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Déjame entrar por Reiga

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Notas del fanfic:

Aquí con un nuevo seriado que no será de muchos capítulos, inicialmente solo sería un shot pero mientras los escribía habían detalles que no quería dejar pasar y más largo me estaba quedando, así que lo corte hasta aquí por ahora.

Espero les guste este  nuevo escrito.

Saludos niñas y a leer

Los personajes de kuroko no basket no me pertenecen.

 


~*~ capitulo uno~*~


 


—Aomine te lo pido por enésima vez. ¿Podrías poner un poco de tu parte? —su amigo, secretario y mano derecha de su padre no dejaba de darle la lata por más de una hora.


—kuroko ya me tienen aquí, ¿qué más quieres? — bufó molesto por estar encerrado en esas cuatro paredes, vistiendo un traje ajustado con una corbata que parecía ahogarlo. Con molestia se la saco y la tiro al basurero.


Su oficina era linda y cómoda. En  cierta manera, lo único que le faltaba era una habitación y parecía un departamento pequeño. Un baño a su izquierda y mini casino solo pare el, enfrente de su escritorio un living pequeño pero bastante cómodo y cerca de la puerta un pequeño escritorio. Y a su derecha una puerta que guiaba a una pequeña sala de reuniones.


Hace un mes su padre lo había obligado a cumplir sus deberes como su hijo y heredero de la gran empresa “Aomine Copr.” 


El señor Aomine cansado de ver a su hijo despilfarrar su vida y su dinero, le quito todo sus derechos, cerro cuentas, le quito  su auto y dejo de pagar el penhause donde su hijo vivía embriagándose, haciendo fiestas y acostándose con cuanta chica se le ofreciera.


Estaba cansado y tomo cartas en el asunto. O tomaba las riendas de su vida y se hacía responsable, o bien se olvidaba de todos los lujos y comenzaba a buscar trabajo como cualquier mortal y que ni se asomara por la empresa ni a los que esta estuviera unida.


—De que sirve tenerte aquí si no haces lo que debes — lo regañaba molesto —tu padre ya está cansado y es tiempo de que tome sus vacaciones, pero no ha podido porque no es confiable dejar la empresa en tus manos.


—Y porque no te quedas a cargo tú y ya — le grito molesto ya de toda esa charla.


—Eso habría pasado si hubieras dicho que no, pero estas aquí, así que si lo vas hacer hazlo bien — kuroko le tenía cariño a su amigo, pero estaba consciente de que iba por mal camino. A sus veintiséis años no se había tomado nada en serio.


Debido al silencio, el peli celeste decidió continuar con lo que lo había llevado a esa oficina. Dejo un documento en su escritorio que el moreno ni se molestó en mirar.


—Este es  el último secretario que te otorga tu padre.


—No lo necesito — dijo con molestia tirando el papel a la basura junto a su corbata. Kuroko suspiro.


—Sí, necesitas que alguien te esté acordando todo lo que debes hacer porque al parecer tu cabecita no puede con todo.


El moreno ya molesto, se levantó de la silla golpeando el escritorio y tomando a su ex compañero de la ropa, lo miro con profunda rabia pero al ver la mirada inexpresiva de su amigo lo soltó y volvió a sentarse.


—Revisa su expediente, para que lo conozcas…


—Lo hare luego, ¿a qué hora llega?


—En un momento está hablando con tu padre — Aomine rodo los ojos e inmediatamente se escuchó la puerta.


Kuroko se acercó abrirla.


—Buenos días kagami-kun — saludó alegre el  peli celeste haciéndolo pasar y recibiendo una leve reverencia por parte del pelirrojo.


—Buenos días kuroko-san.


—¿eh? nada de san, solo kuroko — le dijo riéndose para que tomara confianza no eran necesario los formalismos con él. Kagami sonrío en contestación mientras asentía con la cabeza. De nueva cuenta miro a Aomine para presentarle a recién llegado, pero el moreno ya se acercaba a ellos, quedando en frente del pelirrojo y sonriéndole con malicia.


—y dime… ¿Cuántas veces se la chupaste a mi padre para que te contratara?


Kuroko abrió los ojos, asombrados por sus palabras y abrió la boca para regañarlo, pero su grito quedo ahogado por la impresión de ver al pelirrojo encestando su puño en la mejilla de su  amigo con tal fuerza que lo mando al suelo quedando sentado.


Sus ojos no podían creer la reacción  y así mismo Aomine no podía creer que alguien lo hubiera golpeado. Se recuperó y se levantó a encarar al malnacido. Tomándolo de ropa, sus ojos azulinos  se impregnaban de esa mirada furiosamente roja. Lo iba a matar.


—¡Ni se te ocurra tocarlo Daiki! — palabras firmes y sin duda en su gruesa voz.


Los presentes vieron a un hombre de piel morena y madura,  ojos suaves, alto, cabello azul con reflejos blancos característicos de la edad que tenía, pero muy bien parecido. Pantalón de tela negro que tapizaba sus largas piernas, camisa blanca y jersey negro con detalles plateados.


Aomine soltó al pelirrojo que retrocedió unos pasos y le dio una reverencia al hombre. Este solo le sonrío mientras ponía una de sus manos en su hombro. Y luego miro enojado a su hijo.


—Kagami espérame afuera — asintió y salió de la oficina — por tu bien Daiki espero que te lleves bien con él, es la última oportunidad que te doy…


—¡El imbécil me golpeo! Este despedido — grito furioso mientras se sobaba, la mandíbula.


—A él solo lo puedo despedir yo, ya me canse de estar trayéndote secretarios que no te duran ni un día, a los hombres los cansas con tu actitud o se terminan agarrando a golpes como salvajes, y si te traigo chicas, no sé qué les haces que terminas teniendo sexo con ellas, ya estoy cansado de eso no quiero más sustos.


Aomine recordó y eso y sí tampoco quería volver a pasar por eso. Hace dos meses había aparecido una chica reclamado paternidad, con guagua en mano y todo, estuvo con el alma en un hilo hasta que el examen de ADN salió y a su favor negativo.


—Este chico es diferente y al parecer se da a respetar así que me gusta y se queda, el golpe te lo tenías bien merecido por bruto. ¿Miraste la información de él? — el señor Aomine miro a kuroko y este le señalo el basurero. Suspiro llevando una mano a la cien.


Aomine enojado aún, tomo el dichoso papel, lo leyó sin importarle, hasta que algo llamo su atención.


—¿Doncel?


—Así es, así que ten cuidado de cómo lo tratas, vamos — le dijo a kuroko, saliendo de la oficina.


Enseguida se toparon con el pelirrojo que apenas vio a su jefe le dio una reverencia.


—Yo…


—No te disculpes,  ya sabes lo único que te pido es que le tengas paciencia y no me vallas a defraudar renunciando.


—No señor — sonrío.  


El señor aomine de verdad tenía fe esta vez, o al menos quería pensar que si,  el chico le agradaba, lo encontraba respetuoso, centrado, honesto porque no decirlo hermoso  y sobre todo tenía carácter, su atolondrado hijo necesitaba algo así en su  vida para enderezarlo. Al no ser varón estaba seguro que aomine sería más cuidadoso y un doncel que se daba a respetar no caería ante las palabras seductoras de su hijo y más un con la carguita que tenía este encantador pelirrojo.


Kagami suspiro antes de entrar a la oficina, miro al moreno y suspiro, luego se repuso y dio ánimos internamente tomando una libretita de su bolsillo y lápiz de su camisa.


Aomine lo analizaba con su miraba. Era lindo no lo iba a negar, piernas largas, cabello rebelde rojizo al igual que sus ojos, mirada demasiado fiera para un doncel. Cuerpo formidable y bastante seductor, era hermoso además de condenadamente atractivo.


Se levantó de su asiento y camino hasta él, kagami lo miraba sin expresión alguna.


—¿Así que kagami taiga?  — Pregunto con vos sensual.  Un  cambio de actitud que descoloco al pelirrojo, movió su cabeza y lo ignoro leyendo su libreta. — y dime cómo quieres que te diga ¿kagami?, ¿taiga?, ¿tai-chan?


Kagami se sentía en otra dimensión no entendía ni pio, pero al segundo  el entendimiento llego a su cabeza y sonrío con suficiencia cerrando su libreta.


—Si estas coqueteando conmigo, tendrás que hacerlo mejor, pero te digo desde ya que no eres mi tipo. — lo dijo tan sinceramente y la ves con tan poca importancia que el moreno se sintió herido en su orgullo y acababa de odiarlo aún más que cuando lo había golpeado.


Se repuso de su rabia, y se fue a sentar, chasqueando los dientes.


—Tampoco eres mi tipo imbécil — susurro para adentro, kagami lo escucho y movió la cabeza


Afuera de la oficina, el señor aomine escuchaba detrás de la puerta tratando de reprimir su risa, mientras sus empleados pasaban por ahí y se reían de su actitud, kuroko estaba con una gotita en la frente.


—Señor por favor no sea infantil.


—Vamos tetsu esto es gracioso, apuesto que es primera vez que lo golpean y lo rechazan el mismo día  — decía con gracias provocando que kuroko solo moviera la cabeza — además piensa positivo si esto sale bien, yo tomare mis merecidas vacaciones y tu también, podrás irte con mi sobrino a donde quieras a pasar una segunda luna de miel — molestó el mayor moviendo sus cejas sugerentemente.


Kuroko se sonrojo de la cabeza hasta los pies por el comentario.


Volviendo a la oficina.


—¡Que tanto ves en esa maldita libreta! — estallo el moreno al verse totalmente ignorado.


—Veo… mmm estoy tratando — decía sin levantar la vista —  de hacer un lugar, tu padre dijo que no tienes muchos trajes formales así que  estoy tratando de ver un espacio, a las once tienes un reunión, tu padre quiere presentarte  a unos contribuyentes importantes.


Aomine bufo y se echó en su asiento. Al chico parecia que lo habían informado de todo. Miro atento como el pelirrojo sacaba un celular.


—K-Kuroko — titubeo al llamarlo sin el san, aomine sonrío por inercia al encontrarlo un poco tierno —  Aomine ahora en la mañana tiene que revisar unos documentos del mes anterior, eso ¿puedo correrlo para un ventana que tiene en la tarde para ahora ir por un traje?


 “Kagami-kun” rio por la pregunta “As lo que creas mejor, tienes la autorización para arreglar el horario como lo creas mejor conveniente, eso solo tómalo como una pauta lo importante es que lo cumpla semana por semana


—Ok está bien  gracias — contesto feliz por la confianza. Corto y guardo el celular para luego mirar fijo al moreno —Aomine-sama ahora iremos de compras.


—Primero que nada quita el sama, y segundo ¿qué te hace pensar que puedes hacer lo que quieras? 


 —Primero que nada no quito nada y segundo no discutiré con usted lo espero abajo en cinco minutos. Dio media vuelta y se fue.


Aomine estaba que no se lo creía, Ese tipo no lo escuchaba para nada.


Kagami llego al estacionamiento  y suspiro. Ya estaba cansado. Al menos daba gracias ignorando el insulto de la mañana no había sido peor. El padre de kagami le había advertido muy bien  con lo que se  encontraría y la verdad pensó que podría haber sido peor. Fue donde el auto que le proporciono empresa  y lo estaciono en la entrada esperando que el moreno se dignara a bajar, pasaron diez minutos y nada.


“Será imbécil” se dijo cerrando los ojos.


—Bien ya estoy aquí dame las llaves yo conduciré — kagami rio.      


—¿Tienes tu licencia? —El moreno apretó los labios, su padre se la había quitado — ves… ahí esta tu respuesta súbete por favor no perdamos más tiempo tienes una reunión importante a las once.


Enojado, amurrado y con el orgullo doblegado se subió a regañadientes en  el asiento de copiloto.


El viaje fue silencioso.


Aomine estaba muy molesto pero no podía hacer mucho, su padre había sido estricto en su última advertencia.


Llegaron a una tienda que parecía que por solo mirarla ya te cobraban, le sorprendía saber que kagami supiera de un lugar así.


—¿Acaso el viejo te reformo antes? — pregunto un poco irritado y kagami supo a qué se refería.


—No. Supongo que no leyó mi expediente, si lo hubiera leído, sabría que tengo referencias. Se dé lugares que gente como usted frecuenta y claro kuroko ayudo también con un poco de información.


Decía sin mirarlo mientras ingresaba a la tienda e inmediatamente fueron atendidos.


—Kagami san, que gusto verlo por aquí nuevamente — dijo un chico muy respetuosamente, vestido con traje negro, camisa blanca y corbata del mismo color del pantalón — me sorprendí mucho cuando vi al señor Kise y usted no estaba a su lado.


—¿Kise ha venido por aquí? — preguntó. Aomine no podía creerlo lo estaban ignorando, luego pensó en donde había escuchado ese apellido.


—sí, está en el segundo piso.


—Ah de seguro me lo topare entonces —dijo feliz — Tora-chan— se hiso a un lado dejando ver al molesto moreno — Él es Aomine-sama — el menor le dio una reverencia —quiero, los tres últimos modelos,  tono  negro y gris en talla M, tres pantalones apartes mismos colores, pero creo que un azul marino también le quedaría bien — decía  mirando en detalle al moreno que no salía de su perplejidad — ¿usted que dice Aomine-sama? — no hubo respuesta y kagami suspiro pensando que no quería cooperar luego se reanimo al menos no estaba alegando.


—Tiene razón kagami-san, el azul combinaría con su cabello, si me permite creo que un azul Francia también le quedaría bien.


Kagami pareció pensarlo mientras miraba detalladamente al moreno. Aomine por primera vez en su vida se sintió como un objeto en exhibición al tener esas dos miradas encima. Pero la rojiza le inquietaba.


—Punto para ti tora-chan, el azul Francia le quedaría bien, relazaría su cabello, y al ser un tono suave tampoco se vería  chillón. Bien me gusta.


Fue el veredicto final. El menor sonrió y fue por lo pedido, lo conocía desde hace mucho así que sabía que el pedido de camisas y corbatas iría después.


—Si quiere puede tomar asiento mientras traen las tenidas, o revise si hay algo que le guste — el moreno sin mirarlo se fue a sentar mirando la nada.


Su cabeza era un torbellino de pensamientos nada claros en su cabeza, el chico  pelirrojo lo molestaba y la ves no. Lo desconcertaba por completo su actitud y a la vez le sorprendía lo profesional que era, en su vida había escuchado que había diferentes tipo de azul, para el él azul era azul y ya.


Kagami se quedó a su lado y saco su libreta para seguirla estudiando y que no se le fuera a pasar nada hasta que…


—¡Kagamicchi! — escuchó esa chillona pero grata vos, levanto la vista viendo a su ex empleador, compañero y amigo, aquel rubio de sonrisa alegre, que le había dado una oportunidad de trabajar a su lado cuando más lo necesito.


El rubio se le lanzo encima abrazándolo con fuerza, kagami no se molestó y lo estrecho en sus brazos.


—Hola Kise  ¿de compras? — el rubio se alejó.


 —Sí, mi nuevo asistente no tenía nada que combinará con mi ropa — dijo infantilmente y ahí kagami reparo en el pelinegro a su lado.


—Hola kasamatsu — el nombrado le dio una pequeña reverencia.  


El rubio vio a Aomine y ambos endurecieron la mirada al encontrarse.


 —Kagamicchi, porque no vas con Kasamatsu y le das una pequeña charla de lo que me gusta, creo que no le quedó muy claro cuando le enseñaste.


Kagami se sorprendió ante eso y miro a Aomine, este asintió dándole el permiso mientras. Una vez quedaron solos el aire se tensó de sobremanera.


—No puedo creer, que en esa inmensa empresa  mi kagami haya ido a para a tus manos —Aomine sonrió con superioridad.


—¿Tu? Qué... ¿Es tu novio? — dijo con cierta molestia que no creía que tenía.


—No seas idiota, es mi amigo, es un niño responsable que se esfuerza por su trabajo, de no haber renunciado yo jamás lo hubiera dejado de ir, pero él lo necesitaba. Todos te conocemos Aomine te pido por favor no le hagas la vida más difícil.


—Déjame en paz — “que se creía  para venir a hablarle así” pensaba, su vaso de la paciencia ya estaba siendo rebalsado.


—Hablo en serio Aomine — dijo suavizando un poco su vos.  Visitaban los mismos círculos, se conocían, pero por su diferencia de personalidades y carácter chocaban siempre.


Aomine iba a replicar pero apareció kagami con kasamatsu.


—Bueno me voy kagamicchi, apenas tenga tiempo iré a verte — se despidió — saludos a Hyde-chan— el pelirrojo asintió.


Las compras habían terminado. Aomine se rehusó a probarse algo y se había ido a esperarlo en el auto, al pelirrojo no le quedo más que comprar todo en base a las medidas que le habían informado junto con lo creía era su buen juicio en cuanto a gustos.


El viaje fue a un más silencioso que el anterior. Llegaron a la oficina y  kagami sentía que Aomine estaba aún más molesto que esta mañana.


—Aomine-sama póngase esto para la reunión, la primera impresión es importante  y recuerde que será usted quien trate con los contribuyente más adelante.


Aomine solo recibió la bolsa y se fue al baño, el “Aomine-sama” lo estaba sacando de sus casillas, a Kise lo había tratado con bastante familiaridad ¿porque a el no?


Al ponerse el traje se dio cuenta de que kagami tenía buen gusto, el traje era gris piedra, camisa blanca y corbata de un gris ratón, el corte y diseño era bastante jovial, se había imaginado un traje al más puro estilo treintañero, pero no. Inesperadamente le quedaba bien. Le gustaba.


Al salir se topó con el pelirrojo que para su sorpresa seguía metido en esa pequeña libreta. El primer pensamiento que le llego fue que se tomada bien enserio su trabajo.


Kagami al verlo, sonrió complacido consigo mismo pues que traje le quedo como si hubiera sido hecho para él. Aomine  quedó atrapado en aquella mirada. Luego se molestó al darse cuenta.


—Bien, queda poco así que será mejor ir a la sala de reuniones, por favor muéstrese interesado y no hable si no se le pregunta, sea cortes su padre dice…


Aomine lo cortó molesto dándose vuelta y encarándole.


—¡Cierra la boca!, me tienes harto — le gritó. Su molesta vos, el sama, que le hablara con tanta confianza y hasta por los codos,  la intervención de Kise, que su padre aquí y allá,  el que hiciera como si en la mañana no hubiera pasado nada, su sonrisa, su sola presencia.


Se dio vuelta y sintió un dolor en el pecho al ver por el reflejo del vidrio de la oficina, como kagami se pasaba una mano por su mejilla.


—Vamos.


La reunión trascurrió con normalidad, inconscientemente  había hecho caso en todo lo que kagami le había mencionado, los señores kim habían quedado contentos  con él y hasta le habían dicho al padre de Aomine que tenía un hijo adorable, muy correcto y respetuoso.


Aomine al escucharlo se ruborizo y aunque no lo reconocería jamás eso le lleno de orgullo.


Estaba entrando la tarde y aomine estaba estudiando la empresa a fondo, necesitaba saber todo lo correspondiente a ella.


—Aomine-sama yo me tengo que ir, le dejo esto — dejo unos documentos en su escritorio aun lado de los que estaba revisando — para que lo revise, se viene una reunión importante la otra semana  con “Mido Corp”, es necesario que sepa todos los convenios que tiene “Aomine corp” con esa empresa y en qué términos se encuentran, por lo tanto los otros lo aplazaremos un poco.   


—Cómo es eso de que te vas, ¿pediste permiso el primer día? — Kagami lo miro confundido


—No se si no se le ha informado, pero mi horario es de ocho  a cuatro, quédese revisando lo que le mencione lo pasare a buscar a las seis y media para llevarlo a su casa. Con su permiso.


—Espera… — lo detuvo. Tenía una duda que le asalto desde que se había encontrado con Kise — ¿qué edad tienes?


—23— contesto antes de irse.


Se sorprendió había pensado que tenía la misma edad ya que su compleción era muy similar a la suya solo que más delicada.


Siguió con sus deberes, hasta que el expediente que kuroko le había traído llamo su atención.


Lo leyó era el contrato de kagami donde efectivamente su horario era ese, y luego estaba su currículo.


Una foto de él, su nombre, su Rut, edad, fecha de cumpleaños, seguía leyendo.


—Estado civil: doncel soltero — leía hasta ahí era donde había llegado en la mañana — cargas: un hijo… ¿hijo? — preguntó al aire asombrado, de golpe llegaron las palabras de Kise a su mente.


Por favor no le hagas la vida más difícil


Se pego con la carpeta en la cabeza y luego se hecho arrepentido y avergonzado. No tenía perdón.


 


   Continuara…

Notas finales:

¿Qué tal?.

Espero les guste

Nos estamos leyendo ;)  saludos!


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