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Los títeres rebeldes por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

I'm back! No sé si es válido desear feliz año en febero, pero feliz año. 

L.

La suave llovizna tomó a todo Gastrell por sorpresa. Era más de medianoche y el golpeteo de la lluvia en su ventana era el único sonido en la habitación, tenuemente iluminada por la lámpara que daba de su lado de la cama. El silencio fue roto cuando escuchó a Patrick llamarle en sueños. Neil sonrió al escucharle y no pudo evitar pasar su mano por los rizos de su novio, quien no vio perturbado su sueño.

Dejó de prestarle atención al libro que Adrik le había prestado y se quedó observando a Patrick, a la mano vendada que sobresalía debajo de las sábanas. Odiaba ver a Patrick lastimado, igual o en mayor medida que saber que no podía evitarle todo tipo de sufrimiento, y que solo debía de estar allí para apoyarlo y continuar con su vida, pero era lo único que podía hacer. Por eso había ido con Adrik esa tarde, era obvio que no lo había esperado tan pronto, pero Patrick tenía razón, tenía poco tiempo con él. Regresaría a Londres en un par de semanas y probablemente nunca más tendría la oportunidad de aprender de él, así que quería sacar todo el provecho posible del tiempo que tuvieran juntos.

Habían discutido la obra hasta que casi fue hora de ir a traer a Patrick al trabajo, lo cual era bastante noche, y luego dejó a Adrik a donde se estaba hospedando. El tiempo con él fue enriquecedor, la obra que le dio era fascinante puesto que el bien y el mal no estaban tan delimitados. Había un fuerte discurso sobre la falsa moral, el fanatismo religioso y sobre las injusticias del mundo. Era una obra corta pero llena de dificultades en la actuación, todo giraba en relación a sus protagonistas y si no se interpretaba bien el papel del forastero/diablo todo el peso de la obra se caía.

Adrik había tenido razón, el personaje del diablo era un personaje fascinante, complejo que te hacía sentir por momentos incómodo al estar de acuerdo con él y al querer que lograse su cometido. Era todo un reto interpretarlo bajo condiciones normales, pero Adrik le había dado un nuevo grado de dificultad, quería que el final del primer acto y todo el segundo lo tuviese aprendido para el domingo. Si bien hicieron un análisis profundo del personaje, aún estaba el plus que Adrik quería que le agregase, el factor diferenciador de su forastero/diablo de su interpretación con la de otras, le había enseñado pequeños fragmentos que tenía guardados en su computadora de otras presentaciones que había visto y por primera vez se sentía inseguro de sus capacidades. No se creía capaz de siquiera igualar en calidad a alguno de esos renombrados actores, pero debía de conseguirlo de alguna manera.

Lo poco que le había leído a Patrick antes que se quedase dormido le ayudó bastante al hacerle ver que era un personaje dentro de otras cosas bastante seductor, seducía a la protagonista con su trato, su manera de hablar e inclusive por algunos segundos también seducía al pueblo a revelarse. Quizás por allí podía ir su aproximación, aunque no se sentía demasiado seguro de cómo lograrlo. Cerró el libro y dejó escapar un suspiro. No lograría dándole demasiadas vueltas al asunto. Dejó el libro sobre la mesa de noche y apagó la lámpara antes de acomodarse en la cama.

—¿Neil?

—¿Te desperté? —preguntó al notar que Patrick estaba despierto.

—Llueve ¿Hoy si metiste la ropa? —preguntó somnoliento.

—Claro que sí —dijo Neil intentando sonar lo más seguro que pudiera.

Por suerte Patrick estaba más dormido que despierto como para ver a través de su mentira. Mañana estaría furioso porque era la tercera noche que la dejaba afuera.

—Ok… ¿Puedes ser la cuchara grande?

Neil le indicó que se acomodara y se apegó a él. Respiró profundo su aroma y besó su hombro desnudo—Descansa —pronunció, no obtuvo respuesta. Patrick  ya estaba profundamente dormido de nuevo.

***

Patrick observaba a Allen sonreír de oreja a oreja mientras contaba la propina que había en el nuevo recipiente. Desde que las dos campañas de Valentina habían salido a la luz Allen insistía que él se encargaría de lavar los baños, que no había motivo para turnarse. Patrick sabía que era por el simple hecho que quería que él estuviera al frente de la caja para que tuvieran más oportunidades de tener una mejor propina. No se quejaba mucho. Aunque empezaba a cansarse de tener que interactuar tanto con las clientes.

La ventaja del turno de la mañana era que los clientes eran todos adultos, compraban su café le podían preguntar una o dos cosas y seguían su camino. Las propinas eran más generosas y de vez en cuando encontraba alguien que le sacaba alguna conversación interesante. El turno de la tarde-noche era el más caótico, lleno de niñas de escuela atrasándolo. Patrick estaba dispuesto a darle un codazo a Allen para que quitase su cara de avaro cuando escuchó que entraba un nuevo cliente al café, pero se sorprendió cuando vio a Hugo, el asistente de Valentina, entrar allí.

— Hola, Patrick. Leah me dijo que probablemente estarías aquí. Quería traerte personalmente la invitación para la cena de inauguración de la marca. Es este jueves, he reservado dos lugares extra por si deseas invitar a algún familiar o a tu pareja —anunció Hugo.

Patrick tomó la invitación, pero notó la sorpresa en el semblante de Hugo al notar su mano vendada—   Nada grave—se sintió forzado a explicar—. Un tonto accidente.

—No le pasó aquí. Ni siquiera quiero dejarlo usar la máquina de cafés para evitar que se queme. Ese cuerpo ahora es una mina de oro hay que preservarlo —se apresuró a decir Allen quien seguía al lado de Patrick escuchando la conversación y mirando la invitación que le habían entregado a su compañero.

Hugo frunció el ceño—La jefa odia esos tontos accidentes. Sus modelos no pueden tener ningún tipo de defecto físico.

—Ya, pero técnicamente no soy su modelo. Solo fue un trabajito.

Hugo suspiró. Sacó su Tablet y empezó a buscar en ella hasta que dio con lo que buscaba. Se la tendió a Patrick, quien sintió la cabeza de Allen sobre su hombro.

—Iba a esperar a enseñártelo, pero en vista que no te lo estás tomando con seriedad.

Patrick miró extrañado una nota donde se sorprendió ver una fotografía suya—No sé francés…

Hugo ignoró el comentario y pasó a otra pestaña donde tenía abierta otra nota esta vez de una revista masculina. Donde había un pequeño artículo que mencionaba la nueva campaña de Valentina y si bien había una fotografía grupal con el resto de modelos la principal era una fotografía grande suya. Patrick la miró extrañado. Solo había una pequeña mención que si bien Valentina seguía apostando por rostros atractivos, finalmente había descubierto uno que tenía una chispa de rebeldía y de hambre de éxito, que no se molestaba en ocultar y eso era algo novedoso. Estaban hartos de la falsa humildad de los modelos. Hugo le mostró un par de artículos más.

—¡Vaya, eres casi una celebridad! —exclamó Allen.

Hugo sonrió ante el comentario—La palabra correcta es casi, lo serías, pero Valentina ha querido que ese misterio que te rodea sirva también de publicidad. No te asustes si ves a alguien intentando averiguar sobre ti o tu familia.

Patrick frunció el ceño ante la idea—Una señora de un periódico ya se me acercó para pedirme una entrevista.

—Ugh, no. Periódicos locales no. Se vería mal. Si vas a conceder una entrevista tendría que ser para una revista de alto prestigio nacional e internacional. Puedo enviarte una lista con los nombres que…

—No quiero dar ninguna entrevista—lo cortó Patrick —. Creía que la campaña era a nivel nacional y ahora me vengo a ver en pequeñas columnas de revistas en idiomas que ni entiendo.

Hugo sonrió ante las palabras de Patrick—No suele pasar muy seguido pero a veces las campañas pueden convertirse en algo más grande. Este es un caso de ellos. No deberías desaprovechar la oportunidad.  El mundo de la moda quiere saber más de ti. Mis conocidos no dejan de preguntarme si ya firmaste contrato con alguna agencia de modelaje. Todos los scouts del país están furiosos por no haber sido ellos quien te descubrió. La última vez que te vi parecías que si ibas a darte una oportunidad en esta industria ¿qué pasó que ahora luces tan reacio?

—Sí, Smith. ¿Estás loco? ¡No puedes dejar pasar una oportunidad así! —exclamó Allen.

Patrick miró a ambos con incomodidad, la verdad es que con los días se había empezado a acostumbrar a ver a su rostro por la ciudad, no es como si de pronto ya le agradase, pero era un poco más sencillo de ignorar. Quizás las miradas de las personas no, pero creía que podía manejarlo, pero después de lo Tony y lo de Robert no se sentía tan seguro de querer seguir con ello.

—Mira, sé que solo soy un simple asistente y que probablemente lo que yo opine te importe poco, pero creo que podrías romperla en grande. Sé que no tienes las mismas aspiraciones de todos los modelos que han llegado, pero puedes cogerle gusto a esto. Ve a la cena de Valentina. Será un buen acercamiento a lo que te esperaría. Sin mencionar que yo elegí el menú y todo estará delicioso.

Patrick sonrió derrotado ante el optimismo de Hugo—¿Cómo sé que Valentina no te ha pagado para asegurarse que no la deje plantada?

—Dentro de mi contrato no está conseguir cosas imposibles. Algo me dice que el único que puede obligarte a hacer algo es tu pareja —dijo Hugo con una sonrisa.

—Eso es verdad…

Patrick frunció el ceño cuando notó que Allen seguía allí escuchando e interviniendo en su conversación, pero se lo dejó pasar.

—¿Y qué hay de Neil? ¿No se verá mal si lo llevo a la cena? ¿No arruinaría mi imagen para los fines de Valentina?

—Estás hablando del mundo de la moda, Patrick. Es diferente. A nadie le importa con quien tengas una relación siempre y cuando luzcas bien y logres vender el producto.

—Bueno, es bueno saberlo…

—Si Neil no quiere ir ¿puedo ir yo? —preguntó Allen de pronto.

Sacándole una risa a Hugo quien se despidió de ellos y le indicó a Patrick que se encargaría de hacerle llegar el traje que Valentina deseaba que usara para la velada.

***

Leah miró la invitación en su mano y el edificio de los catedráticos. No debía ser tan difícil. Entrar. Darle la invitación. Salir. Sin embargo, no pudo hacerlo. Se alejó del lugar lo más rápido que pudo, pero no esperaba encontrarse con Fabio e Isabella cerca de allí. Fabio se despidió de ambas chicas rápidamente. Alegando que si no iba a ver al arquitecto Landerson en esos momentos estaría en problemas con su proyecto de la biblioteca y se arriesgaba a dejar el semestre.

—¿Va a estar bien? —preguntó Leah.

—Quien sabe, mencionó algo del grosor de unas columnas, cimientos y no sé qué más. Lo hubieras visto después de esa crítica. Creía que iba a caer muerto de puro estrés en medio del estacionamiento. Así que decidí acompañarlo hasta aquí antes que decidiera seguir postergándolo —dijo Isabella—¿Tú que haces por aquí?

 —A-ah, bueno yo…—Leah tartamudeó.

Isabella la miró con más curiosidad y notó el sobre en sus manos—¿Qué tenemos aquí? —dijo tomando el sobre ignorando el pánico en el rostro de Leah. Leyó la invitación y luego alzó las cejas inquisitiva—¡Oh!

—Este es el tuyo. Sabes que mi madre adora tenerte allí. —dijo Leah intentando ignorar todos los recuerdos de los colegas de su madre confundiendo a Isabella como su hija.

Leah usualmente no iba a esas cenas, pero esta era importante y lo sabía, pero cuando iba se ponía cualquier cosa que encontrase. Lo suficientemente discreta para no destacar, pero sin lucir fachosa aunque nunca lograba llenar las expectativas de su madre. A eso último ya se había acostumbrado. Un poco. Lo difícil era cuando aparecía Isabella con su despampanante personalidad y carisma en medio de todos luciendo como debería hacerlo la hija de una ex reina de belleza y diseñadora de modas. Quería a Isabella, pero cuando la veía convivir con su madre aún le era un poco difícil de procesar.

—Ah, gracias. Pero no me cambies el tema. ¿Y la otra invitación?

—Esta vez le tocaba ir a Neil, pero como va Patrick es obvio que él va a llevarlo —explicó Leah. Su madre siempre aparte de la invitación de Isabella le daba una extra con la cual iba rotando a Los Títeres. Sabía que podía llevar a alguien de ellos, pero por una vez podía llevar a alguien diferente—. Y pues yo…

—¿Querías llevar al inge? —preguntó Isabella.

—Pues sí, pero no lo sé…

—Vaya, no sé qué decir una cita y ya quieres presentarlo con tu madre.

Leah miró sobresaltada a Isabella indicándole que no lo dijera tan fuerte. Ni siquiera habían ido a una cita todavía. Es más ni siquiera había tomado en cuenta que eso implicaría que conocería a su madre. Aún recordaba la primera vez que llevó a Neil, a Logan y a Víctor. Su madre no había dejado de preguntarle si al fin ya tenía novio. La manera en que los había examinado. Maddy intentando hacerles preguntas mal intencionadas. De pronto la idea de invitar a Daniel le parecía pésima.

—¿Sabes qué? Tienes razón. No sé en qué estaba pensando —dijo Leah guardando la invitación.

Isabella miró la decepción en el rostro de su amiga y se maldijo por no tener un filtro—No, no tú lo conoces. No te fíes de mí. Yo soy la menos confiable en estos temas. Ni siquiera he querido conocer a los padres de Fernando y  los míos no planeo presentárselos nunca.

—No, no. No había considerado siquiera que conocería a mi madre si va.

—Leah, mírame. Si quieres invitarlo hazlo. No tiene nada de malo. —insistió Isabella, pero Leah ya parecía haber perdido todo el coraje—Aguarda…—pidió mientras sacaba su celular—. ¿Ems? ¿No tienes clase? Perfecto. Hay una emergencia. En la cafetería de tu facultad en cinco.

Leah miró horrorizada a Isabella—¡Isa, no tienes que meter a Emma en esto!

—Claro que sí. Es tu amiga, qué mejor que alguien más sensato que yo para darte un consejo así que andando —pidió Isabella mientras casi arrastraba a Leah hasta la cafetería.

Cuando llegaron al lugar Emma ya estaba allí. Al verlas les hizo señas para que se acercaran. No dijo nada al ver cómo Isabella casi arrastra a Leah allí.

—En resumen: La cagué por completo y le metí a Leah mis inseguridades sin querer y ahora no quiere invitar a Hayes a la fiesta de su madre —explicó Isabella luego de estarle clavando el codo a Leah por varios minutos para que le explicase.

—¿Y eso sería malo por qué? —preguntó Emma.

—Porque ni siquiera hemos salido ni una vez y la posibilidad que conozca a mi madre es horrible.

Emma asintió con comprensión—Podrías decirle que vayan como amigos o podrías decirle a tu madre que llevarás a un nuevo amigo. No es como si tengas que presentarlo como tu…

—¿Futura adquisición? —preguntó Isabella con una sonrisa.

—Iba a decir “algo en potencia”, pero supongo que funcionan las palabras.

—Ya, pero acabo de recordar que lo llevaría a lugar repleto de modelos. Es decir, quiero que se fije en mí y el que esté rodeado de mujeres con tallas perfectas, bonitos pelos, y ojos coquetos como que no es la idea más sensata —dijo Leah molesta. Notó como Emma e Isabella sonreían de oreja a oreja— ¿Y ahora qué dije?

—Qué quieres que se fije en ti. Eso significa que si te gusta más de lo que quieres admitir —dijo Isabella.

—¿Qué? Yo no he…

—Ahórratelo, Leah. Ya te escuchamos —dijo Emma—. Mira como yo lo veo es el mejor escenario del mundo para saber si vale la pena. Si no va pues podemos atribuírselo a los nervios o lo que sea, pero si va podrás ver si en verdad vale la pena. Si en verdad está interesado en ti no va a andar viendo a nadie más.

—Lo dicen como si en verdad podría competirle a las modelos de mi madre.

—Ah no, no. No quiero ese pesimismo. ¡Leah eres hermosa! —exclamó Isabella—. Y no empecemos a hablar de lo lista que eres.

Leah suspiró—Bueno, ustedes también son ambas cosas. Incluso más que yo.

—Tonterías, ahora deja de auto compadecerte y ve a entregarle la  invitación. Luego nos dejas a nosotras que nos encarguemos en dejarte deslumbrante —dijo Isabella.

—Exacto. Haz tu parte y luego nos encargaremos de ayudarte. No es que necesites mucho, pero siempre un extra es bueno —aseguró Emma—. Así que ve antes que Isabella tome la invitación y vaya a dársela personalmente al ingeniero.

—Así es ¿o prefieres que vaya dársela?

—No, no. Ok, ok ya entendí. Iré. Deséenme suerte—pidió Leah.

Ambas las vieron salir de la cafetería y Emma sonrió al ver a Leah voltear a verlas unos segundos más antes de salir de allí.

 —En verdad no ibas a ser capaz de darle la invitación en lugar de Leah ¿verdad?

—Claro que no—dijo Isabella alargando demasiado las “o”.

Emma solo miró con resignación a su amiga—Bueno, aprovechando que convocaste a una emergencia quería pedirte un enorme favor.

—Claro, dime.

Emma sacó un par de hojas—Tengo  que hacer un ensayo y una carta de motivación y quería que me revisaras la estructura, sintaxis y esas cosas que yo no entiendo porque no estoy en humanidades, ¿podrías Isa, porfis? Sé que eres buenísima en ello.

—¡Claro que sí! Empecemos.

***

 

Leah divisó a Daniel saliendo de unas de las aulas magnas. Entre la marea de estudiantes que se apresuraban a ir a su próxima clase.

—¡Hola! —dijo Leah.

Daniel iba arreglando unos papeles mientras caminaba, pero cuando vio a Leah sonrió animado.

—Hola, Leah. ¿Esperando a Neil y Logan?

—No, en realidad venía a traerte esto —dijo Leah dándole la invitación.

Daniel la examinó con cuidado, quizás más del necesario logrando poner nerviosa a Leah ante la ausencia de respuesta.

—No tienes que ir no quieres. Solo pensé…no sé, quizás te gustaría acompañarme y…

—Claro, ¿paso por ti? —se apresuró a decir al notar que se había demorado en decir algo.

—¿Eh? ¿Sí iras?

—Me encantaría. Gracias por avisarme con anticipación para enviar mi traje a la tintorería.

—Ah, no tienes que ir tan formal —dijo Leah apenada.

—Se lee formal, no quiero verme mal a tu lado —dijo Daniel con tranquilidad.

Leah sonrió al escucharle. No creía que eso fuera posible—De acuerdo, ve formal.  Y yo te aviso si pasas por mí ¿de acuerdo? Isabella también está invitada y…

—Pueden tardarse.

—Yo no, Isabella. Así que te aviso cualquier cosa.

Daniel asintió antes de volver a mirar la invitación y fruncir el ceño—Me terminaste ganando antes de poderte invitar a salir apropiadamente.

—Ah, es que te tardabas mucho, así que decidí tomar la iniciativa —dijo Leah a manera de broma pero al notar la expresión apenada de Daniel se apresuró agregar—. Es broma, es broma. Bueno, tengo que irme.

—Hasta el jueves, entonces.

***

Patrick miró el edificio de apartamentos. Sabía que podía haber ido con Neil, pero no le gustaba sentirse que se escudaba en él cada vez que llegaba a ese lugar. Tenía que volver a hacerle frente a Catherine él solo. También era consciente que probablemente esto era una pésima idea, en especial después de haber visto a Robert ayer. Subió con determinación los primeros pisos, pero conforme iba avanzando no comprendía porqué le aterraba tanto la sola idea de ver a Catherine.

Cuando llegó a la puerta después de unos segundos deliberando supo que prefería abrir la puerta a arriesgarse a que ella fuese lo primero que viera. Apenas abrió Niebla corrió a su encuentro. Patrick se inclinó a acariciarle. Escuchó unos pasos y Patrick se puso alerta, pero sonrió aliviado al notar a su abuelo.

—Hijo, ¿y esa sorpresa?

—Hola, yo este…terminamos temprano las clases y pensé en pasar a ver cómo estás.

Gabriel sonrió y fue abrazarle—Pasa, pasa. No te quedes allí parado como si no fuese tu casa.

Patrick miró a su alrededor, pero si Niebla estaba allí como si nada debía asumir que Catherine no debía estar en el departamento. Gabriel lo notó.

—Estamos solo los dos. Pasa, anda. ¿Tienes hambre? ¿Quieres cenar ya? Puedo prepararnos algo.

Patrick negó con la cabeza—En realidad venía a invitarte a cenar. Hace tiempo no comemos los dos solos. ¿Qué dices?

—Claro que me encantaría. Deja que vaya por mis llaves.

Patrick sonrió al verle apresurarse ir a su habitación. Miró el lugar. Nada había cambiado desde que se había ido y le molestaba el hecho que Catherine hubiese regresado y parecía no aportar nada a la casa. Caminó hasta el refrigerador y examinó el interior. Su abuelo aún tenía lo necesario para terminar la semana, pero debía llevarle más comida pronto. Sintió a Niebla enrollarse entre sus pies y Patrick le miró derrotado mientras este empezaba a maullar exigiendo comida. Le sirvió un poco y acarició su lomo mientras lo veía comer.

—A ti también tengo que darte mejor comida.

Niebla ya no era el gatito que recordaba de su infancia. Era un gato mayor y tenía que asegurarse que no le faltase ninguna vitamina. Niebla dejó de comer y se quedó observando a Patrick antes de ponerse panza arriba para que lo acariciase.

—También te extraño —susurró Patrick.

Su abuelo apareció a los pocos minutos y le indicó que podían irse. Patrick se despidió de Niebla y bajaron hasta la parada de buses. Se sentaron a esperar el autobús cuando Gabriel notó su mano vendada.

—Muchacho, ¿qué te pasó?

—Ah, me quemé cocinando. Nada grave. Estoy bien no te preocupes.

Gabriel se quedó observando su mano unos segundos—Nunca te había pasado…

—Siempre hay una primera vez para todo ¿no? —dijo Patrick intentando hacer que su abuelo no se preocupara.

Patrick le indicó a su abuelo la ruta que debían tomar. Subieron al autobús y Patrick le indicó a su abuelo que tomase asiento y se quedó frente a él de pie. El autobús iba bastante lleno por lo que se limitó a mirar por la ventana los edificios. De vez en cuando una valla publicitaria aparecía con su rostro e intentaba ignorar las miradas de las personas cercanas a él que veían la valla y luego a su persona. Nadie le decía nada puesto que seguro pensaban que era imposible que usase el transporte público. La risa  de Gabriel le sacó de sus pensamientos. Al bajar la  mirada notó como este le miraba.

—¿Qué pasa?

—Estaba pensando que te daba vergüenza que le dijera a Neil que de pequeño te gustaba andar medio desnudo por la casa y ahora andas medio desnudo por toda la ciudad.

Patrick se sonrojó al escucharlo—Abuelo…

—Ya, ya no digo nada —dijo Gabriel quien se puso a platicar con la señora de al lado.

El trayecto hasta el centro comercial les tomó un poco más de una hora. Al llegar Patrick le indicó a su abuelo que caminaran un rato por el lugar y le propuso que entrasen a uno de los almacenes. Patrick se detuvo deliberadamente en la sección de televisores. Gabriel se detuvo y se quedó observándolos.

—¿Cuál te llevarías si pudieras hacerlo en estos momentos? —preguntó Patrick con una sonrisa que su abuelo no vio.

—Quizás ese —dijo Gabriel señalando uno de cuarenta pulgadas—. Me gusta cómo se ven los colores.

—Ah, creía que te irías por uno de los más grandes.

Gabriel sonrió ante las palabras de su nieto—No creo que quepa uno más grande en la casa. Ese se vería ya suficientemente grande.

—Sí, supongo que tienes razón. No lo queremos como pared —dijo Patrick y se acercó a mirar el precio.

Gabriel hizo lo mismo—Bueno si ahorramos unos cuantos meses creo que podemos comprarlo.

—Pero nos faltaría que tengas un buen sofá porque con esa televisión dudo que te levantes en un largo rato. Volverás a enviciarte con alguna novela.

Gabriel rio al escucharle y le indicó que avanzaran—Sí, probablemente terminarían echándome del trabajo por no llegar.

Patrick lo siguió y le indicó que fueran por una sección de muebles—Ya que andamos por aquí. ¿Cuál de estos te gustaría?

Gabriel le miró extrañado—¿Por qué de pronto tantas preguntas, muchacho?

—Ah, cuando tenga el dinero suficiente quiero comprarte algo, abuelo.

—Ambos podemos ahorrar dije que arreglaría lo que…

—Lo sé, lo sé, al menos responde para ver cuánto tenemos que trabajar. ¿Así que cual escogerías?

Gabriel los examinó y probó un par de ellos hasta que llegó a uno de cuero con apoya pies—Ah, este. No me levantara hasta que Niebla empezara a molestar que tiene hambre.

Patrick sonrió al escucharle.

—Le tenemos 20% de descuento en muebles —dijo una dependiente acercándose a ellos.

—Gracias solo…

—Perfecto. Queremos ese y queríamos también llevarnos un televisor —dijo Patrick.

Gabriel quien había tenido una expresión relajada miró a Patrick preocupado.

—Hijo…

—No, no. No vamos a empezar a discutir frente a ella, abuelo.

—Pero…

Patrick suspiró y le indicó a la dependiente que les diera un momento a solas. Se dejó caer en el sofá que había al lado.

—¿Podrías complacer a tu único nieto aceptando lo que quiero regalarte?

—Pero es demasiado dinero, Patrick. No quiero que te endeudes.

—No voy a hacerlo. Lo prometo. Pagaría todo de contado.

—No, hijo. Mejor paga tu universidad o…

Patrick suspiró—Abuelo, ¿crees que criaste a un irresponsable? Ya lo hice. Incluso pagué lo que me resta del semestre. Te juro que no me estoy desajustando en nada. Así que déjame consentirte un poco. ¿Quieres?

—Ay, hijo. No quiero que gastes en mí. Cómprate algo que necesites o cómprale algo a Neil. Yo estoy bien. Te lo prometo.

Patrick negó con la cabeza—Valentina me acaba de dar una tonelada de ropa nueva así que no necesito nada por el momento. Además no voy a comprarle nada a Neil después que dejó que la ropa limpia se mojara.

Gabriel sonrió al escucharle—Acabas de sonar como tu abuela…

Patrick le miró apenado—El punto es que eres mi abuelo y por primera vez puedo darme el lujo de regalarte algo bonito. Neil dice que se nos permite aceptar regalos lujosos de vez en cuando, así que acéptalo por favor.

—De acuerdo —dijo Gabriel derrotado—. Pero si me corren del trabajo va a ser culpa tuya.

Patrick rio al escucharle. Esperaba que lo corrieran así no tendría que preocuparse por cómo le estaría yendo en el trabajo. Viendo a su abuelo allí sonriéndole mientras llamaba a la dependiente para decirle que al final se habían decidido por el sillón y el televisor, lleno de felicidad, una que había reprimido hasta ese momento. Ahora le parecía poca cosa lo que Robert creyera de él. Robert ya había decidido creer qué tipo de persona era, pero con tal de ver a su abuelo sonreír así suponía que podía seguir andando medio desnudo por toda la ciudad.

—¿Todo en orden?

La voz de Gabriel lo sacó de sus pensamientos y Patrick asintió—Vamos a pagar y hacer el papeleo para que te llegue todo a la casa —dijo Patrick.

—Deberíamos advertirles que vivimos en el último piso.

—¿Estás loco? No van a querer subírtelo, hay que se den cuenta cuando lleguen —dijo Patrick con una sonrisa traviesa.

Pagaron todo y el momento solo se vio empañado cuando Gabriel le dijo que mejor las cosas quedasen a su nombre en la factura. Patrick asintió, pero sabía que su abuelo lo hacía por si le daban ganas de empeñar algo de nuevo por Catherine. Intentó no pensar en ello. En no dejar que su madre opacara este momento. Poco a poco no solo volvería a recuperar las cosas, si no que las mejoraría. Luego de llenar el papeleo necesario salieron del almacén. Patrick insistió en que fueran a cenar a un buen lugar, pero terminaron comiendo en el food court del centro comercial.

—Y quitando que estás enojado por lo de la ropa ¿qué tal las cosas con Neil? ¿Te ha sido difícil acoplarte a vivir con él?

Patrick negó con la cabeza pues acababa de darle un gran mordisco a su hamburguesa. —Todo va bien, aunque es extraño.

—Al principio lo es. Y ten en cuenta que siempre encontraran pequeñas cosas por las que pelear por las diferencias de personalidad.

—De acuerdo.

—Te has convertido en todo un hombre, hijo. Sabes que estoy muy orgulloso de ti ¿verdad?

Patrick sonrió al escucharle—No es para tanto…

—Claro que sí. Eres responsable, generoso, trabajador y…

—Abuelo, ¿quieres avergonzarme en este lugar? —dijo Patrick sonrojado.

—Bueno, bueno. Cierto, nunca te han gustado los halagos, pero quería que lo supieras. Eres mi mayor orgullo.

Patrick le miró apenado—Ya… ¿entonces me acompañarías a una cena? Es este jueves, del trabajo que hice para la madre de Leah. No sé, ¿sería muy raro ver a un montón de gente hablar de mis fotos medio desnudo? ¿Quieres ir? La comida dicen que es buena.

—¿Estás seguro que quieres que vaya?

Patrick asintió enérgicamente—Si Neil y tú van creo que podré soportarlo.

—Claro que sí, hijo. Estaría feliz de acompañarte.

—Gracias.

—Yo soy quien debería darte las gracias con todo lo que has hecho este día.

Patrick solo negó con la cabeza porque le era difícil de poner en palabras todo lo que su abuelo había hecho por él durante toda su vida.

***

Danny fue el primero en escuchar a Patrick llegar. Neil y Logan estaban demasiado ocupados resolviendo la última guía de ejercicios que les dejó el ingeniero Hayes. Más de algún problema vendría en el examen final, les había dicho, por lo que no podían arriesgarse a no resolver uno.

—Hola…

—Hey, apareciste —dijo Neil despegando la mirada de su hoja.

Patrick se acercó a él y le dejó una bolsa de papel frente a él—No sabía que teníamos visita así que tendrás que compartirlo.

—¿Cómo está tu abuelo? —preguntó Logan.

—Bien, ¿y qué hay de ustedes cómo van con la guía?

—Pues no lo sé, ojalá pudiéramos hacer el examen en parejas porque cuando no tengo idea qué hacer a Neil se le ocurre algo y viceversa —dijo Logan suspirando.

Neil se había encargado de ver lo que Patrick le había traído y sonrió al notar una enorme porción de  pastel.

—Justo a tiempo para que tomemos una pausa —dijo Neil aliviado mientras se ponía de pie e iba a la cocina por un plato extra y un cuchillo.

Patrick tomó asiento y se quedaron charlando un rato hasta que se percató de la hora.

—Voy a seguir avanzando en mi proyecto. ¿Te quedas a dormir, Logan?

—Sí, hoy sí. Espero que no haya problema.

—Claro que no, y es Neil el de la casa. No me veas a mí. Bueno los dejo trabajar.

Se había acostumbrado a trabajar en el estudio y en la computadora de escritorio de Neil los últimos días. Todos los programas corrían de las mil maravillas. Tenía que avanzar lo más que pudiera esa noche porque mañana había quedado con Fabio para ver si podía ayudarle en algo, eso sin mencionar la cena del jueves. De pronto se le estaban juntado demasiadas cosas. Decidió parar por ese día después de medianoche. Creyó que Neil estaría dormido, pero lo encontró leyendo en la cama.

—¿Aún te quedaron energías para aprenderte los diálogos? —cuestionó Patrick alzando una ceja.

—No muchas, pero quiere todo esto aprendido para el domingo y francamente estoy aterrado. No sé si pueda hacerlo.

Patrick empezó a desvestirse y miró a Neil quien lucía preocupado—Claro que sí. No tengas miedo. Si alguien puede conseguirlo eres tú.

—Es solo que son muchos diálogos y es difícil ensayar si no tengo a nadie que me ayude con los diálogos de Beatriz.

Patrick se metió a la cama y tomó el libro en la página que llevaba—¿Te ayudo un rato?

—Gracias. Creo que ya conozco mis líneas del primer acto —dijo Neil enseñándole la página desde donde comenzarían—. El carcelero acaba de aceptar ayudar a Beatriz a cambio de dinero. Empecemos. Dime si me equivoco.

Patrick sonrió al ver a Neil empezar a decir sus líneas. La verdad es que el papel de Neil era el que más hablaba en lo que había hojeado las páginas.

—“Sí…¡Aceptó!” —exclamó Patrick con voz chillona.

—¡Pat!  No es necesario que hagas esas voces.

Patrick rio al escucharlo—Ok, ok vamos en serio, pero entonces también vamos trabajando en cómo las dirás.

Neil accedió. Repitieron el final del primer acto un par de veces, pero no quedaba a gusto como lo decía. Al notar la expresión de Patrick era obvio que él también sentía que faltaba algo.

—Soy tan malo siendo el malo—dijo Neil agobiado.

Patrick frunció el ceño. No quería admitirlo, pero la verdad es que era la primera vez que Neil lucía incómodo con un papel. El diablo tenía demasiados cambios abruptos en su manera de hablar de un diálogo a otro.

 —Te voy a señalar los diálogos que me gusta como los dices —dijo Patrick levantándose a tomar un lápiz.

—Es demasiado difícil. Los ejercicios del ingeniero se sienten sencillos en estos momentos —dijo Neil poniéndose la almohada en el rostro.

Patrick le apartó la almohada de la cara—Anda, mira estos de aquí me parecen bien. De allí no sé, mucho. Se supone que aquí te dice como tienes que sonar, pero supongo que están tus libertades creativas ¿no?

—Pues intenté seguir tu consejo y ser seductor.

Patrick le miró extrañado—¿Eso estabas intentando hacer todo este tiempo?

—Pues sí…

Patrick intentó reprimir en vano una carcajada.

—No te rías, desgraciado —dijo Neil dándole con la almohada.

—Lo siento, pero es que ahora qué me dices que querías intentar parecía más como si tuvieras indigestión.

Neil frunció el ceño e intentó arrebatarle el libro, pero Patrick se lo impidió—A ver veamos si te puedo ayudar al menos con la parte de la seducción.

—Que modestia…

Patrick ignoró el comentario y le indicó que se pusiera de pie—Anda, serás Beatriz.

Neil accedió de mala gana y empezó a decir las frases. Patrick reprimió una sonrisa al notar lo fácil que le era hacer el papel de Beatriz. Neil le pasó el libro y caminó alrededor de Neil tal como indicaba el libro, se quedó a espaldas de Neil y puso una mano en su cuello.

—“Solo vas a quitarle algo de lo que estos hombres mudos han puesto en sus manos y que Él quizás no advertiría siquiera.” —susurró a su oído.

—¡Joder! —exclamó Neil separándose de él.

Patrick rio al ver cómo le miraba sonrojado—Esa no es tu línea.

—¡Ya lo sé! ¡¿Cómo demonios hiciste eso?!

Patrick sonrió divertido por la reacción—¿Demasiado seductor?

Neil le miró avergonzado, le arrebató el libro y dijo sus líneas. Quería ver si también era capaz de hacerlo frente a frente, le tendió el libro a Patrick quien frunció un poco el ceño antes de acercarse a él quedando sus pechos casi rozándose.

—“Óyeme bien. En el momento en que logres hacer esto te sentirás liberada del miedo…”—dijo Patrick mirándole a los ojos,  para luego hacer una pausa.

—“Y también tu hermano será libre” —terminó Neil.

Patrick sonrió al escucharlo—Eso…mismo.

Neil frunció el ceño—¿Cómo puedes hacerlo? Joder, no te cuesta nada. ¿Cuál es tu secreto? ¿En qué estabas pensando?

Patrick le miró apenado—No creo que te guste la respuesta.

Neil frunció más el ceño—Oh, vamos no puedes decir esas líneas y luego no querer decirme tu secreto. Vamos, tal vez me ayuda.

Patrick suspiró y se sentó al borde la cama—No sé, la tipa parece que quiere hacerlo ¿verdad?

—Sí, solo necesita un empujón.

Patrick desvió la mirada—Pues me recordó las veces que algunos tipos indecisos llegaban después de entrenos a los vestidores o las duchas y pues querían algo y…—se cortó para ver la reacción de Neil quien le miraba con la boca abierta incrédulo—. Oye es casi la misma situación. Querían algo, pero les faltaba un pequeño empujoncito para armarse de valor.

—Ok, vale, pero yo no soy capaz de hacer eso —dijo Neil cruzándose de brazos. 

—Claro que sí. No recuerdas cuando me convenciste de casi hacerlo en casa de tus padres, aun cuando sabía que era una locura y si no terminamos fue porque tu madre nos interrumpió para que nos fuéramos a aquella fiesta.

Neil dejó escapar un suspiro—Fue una vez, ni siquiera me acuerdo cómo lo hice. A ver déjame intentar—dijo Neil mientras le apartaba el libro y le sonreía —Tú, yo, la cama ahora.

Patrick dejó escapar una carcajada.

—¡No te rías, desgraciado!

—L-lo siento. Inténtalo de nuevo. Convénceme a que tengamos sexo aun cuando tu mejor amigo está en la habitación de al lado.

Neil se sonrojó —Joder, no debiste decir eso.

—¿Por qué no?

—¡Porque ahora yo soy el que no quiere! —exclamó Neil enfadado.

—Sí, quizás no deberíamos. Eres bastante ruidoso, no queremos que se entere ¿verdad?

—Pues no…Bueno, de todas formas ya es tarde y tienes entreno mañana —dijo Neil. Poniendo el libro en la mesita de noche y metiéndose a la cama.

Patrick frunció el ceño—¿En serio?

—Pues me quitaste las ganas de ser seductor. No todos podemos convencer a alguien a hacerlo en las duchas de los vestidores de la universidad.

—Ni siquiera has intentado —dijo Patrick metiéndose en la cama y apagando la luz.

—Perdón por no ser una máquina de seducción y exhibicionismo.

Patrick suspiró y lo atrajo a él—Ya, no te enfades.

—Debería…

—Ah, pero si lo haces entonces yo volveré a enojarme porque dejaste que la ropa se mojara, por cierto gracias por haber bajado el pollo de la nevera para mañana tal como te lo pedí.

Neil se ruborizó al escucharlo y se liberó del abrazo.

—¿A dónde vas?

—A bajar el pollo —dijo Neil resignado.

Patrick solo reprimió una risa al verlo salir de la habitación.

***

El entrenamiento fue intenso. Cuando finalmente Jared los dejó ir a las duchas todos iban casi arrastrándose a los vestidores.

—Jared está loco. Vamos a llegar quemados al partido—protestó Jim.

 —Ahora tengo miedo del entrenamiento que tendremos el viernes —dijo Carl.

Patrick no quería reconocerlo, pero también le preocupaba un poco. En especial porque había conseguido que pudieran entrenar en el estadio nacional. Tomó su maleta y buscó su toalla. Notó que tenía un mensaje de Neil y miró extrañado su contenido.

“Sexta ducha a la derecha”

—Jake, te toca poner la música —dijo Ed sacando una pequeña bocina.

—No más rock mongol, por favor—suplicó Tom.

—Pues se joden, es mi turno —dijo Jake sacando su celular y el vestuario empezó a retumbar ante la música de unos tambores y la guitarra eléctrica.

Patrick se desvistió y caminó hasta donde Neil le había indicado. El resto de las duchas tenían la cortina corrida con excepción de esa. La abrió con cuidado y notó a Neil en el interior de ella sonriéndole como si nada.

Patrick miró al resto del equipo quien seguía en el vestidor y entró a la ducha.

—¿Qué haces aquí?

Neil sonrió como si nada y se encogió de hombros—Ayer me quedé con las ganas y Logan ya no está al lado.

Patrick rió al escucharlo—Sí, pero escogiste mal día. No soporto mis piernas —dijo Patrick mientras colgaba la toalla—. ¿No puedes esperar hasta en la noche?

—¿En serio vas a dejarme con las ganas? —susurró Neil acercándose a él. Aprovechó de besarle al notar que parecía dudar. Su boca buscó profundizar más le beso y sus manos se deslizaron por la espalda desnuda de Patrick —¿Seguro que no puedo hacerte cambiar de opinión?

—Neil…

—Al menos déjame divertirme un poco ¿sí? —pidió mientras se arrodillaba frente a él.

Patrick miró incrédulo a Neil—El resto del equipo está aquí…

—¿Eso te ha detenido antes?

—No, pero...

—¿Pero?

—Eso lo hacía con cualquiera porque no me importaba lo que los del equipo pensaran de él en caso que lo vieran, pero tú no eres cualquiera y…

Neil se puso de pie y frunció el ceño—¡Oh vamos, no puedes decirme eso!

Patrick notó como el semblante de Neil cambió de un momento a otro—¿Dije algo malo?

—Joder, ni siquiera te das cuenta. Intento seducirte y me sales con la frase más cursi de la historia y lo peor es que funcionó —dijo Neil avergonzado.

Patrick le miró incrédulo—¿Estabas intentando usarme como uno de tus  ejercicios de actuación?

—Pues empezaba a funcionar —dijo Neil dijo señalando hacia abajo.

Patrick sonrió derrotado—Sí, supongo que sí.

A su alrededor se escuchaban las duchas abriéndose y cerrándose, así como el ruido de algunas conversaciones.

—¿Entonces…?

—Supongo que lo lograste. ¿Estás feliz? Solo no olvides la sensación. Podemos ensayarlo de nuevo en la casa, pequeño diablo.

Neil sonrió de oreja a oreja al escucharlo—Ya, pero aún quiero aunque sea…ya sabes… ¿puedo?

—El equipo sigue aquí…

—Seré una sombra, lo prometo ¿qué dices?

—Que creo que he creado un monstruo  —susurró Patrick antes de besarle.

Neil ahogó un jadeo al sentir la lengua de Patrick en boca. Sus manos se fueron a las caderas de Patrick donde sus manos se fueron a sus glúteos y aprovechó de apretarlos.

—En serio, Evans, elegiste un pésimo día para venir. Apenas logro sostenerme—susurró Patrick.

 —Y yo que venía hasta preparado —Neil se lamentó enseñándole un condón que sacaba del pantalón mientras volvía a arrodillarse en la ducha—. Lo usaremos en otra ocasión, supongo.

Patrick sintió que las piernas le fallaban cuando vio a Neil abarcarlo por completo. Dejó que él marcara el ritmo. Solo miraba embobado a Neil trabajar su erección. Tenía que reprimirse para dejar escapar algún jadeo si no quería llamar la atención, pero cuando sintió la mano de Neil tocar sus testículos no pudo escapar un jadeo que a sus oídos resonó con demasiada fuerza en la ducha.

Neil le miró pícaramente y Patrick el lanzó una advertencia que no se atreviera cuando lo vio sacarse su erección de la boca y lo sintió palpar sus testículos con un poco más de fuerza mientras succionaba la punta. Sacándole un gemido que logró escucharse aún con la música.

—¿Quién putas se la está jalando después de ese entreno? —exclamó Jim por lo alto.

—No soy yo, ni siquiera puedo levantarme e ir a la ducha —se apresuró a decir Carl preocupado desde los vestidores.

—Hay que mandar al desgraciado a dar unas vueltas a la pista si todavía tiene energía —dijo Ed desde una de las duchas.

—Neil…—susurró Patrick.

Neil solo besó la punta de su erección como si quisiera disculparse, aunque por la sonrisa que tenía era obvio que no lo sentía. Su mano se fue a la base de Patrick y con su boca abarcó el resto. Patrick volvió a bajar la guardia y cerró los ojos cuando sintió que el orgasmo se iba a acercando. Ni siquiera tenía la energía de avisarle a Neil. El orgasmo llegó de golpe, estaba seguro que hubiera terminado en el suelo si no hubiese sido por Neil quien le sostuvo firme contra el muro. No podía abrir sus ojos, y ni siquiera era consciente si hizo ruido o no cuando se corrió.

Solo sintió un mejor agarre de Neil. Tardó un poco en siquiera ser capaz de abrir los ojos. Cuando le hizo se encontró con los ojos cafés de Neil quien le miraba con una chispa de picardía.

—Creí que era broma lo de apenas poderte sostener. Es una lástima porque en verdad quería hacerlo.

—Vas a hacerme sentir como el peor novio—susurró Patrick.

—Lástima que no hay una silla aquí así solo tendrías que sentarte y verme trabajar a mí.

Patrick sonrió ante la sugerencia. También Neil se lo pudo haber hecho a él, se sorprendió pensando. En una cama, por supuesto. No se sentía capaz siquiera de estar en pie.

— ¿Vas a estar bien sin mí? Porque no traje ropa extra como para que me importe mojar esta.

Patrick asintió con la cabeza—Ya vete antes que alguien te vea.

Neil le besó suavemente—No vayas a dormirte en la ducha.

Patrick lo vio abrir la cortina antes de atreverse a salir. Estiró con pesar la mano y abrió la llave del agua. Sabía que Neil lo había dicho en broma, pero en verdad estaba quedándose dormido en la ducha. Quizás después podría bañarse mejor. Se limitó a mojarse y salir de allí. Cuando salió, notó a Carl que seguía en la banca justo donde lo habían dejado aún con su ropa de entreno puesta. Apenas vio a Patrick se sonrojó. Este avanzó hasta su lado, pues tenía su maletín a la par.

—¿Acaso viste…?                    

—No he visto nada que no quiera, capi —dijo Carl sin atreverse a mirar a Patrick a los ojos.

—Genial. No has visto nada entonces.

                                                         ***

Hugo apareció esa noche en casa de Neil para dejarle el traje a Patrick. Neil tuvo que fingir que estaba al tanto de la fiesta de mañana. Se quedó mirando el traje hasta que decidió irlo a colgarlo.  Cuando Patrick regresó de trabajar miró extrañado el traje colgado en la habitación. Neil había conseguido apartar sus pensamientos de la fiesta y seguía repasando sus diálogos.

—¿Y eso?

—El asistente de Valentina lo trajo. No me dijiste que mañana era la cena.

—Ah, olvidé decírtelo —dijo Patrick fingiendo parecer un poco apenado.

Neil frunció el ceño—¿Lo olvidaste o no quisiste hacerlo?

Patrick suspiró. Algún día podría engañar a Neil, pero hoy tampoco era el día.

—No quise mencionártelo, porque sé que estás bastante ocupado con lo de Adrik —dijo Patrick sentándose a la orilla de la cama.

—Pudiste mencionarlo…

—Te conozco lo suficiente como para saber que te sentirías en la obligación de ir. Perderías horas que sé que destinarías para ensayar y luego sentirías que no te preparaste lo suficiente.

Neil le miró resignado—Creo que deberíamos esforzarnos en no ser tan transparentes uno con el otro.

Patrick sonrió al escucharle. Al ver que no estaba molesto se atrevió a acomodarse mejor y acostarse a su lado —No tienes que ir…

—Pero no quiero que enfrentes todo eso solo.

—Mi abuelo también irá y el desgraciado de Allen no deja de preguntarme si tú irás porque quiere  ir a ver modelos y cenar bien —dijo Patrick haciendo una mueca de disgusto al recordar lo odio que había estado Allen.

—¿Me vas a remplazar con tu compañero de trabajo?

—Así no tienes motivos para preocuparte o estar celoso —dijo Patrick encogiéndose de hombros.

—¿De verdad no te enfadarías si no voy?

—Evans, yo te estoy diciendo que no tienes que ir. No importa, de verdad. No es un acontecimiento que vaya a cambiarme la vida —le aseguró Patrick. Si pudiera él también no iría.

—Te prometo ir al partido.

—Está bien, si no puedes yo comprendo. Esto es importante para ti. Es una oportunidad única.

—No tienes que ser tan comprensivo ¿sabes?

Patrick sonrió—Lo sé, pero de verdad entiendo.

—Ok, pero iba en serio. Iré al partido. No quiero perderme como destrozas a ese idiota de James.

—Y quieres también ver perder a Andrew…

Neil frunció el ceño—En serio debemos dejar de ser tan transparentes uno con el otro.

Patrick se inclinó para besarle. No quería que Neil se preocupara por tonterías. Quería que no tuviera ningún arrepentimiento en cuanto a su actuación del domingo.

—Creo que es muy tarde para eso, pero de acuerdo, irás conmigo al partido.

—Avísale a Allen que puede ir y que puedo prestarle un traje si lo necesita.

—Sí que tiene suerte el muy cabrón —dijo Patrick imaginando los destrozos que alguien como Allen podría causar en esa fiesta.


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