Todo estaba oscuro en ese lugar, y se sentía completamente vacío. Ni siquiera sabía quien era, o que estaba haciendo allí, sentía como su cuerpo flotaba en esa inmensidad de oscuridad y no le respondía en ningún momento.
Escuchó varias veces 'Gray'. ¿Era algo importante? ¿Por qué sonaba como alguien cercano a él? No podía entenderlo. Entonces miró por un momento sus manos... ¿Por qué estaban tan pálidas? ¿Por qué se sentía tan mal?
Como si... Alguien le hubiera fallado...
De pronto, una luz entró en esa eterna oscuridad, pero no podía ver nada, hasta que vio a un pequeño gato azul, hablando a la nada. Hablando a nadie. Entonces el chico tuvo necesidad de llamarle, para que se diera cuenta que le había visto. Y murmuró su nombre casi sin darse cuenta. Ese gato se llamaba Happy... Y pudo mover su mano levemente, acariciando al pequeño gato.
Luego vio a su amiga rubia, Lucy, y la vio realmente preocupada. Él quería reconfortarla, decirle que todo estaba bien, decirle que estaría todo realmente bien, pero sólo pudo susurrar su nombre. Entonces sintió como la chica le abrazaba mientras sollozaba y le decía palabras de aliento y de apoyo.
— Todo va a salir bien, Gray... Te prometo que todo va a salir bien. —
Así que supuso que su nombre era Gray, y que estaba metido en un lío gordo que estaba preocupando a todos. Poco a poco fue viendo a más gente como Erza o el abuelo, y también había conseguido recordarles.
Pero aún sentía como algo muy importante se le olvidaba. Aún tenía muchos huecos vacíos en su mente. Ni siquiera sabía quien era él mismo, sólo sabía que se llamaba Gray, y suponía que los nombres que recordaba eran los de sus amigos.
Otro día diferente, en esa oscuridad, lo vio. Vio a un chico de pelo rosa que estaba cuidando de él. Gray se quedó mirando curioso. ¿Por qué le estaba ayudando tanto? ¿Acaso era alguien importante?
¿Por qué no... Podía recordarle...?
¿Quién era ese hombre de pelo rosa?
Estuvo durante todo ese tiempo pensando en quien podía ser, pero nadie aparecía en su mente. Gray entonces pensó que podría ser alguien de su pasado, pero luego recordó que en su pasado sólo estaba Lyon.
Y entonces recordó a Lyon, que era su hermano mayor y susurró su nombre casi sin darse cuenta. Ese hombre de pelo rosa le preguntó que si quería verle y realmente quería, para ver si así llegaban más recuerdos a él.
Sin embargo, ni siquiera él le recordó. Y eso le sentó mal, bastante mal. Sintió como su pecho se oprimía.
Ni siquiera sabía porqué la gente no le recordaba.
Ni siquiera sabía porqué él tenía su memoria confundida.
Ni siquiera sabía porqué se encontraba en esa eterna oscuridad.
Ni siquiera sabía quién era ese hombre de pelo rosa y...
Ni siquiera sabía quién era él mismo.
Y lo peor de todo... Era que, por alguna razón...
No tenía ganas de salir de ese lugar.
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Natsu no podía creerse lo que había escuchado. Según Levy, era cuando faltaba el alma que la gente perdía sus recuerdos. Pero Fairy Tail los había recuperado, ¿Por qué Lyon no?
— Oh, pobre chico... Parece estar enfermo o algo así, ¿Qué le pasa? — Preguntó Jura algo preocupado. Natsu alzó una ceja cuando vio que Jura también hablaba como si fuera la primera vez que veía a Gray. Entonces miró hacia el gremio en general.
— Vosotros... ¿Conocéis a Gray? — Todos negaron con su cabeza. Lyon estaba mirándole también, pero una mirada confundida estaba en su rostro. Maldita sea, maldita sea, maldita sea... Eso significaba que no era que Gray no quisiera volver a vivir, si no que no podía porque su alma no estaba completa. Por un momento se ilusionó, pensando en salvar a su amigo. — ¡Lyon, cuida de Gray mientras voy a buscar su alma, por favor! — Ordenó, mientras salía corriendo. Lyon movió su cabeza y luego miró a su supuesto hermano pequeño, suspirando.
— ¿En que clase de lío te has metido para que nadie te recuerde y parezcas una muñeca? — Preguntó. Por supuesto, Gray no contestó.
El camino de ida fueron tres días, ya que desde la zona de Lamia Scale el camino era más largo. Luego estuvo buscando a los fantasmas pero hasta media noche no aparecieron. Finalmente consiguió llegar y el hombre estaba sonriendo, mientras sujetaba un alma azul en su mano.
— Creí que nunca te darías cuenta. — Comentó riendo. -Natsu gruñó de manera profunda. — Ese crío estaba demasiado roto como para ser curado de una manera tan sencilla como darle amor y cariño.
Entonces el gruñido se hizo más fuerte, y esta vez no tuvo reparos en golpear al otro chico lo más fuerte que pudo. No tuvo ningún problema y rápidamente le derrotó. Cuando la llama cayó en sus bronceadas manos una sonrisa se colocó en sus labios.
— Esperáme, Gray, ¡Ya vengo! —
Pero antes de poder hacerlo, todo el sitio se derrumbó.
Cayendo todo encima de Natsu, desapareciendo la azulada alma de sus manos.