Muérdago.
Era navidad y Dipper junto con su hermana Mabel habían rogado a sus padres para que los dejaran pasar esa fecha con los tíos abuelos Stanley y Stanford. No tuvieron que rogar por mucho ya que sus padres tenían los boletos desde semanas antes.
— ¡Sera emocionante volver a ver a todos Dipper!—grito la castaña con vigorosidad mientras su gemelo asentía en afirmación, no podía esperar a ver a todos ya que habían pasado más de 2 años desde lo pasado con Bill Cipher.
El viaje tomo unas horas y llegaron a Gravity Falls, Oregón bajando en la ciudad donde ya los esperaba el tío abuelo Stan.
— ¡Oh mira Dipper! Todos siguen estando igual—dijo la castaña agitando sus brazos mientras bajaba del autobús tirando ropa en el proceso la cual Dipper se encargaba de recoger
— ¡Mabel ten más cuidado, por Dios! —gimoteo el otro mientras miraba como Stan seguía igual y sonreía un poco.
— ¡Bueno chicos parece que siguen igual! —dijo el mayor mientras se acomodaba su típico sombrero y les decía que subieran al auto donde se encontraba un Soos igual de rechoncho
— ¡Hey chicos! Vaya ha sido un tiempo… creo que llorare—dijo abrazando a ambos entre sus brazos y alzándolos recibiendo una pequeña queja del más inteligente.
— ¡Soos bájanos!
— ¡Más arriba Soos! —como siempre, ambos tenían ideas contrarias.
Llegaron al Mistery Shack en un abrir y cerrar de ojos y seguía igual, con la misma letra S volcada y con esa vista de tener todo amontonado, bajaron sus maletas y miraron que al menos unas luces navideñas estaban brillando.
— ¡Wow todo esta tan brillante como me gusta tío Stan! ¡Hace falta un poco más de brillantina pero todo esta genial! Escogí el suéter perfecto para hoy—dijo animada la chica mientras pulsaba un botón escondido en su suéter de pino y este prendía junto con una melodía de Navidad, algo muy al estilo de Mabel Pines.
— Vaya, sigues igual que siempre~—dijo riendo el hombre mayor mientras Dipper sentía un cansancio ante todo lo que le había ocasionado el viaje y bostezaba, quería dormir un poco antes de seguir festejando Navidad junto a todos—Vaya chico, si tienes tanto sueño será mejor que duermas en tu antigua habitación o sino no aguantaras los juegos de Navidad
— ¿Juegos?
— ¡Si Dipper será una noche animada así que duerme todo lo que puedas! ¡Golpe de brillantina para ti! —un lanzamiento de papeles de colores le dio directo en la cara mientras sentía como se ahogaba con los pedazos de papel colorido
— ¡Mabel!
— ¡No tienes reflejos, tonto! —se burló mientras el castaño suspiraba cansado y se subía a su antigua habitación tirándose en la cama para después caer rendido.
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Estaba soñando pero hacía demasiado frío, no paraba de temblar ¿acaso alguien había apagado la calefacción? Maldita Mabel.
Caía nieve y se miraba a si mismo frente a Mistery Shack pero no había nadie alrededor, frunció levemente el cejo y entonces un escalofrió le recorrió el cuerpo por completo.
— ¡Hey muchacho! Hace tiempo que no nos vemos Pino—Ese apodo, solo había un ser en toda la galaxia que le decía de aquella forma, volteo y miro al triangulo amarillo acercarse lentamente mientras bajaba su sombrero y le hacia una reverencia
— ¡Bill Cipher!
— ¡Ese soy yo! No gastes mi nombre, niño~
— ¿Qué- que demonios haces aquí?
— Parece que los años te han hecho más estúpido Pino, estamos en un sueño y yo puedo hacer lo que quiera en él—dijo sonriendo con su único ojo mientras el menor temblaba ante la figura de aquel prisma petulante.
— ¿Qué es lo que quieres? ¿Acaso la derrota no fue suficiente para ti?
— ¿Derrota? La guerra aun no acaba Pino, me encargare de seguir cerca de ti y la estrella fugaz por un largo tiempo pero bueno… vine a dejarte mi regalo de Navidad—dijo sacando un presente rodeado por una luz azul zafiro que iluminaba todo a su alrededor
— ¡No quiero nada que venga de ti! —replico el Pines mientras el triángulo alzaba sus hombros en resignación total y empezaba a descender del cielo tomando una forma desconocida para Dipper.
Una forma humana, se mostró como un hombre moreno con un parche en uno de sus ojos, una vestimenta dorada y una cabella rubia a su vez, tenía ese ojo meticuloso que causaba escalofríos en el más joven, un Bill humano.
— ¿Qué significa esto?
— ¿No te lo dije? Puedo hacer lo que quiera en este mundo ¿no te da curiosidad el saber cuál es mi regalo niño? —sonrió malicioso mientras el chico lo miraba con desconfianza, en verdad tenia curiosidad
— Bueno, tengo algo de curiosidad—acepto mientras se acercaba a tomar su regalo pero este era alejado de su alcance y el rubio le sonreía perverso en respuesta
— Primero tienes que darme uno tú a mí
— ¡¿Qué?! Yo no tengo nada…
— En eso estas equivocado Pino~—dijo acercándose de manera peligrosa mientras tronaba los dedos y un muérdago aparecía por sobre sus cabezas siendo iluminado por una radiante luz azul
— ¡¿Qué?!
No pudo pronunciar otra cosa porque fue besado de inmediato por el mayor sintiendo como una lengua invasora le profanaba la boca y se enredaba en la suya inexperta.
¡Su segundo beso y era con ese maldito demonio!
Se separó a los pocos segundos para dejar respirar al gemelo viendo como estaba tan rojo de las mejillas y como luchaba por conseguir aire.
— Jajajá aprende a besar niño~ eres un desastre en ello—le dijo con sorna mientras este lo miraba enfadado
— ¡Maldito ¿Por qué hiciste eso?!
— Porque se me dio la gana, es obvio—se encogió de brazos mientras le lanzaba el paquete color rojo con un enorme moño—Feliz navidad pino~ será mejor que despiertes o tendré la necesidad de pedir más obsequios—le dijo con un ligero toque sexual que provoco un estremecimiento en el chico serio mientras sentía como unas luces navideñas se enredaban en su cuerpo.
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Despertó con el corazón agitado y sudando frío, miro a su alrededor y suspiro al ver que solo había sido una pesadilla pero entonces al bajar su mirada noto como estaba ese paquete en su regazo
— ¡¿Qué demonios?! —bramo mientras abría la caja con desesperación y se daba cuenta de su regalo, sus mejillas estaban incandescentes y lanzo el paquete hacia la puerta— ¡Estúpido Bill!
Una nota salió volando de la caja y cayó al suelo, allí unas letras cursivas resaltaban debido a su perfecta caligrafía.
¡Sorpresa! Como si te fuera a dar un regalo Pino.
Gracias por mi Navidad, estúpido niño~
El muérdago culpable de su bochornoso recuerdo yacía dentro de la caja, al parecer moriría antes de librarse de tal demonio creído y monarca.
Fin.