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Los títeres rebeldes por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

Disfruten la lectura :)

XXXIII.

Patrick bajó del autobús a las tres de la tarde. La playa estaba repleta por el torneo de surf. Al final había tenido que ir a la construcción. Había llamado para disculparse con Leah. La culpa de no poder estar apoyándola en especial después de lo de ayer lo consumió, pero su amiga le dijo que no había problema. Sabía que Leah comprendía, pero eso no ayudó a sentirse menos culpable.

Revisó su teléfono nuevo, pero no tenía ningún mensaje de los Títeres. Quedaron en reunirse en la playa para luego irse a cambiar a la casa de Neil ya que la casa de Logan no era opción por razones obvias. Empezó a caminar por la playa buscándolos cuando fue derribado sin previo aviso. Patrick apenas tuvo tiempo de poner sus brazos para no irse de boca en la arena. Iba a girarse cuando sintió una lengua en su mejilla seguido de un alegre ladrido.

—¡Danny! —la voz de Neil sonó preocupada.

Patrick se giró para quedar frente al Husky que ya tenía la suficiente fuerza para derribarlo. Neil alzó la mirada y vio como Neil y los Títeres iban corriendo a su encuentro.

—Joder, Danny casi me rompes la columna —se quejó Patrick, pero el perro solo movía la cola animado.

—Apenas te ha visto ha corrido hacia ti —dijo Neil mientras tomaba la correa para quitárselo de encima—. Lo siento, se me ha escapado.

—Así como el amo es el perro. No pueden ver a Patrick sin querer tirársele encima —dijo Leah divertida.

Emma se apresuró a recoger el maletín que Patrick traía mientras Víctor le ayudaba a ponerse de pie.

—Hola —dijo Patrick mientras se quitaba la arena de encima—. ¿Qué tal la competencia?

—¡Leah estuvo increíble! —dijo Emma emocionada— ¡Quiero que me enseñe a surfear!

—Lo grabé todo —dijo Víctor enseñándole una videocámara—. Cuando me dijeron que no venías imaginé que querrías verlo.

—Ya, ya no les creas, Pat. Ni siquiera gané nada —dijo Leah.

—Pero por muy poco —se apresuró a decir Logan—. Quedaste en cuarto lugar y por muy poco margen.

—Sí, Leah con unos cuantos concursos más estoy seguro que ganarás el primer lugar sin problema —dijo Emma.

—Lamento no haber podido venir a tiempo.

—Ya, no te preocupes, Patrick. Te dije que no había problema —dijo la chica con una sonrisa—. ¿Ya has comido?

—En el bus me tomé un refresco…

—Eso no es un almuerzo —dijo Emma—. Anda regresemos a nuestro puesto antes que alguien se robe las cosas. Hice unos sándwiches para que comiéramos.

Patrick sonrió derrotado y fue a sentarse con el resto. Emma no se había limitado a hacer unos sándwiches sino también había horneado dos pie de manzana para que todos comieran. En momentos así es que recordaba que Emma era ya madre y se preocupaba mucho más por esas cosas.

—¿Y Oliver?

—Tenía excursión al zoológico con los del kinder y mis padres decidieron llevarlo. Aunque quería venir ver a surfear a Leah.

—Pero siempre tiene otra oportunidad. Los primeros cinco puestos clasificaron para el campeonato regional de surf —dijo Víctor.

Patrick miró impresionado a Leah quien solo sonrió apenada y con la mirada le pidió que no hiciera más alboroto al respecto.

—Participarás ¿verdad?

—Eso creo, por fortuna es siempre en esta playa. Si fuera en otro país si no podría, pero tengo que practicar más.

—A tus amiguitos surfistas no creo que les moleste enseñarte un par de trucos nuevos —dijo Emma con una sonrisa.

Patrick miró de reojo a Logan quien frunció el ceño al escuchar el comentario por lo que Patrick prefirió no preguntar sobre el tema.

—¿Qué tal el trabajo? —preguntó Neil—¿No te molestaron por tu nuevo look?

Patrick hizo una cara de hastío que bastó para que el resto riera.

—Quitando las burlas estuvo bien. Por suerte logré terminar de instalar el cielo falso de la habitación que me tocaba por lo que no me siento tan culpable de no ir mañana.

—Nosotros con Leah nos regresamos hoy mismo a Gastrell —dijo Emma—. No quiero dejar a Oli mucho tiempo solo así que después de la fiesta nos regresamos por si necesitas ir a trabajar.

—Lo pensaré —dijo Patrick, pero no tenía deseos de dejar solo a Neil.

Terminó de almorzar y estuvieron charlando largo rato, solo interrumpidos ocasionalmente por la gente que se acercaba a felicitar a Leah.

—¿Isabella no ha llamado? —preguntó Víctor después de un rato.

—No, aún no —dijo Neil—. Espero que no esté demasiado desanimada.

—Tendremos que ver que no abuse de la barra libre —dijo Víctor.

—Se suponía que vendría aquí con Fabio ¿verdad? —preguntó Logan.

—Sí, pero se hace tarde y aún tenemos que irnos a cambiar —hizo ver Emma.

—¿Le llamamos? —propuso Neil.

Antes que alguien pudiera contestar el teléfono de Leah comenzó a sonar.

—¡Es Isabella! —dijo la chica.

Era una llamada por facetime así que todos se apresuraron a ponerse cerca de Leah. Todos estaban listos para decir algunas palabras de aliento, pero apenas vieron a Isabella con una gran sonrisa no supieron que decir.

—Isa, ¿estás bien? —preguntó Leah.

—¡Hola, que bueno que están todos allí! —exclamó Isabella—. Llamaba para disculparme, pero no podré ir a la fiesta.

—¿Está todo bien? —preguntó Víctor confundido.

—¿Dónde está Fabio? ¿Está bien? —preguntó Patrick.

—Sí, todo está bien. Fabio está intentando calmar los ánimos.

—Eso no suena a que las cosas están bien —dijo Logan.

—¡Claro que sí! ¡Todo está bien! —exclamó emocionada Isabella— ¡Cancelaron la boda!

—¡¿Eh?! —dijeron todos los títeres al unísono.

—¡Sí! Mi padre quiso cambiar algo del régimen patrimonial del matrimonio. Sandra se puso como una fiera y dejó la ceremonia con sus hijas dejando a todos los invitados confundidos. ¡Fue increíble!

Todos los Títeres se miraron incrédulos entre ellos, pero la sonrisa de Isabella estaba allí, así que era imposible que se tratara de una broma.

—Está bien. No te preocupes. No sé, ve a consolar a tu padre o lo que sea que tengas que hacer en estas situaciones —dijo Neil.

—Luego nos cuentas bien, Isa —dijo Leah con una sonrisa.

—¡Seguro! Me marcho, que sino Fabio se pondrá furioso.

Leah cortó la comunicación y miró a todos quienes se volvieron a sentar en la arena—Creo que ya no tendremos que preocuparnos de cuidar a Isabella.

—Ahora es trabajo de Fabio que no se acabe el licor de la recepción de su padre —dijo Patrick.

—Bueno, entonces ya que no hay que esperar a Isabella deberíamos irnos —propuso Logan, mientras se ponía de pie.

El resto imitó su ejemplo. Recogieron las cosas y se repartieron en los automóviles. Logan con Víctor, Leah con Emma y obviamente todos dejaron que Patrick se fuera con Neil, quienes iban a la cabeza de la pequeña caravana.

Patrick en verdad quería hablar con Neil, pero el sueño lo estaba matando. Los días anteriores apenas dormía dos o tres horas en un intento de ponerse al día con el proyecto de Landerson, pero aún no lo conseguía, por lo que no tardó en quedarse profundamente dormido. Cuando Patrick despertó tenía de nuevo la gigantesca casa de Neil frente a él, para su alivio esta vez no tuvo el impulso de querer salir corriendo. No había terminado de ubicarse donde se encontraba cuando escuchó los gritos de alegría de Joshua quien habría la parte de atrás de la camioneta para dejar salir a Danny quien escapó a tirarlo al suelo debido a la efusividad de su saludo. Erika estaba al pie de las escaleras esperándolos.

Neil se encargó de hacer las presentaciones mientras Erika saludaba a todos con alegría. Una vez hechas las presentaciones todos regresaron a los vehículos para bajar los trajes y vestidos. Erika les indicó a Emma y Leah que habitación podían usar para cambiarse. Guio a Patrick y Víctor a la habitación en la que Patrick se había quedado la otra noche; y cómo era natural dejó a Logan con Neil.

Patrick y Víctor llegaron a los pocos minutos a la habitación de Neil este último aprovechó de revisar los libros que Neil tenía para leer.

—Menos mal no tenemos que prepararnos con mil años de anticipación —dijo Logan mientras se dejaba caer en la cama de Neil.

—Sí, y Leah tenía que ducharse aún. No tuvo oportunidad de hacerlo allá en la playa. Así que supongo que tardaran un par de horas en estar listas —dijo Víctor desde la parte de arriba de la habitación.

Joshua llegó a los pocos minutos y los convenció de jugar un rato en el Nintendo Wii. Todos los chicos estaban en la sala cuando Craig llegó a la casa. Saludó a todos con cordialidad e indicó que iría a arreglarse para la fiesta.

Todos estaban metidos en la partida de Mario Party cuando Emma apareció en la sala con el pelo lacio y recogido en un medio moño.

—¿No vas a bañarte, Patrick? —preguntó la chica. Patrick la miró confundida unos segundos— Fuiste a trabajar. Tienes que ducharte. En realidad todos deberían bañarse. Si se metieron al mar.

—Pero estamos jugando, Emma —dijo Víctor—. Y voy ganando.

—Vayan a bañarse. En especial tú, Patrick. Leah dijo que luego llegaras a la habitación para hacer algo con tu cabello y que no te pusieras la camisa hasta que te arreglemos sino vas a mojarla.

—Pero yo…—empezó Patrick, pero la mirada de Emma no le dio margen para protestar—. Tienen suerte que sea malo en esto —dijo antes de ponerse de pie.

Ahora empezaba a compadecer un poco a Oliver si así era de exigente Emma. Aunque al final tuvo que darle la razón que si necesitaba una ducha. No quiso demorarse mucho, porque aún no se sentía del todo cómodo en la casa de Neil. Cuando salió del baño Víctor entraba a la habitación.

—¿Te ducharás?

—Sí, creo que sí —dijo Víctor—. Aunque después tengo que llamar a Emma para que me ayude con un poco de maquillaje. Ya sabes, para…

Patrick asintió mientras sacaba el pantalón que se pondría—¿Cómo te has sentido estos días?

—Bien, la pomada que me diste me ha ayudado mucho.

—Me refería a todo —admitió Patrick.

Víctor sonrió un poco—Mejor de lo que debería —admitió. Patrick se sentó en la cama y lo vio interrogante—. Creía que mi madre buscaría hacerme volver. Solo he hablado con ella por teléfono y se limitó a decirme que la decisión es apropiada por ahora, que vería si podía depositar a mi cuenta dinero, pero que no esperase mucho e incluso dijo que mandaría a alguien para que lleve mis cosas a la casa de Logan, pero tampoco quiero abusar de su hospitalidad.

—¿Qué has planeado entonces?

—Buscar algún trabajo o alguna pasantía pagada. Lo que salga primero.

—Suena un buen plan por ahora. Solo no te presiones tanto. ¿Está bien?

—Sí. Por hoy creo que solo debemos disfrutar la fiesta.

—Suena un buen plan —dijo Patrick.

Terminó de ponerse la ropa interior, los pantalones, los calcetines y los zapatos. Dejó la camisa el chaleco y el saco dentro del forro y salió para buscar a Leah. No entendía por qué tenían que arreglar su cabello. Iba a entrar al pasillo donde estaba la habitación de Leah y Emma cuando de pronto Erika salió de la habitación de Joshua ya arreglada.

Patrick se paró de golpe al notar la mirada de la mujer quien  le miró más de lo socialmente aceptado. Patrick tuvo que cubrirse con el forro por la vergüenza, aquello hizo a Erika percatarse de su indiscreción—¿Necesitas ayuda con algo, Patrick?

—No. Solo iba a la habitación de las chicas, dijeron que tenían que hacer algo con mi cabello y…—Patrick casi podía sentir la mirada de Erika traspasando el forro.

—Oh, entiendo. Sí. Es mejor que aún no te pongas la camisa entonces.

—¡Mami! ¿De verdad no puedo ir con short a la fiesta? —preguntó Joshua mientras salía de la habitación con un pantalón y una camisa marga larga color turquesa— ¿Vas a ir sin camisa a la fiesta, Patrick?

—No, iba a terminar de cambiarme. Te ves bien, Joshua.

—¿De verdad? ¿Me veo como mi papi?

—Sí…

Erika  le indicó a su hijo que entrase de nuevo a la habitación para ponerle los zapatos—Iré a ayudar al terremoto, sino no nos iremos nunca.

—Está bien —dijo Patrick—. Y también usted se ve muy bien —dijo al no encontrar nada más apropiado que decir. Además era un comentario honesto. Erika llevaba un vestido negro ceñido al cuerpo, demostrando que a pesar de los años aún conservaba bien su figura. El cabello recogido en un elegante moño y llevaba un collar que Patrick estaba seguro que eran diamantes.

Erika sonrió por el cumplido—Muchas gracias, Patrick.

Habiendo pasado la vergüenza inicial de haber dejado que la madre de su novio lo viese a medio vestir se encaminó al cuarto de las chicas. Al entrar rápidamente le llegó el olor de la plancha de pelo al cual se había ido acostumbrado de a poco debido a que Isabella siempre retocaba su peinado antes de las funciones.

Leah fue quien le abrió la puerta. Sonrió al verlo, pero Patrick fue quien sonrió aún más y sorprendido por el aspecto de la chica. Llevaba un largo vestido azul navy con escote en corazón y el vestido se ceñía de la parte de arriba, abajo era corte sirena y tenía un atrevido escote en la pierna. El cabello ondulado.

—¿Qué? ¿Creías que eras el único que podía jugar a ser modelo? —preguntó divertida.

—Te ves increíble, Leah —dijo Patrick con una sonrisa mientras entraba a la habitación.

—Nadie sospecharía que unas horas atrás me estaban revolcando las olas.

—Eh, ¿y para mí no hay halago? —preguntó Emma con una sonrisa.

—Claro que sí. Oliver va a tener mucho trabajo cuando crezca ahuyentándote pretendientes —dijo, al ver el vestido rojo de encaje que Emma usaba.

—Buena respuesta —dijo la chica mientras lo guiaban al baño donde tenían conectado la secadora.

—Gali te manda a regalar esto —dijo Leah poniéndose detrás de él mientras enseñaba el bote mouse—. No confía en que no usarás gelatina.

—En realidad no iba a usar nada —admitió Patrick mientras se sentaba en el banco.

—Bien, ahora déjame trabajar. He visto a Gali hacerlo mil veces así que espero que algo se me haya pegado —dijo Leah con una sonrisa.

—Para ser alguien que se opone a la moda sabes mucho de ella —le hizo ver Patrick.

—No la odio. Es solo que ya tengo mi estilo aunque de vez en cuando puedo soportar la tortura de vestirme como princesa.

—Solo no le hables de maquillaje. Me costó media hora ponerle el delineador —dijo Emma quien estaba a su lado aplicándose el delineador.

—¿No vas a sacarte un ojo con esa cosa? —preguntó Patrick horrorizado.

Emma sonrió divertida ante el comentario—No —dijo para luego tomar el rizador de pestañas.

—Ok. Eso en definitiva se ve como un aparato de tortura. No quiero ver qué harás con él —dijo Patrick.

Leah sonrió para girarlo y dejarlo frente a él—Listo. Ya no tienes que verlo. Ahora déjame trabajar que la meta es que Neil no te quite la vista de encima.

Patrick sonrió avergonzado por las palabras de Leah. Quien primero secó su cabello y luego aplicó un poco de Mouse cuando ya lo hubo peinado.

—Listo —dijo Leah indicándole que se girase—. Hoy va peinado hacia atrás porque quiero que lo que más resalten son tus ojos. Ahora ve a terminar de cambiarte para que te anude el corbatín.

—¿Segura que no me dejas ponerte un poco de rímel, Leah? —preguntó Emma.

—No. Suficiente tortura por una noche. Gracias. Solo la sombra de los ojos y ya.

—Está bien. Ven siéntate.

Patrick sonrió un poco al ver la expresión protestaste de Leah, pero se dejó hacer. No entendía por qué pero le producía cierta gracia, pero al mismo tiempo sentía que estaba atestiguando una de las formas más genuinas de amistad entre mujeres. Terminó de cambiarse en silencio y esperó a que Leah le amarrase el corbatín.

Nuevamente cuando estuvo listo su figura le pareció la de un desconocido. Emma le dedicó una sonrisa y lo llenó de cumplidos, que solo sirvieron para avergonzarlo un poco, ya que no estaba acostumbrado a recibirlos. Volvió a verse al espejo y en verdad apenas se reconocía, aun cuando sabía que seguía siendo él, pero algo hacía esa ropa que le hacía sentir que se encontraba en alguna realidad alterna. Dejó a las chicas que terminaran de cambiarse, no sin antes decirle a Emma que Víctor también necesitaría una mano con el maquillaje.

Salió de la habitación cuando escuchó el sonido del piano proveniente de la sala. Movido por la curiosidad se acercó hasta allí. Había creído que el piano era solo de adorno, pero al parecer sí había alguien que podía tocarlo y no lo hacía nada mal. Se esperaba que fuera alguno de los padres de Neil, pero se llevó tremenda sorpresa al ver a Joshua frente al piano, este apenas lo vio dejó de tocar y  sonrió—¡Patrick, te ves muy bonito!

—Gracias…

—Pareces de esa gente que sale en los comerciales de perfumes.

Patrick sonrió avergonzado por la comparación que hacía Joshua con toda sinceridad—Ya…¿Oye tu tocabas el piano? —preguntó. Sabía que la pregunta era estúpida considerando que lo había visto hacerlo.

—Sí. ¿Tú también tocas?

—No, en realidad soy malo con los instrumentos —admitió Patrick.

Joshua le indicó que se sentara a su lado en el banco. Patrick lo hizo movido por la curiosidad y en realidad aún estaba un poco escéptico a que en verdad hubiera sido Joshua quien tocaba.

—Estaba practicando un ratito en lo que mami ayudaba a mi papá a buscar una corbata.

—¿Y qué tocabas? —preguntó.

—Es el inicio Carmen de Bizet —dijo Joshua mientras le enseñaba la partitura frente a él—. Me cuesta  decir la primera palabra —dijo enseñándole la palabra “preludio” —Y  aún no lo hago tan rápido como debería, pero mi maestro dice que con práctica lo voy a conseguir. ¿Te enseño como me sale?

Patrick no pudo negarse al ver el entusiasmo de Joshua quien apenas lo vio asentir empezó a tocar. Patrick miró asombrado como las pequeñas manos de Joshua se movían en el piano sacando las notas. Había escuchado alguna vez esa canción no estaba seguro a donde, pero aun cuando no la tocaba tan rápido como recordaba que era la canción miraba impresionado a Joshua quien cuando terminó sonrió.

—Fue increíble —admitió Patrick.

—¡¿De verdad?! Va a haber un festival en mi escuela y quería tocarla, pero no sé si lo conseguiré a tiempo.

—Yo digo que sí. Tocas muy bien. Neil no me había dicho que tocabas el piano.

—Sí, antes le daban clases a Neil, pero él se aburrió rápido de ellas, pero cuando le pregunté a mi mami si podía recibirlas en lugar de Neil dijo que sí.

—¿Te gusta el piano? —preguntó Patrick.

—¡Sí, mucho! Mi papi sabe tocarlo y quiero ser tan bueno como él —dijo Joshua con orgullo—. Le voy a decir que un día te enseñe como toca. Él ni siquiera tiene que ver las notas.

Patrick sonrió un poco aunque no negaba que se sentía un poco incómodo al notar cuanto Joshua adoraba a su padre y luego comparaba a Neil, quizás él también llegó admirar a Craig de la misma forma que Joshua lo hacía, quizás por eso sufrió tanto cuando se enteró de la infidelidad a Erika.

—Suena increíble. ¿Hace mucho tocas el piano?

—Dos añitos. Al principio me costaba un montón tocar con las dos manos, pero ahora ya puedo aunque como aún son chiquitas a veces no alcanzo llegar a algunas teclas si es muy rápido. Aunque leer las notas aún me cuesta un poquito, pero si quieres te enseñe alguna canción me avisas.

Patrick sonrió ante el entusiasmo de Joshua prometió que si se le ocurría alguna canción le avisaría mientras se ponía de pie y le decía que iría a dejar el forro de su saco a la habitación.

Caminaba rumbo a su habitación cuando la puerta del cuarto de Neil se abrió. Este solo llevaba los pantalones puestos y aún colgaba la toalla en sus hombros. Neil se quedó con la boca abierta y sus ojos abiertos al máximo los cuales lo recorrieron de pies a cabeza.

—Joder…—fue lo único que pudo decir Neil antes de mirar ambos lados del pasillo y meterlo en su habitación.

—¿Tan mal….?

Patrick no pudo terminar la pregunta porque Neil lo acorraló contra la puerta—Ni loco te dejo salir de esta casa —susurró—. No quiero que nadie más te vea así.

—Ya, no es para tanto…

—¿No es para tanto? —preguntó Neil incrédulo—¿Te has visto en un espejo?

—No me veo tan mal…

Neil reprimió una risa al escucharlo hablar así. Sus manos recorrieron el pecho de Patrick con lentitud para luego bajar hasta su cintura y luego buscar sus nalgas. Una sonrisa traviesa se instaló en su rostro al notar las reacciones de Patrick. Junto sus cuerpos antes de inclinarse hasta su oído y decirle: —Se me ha puesto dura con solo verte, Pat. Y tú lo único que dices es que no te ves tan mal.  

Patrick no necesitó que se lo dijera, apenas sus cuerpos rozaron pudo sentí su erección—Eso es un problema.

—¿Te harás cargo? —preguntó Neil separándose un poco. No se lo pidió mirándolo a los ojos denotando el nerviosismo de hacerlo.

Patrick intentó recordar que estaba en casa de los padres de Neil, que Joshua estaba en la sala, que no podía hacer nada sin arriesgarse a manchar el traje de Valentina, pero ver a Neil allí tan deseoso de él. El solo hecho que se lo haya pedido, aun sabiendo que por su mente rondaba cómo había terminado la última vez que intentaron intimar, fue suficiente para desarmarlo.

Echó  llave a la puerta y lo dejó acorralado contra la puerta. Sus manos se fueron hasta las piernas de Neil y lo alzó obligándole a que se sujetara con sus piernas alrededor de su cintura. Lo llevó hasta la cama de este apartando todo lo que estuviera en el camino.

—Patrick—susurró deseoso—Tócame…

Patrick asintió. Despacio, irían despacio, se repitió. Su boca buscó la de Neil quien ya lo esperaba ansioso por profundizar el beso. Sus manos acariciaron primero su pecho, descendiendo lentamente hasta el pantalón. Palpó la erección de Neil sobre la tela haciéndolo jadear. En verdad Neil no iba con bromas al decir que tenía una erección.

—Shh…—susurró—. Tienes que ser silencioso.

Neil lo miró con ojos rebosantes de deseo, pero asintió desesperado. Movía sus caderas ansioso por sentir un mayor contacto. Patrick le quitó los pantalones y ropa interior, Neil quien no le quitaba la mirada de encima. Buscó algún indicio que le hiciera creer que debía detenerse, pero no lo encontró. Movió su mano lento primero, viendo las reacciones de placer de Neil. Una parte le decía que no era momento para estarlo contemplando, pero no podía evitarlo, quería ver cada uno de sus gestos.  La manos Neil  se fueron hasta su cabello y lo atrajo para besarlo nuevamente, con lentitud, con mucha lengua como a Neil le gustaba y cómo el también disfrutaba. Ambos embargados por el placer. Patrick le masturbó primero con lentitud hasta que sintió que Neil movía sus caderas desesperado por un mayor contacto, por lo que aumentó el ritmo provocando un jadeo más fuerte en Neil, quien rompió el beso.

Neil buscó callar sus propios jadeos cubriéndose la boca, pero le costaba mantenerse en silencio. No podía, no con Patrick mirándole de esa forma con su boca levemente entreabierta y sus labios levemente inflamados por la intensidad de los besos compartidos. No podía callarse con la visión que tenía, por cómo Patrick le masturbaba cada vez con más rapidez provocando que su vista se nublase.

—Voy a correrme —susurró Neil a tiempo para que Patrick se separara y no manchase el traje.

El orgasmo fue potente, un agradable hormigueo lo recorrió, su respiración jadeante era lo único que escuchaba. Abrió los ojos con lentitud, aun sintiendo la placentera sensación en su cuerpo. Vio a Patrick quien aún le sonreía. Sus dedos aún temblaban por el orgasmo, pero consiguió atraerlo para besarle esta vez solo por necesidad de sentirlo, solo porque amaba los besos que le regalaba, le hacían sentirse lleno y que todo estaba bien, porque en el fondo también le hacía sentirse un poco estúpido de haber tenido miedo, porque ahora ya no tenía duda que todo lo que proviniera de Patrick solo lo le haría sentirse profundamente feliz.

—¿Todo en orden? —preguntó Patrick quien se había sentado a la orilla de la cama.

—De maravilla —susurró Neil.

—Qué bien, porque ahora yo soy el del problema —admitió Patrick—. No esperarías que ver esas expresiones no me provocaría una erección ¿verdad?

Neil sonrió divertido y lo atrajo para besarlo. Sus manos se fueron al cinturón de Patrick el cual quitó con ansia, desabrochó el pantalón, pero a esas alturas ya había notado la erección de Patrick.

—No vayamos a manchar el pantalón que Leah mata y su madre termina de rematarme.

—No me hago responsable por eso, pero sí me haré responsable de que si lo manchas valga la pena.

Su mano se metió entre la ropa interior y masajeó con lentitud la erección de Patrick quien dejó escapar un suspiro de alivio. Lentamente se fue acostando en la cama.

—Neil…

—¿Te gusta?

—Sí, pero en serio me estoy volviendo loco. Hazlo más rápido —suplicó Patrick.

Neil le bajó hasta las rodillas los pantalones y la ropa interior. Sonrió antes de ponerse encima de él, sacándole un gemido a Patrick al sentir como su erección rozaba las nalgas de Neil—Quiero jugar un poco más.

—Vas a matarme.

—Espero que hayas traído los…

Neil se detuvo al escuchar cómo intentaban abrir la puerta.

—Neil. ¿Ya estás listo? —preguntó Erika tocando la puerta.

Neil y Patrick se separaron alarmados—¡A-aún no, mamá! —exclamó Neil sintiendo como su voz sonaba más ronca de lo que quería.

—Solo faltas tú. ¿Qué es lo que te está demorando?

—Es que no sé qué camisa ponerme.

—Abre la puerta.

Neil empezó a maldecir por lo bajo mientras se quitaba encima de Patrick y buscaba ponerse a toda prisa su ropa interior y los pantalones, por fortuna no los había manchado. Le indicó a Patrick que subiera las gradas que llevaban a la su pequeño refugio.

—Voy…—dijo mientras con la camiseta que había usado ese día se limpiaba los restos de semen que quedaban en su abdomen. Vio a Patrick quien con cierta dificultad terminaba de subir las gradas y se ocultaba al fondo. Neil se subió el pantalón y fue abrir a la puerta.

Erika lo miró unos segundos detenidamente con el ceño fruncido—Creía que te habías duchado.

—Sí…

—Pues ya estás sudando de nuevo.

—¿En serio?

Erika entró a la habitación y notó el forro del saco de Patrick en el suelo—Neil, que te he dicho de dejar cosas tiradas por tu habitación. ¿Y esto que no es de tu amigo Patrick?

—Oh, lo siento. No sé, puede ser de Logan.

—En serio, Neil, ¿aún tengo que andar recogiendo tu ropa del suelo? —exclamó Erika al ver una camisa en el suelo.

Neil se apresuró a recoger la camisa con la que se acababa de limpiar—No, lo siento. Ya listo, recogida.

—¿Y qué hace tu saco en el suelo?

—Debió caerse ahorita que fui a abrirte…

Erika suspiró, aun cuando ya fuera legalmente un adulto su hijo seguía siendo un niño—No estarás pensando ponerte esa camisa azul  que está sobre la cama, ¿verdad? Está toda ajada.

—No, eso noté también —dijo Neil. La verdad esa era exactamente la que pensaba usar antes que terminara bajo de él y de Patrick.

Erika fue hasta el armario de su hijo y sacó una camisa blanca—Anda vístete.

—Claro, ya salgo.

—No me iré de aquí hasta que estés cambiado, jovencito. Todos tus amigos están ya listos y nosotros ya tendríamos que estar allí.

—Está bien, voy, voy. No hay necesidad de enojarse —dijo Neil aun sintiendo la humedad en su ropa interior. Esperaba tener unos minutos para cambiárselos, pero quien más le preocupaba era Patrick. Inconscientemente vio hacia arriba. Gesto que no le pasó desapercibido a Erika.

—¿Qué estás pensando?

—Nada. Solo que mejor me doy prisa que ya nos estoy retrasando —dijo cambiándose lo más rápido posible. Erika se encargó de amarrarle el corbatín.

—Por cierto ¿deberíamos apartar algún asiento en nuestra mesa esta noche?

—Mamá…

—Solo digo que esta noche es buen momento para presentarnos a tu novia ¿quién es? Tu amiga Emma es muy bonita, pero Leah tiene su encanto.

—Ninguna, mamá —dijo Neil un poco incómodo mientras se separaba cuando Erika terminó de anudar el corbatín.

—Listo, ve a lavarte los dientes y a echarte un poco de perfume.

—Vale, salgo enseguida.

—Te espero aquí.

—¡Mamá, no tengo seis años!

—Pues Joshua ha puesto menos quejas que ti.

Neil caminó derrotado al cuarto de baño e hizo lo que su madre le indicó. Al final terminó sacándolo de allí sin siquiera darle oportunidad de ver atrás.

Mientras tanto Patrick quería darse de cabezazos contra las repisas de los libros solo para intentar aliviar el dolor de su erección—No voy a sobrevivir una más así…—murmuró.

***

Patrick se subió sin dudar al auto de Leah. Era obvio que ella sabía que algo había hecho con Neil porque se limitó a decirle que tendría que arreglar su cabello de nuevo, pero era lo suficiente prudente de no preguntar al respecto en esos momentos, pero sabía que cuando bajase la guardia lo suficiente lo molestaría por la situación.

La fiesta de la compañía del padre de Neil se llevaría en casa de Tony uno de los principales socios y amigo íntimo de la familia. La casa de ubicaba en la residencial más lujosa del lugar. Patrick jamás había puesto un pie en la Villa Di, pero sabía que las casas se caracterizaban por ser extravagantes y porque alrededor de ellas se alzaba un enorme lago artificial.

—Joder, estos tipos no tienen reparos en demostrar que tienen dinero —exclamó Leah cuando cruzaron el circuito de seguridad y entraron a la residencial.

—¿Segura que allí es la fiesta? —preguntó Emma que iba enfrente.

Las chicas tuvieron mejor acceso a la vista a la mansión, porque Patrick no tenía otra palabra con qué describirla. Si la casa de Neil ya le parecía demasiado, definitivamente aquello se salía de todas las proporciones que podía aguantar o sentirse cómodo. Ahora entendía los reparos de Neil de hacer la fiesta allí. Un hotel cinco estrellas era mucho más discreto que la edificación frente a ellos.

—Pues allí hay un valet parking así que asumo que sí, Emma.

—No inventes. Esa casa está igualita a la que salía en aquel video de Gwen Stefani el de “Cool”.

Patrick jamás había visto el video, pero definitivamente él estaría genial con la idea de dar media vuelta y largarse de allí. El jardín delantero era dividido por la estrecha calle por la que ahora desfilaban los automóviles. Cuando finalmente bajaron del auto Patrick notó que en el jardín habían alzado elegantes carpas iluminadas con pequeñas luces simulando estrellas y en el interior se podían observar las mesas redondas donde los centros de mesas luminosos cargados con hermosas flores realzaban la elegancia del lugar, en las mesas ya había un par de personas hablando; sin embargo las puertas de la mansión se encontraban abiertas de par en par revelando que era allí donde se encontraba la mayor parte de personas. Un grupo de meseros se movía entre la mansión y las carpas donde se encontraban algunos invitados con las bandejas llenas de bebidas.

Víctor y Logan no tardaron en unírseles—Humilde la casa de Tony ¿verdad? —preguntó Logan con naturalidad.

—Sí, sencillita —dijo Emma con una sonrisa.

—Esperen a que vean el interior —dijo Logan mientras les indicaba que entraran.

Era obvio que él también estaba familiarizado con el lugar, por lo que todos optaron seguirlo y no separarse de él. Logan no mintió cuando dijo que el interior era peor. Dos escaleras gemelas curvas mostraban el acceso para las estancias superiores. Los pisos de mármol relucían, incluso Patrick podía ver su figura reflejada en él. Las enormes puertas de madera que Patrick no pudo evitar tocar cuando pasó junto a ellas y la suavidad de esta le indicó que en efecto las puertas eran de ébano.

Varias personas saludaron a Logan cuando lo vieron entrar, lo que les dio unos minutos para que pudieran ver bien el lugar. A la izquierda la puerta entre abierta dejaba ver que era una especie de estudio, al fondo se podía ver el acceso al jardín trasero y se veía al fondo la oscura masa que debía ser el lago artificial. Había dos pasillos a los extremos cerca de la puerta, Patrick asumió que uno sería la cocina y el otro a alguna habitación extra.

Logan terminó de hablar con quienes lo había abordado y les guio a la puerta de la derecha y se vieron recibidos por un enorme salón en el cual parte de los muebles estaban pegados a las paredes dando una mayor sensación de amplitud. En el techo habían pintado el atardecer de la ciudad, podía distinguir los edificios, el valle, el río. Al fondo del salón estaba la tarima de un DJ con sus luces y ya ponía música que era más de la época de los padres de Neil. Algunos de los invitados ya bailan mientras otros pedían algún trago en el bar que habían instalado a un lado del salón.

Joshua corrió detrás de uno de los meseros cuando Erika se distrajo en saludar a uno de los invitados y le pidió una soda y lo que parecía un panecillo, el mesero se los dio con prontitud. Patrick miró la escena sintiéndose un poco abrumado por la naturalidad con la que Joshua se desenvolvía en ese medio. Neil no se despegó de Craig ni Erika mientras saludaban a los invitados.

Patrick no pudo apartar la mirada de él, porque cómo se desenvolvía. Estrechaba con cordialidad la mano de los hombres y saludaba de beso a las mujeres, mientras decía algún comentario que hacía sonreír o inclusive reír a las personas.

Aquel era el mundo de Neil, al que estaba acostumbrado. No se sentía intimidado con las multitudes, ni por sacar conversación con personas que probablemente no veía desde hace años. Patrick lo veía pasar de un invitado a otro, y entre más lo veía menos le parecía la persona con la que sonreía a diario o que le contaba algún mal chiste, pero le terminaba de sacar alguna sonrisa. Llegó a pensar que quizás este era el verdadero Neil, que el de Gastrell solo era una actuación de la persona que Neil quería ser, pero que su verdadera naturaleza era la que tenía frente a sus ojos, pero cuando la idea apenas empezaba a tomar forma Neil sintió su mirada y lo observó, primero confundido, pero luego sonrió, una sonrisa diferente a las que había regalado hasta el momento. Una sonrisa que era la soberana entre todas las brindadas porque Patrick supo que era genuina y esa sonrisa, la más hermosa de todas era exclusivamente suya. Neil volvió la vista a su interlocutor y se disculpó con él y avanzó directamente hasta Patrick, deteniéndose solo para tomar dos copas con un líquido azul que cargaba un camarero.

—¿Qué haces aquí tu solo?

Patrick giró confundido y notó al resto de Títeres en el bar. Se había quedado abstraído mirando a Neil que no notó en qué momento se separó. Neil le tendió un trago.

—¿Qué es?

—Limonada con vodka.

—¿Por qué es azul?

—Ni idea, pero esta si las paso sin que termine ebrio.

—Eso espero. La última vez que ingeriste alcohol en un lugar público terminaste besándome.

Neil bebió un poco del trago, como si intentase sostener su hipótesis—Por cierto, lo siento, por lo que pasó allá en mi casa.

Patrick miró a todos lados antes de hablar—Créeme no lo sientes ni la mitad de lo que yo lo hice.

—Lo sé, juro que voy a recompensarte apenas tengamos oportunidad.

Aquello sonaba muy bien. Le dijo a Neil que fuera con su madre al notar que Erika lo buscaba con la mirada, este prometió no dejarlo solo mucho tiempo, aunque Patrick sabía que aquella sería una promesa difícil de mantener. Se acercó a los Títeres.

—Y creía que me había salvado de cuidar traseros embriagados esta noche —dijo Patrick.

—No te preocupes. Yo no tomo. Así que soy el encargado de ver que no se pasen, en especial Leah que debe de conducir —dijo Víctor.

Debía esperarse que Víctor no tomaría en especial con la situación de su padre. Patrick tomó asiento en uno de los sillones y se sentó con el resto de los Títeres quienes empezaron a charlar. La música en definitiva no era algo que ellos pudieran bailar, o mejor dicho no querían bailar con excepción de Emma que se notaba que quería ir, pero no ella sola por lo que todos se entretenían tomando cualquier trago o boquita que les ofrecieran. Pasaron veinte minutos hasta que Neil pudo acercarse a ellos.

—¿No se han aburrido?

—No, para nada —dijo Emma.

—¿Y tú no te has aburrido de saludar a todos? —preguntó Logan.

—Un poco. En especial porque al final vino toda la familia de parte de mi padre. Leah y Emma aléjense de mi primo Kyle es un mujeriego y le gustan las universitarias —dijo mientras señalaba discretamente al hombre en la barra.

—Así que estos son tus amigos de los que tanto hablas, pero nunca presentas ¿eh? —dijo un hombre que se acercaba a donde se encontraban.

—Hola, Tony —dijo Logan con una sonrisa.

—Hola, Logan. Qué bueno verte. ¿Se divierten?

—Sí.

—Tienes una casa muy bonita —dijo Emma.

—Si luego quieres un tour no me molestaría.

Neil le miró molesto—Tony…

El hombre parecía divertirse con la reacción de Neil—Oh, vamos amiguito. Solo estoy siendo buen anfitrión. No es mi culpa que tengas amigos tan bien parecidos —dijo dedicándoles una mirada a todos, deteniéndose especialmente en Emma y Patrick.

El resto rio por el comentario, pero Neil permaneció serio y aquello no pasó desapercibido por Patrick.

—Bueno, los dejo en su casa. Si necesitan algo no duden pedirlo, incluso si es un tour —dijo Tony guiñándole un ojo a Emma para luego alejarse.

La música cambió haciendo que Emma se pusiera de golpe haciendo que todos la voltearan a ver confundidos—Neil, tienes que bailar esa conmigo —dijo la chica mientras lo arrastraba a la pista de baile.

Todos rieron al ver la emoción de Emma—Sabía que no iba a resistir sin sacarlo a bailar. Neil es el único que puede bailar merengue —dijo Logan.

Patrick sonreía divertido al ver a Neil bailando “La dueña del Swing”. No lo hacía nada mal si tenía que ser honesto obviamente Emma era la que se robaba todas las miradas, pero Patrick solo miraba Neil quien reía junto a Emma mientras se desplazaban un poco por la pista de baile. Ganándose la mirada de todos, incluso la de los padres de Neil.

—En serio no puedo escuchar esa canción sin que sienta que va aparecer mi madre a decirme que es día de hacer limpieza —dijo Víctor.

Todos se quedaron viendo como Neil bailaba con Emma, la chica no dejó ir a Neil después de esa canción. Bailaron al menos cinco entre salsa, merengue, Patrick miraba impresionado a Neil. Al parecer aún tenía que descubrir muchas cosas de Neil. Bailaban “Eres mi sueño” de Fonseca cuando Patrick vio a los padres de Neil que seguían recibiendo invitados, al menos estaban dejando que Neil se divirtiera un rato. Su mirada recorrió el salón en el que más personas bailaban ahora y divisó a Joshua intentaba meter la mano en la fuente de chocolate que habían instalado a un extremo. Sonrió ante la visión del niño, sin embargo su sonrisa de borró de golpe al ver a la entrada del salón a Daniel. Patrick se puso de pie de golpe haciendo que el resto de los Títeres callara.

—¿Patrick?

Patrick empezó a retroceder aterrado, sus piernas parecían actuar por él. No, Daniel no podía estar allí. Era una ilusión, una mala broma porque si Daniel estaba allí eso significaría que su padre, palideció y sintió como si todo el aire se escapara de sus pulmones. Retrocedió con violencia chocando con uno de los meseros. El sonido de la bandeja chocando contra el mármol fue ensordecedora. Todos los invitados voltearon a verlos confundidos. Neil soltó a Emma y empezó a avanzar hasta Patrick.

—L-lo siento —dijo Patrick recogiéndola de inmediato—. Fue mi culpa…—por fortuna no llevaba nada en ella.

—No se preocupe.

Patrick sintió la mirada de Daniel sobre él, pero la ignoró al igual que la de los Títeres. Tenía que salir allí, por donde fuera incluso si era por una ventana. Por fortuna alcanzó a ver una puerta que llevaba a uno de los jardines laterales. Casi se abalanzó a ella aun escuchando la voz de Neil llamándole. Caminó sin rumbo. Tenía que salir de allí. No podía quedarse allí. No podía hacerlo. No podía enfrentarse a Daniel o a su padre.

Rodeó la casa intentando ganar tiempo, intentando recuperar aire. Llegó a la parte de atrás de la casa donde todo estaba iluminado por antorchas. Patrick terminó sentándose en una banca cerca de las escaleras. Hundió su rostro entre sus manos y respiró hondo un par de ocasiones. Tenía que irse, la sola idea de Robert, Daniel y Neil en el mismo lugar le provocaba nauseas. No podía arriesgarse a que las cosas se salieran de control, la sola idea que pudiera hacer algo que arruinase esa noche para Neil lo aterraba.

—¿Estás bien?

Patrick se quitó las manos del rostro confundido. Deseó que fuese Neil, pero solo era Tony quien regresaba del camino que llevaba al lago. A su lado iba una esbelta mujer quien le miró también con curiosidad.

—S-sí…solo tomo aire.

Patrick quería que la tierra lo tragara cuando notó que a pesar de sus palabras Tony y la mujer iban hacia él cuando de pronto escuchó unos pasos apresurados en las escaleras.

—¡Patrick, allí estás!

Patrick se había equivocado con su pensamiento anterior, era ahora que verdad que deseaba que la tierra lo tragase.

—Hey, Daniel. Días sin verte.

—¡Tony! Sigues presumiendo tu casa en las fiestas ¿eh?.

—Yo solo se la ofrecí a Craig y no sabía que conocías al amigo de Neil.

—Sí, fue mi alumno.

Patrick sintió como el aire volvía un poco al escuchar que lo dejó todo en una relación maestro-alumno. Su cerebro no podía procesar la escena, pero una parte de él le decía que era estúpido por siquiera pensar que Daniel diría que eran hermanos, cuando era él y Robert quienes no deseaban que nadie supiera sobre su parentesco.

Tony y Daniel intercambiaron un par de palabras hasta que el dueño de la casa siguió su camino al interior del lugar. Patrick se había quedado allí estático, sin saber qué hacer, volvía a sentirse como aquel niño que no se movía ni decía nada sin el permiso de Daniel para evitar enfurecerlo. El solo recuerdo hizo que pecho doliera por el dolor, por la rabia.

—Patrick…

Este se puso de pie al notar como Daniel intentaba acercarse a él. Fue un acto reflejo, uno que le había costado reprimir cuando tuvo clases con Daniel y tenía que acercarse a recoger alguna calificación. Daniel lo notó y su semblante fue ilegible para Patrick.

—¿Qué haces aquí?

—Craig y mi…digo…—Daniel calló al notar la expresión de Patrick—. Craig y Robert han hecho algunos proyectos juntos. Ambos son buenos amigos.

La noticia le cayó como un balde de agua fría, dejándolo esta vez paralizado. ¿Craig y Robert amigos? Era una mala broma ¿verdad? Tragó hondo y volvió a mirar hacia el interior sintiendo el pánico crecer en su interior.

—No está aquí —dijo Daniel—. Tenía un compromiso fuera del país, pero me pidió que viniera en representación suya.

Patrick recibió la información con desconfianza.

—Sé que no tienes motivos para confiar en mí, pero es la verdad. Lo siento, no debí venir. No sabía que estarías aquí.

—No tendrías que saberlo. Este es el último lugar donde esperarías encontrarme…

Daniel le miró con culpabilidad—Vestido así te pareces mucho a él.

Patrick hubiera dado lo que fuera por borrar esa idea de su mente—Sí, es una lástima que no seas tú el que se le parece. Haría todo más fácil.

—Patrick yo…—Daniel no pudo seguir hablando, las palabras se atascaban en su garganta, negándose a salir de boca.

Era el momento adecuado. Patrick hablaba con él, si bien con hostilidad, pero no podía esperar una actitud diferente. Prefería la hostilidad al miedo con el que lo había enfrentado las primeras veces que se vieron en la universidad. Sabía que lo había lastimado, pero no fue hasta que lo vio nuevamente en Gastrell que comprendió lo mucho que sus palabras lo habían dañado. Lo había visto durante los últimos años andar solo en la universidad, sin encajar del todo y pensaba que quizás era su culpa. Cada vez que lo veía podía escucharse asimismo, al Daniel de la infancia y adolescencia, diciéndole que no encajaba allí que ese no era lugar para Patrick.

Ver a Patrick retraído, siempre trabajando solo, evitando socializar más de lo necesario o con esa actitud desafiante y furiosa solo era el recordatorio que él había colaborado en demasía a que fuera de esa forma, pero los últimos meses un poco de esa culpa se había visto mermada al ver a Patrick con Neil y el resto de sus amigos del teatro. De pronto ya no lo veía siendo arrastrado por su compañero de facultad por la universidad. Lo había visto reír con ese grupo, incluso los partidos que había podido ir a ver lo veía compenetrar mejor con el equipo, pero Daniel sabía que no importaba cuanto mejorase eso no iba a borrar nunca sus faltas.

—¿Por qué viniste a buscarme?

—Cuando te vi con tus amigos imaginé que pensaste que Robert estaría aquí y querrías irte. Solo quería decirte que te quedarás, soy yo quien debe irse.

Patrick tenía la vista fija en el suelo, ni siquiera podía mirar a Daniel a la cara porque volvía a sentirse insignificante, porque volvía a ser aquel niño que humilló en la piscina años atrás, porque estaba consciente que no importaba lo fina que fueran sus ropas, seguía siendo el mismo Patrick que no había logrado nada en su vida.

—No tienes porqué irte. Tú encajas mejor en este ambiente, en realidad solo quiero irme a casa…

—Patrick…

—Quédate. No es la primera vez que nos vemos forzados a convivir en un mismo espacio. Además habrías hecho el viaje desde Gastrell en vano. Quédate y sigamos pretendiendo que no nos conocemos como siempre hemos hecho.

Aquello dolió más de lo que Daniel esperó, porque solo le hizo confirmar lo que años después comprendió: que Patrick tenía mejor corazón que él, si él estuviese en los zapatos de Patrick hubiera estado feliz con decirle que se largase porque no querría ver su cara. Patrick tenía el valor y la fortaleza de soportar situaciones incómodas y aun cuando no lo notase él terminaba ganando porque no se doblegaba ante las circunstancias.

—L-lo siento…—susurró Daniel.

Las palabras fueron pronunciadas tan suave que Patrick creyó que había escuchado mal hasta que Daniel volvió a repetirlas y esta vez Patrick si se atrevió a mirarlo a los ojos.

—Lo siento tanto, Patrick. He intentado decírtelo por tantos años, pero…—su voz se quebró—lo siento, te lastimé por tantos tiempo. Hice tu vida más difícil, te alejé de nuestro padre, arruiné los pocos momentos que tenías a su lado y…y…yo…

—Daniel…

—No sé con qué cara vengo a pedirte perdón. No tengo derecho. No cuando te humillé, Dios, aún recuerdo el día que fuiste a mi casa, no sé por qué era así. No sé por qué me sentía tan amenazado con tu presencia. Tenía tanto miedo que me lo quitaras, que se fuera contigo y no volviera nunca más, que te quisiera más que a mí y me olvidara porque tú sí pareces su hijo. Aún recuerdo la última vez que te vi antes de Gastrell: me prestaste tu juguete nuevo y yo lo destruí.

—Basta, Daniel—suplicó Patrick. No quería escucharlo. Todo era demasiado doloroso

—Tú eras tan bueno conmigo, recuerdo la vez que salimos para un día del padre yo no había hecho nada para él y tú le habías hecho un trofeo con papel maché que decía “el mejor papá del mundo”. Cuando supiste que yo no tenía nada me lo diste sin dudarlo. Dijiste que no había problema porque al fin y al cabo era más papá mío que tuyo —dijo Daniel casi al borde de las lágrimas. Robert aún conservaba ese trofeo. Jamás había podido decirle que en realidad lo había hecho Patrick. Aún recordaba la cara de su hermano cuando se lo ofreció con la esperanza que así se llevasen bien, pero no había funcionado.

—Recuerdo la primera vez que me llamaste hermano—dijo Daniel sin aire—. Fue el día que nos conocimos, ese día…si solo te hubiera abrazado y correspondido el afecto que me brindaste quizás…

—Daniel, ya no más, te lo suplico —dijo Patrick con un nudo en su garganta. Sentía sus ojos arder por las lágrimas que se acumulaban en sus ojos, sentía arder su nariz, el dolor en su pecho era casi insoportable.

—Arruiné todo. No tengo perdón, no tengo excusa…

—No, está bien. Y-yo solo llegué a arruinar todo.

—No es tu culpa, Patrick.

—Sí lo es, si yo no hubiera nacido…—y las palabras ya no pudieron salir.

No pudo continuar por la mirada lastimera y llena de culpabilidad que Daniel le dedicaba. No pudo seguir porque finalmente lo había dicho en voz alta, lo que durante años pensó, pero que jamás se atrevió a decírselo a alguien.

—No digas eso. Tú no tienes la culpa. Los errores que nuestro padre cometió nunca debieron evitar que crecieras feliz, que tuvieras todo lo que yo tuve. Mi enojo debió haber sido contra él, no contra ti que no tenías culpa de nada. Y-yo debí haberte querido como el hermano que eras, que eres…

Patrick sintió como una lágrima se escapó de sus ojos, y luego otra, hasta que ya no era capaz de distinguir a Daniel. No quería seguir escuchándolo, no sabía qué sentir, cómo actuar, cómo hacer que Daniel se sintiera menos culpable.

—Lo siento tanto, Patrick…

—Ya, por favor, ya no sigas —pidió con voz entrecortada.

A lo lejos se escucharon pasos que pronto hacían eco más y más cerca, denotaban apuro y un poco de angustia, de pronto se detuvieron.

—¿Pat?

Patrick alzó la mirada apenas pudo distinguir a  Neil al pie de las escaleras, apenas sus miradas hicieron contacto corrió hasta él y lo abrazó con fuerza.

—¡Joder! ¡Me diste un susto y…!—Neil calló al notar la presencia de Daniel. Se separó de Patrick y hasta ese momento notó las lágrimas de Patrick —¿Qué…?

—Lo siento, debo irme —dijo Daniel.

Daniel pasó a un costado de ellos y Patrick sintió el impulso de detenerlo—Daniel…—lo llamó aún con la rareza en sus labios de haber pronunciado su nombre. Su hermano estaba tan sorprendido como él que lo hubiese llamado por su nombre frente a alguien más—. Iba en serio cuando dije que te quedaras.

—Pero…

—Quédate. Sabes cómo se pone cuando no haces lo que te ordena.

—Está bien. Discúlpame también por haber arruinado tu noche…

Patrick lo vio alejarse. Era la primera vez que veía a Daniel alejarse y sentía esa extraña necesidad de pedirle que se quedase. La mano de Neil sobre una de sus mejillas lo hizo sobresaltarse, pero no se apartó. Solo miró confundido como Neil limpiaba sus lágrimas. No hizo preguntas, solo lo abrazó con fuerza y Patrick se dejó envolver en ese abrazo porque necesitaba sentir a alguien, pero por primera vez no quería un abrazo de Neil.

Hundió su rostro en el hombro de este, no esperó que más lágrimas salieran, pero allí estaban de nuevo y ni siquiera se molestó en detenerlas. Abrazaba con fuerza a Neil, pero se sentía confundido por estar deseando poder abrazar a Daniel aunque fuera una sola vez. Jamás había deseado abrazar a su hermano y de pronto desearlo era chocante para él, pero no podía negarlo. Solo quería abrazar a su hermano, solo quería sentir que este en verdad no lo odiaba por existir, que tenía tanto derecho como él de haber nacido.

—Neil, no puedo dejar de llorar —sollozó desesperado.

Neil lo abrazó con más fuerza—No lo hagas entonces. Sigue llorando hasta que se te acaben los motivos para hacerlo. 

Notas finales:

Bueno no me tardé un mes y fueron menos de 3 semanas así que es todo un logro esta actualización. La fiesta durará uno o dos capítulos más esto recién empieza (?) 

Gracias por leerme :) 


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