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Los títeres rebeldes por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

No los haré esperar más...

XLI.

El sonido incesante del teléfono de la casa terminó por despertarlo. La luz del día se colaba con intensidad por su ventana. Apenas abrió los ojos sintió una punzada de dolor en su cabeza, se llevó la mano hasta ella. El teléfono de la casa por fin terminó de sonar. Confundido buscó su celular y con horror notó como eran las tres de la tarde. Además de las treinta llamadas perdidas de su madre, otras veinte de su casa y cuarenta de su padre, diez de Logan y quince de Patrick.

Cerró sus ojos una vez más y se echó las sábanas encima. Apenas había llegado a la casa se sintió horrible por todo lo que le había dicho a Patrick. Había actuado como un idiota con él. No sabía porque se molestó tanto, porque estaba tan furioso consigo mismo y había terminado desquitándose con una de las personas más importantes de su vida.

Se quitó las sábanas cuando escuchó la puerta de la entrada de la casa abrirse y cerrarse con fuerza.

—¿Neil? —escuchó que le llamaban— ¡Neil!

Neil se quedó confundido al escuchar la voz de su padre. Los pasos rápidos por la escalera dieron paso a la puerta abriéndose de golpe. Craig lucía claramente agitado, pero su expresión preocupada cambió apenas lo vio.

—¿Estabas dormido? —preguntó Craig.

Neil le miró confundido. La respuesta era obvia—Sí, ¿qué pasa? ¿Por qué entraste así?

—Tu madre me llamó preocupada. Dijo que habían quedado que llegarías antes del almuerzo para salir con ella y Joshua, pero no contestabas tu teléfono ni el de la casa. Le llamé a Logan, a Patrick y…

—¡¿Le llamaste a Patrick?! —preguntó Neil sobresaltado.

—Sí, hace poco.

—¡¿Por qué hiciste eso?! ¿Y cómo es que tienes el número de Patrick?

Craig le miró confundido—Lo guardé de la vez que me llamaste de su número. Deberías de hablarle  porque estaba preocupado y también Logan —dijo sacando su celular y marcando una tecla—. ¿Aló? Sí, está bien, Erika. No te preocupes. Estaba aquí en la casa durmiendo—dijo mientras salía unos segundos al pasillo—. Erika, es mi hijo también. No te preocupes. No, en serio. Tranquila. No fue nada. Está bien.

Neil escuchaba todo desde la cama y no ayudó a sentirse menos culpable de lo que ya se sentía. Desbloqueó su celular y notó como tanto Logan y Patrick habían escrito en el grupo de los Títeres. Neil se limitó a informarle al grupo que estaba bien y que no se preocuparan. Terminó de mandar el mensaje en el momento que Craig entró en la habitación.

—¿Arruiné tu horario?

—No, no te preocupes —dijo Craig mientras se acercaba con cierta cautela, pero Neil no dijo nada cuando se sentó a la orilla de la cama.

—No tengo seis años, papá. Puedes decirme si perdiste una reunión importante por mi culpa.

Craig le miró unos segundos antes de responder—Solo son reuniones, Neil. Siempre se pueden reprogramar.

—Lo siento…

—No lo estés. Cuando tu madre llamó creí que te encontraría enfermo o no sé, no quiero pensar en todo lo que se me ocurrió. Excepto que podías seguir dormido.

—Eso me hace sentir más culpable. No tenías que venir hasta aquí. ¿Estabas muy lejos?

—No, estaba supervisando la construcción del hospital y claro que tenía que venir. Aún eres mi hijo aunque sé que la idea no es de tu agrado.

Neil bajó la mirada—Yo nunca he dicho eso…

—Bueno, siempre has sido bastante expresivo sin la necesidad de utilizar palabras.

Neil hizo puños sus manos—Lo siento…

—No, no lo estés, Neil. Tienes derecho a estar molesto. Sé que te defraudé. En realidad defraudé a todos.

Neil alzó la mirada. Su padre tenía la mirada fija en él y suspiró—Si tengo que ser justo, técnicamente a Joshua nunca lo has defraudado.

—Técnicamente…

Neil se llevó las manos a la cabeza y aquel gesto no pasó desapercibido por Craig—¿Te sientes mal? ¿Quieres que llame a un médico?

—No, no, tranquilo. No actúes tan paranoico. Solo es un dolor de cabeza.

—Lo siento. Sabes que tiendo a preocuparme demás cuando te sientes mal.

Neil lo sabía. Recordaba que las únicas veces que su padre llegaba a recogerlo al colegio en tiempo record era cuando llamaban de la dirección diciéndole que estaba enfermo, tampoco olvidaba como Craig siempre insistía en llamar a un doctor aun cuando tuviera un simple resfriado. Su abuelo siempre le había contado de la vez que su madre había salido del país hacer un curso corto en el extranjero y había dejado a su padre a cargo por dos semanas. Ya tenía siete meses y en teoría no tendría que haber tenido mayores problemas, pero había terminado en urgencias porque no tenía apetito, estaba bastante irritable y no dejaba de llorar. El diagnostico que le dio el pediatra fue simplemente que le iba a salir su primer diente.

—Lo sé. No te preocupes, quizás dormí demasiado o tengo hambre —dijo al recordar que ni siquiera cenó anoche.

—¿Quieres que pida algo de comer?

Neil asintió mientras se quitaba las sábanas—Aprovecharé de bañarme.

Craig salió de la habitación dejándolo nuevamente a solas. Entró al baño y se quitó la ropa con pesar. Entró a la ducha y dejó que el agua fría cayera de golpe sobre su espalda, lo último que necesitaba hoy era ver a su padre, pero allí estaba y sin proponérselo lo hacía sentir más culpable sobre su situación. Craig se preocupaba por él, lo quería. Neil apoyó su frente contra la fría cerámica y cerró los ojos con fuerza. Neil aún lo quería. No podía seguirse engañando. Era su padre, cómo no quererlo, cómo no amarlo cuando hacía cosas como las de hace unos instantes, pero aún estaba lastimado. Abrió los ojos y notó las lágrimas acumulándose en sus ojos. Frotó con fuerza sus ojos y apretó sus labios para evitar ponerse a llorar. No quería llorar, pero aún le dolía lo que su padre había hecho. Había tardado en comprender que lo que más le dolió de todo el engaño fue que lo obligase a mentirle a su madre, a lastimarla indirectamente. Eso había fracturado su relación, pero no había dejado de quererlo, solo que ya no era capaz de decírselo. Quería volver a decírselo aunque sea una vez. No quería odiarlo para siempre, pero no esperaba que su orgullo fuera tan grande. Quizás Patrick había tenido razón y por eso se había enojado con él en exceso.

Terminaba de cambiarse cuando escuchó que llamaban a la puerta principal. Cuando bajó vio a su padre que dejaba una pizza en la mesa.

—¿En serio? ¿Pizza? ¿No te dije que tenías que comer más sano?

—Oh, no. La pedí solo para ti —dijo Craig.

—¿Ya almorzaste?

—No, pero no te preocupes. Veré que como luego…

Neil le miró con tristeza—Podemos compartirla…

—Neil, en serio, no tienes que…

—En serio, quédate —pidió Neil—. Por favor.

Craig le miró sorprendido pero fue a sacar unos platos y las bebidas. Neil por su parte fue a ver la pizza y no pudo reprimir la sonrisa al ver la pizza de peperoni, jamón, tocino, salchicha y hongos. Craig salió y notó a Neil mirando la pizza.

—¿Aún sigue siendo tu favorita?

—Sí —dijo Neil sin borrar su sonrisa cuando le miró—. Deberías preocuparte por lo que le va a hacer a tu organismo —dijo tomando asiento.

Craig hizo lo mismo y se sirvió un par de porciones—Intentaré no excederme.

—Siempre dices lo mismo y terminas comiéndote la mitad de la pizza.

—Tú no te quedas atrás.

—Pero yo soy joven —contraatacó Neil—. Y no tengo problemas de colesterol.

—Si no te cuidas desde joven los tendrás.

—Ya…después de los veinticinco me preocupo —dijo Neil—. Provecho.

—Provecho.

Los primero minutos fueron un tanto incómodo para Craig, pero se sentía un poco aliviado cuando miraba a su hijo y este solo le sonreía con cierta timidez.

—¿Le hablaste a tus amigos?

—Les dejé un mensaje en el grupo que tenemos —dijo Neil.

—Oh, está bien también —dijo Craig mientras terminaba su segunda rebanada y tomaba otra ante la mirada de Neil que solo sonrió derrotado—. Por cierto, disculpa. No sabía que te molestaría que le llamara a Patrick. ¿Aún son amigos? ¿O por eso es que no querías que le hablara?

Neil se atragantó ante las preguntas. Empezó a toser a lo que Craig le dio unos golpecitos en la espalda y le alcanzó su bebida.

—Estoy bien…estoy bien…—dijo Neil aún intentando normalizar su respiración.

—¿Seguro?

—Sí…—dijo Neil mientras sobaba un poco su pecho.

—Te iré a traer agua —dijo poniéndose de pie.

Miró a su padre y dudoso unos segundos—Papá…—le llamó. Craig le miró desde la cocina sorprendido—. No hagas esa cara…

—Lo siento, es que ya casi nunca me dices así…

Neil lo sabía. Casi ya nunca lo decía sin hostilidad. Esperó a que Craig regresase a la mesa—Aquí tienes…

Neil dio un pequeño sorbo y se quedó mirando el vaso unos segundos

—Papá, hay algo que tengo que decirte…

Craig asintió extrañado y notó como la vista de Neil se iba de nuevo a su celular donde solo alcanzó a ver que tenía un mensaje de su grupo de amigos. Lo vio tomar nuevamente el vaso con agua y se percató como los dedos de Neil temblaban un poco cuando levantó el vaso y bebió un poco de él. Esperó unos segundos, pero notó como su hijo lucía cada vez más nervioso.

—Neil…—le llamó—. Puedes decirme lo que sea.

Neil dejó escapar un suspiro y se pasó la mano por la nuca—Yo, este, no sé bien como decírtelo…

Craig asintió y esperó unos segundos más, pero Neil no decía nada—¿Es sobre la universidad?  —preguntó en un intento de ayudarle a hablar.

—No…—se apresuró a decir, aunque no sentía que esa respuesta fuere del todo honesta.

—¿Es sobre tus amigos?

—Algo así…—dijo Neil más nervioso. Era más difícil decírselo a su padre por alguna razón. No sabía si era porque su relación estaba bastante dañada o por algo más.

—¿Sobre Logan?

—No…

—¿Alguna de tus amigas?

—No…

Craig frunció un poco más el ceño—¿Tu otro amigo que fue a la fiesta? El chico callado.

—No…

—¿Es sobre Patrick?

—Sí…

—Entonces sí pasa algo con él —concluyó al recordar la extraña reacción de su hijo cuando hablaban sobre él.

Neil asintió con la cabeza. Esperaba que su padre le siguiera sacando la verdad, porque era mucho más sencillo decir sí o no, pero al notar que solo le miraba atento supo que lo siguiente tenía que decirlo sí o sí sin ayuda—Yo este…—empezó llevándose la mano a la nuca—. No sé cómo pasó, bueno creo que sí, pero el punto no es ese en estos momentos…—tartamudeaba nervioso. No sabía porque estaba así, si había decidido decírselo era porque una parte de él creía que no le importaba cómo reaccionaría, total no estaban en los mejores términos, pero al parecer lo que su padre pensara de él aún tenía más peso del que quería admitir—. Lo que intento decirte es que…—dijo alzando la mirada— Patrick y yo somos novios —pudo pronunciar finalmente. Su corazón latía con fuerza. La mano que estaba en la mesa temblaba notoriamente.

Neil vio a su padre asentir y bajar la mirada unos segundos. Ese pequeño gesto hizo que un frío se apoderada del pecho de Neil, el aire le faltó de pronto—¿E-estás molesto? —preguntó con voz quebrada, presa del pánico—. ¿T-te he decepcionado?

Craig alzó la mirada confundido y palideció un poco al ver el estado de Neil—N-no, no es eso. Neil, tranquilízate…

—¿Pe-pero por qué no dices nada? Te enfadaste ¿verdad?

—No, no lo estoy. Disculpa, disculpa, hijo —dijo poniéndose de pie e indicándole a Neil que se parara—. Anda, ven aquí.

Neil se aferró a su padre con fuerza—¿Seguro que no estás molesto?

—No, no claro que no lo estoy. Perdóname. Yo estaba intentando buscar las palabras adecuadas para decirte que está bien, sabes que hablar no es mi fuerte. No sé bien qué necesitas escuchar, perdona. No quería preocuparte.

—Solo dime que aún me quieres…

Craig sonrió un poco y estrechó con más fuerza a su hijo—Claro que sí, campeón. Siempre te voy a querer. ¿No te lo he dicho siempre?

“Campeón.” Hacía años que su padre no le decía así. Los ojos de Neil se llenaron de pronto de lágrimas que se quedaron acumuladas en sus ojos, pero se quedó allí abrazándolo con fuerza. No quería soltarlo. ¿Hacía cuanto no abrazaba a su padre con verdadero cariño? Lo escuchaba decirle que lo quería, una y otra vez, lo que le arrancó un par de lágrimas, pero eran de alivio.

—Te amo, papá…

No supo en qué momento se le escapó de los labios, pero lo había dicho y lo sentía. Los brazos de su padre se aferraron más a él y pronto sintió su hombro húmedo. Podía sentir los leves espasmos de Craig.

—No llores, papá…

—Lo siento —sollozó Craig, sin poder separarse de él—. Es solo que pensé que jamás te escucharía decirlo otra vez.

—Yo también lo pensé —admitió Neil—. Qué bueno que ambos nos equivocamos…

Ambos se soltaron varios minutos después. Se separaron con lentitud y se miraron a los ojos. Sonrieron con incredulidad.

—¿Te sientes mejor? —preguntaron al unísono.

Rieron y se sentaron nuevamente.

—Así que Patrick, ¿eh? —dijo Craig más tranquilo.

Neil enrojeció un poco—Sí, Patrick…

Craig asintió mientras daba un par de mordidas al resto de la pizza fría que estaba en su plato—¿Tu madre sabe?

—Sí, también Joshua y el abuelo de Patrick.

—¿Todos se lo tomaron bien?

—Sí, bueno con mi mamá fue un poco más incómodo porque nos encontró dormidos —dijo Neil—. Nada indecente. Lo prometo —se apresuró al ver la expresión de Craig—. Solo faltabas tú que supieras.

—Gracias por decírmelo, hijo —dijo Craig con sinceridad—. No tenías que hacerlo…

—Claro que sí. Eres mi padre. Tú mismo lo dijiste —insistió Neil—. Creo que por cómo reaccioné es obvio que tu opinión aún es importante…

—Solo quiero que seas feliz, Neil. Eres un buen muchacho y en ningún momento me has decepcionado —le aseguró Craig—. Ojalá tú también pudieras decir lo mismo de mí.

Neil le miró con tristeza—No voy a mentirte y decirte que no me has decepcionado, pero siempre has intentando ser el mejor padre que has podido. Joshua te adora más de lo que las palabras pueden expresar. Yo aún te quiero, a pesar de todo, pero tienes que intentar arreglar este desastre.

—Lo sé, pero no tengo cara con que ver a tu madre. Les he fallado a ambos. Si no hubiera sido porque tu madre llamó creo que nunca hubiera sido capaz de venir aquí por voluntad propia.

—Entonces me alegra haberme quedado dormido—dijo con una pequeña sonrisa que se borró a los pocos segundos—¿Cómo terminamos así, papá?

La pregunta era tan sencilla, pero tan compleja a la vez—Simplemente lo arruiné…

—Sí—dijo Neil con amargura—. Pero yo tampoco te ayudé a reparar las cosas.

—No era tu deber. En aquel entonces eras un niño…

—Pero somos una familia, el abuelo decía que teníamos que ayudarnos y perdonar nuestros errores.

Craig movió un poco su vaso con soda y apuró la bebida. Hubiera deseado que fuera un trago cualquier licor—Estoy seguro que cuando mi padre te dijo eso no pensaba en este tipo de errores.

—¿En verdad fue eso? —preguntó con una calma con la que jamás creyó que podría preguntarle.

—Sí. Cuando entraste a mi oficina aquella tarde y te vi allí destrozado fui consciente del terrible error que había cometido. Sé que soy un estúpido porque solo fui capaz de ver mi equivocación después de haberte lastimado.

—Quizás estúpido es un eufemismo, pero al menos te diste cuenta del error e intentaste enmendarlo.

—No de la manera correcta…

—Lo sé, pero intentaste. Te he visto intentar arreglar todo durante estos años, solo estaba demasiado dolido como para poder admitirlo.

—Si tengo que ser honesto, Neil, nunca me atreví a decir nada porque quería creer que si ninguno hablaba al respecto, podía hacerme creer que las cosas nunca sucedieron que nuestra familia estaría bien.

Neil sonrió con tristeza—Yo también pensé algo similar…

—Me equivoqué y terminé imponiéndote una carga que terrible.

—Las cosas han sido difíciles estos últimos días, pero me imagino que para ti han sido mucho peores.

—No puedo quejarme. Yo solo me puse en esta situación.

—Pero no me gusta verte así. ¿Sabes? Nunca deseé que mi madre se enterara, ni mucho menos que no pudieras ir a casa.

—Está bien, Neil.

—No, no está bien — dijo Neil irritado—. No tienes que hacerte fuerte conmigo. La situación es una mierda. Sí, te quedas en hoteles y todo, pero puedo ver en tus ojos que no es lo que quieres.

Craig sonrió derrotado y bajó la mirada—La verdad estoy harto de los hoteles…

—Entonces quédate conmigo —pidió Neil—. El tiempo que tardes en arreglar este desastre. Quédate aquí, que también es tu casa.

—Neil…

Neil sintió un nudo en su garganta—Te extraño. No sé si las cosas de aquí en adelante van a mejorar o van a empeorar entre tú y mi madre, pero al menos quiero que las cosas entre nosotros estén bien…

—¿Estás seguro?

—Claro que sí, no te lo estoy pidiendo por lástima ni nada por el estilo. Aunque no negaré que odio verte en esa situación, pero de verdad quiero que te quedes aquí.

No sabía si era una locura, pero en verdad quería poner de su parte para arreglar las cosas con Craig. No quería que su orgullo fuera más grande que él. Logan se lo había dicho a su manera, que no debería dejar que su orgullo le impidiera disfrutar de la compañía de su padre porque después se arrepentiría.

—No me tendrás aquí todo el tiempo. Solo paso la mitad del tiempo en Gastrell…

—No me molesta tenerte aquí, pero en serio, si aún quieres a mi mamá deberías hacer algo. Probablemente no te perdone de buenas a primera, pero creo que ella aún te ama. ¿Sabes? Está herida, pero si yo estoy dispuesto a intentar arreglar las cosas entre nosotros, estoy seguro que ella lo hará en su momento.

Craig se quedó mirando a su hijo. Había mucho de su padre en Neil. Ese deseo que la familia siempre estuviera unida, de evitar que los problemas los separan. Casi podía escuchar la voz de su padre en las palabras de Neil.

—Pensaré en algo…

—No solo pienses. Haz algo. No solo porque te dijo que no quiere verte vas a hacerle caso. No cuando tú quieres otra cosa. Cuando inconscientemente ella espera que hagas lo contrario…—dijo un poco frustrado, pero se detuvo al escuchar sus propias palabras. Miró a Craig con una sonrisa—. Tengo que llamar a Patrick. ¿Me das unos minutos? —pidió mientras veía la extrañeza en su padre, pero asentía—. Ni se te ocurra acabarte la pizza tú solo.

***

Patrick miró aliviado el mensaje de Neil en el grupo diciendo que estaba bien. Quería llamarlo, se admitió, pero no sabía si le contestaría. Iba a guardar su teléfono en la mochila cuando empezó a sonar. Se quedó unos segundos mirándolo vibrar en su mano porque no creía que en verdad fuera Neil.

—¿Aló?

—Hola, Patrick…yo…este…gracias por contestar.

—¿Está todo bien?

—No —confesó Neil—. No cuando ayer te traté horrible. Yo lo siento tanto, Pat.

—No, fue mi culpa, Evans. No debí haber llevado a Adrik sin consultarte.

—No, tú no hiciste nada malo. Yo fui quien reaccionó mal, pero la verdad es que me sorprendió verlo allí.

Patrick se sintió un poco más tranquilo al escuchar al Neil que amaba al teléfono—Espero que para bien…

—Sí, fue para bien. Ha sido lo más increíble que alguien ha hecho por mí ¿sabes?

Patrick no pudo evitar esbozar una sonrisa al escucharlo—Solo quería hacerte feliz…

—Y lo haces, disculpa que yo no hago lo mismo contigo…

—Sí lo haces, pero supongo que las cosas no siempre pueden ir bien. Creo que esto de las discusiones son inevitables, pero me haces feliz.

—Te compensaré por lo de ayer…

—No tienes que hacerlo.

—Lo sé, pero quiero hacerlo. ¿De acuerdo? Pensaré en algo.

—Está bien, oye, tengo que dejarte, La Jugosa está gritándome que vaya a ayudarle a descargar unos bloques. ¿Hablamos luego?

—De acuerdo. Te llamo luego. De nuevo perdóname. Hablaremos bien cuando nos veamos.

—Está bien, Neil, y gracias por no hacer caso a lo que te dije ayer y haberme llamado...

***

Logan llevó los dos frapuccinos a la mesa donde Leah miraba su celular. Cuando los puso la chica le dedicó una sonrisa. Logan usualmente le hubiera correspondido, pero se sentía cansado. La cita con el psicólogo había sido extraña, un poco incómoda y no entendía por qué de pronto se sentía exhausto a pesar que solo le hicieron una pequeña evaluación y acordaron que se verían dos veces por semana para sus sesiones. El psicólogo le pareció un tipo afable que transmitía cierta paz y confidencia.

—¿Todo bien? —preguntó Leah.

—No estoy seguro.

Leah asintió comprensiva—Si necesitas hablar al respecto…

—No, no ahora al menos...Quizás después—pero aquello último le supo a mentira. En especial considerando que de un momento a otro, le era mucho más sencillo hablar con Víctor de esos temas.

—Me sorprendió que quisieras que saliéramos ahora.

—¿No querías?

—No, no es eso. Solo no sé, creía que querrías estar solo después de tu cita.

—No, quería compañía.

Leah asintió antes de atreverse a preguntar: —¿Víctor estaba ocupado?

—Sí, tenía que ponerse al día con un trabajo final que entrega el lunes. Ir a tantas entrevistas de trabajo le ha quitado tiempo —comentó Logan distraído.

Leah sonrió con cierta tristeza—¿Aún no ha tenido suerte?

—No, ojalá pudiera hacer algo para ayudarlo.

—Creo que ya haces suficiente por él. Si necesitase algo más de ti creo que te lo diría, por el momento solo demuéstrale que estás allí para él.

—A veces siento que no es suficiente.

Leah sonrió con tristeza, porque era la misma sensación que tenía con Logan—Oye, ¿me esperas un minuto? —preguntó de pronto—. Quiero ir a dejar un libro a la biblioteca y honestamente la universidad es el lugar más depresivo para salir en un sábado por la tarde.

La pregunta tomó por sorpresa a Logan, pero aceptó. Leah se sintió aliviada. Quería estar con Logan, pero era obvio que su amigo simplemente necesitaba compañía y no una charla innecesaria. Buscaría la película más larga y esperaba que para cuando la película terminase, Víctor ya hubiese terminado con su trabajo.

—Ya vuelvo entonces…

—¿No quieres que te acompañe? —preguntó Logan poniéndose de pie.

—No, nos tardaremos más si ambos entramos a la biblioteca.  Quédate aquí y cuida mis cosas. Voy y vengo.

No le dio espacio a Logan a que replicara. No era una mentira, al menos no del todo. En verdad tenía que ir a devolver el libro. Cuando entró a la biblioteca de la universidad, en lugar de ir directo a devolver el libro de metió entre los estantes. Sabía que Logan la estaba esperando, pero honestamente estar a solas con él era difícil. Si hubiera un interruptor para no sentir nada cuando estuvieras al lado de alguien sería perfecto—Si serás idiota…—dijo apoyando su cabeza contra una de las filas de libros.

—¿Disculpe?

Leah se sobresaltó al notar como alguien quitaba un libro de la otra fila de libros de ese estante—No, estaba hablando sola. Lo siento…

El hombre sonrió un poco de manera comprensiva—No debería decirse esas cosas a usted misma.

—Lo sé, solo es mi momento semanal de auto desprecio…

El hombre asintió—¿Mala semana?

—Empiezo a creer que es mala vida…—masculló Leah antes de recapacitar que estaba contándole sus problemas a un completo desconocido.

—El final de ciclo incrementa esa sensación.

Leah se limitó a asentir, pero no quiso profundizar en el tema—Bueno, creo que ya te quité demasiado tu tiempo. Disculpa.

—No se preocupe. Andaba buscando un libro, pero creo que con mi mala suerte está prestado —dijo saliendo por fin entre los estantes.

—Quizás lo han movido de su lugar, si quieres puedo ayudarte a buscarlo.

El hombre sonrió y negó con la cabeza—No será necesario. Ya lo encontré —dijo señalando el libro que Leah traía en las manos. 

—¡Oh!

—No se preocupe.

—Enseguida lo devuelvo.

—No, no por favor. Usted lo tomó antes.

—No, venía a devolverlo de hecho —se apresuró a decirle, pero el hombre la miró desconfiado—En serio, ya había terminado. No lo devolví de inmediato porque no quería volver rápido con un amigo y…

El hombre sonrió—Está bien, le creo. No necesita entrar en detalles que obviamente no desea compartir.

Leah se sonrojó un poco avergonzada—Vamos, si quieres. No sabía que estos libros los prestase alguien más que yo.

—Pensaba lo mismo —admitió divertido el hombre—¿Y qué le pareció el libro?

—Ha sido precioso en un sentido bastante extraño, pero me ha dejado con ganas de leer más.

—¿Ya ha leído otros de este autor?

—No, es el primero de hecho —dijo mientras avanzaban entre la biblioteca.

—¿Me permite recomendarle el siguiente?

—Claro —accedió, aunque muy en el fondo sabía que estaba algo complicada con sus trabajos finales.

El hombre volvió sobre sus pasos, se metió entre los estantes y salió poco tiempo después con un libro que se lo tendió. Leah leyó el título “El libro de los amores ridículos” —No creo que esté de humor para algo de amor por más que el título se escuche tentador —confesó.

—Dele una oportunidad. Usualmente no lo recomendaría, pero ya que disfrutó “La insoportable levedad del ser” pensé porqué no.

Leah sonrió un poco—Está bien, por qué no —dijo mientras avanzaban hasta el mostrador y hacían fila—. ¿Te gusta mucho Kundera?

—Sí, aunque no tengo muchas personas con quién hablar de él.

—Vaya, es una pena. No tener con quien comentar un buen libro es como darte un buen atracón de comida tu solo.

El hombre rio al escucharla—Nunca lo había pensado de esa manera, pero es una buena analogía.

Leah sonrió un tanto tímida—Creo que deberías buscarte más amigos que les guste leer.

—Estará difícil. La mayoría solo hablan de sus trabajos o de sus esposas e hijos.

Leah iba a reír, pero se detuvo a mitad de la acción y le miró extrañada—Disculpa la pregunta…

—Me va a preguntar cuántos años tengo.

Leah se ruborizó—En realidad iba a preguntarte si ya estabas sacando una maestría.

—Ya la saqué…

Leah abrió la boca y lo miró extrañada. No se veía tan mayor, en realidad podía haber pasado como uno de los egresados de pregrado—Lo siento…

—No se preocupe. Ya me acostumbré a que me confundan con un estudiante cuando ando vestido así, pero es sábado así que descanso de mi disfraz de hombre profesional.

Leah sonrió divertida—Tiene sentido —dijo cuando finalmente llegaron hasta el mostrador.

—Buenas tardes, ingeniero —dijo la bibliotecaria.

—Vaya, eres famoso —dijo Leah dijo devolviendo el libro—Él llevará este y yo quiero prestar este.

—No es para tanto.

—Creía que la gente cuando se graduaba no quería volver a poner un pie en esta universidad.

—Eso es lo común. Yo soy un bicho raro. Me gusta la universidad.

—A mí también, cuando no tengo parciales o entrega de trabajos —dijo recibía su libro. Pudo haberse ido en ese momento, pero decidió esperar a su acompañante.

Ambos salieron de la biblioteca y se detuvieron a un lado de ella—Bueno, espero que disfrute el libro.

—Yo también lo espero, me vendría bien una buena distracción.

—Y también espero que lo que sea que le esté importunando se solucione.

Leah sonrió un poco porque aquellas palabras sonaron sinceras—Gracias, yo también lo espero. A todo esto nunca nos presentamos. Soy Leah.

—Daniel. Mucho gusto.

Leah sonrió más—Bueno tengo que irme, gracias por la recomendación de nuevo —dijo a manera de despedida. Se dio la vuelta y avanzó unos metros, pero algo la hizo detenerse. Cuando volteó vio que Daniel apenas iba girando para tomar su camino—Oye, Daniel —El aludido se giró confundido—. ¿Vienes seguido a la universidad?

—Sí, de hecho…

—Pensaba que ya que no tienes amigos con quien discutir buenos libros quizás quieras hablar conmigo. Aunque te advierto que soy mala para charla de esposos e hijos.

—Yo también soy malo para eso.

Leah sonrió mientras se acercaba a él—¿En serio?

—Sí, las relaciones son un tanto…

—Complicadas —concluyó Leah—. ¿Tienes perfil goodreads?

—Sí —dijo sacando su celular.

Leah se lo pidió, digitó su usuario y se envió una solicitud de amistad—Listo —dijo la chica—. Así verás cuando lo termine de leer.

Daniel asintió y volvió a guardar su móvil—De acuerdo, si lo detesta lo sabré.

Leah rio—Espero que no. Bueno, nos vemos. ¡Cuídate! —dijo la chica antes de alejarse.

***

Patrick llegó el domingo con media hora de anticipación a la tienda de Valentina. Todo el camino en autobús solo sirvió para que incrementar los nervios. El asistente de Valentina, Hugo, corría de un lado a otro asegurándose que empacaran todos los vestuarios a utilizar, que los maquillistas estuvieran listos y los fotógrafos tuviesen todo el equipo listo.

Aquel lugar era un completo caos por lo que Patrick decidió quedarse en una esquina viendo como todos trabajaban. Diez minutos después vio entrar a un grupo de cuatro modelos. No sabía bien porqué sabía que eran modelos, pero tenían ese aire distante del resto del mundo. Casi era la hora de partir cuando llegó Maddy. Apenas lo vio la chica le sonrió. Pasando de largo al resto de modelos que se notaba que deseaban hablarle.

—Sabía que aceptarías el trabajo —dijo la chica saludándole de beso—. Nadie puede resistirse a la fama y la fortuna. Patrick ¿verdad?

Patrick vio sobre el hombro de la chica y notó como el par de chicos lo miraba de mala manera—Sí.

La chica sonrió más y se inclinó hacia él—Te advierto que no eres muy del agrado para Wil y Fred. En especial Fred. Él esperaba ser el principal rostro de esta campaña, pero supongo que ya está perdiendo su encanto —le susurró—. Ven voy a presentarte con los chicos.

Patrick la siguió no sabiendo qué esperar. Las chicas se mostraron amigables con él, pero era obvio que eran de esas sonrisas diplomáticas que Leah le había dicho que debía esperar. Por su parte Fred y Wil no molestaron ocultar el descontento de tener competencia.

Hugo interrumpió las presentaciones para indicarle que subieran al transporte. Cuando salió se quedó estático al notar la Hummer del año y como el resto entraban como si se estuvieran subiendo a cualquier carro. El único asiento libre que quedaba era el del copiloto y agradeció no tener que sentarse con el resto atrás. Patrick miraba sorprendido el interior del vehículo.

Hugo subió en el asiento del conductor y solo sonrió con cierta complicidad como si supiera lo que estaba pensando—¿Entonces, Patrick, para que agencia de modelaje trabajas? —preguntó Wil asomando su rostro entre los asientos.

—Ninguna.

—¡Oh, eres agente libre! Es curioso. Jamás he visto tu trabajo. ¿Cómo es que llegaste hasta aquí?

—Casualidad.

Wil volvió a acomodarse en su asiento y Patrick vio por el retrovisor como parecía susurrarle algo al otro tipo y rieron por lo bajo. Patrick frunció un poco el ceño, pero volvió su vista a la carretera.

—¿Es verdad que es tu primer trabajo como modelo? —preguntó Fred a sus espaldas.

—Sí.

—No tienes experiencia y estás aquí. Vaya, debe ser buena suerte o un buen conecte —dijo Wil—. ¿No estás nervioso?

—¿Lo estás tú? —preguntó Patrick por el retrovisor con una sonrisa de lado—La gente cuando habla cosas sin sentido denotan nerviosismo.

Vio el enojo en el rostro del joven y aquello solo le hizo sonreír un poco más cuando no encontró algo más que decir. Si quería meterse con él, obviamente necesitaría ser más creativo. Miró de reojo a Hugo quien parecía querer contener una risa. Sacó sus audífonos y se los colocó para no tener que ir escuchando estupideces. El nerviosismo con el que despertó no había desaparecido, pero no iba a dejar que los demás lo notasen e intentasen aprovecharse de él.

Una hora más tarde se detenían frente a una lujosa casa en la playa. Patrick bajó no sabiendo que esperar. Patrick pasó de largo mientras dejaba que el resto de acomodara y salió rumbo al jardín trasero. El lugar tenía al menos medio kilómetro de playa privada, protegida por los peñascos que corrían a los lados impidiendo ver más que el imponente océano frente a ellos. Al centro del jardín corría una infinity pool de al menos cincuenta metros que parecía fundirse con el mar. Al lado de esta había cuatro columnas de madera que se encargaban de sostener el techo hecho de palmas. Patrick se acercó para mirar maravillado la estructura.  A la sombra de estos había un juego de muebles de mimbres con mullidos cojines blancos.

—¡Hey, viniste a modelar! ¡No a ser un arquitecto!

El grito a sus espaldas sobresaltó un poco a Patrick y escuchó una risa a sus espaldas. Antes de siquiera girar sabía de quien era la risa.

—No hagas eso, Leah —dijo antes de ser abrazado por la chica—¿Qué haces aquí?

—Pensé que un poco de apoyo moral no te vendría mal en tu debut oficial como modelo —dijo la chica con una sonrisa.

—¿En serio?

—Sí, y porque mi madre ha alquilado esta ridícula casa todo el día y no iba a desaprovechar el poder surfear en una playa privada —dijo Leah guiñándole el ojo—. Estuve a punto de decirles a los demás que vinieran, pero pensé que quizás su presencia te pusiera un poco nervioso. ¿Y qué tal esos ánimos?

—Te digo después del primer cambio de vestuario —dijo Patrick.

—En lo que estaba en la cocina escuché que ya conociste a tus súper amigables compañeros de trabajo por este día —dijo con sarcasmo—. Conozco al chico Wil. Mi madre lo escoge con regularidad, bonito rostro pésimo carácter.

—Sí, ya me lo advirtieron.

—Está celoso que apareció de la nada alguien más guapo que él. Solo ignora sus comentarios. Y vete con tus maquillistas. Yo iré a surfear un poco más antes que baje la marea. No te preocupes tanto por las fotos grupales ¿vale? Lo importante son las que te tomaran con Maddy y obviamente las individuales. Y no olvides lo de pedir aclaraciones si no entiendes algo— le recordó antes de darle un abrazo más—. Lo harás bien. Diviértete. Y si te piden ser sexy con Maddy y no te sientes cómodo piensa que es Neil.

Patrick rio al escucharla—Tendré que usar mucha imaginación entonces. Neil, tiene peor cabello que ella.

—Ya sabes a lo que me refiero.

—¿Y tu madre no vendrá?

—Quién sabe. A veces aparece, a veces no. Bueno, ve antes que vengan a buscarte y empieces con una mala impresión.

Patrick asintió y se dirigió hacia las maquillistas quienes estaban terminando de instalar todo y lo invitaron a tomar asiento. A diferencia de la vez anterior que se había sumergido en sus pensamientos, o mejor dicho en su pasado, esta vez estaba demasiado pendiente de todo lo que le aplicaban y lo que sucedía a su alrededor. Sus dedos tamborileaban sobre los apoya brazos no sintiéndose del todo cómodo de no poder moverse mucho o no tener voz con lo que hacían con su cabello. El personal le pasó su primer vestuario. Unas Bermudas y un centro que tenía un estampado de tiburón. La primera locación era a la orilla de la piscina y era fotografía grupal.

Apenas Paolo empezó a fotografiarlos se sintió como un pez fuera del agua. El resto sabía parecer exactamente qué hacer, cómo lograr que el otro brillara, pero sin opacarse a ellos mismos. Paolo apenas daba pequeñas correcciones de postura a los demás, pero con él se detenía más tiempo, le reñía porque tendía a quedarse casi siempre atrás como si se escondiera y no quisiera salir en la fotografía. Podía ver las sonrisas de satisfacción de Wil y Fred. Luego de tres cambios de vestuario más, Patrick se sintió agradecido por el pequeño descanso. Leah había aparecido justo para presenciar lo desastroso que estaba siendo.

—No puedo hacerlo…

—Claro que puedes. Las fotos en grupo puede que no sean lo tuyo. No tienes que salir perfecto en todas ¿sabes? —Lo animaba Leah—. Relájate. Verás que en las individuales te luces. Aguarda aquí. Iré por unas botellas con agua.

Patrick se dejó caer en los muebles de la sala y miró el techo. Aquello era más agotador de lo que había imaginado. Ni siquiera habían empezado con los trajes de baño y para colmo le habían dicho que tomarían unas fotos con los trajes formales al atardecer. No debió haber creído que era capaz de hacer esto. Ni debió haber aceptado solo porque la paga era buena y porque tuvo unas cuantas fotografías decentes.

—Solo digo que cuando Valentina vea mis fotografías verá que cometió un error al querer poner a un aficionado como rostro de su nueva campaña. Ese tipo obviamente no sabe lo que hace.

Patrick alzó un poco la cabeza y vio a Paolo hablando con Wil. Notó como Paolo se percataba que estaba allí, pero dejó que chico siguiera hablando. Quejándose que si bien Patrick tenía un cuerpo mejor trabajado que el suyo de nada servía si no sabía plasmarlo en las fotografías.

—Es cierto que nos está retrasando, pero tú también me estás robando mi tiempo a mí, Wil. Así que deberías aprovechar el descanso.

Patrick volvió a acostarse en el sillón y escuchó a ambos alejarse. Se puso un brazo sobre sus ojos. Aquello era lo último que necesitaba escuchar. Era ridículo, solo eran fotografías. No entendía por qué era tan difícil. Había hecho cosas más complejas en la construcción. ¡Hasta en el café había hecho cosas más difíciles que posar! No comprendía porque era todo tan dificultoso.

—Te lo estás pensando mucho…

Patrick se apartó su brazo del rostro y vio a Maddy sentado frente a él—¿Qué?

—Vacía tu mente. No sé, a lo mucho piensa solo en alguna canción que te distraiga. No pienses en tu cuerpo.

—Vale…

—No, en serio. Ya vamos a iniciar las fotos en pareja y no voy a dejar que arruines mi portafolio solo porque eres primerizo en esto.

Patrick se sentó de golpe molesto—Bueno, pues pide que no trabajes conmigo. Usa tus influencias, qué se yo.

—No me has entendido. No voy a dejar que arruines mi portafolio porque voy a ayudarte a que salgas bien junto a mí.

—Creía que eras tú la única que importaba que te vieras bien.

—Usualmente es así, pero Valentina quiere que ambos destaquemos. No quiere que seas solo un accesorio en las fotos. Bueno, iré a cambiarme.

Leah apareció cuando Maddy se iba y le tendió la botella—No puedo creer lo que voy a decir, pero ella tiene razón. No pienses en que estás haciendo mal. En las fotografías con ella concéntrate en salir bien tú que si no va a opacarte y las fotos solo serán más del montón.

—Está bien.

—No vas a rendirte solo porque a la primera no te han salido bien las cosas ¿verdad?

Patrick miró a Leah a los ojos y sonrió con culpabilidad—No, no lo haré.

—¿Entonces vas a salir a intentarlo de nuevo como es tu estilo?

—Sí, eso haré.

—Perfecto, sino serás como esos niños ricos malcriados que odias y que se rinden a la primera solo porque no son perfectos en todos.

—Vale, ya lo entendí —dijo Patrick quien tuvo que sonreír un poco, en verdad Leah sabía cómo devolverlo a la realidad.

—Y no temas dar ideas. Lleva la sesión a una zona donde te sientas cómodo.

Patrick asintió antes de irse a cambiar. Su primer traje de baño era un bañador color esmeralda. Cuando salió Leah solo sonrió divertida al verlo.

—Pues llenas muy bien los trajes de baños. De adelante y de atrás.

—Ya…

Salieron a la playa a seguir con la sesión. Paolo iba al frente y Patrick corrió a alcanzarle.

—Lamento hacer todo esto más difícil para usted.

Paolo le miró no sin cierta sorpresa—Estás son las fotos que cuentan. ¿Recuerdas lo que te dije? Que esta industria lo más importante es tener confianza —vio a Patrick asentir—. Entonces quiero verla —dijo mientras avanzaba—¿Consiguieron el tronco seco que pedí? —preguntó a los de utilería.

Patrick vio con cierta gracia como dos hombres trotaban por la playa con un tronco que no tenía ni idea a donde fueron a conseguirlo. Paolo tenía razón. Necesitaba tener más confianza en él. En sus otros trabajos aun cuando no tenía idea de que hacía cuando estaba iniciando, había tenido la confianza de que encontraría la manera para hacerlo funcionar. Maddy apareció con un llamativo bikini jade.

Las primeras fotos aún sentía un poco de tensión, pero siguió el consejo de Maddy y pensar en alguna canción o cualquier cosa que despejara su mente. Se sintió mucho más tranquilo cuando al final Paolo dijo “Mucho mejor”. Con el siguiente cambio de vestuario las cosas mejoraron notoriamente. Leah estaba detrás de Paolo y alzó un pulgar con una sonrisa. Eso le dio mucha más confianza.

—Vaya, así que no eras tan malo como querías aparentar al inicio —dijo Maddy antes de iniciar las fotos con el tercer cambio—. ¿Ya puedo acercarme más sin temor a que te opaque?

—Intenta hacerlo —dijo Patrick con más confianza.

No iba a negar que de vez en cuando quería reírse cuando no tenía que mirar a la cámara en la típica pose de “tómame una foto como si no me doy cuenta”. En unas fotografías se puso detrás de Maddy tomándola de la cintura, pero asegurándose que él aún destacase. Pronto fue como si su cerebro hubiere tomado todas las correcciones que Paolo le había estado dando las últimas horas y al fin las hubiera procesado y poniendo en práctica. En las últimas tomas terminaron recostados en los sillones donde al fondo se veía el océano.

Paolo asintió complacido—Excelente trabajo.

—Algo le falta…—dijo Leah atrás. Ganándose la mirada de todos, pero no pareció molestarse por ser el centro de atención—. Hasta ahora todas las fotos son demasiado editoriales. Falta diversión.

Patrick pensó que Paolo la mandaría a volar, pero lo vio pensativo aún con la cámara a la altura de su pecho—¿Qué intentas proponer?

—Al menos que en alguna finjan que se divierten.

—¿Puedes intentar cargarme en tus hombros? —propuso Maddy.

—Puedo hacerlo. Ni siquiera tengo que intentar —dijo Patrick mientras se ponía de cuclillas para dejar que la chica se subiera. Logró incorporarse sin mayor problema.

—¿Estoy muy pesada?

—Para nada, como andar una pluma sobre mis hombros.

—Buena respuesta, Smith.

Paolo asintió y le indicó que fueran a la arena para tomar las fotografías—Excelente.

—¿Puedo proponer algo? —dijo Patrick cuando terminaron en esa pose.

Leah sonrió al escucharlo. Paolo asintió movido por la curiosidad.

—Leah, préstame tu tabla de surf y quizás pueden traer la escalera mediana que estaba a la entrada.

—¿Qué demonios vas a hacer? —preguntó Maddie confundida.

—Quiero alzarte sobre mi cabeza mientras tú estás recostada sobre la tabla de surf.

—Les darás un buen trabajo a los editores para que eliminen la escalera —le hizo ver Maddy.

—No, lo haremos sin ella —dijo Patrick con seguridad.

La modelo le miró como si el sol del mediodía ya le hubiera provocado insolación—No creo que puedas.

—Claro que sí. He cargado cosas más pesadas. Confía en un poco en mí. Además si te caes de la arena no pasas.

Maddy se cruzó de brazos—Vaya, eso me hace sentir mejor.

Leah volvió con la tabla. Patrick la pesó y comprobó que podía alzarla sobre su cabeza sin mayor dificultad. Calculó más o menos cuanto pesaría con Maddy, pero estaba confiado que podría hacerlo. Una vez en el trabajo se ganó una ronda de cervezas por levantar sobre su cabeza dos sacos de arena de ochenta libras cada uno sobre su cabeza por un minuto.

Leah miraba divertida la escena. La confusión de Paolo que solo la volteaba a ver. Y Maddy quien nunca le decía que no a ningún desafío por más absurdo que pareciera y los de utilería que instalaban la escalera mediana. Patrick alzó la tabla sobre su cabeza y apoyó uno de los extremos de la tabla en la parte superior de la escalera y le indicó a otro de los de utilería que sostuviera la otra punta para darle mayor estabilidad. Patrick vio a la modelo y le sonrió de lado.

—¿Qué esperas? No voy a dejar que arruines mi portafolio solo porque es la primera vez que haces esto.

Maddy tomó el desafío. Cuando iba a mitad de la escalera se inclinó para ver el rostro de Patrick—¿Seguro que puedes hacerlo?

—¿Te da miedo que te opaque? —preguntó alzando el rostro aún con su sonrisa prepotente.

—No. Bien, entonces fotos narcisistas son lo tuyo. Genial, porque son mis favoritas. Has todo el trabajo difícil mientras yo luzco bella.

—Eso planeaba hacer.

Sintió el peso de Maddy repartido a lo largo de la tabla. Sus brazos cedieron un poco cuando se acomodaba.

—La pose está perfecta. Creo que podemos tomarla así y luego la editamos para quitar al ayudante y la escalera —dijo Paolo.

—Puedo hacerlo —dijo Patrick con confianza.

Primero retiraron la escalera y luego el ayudante retrocedió con temor que no fuera a soportar el peso, pero los brazos de Patrick permanecieron levantados sobre su cabeza sin ceder un milímetro. Sonrió de lado no sin cierto orgullo antes de recordar que no debía sonreír. Después de un par de tomas los ayudantes se acercaron corriendo a ayudarle a sostener la tabla y bajar a Maddy. Una vez en el suelo Patrick le tendió la mano para ayudarla a ponerse de pie.

—Quién diría. Esos músculos no son de adorno.

—Podría haberte sostenido con una mano —mintió—. Pero no quería preocuparte.

—Bien hecho. Quedará excelente en la tienda —dijo Paolo viendo la cámara y Leah mirando sobre el  hombro del fotógrafo la foto.

Patrick se sintió más aliviado y no pudo evitar sonreír mucho más al notar que el resto de modelos miraban de lejos la escena y Fred y Wil estaban de brazos cruzados. Patrick y Maddy quedaron libres hasta la tarde en lo que Paolo tomaba las fotografías al resto. Así que aprovechó de almorzar con Leah y subieron al dormitorio principal y encendieron la televisión para ver el partido de la Liga Española.

—Adoré ver las caras de indignación de esos dos —dijo de pronto Leah—. Obviamente esperaban que te auto sabotearas, pero sorpresa…

—Ya…aún faltan las fotografías individuales.

—Te irá aún mejor. Creo que tu fuerte es trabajar con pocas personas o ninguna —dijo Leah—. Tiene lógica por cómo eres…

—¿Es un insulto?

—Tómalo como quieras —dijo la chica—. Y no comas mucho que si no se te va a hacer panza.

—¿Panza con estos abdominales? —dijo Patrick agachándose a tiempo para evitar que la almohada que arrojó Leah le diera en la cara.

—Acabas de sonar como uno de esos engreídos.

Patrick rio divertido—Bueno, no soy tan humilde si me lo propongo.

—Ya me di cuenta…

***

Neil estaba acomodado en el flotador de cocodrilo que le habían comprado a Joshua hace unas semanas. Flotaba en medio de la piscina alternando la vista entre el cielo y la vista a la ciudad. Había entrado a la piscina hace unas horas con Joshua, pero al final Erika lo había mandado a llamar porque le faltaban unas planas que terminar.

Él había decidido quedarse más tiempo en la piscina. Estaba tan abstraído en sus pensamientos que no escuchó los pasos de Erika, ni siquiera cuando lo llamó, solo una salpicadura fue lo único que logró sacar a Neil en su ensimismamiento.

—Oye…

Erika sonrió mientras se sentaba al borde de la piscina—Tú has estado distraído desde que llegaste. ¿Vas a contarme qué sucede o tendré que empezar a interrogarte?

Neil sonrió un poco se puso de lado mientras estiraba su mano y su madre la tomaba—Ayer le conté a papá sobre mi relación con Patrick.

—¿Y cómo reaccionó?

—Bien —dijo Neil con una sonrisa de alivio—. Todo bien. Estoy feliz que lo haya tomado bien.

—¿Algo más? —dijo Erika apretando cariñosamente la mano de su primogénito.

—Creo que nos hemos arreglado o al menos hemos dado un primer paso. Quiero creer que las cosas entre los dos van a empezar a mejorar.

Erika asintió comprensiva—Me alegra saber que hayas podido perdonar a tu padre, Neil. Él te ama.

Neil sonrió, pero no se atrevió a preguntarle si ella también podría perdonarlo a él, ni mucho menos pudo preguntarle si aún lo amaba.

—¿Qué más vas a contarme? Aprovecha que tu hermano aún tiene tres planas por delante.

Neil rio un poco al escucharla—Con él presente es un poco difícil hablar de ciertos temas.

—¿Te has peleado con Patrick? ¿Es eso?

Neil negó con la cabeza—Bueno, sí…pero creo que las cosas están mejor ahora —dijo mientras veía a su madre fruncir un poco el ceño—. Fue mi culpa, mamá. Me dijo algunas cosas que no quería escuchar pero creo que tiene razón…—confesó con cierta amargura. Al notar la preocupación en el rostro de su madre se apresuró a sonreír—. No es nada de qué preocuparse. Tengo que pensar algunas cosas, pero hablaré contigo sobre ellas pronto ¿de acuerdo?

Erika se limitó a asentir. No quería ser demasiado sobreprotectora con Neil porque veía que su hijo intentaba arreglar sus problemas—Está bien, sabes que siempre estaré aquí para escucharte y ayudarte en cualquier problema que tengas.

—Lo sé…

Claro que lo sabía, pero quería aprender a no depender tanto de ella. Si quería estar a la altura de Patrick tenía que aprender a hacerle frente a sus problemas—Oye…quería pedirte un favor…

—¿Qué es?

—¿Crees que a partir de hoy puedo yo comprar las cosas para la casa?

—¿Me pides eso por algo que te dijo Patrick?

Neil negó con la cabeza—Es por mí. No quiero sentirme como un niño a su lado. No tengo ni idea como ser un poco más responsable o más maduro así que supongo que es el único lugar por el que se me ocurrió empezar. 

Erika sonrió un poco al escucharlo—De acuerdo. Si es porque tú quieres ser un poco más independiente está bien, pero prométeme que si no sabes que producto de limpieza vas a comprar me llamas. No quiero que arruines la casa.

Neil sonrió avergonzado porque solo había pensado en un primer momento comprar comida y se había olvidado por completo de los productos de limpieza—Lo prometo.

—Nadie es un experto en esto de crecer, Neil. Así que no dudes en preguntar. Si tu abuela te contara los primeros meses de casada cuantas veces al día le llamaba porque no tenía idea como hacer la mayoría de cosas, creo que me perderías un poco de respeto.

Neil rio al escuchar a su madre—Dudo que eso pasara, pero me alegra saber que estabas igual de perdido que yo.

—No tienes que ir al mismo ritmo de Patrick, Neil. Estoy segura que él comprende eso.

Neil también lo sabía, pero quería intentar mejorar poco a poco.

***

Patrick bajó después del primer tiempo del partido para el retoque de peinado y maquillaje. Cuando fue a buscar su nuevo vestuario se quedó confundido al notar la única prenda que estaba allí. Le mandó un mensaje a Leah quien no tardó en bajar.

—¿Patrick? ¿Estás bien?

Patrick solo sacó un brazo para tomar a la chica y hacerla entrar al vestidor improvisado—Dime que esta cosa no es de mi talla. Está demasiado pequeño.

Leah rio al verlo—Lamento decirte, amigo mío, que es tu talla.

—¿Qué demonios es esto?

—Un slip. Azul marino si somos técnicos.

—¿De verdad tengo que salir con esto?

—Es de las piezas más importantes de la colección de trajes de baño.

—Ni siquiera uso ropa interior parecida a esto.

—Deberías, te queda bien —dijo Leah con una sonrisa viendo las nalgas de Patrick en el espejo.

—En serio, Leah. No voy a poder ver a mi abuelo a la cara si me fotografían con esto.

—Yo me preocuparía más por Neil cuando sepa que todo el mundo te verá con eso puesto.

—No estás ayudando.

—Lo sé, solo es divertido verte tener esta pequeña crisis —dijo Leah—. Solo piensa en lo que le vas a comprar a Neil y a tu abuelo con el dinero que ganes —dijo antes de empujarlo para que saliera del vestidor.

Patrick empezó a maldecir por lo bajo a Leah cuando Paolo apareció.

—Allí estás —dijo mirándolo de pies a cabeza—. Bien. Estaba preocupado que se te hiciera panza después de tu elección nada nutritiva del almuerzo. Vamos a la playa.

Patrick lo siguió de mala gana, se sentía casi desnudo, como si el flip, slip o como se llamase fuera como otra piel. Era cómodo no iba a negarlo, pero de pronto tenía un ataque de pudor. Paolo no tardó en notarlo.

—¿Es falta de confianza de nuevo o es que nunca habías usado uno de esos?

—Lo segundo…

—En esta industrian te van a hacer modelar cosas con las que no estés cómodo o que no usarías a diario, pero no dejes que eso interfiera con tu trabajo y el de los demás. Así que dame algo con lo que pueda trabajar. Lo hiciste bien antes del almuerzo. Trae a ese chico de vuelta. Toma la iniciativa. Transmíteteme algo.

—¿Qué se supone que debo transmitir?

—Sensualidad, poder, sexualidad. Imagina que son fotos para tu amante.

Patrick asintió y cerró sus ojos. Respiró profundo. Las fotos individuales duraron más de lo esperado. Entre que tenía gente llenándolo de arena, luego quitándosela o aplicando algún tipo de aceite sobre él para que su piel brillase más perdieron bastante tiempo. Cuando terminaron Paolo y él estaban completamente empapados porque más de una ola llegó con más fuerza de la que esperaban e incluso en una ocasión botó al fotógrafo quien solo atinó a alzar la cámara para evitar que se mojara, pero logró hacer más ameno el rato.

Paolo estaba mirando las fotografías cuando miró a Patrick detenidamente antes de preguntar:—¿Qué tal te ves con barba, chico?

—¿Mayor? Creo.

—Perfecto. Déjatela crecer entonces, hasta el jueves. Solo la barba está bien.

Patrick asintió, por ocho mil dólares suponía que podía soportarla. Al regreso no dudó en irse con Leah a Gastrell. Se despidió de todos y se dejó caer agotado en el asiento del copiloto.

—¿Ya te has cansado de tanto glamour?

—Suficiente para el resto de mi vida, pero aún falta la sesión del jueves —dijo mientras veía en el suelo el libro que Leah estuvo leyendo un rato en la tarde—Creía que tenías que trabajos que hacer.

Leah dirigió la mirada a donde Patrick señalaba—Sí, pero me recomendaron el libro y pues no he podido dejar de leerlo.

—¿Logan?

—No…

Patrick miró con extrañeza a Leah—¿Está todo bien entre ustedes?

—Supongo, aunque hay momentos que creo que forzamos las cosas, pero creo que superaremos esta crisis.

Patrick asintió cuando escuchó el sonido de una notificación. Sacó su móvil, pero no era el suyo— Es el tuyo ¿te lo alcanzo?

—Sí, está en mi mochila en el bolso pequeño. Olvidé sacarlo.

Patrick se estiró para alcanzarlo. Cuando lo sacó el celular volvió a vibrar y le cayó otra notificación.

—¿Es mi madre?

—No, es de un tal “Dan H.” —dijo confundido antes de mirar a Leah quien intentó arrebatarle el teléfono—¿Te has metido a Tinder?

—No idiota. Es Goodreads —dijo devolviendo la mirada al camino cuando no consiguió quitarle el celular.

—¿Estás coqueteando con alguien a través de una app de libros?

—No, imbécil. Que no estoy coqueteando con nadie. Solo hablo con él de libros.

Patrick le miró desconfiado—Al menos dime que conoces al tipo en persona. No te vaya a pasar igual a algunos que usa Tinder y resulta que el tipo es algún sexagenario.

—Sí, hombre, lo conozco en persona, pero que no estoy coqueteando con él.

Patrick asintió antes de dejar el celular en el espacio para poner los vasos—¿Es el tipo que te recomendó el libro? —dijo volviéndolo a señalar.

—Sí…

—Pues debe ser un auténtico ratón de biblioteca. Mira que coquetearse por medio de una app de libros.

—Ya no seas ridículo…—dijo Leah—. Volviendo al tema que nos compete: Hoy lo hiciste bien.

Patrick decidió ceder esta vez y seguirle la corriente—Gracias por haber ido, Leah. No sé qué hubiera hecho sin ti.

—Maddy no hubiera dejado que destrozases su sesión.

—Ella no te agrada ¿verdad?

—Para nada, pero no por eso voy a restarle el mérito cuando lo tiene. Te ayudó a su manera hoy.

—Supongo. Aunque no creo que me acostumbre a esto.

—No lo hagas entonces, solo sácale lucro cuando puedas. Paga tus deudas, cómprale algo bonito a tu abuelo, ten una escapada romántica por allí.

—Suena bien —dijo Patrick mientras cerraba sus ojos y caía en un profundo sueño.

Notas finales:

Honestamente no sé en qué momento pasaron casi dos meses ¿o fueron dos meses? desde que no actualicé. Las disculpas del caso, estaba intentando sobrevivir. Espero que hayan disfrutado el capítulo. 


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