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Nunca lo imagine por AnonimoHarui

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Notas del capitulo:

OooOoolaaa aqui de nuevo yo mis muy amados lectores jajaja, 

Estamos aqui de nuevo con el segundo capitulo de Nunca lo imagine!!! >w< ¿Que pasara con Tsuna y Gokudera? jajaja, es obvio no? :P

Muchas gracias a los que me dejaron comentarios, quiero informarles que les respondi!! Respondi a sus comentarios!! :D Yaaay, viva yo jajaja. 

Como sea, Mis avances con el pendrive.... ¡Es que la gente es estafadora o embecil! Me quieren cobrar mucho y me dicen "No te aseguro que recuperemos todos los datos",  Y le pregunto sobre archivos de texto y me responden los muy culeros "Eso dalo por perdido por ser archivos muuuuy pequeños sin importancia" Me cago en ti y en tu carrera!! Eso queria decir, pero me fui y le dije que no y gracias jajaja, que se joda!! >:C Seguire buscando :'v tenganme paciencia.

Sin mas :3 a leer se ha dicho!! 

Nos vemos en las notas de abajo!! xD (Por fis)

Capitulo 2. ¡¿Qué el efecto hace qué?!

 

 

Luego de que el bebé le había dicho que dejara al pequeño bovino en casa de Sawada el emprendió la carrera con el sentimiento que se estaba perdiendo de algo importante, era como si un acontecimiento raro y EXTREMO pasaría en las próximas horas hasta que Tsuna y el cabeza de pulpo despertaran y el pudiera verlos mañana en la escuela.

- Sera que… ¿Esos líquidos que les cayeron les haga algún mal? – Dijo trotando en el pequeño entre sus mano que aun estaba “dormido”.

Pensó en lo que el niño de negro le dijo, nada más que llevar a este a casa… pero… ¿Qué más? Sentía que había algo mas, pero era imposible, nada de lo que dijo le daba a entender que había un mensaje oculto, solo una orden… entonces… ¿Qué era esa sensación?

- Me estoy desalentando un poco por eso – Suspiró algo frustrado – Pero eso no importa, debo llevar al niño antes de que mi hermanita se enoje al EXTREMO conmigo por llegar tarde.

Sin más, diviso la linda casa de su amigo Tsuna y cruzando el patio llego a la entrada y toco la puerta. A los pocos segundos abrió la madre del Vóngola y le sonrió.

- Oh, un amigo de Tsu-kun ¡Ah, Lambo-chan! – Dijo aun más alegre al verlo “dormir feliz” en los brazos del joven.

- Ah… vengo a traérselo – Nana sonrió.

- Arigato, lo estuvimos buscando por todos lados – Recibiéndolo en brazos – Me alegra que este bien, estoy agradecida – Le dijo amablemente.

- Je, no tiene porque – Rascándose la mejilla – Bueno, debo…

- Espera, acéptame un vaso de limonada y un pedazo de tarta de durazno como agradecimiento – Dijo saliendo para alentar al chico a entrar.

- Eh, no enserio, debo…

- Vamos, vamos, no seas tímido, los amigos de Tsu-kun son bienvenidos – Adentrando al chico que al final le hizo caso.

La casa como siempre ordenada y limpia y con ese aroma fresco y reconfortante. Ryohei sonrió y noto como la señora Sawada le dejo un trozo de tarta de durazno y la limonada. Junto a él estaban I-pin y Futa.

- Itadakimazu – Dijeron los niños.

- ¡Itadakimazu EXTREMO! – Y comenzó a comer y salieron llamas y luces a su alrededor - ¡EXTREMADAMENTE delicioso! – Dijo comiendo con gusto.

Nana, cargando a Lambo quien le salía una burbuja de moco, miraba a los niños y al amigo de Tsuna con una sonrisa, la gente que rodeaba a su hijo era tan buena, que suerte.

- Veo que es hora de la merienda – En eso llego Bianchi.

- Ah, Bianchi-san, que bueno que llegaste ¿Quieres que te sirva un poco? – Le sonrió.

- Tal vez mas tarde, acabo de encontrar varios ingredientes que quiero analizar para hacer nuevas recetas – Sonrió.

- Ara ¿Necesitas ayuda? – Le ofreció amable.

- No se preocupe, con la fuerza de mi amor lograre sacar al máximo el potencial de estos ingredientes y cuando la gente lo pruebe se derretirán de ternura. – Dijo con aires de pasión.

- Te deseo suerte – Le dijo sonriendo – Iré a acostar a Lambo-chan – Y con eso se retiro.

***---***---***

Suspiraba con cansancio, ya era la quinta vez que trataba de ver los efectos de ambas sustancias combinadas, y estudiado sus composiciones, sus reacciones y sus efectos… pero él no estaba 100% seguro de que era lo que iba a pasar. Ya probo en varios mosquitos y todos ellos dieron lo mismo.

- Maldita sea, al menos si tuviera una pista de lo que estoy buscando de todo esto – Mirando varios libros y viendo sus notas. - ¡AH! Y pensar que ahora yo sería libre coqueteando con miles de damiselas, pero no, estoy aquí encerrado estudiando que pequeños efectos les puede llegar a pasar a esos mocosos  - Revisando un cuadernillo.

En eso se vio a los mosquitos con los que experimento Shamal, todos estaban dormidos y al despertar solo revoloteaban naturalmente.

- Vemos, si mal no recuerdo, los efectos que causan, además de la pérdida de consciencia – Viendo a los mosquitos – Nada, solo duermen y se enamoran unos minutos, nada mas – Dijo muy desganado – Eso si, les vuelve a agarrar sueño… pero… ¿Eso es normal?

Se acerco a los mosquitos que estaban encerrados en una caja de cristal y los examino. Hizo un par de análisis y dieron que las anomalías de las sustancias ya pasaron, ósea que no pasaba nada de nada además de enamorarse y dormir y volver a la normalidad.

- Mmm… ¿Eso está bien no? Nadie se va a morir así que… - Pensando un poco - ¿A Reborn le gustara una respuesta así? – Sudo al imaginarse al Hitman insatisfecho. – Además, como doctor y científico, se cuando llego a la conclusión de algo… y esto no me cuadra nada… ¿Qué debería hacer? – Tratando de pensar.

Meditaba y con eso tomo otros libros y comenzó a leer y releer los otros.

- Esto tomara un tiempo – Dijo desganado y levantándose para irse a preparar café.

***---***---***

Luego de caminar todo el trayecto, con varias miradas encima, por fin Yamamoto llego al departamento de Gokudera, quien aun llevaba en su espalda y seguía dormido. No era un departamento ni grande ni pequeño, era normal y acogedor. Por fuera el edificio se pintaba en ladrillo y blanco, se veían las ventanas enormes dejando a ver las salas comedores y dando a ver que había muy buena iluminación.

Sonrió, Gokudera podía ser un tipo temperamental, de aspecto intimidante, gruñón, de tonos obscuros y rockeros y más cosas. Pero era una persona sencilla y muy cálida cuando uno lo llega a tratar y a conocer, claro que el aun no ha podido llegar a esa parte ya que este aun lo trata a la defensiva con eso de la mano derecha.

- Haah – Suspiro – Así no podremos ser buenos amigos – Dijo pensando que las cosas serian diferentes si llegara a congeniar con el chico de los explosivos.

No quiso dar más vueltas al asunto y comenzó a caminar hacia la entrada de lugar. Al llegar a la puerta pensó en como entrar ¿Debería tocar y llamar a algún vecino? Justo en ese momento salió una ancianita.

- Oh, pero si es el joven Hayato – Dijo la señora notando al chico durmiente - ¿Le ha pasado algo? – Dijo preocupada.

- Ah, bueno – Sonrió con calma – Tuvo un pequeño incidente en la escuela y se desmayo, por eso lo traje a su hogar – La señora se impresiono.

- Oh por dios, espero que no haya sido muy grave ¿Está bien? – Cubriéndose la boca.

- Hai. Solo dormido, pero no le paso nada malo – “Al menos eso espero jeje”.

Oh que alivio. – Suspirando más tranquila – A propósito ¿Eres un amigo? – Mirándolo con curiosidad. El moreno cerró los ojos  con una sonrisa abierta y asintió.

- Me llamo Yamamoto Takeshi – La señora se le iluminaron los ojos y sonrió.

- Oh, ya veo – Sonrió – Eso es bueno – Takeshi no comprendió el cambio del rostro de la mujer mayor – Pero mírame nada mas, te estoy retrasando, anda, anda pasa – Dijo abriendo la puerta y dejando pasar al moreno.

- Ah, muchas gracias – Sonrió.

- Su piso es el cuarto y su puerta es el 15 B – Le indico. El beisbolista asintió y siguió el camino al elevador aun un poco confuso con lo que acaba de pasar.

Una vez ahí presionó el boto cuatro y se permitió suspirar un poco. Que dilema, nunca pensó que una simple clase con alguien tan divertido y excéntrico como Shamal terminaría así, siendo sincero ya intuía que tal vez acabaría algo sorprendente la cosa, pero jamás al punto que dos de sus mejores amigos terminaran inconscientes y en el peor de los casos, infectados con algo en sus cuerpos. Pensó en Tsuna y en como estaría ¿Quién lo estaría cuidando? ¿El bebe Reborn? Si, seguro que si, después de todo, ellos se llevan muy bien y seguro le pido ayuda a Shamal o a Hibari de que lo transportaran a su casa, deseaba enserio que el castaño estuviera bien, si algo le pasaba a él o a Gokudera, jamás se lo perdonaría por no poder evitarlo. También pensó seriamente en que efectos les podrían causar a sus compañeros esas sustancias, imaginaba cada escena rara y descabellada que no lograba pensar con más razonamiento que otra cosa, además de mutaciones y deformaciones, podían llegar a pasarles.

- Que complicación, espero que Shamal encuentre alguna solución – Siendo positivo – Ya se, hare dibujos con las posibles mutaciones de Gokudera – Sonrió ante la idea – Seguro que así se anima y ríe un poco – Riéndose al imaginar al peliplateado cabreado reclamándole tal osadía y pérdida de tiempo.

Por fin llego al piso y con eso otra circunstancia le llego… ¿Cómo entraría? Tenía ambas mochilas, de él y Gokudera, pero ¿Dónde con exactitud guardaba las llaves? El se consideraba alguien sanamente curioso, pero no al punto de husmear sin permiso cosas personales y mas las del enojón de su amigo albino.

- Vamos, piensa Takeshi ¿Dónde podría colocar las llaves de su casa alguien tan cauteloso como Gokudera? – Pensó y pensó pero en verdad que cuando al amante del “juego” de la mafia quería ocultar algo, lo hacía jodidamente bien. Sería más sencillo si el observara esos detalles, en emergencias como esas serviría mucho que el supiera donde podría guardar las llaves.

Suspiro. Que es lo que debía ahora hacer ¿Forzar la puerta? Bueno, no es que no le resultara fácil, pero tampoco quería ir a comisaría por eso, los vecinos podría confundirle con un ladrón, ay, ya escuchaba los gritos de su padre si llegaba a tener que ir a buscarlo a presión. Sip, definitivamente forzar la puerta queda descartado. Entonces… ¿Entrar por la ventana? Bueno… en casa de Tsuna eso sería sencillo, pero hay que recordar que estaban en un departamento y mas encima en el cuarto piso, el se enorgullecía de su buen estado físico y su destreza en el deporte pero no para tanto, el aun no quería morir, definitivamente descartado. Las ideas se le acababan ¿Romper el muro? ¿Entrar por los ductos? ¿Ir a pedirle la llave al encargado? Esa podría ser… decidido iba a volver a la planta baja cuando algo en su cabeza hizo un clic…

- Y si tal vez… - Murmuró, aunque era algo obvio… eso no podía descartarse ¿Verdad? – Si está ahí, esto será muy gracioso – Desocupo una de sus manos y afirmo con la otra mejor a Gokudera y comenzó a tantear sus bolsillos, los de atrás y los de delante… y… - ¡Ah! – Sonrió y tanteando mejor se dio cuenta que… - Jaja, tan sencillo – Las llaves de Gokudera están aferradas a la cadenita de sus pantalones y guardadas en su bolsillo izquierdo delantero. Saco las llaves y las desengancho – En verdad eres muy simple, Gokudera – Sonrió algo conmovido porque el buscando y quemándose las neuronas cuando su amigo, pese a ser muy listo, era aun un chico normal y simple. – Bueno, eso es lo que me agrada de ti y que eres divertido – Dijo muy natural.

Por fin pudo abrir la puerta y entrar al departamento. Cuando cerró dicha puerta se permitió lanzar un suspiro de completo alivio ya que ahora estaba dentro. Sin perder más tiempo se dirigió a la recamara del albino… claro que después de equivocarse un par de veces habitación. Por fin llego al cuarto y con cuidado se giro de espaldas a la cama  para ir depositando con suavidad al chico dormido. Se destenso cuando se vio libre del peso extra, aunque el chico no pesara, ira incomodo forzar los músculos en la misma poción, más si llevas a cuestas a alguien. Se sentó en la silla del escritorio que estaba ahí y se relajo un poco.

- Lo logre, jaja, creo que merezco un premio – Dijo feliz de que nada saliera mal. – Ahora solo resta esperar que despiertes – Dijo sonriente – Me pregunto… ¿Cuánto tiempo será? – Rascándose la nuca – Bueno… antes de eso, creo que mínimo debo quitarte todo ese pegajoso liquido – Se levanto decidido y fue a buscar mudas de ropas y una cubeta para llenarla de agua tibia y algo de jabón junto con un trapo y una toalla – Espero que al despertar no me mate – Trayendo todas las cosas y se dispuso a desvestir al albino.

La verdad fue sencillo, la chaqueta, la playera, los zapatos, los calcetines y los pantalones, no le quito la ropa interior porque no creyó que fuera necesario. Lo limpio y le coloco una muda de ropa que considera para dormir.

- Listo – Dijo con los brazos en sus caderas en posición de jarra – Ahora yo me aseare un poco. – Tomo las cosas y se fue rumbo a buscar el cuarto del baño.

Vertió el agua usada en el lavadero de la cocina y lavo el trapo. Luego de dejar todo ordenado y refrescarse un poco al encontrar el baño se sentó en el sillón de la sala. Exhalo aire, se sentía algo cansado. Cerro sus ojos e inclino la cabeza hacia atrás relajándose, volvió a abrir sus ojos ámbar y esta vez se permitió ver mejor el lugar. La sala pintada de blanco con luces del techo de tres piezas color blancas que resaltaban con las luces de la cocina que eran amarillas. La sala y la cocina se separaban por un arco de concreto rodeado de madera. La cocina era sencilla y bonita, de colores madera claros y fuertes con los electrodomésticos necesarios igual que todo estaba a la mano. La sala era de un sillón gris obscuro, bajo este una alfombra color verde opaco, una tele 19 pulgadas, en su mesita donde había un reproductor de DVD y un mini equipo de música. Una mesita de café color madera rojilla y brillante, había cuadros de paisajes, algunas plantas en las esquinas y en la mesa, todo ordenado y limpio y curiosamente olía a lavanda y algas marinas. Curioso, ya que Gokudera fumaba, pero no importa, aun pese a eso, era la esencia del albino, todo tenía algo de él. Desde libros, hasta pequeños cartuchos de explosivos, con los que seguro hacia sus dinamitas. Algunos cuadernos y revistas en la mesita de café, las portadas en los CD’s de música, y sobre todo, el sutil aroma del dueño de la casa. Takeshi tuvo la oportunidad de olerlo las veces que cargaba a Hayato cuando estaba herido o como ahora, así que ya lo reconocía, un aroma almizclado, difícil de explicar, pero muy agradable y fresco.

Suspiro y al notarlo ya eran las seis de la tarde, debía llamar a casa, seguro estaban preocupados. Avisaría que hoy no llegaría por cuidar a un amigo.

***---***---***

Apenas llego a la residencia escucho risas, o como él dice “ruidos molestos”. Frunció un poco el ceño. Sin duda, fue una mala ida dejarse llevar por el bebe y cumplir esta absurda misión. Miro la residencia Sawada desde fuera unos segundos y sin decir nada comenzó a caminar rumbo al patio trasero del dueño de la casa. Una vez ahí miro el árbol que se situaba en ese lugar y pegando un gran salto se poso en unas de las ramas gruesas, ya que si lo hacía en las delgadas como el acostumbraba esta por el peso extra tal vez se rompiera. Siguió caminando por el árbol hasta que llego a su destino. Obvio que él no iba a ingresar por el frente, ni siquiera lo pensó al estar viniendo hacia aquí, así que entro por la ventana al cuarto de Tsuna ya que entrar por la puerta carecía de estilo. Una vez adentro se quedo unos segundos en medio de la alcoba vacía, claro, él nunca iba a saber que en esa mañana hubo una explosión que destruyó la habitación, ya que esta volvió a estar como nueva por arte de magia Vóngola.

- Hibari, Hibari – Hibird entro por ventana y revoloteo por la cabeza del azabache.

- Hm – Bufo un poco y girando el cuerpo a dirección a la cama del castaño, aventó a este como si de un trapo viejo se tratara. Tsuna se estrello contra la pared para caer boca abajo a la cama – Más vale que despiertes ahora herbívoro – Pronuncio bajo y severamente varonil.

El castaño no se movió ni un poco, era como un muñeco de trato. No solo por el hecho de que casi no pesaba, sino que al estar profundamente inconsciente su cuerpo es como el de un fideo, podías zarandearlo y este te seguía el movimiento. El prefecto bufo otra vez y saco sus tonfas.

- Si no te despiertas ahora, Kamikorosu – Pero el castaño seguía sin reaccionar. Se acerco.

El rostro de Tsuna estaba de lado, algunos mechones se esparcían por su mejilla mientras su fleco se inclinaba a un lado por la gravedad de su posición. Su rostro era tranquilo, muy sereno y hasta tierno con la boca semi-abierta y respirando acompasadamente. Sus pestañas largas acentuaban sus parpados y sus cabellos brillaban y se veía sedoso. Hibari contemplo con rostro quieto al chico para luego… asestarle un golpe en la cabeza con una de sus tonfas. Pero nada, no hubo reacción alguna, ni la más mínima mueca de dolor. Aburrido de ver que el estudiante era peor que en un bicho se retiro y guardo sus armas.

Camino hasta llegar al muro y se sentó con las piernas cruzadas al igual que brazos y recostó su espalda en la pared.

Midori  tanabiku namimori no, Dai naku naku Shou nami ga ii. Itsumo kawaranu  Sukoyaka kenage. Aah, Tomo ni utaou Namimori chuu  - El pequeño pajarito canto el himno antes de posarse en la cabellera de su dueño y acurrucarse para dormir.

- Voy a dormir, así que has silencio – Le dijo tranquilamente al animalito -  Y más vale que tu despiertes antes que yo – Sentencio dirigiéndose al castaño para luego cerrar los ojos y dormir.

El sonido de unos gritos de abajo lo despertó. Si no mal recordaba, era de ese niño vestido extrañamente de un traje blanco con más negras. Se oía como este se carcajeaba y fastidiaba a otra persona, tal vez una niña, si, ya recordaba, la niña de trenza. Aun así, debía contenerse para no bajar y corregir a ese niño por irrumpir no solo la paz de su ciudad, ya que estaba seguro que esos gritos se oían en toda la manzana, sino también por despertarlo, aquello se merecía una paliza severa, odiaba que lo despertaran y peor aún con esa manera tan escandalosa.

Por mero instinto su mirada se poso al frente para ver si el castaño había reaccionado, pero este seguía en la misma posición en que lo dejo hace quien sabe cuánto, ya que estaba atardeciendo, debían ser mínimo las seis de la tarde, y el ahí desperdiciando su tiempo y su espacio en vigilar a un inútil como lo era ese herbívoro. Tomo al pajarito de su cabeza y lo sostuvo en su mano acariciándolo un poco, ya que hacer eso le era en parte relajante y así se calmaba a si mismo porque sino enserio iba a matar a alguien. No soportaba estar en ese territorio, no solo porque no era su lugar, sino que también en ese sitio había mucha gente, como odiaba cuando había muchas personas, lo aborrecía, tendría que haber llevado al inútil a su casa, pero eso sería que alguien más además de él y sus animalitos invadiera su espacio y eso no lo iba a permitir.

Comenzó a impacientarse pero se mantenía quieto esperando a que el bebe apareciera y el podría irse, no importaba ahora la pelea, solo quería largarse de ese lugar. Tenía cosas importantes que hacer y se estaba retrasando por oír a su maldita emoción de tener un enfrentamiento con el pequeño de patillas. Mierda, si que metió la pata, aunque no lo iba a reconocer. Suspiro con frustración acomodándose un poco mejor contra la pared. Miro la hora en el despertador que estaba en la mesita de luz, eran las seis y cuarto. Ahora que lo pensaba ¿Qué tanto tiempo debía estar ahí? Más aun ¿Cuándo era que el bebe se dignaría a venir? Debió prever eso, no, más que eso, debía el mismo haber puesto un límite en el acto. Ahora se comprometió no solo a cuidarlo hasta que el niño apareciera, sino hasta que el castaño despertara, sin duda debió haberlo pensado un poco mejor. Pero si todo salía bien, valía la pena si enfrentaba a ese carnívoro, anhelaba esa pelea y no podría estar más complacido que obtener su revancha.

Miro un poco más el cuarto del herbívoro, sin duda daba todas las señales de ser un debilucho desordenado, aunque ahora estaba limpio, pero intuía que eso se debía a la progenitora de este, porque no veía al ojichocolate hacer tareas mundanas sin salir herido o mal parado. Vio unas pocas revistas de juegos y concursos como también de consejos de amor, arqueo la ceja en desagrado, animales débiles buscando pareja, simplemente patético. El escritorio con algunas hojas, con sus lápices y bolígrafos en su tasa, pisapapeles, computador pequeño, lámpara de estudio y uno que otro libro, vio el cestito en el piso lleno de papeles, seguro se mataba estudiando y no retenía nada, negó un poco, más que penoso. Un poster de no sabe qué que ni le interesa, sus pantuflas, algunos juguetes que seguramente era de los menores y una que otra prenda.

Bufo, un cuarto mediocre y simple. Aunque de algún modo, era relajante, entraba una buena luz, que adornaba el lugar con sus colores naturales rojos y dorados. La brisa se colaba por la ventana que el dejo abierta ventilándola y llenándola de frescura meciendo a su vez sus cortinas claras y traslucidas, y sin duda, había un olor, un ligero olor a… a bosque y flores silvestres, dulcemente imperceptible junto con una música silenciosa y arrulladora, era un perfecto aroma para nada ostentoso y muy agradable, en ese cuarto reinaba una gran paz, y en ese cuarto se sentía la presencia del dueño por todos lados, con su grano de arena que cada lugar que demuestra que el duerme y habita ahí. Sin duda era reconfortante. Más pese a eso… quería largarse de ahí.

El sonido de su estomago lo saco de su análisis interno. Se sintió ridículo por un segundo pero se recompuso, tenía hambre ¿Qué se le va a hacer? Solo alimentarse, así de simple. Se paro del piso y con paso lento se dirigió a la ventana, iría a conseguir algo de comida y volvería, sin duda debía aun vigilar a la molestia marrón o no habría pelea y todo seria en vano. Miro a la cama de Tsuna cuando ya tenía un pie en la ventana.

- Mas te vale ahora no despertarte – Dijo, estuvo a tentado a golpearlo otra vez para asegurarse que no se despertara, pero se contuvo y salió de ahí.

***---***---***

Ya había llamado a casa, su padre estaba algo inconforme que le avisara esto a última hora, pero pensándolo bien, y luego que le explicara, le permitió cuidar a Gokudera. Suspiro, la verdad que siempre estaba energético, pero ahora con todo lo sucedido quedo agotado… pero no podía darse el lujo de irse a dormir y dejar al peliplateado así, pero tampoco podía estar sin hacer nada y no dormirse en el suelo, además que si hubiese un ataque, por estar cansado no rendiría a 100 por 100…

- ¿Qué se supone que debo hacer? – Dijo comiendo un bollo que salió a comprar cerca del departamento y es que tenía hambre, ya eran las 8 y nada… el albino no daba señas de despertar.

Hizo una mueca de preocupación ¿Y si se estaba sintiendo mal? Con paso apresurado se acerco a la cama y le medio la temperatura del chico, su pulso y su respiración, al parecer todo normal… ¿Entonces por qué no despierta? Aun algo preocupado volvió a ocupar el sitio en la silla del escritorio…

- Sin duda, será una larga noche – Suspiro y miro al chico durmiente y luego volvió su vista a su tarea, ya que iba a quedarse ahí, para entretenerse haría los deberes… o al menos lo intentaría – Jaja, si se despierta de buen humor tal vez me ayude a corregirla –  Pensó en positivo. Con eso en mente, siguió en lo suyo ignorando el leve movimiento de manos y cabeza que hizo Hayato.

***---***---***

Volvió de conseguir alimento. Entro por la ventana nuevamente, comiendo una hamburguesa, y se encontró con la habitación a obscuras… Si, tal vez tardo más de lo debido, pero era su trabajo, yendo a buscar comida, vio a unos vándalos usando pirotecnia ilegal y en una zona prohibida, era obvio que los molió a golpes, eso les pasaba por meterse con su tranquila cuidad. Luego al llegar al lugar, noto como otros delincuentes tiraban basura como se les antojaba y también los castigo. Terminando de conseguir la comida, que eran hamburguesas y un refresco, encontró a unos asaltantes robándole a una chica, la chica gritaba y no la molía a golpes a ella solo porque eran los imbéciles tipos que la hacían gritar con motivos, así que también los molió a golpes. En verdad todo esto le vino de maravilla, mucha tensión acumulada en poco tiempo le estaba pasando factura y necesitaba desahogarse.

Entro a la habitación completamente y encendió una lamparita del velador para que no hubiera mucha luz, no quería advertir a nadie que había alguien ahí. Se coloco otra vez contra la pared y saco de la bolsa otra hamburguesa, en eso su avecilla se poso en su rodilla. Hibari le acaricio la cabecita y luego de dio un trozo de pan, cosa que el pajarito acepto tiernamente. Los ojos se Hibari al contemplar eso brillaron con un deje de ternura, amaba a los animalitos pequeños y Hibird era un amiguito fiel. Saco de su bolsillo una caja y se coloco el anillo que tenía en el cuello y activo la cajita para que de esta saliera Roll para darle algo de alimento también. El pequeño erizo se acerco con timidez pero con calidez a su amo y comió  lo que le ofreció con alegría, otra vez los ojos de Hibari se llenan de brillo. Acaricio a sus animalitos y continúo comiendo también él.

Ya había pasado más de las once de la noche y el maldito herbívoro aun no se levantaba, Hibari estaba irritado, le daba hasta las doce para no molerlo a golpes e irse como debió hacer desde un principio. Aunque, era raro que después de 11 horas Sawada no haya, no solo no despertado, sino que ni movido… como un cadáver. Algo curioso se levanto y se acerco al castaño, lo miro detenidamente, respiraba, suavemente pero lo hacía. Coloco su mano en el cuello del chico y sintió su pulso normalmente bajo, ya que los latidos disminuyen cuando uno duerme. Viendo con aburrimiento que el castaño aun estaba vivo chasqueo la lengua. Quería irse. Miro de nuevo a Tsuna y pensó que esa posición era demasiado incomoda, así que haciendo su buena acción del siglo, le saco los zapatos y  los calcetines. Fue hasta el armario y escogió ropa cómoda, Roll  llego con una cubeta de agua, quien sabe cómo,  posicionada con cuidado en su espalda para que no perforara la cubeta y Hibird le trajo un trapo a su amo, este algo obstruido comenzó a “limpiar” al menor. Una vez hecho lo vistió con una playera y un short y lo posiciono boca arriba para que esta vez durmiera mas conforme.

- Espero que al despertar me devuelvas las molestias con una batalla – Dijo serio pero calmado. Bostezo – Creo que dormiré – Dijo somnoliento. Tomo a roll en sus manos y el ave se deposito en su hombro – Creo que hoy, desgraciadamente, no me moveré de aquí – Se volvió a recostar y cerró los ojos.

***---***---***

- Ah, ya veo – Dijo Nana ante la explicación de Reborn – Así Tsu-kun estaba en su cuarto – Sonrió con alivio.

- Aja, pero no te preocupes mamma, solo duerme porque hoy hizo muchas cosas en la escuela – La mujer sonrió feliz.

- Mi Tsu-kun se está esforzando al máximo, mañana le hare un buen desayuno – Tomando su té.

- Si, pero no lo consientas tanto, sino después volverá a ser un holgazán – Sonrió de medio lado para tomar su café. – “Me pregunto… ¿Si pronto despertara? ¿Qué consecuencias traerá?” – Sera divertido. – Sonrió con diversión.

***---***---***

- ¡¡¡AAAHHHH!!! – Se arranco los cabellos con frustración y se derrumbo de cara al escritorio – No lo comprendo ¡Lo no lo comprendo! – Lloro de frustración – Ya lo hice, lo rehíce, y lo volví a hacer muchas veces… no hay ningún cambio, Hayato y Tsunayoshi solo dormirán hasta… - Miro su reloj – Mierda… son las 5 de la mañana – Lloro cascadas – Seguro envejecí con esto – Suspiro.

Miro todos sus escritos, sus libros en el piso, la mesa, mesada, arriba de los muebles. Investigo hasta el cansancio y solo había llegado a una teoría…

- Bueno, creo que no es tan malo, ósea, no sé lo que yo buscaba ¿Tal vez quería que la situación sea más grave? – Dijo algo confuso – Pero si le digo eso  a Reborn ¿Se sentirá satisfecho? – Se erguió para ir por, esta vez no un café, sino por un té. Ya era hora que el descansara un poco.

Camino a la cocina no parando de bostezar, le fue terriblemente matador la investigación, pero ya había dado con el “Resultado”

- Solo van a dormir y luego van a actuar bobamente como si estuvieran ebrios de amor con el mundo – Recordando la reacción de sus mosquitos, que volaban torpemente de acá para allá dando “besitos” a lo que sea que vieran – Sera algo divertido, así que debo estar descansado para ver eso con mis propios ojos – Sonrió juguetón – Tomare fotos, Hayato siendo amoroso con el mundo, eso sin duda será imperdible – Ya imaginando al italiano besando un poste de luz.

Una vez en la cocina se dispuso a preparar té, estaba algo desordenara por muchas veces que corrió a hacerse un café o lavarse la cara. Con movimientos algo descoordinados, por el sueño, trato de lavar una taza, ya que uso varias. Pero sus dedos cansados lograron solo hacer que la taza cayera al piso, Shamal por tratar de evitarlo con una acción torpe tumbo la mesa y en el piso se hizo un desastre. El pobre científico de mosquitos quería llorar.

- Que desastre – Negó – Bueno, al menos no fue como el desastre de la sala de ciencias, el pobre conserje si que debió llorar. – Imaginándose al pobre hombre que le toco limpiar eso – Y no es para menos, limpiar varios frascos con sustancias pegajosas, y a eso le sumamos que eran nueve grupos de tres, si que debe ser un desastre – Se rio un poquito… risa que se le fue cuando asimilo lo que dijo – Espera… ¿Qué demonios…? – Con paso apresurado volvió al laboratorio – Ojala me equivoque – Dijo alterado.

***---***---***

Ya eran las 7:15 de la mañana. La brisa era fresca y se colaba por la ventana del pulcro lugar. Sintió sus cabellos cosquillearles en la frente, pero en vez de molestarle le pareció un linda caricia. Se sentía algo pesado, y también adormecido y eso se debía a la posición en la que durmió toda la noche velando a la persona que debía cuidar. Acomodo mejor su rostro entre sus brazos cruzados queriendo dormir un poco más, aunque el pensamiento de querer hacerlo en su suave cama no se descartaba. Sonrió un poco, seguro si estuviera en casa, su padre ya lo habría levantado, le habría dado unos energéticos buenos días y habrían desayunado, sería una buena mañana.

Un poco más decidido se resolvió a dormir unos minutos más, pero hubo algo que se lo impedía, era una rara sensación, una algo incomoda y al mismo tiempo penetrante. Era como si algo o alguien le estuviera observando. Con curiosidad abrió sus ojos marrones para encontrarse con…

- ¡¿Gokudera?! – Se sorprendió al ver al ojijade de cuclillas frente a él mirándolo, como analizándolo – Gokudera ¿Estás bien? ¿Te sientes bien? – Se enderezo en el asiento claramente preocupado. Hayato solo parpadeo aun mirando analíticamente – Gokudera… - Abrió en grande sus ojos marrones – No me digas… ¿Qué no sabes quién soy?

- ¿Cómo no voy a saber quién eres friki del baseball? – Frunció un poco las cejas. Yamamoto suspiro algo aliviado, el peliplata estaba bien y lo recordaba.

- Entonces ¿No te sientes mal? En algún sentido ¿Sientes algo raro? – Le pregunto con una nerviosa y linda sonrisa de preocupación. Gokudera seguía mirándolo con sus ojos fijamente y negó con la cabeza – Ah, qué bueno, eso quiere decir que estas bien – Sonrió.

- No tan bien – Susurro el italiano bajando la mirada.

- ¿Eh? – Le había escuchado - ¿Qué? – Y preocupado se paró de su asiento - ¿Así que si te sientes mal? – Hayato se impresiono por la repentina acción y más cuando el moreno lo levanto por los hombros y le encaro de frente y cerca - ¿Dónde te duele? ¿Dónde te sientes mal? Aunque sea la mas mínima cosa ¡Dime! – Muy preocupado.

- ¡Idiota, suéltame! – Y le golpeo la cabeza.

- Auch – Se sobo la zona – ¡Gokudera! ¿Por qué hiciste eso? Realmente dolió, yo solo estaba preoc… - Pero se quedo mudo cuando vio al chico bomba otra vez de cuclillas dándole la espalda - ¿Gokudera? – Noto como este temblaba ligeramente – Gokudera – Se preocupo y quiso…

- ¡No te acerques! – Le grito sin mirarlo.

- ¿Eh? – Estaba contrariado por la actitud de su amigo – Oye, yo solo me preocupo…

- ¡¿Quién te lo pidió?! ¡Vete! – Encorvándose más. Yamamoto frunció el ceño.

- ¡Ya basta! Solo quiero saber que estas bien – Se acerco y lo tomo del hombro - ¡Así que dime que…!  - Se quedo callado ya que cuando vio el rostro del albino quedo tieso…. El… el estaba… muy sonrojado y sus ojos parecían que querían llorar. – Gokudera ¿Qué sucede? – Dijo alarmado, preocupado pero dulce. Hayato abrió sus ojos más grandes y su sonrojo aumento.

- ¡Eres un idiota! – Volteo completamente y tomo al moreno de la camisa - ¡Me gustas! – Soltó de sopetón dejando petrificado al chico alto.

- ¡ALTO AHI! – Justo en ese momento entro Shamal per este noto que… llego tarde.

- ¿Qué…? – Dijo en un hilo de voz dirigiéndose al doctor aun sin reaccionar del todo, pero inesperadamente Gokudera junto sus labios con los de él. Ahora si Yamamoto quedo en shock.

***---***---***

Se desperezo al escuchar a las aves de afuera, Hibird también y salió a volar un rato. Roll aun descansaba en sus piernas, lo tomo con cuidado y lo deposito en un cojín que estaba cerca de la mesada. Sus ojos se dirigieron al castaño y algo le llamo la atención, este estaba durmiendo de lado, en dirección a él. Antes en once horas él había permanecido en una misma posición, era curioso ver que ahora se había movido cuando él lo dejo de espalda a la cama. Tal vez ya despertaría. Pensar eso le lleno de un alivio y calma, eso quiere decir… que podrá largarse de ahí. Al final el bebe nunca apareció en la noche, maldito carnívoro mentiroso. No, ese bebe jamás incumpliría su palabra, tal vez ya aparecería.

Se levanto del suelo y con paso calmado miro el rostro de Tsunayoshi, en eso noto como las cejas de este se movían un poco al igual que sus parpados temblaban un poco, claramente era signo de que despertaría. Como contemplando una gran odisea, en este caso su llave a que él se largara de ahí, conservo su posición para que el herbívoro se despertara. Cada pequeño tanto se movía un poco… hasta que de a poco vio como esos ojos comenzaban a abrirse dejando ver su achocolatado color.

Hibari contemplo como este parecía aun aturdido ¿Quién no después de dormir 19 horas? Justo esos ojos le miraron a él, pero se notaba que no lo enfocaba aun, parpadeo un par de segundos… noto como esos ojos perlados en cansancio adquirían color de estar enfocándolo, cuando iba a decir algo…

- ¡NO, ESPERA….! – Entro Shamal con un Reborn en los hombros queriendo detener lo que iba a pasar… pero al igual que con Hayato… llego tarde.

- ¿Qué demo…? – Dijo el prefecto pero no termino la frase al sentir como alguien lo llamaba.

- Hibari-san – Volteo su rostro al herbívoro en la cama pero este antes de siguiera dirigirle alguna palabra se abalanzo contra él - ¡Hibari-san! – Dijo con una sonrisa.

- ¿Qué…? – Dijo con las pupilas empequeñecidas por el impacto y el enojo de la inesperada reacción.

- ¡Me gustas! – Dijo el castaño y seguidamente lo beso. Ahora sí que el azabache quedo en un corto shock, ya que reacciono de inmediato y golpeo al moreno con una tonfa para alejarlo. - ¡Ite! Hibari-san, eso dolió – Dijo con lagrimillas.

- Her-vi-bo-ro… Kamikorosu - Siseo de enojo  con tono muy grave e iba a ir encima del castaño para golpearlo, pero fue frenado por el arcobalero con un bastón.

- Detente Hibari – Dijo serio.

- Ay por dios, lo mismo – Se lamento Shamal con una mano en la frente.

- ¿Qué…? – Iba a preguntar a que se refería con los mismo, hasta que vio como detrás de el Doctor aparecían Yamamoto Takeshi y Gokudera Hayato. El segundo aferrado del brazo del primero y el primero con cara incomodidad, resignación y pena.

- Yo, Hibari – Dijo algo desganado al igual que su sonrisa – Al parecer… nos metimos en una buena – Dijo aun lamentándose.

- Explícate bebe, o moleré a todos hasta la muerte – Dijo mas que enfurecido.

- Veras Hibari… al parecer el experimento que estaban haciendo los alumnos en la clase de ayer, era un “poción de amor” y otra “poción del sueño”. Cada una relativamente dura una o dos horas, nada más que eso pero…

- Al parecer el efecto que tuvo mezclar la poción del sueño con la de amor, hizo que ellos, no solo durmieran mucho porque sus mentes estaban acoplándose a cuando despertaran, sino también que al hacerlo ellos se enamorarían perdidamente de la primera persona que vean, ya sea hombre o mujer. Lo cual aclaro que si se hubiera tratado de una dosis normal, el afectado solo llegaría al grado de gustar y solo podía ser si era alguien del género opuesto… pero…

- Al grano – Exasperado de tanta charla como de gente.

- Ellos recibieron la dosis ocho veces mayor a la establecida al ser ellos vertidos con las sustancias de los otros estudiantes, no solo eso, sino que al mezclar ambas sustancias que te dije, crearon una revolución en sus mentes y hormonas, para ser mas francos, ellos están perdidamente enamorados, desconozco por cuanto pero no será corto. – Finalizó. Yamamoto volvió a bajar la cabeza con un aura azul y Hibari estaba que se lo llevaba el tren.

- Judaime ¿Está bien? – Dijo Gokudera ayudando a Tsuna a pararse.

- Hai, Gokudera-kun – Sonrió – Más si tengo a Hibari-san conmigo – Dijo con una tierna sonrisa.

- ¡¿Judaime está enamorado de Hibari?! – Dijo sorprendido el albino. A lo que Tsuna asintió sonrojado. – Judaime – Viendo en sus ojos el “amor” que tenia por el prefecto – Si es así, yo lo apoyare en todo lo que sea, al ser su mano derecha velare porque sea feliz, y como Judaime me confeso esto sin tapujos… – Se sonrojo un poco – Le confesare que yo también tengo a alguien.

- ¿En serio? – Dijo feliz el castaño.

- Si, es el idiota de ahí – Yamamoto respingo y alzo las manos como protegiéndose y sonriendo con temor e incomodidad.

- ¡¿De Yamamoto?! – Se sorprendió pero luego sonrió – Les deseo mucha felicidad.

- No, lo malinterpretas Tsuna… - Quiso intervenir el morocho.

- ¡Gracias Judaime! – Sonrió en grande con las cejas algo fruncidas. Yamamoto volvió a agachar la cabeza con resignación. A todo esto, nuestro prefecto se quería ir por la ventana.

- ¡Hibari-san! ¿Ya te vas? – Dijo tratando de frenarlo por su chamarra.

- Suéltame o te moleré hasta la muerte – Dijo embravecido.

- No lo hare – Aferrándose mas con un sonrojo – Aunque me golpee, yo quiero a Hibari-san – Sonrió. El azabache sintió que un rayo lo partía ya que su paciencia legaba al límite. Justo iba a golpearlo.

- ¡No te atrevas a golpear al Judaime o te vuelo el culo! – Dijo Hayato con explosivos en la mano.

- Por favor, no pelemos, me siento cansado – Dijo algo desganado pero con una sonrisa Yamamoto.

- ¡Tú no te metas! – Se sonrojo un poco – Y si tienes sueños ve a dormir – Yamamoto se tenso, no era un linda imagen.

- Hibari-san, quédese – Dijo feliz Tsuna.

- Kamikorosu – Golpeando su cachete y queriéndolo apartar, pero el pequeño se aferraba como garrapata.

- Me gusta Hibari-san – Dijo feliz aun cuando en su mejilla estuviera una tonfa.

- ¡¿Qué le hace al Judaime?! – Queriéndosele aventar pero Takeshi le freno - ¡¿Qué haces?! ¡Suéltame! ¡Lo voy a reventar! – Queriéndose zafar de los brazos del morocho, aunque la cercanía le ocasionaba nervios y sonrojos, Yamamoto decidió ignorarlo ya que si lo soltaba todo volaría en pedazos.

- Ma ma, Gokudera – Dijo aunque él también se quería ir.

- Vaya que desastre – Dijo Shamal rascándose los cabellos.

- Y que lo digas – Bebiendo tranquilamente un té y acostándose a dormir.

- ¡¿En serio dormirás en momento así?! – Pero ya había salido la burbuja de moco – En serio lo hará – Lloro cascadas, el también estaba cansado. Mientras los otros cuatro chicos, seguían discutiendo.

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

Se que esperaban que ya hubiera accion de la buena!! jajaja xD Pero deben comprender que Yamamoto en todos los fics que lei el ya estaban enamorado de Gokudera, asi que esta vez lo pondre que el no lo veia asi jajaja mujaajaja, asi que Gokudera, esfuerzate!!! Lo mismo con Hibari, Tsuna siempre esta enamorado de el y el otro le corresponde, asi que esta vez sera asi...

Que los semes Hibari y Yamamoto sean los que no tienen esos sentimientos y nuestros lindo ukes traten de cazarlos xD jajaja, soy telible jaja :v veremos como queda jaja, ya que siempre pongo algo que la caga xD

Un gran abrazo y espero sus comentarios con sugerencias, consejos, sandias, de todos :'D

Nos vemos n_n/


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