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Los títeres rebeldes por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

En las notas me extiendo...creo que ya prolongué demasiado la espera del siguiente capítulo :)

XXXVI.

Neil cerró la puerta principal al ver como el resto de sus amigos regresaban a la universidad. Al girarse Logan le estaba mirando con seriedad desde el sillón. Sabía que las preguntas difíciles de contestar vendrían de la boca de su amigo, quien esperó a que el resto se fuera para poder hablar con más calma.

—No puedo creer que todo pasara justo después que nos fuimos. ¿Has hablado con tu padre?

—No. Y honestamente no deseo hacerlo —dijo Neil mientras se sentaba en el sillón.

—¿No crees que evitar hablar del tema es lo que ha empeorado todo entre ustedes? —preguntó Logan mirándole fijamente—. Desde que descubriste lo del engaño no han vuelto hablar como deberían.

—No puedo, Logan. No sé cómo hacerlo o qué decirle.

Logan sonrió un poco antes de poner su mano en el hombro de su mejor amigo—Entiendo bien qué es tener miedo de hablar de algo que te incomoda o te ha hecho sufrir, Neil, por eso te digo que no deberías seguírtelo guardando. Habla con él. Solo sé sincero. Quizás el poder decirle todo hará más fácil siquiera verle a la cara.

Neil sonrió con cierta tristeza—Odio cuando dices cosas que tienen sentido, lo sabes ¿verdad?

Logan sonrió un poco—Lo sé, pero si no te las dijera no fuera tu amigo.

—También lo sé. ¿Y tú cómo has estado? —preguntó Neil—. ¿Has podido dormir mejor?

—No mucho la verdad.

—¿Pero sigues con la idea de buscar un psicólogo?

—Sí. Leah me recomendó a unos cuantos.

—Las cosas con ella no hacen que estés más tranquilo ¿verdad?

Logan se pasó una mano por la cabeza—¿Tan obvio es?

—Un poco. A excepción de Patrick el resto no me ha comentado nada. Aunque es obvio que pasa algo entre ustedes y no para bien. Aún con lo ocupado que estuve en la fiesta noté como evitaban siquiera ponerse uno al lado del otro en todo momento.

—Lo arruiné con Leah por completo —dijo Logan lleno de culpabilidad—. ¿No te ha dicho nada? ¿No me odia?

—No. No me ha comentado nada. Últimamente Patrick habla más con ella. Si quieres puedo preguntarle si le ha dicho algo.

—Por favor. Disculpa que los meta en mis problemas.

—No es problema. Ya verás cómo las cosas se solucionan entre ustedes.

Logan dejó escapar un quejido—La extraño. Joder, estamos en la misma habitación, Neil, pero siento esa distancia entre nosotros que me hace sentir como si estuviéramos en diferentes realidad. Extraño sus mensajes ya sea para burlarse porque el Schalke no está en puestos de Champions o quejándose porque los Spurs le ganan a cualquier equipo de la NBA que a ella le agrade. Extraño todas esas pequeñeces que hacían mi día mejor. No puedo ver ningún juego en la televisión sin preguntarme si lo estará viendo o no puedo escuchar música sin recordar cuales son las canciones que ella ama o detesta.

Neil sonrió un poco—En verdad estás enamorado…

—No te burles —se quejó Logan enrojeciendo.

—No lo hago —le aseguró Neil—. Entiendo cómo te sientes. Conozco a Leah y estoy seguro que ella se debe sentir sola también. No te rindas con ella.

Logan sonrió un poco—Lo sé, pero no dejo de escuchar esta voz en mi interior diciéndome que no me la merezco.

—Ella es la única que puede responderte eso —le hizo ver Neil.

—Ahora eres tú el que dice cosas con sentido.

—Aprovéchame que estos momentos de iluminación no vienen seguido —bromeó Neil.

Logan rio un poco, sintiéndose un poco mejor. Aun cuando las cosas con Leah estaban mal volvía a tener a su amigo de vuelta. Eso hacía todo más fácil de soportar. Había extrañado muchísimo a Neil el tiempo que se distanciaron.

—También estás teniendo una buena racha de iluminación con las clases. Ya hasta empiezo a sentirme celoso de tus notas.

Neil sonrió avergonzado—No es para tanto.

—Otra vez fuiste la mayor nota con Hayes y con las otras materias no vas nada mal.

—Eso creo…

—¿Eso crees? ¿Qué son esos niveles de modestia? ¡Deberías estar feliz!

—Y lo estoy —dijo Neil sin mucha convicción—. Ya puedo devolverte el favor de todas las veces que me has explicado tú a mí.

***

Patrick subió las gradas de su apartamento completamente agotado. El entreno de ese día había sido demoledor para él. Incluso llegó a pensar que las cinco vueltas extra a la pista que Jared lo obligó a dar eran una especie de venganza por su comportamiento del último juego. Sabía que su entrenador esperaba una disculpa, pero no le nació hacerlo, por lo que sus piernas dolían a horrores y subir los escalones solo reavivaba la sensación.

Al entrar al apartamento Gabriel salió a recibirlo—Hola, hijo —dijo abrazándole con cariño.

Patrick le devolvió el abrazo aun sintiéndose extraño de tener una muestra física de afecto, pero no podía culpar a Gabriel que lo abrazara; después de todo, ayer fue él quien buscó abrazarlo. No fue un acto del todo consciente, pero después de tantos abrazos a lo largo del fin de semana de parte de  Neil, Joshua e inclusive de Erika suponía que algún efecto hicieron en él, por lo que inconscientemente había llegado y abrazado a su abuelo.

Sabía que el gesto había extrañado a Gabriel, porque él no era de los que regalaban abrazos sin una buena razón. Catherine nunca lo acostumbró a los abrazos y las pocas veces que lo abrazó fueron para su cumpleaños o para salir juntos en alguna fotografía; de parte de Robert es obvio que jamás recibió uno, por lo que le resultó extraño e incluso incómodo cuando su abuela intentaba abrazarlo cuando era más pequeño, al notar sus reacciones pronto dejó de hacerlo y Gabriel siguió su ejemplo, pero ahora entre más tiempo pasaba con la familia de Neil, donde los abrazos eran algo tan natural como respirar, sin ser consciente empezó a imitar su comportamiento.

—Hola, abuelo.

—¿Qué tal te fue?

—Supongo que bien, pero estoy agotado.

—Entonces descansa después que comas. En la refrigeradora te dejé tu cena. ¿Quiere que te la caliente?

—Por favor.

Patrick terminó de entrar a la casa y dejó su mochila sobre mesa. Se acostó en el sillón a los pocos segundos Niebla cayó sobre su estómago—Hola, amigo —susurró mientras acariciaba el lomo del gato que empezó a ronronear complacido—. Ojalá Danny fuera igual de tranquilo que tú.

Ayer después que regresaron de comer Danny no lo dejó en paz hasta que logró que se pusiera de pie y fuera a jugar con él al jardín. Los últimos días había logrado que finalmente fuera por la pelota cuando se la lanzaba, así que al parecer Danny esperaba poder demostrarle que ya dominaba esa gracia hasta que Patrick ya no aguantara el brazo con el que se la lanzaba.

Gabriel le llamó para que fuera al comedor. Tomó a Niebla en sus brazos y fue a sentarse justo en el momento en que Gabriel le servía la cena con un vaso de jugo.

—Patrick, ya te dije que no mal acostumbres a Niebla a estar en la mesa —dijo Gabriel al notar como su nieto había puesto al gato sobre la mesa y este ronroneaba complacido.

—Pero Niebla quiere hacerme compañía ¿Verdad, Niebla? —dijo Patrick al ver como el gato rodaba un poco por la mesa para luego poner una pata sobre su brazo.

—Claro, ahora vas a poner a Niebla en mi contra —dijo Gabriel mientras se sentaba a un lado.

Gabriel solo le miraba en silencio o acariciaba a Niebla quien había apoyado la cabeza en el brazo de Patrick y se negaba a moverse de allí aun cuando le hacía más dificultoso comer a su nieto.

—¿Qué le pasa a este gato?

—Quizás percibe el olor de Danny y no le agrada que ahora pase tiempo con perros.

—Creía que no te gustaban los perros.

—Bueno, Danny hace que lo quieras aunque sea a la fuerza —admitió Patrick.

Gabriel sonrió ante el comentario—Ayer ya no pude preguntarte qué tal la fiesta. Te veías agotado, por lo que preferí dejarte descansar.

Su primer pensamiento fue decirle a su abuelo que después de esa noche no quería saber de fiestas por el resto de su vida. El saber que Neil probablemente coincidiría con él le aliviaba—Pasó algo en la fiesta…—murmuró mientras ponía el tenedor sobre el plato y dejaba de comer. No quería hablar de todo lo que había sucedido porque prefería olvidar la mayor parte de ella.

—¿Qué pasó? Creía que te habías divertido con tus amigos.

—Hay algo que no te había dicho porque no quería preocuparte —admitió Patrick—. Daniel da clases en Gastrell. Incluso me tocó recibir clases suyas.

Gabriel le miró sorprendido—¿Por qué no me lo dijiste?

—Ya te lo dije, no quería preocuparte.

—Patrick, hijo, debiste contármelo. ¿Era esa materia que te estaba dando problemas hace unos ciclos? Una de las Matemáticas que querías retirar.

—Sí, la verdad la quería retirar por Daniel no por la materia.

—Debiste haberlo hecho. No tenías que aguantar a ese hombre.

—Pero si lo hacía me iba a atrasar e implicaba otro año de mensualidad sin la garantía que no lo volviese a tener como catedrático, y sabes que no podemos permitirnos ese lujo, abuelo.

Gabriel masajeó sus sienes—Pero no entiendo que tiene que ver Daniel con lo de la fiesta.

—Él estaba allí. Al parecer Robert y el padre de Neil son amigos.

—¿Viste a tu padre?

—No. Solo estaba Daniel.

A Patrick le incomodaba cuando Gabriel llamaba a Robert como su padre, porque para él Gabriel era más como su padre aun cuando le llamara abuelo.

—¿Hablaste con él? ¿Te hizo algo? —preguntó Gabriel.

Gabriel no había visto muchas veces a Daniel Hayes, pero recordaba las pocas veces que tuvo la oportunidad de verlo no se llevó buena impresión de él. Patrick siempre había intentado buscar algo que los acercara como hermanos, pero Daniel seguía rechazándolo. Él no tenía palabra en ese entonces porque Catherine era la que se entendía con Robert, pero aunque intentó decirle a su hija que no dejara que Robert llevase a Daniel cuando salía con Patrick porque cuando su nieto regresaba lucía mucho más triste y cuando creía que nadie le prestaba atención se iba a encerrar a su habitación a llorar. Gabriel había intentado en más de una ocasión que Patrick le contara que sucedía, pero siempre su nieto se rehusaba y solo le decía que quería estar solo.

—No, abuelo, cálmate no me hizo nada —pidió Patrick mientras quitaba su mano debajo de la cabeza de Niebla. El gato alzó la mirada molesto antes de bajarse de la mesa e irse al sofá—. Es solo que me pidió perdón…

—¿Daniel?

—Sí, lo sé. Tienes derecho a estar sorprendido. Yo también lo estuve pero, no sé, sonaba sincero.

—¿Y qué le dijiste?

—Nada. Estaba confundido. Me dijo que debió haberme querido como el hermano que soy, que yo no tenía la culpa de las acciones de Robert.

—Y es verdad, Patrick. Sé que Daniel probablemente fue influenciado por su madre quien siempre le guardo rencor a tu madre, pero tú no tienes ninguna culpa de las acciones de Robert o Catherine —le aseguró Gabriel mientras ponía una mano sobre la de su nieto—. Entonces, ¿qué vas a hacer?

—No lo sé. Hoy lo vi en la universidad y fue extraño. Él iba a su clase y yo a la mía, pero cuando nos vimos nos detuvimos de inmediato. Él no intentó acercarse, pero yo tampoco intenté huir como otras veces y no sé, es extraño. ¿Qué debo hacer?

—Eso solo lo puedes decidir tú, Patrick. Sé que Daniel te ha hecho más daño del que me quieres contar —dijo Gabriel percatándose como Patrick apartaba la mirada de él e intentaba quitar la mano pero Gabriel se lo impidió—. Hijo, sé que siempre dices que es una tontería lo de seguir a tu corazón, pero de verdad en este tipo de situaciones deberías tratar.

—Tengo miedo —admitió Patrick—. Tengo miedo que sea alguna mala broma, que vaya a hablar con él y al final solo quiera burlarse de mí una vez más.

—Patrick…

—Una parte me dice que no sea tonto, que Daniel ya es lo suficiente maduro para evitar hacer esas cosas, pero luego está esta parte de mí, la que no olvida todo lo que pasó y me da miedo volver a sentirme de la misma manera de cuando era niño —se sinceró. De pronto, su abuelo se inclinó a abrazarle. Cuando se vio entre los brazos de Gabriel agradeció tanto el cariño, el amor que siempre le había brindado—. Ya no quiero dejar que el pasado me lastime. Intento escapar de él, abuelito, pero siempre hay algo que me recuerda a Daniel o a Robert.

—Te han lastimado, hijo, no solo ellos. Sé que también tu madre te lastimó y luego aquel hombre —dijo Gabriel sintiendo como Patrick se aferraba más a él cuando hizo mención de Catherine—. Pero no puedes escapar del pasado, quizás llegue el momento en que tengas que hacerle frente a todas esas personas una vez más, pero te has hecho fuerte y sé que podrás hacerlo.

Patrick recordó a Caleb y cómo había sido fácil hablar con él, en cómo finalmente logró dejarlo en el pasado a donde correspondía. Quizás su abuelo tenía razón, tal vez ahora era un poco más fuerte. Lo abrazó con cariño, mucho más tranquilo e hizo su resolución, tenía que hablar con Daniel. Tenía que hacerle frente de una vez por todas.

—Gracias, abuelo.

—Siempre voy a estar aquí para ti.

Patrick lo abrazó con un poco más de fuerza—En verdad no sé a dónde estaría si no te tuviera.

No quería pensarlo, porque sabía que sus opciones no eran agradables. Quizás se hubiera convertido en algo que detestara, pero por fortuna tenía a Gabriel quien nunca había perdido la fe en él, incluso cuando todo el mundo le dio la espalda. Él siempre sería su primera razón para ser mejor persona, la segunda sería Neil. No importaba cuanto quisiera a Neil, cuanto llegase a amarlo, Gabriel siempre sería su principal razón para seguir luchando porque si él no hubiese creído en él probablemente nunca hubiera conocido a Neil.

***

Neil colgó el teléfono después de la charla con su madre. Había llamado para asegurarse que estuviera bien, dentro de lo que cabía. Aún sin tener a su madre de frente podía darse cuenta que le mentía cuando le decía que no había nada que preocuparse. Además para empeorar las cosas, su madre se había olvidado por completo del evento de Joshua y tenía una audiencia programada para ese día, le había dicho que intentaría buscar que la reprogramaran, pero era obvio que sería casi imposible hacerlo.

Ayer que salieron con Joshua este le había comentado que para el festival iba a haber un pequeño show de talentos por grados y él estaba preparando algo para que todos lo vieran. No quiso entrar en más detalles porque quería que fuera sorpresa. Solo le dijo que quería hacerlos sentir muy orgullosos a él y a sus padres.

Se dejó caer en la cama y hundió el rostro en la almohada. ¿Se decepcionaría mucho su hermano si solo él estaba presente? Ya daba por sentado que su padre no iría. Era en día de semana y por cómo estaban las cosas él jamás se acercaría al colegio. No quería que su hermanito se sintiera triste o que los otros niños lo molestaran porque llegase solo él.

Además de todos los problemas con su familia sentía que las clases, instructoras y talleres lo estaban asfixiando últimamente. No quería bajar su promedio cuando con tanto esfuerzo y ayuda de los demás lo había conseguido levantar. Iba pasando todas sus materias contra todo pronóstico en especial después de los primeros parciales. Las cosas al menos en la universidad tendrían que ir bien, pero no sentía que lo estuvieran.

—¿Por qué no lo están? —susurró agobiado.

***

Una suave lluvia caía sobre Gastrell a esa hora de la tarde. Al mediodía la lluvia fue torrencial, sorprendiendo a todos. Patrick terminó completamente empapado mientras esperaba el autobús, por fortuna siempre tenía la costumbre de guardar una muda extra de ropa en su casillero del polideportivo.

Al entrar a la Universidad sintió algunas miradas sobre él al notar que solo iba con sus audífonos escuchando música sin importarle ir bajo la lluvia sin ningún tipo de protección. “Under the Bridge” de los Red Hot Chili Peppers resonaba en sus oídos cuando lo vio: Daniel caminaba sosteniendo un paraguas rojo intentando evitar mojarse en vano sus zapatos y la parte inferior de su pantalón cuando volteó rápidamente en su dirección y siguió caminando, pero se detuvo de pronto y volteó nuevamente, como si la primera vez que vio no fue consciente que Patrick estaba allí.

Ambo se quedaron viendo mientras en los oídos de Patrick resonaba que nunca quería volverse a sentir como aquel día. Ninguno hizo ningún movimiento. La gente a su alrededor solo corría intentando buscar resguardarse ante el súbito aumento de lluvia. Esa mañana Patrick había empezado a echarse para atrás sobre la idea de hablar con Daniel, pero antes que se diera cuenta estaba caminando hacia él quien no ocultó su sorpresa, pero no hizo ningún movimiento como si no quisiera asustar a Patrick, y este se sintió como si fuera alguna especie de animal temeroso que ante el menor signo de hostilidad o amenaza saldría huyendo.

Patrick había repasado en su mente qué diría si llegaba a hablar con Daniel en algún momento, pero cuando estuvo frente a él se quedó en completo silencio, con la música aún sonado en sus oídos, la lluvia seguía cayendo con un poco más de fuerza, pero Daniel no habló, no hizo ningún movimiento. Era la primera vez que Patrick se daba el lujo de observar con detenimiento a su hermano. Entre más lo veía más diferencias encontraba. Nadie sería capaz de decir que estaban emparentados.

—Hola…—dijo Patrick finalmente.

Fue todo lo que pudo decir, pero era tan extraño poder saludarlo y encontrar una pequeña sonrisa en el rostro de su hermano. Jamás Daniel le había sonreído. Y mucho menos lo había protegido de la lluvia, pero allí estaba moviendo su paraguas en su dirección para evitar que se mojara.

—No, no te preocupes yo ya estoy empapado.

—Vas a enfermarte —dijo Daniel, mientras volvía a cubrirse por completo con el paraguas ante la insistencia de Patrick.

—No, iba a mi casillero. Yo guardo ropa extra allí —dijo con voz entrecortada.

Estaba tenso, no podía negarlo, sentía un hormigueo recorrerle las manos a causa del nerviosismo. Nuevamente bajó la mirada mientras le hablaba porque era imposible quitarse de la nada ese hábito de no mirar a Daniel a los ojos. Se formó un silencio entre ellos que no sabía cómo romper, por lo que se quitó los audífonos para ganar tiempo.

—¿Qué haces aquí, Patrick?

Este alzó la mirada confundido, pero al ver la expresión de Daniel comprendió que su tono no era acusatorio como él había creído en un primer momento, sino era un tono que denotaba su confusión y su sorpresa. Patrick volvió a bajar la mirada.

—No lo sé. Solo te vi y yo…

—No tenías por qué. No me debes nada.

—Claro que sí —dijo Patrick esta vez haciendo un esfuerzo por ver a su hermano—. La otra noche tú dijiste tanto y yo no te di una respuesta.

Daniel le miró con sorpresa, sus cejas se alzaron un poco, pero luego recuperó su semblante sereno, amigable. Patrick no comprendía cómo pudo cambiar tanto al Daniel de su infancia.

—Con más razón. No me debes nada.

—¿Ibas en serio? Todo lo que dijiste ¿de verdad lo sientes?

—Claro que sí, Patrick. Sé que no tienes razones para creerme, pero si tengo que repetírtelo lo haré con gusto. Todas las veces que sean necesarias.

Patrick se apresuró a negar con la cabeza. No podía escuchar todo de nuevo—No, no lo hagas…

—Solo una vez más, Patrick—pidió Daniel—. Sé que nunca podré reparar el daño que te causé, pero de verdad estoy arrepentido. Solo quería que supieras cuanto lo siento.

—Gracias por sentir que debías hacerlo —dijo Patrick—. Yo no sé qué decirte la verdad. Esto es tan raro.

—No tienes que decir nada. Yo entiendo si no puedes perdonarme.

—Te perdono, Daniel.

Jamás había salido un perdón más sincero de sus labios, pero allí estaba. Pudo hacerlo mirándole directo a los ojos. No esperó que saliera tan fácil, ni que estuviera tan dispuesto a perdonarlo, pero suponía que las emociones humanas eran impredecibles.

—Yo siempre quise que nos lleváramos bien —admitió Patrick mirando hacia el suelo. Vio su rostro reflejado en el charco que estaba frente a él. La lluvia empezaba a parar—. Siempre quise tener un hermano. No, miento, porque eso abre muchas posibilidades. En realidad solo quería que tú me quisieras como uno. Cuando comprendí que jamás me verías de esa forma solo deseé que no me odiaras por haber nacido.

—Patrick…

Patrick alzó nuevamente la mirada y notó los ojos llorosos de Daniel, pero de pronto él estaba sereno. No entendía de dónde venía esta tranquilidad, pero le permitía hablar por primera vez con su hermano. La lluvia se detuvo y las nubes cedieron unos cuantos rayos de sol que iluminaron ese camino desolado de la universidad.

—¿Entonces no me odias, Daniel?

Patrick esperó una risa burlona como aquellos días de su infancia, pero de pronto se vio entre los brazos de Daniel que le abrazaba con fuerza.

—No te odio, Patrick. No vuelvas a decir que no mereces haber nacido.

Patrick cerró sus ojos pensando: “Ah, así es como se siente. Así se sienten los abrazos de tu hermano.” Con cierta timidez devolvió el abrazo, sintiéndose extraño pero una parte de él estaba cómoda por el contacto, como si siempre hubiera estado listo para recibirlo.

—Has terminado empapado por mi culpa —dijo Patrick cuando finalmente se soltaron. Se inclinó para recoger la sombrilla que había terminado en el suelo y se la dio a Daniel.

—No te preocupes. Siempre guardo una camisa extra en mi auto.

Patrick asintió. Daniel sonrió un poco. Habían roto el hielo, pero no estaban seguros de cómo continuar.

—Tengo que irme a cambiar.

—De acuerdo.

Patrick retrocedió un par de pasos, pero no le dio la espalda a Daniel en ningún momento. Este seguía observándolo. Ambos parecían no querer terminar ese encuentro, pero no sabían cómo seguirlo prolongando.

—Patrick —le llamó Daniel con apremio—. ¿Crees que algún día podamos ir comer a algún lado y charlar?

La pregunta lo tomó por sorpresa. Daniel lo notó de inmediato y se arrepintió por querer apresurar las cosas.

—Está bien. ¿Quieres mi número de teléfono?

Daniel sonrió aliviado al escucharlo y asintió mientras se apresuraba a sacar su teléfono y anotaba el de Patrick. Marcó el número para dejarle una llamada perdida. Patrick sacó su teléfono y guardó el número.

—Listo. Supongo que tú me llamas o yo te llamo…

—Un mensaje también está bien —dijo Daniel. No quería que el otro se sintiera presionado.

—Cierto, cierto —dijo Patrick mientras bloqueaba su móvil.

Daniel sonrió al notar que la pantalla de bloqueo era un selfie de Neil y Patrick—Se ven bien juntos. Tú y Neil. Hacen una bonita pareja.

Patrick le miró confundido y luego bajó la vista a su teléfono—¿Lo sabes?

—Los chismes llegan hasta los catedráticos, Patrick. Solo fingimos no saberlos. Usualmente no me fío de ellos, pero luego de haberlos visto en la fiesta y ayer que escuché a uno de mis alumnos comentar en medio de la clase que los vieron tomados de la mano a ti a Neil después del partido del viernes,  supuse que por una vez los chismes son reales.

Patrick dejó escapar un suspiro—Vaya, quién diría que mi vida era tan pública.

—Solo lo que haces dentro de la universidad, si te sirve de consuelo.

—Adiós a mi esperanza de pasar desapercibido —dijo Patrick mientras guardaba su teléfono—. Bueno, hoy si debo irme.

—Está bien, Patrick. Cuídate.

—Gracias…

—¿Gracias?

—Sí, gracias. Nos escribimos o lo que sea.

—O lo que sea —confirmó Daniel—. Oh, antes que lo olvide tengo un favor que pedirte —dijo Daniel con una pequeña sonrisa al notar la confusión de Patrick, pero no se negó—. No seas de esos asquerosos novios que entran a la clase del otro solo para estar juntos. No los soporto, pero nunca he tenido el corazón para sacarlos.

—Ugh, asco. No. No te preocupes por ello. Suficiente haberte aguantado un ciclo —se apresuró a decir Patrick.

Daniel rio aliviado porque incluso con el último comentario sabía que no iba con la intención de herirlo. Entonces supo que de alguna manera ambos estarían bien. Después de todo ya habían dado el paso más difícil.

***

Víctor se detuvo apenas entró en el apartamento de Logan al notar las cajas que estaban en la sala y un colchón en la entrada. Logan apareció en la sala en esos momentos—Hola. Trajeron tus cosas hace unas horas.

—Lo siento…

—No te preocupes. Anda, dame una mano con tu colchón. Ya armé la base.

 Logan tomó un lado del colchón y Víctor tomó el otro extremo. Una vez dejaron puesto el colchón en la habitación se sentaron en él. Víctor notó como Logan había sacado él solo el sofá-cama que había estado utilizando los últimos días.

—¿Estás bien? —preguntó Logan.

—No. Lamento todo esto. No debería involucrarte con mis problemas.

—Ya te dije que no me molesta tenerte aquí. Me alegra que vivamos juntos aun cuando sea en estas circunstancias, pero creo que debe ser raro para ti.

—Supongo, pero sé que es lo mejor. Aunque no deja de molestarme un poco que mi madre solo haya mandado mis cosas y no se molestase siquiera en avisar.

—Ya no te atormentes con eso —dijo Logan poniendo una mano en el hombro de Víctor—. ¿Qué tal la entrevista de trabajo?

Víctor se desanudó la corbata y dejó escapar un bufido. Su búsqueda era una mierda. Sabía que solo llevaba dos días y que no debía ser tan fatalista, pero en todos los trabajos con los horarios que ofrecían era imposible que pudiera estudiar. No entendía cómo Patrick lograba siquiera estar vivo con dos trabajos, sus entrenos, la universidad y de paso tener una relación con Neil.

—Una mierda. Horarios explotadores, salario con el que nadie podría solventar sus deudas y para colmo me dijeron que querían a alguien con experiencia.

—Lo siento…

—Es una mierda. A todos los lugares que he ido quieren a alguien con al menos dos años de experiencia. ¿Cómo voy a conseguirla si nadie me da la oportunidad? Joder, tendría que haber empezado a trabajar apenas empecé la carrera para tener la experiencia que esa gente quiere —dijo Víctor frustrado dejándose ir de espaldas en su colchón y se quedó mirando el techo largo rato.

—No tienes que buscar un trabajo con gran salario, Víctor. Estamos bien. Te lo aseguro.

—No quiero ser una carga para ti.

—Y no lo eres. En serio, no agarres un trabajo en el que vas a ser miserable. Date el lujo de buscar algo que te agrade. Tengo todo cubierto aquí.

—Gracias, Logan —dijo con una pequeña sonrisa—. ¿Qué hay de ti? ¿Cómo va la búsqueda del psicólogo?

Logan se dejó caer también el colchón y dejó escapar un largo suspiro. Desde el viernes Leah le había conseguido al menos cinco contactos diciéndole que eran los mejores que conocía. La mayoría tenían sus consultorios privados y Logan sabía que Leah lo había hecho adrede porque lo conocía demasiado bien y no quería que nadie más se enterara, porque la verdad le daba un poco de vergüenza haber llegado a ese punto. Todo el domingo pasó investigando un poco de los consultorios, algunos tenían reseñas y le habían inspirado confianza, el problema era que el día de ayer estuvo intentando reunir valor para llamar a alguno pero no sabía bien cómo proceder ¿qué decía? “Hola, mi vida de pronto es una mierda. Creo que necesito apoyo. ¿Me ayuda?” Ahora finalmente logró marcar uno de los cinco números, pero apenas la secretaria respondió colgó.

—Una mierda…

—Quizás si vas a uno de los lugares —propuso Víctor—. Así no tienes tanto margen de evitarlo.

—No lo sé.

Víctor volvió a sentarse en la cama—Quizás si hablas con Leah te puede dar alguna idea de qué esperar en esos lugares o el procedimiento. No sé, quizás te calme un poco.

—Ya hizo suficiente con recomendarme personas —dijo Logan apartando la mirada.

—Está bien. Solo no deberías postergarlo tanto porque lo único que conseguirás es ponerte más excusas para hacerlo. Si quieres puedo acompañarte o puedes decirle a Neil, sé que no le molestará acompañarte.

—Lo sé…

***

Leah ya estaba esperándola cuando Patrick salió de clases. Había avanzado bastante con Fabio entre ayer y ahora, pero aún estaba un poco retrasado en comparación al resto. Además tenían partido mañana. Odiaba esa época del calendario porque implicaba que jugasen entre semana y no solo los fines de semana y lo hacía complicarse aún más con sus pendientes.

—Hola, ¿querías verme? —preguntó Patrick.

—Sí —dijo Leah con emoción—. Anda, ven.

La chica lo guio hasta afuera del alcance de todos, sacó de su mochila un álbum y lo puso sobre la mesa de concreto—Mi mamá me pidió que te diera una copia —dijo Leah mientras saca una USB—. Aquí están la versión digital.

Patrick miró unos segundos a Leah, pero esta solo le indicaba con la cabeza que echara un vistazo. Patrick con cierto temor abrió el álbum. La primera fotografía era a blanco y negro y allí estaba él. Patrick incluso tuvo que inclinarse un poco para asegurarse que en verdad fuera él. Pasó las páginas y entre más las pasaba se sentía menos él. El día de la sesión había estado demasiado abrumado por sus pensamientos, por todos los cambios que creyó que todo había salido mal, pero ahora veía las fotos. No podía dejar de verlas porque no creía que era él.

—Oye, di algo ¿O ya te volviste en el nuevo narciso?

Patrick se irguió—No, es solo que…

—Te ves como un modelo —concluyó Leah—. Lo sé, a mi madre le encantaron. Paolo dijo que para ser primera vez que trabajas con un fotógrafo profesional no lo habías hecho mal, pero que aún hay que pulirte un poco, aunque le dijo a mi madre que en definitiva traes potencial.

—Eso es bueno ¿verdad?

—¡Por supuesto! Se contactarán contigo esta semana, pero hazte el sorprendido. Te lo digo con anticipación porque el fin de semana quiere hacer una sesión. Se han atrasado con el lanzamiento de la campaña de verano y mi madre está furiosa porque tenía que salir la próxima semana.

Patrick volvió a mirar sus fotos, pero el sentimiento de extrañeza no se iba, pero las fotos que estaban frente a él le indicaban que quizás no haría el ridículo.

—Está bien.

—¿Ibas donde Neil?

—Sí. Quedamos de vernos un rato —admitió Patrick.

—Anda, te llevo a su casa. Además dejé en el auto unas revistas que pueden ayudarte.

—¿Ayudarme a qué?

—A estudiar. No creas que todos los fotógrafos serán tan amables como Paolo.

Patrick en ningún momento creyó que Paolo fue amable, pero Leah era la que sabía de esas cosas. Caminaron hasta el automóvil y Leah no dejó de explicarle que debía de ver las poses que hacían algunos modelos masculinos para que no llegase sin saber bien qué hacer como la vez pasada, le aconsejó que practicase frente a un espejo en sus tiempos libres. Patrick cada vez se convencía más que no tendría tiempos libres en mucho tiempo. Al llegar al carro de Leah comprendió por qué no había bajado las revistas. Eran al menos dos docenas todas dentro de una caja de cartón.

—¿Has hablado con Logan? —preguntó Leah de pronto.

Patrick estaba terminándose de poner el cinturón de seguridad, alzó la mirada unos segundos para luego negar—No en privado. Si es a lo que te refieres ¿por qué?

—Es solo que quería saber si ha llamado o ido a alguno de los psicólogos que le recomendé.

—Puedo preguntarle si quieres…

—Gracias, por favor. Disculpa que te haga andar de mensajero.

—No es problema. La verdad también estoy preocupado por él —admitió Patrick—. Y sé que las cosas entre ustedes no están del todo bien aún.

Leah suspiró y apoyó su rostro en el volante unos segundos en lo que esperaban que el auto de enfrente se incorporase a la calle principal.

—No lo sé. Intento hacerle ver que en serio quiero que sigamos siendo amigos, pero creo que está molesto conmigo.

—En realidad creo que está molesto consigo mismo —dijo Patrick.

—No entiendo por qué.

—Estaba confundido con lo que sentía respecto a ti…

—Si algo iba a pasar entre nosotros hubiera pasado.

—Supongo que tienes razón. ¿Entonces significa que ya no pasará nada entre ustedes?

—No lo sé, pensé en lo que me dijiste. Sobre conocer a más personas y supongo que tienes razón. Debería intentar fijarme más a mí alrededor.

Patrick sonrió, pero parte de él se sintió culpable por haberle dicho eso a Leah porque eso reducía las posibilidades de Logan.

—Solo no agarres al primer idiota que se te ponga enfrente —dijo Patrick.

Leah rio un poco ante el comentario—En serio, acabas sonar como mi padre.

—Solo quiero que estés con alguien que valga la pena.

—Lo sé, gracias por preocuparte. Al menos yo no tengo que preocuparme por ti ni por Neil —dijo mientras entraban en la residencial—. Bueno, no olvides tus revistas y está pendiente de la llamada ¿ok?

—Gracias por traerme —dijo Patrick mientras se quitaba el cinturón.

Leah sonó el claxon para que Neil le abriera la puerta. Este no tardó en hacerlo y Danny salió animado a recibir a Patrick también.

—Gracias por traerlo —dijo Neil mientras se despedía con la mano.

Una vez vio a Leah perderse en la calle prestó su atención a Patrick y fue cuando notó la caja que cargaba. Entraron a la casa y Patrick la puso sobre la mesa de café.

—¿Y eso?

—Unas revistas que me prestó Leah.

 Patrick no le dio mucha importancia mientras iba a la cocina por un vaso con agua. Al girarse notó que Neil iba a agarrar el álbum que Leah le entregó, cruzó la distancia que los separaba en cuestión de segundos. Casi taclea a Neil que estaba sentado en el sofá, pero este reaccionó con rapidez y alejó el álbum del alcance de Patrick.

—¿Qué hay aquí? —preguntó Neil divertido.

Patrick intentó alargar la mano, pero Neil lo alejó con su mano libre. En el forcejeo terminó encima de Neil, pero el otro no cedía.

—Nada que quiera que veas —dijo Patrick.

Neil rio más al notar la expresión avergonzada de Patrick—¿A poco te prestó alguna revista porno?

—¡No seas ridículo! Anda, Neil, ya dámelo.

Neil se inclinó hacia a Patrick para besarlo tomándolo con la guardia baja y aprovechó en empujarlo para quedar encima de él. Al separarse alzó el álbum sobre su cabeza y lo abrió a pesar del quejido de Patrick. Neil alzó la mirada y se quedó contemplando la foto de Patrick en traje. Sentía como si ese Patrick lo traspasara la fotografía con su mirada. Bajó el álbum a la altura de su pecho y volteó la página para encontrarse con una foto de perfil. Su semblante era serio, pero las comisuras de sus labios estaban levemente curvadas, no lo suficiente para que fuese una sonrisa, pero era una expresión curiosa, como si guardase un secreto. Los ojos de Patrick eran penetrantes, hipnotizantes, hubiera podido quedarse contemplando la foto largo rato si Patrick no le hubiera arrebatado el álbum. Iba a quejarse cuando notó la expresión avergonzada de su novio, quien se limitó a dejar el álbum junto a la caja.

—¿Son las fotos de prueba que me dijiste?

—Sí…

—¿Por qué tienes esa cara? Si sales increíble.

—Ya…

—Hablo en serio.

—Eres mi novio, Neil. Tienes el juicio sesgado —dijo Patrick intentando restarle importancia.

—Claro que no. Una cosa es que seas apuesto y otra cosa que seas fotogénico. Tú eres ambos. ¿Qué te dijo Leah?

—Que estaban bien. No sé de esas cosas, Neil. ¿Podemos hablar de otra cosa?

—¿Te da vergüenza?

—¡Claro que me da vergüenza! —exclamó Patrick—. No me siento yo en esas fotos. Las veo y creo que es alguien más y no sé…

—No tendrías por qué avergonzarte, pero si no te sientes cómodo con ello siempre puedes decir que no en caso que te ofrezcan trabajo —le hizo ver Neil—. Así me ahorras las inseguridades de salir con un supermodelo.

—No voy a hacer un supermodelo.

—Solo porque no estás cómodo con la idea, pero en serio luces muy guapo. Joder, Pat, luces increíble y son solo fotos de prueba. Sí, quizás esto se sale por completo de tu zona de confort, pero tal vez deberías intentarlo una vez en una verdadera sesión. Al menos así no te quedas con las dudas.

Patrick suspiró derrotado—Está bien. Si Valentina llama no le pondré peros.

—Genial y quiero una copia de esas fotos.

—¿Te vas a masturbar viéndolas? —preguntó con una sonrisa traviesa—Porque puedo mandarte unas mejores.

Neil rio al escucharlo—No es que me esté negando a que las mandes, pero quiero tener fotos decentes también.

—Ya nos tomamos una en la fiesta.

—Fue solo una los dos y no te pongas de pudoroso conmigo —se quejó Neil.

—De acuerdo, de acuerdo. Luego te paso una copia —dijo derrotado Patrick—. Ya, mejor dime que tal te ha ido desde el domingo. ¿Qué has hecho?

—Repasé mis líneas para la obra. No quiero que se me vuelvan a olvidar. Las clases normales y me dieron el parcial de Estática.

—¿Cómo te fue?

—Ocho gracias a mi tutor privado —dijo Neil con orgullo.

—¿De verdad? Debe ser muy bueno.

—Es el mejor. Debería ser más agradecido con él —dijo mientras se inclinaba para besarle.

—Sí, me parece que se lo ha ganado.

Neil le besó de lleno, con lentitud. Sintió las manos de Patrick acariciar sus cabellos. Sus lenguas no tardaron en encontrarse haciendo el beso más demandante, más erótico. Se separaron con lentitud.

—Pat…—susurró Neil.

Patrick sonrió al notar la expresión anhelante de Neil. Quería hacerlo, pero tampoco quería presionar a Neil, aun cuando le aseguró que había hablado con Leah y se sentía más seguro para dar el paso. Su mano se fue hasta la mejilla de Neil y con su pulgar la acarició. Neil sonrió ante el gesto, poco a poco Patrick iba descubriendo que también tenía amor para dar y que no necesitaba grandes muestras de afecto. Neil le iba enseñando esas cosas de a poco.

Neil se inclinó para besarle una vez más pero el sonido de su celular lo detuvo. Vio en la pantalla que era una llamada desde su casa—¿Te importa si contesto? Debe ser Joshua.

—Contesta —dijo no sin poder evitar sonar un poco frustrado.

Neil se quitó encima de Patrick quien se acomodó de nuevo en el sofá. Neil le miró con apenado y le indicó que volvería a lo que querían hacer en unos minutos.

—¿Aló?

—Neil…¿Estabas ocupado? —preguntó Joshua.

—No —mintió Neil quien volteó a ver de reojo a Patrick que intentaba que Danny no pusiera sus patas en sus hombros en un intento de abrazo.

—Neil, ¿Hice algo para que papi se enojara?

Al escuchar la voz de su hermano apartó la vista de Patrick y se puso de pie—No, no digas bobadas. ¿Por qué lo dices?

—Es que no me ha llamado —dijo Joshua con voz quebrada—. Le llamo, pero no me contesta y él siempre lo hace aun cuando está ocupado.

Neil se echó los cabellos para atrás y empezó a caminar por la sala—Quizás se le ha arruinado el celular.

—Le llamé al trabajo pero tampoco me responde, Neil.

Neil sintió un nudo en su garganta al escuchar a su hermano, estaba seguro que estaba a punto de llorar—Quizás no ha ido a la oficina. Recuerda que tiene que estar viendo que hagan bien el hospital.

—Ya no quiero que lo haga —dijo Joshua que empezó a llorar—. No si no va a hablarme. Quiero verlo, Neil.

Neil apretó sus labios—Está bien, déjame ver si puedo contactarlo. ¿Quieres?

—Sí.

—No llores, Joshi. Déjamelo a mí.

—Neil, papá aún me quiere ¿verdad?

—Claro que sí. ¿Cómo no va a quererte?

—Es que Joaquín me contó que su papá no lo quería porque dejó de ir a la casa y ya no hablaba con él, pero que no quería que me pasara lo mismo.

Neil quería colgar en ese instante —Claro que no te va a pasar lo mismo porque papá solo está trabajando por unos días. Voy a colgar para intentar localizarlo ¿sí? Ya no llores, cuando te llame vas a ver que todo está bien.

—Gracias, Neil.

—No te preocupes, renacuajo. Déjaselo a tu súper hermano —dijo en un tono más animado del que sentía.

—¡Te quiero!

—Y yo a ti, Joshi —dijo antes de colgar.

Neil se giró y notó la expresión preocupada de Patrick. Se echó de nuevo los cabellos hacia atrás sin saber qué hacer. ¿Hablaba con su madre primero? Quizás ella no quería que Joshua hablara con él hasta que supieran que iban a hacer. Aunque una parte de él le decía que su madre no sería capaz de hacer eso. Ella no querría que la imagen que Joshua tenía sobre Craig se viera mermada por lo que pasó entre ellos, pero entonces ¿por qué no respondía los llamados de Joshua?

—Neil…

El aludido se sobresaltó al escuchar a Patrick tan cerca.

—Tengo que llamar a mi padre.

—¿Quieres llamar de mi celular? —Propuso Patrick—. Así no sabrá que eres tú en caso que de verdad los esté evitando.

—Gracias, Pat.

Patrick le pasó su teléfono y Neil se quedó observando el celular durante unos segundos. ¿Qué le diría? ¿Sería capaz de hablarle? No habían cruzado palabras desde la fiesta e inclusive él se sentía extraño de no haber recibido un mensaje de su padre en los últimos tres días. Solo hasta ese momento Neil se percató de lo pendiente que su padre pasaba de él. Eran contadas las ocasiones que no le mandaba un mensaje al día, pero al día siguiente recibía un mensaje preguntándole si estaba bien, si había comido, si necesitaba dinero, a veces le mandaba alguna imagen del proyecto de turno para intentar sacarle conversación o inclusive le mandaba alguna imagen cargada del humor de padre que aún no podía comprender.

—¿Quieres que te deje solo unos minutos? —preguntó Patrick.

—No —dijo Neil sin mirarle.

¿Por qué nunca había notado esos detalles de su padre? En esos momentos deseaba no haberlo hecho porque empezaba a sentirse igual de triste que Joshua por la falta de contacto. Aun cuando se repitiera que estaba molesto con él esperaba a diario un mensaje suyo, cuando no lo hacía se preguntaba si todo estaba bien y le llamaba a su madre para preguntarle por él porque era más orgulloso de lo que le gustaría admitir como para llamarle él mismo o mandarle un simple mensaje. Marcó el número. Su padre atendió la llamada al segundo tono. Neil creyó no podría hacerlo, que colgaría apenas escuchara la voz de su padre, pero se equivocó.

—¿Se podría saber qué demonios pretendes? —preguntó molesto.

—¿Neil?

Respiró hondo al ver a Patrick que le indicaba con sus manos que se tranquilizara un poco.

—Sí, soy yo. ¿Por qué no le contestas a Joshua?

—Tu madre…

—No, no intentes echarle la culpa a mi madre en esto. Ella te dijo que no podías ir a la casa, pero nunca te dijo que no te acercaras a Joshua. Acaba de llamarme llorando porque cree que ya no lo quieres porque no le has llamado.

—Le llamaré en seguida.

—Solo porque arruinaste las cosas con mi madre no significa que tengas que arruinarlas con Joshua también. Él te ama y no entiende por qué no estás en casa o porque no te despediste de él.

—¿Le han dicho algo? —preguntó Craig preocupado.

—Por supuesto que no. Cree que estas fuera por la construcción del hospital, pero como no le llamas como acostumbras a hacer cuando sales de viaje de negocios cree que estás molesto con él o que  ya no lo quieres.

—Lo siento, Neil.

—Más vale que lo estés —dijo Neil menos molesto de lo que le gustaría estar.

—¿Cómo está tu madre?

—Más o menos…

—¿Y tú?

—¿En serio me estás preguntando como me siento?

—Sí. Neil lo que pasó en la fiesta…

—No quiero hablar de eso —lo cortó Neil. Se quedaron en silencio por unos momentos. Neil tuvo que asegurarse que Craig no hubiera colgado—. ¿Estás comiendo bien?

—No tanto. Tengo que estar pendiente de la construcción así que al menos dos tiempos como comida rápida.

Neil apretó con fuerza el teléfono—Se te va a volver a subir el colesterol. Intenta al menos almorzar en algún lugar que tenga comida saludable.

—Lo sé. Intentaré hacerlo.

—¿Sigues con Tony? —preguntó con cierto temor que se hubiese ido con Lauren.

—Sí. Aunque creo que buscaré otra opción donde vivir. No quiero ser una molestia para Tony.

—¿Otra opción? —preguntó Neil con temor.

—Sí, alguna habitación de hotel o un apartamento. Después de todo tengo que estar viajando casi a diario a Gastrell así que supongo que es una solución temporal.

Neil apretó sus labios lleno de frustración porque sabía que era el momento de decirle que se quedase con él, pero las palabras no salían. No entendía por qué no salían y le dolía más que su padre no le preguntase si podía ir a vivir con él mientras las cosas se calmaban, si es que alguna vez lo hacían.

—Avísame si necesitas algo —dijo, pero no era lo que quería decir.

—Está bien. Por cierto, ¿cambiaste de número?

—¿Eh? Oh, no este es de Patrick. Te llamé de aquí por si no querías contestarme, así te obligaba a hablar conmigo.

—No sabía si me volverías a dirigir la palabra.

Neil caminó hasta el sofá y Danny llegó rápidamente hasta él y apoyó la cabeza en su rodilla para que lo acariciase—Estoy molesto —admitió—, pero aún eres mi padre.

—Lamento ponerte más responsabilidades de las que deberías cargar, Neil. Ya tienes suficientes preocupaciones con tus estudios. No tendrías que estar lidiando con esto.

—No importa. Solo llama a Joshua ¿sí? —pidió Neil mientras pasaba su mano por la cabeza de Danny quien le miraba con curiosidad.

—Ya le llamo. Lo prometo.

—Está bien. Tengo que colgar.

—Neil, lo siento de verdad.

—Avísame si necesitas algo.

Colgó de inmediato y dejó escapar un suspiro lleno de frustración. Giró el rostro en busca de Patrick quien fue hasta el sillón cuando notó a Neil tendiéndole la mano. Neil recargó en él, descansando su cabeza en el pecho de Patrick.

—Perdóname. Otra vez volví arruinar el ambiente por mis problemas.

—¿Le llamara a Joshua?

—Sí. En verdad lo extraña.

—¿Y tú? —preguntó Patrick inclinando un poco el rostro para mirarle.

—No quiero hablar de esto, Pat.

Patrick lo rodeó con sus brazos al notar que quería levantarse—Pero si eres tú el que siempre quiere hablar de cualquier cosa—le hizo ver—. Sé que no quieres hacerlo, pero también sé que lo necesitas. Te has guardado tus sentimientos porque tenías que velar por tu madre y Joshua, pero también tienes derecho a sentir algo.

Neil dejó de poner resistencia al agarre de Patrick y se hundió en sus brazos. Tenía la mirada fija en la pared donde estaban las fotografías.

—No sé qué sentir —admitió en voz baja—. Quisiera que todo volviera a ser como antes, sé que es tonto porque no se hará realidad, pero desearía poder volver a los días donde todo estaba bien. No quiero odiarlo, Pat, pero en la fiesta lo hice por unos minutos. La sola idea que hubiera tenido una hija con una mujer que no es mi madre, la idea que esa niña hubiera sido mi hermana me llenó de tanta rabia porque sabía que no nunca podría quererla como quiero a Joshua.

Neil se interrumpió al sentir como Patrick lo apretaba con más fuerza. Giro el rostro confundido y notó la mirada de Patrick. Allí estaba de nuevo esa mirada que no sabía comprender.

—¿La hubieras odiado?

Neil se quedó confundido con la pregunta—No lo creo —dijo luego de pensárselo unos segundos—. No es como si ella tuviera la culpa porque no pidió nacer, pero no creo que la pudiera ver como una hermana. Pero, ¿por qué me estás preguntando todo esto? Por fortuna la hija de Lauren no es de mi padre.

—Sí, por suerte —dijo Patrick con voz taciturna.

Sus brazos soltaron a Neil y se quedó en silencio. Aún recordaba la expresión de Neil esa noche, jamás lo había visto tan furioso. Su mente no dejaba de decirle que si esa niña hubiera sido hija de Craig y se enteraba de su relación con Daniel encontraría alguna justificación para su hermano, porque Neil podría empatizar más con él.

—¿Patrick?

Este parpadeó unos segundos confundido, obligándose a no pensar en esa posibilidad—Tengo que irme…

Las palabras extrañaron a Neil porque de pronto sonaron como si quería largase de allí. Se preguntó si no había dicho algo que molestase a Patrick. Vio a Patrick asentir cuando le preguntaba si estaba bien.

—Creía que te quedarías a cenar —admitió Neil—. En realidad quería que te quedarás esta noche. Mañana no tienes entreno temprano.

—Quería irme a descansar, Neil…

Neil intentó no lucir muy decepcionado porque aquello le sonaba más a una pésima mentira—Lo siento, de verdad no quería arruinar las cosas. Últimamente apenas logramos tener tiempo a solas y siempre lo arruino.

—No, Neil. No es tu culpa. Solo de verdad quiero irme a casa e intentar descansar un rato y trabajar en lo de Landerson.

—De acuerdo…

Patrick intentó sonreír, pero su humor se había ido a la mierda. ¿Y si Daniel nunca lo quería cómo hermano? Una parte de él se decía asimismo que con tal que no lo odiase era suficiente, que no esperaba amor fraternal de la nada, que podían intentar llevarse bien primero, pero ahora las palabras de Neil lo ponían un poco en duda.

—¿Seguro que no estás molesto? Porque tienes derecho a estarlo, siempre arruino todo cuando estamos a punto de…

Patrick negó con la cabeza—No estoy molesto, Neil. Al menos esta vez no me causaste una erección —dijo para aligerar el ambiente.

Neil sonrió un poco, pero aún estaba preocupado por Patrick—¿Al menos puedo irte a dejar?

Patrick asintió. No podía negarle a Neil algo tan sencillo. Tomó sus cosas y se despidió de Danny. El camino hasta su departamento pensó que su humor estaría por los suelos, pero de camino, Neil recibió una llamada de Joshua y lo puso en manos libres así que al escucharlo tan feliz porque Craig lo había llamado fue imposible no contagiarse de su alegría. Incluso le ayudó a resolver un problema de suma por teléfono porque no entendía de su tarea de matemáticas y antes de colgar le dijo que estaba feliz que Neil ya no estuviera tan solo en Gastrell.

—Cuando crezca tendré que tener cuidado con él. No vaya a ser que quiera robarte.

Patrick sonrió ante las ocurrencias de Neil—No seas tonto, seré un vejestorio para cuando Joshua tenga tu edad.

—Mejor no me confío —dijo Neil mientras volvía a poner la música.

El tráfico de esa hora era bastante pesado y conforme se acercaban al edificio de apartamentos menos quería separarse de Neil. Era verdad, últimamente tenían poco tiempo para los dos. Siempre había alguien más con ellos. Si no eran los Títeres, era Gabriel o Joshua. No le molestaba la compañía de nadie, pero también le gustaría poder tener más tiempo a solas con Neil.

—¿Quieres quedarte a cenar con nosotros? —preguntó Patrick. Si no podían estar solos al menos quería poder estar con él solo un poco más.

—¿De verdad?

—Sí, quédate.

Neil sonrió aliviado al notar a Patrick de buen humor nuevamente—¿Quieres que pasemos comprando comida china? Gabriel dijo la vez pasada que tenía antojo de eso.

—No tienes que hacerlo…

—Lo sé, pero quiero hacerlo si te parece bien.

Patrick cedió y Neil giró en la siguiente calle para ir al restaurante de comida china. Se bajaron a esperar la orden en una mesa apartada del resto. A esa hora el lugar empezaba a llenarse. Patrick nuevamente estaba sumido en un silencio, pero al menos no tenía esa expresión que tanto inquietaba a Neil.

—He estado pensando algo los últimos días. Hay algo que quiero decirte —dijo Patrick poniendo las manos sobre la mesa.

—No vas a cortar conmigo ¿verdad? —preguntó Neil alarmado.

—No, no seas tonto —dijo Patrick—. Todo lo contrario. En realidad pensaba que ya que tu madre y Joshua saben que estamos juntos, no sé, podríamos decírselo a mi abuelo. Ya sabes, si estás de acuerdo.

—¡Claro que sí! —dijo Neil sin poder ocultar su alegría— Pues me alegra haber pasado comprando la cena. Ya sabes, hay que causar buena impresión.

—Evans, mi abuelo te adora.

—Sí, como amigo. No vaya a ser que mi encanto se evapore cuando se entere que seduje a su único nieto. Puede ser como esos padres sobreprotectores que no dejarían ir a su hijo con cualquiera.

—Bueno tú no eres cualquiera. En serio, sé que mi abuelo estará feliz, pero si por alguna extraña razón no lo hace siempre puedes amenazarlo con que te llevarás la cena si no acepta lo nuestro.

Neil no podía borrar su sonrisa. El que Patrick quisiera decirle a Gabriel sobre su relación le llenaba de felicidad, en especial considerando que más de alguna vez cuando habían sido amigos le había dicho que difícilmente le presentaría a alguien a Gabriel como su pareja. Nunca lo hizo con Caleb así que lo hacía sentirse especial.

A los pocos minutos les entregaron la comida aunque Neil insistió de último momento comprar una orden extra de wantan ya que eran los favoritos de Gabriel. Patrick intentó convencerlo que no hacía falta, pero era obvio que Neil tenía una mezcla de nerviosismo y alegría porque le dirían a Gabriel de su relación, aunque Patrick no comprendía de qué se preocupaba, el que había tenido menos probabilidades de ser aceptado había sido él, pero contra todo pronóstico Erika no se opuso a su relación con Neil.

Al salir del restaurante el tráfico había bajado considerablemente por lo que llegaron rápidamente al edificio. Bajaban del auto cuando Patrick notó a su abuelo viniendo de la parada de buses, caminaba con lentitud y con la mirada fija en el suelo.

—¿Abuelo? —le llamó Patrick.

—Hola, hijo. No te esperaba tan temprano.

Patrick se acercó a él y se quedó unos segundos mirándole extrañado. El tono de Gabriel le indicaba que en efecto no lo esperaba tan temprano y le hizo pensar unos segundos que no debió haberlo hecho.

—Neil y yo quisimos venir a cenar contigo —dijo volteando en dirección al auto donde Neil estaba bajando la cena del asiento de atrás—. ¿Estás bien? Luces un poco decaído.

—Sí, sí. Solo fui a caminar un rato, hijo. No te preocupes. Es la edad.

Patrick asintió no muy seguro, pero fue a ayudarle a Neil a cargar las bebidas y le indicó a su abuelo que subieran. Ya en el apartamento sirvieron todo. Fue hasta ese momento que Patrick se dio cuenta en verdad que Neil había comprado demasiada comida solo para los tres. Siempre que Neil compraba los alimentos el comedor se veía más lleno de lo usual, pero ahora apenas tenían espacio si quiera para sus propios platos.

—Oh, vaya que banquete —exclamó Gabriel al notar toda la comida—. ¿Qué celebramos?

Los tres tomaron asiento. Patrick miró de reojo a Neil quien sonrió un poco y solo asintió con la cabeza.

—De hecho, sí estamos celebrando algo —dijo Patrick—. O al menos quiero creer que es motivo de celebración. Neil y yo estamos saliendo, abuelo.

—¿De verdad? —preguntó Gabriel mirando a Neil—. No están bromeando conmigo ¿verdad?

—No, abuelo. Es en serio…

Patrick apenas pudo ver la sonrisa en el rostro de su abuelo mientras se ponía de pie con toda la intención abrazarlo. Apenas pudo pararse antes de verse rodeado por los brazos de su abuelo, quién le abrazó con más fuerza de la que debería tener para su edad.

—Hijo, son maravillosas noticias —dijo Gabriel con amor mientras le tomaba del rostro y le sonreía con amplitud—. Me alegro mucho por ustedes. Tenía mis sospechas, pero creía que estaba viendo lo que yo quería.

Gabriel soltó a Patrick y fue a abrazar a Neil. Neil se sintió abrumado por todo lo que ese abrazo transmitía, pero sonrió feliz ante la reacción de Gabriel. No esperaba que se alegrara tanto. Se separaron un poco, pero Gabriel aún lo tenía sujeto de los hombros.

—Gracias por querer a mi Patrick, Neil —dijo Gabriel con alegría.

—Gracias por aceptarme.

—Cómo no hacerlo si haces a mi nieto feliz. Gracias, Neil —volvió a abrazarlo con fuerza—. Gracias por devolverme a mi Patrick. Creí que lo estaba perdiendo, pero desde que apareciste él se ha reconciliado con la vida —susurró en su oído para que Patrick no escuchase.

Las palabras de Gabriel lo confundieron un poco, pero podía sentir el alivio, la felicidad de Gabriel en sus palabras que era imposible no sentir otra cosa que no fuera alegría.

—Prometo que lo voy a hacer feliz —dijo Neil con convicción.

Gabriel asintió—Háganse felices mutuamente. Disfruten los momentos felices y busquen en el otro la fortaleza que les falte en los momentos difíciles y sé que les irá bien.

Patrick sonrió al notar como su abuelo iba a abrazarle de nuevo. No esperaba que la noticia lo pusiera tan sentimental pero estaba feliz de que se alegrara por él, de poder compartir su felicidad con él.

—Gracias por darte la oportunidad de querer a alguien, hijo —susurró Gabriel—. Estoy seguro que le has entregado tu corazón a alguien que sabe lo que vales y eso me tranquiliza. Sé feliz, Patrick. Te lo mereces. No temas amarlo.

Patrick sintió un nudo en su garganta al escuchar a su abuelo porque comprendía todas las implicaciones de sus palabras, todo lo que encerraban y solo pudo abrazarlo con más fuerza.

—Deberíamos comer, sino la comida se va enfriar —dijo Patrick al no saber que más hacer—. Además, Neil compró una orden extra grande de wantan solo para ti, para que lo aceptes en la familia.

—¡Pat!

Gabriel rio al escucharlo—Bueno, lo hubiera aceptado con gusto aún sin la comida, pero ya que está aquí no vamos a desperdiciarla.

Neil no dejaba de sonreír aún mientras comía. Miraba a Patrick, luego a Gabriel y a Niebla quien se subió en el regazo de Patrick y ahora estaba plácidamente ronroneando en sus piernas. Estaba feliz porque esas maravillosas personas le habían permitido formar parte de sus vidas. Siempre había envidiado el calor de hogar que tenía ese apartamento, uno que en su casa se había desvanecido desde que se enteró sobre la aventura de su padre. Cuando pensaba que no volvería a sentirlo de repente se vio inmerso en las vidas de Gabriel y Patrick y no podía creer lo afortunado que era.

Al final sobró menos comida de lo esperado. Todos se lo atribuyeron al buen humor de la velada. No fue hasta la hora de levantar los platos y el ver que Gabriel no fue directo a la televisión como acostumbraba después de comer fue que se percató de la ausencia de este. Patrick solo le dijo que lo estaban reparando, pero Neil no insistió más en el tema y se dedicó a secar los platos porque no quería arruinar el buen humor de Patrick.

—Te dije que no tenías nada que temer —dijo Patrick mientras le pasaba el último plato.

—Lo sé, pero es imposible no ponerse nervioso cuando oficialmente cambias de ser el amigo al novio de alguien frente a su familia.

—Estoy feliz que se lo dijéramos.

—¿De verdad?

—Sí. Hacía mucho no veía a mi abuelo sonreír así —admitió Patrick. Solo recordaba sonrisas parecidas cuando su abuela estaba viva. Volteó a la sala para ver cómo su abuelo ponía uno de sus discos de Jazz—. De verdad está feliz porque ese disco solo lo escucha en ocasiones especiales.

Neil terminó de guardar los vasos y fueron a reunirse con Gabriel para seguir charlando. Cuando Neil se levantó al baño Gabriel sonrió a su nieto.

—¿No vas a ir a arreglar tus cosas? Mañana tienes entreno temprano.

—No, mañana tengo partido, así que no hay entreno. Pensaba quedarme y dormir un poco más.

—Creía que te regresarías con Neil.

—No. Quería quedarme contigo.

—Yo iba a irme a la cama temprano —dijo Gabriel—. Deberías irte con él.

—¿Me estás echando? —preguntó Patrick.

—Velo como quieras, hijo, pero solo se es joven por poco tiempo. Deberías aprovecharlo.

—¡Abuelo! —se quejó Patrick.

—Si no quieres seguir escuchándome deberías ir a arreglar tus cosas.

Patrick frunció el ceño—¿No será que te has echado alguna novia y no me quieres aquí mañana? Sabes que puedes traer a quien quieras, no me molesta.

Gabriel rio ante las ocurrencias de su nieto—No, soy de los que se entregan a una sola mujer para toda la vida, hijo.

Patrick sonrió un poco. Lo sabía. Su abuela había sido el verdadero amor de Gabriel. Esperaba que su relación con Neil lograse parecerse aunque sea un poco a la de sus abuelos quienes estuvieron juntos por más de cincuenta años. Así que algo debieron hacer bien. Neil regresó a la sala y Gabriel insistió que no lo atrasara. Neil miró a Patrick con curiosidad.

—Mi abuelo me está echando —dijo Patrick—. Quiere librarse de mí para traer unas amiguitas a la casa.

—No le hagas caso a este muchacho, Neil —se apresuró a decir Gabriel—. Y tú, ve a arreglar todo.

Patrick fingió molestia mientras se levantaba. Al parecer su abuelo quería hacerse a la idea que quizás ahora empezaría a pasar igual o más tiempo con Neil. Guardó su uniforme, ropa para mañana y su laptop para avanzar un poco más en la entrega para Landerson. Cuando salió de allí llevaba tres maletines.

—¿Te llevas la computadora? —preguntó Gabriel.

—Sí, quiero avanzar un poco con los proyectos. ¿Seguro que estarás bien tu solo?

—Sí, hijo. Tranquilo. Es solo una noche. No es como si ya no vas a volver. Ve y nos vemos mañana en la noche.

Patrick asintió—De acuerdo, que descanses, abuelo. Nos vemos mañana.

—Adiós, Gabriel.

—Gracias por la comida de nuevo, Neil. Estuvo deliciosa.

—No fue nada. Que descanse —dijo para luego ayudar a Patrick con el maletín de la computadora.

Patrick subió a la camioneta sin poder creer que Gabriel en verdad lo haya echado del apartamento para que, según él, fuera a aprovechar su juventud. En verdad su abuelo era igual de impredecible que Neil cuando se lo proponía. 

Notas finales:

¡Hola a todos! En primera quería disculparme por la espera. Había estado estudiando todo el mes y medio pasado para una prueba muy importante de mi profesión, por fortuna la tortura ha acabado. Así que aquí está el nuevo capítulo de los Títeres Rebeldes. Los siguientes días los tendré un poco más desocupados así que espero poder escribir para sacar rápido el siguiente capítulo. 

Finalmente no quería desaprovechar la oportunidad para expresar mi apoyo a las personas que me leen de México y de las islas del Caribe. Las últimas semanas han sido bastante duras para el planeta en general, pero sé que podrán levantarse y continuar porque es un rasgo que nos caracteriza a todos los de américa latina. 

Uno de los lectores de México me dijo que esta historia lograba hacer que se olvidara de todo lo malo que pasaba aunque sea por unos minutos y últimamente he recibido mensajes diciendome que la historia alegra el día de muchos y no quería desaprovechar la oportunidad de agradecerles por sus hermosas palabras. Desearía hacer mucho más por todos ustedes, pero por el momento solo puedo escribir e intentar darles un pequeño oasis de todo lo que les rodea, así que me llena de alegría saber que puedo poner una sonrisa o dar aunque sea un poco de paz por unos minutos a algunos de los que me leen. El saber eso me motiva aún más para seguir escribiendo esta historia que la hago con mucho amor. 

Gracias por dejarme entrar en sus vidas a través de mis palabras. 


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