas mientras mantenía un ojo sobre Gray siempre, esperando algún movimiento o susurro por su parte. Sin embargo, Natsu sabía que lo más lejos que había conseguido hoy era que le mirara, lo que en cierta parte le decepcionó.
Luego, finalmente, llegó la hora de dormir. Tumbó a Gray junto a él y Gray cerró sus ojos dispuesto a dormir, lo que alegraba al dragon slayer, ya que eso significaba que al menos si podía dormir. No pudo evitar pasarle un brazo por encima abrazándole. Luego, miró una vez más su rostro antes de darle un beso en su frente.
— Buenas noches, Gray. —
Y con eso, se despidió hasta el día siguiente, rogando por dentro que las cosas volvieran a ser como antes cuando se levantara.