Sus pasos eran bastante lentos entre los tejados de Blüdhaven, era una noche calma y estrellada, la cual le hacía sentir mas lejano a todo lo que algún día fue, se sentó en la orilla de un tejado, mirando hacía la luna, la nostalgia comenzaba a inundar sus recuerdos y fugaces momentos pasaban por su mente, cada misión que hizo al lado de su mentor, de su amigo, de esa persona que quería llegar a ser.
De esa persona que anhelaba, que le cautivaba.
Aún no entendía el anhelo de estar lejos, de enviarle a otro “mundo”, pues, lejos de todo lo que conocía se sentía tan ajeno.
No estaba seguro de en qué momento unas lágrimas se acumularon en ojos, pero las apartó de una vez, con fuerza se levanto, no sacaba nada llorando, lamentándose de un amor que ni siquiera le quería, pero necesitaba escuchar ese “No” otra vez, necesitaba terminar de romper todas sus ilusiones.
Aún podía recordar aquella primera vez, dónde prácticamente grito de todo lo que sentía por quién era su mentor, todas aquellas palabras de gusto, de amor, de deseo, que hicieron en ese instante una gran brecha entre ambos. Le había alejado, sacando una excusa barata; Otra ciudad te necesita.
Pero yo lo necesitaba a él.
Corrió nuevamente por la ciudad, esta noche acabaría lo que había comenzando confesando sus sentimientos, esta noche enfrentaría a un viejo amor, no tenía idea de cuánto tiempo había pasado desde la última vez que le había visto, pero sentía su corazón latir tan fuerte.
Viajó hasta la mansión Wayne, he ingresó como si nada, él conocía cada rincón y sabía pasar como si nada hasta la baticueva, en donde sin pensar se sentó, mirando algunas cámaras de seguridad. Sacó unas latas de cerveza que había llevado; Si lo haría, tenía que beber, quería decirlo todo sin temor y ¿Qué mejor que un poco de alcohol para el valor?
Una, dos, tres…Había terminando con las seis cerveza como si nada, habían pasado horas y no tardaba mucho para aclarar y Bruce no llegaba, se sentía mareado, podría caer en cualquier minuto hasta que una ronca voz le hizo prácticamente saltar de la silla, un escalofrío recorrió su espalda como si de golpe toda la embriagues hubiese desaparecido.
—¿Nightwing? —Preguntó Batman, sacando de a poco su máscara y dejando de lado. —Hace mucho no nos veíamos, debiste decirme que venías. —Musitó un tanto tenso mientras se acercaba, notando el aroma a la cerveza. —¿Has bebido?
—Oh, perdón. —Escupió Dick con sarcasmo mientras se levantaba, intentando no tambalearse. —Es que como antes esta era mí casa, pensé que podría pasar pero parece que no soy bienvenido, señor Batman. —Musitó molesto, dolido mientras le miraba, sin darse cuenta que hablaba el despecho y no estaba diciendo nada de lo que había planeado.
—Dick estas ebrio, no sabes lo que dices ¿Porqué mejor no vas a dormir? Si quieres le digo a Alfred que te prepare una cama y así descansas ¿Vale?
—¿Te avergüenzas de mí, no? Esta bien. —Dijo mientras se quitaba del antifaz. —Nunca seré ese gran héroe como lo eres tú, estoy ebrio y eso también te da vergüenza, me ves como un niño y…—Su voz se cortó cuando el mayor casi gritó, enojado. Nunca le había visto así.
—¡Basta! No sé a qué has venido, claro que no siento vergüenza de ti, llegaste lejos, cuidas una ciudad, eres un gran héroe como Nightwing, sabes que te quiero como a un hijo y claro que me da vergüenza verte así, pero por mí, pensé que te había incluso educado mejor Dick. —Gruñó, no entendía las acciones del menor, pero su pecho se sintió calado cuando notó los ojos celestes llorosos, inundados en lágrimas.
—¡No te quiero como padre! Me enviaste a kilómetros de ti para no verte ¡Y lo sabes! ¿Se atrevería el recto hombre Bruce a negar eso? —Preguntó mientras se acercaba a él casi quedando frente a frente. —Eres taaan genial, ¿No? Tan directo a ti mismo, taaan estable que no soportas a un niño como yo, según tú niño, cabe añadir, que vengar y te grite que te ame ¿Eso te molesta tanto? ¡No es así! —Gritó con todas sus fuerzas, ya no sentía tristeza, se sentía tan pasado a llevar, tan molesto que toda tristeza se había convertido de una vez en ira.
—¡Para! Dick, para. —Le ordenó. —No discutiré contigo así ¿Entiendes? Será mejor que te largues ahora.
—Oh, claro, el gran Batman no sabe que hacer con un problema y lo manda a otra ciudad, no sabes lo difícil que ha sido ¡Eras mi todo! ¿No lo entiendes? —Nuevamente la ira le inundaba y en impulsó golpeó contra el mayor, mas su puño fue rápidamente atrapado por la muñeca y su cuerpo jalado. Quedando frente a frente al mayor. Ambos estaban sorprendidos por aquella acción.
—Si, te envié lejos. —Atrajo mas al menor por la cadera y apegó a su cuerpo. —Maldición, si…Te alejé de mí porque no soportaba ver tu boba sonrisa. —Gruñó contra su rostro. —No soportaba tus ideales ¿Feliz con eso, Dick? —Preguntó. —Te alejé de mí porque no sé cómo actuar con un adolecente que me esta gritando cada cinco minutos que me ama y aún así hace berrinches como niño de kínder.
Ambos se miraron de manera intensa, ambos estaban enojados por el otro, Dick por un segundo comprendió al contrario, eran diferentes épocas, eran diferentes puntos de vista y el había sido tan insistente, que se llegaba a sentir mal por aquello. Se sentía tan herido y tonto, jaló su mano y se separó un poco cuando Bruce le soltó.
—Yo, si, me iré. —Titubeó un poco comenzando a caminar a la salida. —Buscaré…Buscaré a alguien mas ¿Si? Y estaré bien…No, no tienes que preocuparte porque yo sé…Yo he salido de cosas peores y este…Yo.. No te molestaré mas. —Caminó hacía la salida, esperaba que le tomara por la espalda y le besara como en las novelas, pero incluso eso era mucho pedir, mucho soñar, se perdió en la salida y en la noche, entre sus pensamientos, sin mirar hacía atrás.
Por su lado Bruce miró la silueta delgada desparecer entre la noche, no había mas qué hacer.
|| Mes y medio después. ||
—Amo Bruce. —Dijo Alfred pasando hasta el gran estudio del recién nombrado, dejando unas carpetas en sus manos. —Los estudios de Blüdhaven han llegado, la delincuencia incremento por un cuarenta por ciento, además no hay noticias de Dick desde hace un tiempo. —Terminó por decir.
—¿Le has llamado? —Preguntó dejando su café de lado y cogiendo la carpeta, leyendo las noticias, estadísticas y más, era preocupante no saber desde hace tanto tiempo de Dick y mas preocupante porque él solía llamar cada cuatro días sin falta a Alfred.
—Claro que sí, le llamé incluso le busque con el rastreador que estaba en su celular, pero aparece muerto tanto el celular como el rastreador, llame a donde se estaba quedando y me han dicho que desapareció hace un mes, sacó sus cosas y se marchó, mande a alguien a revisar y tampoco han podido de dar con él.