Su mundo era perfecto, era un modelo cotizado, había empezado a adentrarse en el mundo de la actuación con resultados bastantes favorables, admirado y deseado por muchos, y no era menos, poseía una belleza que cualquiera envidiaría, ojos color miel un cabello sedoso y rubio una piel de porcelana y unos labios rosados que más de uno había intentado robar en un beso, eso junto a una anatomía y altura perfectos, tal era Kise Ryota a sus 20 años y estaba en la cima de su carrera.
Dejando el plano profesional de lado, y tomando el tema familiar Kise era muy querido por su familia; era mitad japonés de parte de su abuelo de madre y extranjero por parte de su padre, a decir verdad su familia en estos momentos estaba en una isla ubicada en algún lado de Francia cortesía de la familia de su padre, la madre de este, para ser más exactos.
Y sí, la familia Kise era matriarcal en ese momento, era su abuela paterna quien gobernaba el gran clan Kise desconocida en Japón pero muy reconocida en ese lugar, fue la abuela quien había ordenado vivir allí a su padre, madre y hermanas, ya que ¡no!, cometerían el error de nuevo de mezclar su raza con otra estirpe, ella estaba muy orgullosa del espíritu animal que compartía la familia Kise y era: el ser un lince dorado, una especie de gato pero mucho más grande fuerte y salvaje. A decir verdad cada vez que Ryota, solo decía, que eran ancestros de un simple gato y por eso tanto escándalo de clases, la matriarca lo agarraba a golpes con lo primero que encontraba, aunque en el fondo amaba a ese nieto rebelde que era tan parecido a ella en sus años de juventud.
Para su mal solo tuvo hijos alfas y ningún omega que aseguraba la supervivencia de su especie. Los omegas eran por tradición familiar y más biológica que todos fueran linces dorados y que sus primogénitos también lo fueran; es por ello la desesperación de la matriarca que solo había tenido hijos alfas que no fueron linces dorados, y los hijos de los mismos también eran alfas, ¡la verdad! fue una gran ¡sorpresa! y consuelo que el último hijo de su hijo menor naciera omega, era el único omega de su familia porque hasta las hermanas mayores de nuestro querido rubio eran alfas.
Entiéndase ahora la desesperación de esta pobre abuela el de guardar su estirpe y no romper la promesa hecha, a generaciones tras generaciones en la familia Kise, en su familia los omegas mandaban y eran importantes así como escasos, eso le metía diariamente en la cabeza a un pequeño rubio mostrándole su historia familiar y los importante que eran, pero eso para un joven Ryota era tan importante e interesante como ver una mosca volar.
Ryota amaba a su abuela pero no podía evitar estar resentido un poco con ella, ya que está, se molestó cuando su padre se enamoró y caso con una estudiante de intercambio venida de Japón aunque ella fuera solo mitad japonesa no era de su estirpe como decía, y aun peor tenía de espíritu un canino y ni siquiera un felino, prueba de ello era que su hermanas eran lobeznos.
Acéptalo abuela-decía un Kise de tan solo 12 años-sólo somos un clan de un montón de gatos, eso sí, de mucha clase -decía burlonamente- ah -y proseguía para hacer que la matriarca se enojase aún más,- y somos de distintos colores y un pelaje muy fino, pero, somos gatos especiales, somos amantes de los perros, aves y uno que otro reptil, esto era por algunas parejas que sus tíos y tías tenían, acéptalo Abu, la tradición de tu famoso gato fuerte y dorado desaparecerá.
Un momento jovencito -gruñía ahora la matriarca- no es un gato, ¡es un felino fuerte y honorable y tú eres uno; un lince y omega y tu deber será seguir con nuestra extirpe!. Antes de Ryota el único lince era su abuela, es por ello que ella ponía especial atención a la educación del pequeño rubio, pero a él poco le importaba eso solo quería conocer el mundo fue así, que cuando llego una visita de parte de su madre desde Japón y vio las cosas que traía quedo prendado de esa cultura y deseo conocer las raíces que tenia de parte de su madre.
Me iré con mi tía japonesa menciono alto y fuerte en la cena donde todos sus familiares se ahogaron, algunos con la sopa otros con el vino y otros simplemente se quedaron con la boca abierta sin habla, pero fue la abuela quien le sorprendió mas el shock.
-De ninguna manera,- dijo tranquilamente la matriarca después de recuperarse limpiándose con su pañuelo de seda los restos de saliva por haber tenido unos segundos la boca abierta con tal declaración y ¡eso! debió haber sido el final de aquella conversación, sino fuera Ryota el que lo inicio.
-No estoy pidiendo permiso, solo estoy comunicándolo-, todos en la mesa voltearon del chico a la mujer mayor en sumo silencio para obtener su respuesta.
-no, eres demasiado importante para esta familia para que te alejes de ella.
El chico hizo un puchero inflando los cachetes de cólera. Respondiendo: -siempre es la familia esto y aquello siempre la familia pero tengo el derecho de ser libre de conocer otros lugares de aprender; tu siempre dices abuela que aprender es importante que eso te hará un buen hombre, padre o madre,- el chico cambio de técnica y mostro los ojos de cachorro más hermosos del mundo, dejando salir unas lagrimitas más falsas que legítimas ( y si en esa época ya se le veía la vena de actor )quiero saber de mis raíces, ya aprendí sobre la estirpe Kise pero quiero conocer mi otro yo, mi lado japonés, conocer a mis abuelos japoneses sus costumbres; abuela quiero vivir antes que me ates con la cadena y la herencia de los Kise.
Y ahí un silencio total, nadie negaba que la abuela era muy dura en ocasiones y eso había frenado las libertades de su familia, la propia madre de Kise era víctima, por no alejarse de su esposo decidió vivir bajo su tutela dejando de lado sus raíces occidentales.
-mamá, -era ahora el padre del rubio quien se levantó y tomo la palabra; ese hijo el más hermoso y también débil ya que lo tuvo en un parto muy difícil en una época en que ella ya no debía tener más hijos, esperando el deseado omega, ese hijo que estuvo a punto de morir varias veces y lo único que pidió era dejarle que se casara con la persona que amaba.
-Mamá, por favor, sé que Ryota nació con una gran responsabilidad, pero antes de que eso ocurra dejémosle ser libre y que disfrute, yo soy delicado de salud y no he podido aventurarme mucho ni hacer una que otra locura de adolescente, por eso quiero que mi hijo viva la vida al máximo sin arrepentimientos, y si cree que su felicidad es viajando a Japón deja que lo haga hasta que tenga la edad suficiente para tomar la responsabilidad que se le ha confiado.
Kise miro a su padre y este le dio un guiño ligero, como amaba a su padre que a pesar de ser débil físicamente siempre le pareció alguien muy poderoso y fuerte.
La abuela suspiro, y miro de lleno a esos ojos dorados tan parecidos a los suyos, lo pensó en un silencio que al pelirrubio le pareció una eternidad para luego argumentar que tendrá que ir bajo tutoría, -ya que tú hijo eres débil, será su madre quien lo acompañe o una de sus hermanas,¿ están consciente de ello?,- Kise volteo con miedo la mirada hacia su madre, ella definitivamente no podría tenía que quedarse al lado de su padre a atenderlo y bueno sus hermanas ya estudiaba allí y cada cual tenía novio. Dudo mucho que lo acompañara. Suspiro dejándose caer en la silla era inútil después de todo.
Con su permiso suegra-sin darse cuenta su madre se había parado y tomado la palabra-bien sabe que no me puedo alejar de mi esposo, su hijo, pero estoy segura que mis familiares en Japón cuidaran de él eso lo prometo, después de todo aún más encima de la importancia del clan y dejando de lado todo eso, Ryota es mi hijo y yo más que nadie desea que él este sano, protegido y feliz. Acto seguido la hermana de su madre se aventura a decir que ellos cuidarían muy bien de Ryota que es parte de su familia y que la familia se cuida.
Después de lo escuchado la abuela solo pudo decir: está bien pequeño vándalo tus ganas- la sonrisa del jovencito no dudo en aparecer pronto en su cara-pero con una condición, cuando sea el momento necesario yo te pediré el bien de esta familia, siendo así ¿aceptas?
¡Sí!, menciono sin dudarlo
Y fue así que nuestro joven Kise Ryota llego a Japón. Ahora ya han pasado 5 años, está en la cima de su carrera, es libre, y puede hacer lo que desea o eso pensó hasta hace unos momentos que recibió una llamada de larga distancia, pensando que era algún promotor extranjero, o tal vez un fan, y ¿por qué no?, si él era tan apreciado, contesto con una voz un tanto melosa.
-¡hello! Kise Ryota para servirte.
-y eso harás jovencito-
Reconoció al instante la voz de su abuela y sin responder aun por el pánico ella prosiguió.
-es hora de que cumplas tu promesa Ryota
Kise trago saliva, aun en silencio.