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Navidad por Ale Moriarty

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Notas del fanfic:

Advertencias: Esto puede contener Ooc.

 

Manga: Doukyuusei, Sotsugyouusei y O.B

 

Pareja: En este momento será un fanfic de Kusakabe x Sajou.

 

Palabras: 657—sin contar el título—así que es una viñeta.

 

Notas: Este fanfic fue dedicado para mis colegas del fansub Copernicus Translations.

 

 

 

Si conocen a esta pareja y a mi querida mangaka Nakamura Asumiko por ende les amo♥

Navidad.

Sajou Rihito miraba desde la ventana como algo de nieve caía sobre el pavimento frente a su gran casa, era la mañana de Navidad y el suelo ya estaba cubierto de una blanca capa de nevisca.

Su mente divagaba, solo pensaba en algo que alejaba el frio de su piel, un cabello tan radiante como el sol, una sonrisa tan cálida como el verano, una voz tan suave como la lana, Kusakabe Hikaru, la única persona que había conquistado cada partícula de su existencia.

Muchas parejas pasaban por la calle, sosteniendo sus manos, mostrando risas discretas, sonrojos vergonzosos, miradas llenas de amor… ¿Por qué no podía presumir su amor al mundo? ¿Por qué era visto como algo anti-natural? Quería gritar que le pertenecía a una persona y que su nombre era Kusakabe.

—    Sera un día muy melancólico—pronuncio aquello dejando de lado su voyerismo hacia los transeúntes que osaban cruzar por la calle de enfrente de su morada.

Por milésima vez volvía a observar su celular con la esperanza de encontrar un mensaje del rubio pero… todo era en vano, nada… ni una mísera señal de vida.

Quemaba.

Dolía.

Lastimaba.

Hería.

Tal vez era un día insignificante para otros pero, ahora mismo deseaba tanto que Kusakabe estuviera a su lado, riendo, sonriendo, mostrando sus caras tan multifacéticas, tocándolo, hablándole al oído, haciéndolo enojar y contentándolo… ¿Por qué no mandaba ni un mensaje? Su frustración se incrementaba y sentía como las lágrimas que contenía con esmero amenazaban con salir.

—    Estúpido…—murmuro de forma depresiva y entonces, como un conjuro mal planeado el celular que yacía en el kotatsu empezó a vibrar agresivamente, salió de su trance y lo recogió sintiendo su corazón acelerarse en el proceso.

—    Hola…

—    Oh ¡Sajou! ¡Me alegro que contestaras! La señal se fue en picada debido a la nieve ¿Cómo están las cosas allá?

Su voz tenía ese toque mágico que alejaba cada uno de sus pesares, de sus pensamientos negativos, de su enfado injustificado… solamente él alejaba sus demonios internos.

—    También está nevando

—    Oh ¿en serio? ¿Estás abrigado?

—    Sí.

—    ¿Estás en el Kotatsu?

—    Sí.

—    ¿Me extrañas?

—    …—aquella pregunta le había tomado con la guardia en bajo y sus mejillas se tiñeron de carmesí, solo escuchaba la respiración de su novio al otro lado de la línea y se quedó mudo

—    ¿Sajou?

—    Sí, lo hago—acepto con vergüenza dejando caer su cabeza en la caliente madera, todo su cuerpo se sentía ardiente de la pena… solo él provocaba esas sensaciones impuras pero necesarias.

—    Te ves tan lindo cuando te avergüenzas…—aquello lo dejo anonadado y sin habla, solamente la pequeña risa del rubio se oía del otro lado de la línea y se preguntaba cómo es que había sacado aquél dato.

Entonces lo escucho, ese leve golpeteo sobre un cristal y miro hacía la ventana que había decidido ignorar minutos antes, una sonrisa cálida como el verano, un cabello radiante como el sol y una cara reluciente como la luz divina le miraba de regresó limpiando el vaho de la ventana con sus guantes.

—    Hace frío aquí, abre la puerta— menciono el susodicho, el pelinegro simplemente tiro el celular al suelo y fue corriendo como si su vida dependiera de ello hacía el amor de su vida, se aferró como si fuera la última vez que se vieran— ¡Hey Sajou, cuidado! —le abrazo de regreso y sintió ese calor que tanto había echado de menos

Era invierno pero todo se sentía tan acogedor y caluroso. Su sol le estaba iluminando con sus rayos tropicales.

—    Vamos dentro, te traje un obsequio—le dijo de manera suave colocando su chamarra alrededor de sus hombros, incitándolo a entrar de nuevo a la vivienda

¿Qué más daba un presente? Dios le había mandado lo que más deseaba tener esa Navidad.

Una sonrisa se dibujó en su cara y tomo la mano de Kusakabe, aunque fueran unos segundos… quería presumir frente a los peatones de su inmensa felicidad.

Fin.

 

Notas finales:

¿Algún comentario?

Los espero ansiosa.


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