Capítulo 1: Regalos y encuentros
Se encontraba fastidiado, Kiryuu Zero se encontraba contando los minutos para que acabara la clase y solo llevaba 20 minutos de iniciada. Aunque no tenía tanta prisa, ya que sin los asquerosos chupasangres andando por ahí no tenía nada más que hacer que estudiar sin tener que ser prefecto. Después de todo este era su último año como estudiante.
Su vida había cambiado, no se podía quejar, por la mañana era estudiar y por la noche, debes en cuando salir en alguna misión dado por el consejo, se sentía sin ganas de hacer nada más que combatir niveles E .
-Kiryuu, el director te busca- salió de su mundo solo para escuchar la voz de su profesor, sin más salió de su salón hacia el despacho del director, donde seguramente le esperaba otra misión. Al llegar al despacho toco la puerta y escucho el leve “pase” del director Cross.
-¡Zerooooooooooo!- fue el grito que dio el director cuando vio al chico entrar a su despacho, enseguida se arrojó al para abrazarlo cosa que Zero esquivo.
-tsk, ¿Qué quiere director?- Respondió con un tic en el ojo, siempre era lo mismo con su autoproclamado padre.
-¡Dime papá Zero!- el director lo miraba con una cara de perrito abandonado. “viejo loco” pensó Zero mientras otro tic le daba en la frente.
-Me va a decir o me largo- A lo mejor podía ir a dormir por ahí sin tener que entrar a su ultima clase.
-Amargado- dijo el director antes de regresar a su escritorio y entregarle un sobre – Esta es tu misión quiere que se ejecute rápido, eso es todo- Zero tomo el papel y asintió empezando a retirarse, ya estaba en la puerta cuando el director lo volvió a llamar.
-Zero. Feliz cumpleaños- volteó justo cuando el director le tiraba un paquete, gracias a sus reflejos lo tomo y pudo ver una pequeña sonrisa en el rostro del director antes de salir del despacho.
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Estaba atrapada, lo sabía, pero eso no impedía que siguiera corriendo hasta llegar a su destino. Tenía que escapar de sus captores y llegar a su lugar de destino, esperaba que lo lograra y su intento no fuera en vano.
Vio a sus perseguidores a unos 50 metros detrás de ella; maldijo y siguió corriendo a pesar de sus heridas, su único pensamiento era llegar a la Academia Cross y rezaba porque lo que había escuchado acerca de su director fuera cierto, si no se podría ir dando por muerta.
Tropezó con una roca, se sentía débil y la cabeza le daba vueltas, vio a lo lejos una reja de metal, estaba cerca de la civilización y seca de su destino. Con la poca fuerza que le quedaba se puso de pie y se quitó el sello en forma de collar que siempre llevaba.
Enfoco toda su energía sobrante a sus manos y espero que fuera suficiente para los tres sujetos vestidos de negro que tenía enfrente, “Sombras” ese era su nombre. Formo una bola del tamaño de una bola de billar y la arrojo contra ellos. Al instante exploto y ella se cubrió con un fino escudo azul, el cual no resistió y la mando a volar unos tres metros más atrás.
Sintió un olor a unos cuantos metros y rezando para que no fueran más sombras se dejó llevar por la oscuridad.
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Zero regresaba de su misión, había estado fácil, después de todo cuando casi callo a ser un nivel E y tomo la sangre de Kaname, la de Ichiru y la de shizuka su poder y sentidos habían aumentado.
Durante el camino abrió el regalo que le había dado el director, francamente el ni se acordaba de que hoy cumplía los 18 años. Dentro del paquete había una daga con mango negro y hoja de plata, el mango tenía grabado una serie de enredaderas y justo al final una pequeña rosa roja tallada. La apretó suavemente y sus ojos se abrieron al ver que la daba crecía hasta el tamaño de una pequeña katana.
-Natsuki- leyó en la hoja de plata, siete lunas. Volvió apretar el símbolo de la rosa y la espada volvió a su forma de daga. Se la guardo junto a su bloody rose.
Decidió regresar a la academia por la parte trasera, hasta que sintió el olor a sangre, era fuerte así que no debería de estar lejos
-Maldición- fue lo que dijo antes de ir corriendo había el olor, lo vio lo hizo fruncir el ceño, habían tres tipos vestidos completamente de negro y unos cuantos metros más adelante una chica de unos 14 o 15 años. Avanzo hacia ella y vio que aun tenia pulso, tenía un extraño olor. Contaba con un largo cabello castaño rojizo, su piel era pálida, sus ropas eran casi todas oscuras menos su blusa que era blanca y estaba manchada de sangre.
Se quedó pensando en lo que podía hacer hasta que decidió que lo más fácil era llevarla a la academia y que el director se ocupada de ella.
*4 meses después*
En la parte más alejada de la ciudad se veía a lo mejor una enorme y hermosa mansión, en la cual vivía el clan Kuran y todos sus seguidores desde hace seis meses, cuando dejaron la academia.
Kaname Kuran se encontraba viendo por el amplio ventanal de su despacho, había estado acomodando papeles sobre el consejo, últimamente había muchos nivel E y estaban investigando quien era el causante. Pero ahora lo que ocupaba sus pensamientos era su hermana Yuuki, desde que despertó como vampiresa su actitud había cambiado molestando a más de uno en la mansión, los nobles no la mataban solo para evitar molestar a su líder. Pero hasta él se estaba hartando de su actitud de mocosa vanidosa y consentida, trataba a todos como si estuvieran debajo de ella y le tenían que cumplir todos sus caprichos.
Kaname había tratado de que se fuera de viaje por el mundo en compañía de algunos nobles para cuidarla, pero no funciono. En primera porque nadie la quería acompañar, no fuera a hacer que la mataran por “accidente” o le pasara algo. Y en segunda por que Yuuki se negaba a irse, no quería estar apartada de su Nii-sama, y Kaname solo esperaba que no quisiera volver a poner en marcha su boda, la cual Kaname discretamente había estado evitando.
En eso estaba cuando sintió su presencia y segundos después su despacho se abría para dar paso a su hermanita. – Nii-sama me buscabas?!- dijo con voz melosa, la cual desesperaba a Seiren, Ruka y Rima
-Yuuki, ¿qué has pensado acerca del viaje?
-No quiero irme Nii-sama, no quiero estar legos de ti, pero he pensado en algo.- respondió la chica con una pequeña sonrisa en los labios
-En que Yuuki, are cualquier cosa por ti- “porque te vayas” decía una parte de su mente pero no la quiso escucharlo, dejaba esos pensamientos para los nobles.
-Bueno estaba pensando… Si podíamos ir de visita a la academia Cross. Quisiera ver al director. Y ver cómo sigue Zero, a ver si ya le bajo su humor.
Kaname dudaba eso último, pero reconoció que la idea no era mala, tal vez si volvía a ver al director su hermana volvía a ser la dulce Yuuki que conoció. En cuando al cazador mentiría si digiera que él no quería verlo también. Pura curiosidad, o eso pensaba.
-Lo pensare Yuuki, pero no te aseguro nada. Puedes retirarte.- En cuanto hubo salido Kaname pensó en los pros y contras de ir a la academia. Tal vez para quedarse si veía como estaban las cosas.
Al final de la semana hizo las llamadas correspondientes y en poco tiempo estarían de vuelta en la academia. Aunque el tono del director lo hizo ver como si fuera una gran idea, Kaname dudaba que eso alegrara a cierto albino. Sin más decidió convocar si cirulo interno para hacer el anuncio correspondiente.